Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mi lugar en el mundo

- ¡Wow! Es cierto. Su escamas son de hielo. - Mencionó HoSeok  acercándose al gran dragón blanco quien se sentía algo estúpido.

- ¿Quiere decir eso que podrías derretir todas sus escamas? - Le preguntó JiMin a JungKook burlesco.

- No lo creo. Nuestras escamas están adaptadas a nuestros poderes. Su propia magia le protegería y el frío sería tal que mi fuego difícilmente le quemaría. A no ser que esté un buen rato en la hoguera, entiéndeme. Todos tenemos un límite. - Explicó. - Yo puedo meterme en el agua y no por eso dejo de estar incandescente si lo deseo.

- Sí, aún recuerdo cuando evaporarse la piscina siendo un crío. - JiMin parecía molesto con ese recuerdo.

- Eso fue porque tú me enfadaste. Era mi balón. - De pronto YoonGi gruñó con fuerza sorprendiendo a todos. El rey habia arrancado una de sus escamas.

- No me gruñas. - Pronunció Jin como si estuviera regañando a un niño. - Volverá a crecer enseguida y no duele más que que te arranquen un pelo, no seas quejica. - En realidad no había dolido realmente, pero le había sorprendido. - Además, sigues pudiendo hablar, no eres un animal. - Le recordó.

- Perdón. - Mencionó asustandose de su propia voz. Era tan distinta ahora. YoonGi siempre había tenido una voz grave, pero esta vez sonó aspera y gutural. No le parecía una voz real, así que no quiso hablar demasiado.

- Estiende un poco las alas, YoonGi. - Le recomendó HoSeok. - Pareces encogido.

La verdad era que él no estaba del todo cómodo. Se sentía torpe en ese gran cuerpo así que hacía lo imposible por agazaparse para parecer más pequeño y no moverse lo más mínimo. Girar la cabeza con su nuevo y larguísimo cuello casi le daba vértigo. Sus alas y su larga cola eran extremidades totalmente desconocidas para él. Tenía espacio de sobra para moverse, pero tenía la sensación de que iba a golpear todo y a todos si movía un musculo. Aquello resultaba demasiado abrumador para él. No había asimilado ni siquiera su naturaleza, ¿cómo iba a asimilar ese nuevo cuerpo? Ya había tenido suficiente, así que volvió a su forma humana. Al menos lo que le habían dicho era cierto. No tenía problemas para cambiar, era puro instinto. Se recolocó muy rápidamente la extraña prenda que le habían dado para su parte inferior. Eso hizo reír a los demás, quienes le notaron tímido y apresurado para que no se le viera nada íntimo. A YoonGi, que siempre había ido con pantalones, llevar faldón le hacía sentir raro. Además, los dragones estaban acostumbrados a no llevar ropa interior y muchas veces ni siquiera cubrían sus torsos. Lo hacían, obviamente, porque no querían romper sus prendas cada vez que se transformaban, era lógico. Sin embargo, YoonGi se sentía desnudo y por primera vez se sintió cohibido al darse cuenta de que la mayoría de los dragones que había conocido no llevaban nada para cubrirse debajo de ese faldón. Una repentina ráfaga de viento y hasta HoSeok... apartó ese pensamiento de su cabeza velozmente. Se había acostumbrado a hacerlo así cada vez que pensaba en algo pervertido. Claro que los castigos por sus desviaciones homosexuales ahora resultaban estúpidos. Para los dragones no existía otra opción y eso sólo hacía que YoonGi estuviese aún más confundido por sus propios pensamientos.

- Te acostumbrarás. - Dijo de pronto el rey sin especificar a cuál de las muchas cosas nuevas debía acostumbrarse.

- ¿A qué, concretamente? - Quiso saber.

- A tu nuevo tú. - Le sonrió.

~   ~   ~

YoonGi encontró un lugar apartado dentro de las murallas. Desde allí, un cerro bastante alto, se veía más allá de los límites del reino. Era una imagen agradable, porque se sentía pequeño en la inmensidad del mundo y de repente él no era tan importante y por tanto, sus confusos pensamientos y sus problemas, se volvían nimios, insignificantes. Pero era curioso e interesante estar allí. La vista era muy distinta a la que él tenía en el cañón donde había nacido y se había criado, aun si eran terrenos igual de áridos. La piedra de la montaña era gris, en contraste con el rojo cobrizo de la piedra del desierto. Y la humedad de allí era muy alta, lo que le facilitaba sobremanera el uso de su magia de hielo. El clima, mucho más frío, le hacía sentir mejor también. Se sentía mucho menos agobiado allí. Era notablemente más similar a donde se esperaría que viviera un dragón de hielo como él. Dragón, sí. Esa era la otra gran diferencia. En el cielo siempre había al menos tres dragones volando. Había divisado en una ocasión la piel escarlata del general, pero la mayoría, por supuesto, eran dragones de piel terrosa, comunes, sin magia. HoSeok le había dicho que había una parte de la montaña que era de piedra tan pulida que reflejaba casi como un espejo. Le había invitado a verse allí en su forma dragón, pero YoonGi no estaba seguro de querer verse, ni tampoco de intentar volar. Según ellos, la transformación en dragón era algo instintivo, pero el volar se aprendía como el andar en los niños. Claro que, siendo un adulto, opinaban que no le costaría trabajo aprender. YoonGi no había ni querido oír hablar del tema. Había vivido toda una vida sin volar. No era algo que necesitase o que le llamase la atención. Sin embargo, JiHoon parecía más encantado con todo aquello. Hasta ahora, ser cazadragones no le había proporcionado ninguna satisfacción. Él sólo era un muchacho de 60 años al que habían mantenido practicamente oculto porque su padre se avergonzaba de él y le usaba sólo para chantajear a su hermano mayor. Ahora era un dragón libre y, aunque echaba mucho de menos a su madre, se sentía a gusto con su nueva vida y su nueva condición de dragón. Había sido como renacer, le había comentado a YoonGi.

- Este mundo es muy pequeño para los dos, cazador blanco. O debería llamarte dragón blanco. - La voz de TaeHyung sonaba bastante alegre a pesar de su teatral amenaza.

- ¿Ya se ha corrido la voz, jinete?

- Todos esperan divisar tu figura en el cielo. - Aseguró. - Más bien esperan verte en lo alto de esa montaña. - Señaló a la cumbre más alta. - Y caer en picado intentando aprender a volar y estrellandote jocosamente.

- ¡Qué reino tan agradable! - Ironizó YoonGi.

- Todos los niños aprenden a volar allí y muchos se estampan por no conseguirlo la primera vez. - Aseguró. - En casi todas las épocas del año, la ladera de esa alta montaña está cubierta por esponjosa y fina nieve en polvo. Un humano se mataría igualmente, pero para un dragón es como tirarse sobre algodón. Además, siendo un dragón de hielo parece que lo disfrutarías. - Opinó. - Así que no te ofendas porque alguien te diga que quiere verte allí arriba intentándo volar. Eso significaría que te aceptan como uno de los suyos.

- Ya. Seguro que la gente de este reino está deseosa de aceptarme. - Rió con tristeza.

- Claramente no todos. - No mintió. - Pero la población no es tonta. Todos esperaban que el príncipe TaeMin falleciera tal y como lo hizo el padre de JungKook. Él era muy querido, ¿sabes? - Narró. - Dicen que era realmente amable con todas las personas del reino, sin importar si eran nobles o no. No tengo idea de como llegó a unirse a ese imbécil. - Opinó el jinete. - Por lo visto, su pérdida fue un duro golpe para el reino. - Explicó. - De repente llegas tú y el príncipe TaeMin se salva. La gente ha atado cabos y los rumores corren rápido.

- La gente habrá atado cabos con lo del secuestro de HoSeok y los campos helados. - Le recordó el dragón, a lo que TaeHyung se encogió de hombros.

- Aquí la mayoría de la gente confía en el criterio del rey regente. - Le confirmó. - Si él te ha dejado entrar aquí, casi nadie se siente con la potestad para impedírtelo. Quizá algunos detractores o seguidores del consejero G.Dragon. Pero no te preocupes por ellos. - Le aconsejó. YoonGi no dijo nada. En realidad, lo que la gente opinase de él le daba igual. Él no iba a permanecer allí mucho tiempo. Aún, él mismo no sabía lo que era, pero, al menos de momento, no era un dragón hecho para la vida en un reino como ese. No, YoonGi se iría de allí en cuanto se sintiera con fuerzas y se asegurara de que su hermano iba a tener una vida feliz y tranquila entre esas murallas. Esa era su mayor preocupación, pero su hermano se estaba adaptando tan bien que ya tenía varios amigos y él ni siquiera sabía donde estaba. Quizá se había ido a estamparse en aquella altísima montaña para aprender a volar. A pesar de sus dudas antes de que le retiraran la marca, todo parecía haber cobrado sentido para él al transformarse. Todo lo contrario que YoonGi, que estaba más perdido que nunca.

- ¿Y tú como estás? - Le preguntó de pronto YoonGi al jinete. YoonGi no haría ese tipo de preguntas a cualquiera, pero, por alguna razón, siempre había sido muy fácil hablar con TaeHyung. El humano le miró sin comprender. - Tú lo has dicho. Lo rumores corren rápido. - Le recordó. - Lo has dejado con JungKook. Claro, el hechizo no funcionaba como todos creíamos. - TaeHyung se limitó a mirar al horizonte.

- Tener esa momentánea esperanza sólo lo ha hecho más doloroso. - Confesó. - Si lo alargabamos más llegaríamos al punto de hacernos un daño irreversible. No hay forma de que un dragón y un humano estén juntos sin que sea cruel para alguno de los dos. Ambos estamos a tiempo de encontrar el amor en otra parte.

- Puff... - Bufó el dragón. - El amor. Qué complicado concepto.

- Pero es bonito. Icluso con todo lo que ha pasado no me arrepiento. Ha sido una hermosa experiencia. - Habló con sentimientos de añoranza y tristeza.

- En mi caso, la única vez que creí estar enamorado no era más que un adolescente y no acabó nada bien. Nada bien. - Repitió al recordarlo. - Aun si ya no sentía amor por aquel joven, el dolor era imposible de olvidar.

- Ya no tiene por qué ser así. Ahora estás aquí. Nadie te juzga por lo que eres. Al menos no casi todo el mundo. - Corrigió. - Podrías empezar una vida nueva aquí. Una pareja, una familia. - Le animó el jinete. Pero YoonGi negó.

- No. No ahora, al menos. No es aquí donde debo estar. - Opinó. - Me temo que quizá debería de aprender conmigo mismo antes de convivir con nadie más. Me iré en unos días.

- Bueno, tienes tiempo para hacer lo que quieras. - Comentó TaeHyung riendo. - Quizá tengas razón y este lugar se queda pequeño. Habrá mucho que explorar por ahí.

- ¿Y tú? ¿Tienes pensado hacer eso? - Le preguntó YoonGi. - Enamorarte de nuevo. De un humano, esta vez.

- Sí... - Pronunció no muy convencido. - Supongo. Aunque eso llega cuando llega, no se elige. Pero tampoco veo factible seguir con mi vida de siempre. Soy el jinete de JungKook y aunque dejara de serlo éste reino no es enorme y tenemos lo mismos amigos. ¿Cómo vamos a hacer para olvidarnos el uno del otro? Va a ser imposible romper el contacto por completo y temo que seamos débiles y volver a tener esperanzas absurdas que nos hagan más daño. Ahora siento que mi hogar se vuelve contra mí. - Explicó.

- Pues sal de aquí. Ven conmigo. - Le ofreció. TaeHyung se quedó sorprendido. - Tú lo has dicho, hay mucho que explorar allí.

- ¿Tú y yo? - Preguntó para asegurarse. YoonGi asintió.

- Se me hizo fácil viajar contigo la última vez. - Pronunció. - Siempre podrías volver cuando quisieras.

*COMENTA Y VOTA!!!!
Lo prometido es deuda. ¿Qué creéis que va a pasar ahora??

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro