Oscuridad y luz
- Mi bebé. - HoSeok gimoteaba asustado. Estaba tirado en el suelo de ningún lugar, en posición fetal, abrazando su vientre. El rey de las sombras le había llevado a ese lugar que no era un lugar. El mundo de las sombras se cernía sobre él cada vez más y podía sentir como la osucuridad le consumía. Allí no tenía que estar atado porque no tenía a donde escapar. Y, aunque no la veía, sabía que la puerta a ese mundo se estaba cerrando atrapándole dentro. Temblaba atemorizado. Sentía su cuerpo arder y de peonto helado. Su poder estaba completamente desbordado después de haber tomado aquel líquido azulado. Nunca se había sentido tan poderoso. La fuerza que había usado cuando ayudó a TaeMin a sobrevivir después de haber dado a luz era insignificante comparada con la que sentía ahora. Allí no podía hacer crecer las plantas porque no había nada más que oscuridad y sombras, pero sentía como su bebé crecía con fuerza y sin freno dentro de él. Podía notarlo. - No... - Lloró. - No quiero que mi bebé nazca aquí. YoonGi. - Gimoteó el nombre de su amado. - Sálvanos.
Mientras volaban a toda velocidad, YoonGi sintió un fuerte escalofrío que hizo temblar todo su cuerpo. Fue tan brutal que le hizo retorcerse y TaeHyung tuvo que aferrarse con fuerza a sus escamas.
- Ten cuidado. - Le regañó JungKook. - ¿Has olvidado que llevas un jinete? - Espetó por haber puesto en peligro a TaeHyung.
- ¿Estás bien? - Le preguntó el humano
- Sí, lo siento. Sólo ha sido un mal presentimiento. - Dijo YoonGi un poco conmocionado.
- Eso significa que estamos cerca. - Formuló Jin, quien, como todos, a cada minuto que pasaba estaba más preocupado por su pequeño.
- La cueva no debe estar lejos. - Aseguró NamJoon. - Yo también siento como el cielo se oscurece más rápido de lo que debería.
- ¿Cómo vais a poder luchar en una cueva? - Preguntó TaeHyung. - Será demasiado estrecha para cinco dragones.
- Habrá que hacerle salir. - Habló JungKook.
- O luchar en nuestra forma humana. - Planeó YoonGi.
- Nuestros poderes son menores cuando no tenemos nuestro cuerpo de dragón. - Le recordó JiMin. - Si el rey de las sombras ha encontrado la manera de aumentar su poder puede que no seamos rivales para él si vamos como humanos.
- Tiene razón. - Opinó JungKook. - Hay que atacarle con todo lo que tenemos. No sabemos lo fuerte que es ahora.
- No sabemos si podemos atacar desde el principio. - Les recordó Jin. - Si mi niño está atrapado dentro de su mundo de sombras... - Pronunció asustado.
- Vamos a sacarle de ahí, Jin. - Le consoló NamJoon. - Vamos a volver a casa con HoSeok y el bebé. - Jin asintió a su pareja conteniendo las lágrimas que le impedirían llorar.
- Entonces, ¿cómo le hacemos salir? - Quiso saber JiMin.
- ¿Con humo? - Propuso JungKook. - Lo ahogaré hasta que salga.
- Claro, y de paso matas a HoSeok de asfixia. - Pronunció YoonGi furioso por la estúpida idea del general. - ¿Acaso no recuerdas que está embarazado? No puede huir facilmente.
- Claro que lo recuerdo. Mucho mejor que tú, de hecho, ya que he sido yo quien me he encargado de cuidarle todo este tiempo mientras tú vivías aventuras o lo que fuera que hicieras. - Le reprochó con rabia.
- Si tanto te molestaba cuidarle, ¿por qué te ofreciste tan fácilemente para ser su prometido? - Le preguntó YoonGi. - ¿Cuidar de alguien no es el deber de un esposo?
- A mí no me importa cuidar de HoSeok, maldito idiota. - Le gruñó. - Lo que me molesta es que tú le abandonaras con un bebé en camino.
- Él no lo sabía, JungKook. - Intervino NamJoon inútilmente intentando calmarle.
- Sabía lo fertil que era debido a su poder. - Le dijo. - Y supo que estaba embarazado en algún momento porque llegaste reclamándome la seguridad del bebé. ¿¡Acaso miento!? - Exclamó.
- Lo deduje cuando leí la noticia. - Reconoció. - Estaba convencido de que HoSeok no se habría acostado con un idiota como tú. - Respondió a su ataque.
- Tú, en cambio, habrás hecho de todo con cualquier desesperado que te haya puesto a tiro. - Pronunció.
- Oye, si tú estás falto de sexo a mí no me vengas a reclamar. - Le espetó.
- Quizá si no hubieras convencido a mi novio para que se fuera del reino... - JungKook estaba demasiado enfadado y en tensión como para pensar las cosas antes de que salieran de su boca. - ¡Maldita sea! - Parecía tan furioso que parecía que iba a atacarle de verdad en cualquier momento
- Tu relación con TaeHyung estaba más que rota antes de que yo le propusiera acompañarme. - Le recordó YoonGi. Todos los demás sólo asistían como espectadores a la batalla de egos. TaeHyung bajó la cabeza. ¿Por qué le metían a él ahora?
- ¡Si no hubierais aparecido tú y el maleante de tu padre, nada de esto habría pasado! ¡Es tu culpa! ¡Tú iniciaste todo esto! - Exclamó. - ¡No te mereces para nada el amor de mi rey!
- ¡JungKook! - Antes de que pudiera seguir hablando, el jinete había saltado del lomo de YoonGi al de JungKook con una maniobra peligrosa. - ¡Cierra el pico de una vez! - Le dio en el omoplato con el mango de la espada regañándole.
- ¡Auch! - Se quejó el dragón escarlata.
- ¿Qué haces, Tae? ¿Quieres matarte? - Dijo JiMin alterado.
- JungKook. - Pronunció más calmado. - Basta ya, por favor. - Le pidió. - No vas a arreglar nada así. Tenemos que darnos prisa para rescatar a HoSeok. Es lo único que importa.
- Nada hubiera pasado si... - Su ira desatada no le dejaba en paz.
- Déjalo ya, hermano. - Le pidió también JiMin. - Sabes que está enamorado de HoSeok tanto como HoSeok de él. Y ha demostrado estar de nuestro lado. Yo le debo la vida de TaeMin. - Le recordó. - Sé que estás preocupado y que has sufrido por no poder estar con la persona que amas, pero no es el momento de descargar tus frustraciones.
- Reserva tu ira para el rey cazadragones, hijo. - Le aconsejó Jin. - No hay enemigos aquí. Sólo diferencia de opiniones y puntos de vista. - JungKook bajó la mirada. Había sido regañado por su príncipe, su rey y por el hombre al que amaba. No podía mirarles a los ojos. ¿Y YoonGi? Él había discutido igualmente. ¿No iba a ser regañado? De pronto se sintió como un niño pequeño. Pero todo su enfado sobre ese aspecto se evaporó de pronto cuando sintió la mao amable de TaeHyung acariciando las escamas de su cuello. Batiendo sus poderosas alas con fuerza se puso en cabeza adelantando a los otros por unos metros. Así podría tener un poco de intimidad con TaeHyung para hablar con él. Sólo quería unas pocas palabras suyas, sólo dirigidas a él.
- Tus escamas brillan menos. - Observó el jinete con tristeza acariciándolas aún. - ¿Es por el estrés? - Quiso saber.
- Supongo. - Mencionó. - Se suele decir que las escamas de un dragón brillan mucho cuando es feliz. - Mencionó. El corazón de TaeHyung se encogió. - Pero seguro que es sólo un cuento. - Sonrió sin ganas. TaeHyung se recostó un poco en el lomo del gran dragón. Podía oír su fuerte corazón.
- Me acuerdo que brillaban mucho la primera vez que te monté. - Le dijo. - Incluso parecías más grande. - Comentó con añoranza, sin querer hacerle daño.
- No he empequeñecido, Tae. Eres tú el que te has hecho mayor. - Aseguró el dragón.
- Sí... lo sé... No puedo evitarlo. - Se lamentó. - Si pudiera crecer a la misma velocidad que tú...
- Basta ya. No te hagas más daño. - Quería abrazarle, tenerle entre sus brazos de nuevo para amarle y consolarle. Pero nada de eso era posible. Ya les había costado suficiente separarse, no podían volver a recaer. Su amor era una droga y terminaría por consumirles a los dos si no conseguían olvidar.
- Te he echado de menos. - Susurró el humano. Quería decirle que parase. Que no soportaba sufrir por su amor por más tiempo. Quería decirle que había añorado mucho el peso sobre su espalda mientras volaba. Pero no podía. No era capaz de pronunciar palabras ni de ánimo ni de tristeza. El nudo en su garganta se lo impedía. - Está bien. No diré más. - JungKook le escuchó sorber sus lágrimas con el corazón hecho pedazos. Mierda. ¿Por qué tenía que ser tan difícil?
- ¡Allí! - Exclamó YoonGi de pronto. Esa es la entrada a la cueva luminosa. - Anunció. Se trataba de un agujero grande, pero no tanto como para abarcar a cinco dragones adultos. Descendieron hasta colocarse en la entrada.
- Para llamarse la cueva luminosa parece muy oscura. - Mencionó TaeHyung saltando del lomo de JungKook.
- Las piedras que reflejan la luz deben estar más al interior de la cueva. - Explicó NamJoon.
- No hay forma de que podamos sacarle de la cueva sin saber si estamos afectando a HoSeok. - Dijo JiMin. - Habrá que entrar con apariencia humana. - Los cinco dragones se transformaron al tiempo y atravesaron la entrada. Por el momento, no había señales de nada. Se adentraron a paso firme pero cauteloso. Cuando la luz que venía de la entrada empezó a desaparecer, TaeHyung ya no sabía por donde iba. Sus ojos no eran capaces de adapatarse a la oscuridad como los de los dragones.
- Pisa donde yo piso. - Le dijo JungKook. Pero llegó el momento en que la oscuridad era tan que las siluetas de sus compañeros de expedición desaparecieron. Entonces el jinete empuñó la espada del dragón de fuego y prendió su llama. Relució con intensidad deslumbrando a los dragones. Les sorprendió que ningún murciélago se espantara por la luz. En un lugar tan inhóspito como ese, ni siquiera anidaban los murciélagos. Pero lo que sin duda les dejó atónitos fue la luz. Las llamas de la espada eran reflejadas por los miles de cristales multicolores de las paredes. Era precioso. Avanzaron un poco más y la cueva se estrechaba. Ahora no era más que una gruta escarpada de unos siete metros de ancho y unos diez de alto.
- ¡Alto! - Ordenó JungKook que era quien iba más avanzado. Todos miraron alrededor sin saber que ocurría. - Algo se aproxima. - Aseguró el general. Todos esperaron en silencio y contuvieron la respiración. Entonces algo voló sobre sus cabezas. Algo que no podían ver y que apagó todos los reflejos de la cueva. Sólo quedó la luz de la espada que TaeHyung sostenía. Entonces enfocaron y lo vieron. Era una sombra, o eran muchas pequeñas, o era una que de partía en mil y se recomponía de nuevo. Era una masa informe eterea y oscura. Lo único que podían saber con claridad es que no le gustaba la luz. Al verla, emitía un sonido como un chirrido angustioso.
- ¿Qué es YoonGi? - Le preguntó TaeHyung.
- Es la sombra. La entidad que mi padre es capaz de controlar. - Informó. - Irá a por ti primero, TaeHyung. Odia la luz.
- Entonces va a saber lo que es la luz de verdad. - Pronunció JungKook. Sus manos empezaron a volverse incandescentes. La sombra chilló de nuevo al verlo, apartando su vista del humano. Entonces, JungKook alzó sus manos hacia la sombra. - Agachaos. - Los lenguas de fuego salieron de sus manos. La sombra voló o se arrastró por la pared, era difícil de saber. JungKook la siguió pero era rápida y difícil de ver.
- Llegáis tarde. - Se oyó hablar a una voz que sólo uno de ellos reconoció. JungKook apagó sus llamas y miró hacia la silueta al fondo de la cueva. - Vuestro príncipe dragón está ya muy lejos de aquí.
Se pone difícil la cosa!!!!! Pobre Hobi, me da una pena escribirlo.
Tengo que deciros que va acercando el final de la historia. Tranquilos todos, quedan unos cuanto capítulos todavía, pero para que os vayáis haciendo a la idea jejejeje
Pero no os preocupéis porque igualmente tenéis K-MIN-OH para rato, que yo seguiré escribiendo más historias mientras vosotros sigáis apoyándome!!!
Espero que os haya gustado mucho!!! Un besazo!!!
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