Mi regalo para ti
Detectar su olor era ya un placer. Abrió los ojos y, lleno de felicidad, le vio dormir a su lado. JiMin ya le había dicho que estaba a salvo, pero oírlo y verlo eran dos cosas muy distintas. El cuerpo aún le pesaba terriblemente, pero sacó fuerzas para abrazarle y estrujarle contra su pecho.
- Ay... - Se quejó entre sueños. - Jung...¡JungKook! - Casi saltó de emoción despertándose al saber que estaba despierto pero el dragón de fuego le retuvo con su cálido abrazo. - Estás despierto al fin.
- Sí, lo estoy. - Dijo con suavidad. - Sigue durmiendo. Estabas muy lindo. - Le dijo. La verdad, JungKook sólo quería permanecer así. Él aún tenía mucho sueño y le dolía todo. - ¿Estás bien? - Quiso saber. Esperaba que no se sintiera tan mal como él. Aunque, por su sorpresa al verle despierto supuso que él había estado esperando a que despertara de la inconsciencia y no al revés. Además, JiMin le había asegurado que estaba bien. De pronto, oyó a TaeHyung llorar, pero no le preguntó la razón porque intuía sus motivos. Alivio porque todo hubiera pasado, felicidad por verle despierto al fin, tristeza por lo que le ocurría a él. - Ya no llores, amor. - Le dijo acariciando su pelo. Había echado de menos tenerle entre sus brazos de esa forma. Habían pasado demasiado tiempo separados. Se preguntaba si TaeHyung había soñado con él cada noche, como había hecho el dragón escarlata. Vio su espada apoyada en la pared y se le revolvió el estómago. Era su espada, con su magia, y la espada con la que la sombra había atravesado el estómago de TaeHyung. Pero ya no había herida, ni sangre entre sus manos. Le apretó más contra sí y dejó que TaeHyung llorara en su pecho cuanto quisiera. Ahora todo estaba bien. TaeHyung estaba a salvo. Todo lo que JungKook sentía en su cuerpo seguramente no era más que el preludio de algo peor, pero no importaba mientras hubiera sido por él. Y si era su destino, ahora JungKook sentía que podía morir en paz sabiendo que había dado la vida por su amor.
- Voy a morir, ¿verdad Tae? - Le preguntó tras un rato. No había miedo en voz, sólo quería saber cuantos instante podría atesorar a su lado. El humano levantó su mirada llena de lágrimas y no vio temor en él. Había calma en sus ojos, ¿acaso no le importaba morir? TaeHyung le golpeó con el puño en el pecho, no demasiado fuerte, claro.
- ¡Idiota! - Lloró aún más. - No lo digas así.
- ¿Así cómo? - Quiso saber, enternecido por su reacción.
- Como si estuvieras conforme con ello. - Expresó. - No puedes morir, no puedes abandonarme.
- Tae, estás vivo. Es todo lo que me importa. Ahora, si yo muero no...
- Cállate. - Le ordenó. - ¡No vas a morir! - Le gritó desesperado. - Aún no. - Susurró de nuevo a punto del llanto.
- Dime lo que sabes. - Le pidió con cuidado y cariño, finalmente. TaeHyung tardó en empezar a hablar. Decírselo él mismo era más difícil de lo que había imaginado.
- Le dijiste a HoSeok que estarías dispuesto a dar cualquier cosa por salvarme. - Comenzó diciendo sin saber muy bien por donde empezar.
- Y lo sigo diciendo. - Pensó en su magia. Quizá eso era lo que había dado. Pero se concentró en su mano y sintió el calor conocido de sus llamas en ella. - Me da igual el precio a pagar, volvería a hacerlo.
- Eres tonto. ¿No entiendes que mi vida no es tan valiosa como la tuya? - Parecía que le estaba regañando. - Tienes un deber para con este reino. Yo no soy nadie. Yo no...
- Te quiero. - Le interrumpió. - Nada me importa más que tu vida. - TaeHyung volvió a romper a llorar inevitablemente.
- ¿Y crees que a mi no me importa tu vida? ¿Y ahora cómo voy a seguir adelante sabiendo que te he robado la mitad de tus días? - JungKook frunció el ceño.
- ¿La mitad? - TaeHyung asintió.
- Para salvarme, HoSeok usó su poder para quitarte la mitad de tus años de vida y dármelos a mí. - Confesó finalemente. - Y ahora tú no vivirás lo mismo que un dragón. Y seguro que me odias por ello los días que te quedan. Y no podrás disfrutar bien de los hijos que tengas o...
- Tae, ¿de qué estás hablando? - Dijo riendo. - El día que supe que estaba enamorado de ti dejé de querer tener hijos. - Aseguró. - Bueno, no es que no quiera tenerlos pero... ya sabes. - Sonrió. Era imposible entre un dragón y un humano. - Tú eres todo lo que anhelo. No volveré a dejarte ir. No va a haber nadie más, diga lo diga la gente. Los impedimentos de antes ya no me importan. Aunque seas humano y yo un dragón, aunque tú no puedas... - JungKook cesó sus palabras de pronto. - Tae, espera. ¿Qué quieres decir con que HoSeok te dio la mitad de mis años de vida? - Preguntó de pronto. Entonces TaeHyung creyó que, por alguna razón, JungKook no le estaba entendiendo bien. Quizá seguía demasiado cansado.
- Los dragones cuánto vivís, unos... ¿mil años? - Preguntó. - Pues entonces, unos 500 años de tu vida me fueron traspasado a mí. Más o menos. Seguramente menos porque tú ya tienes 175. Así que nos quedaran unos 400.
- ¿Va...vas a vivir lo... lo mismo que yo? - Pronunció tartamudeando.
- Sí... supongo... - Era algo difícil de asimilar. - O quizá mi cuerpo no aguante tantos años o... no sé. HoSeok dice que sí. - TaeHyung miró a su amado dragón quien estaba petrificado. - ¿Estás bien?
- 400 años... - Murmuró.
- Sé que no es mucho tiempo para ti. - TaeHyung bajó la cabeza deprimido. - Lo siento tanto.
- En el mejor de los casos, había pensado poder pasar contigo unos 100 años, que es lo que puede llegar a vivir un humano. - Recordó JungKook. - 400 años. - Volvió a decir anonadado. - ¿Qué bien habré hecho en una vida anterior para recibir tal regalo? - Abrazó a TaeHyung casi aplastándole.
- ¿Regalo? - Dijo el humano triste. - Morirás tan jóven.
- Moriré a tu lado. - Rectificó. - Siempre que tú quieras, claro.
- Claro que quiero estar contigo. - Afirmó. ¿Cómo no iba a querer, si sabía que era el amor de su vida? - Pero, ¿cómo voy a disfrutar de unos años de vida que te he robado?
- ¿Robado? No. - Le acarició la mejilla. - Ese ha sido mi reglao para ti. Igual que tú eres un regalo para mí. - Señaló.
- Kookie... - El dragón sonrió pletórico. Lo amaba y ahora no había nada que le impidiese pasar el resto de su vida con él. Los meses que habían pasado separados se habían desvanecido de golpe. Ya no desperdiciarían el tiempo buscando problemas. Ahora el tiempo era suyo. Se besaron con el deseo retenido de hacía tantos meses. TaeHyung estaba seguro de que derretiría su cuerpo con su ardiente pasión. - Te he echado tantísimo de menos. - Reconoció finalmente el humano.
- Y yo a ti. - Le besó de nuevo. - Creí que te perdía, Tae. Sentía que me moría de dolor.
- No me vas a perder. De hecho, no vas a ir a ningún lado sin mí. - Pronunció TaeHyung. Eran las palabras de una antigua promesa incumplida. - Ahora de verdad.
- Voy a atarte a la cama si es necesario. - Le besó de nuevo. Aquello estaba tomando un matiz caliente. Con el joven dragón escarlata siempre todo terminaba tomando ese matiz ardiente entre ellos.
- Puedes ir empezando. - Le propuso TaeHyung provocativo.
- Oh, cariño. No sabes la de cosas que llevo queriendo hacerte desde que nos separamos. - Las manos de JungKook quemaban su piel por debajo de la camiseta. Al dragón poco le importó lo dolorido que estaba su cuerpo, sacaría fuerzas de donde no había para eso.
- Estás tardando. No sabes cuanto he añorado tu cuerpo. - Alegó el humano extasiado.
- Hijo, me han dicho que ya estarías despier... ¿¡Qué diablos significa esto!? - El alarido que dio el padre de JungKook resonó por medio palacio. JungKook y TaeHyung se separaron bruscamente. Por suerte aún no se habían quitado la ropa.
- Padre. ¡Qué alegría veros! - Fue lo primero que se le ocurrió decir al dragón.
- Pero, ¿qué? - Siguió diciendo sin poder creer lo que veía.
- Padre, él es TaeHyung.
- ¡Ya sé quien es tu maldito jinete, JungKook! - Gruñó. - Lo que no sé...
- No es mi jinete, papá. Quiero decir, sí lo es. Pero nunca ha sido sólo eso. - Confesó sin ningún tapujo, aunque tenía el corazón a mil. Ya nada ni nadie iba a pasar por encima de su relación. Todo lo demás le importaba bien poco. TaeHyung lo era todo para él. Lo amaba más que a todo. Incluso más que al reino. Y tenía intención de proclamarlo a los cuatro vientos. - Y más te vale aceptarlo porque voy a casarme con él.
- ¿¡Qué!? - Exclamó el dragón del comsejo.
- ¿Cómo has dicho? - Susurró TaeHyung anonadado.
- Ni en mil años voy a permitir...
- No tengo mil años. - Anunció interrumpiéndole sin que le importase lo más mínimo. Eso dejó helado a su padre, quien por supuesto ya sabía del sacrificio de su hijo por el humano. Al principio se había enfadado terriblemente. ¿Su hijo, el dragón más fuerte del reino y futuro rey, había dado la mitad de sus años de vida por su jinete humano? Después, empezó a darse cuenta de las señales que siempre habían estado allí y había ignorado. Estaba claro que ese humano no era sólo su jinete desde hacía tiempo. Y entonces se había enfadado aún más y se había negado a aceptar la realidad. - Y no necesito tu permiso. - Se giró hacia TaeHyung con una sonrisa radiante. - ¿Te casas conmigo? - Le pidió. TaeHyung nunca había tenido los ojos tan abiertos. ¿Casarse? ¿Casarse con JungKook? Era algo que ni siquiera había tenido jamás el derecho de plantearse. Su relación, la que habían tenido antes, había sido clandestina. Siempre había sido así. Casarse y decirlo públicamente era un lujo no reservado para ellos. Hasta ese momento.
- Yo... sí. - No lo pensó aunque había tardado un instante en asumir las palabras de su amado. - Claro que me casaré contigo.
- Disparates. ¿De qué diablos estáis hablando? - Bramó el consejero real intentando resisitirse. Sin embargo, al ver los ojos de su hijo en ese momento comprendió que no tenía nada que hacer. Él ya había tomado su decisión, y era irrevocable. - Ahora que se ha solucionado todo, tú te casarás con HoSeok y serás rey, como estaba previsto. - JungKook rió.
- Ni en sueños. - Expresó JungKook. - Y Hoseok está claro que se casará con YoonGi. A ver si abres los ojos de una vez, padre.
-¿Con el cazadragones? - Eso sí que ni siquiera se lo había planteado. JungKook y TaeHyung asintieron.
- El hijo es suyo, no mío. - Le aseguró.
- ¿Y tú quieres casarte con un humano? ¿Es que nos hemos vuelto todos locos? - Gruñó desquiciado.
- Puede. Pero así será. - Sentenció el dragón de fuego.
- Pero...tú...yo... esto...no... - De pronto, sobrepasado por toda la situación, al dragón sólo le quedó una cosa que hacer. Miró al techo. - ¡¿Ves lo que tengo que aguantar?! Esto es lo que pasa por criarlo yo solo. - Era la primera vez que JungKook veía a su padre hablar de esa forma con su difunto esposo. - Si hubieras estado aquí tú habrías sabido educarlo mejor.
- No lo ha hecho tan mal, señor. - Se atrevió a decirle TaeHyung. - Su hijo es un gran hombre. - Les miró alternativamente a los dos como si no creyera lo que estaba viviendo. Bufó resignado.
- Haz lo que te venga en gana. ¡Ya me da igual! - Exclamó. - ¡Aquí todo el mundo hace lo que le da la gana! ¿Para qué soy un consejero entonces? - JungKook contuvo la respiración cuando vio a su padre sacar un collar de debajo sus costosas camisas.
- El anillo de papá. - Pronunció asombrado el dragón de fuego.
- Si perdéis el anillo de la familia juro que te desheredo. - Le gruñó justo antes de dárselo e irse de la habitación. Por un instante, los dos amantes se quedaron muy quietos. ¿Aquello había sido real?
- No se lo ha tomado tan mal, ¿no? - Opinó TaeHyung. Entonces JungKook miró el anillo.
- No... - Murmuró. Cogió la joya entre sus manos con suavidad. - Nunca creí que lo llevara siempre encima. - Pronunció. Acto seguido quitó la cadena de oro y cogió la mano de TaeHyung. - ¿Quieres ser mi esposo, Tae? - Volvió a preguntar. No sabía por qué estaba tan nervioso si ya le había dado una respuesta. Le puso el anillo en el dedo y se miraron a los ojos.
- Sí, Kookie. Me caso contigo.
Nos vamos de boda!!!!! 🐉🐉🐉 Jejejej
Espero que os haya gustado mucho el capítulo!!!!
Ya no queda nada!!!! De hecho puede que os de una sorpresita este mismo fin de semana y me inspire para acabarlo. Pero no prometo nada!!!! Jajaja
Un besazo!!!!
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