La esperanza
Tenía que abrir los ojos. Por el bien del bebé que llevaba en su interior, debía luchar. Un esfuerzo enorme para una tarea tan sencilla. Sólo buscaba un atisbo de esperanza. Alguna pista que le ayudase a salir de ese horrible lugar. Había estado pensando en eso no sabía cuanto tiempo pero no podían ser menos de varias semanas. Su bebé crecía y crecía. Su vientre era más abultado que cuando había entrado y él no tenía fuerzas siquiera para abrir los ojos. ¿Y dónde estaba YoonGi? ¿Y su familia? ¿Le habían dado por muerto? ¿Le habían abandonado? Por su bebé, HoSeok luchó y salió de su oscuro letargo muy lentamente. Intentó abrir los ojos dirante horas y cuando por fin consiguió abrirlos un poco no estaba seguro de que lo hubiera hecho porque seguía sin ver nada. Allí todo ello era oscuridad. Era la nada. No fue hasta que su mente pudo despejarse un poco y pudo parpadear varias veces seguidas que se aseguró de que tenía los ojos abiertos. Acarició su vientre. Había crecido más de lo que había imaginado estando allí. No sólo su poder estaba completamente desvocado haciéndo crecer a su bebé, sino que era incapaz de saber con certeza el tiempo que llevaba allí dentro. Por lo menos un mes, estaba seguro de que tenía que llevar allí más de un mes o su bebé no había podido crecer tanto incluso si su poder había aumentado tanto. Había intentado controlarlo pero ese lugar tenía algo que lo impedía. Le sumía en un letargo que le dejaba sin fuerzas ni ganas de luchar. Sin embargo, luchó contra ello y logró mirar a su alrededor. Nada. A duras penas se levantó y, torpemente, caminó por ese lugar sin verdadero suelo. Ni siquiera sabía qué había bajo sus pies, no podía verlo. Una mano en su vientre y la otra frente a él temiendo chocarse con algo. Pero allí no había nada. Estuvo horas así, caminando sin rumbo hacia ningún lado. Hacia la nada y la oscuridad con paso lento y cansado. No podía más, luchar contra esa oscuridad era más agotador de lo que imaginaba. ¿Y si hacía daño al bebé por sobresforzarse? No sabía que hacer. No había escapatoria, no había un camino que seguir ni nada que le confirmara que no estaba andando en círculos. No podía más. Sus piernas flaqueaban y sus esperazas ya eran muy pocas. Tenía tanto miedo. Mil veces estuvo a punto de rendirse y, finalmente, cayó de rodillas llorando en silencio, desesperado y acariciando su vientre con suavidad. Ya no se sentía con valor para calmar a su hijo y decirle que todo saldría bien. Su cuerpo estaba agotado, era incapaz de dar un solo paso más y su mente ya no podía pensar en nada. Ya no había fuerzas para luchar, ni siquiera por él. Ya no había ningún atisvo de esperanza. Así que, allí esperó a que su destino inevitable se hicera realidad.
- Lo siento, mi bebé. No puedo más. - Confesó llorando. De nuevo se tumbó en el inexistente suelo en posición fetal y allí permaneció interminables horas, sin poder dormir o hacer nada, pero sin morir.
- ¡HoSeok! - Una voz tenue, pero que gritaba, volvió a despertarle de su letargo. Reunió fuerzas para mirar a su alrededor. Allí seguía sin haber nada. ¿Acaso estaba perdiendo la cabeza?
En cuanto vio a su padre caer YoonGi salió corriendo. Tenía que comprobar si lo que su padre decía era cierto. TaeHyung, desconcertado miró a todo el mundo y le siguió al interior de la cueva.
- ¿A dónde vais? - Les preguntó JiMin gritando.
- Ni idea. - Reconoció el jinete.
- Retenedle. - Gritó YoonGi mientras corría. - Tengo que saber si el portal está cerrado completamente. - YoonGi dudaba que su padre hubiera podido abrir y cerrar el portal en pocos días cuando antes era algo que le llevaba más de una semana. Incluso si había incrementado su poder aún tenía la esperanza de que no se hubiera cerrado del todo.
JungKook recibió una mirada apurada del rey regente para que les siguiera.
- Nosotros nos encargamos de él. Ve. - Ordenó Jin. Y el general corrió tras ellos también.
- ¿Qué estamos buscando? - Le preguntó TaeHyung a YoonGi cuando los tres llegaron a lo más profundo de la cueva.
- Debería ser como una grieta en el aire. Un rasgón oscuro en el espacio. Pero con tan poca luz aquí dentro es difícil de ver. - TaeHyung iluminaba el camino con la espada de fuego, pero el espacio era muy grande y las sombras parecían haber acabado con la luminiscencia natural que ofrecía el reflejo de las piedras preciosas de los muros. JungKook se acercó a la pared de la cueva y puso la mano en la fría y húmeda piedra. No era un lugar muy agradable para él. Allí hacía frío y la humedad le incomodaba, así que decidió secar e iluminar. Incendió gran parte de la pared iluminando la cueva por completo. YoonGi, que sentía justamente lo contrario que él con respecto a ese fresco lugar que le aliviaba del calor del desierto, se sintió atosigado, pero no importaba. Esa luz permitiría encontrar, si es que aún estaba allí, la entrada al portal al mundo de las sombras. Encontraron una mesa y una silla muy rudimentarias. A su alrededor y sobre ellas había numerosos libros, frascos y utensilios varios. Allí, el rey cazadragones había preparado algún mejunge, seguramente era lo que le había otorgado ese aumento de poder. Había un líquido azul brillante y viscoso que les daba mala espina.
- ¡Aquí! - Gritó TaeHyung. Todos se reunieron a su alrededor. Era una pequeña masa oscura flotando en lo más profundo de la cueva. No tenía más de 20 centímetros de longitud.
- ¿Cómo vamos a entrar por un lugar tan pequeño para rescatarle? - Preguntó JungKook.
- Necesitaremos que lo abra más. - Señaló YoonGi. - Traedle aquí. Conseguiré que colabore.
- ¿Cómo? - Quiso saber TaeHyung mientras el dragón de fuego ya se disponía a salir de la cueva y traer al cazadragones.
- Amenazándolo con lo que él más teme. - Murmuró despiadado.
- ¿Y mientras? ¿Qué hacemos? - Le preguntó. - ¿Meto la mano? Quizá pueda alcanzarle. - YoonGi lo pensó un poco y no le pareció tan mala idea. Él mismo se remangó y con algo de miedo, metió la mano en la pequeña grieta. No hayó nada. Allí dentro no hacía ni frió ni calor, ni viento o humedad. No había nada. Palpó el vació y sacó la mano. - ¿Nada? - Supuso TaeHyung. YoonGi asintió.
- Nada. Sólo se me ocurre una cosa que hacer mientras. - TaeHyung le observó sin saber lo que iba a hacer. - ¡HoSeok! - Gritó a través de la abertura. No estaba seguro de que pudiera oírle, lo más seguro era que no, pero, aun así, se dejó los pulmones y la garganta intentándolo con la ligera esperanza de que él pudiera oírle. - ¡HOSEOK!
- Has perdido. - Le dijo a su padre.
- No voy a abrir ese portal. - Anunció de primeras. Estaba atado con esposas de oro y puesto de rodillas a los pies de todos sus enemigos.
- Lo harás. O todo por lo que has luchado hasta ahora perecerá. - Alegó el dragón blanco.
- Ese dragón de jade era la clave para vuestro exterminio, pero, si le libero, será la clave del nuestro. ¿Cuántos vastagos puede tener un ser como él? - Fornuló.
- No es un cálculo fácil. - Comentó Jin. - Dependiendo de lo mucho que le guste acostarse con vuestro hijo, supongo. - Mencionó con superioridad y algo de burla.
- No sólo eso. Yo he aumentado su poder. Ahora es incalculable. - YoonGi apretó los dientes y cogió a su padre del cuello.
- ¿Qué le has hecho, desgraciado? - Gruñó enfurecido.
- Ahora, la cantidad de descendencia que podría tener un dragón como él sería inimaginable. Y el tiempo de gestación se ha reducido mucho. Más aún si no es él quien queda embarazado. Vuestra asquerosa naturaleza funciona en los dos sentidos al no haber dos géneros. - Les recordó. YoonGi le soltó espantado. - El dragón de jade podría dejar embarazado a todos los dragones de un reino en poco tiempo. Y, seguro que no es lo único que puede hacer ahora. El poder de la vida es demasiado poderoso, y ahora lo es aún más.
- Mi hijo no es un semental ni una yegua de cría. Nosotros no nos apareamos para crear ejercitos como tú planeabas hacer. - Dijo Jin con furia.
- Eso dices ahora pero, ¿cómo podría creerlo? Ese dragón es un peligro. Él desequilibrará la balanza. Debéis dejarle morir.
- ¡Tú eres el que quería desequilibrar la balanza a tú favor! Abre el portal lo suficiente como para que pueda rescatarle. - Bramó YoonGi. - ¡No pienso dejarle morir, maldito desgraciado!
- No nos importa su poder. - Aseguró JiMin. - Jamás hemos intentado utilizarlo y él es completamente contrario a la guerra. Es mi hermano. Está embarazado, solo y asustado. - JiMin era un guerrero pero era una buena persona e intentaba apelar a su razón y sentimientos. - Lleva varios días ahí dentro y...
- ¿Días? - Le interrumpió el rey de las sombras con un gesto siniestro. - Lleva algo más que días en el mundo de las sombras. - Aseguró. Todos escucharon con atentamente y con algo de miedo. - El tiempo pasa de manera distinta en el mundo de las sombras. Lo que para nosotros aquí sólo son unas horas, ahí dentro puede ser un día ahí dentro.
- ¿Có...cómo dices? - Pronunció Jin con la voz quebrada. YoonGi, con las manos temblando de furia volvió a cogerle del cuello y esta vez le levantó y apretó.
- ¿Cuánto? - La voz de YoonGi salió más como un rugido animal que como algo humano?
- Es difícil de saber. - Respondió el rey cazadragones a media voz. - Seguramente más de un mes. - Con los ojos muy abiertos e inyectados en sangre, YoonGi golpeó con fuera el rostro de su padre y le hizo caer al suelo con brutalidad. Se colocó sobre él, le dio unos cuantos golpes más y, finalmente, hizo que le mirara.
- ¡¿Lleva más de un mes ahí dentro sin comida ni nada!? - Preguntó enfurecido. - ¡¿Has matado a mi compañero y a mi hijo!? - Hizo la pregunta que más temía. Era la primera vez que llamaba "compañero" a HoSeok, pero era la palabra correcta y nadie podía discutírselo.
- En el mundo de las sombras no se necesita comida. Ni se puede dormir. No está muerto. No puede morir ahí. - Aseguró.
- ¡Sácale!
- Si lo hago, los cazadragones ya no tendremos ninguna posibilidad de derrotaros. - Alegó. - Aunque me cueste la vida no... - YoonGi le zarandeó y le miró de cerca. Estaba tan enfadado que su cuerpo temblaba de rabia y estaba empezando a congelar todo aquello con lo que estaba en contacto.
- No lo has entendido, asquerosa sabandija. Si abres el portal te mataré rápido y volveré a casa con mi familia. - Explicó. - Si no lo haces te mataré lento.
- Es un sacrificio que estoy dispuesto a asumir. - Aseguró el rey de las sombras.
- No he acabado. Si no abres ese portal, te mataré lento. - Repitió. - Y luego iré campamento por campamento y los mataré a todos. Hasta el último cazadragones. Sin importarme la edad ni nada. Congelaré hasta a los niños. - Pronunció fuera de sí. - No quedará ni rastro de un sólo cazadragones en este mundo y luego destruiré la página del Grimorio Sagrado para que la marca de los cazadragones no sea impuesta jamás a ningún otro. Entonces sí que no tendréis ninguna posibilidad de derrotarnos porque no existiréis. Te lo juro por mi hijo que no quedará un solo cazadragones vivo. Sacar a HoSeok del mundo de las sombras será lo único que salvará a tu raza para luchar otro día. - Aseguró. - Y sólo tú puedes hacerlo. - El rey cazadragones del norte nunca había visto tanta furia en ningunos ojos y mucho menos en los de su hijo. Nunca había sentido tanta determinación en él. "Si hubiera tenido esa pasión como cazadragones... ¿Por qué? ¿Por qué ahora y no antes?", pensó el hombre. Pero la respuesta no se hizo esperar en su mente. Era todo por él, por ese dragón de jade.
Hola!!!! Aquí les dejo el nuevo capítulo. Espero que os haya gustado mucho!!!
Ya casi estamos acabando. Falta muy poco para el final!!!!!! Acompañadme en esta última etapa y disfrutémosla juntos!!!!
Un besazo dragonil!!!!! 🐉🐉🐉
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