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El tiempo sin ti

Llevaba horas en la cama dando vueltas, en estado de duermevela. No estaba seguro de si había podido dormir algunos minutos. Estaba preocupado. Por TaeHyung, por TaeMin y JiMin y por el reino. Hacía ya días que TaeHyung le prometió que volvería. Quería salir a buscarle pero eso podría ocasionar una guerra. Aun si iba solo, todo el mundo le reconocería como el general del reino de las montañas nubladas en cuando su cuerpo ardiera en llamas. Además, hoy JiMin le había contado que TaeMin estaba cada vez peor. Siempre había estado cada vez peor, pero ahora era distinto. No aguantaba más. No tenían tiempo si querían salvarle de la magia del bebé que le consumía. JiMin estaba destrozado, sin poder a penas mirar a su amado sabiendo que era su culpa que estuviera así. Eso también repercutía en JungKook quien lloraba por su príncipe. Para finalizar, no sabía que juego estaban jugando HoSeok y NamJoon. Por lo visto, HoSeok sólo intentaba ganar tiempo con su padre y el consejo. Mientras que el consejo lo veía lo más urgente, el rey tenía el futuro de su nieto metido en la cabeza y estaba más preocupado de la llegada de TaeHyung y del libro que de otra cosa. Además, tenía la visita de otro príncipe en su corte, algo que no podía ignorar y que parecía estar resultándole un pequeño pasatiempo. A veces, JungKook creía que había visto al príncipe NamJoon más veces con el rey que con quien se suponía que sería su pareja, el príncipe HoSeok. Como fuera a él eso le daba un poco igual. Sólo quería que TaeHyung llegara a salvo y con el grimorio.

Seguía tirado en la cama cuando oyó un silbido cortar el aire y luego un pequeño golpe. Reconocía ese sonido y le llenó de alegría. Saltó de la cama y abrió la ventana, aunque por un momento pensó que él ya la había dejado abierta al dormirse, como solía hacer. Cuando se asomó, vio a TaeHyung que ya estaba quitando la flecha que se había clavado en el marco. Había subido tremendamente rápido.

- Tae... - A penas pudo pronunciar su nombre. El jinete le miró y le sonrió.

- ¿Me has echado de menos, mi dragón? - Se acercó a él de forma insinuante y le besó con fuerza en los labios. Cuanto había echado menos su voz, sus besos y su cuerpo contra el suyo.

- Creí que... - TaeHyung le calló poniendo el dedo sobre sus labios.

- Ya estoy aquí. - Le besó de nuevo y prácticamente se arrastraron el uno al otro hasta la cama. TaeHyung iba vestido exactamente con la misma ropa con la que le había visto partir aquella noche que le antojaba tan lejana. El jinete no parecía querer perder el tiempo y, para cuando quiso darse cuenta, ya estaba montándole y gimiendo de placer. JungKook estaba aturdido, como en una nube, y no le negó nada. No es como si él no quisiera tomarle también. Era tan hermoso, tan y como le recordaba. - ¿Te gusta como te cabalgo, mi dragoncito?

- Oh, por los dioses del viento. Sí, me encanta como lo haces. - Se dejó caer en el placer.

- Disfrútalo, amor, porque será la última vez que te lo haga.

- ¿De qué estás hablando, Tae? - Quiso saber extrañado.

- He conocido a otro. - Pronunció de pronto, pero, aun ante el estupor de JungKook, TaeHyung no dejó de montarle con vigorosidad. - Ese cazador blanco me lo hace mucho mejor que tú. Ha sido un viaje productivo. - Alegó sonriendo.

- ¿Qué...? ¿Qué estás diciendo?

- Estoy diciendo que ya no quiero estar contigo porque me he pasado el viaje siendo salvajemente follado por tu peor enemigo. - Con una sonora y ahogada aspiración, JungKook se sentó en la cama sudando por completo. Jadeó para comprobar que sólo había sido una pesadilla. TaeHyung no estaba allí. Él estaba solo, con una angustia en el pecho y una dura erección entre sus piernas. Había tenido sueños eróticos antes, pero nunca una pesadilla erótica, aquello había sido profundamente perturbador. Pero no podía ser verdad, ¿no? Aun si TaeHyung había pasado día y noche con ese tipo, no se habría acostado con él, ¿verdad? Porque TaeHyung le amaba y porque ese cazadragones era su enemigo. Claro que, él se había ido a la fiesta de la cosecha justo en ese momento. Él le había sido fiel, pero ¿y si TaeHyung creía que le había engañado y se había acostado con el cazador blanco como venganza? ¿Era eso posible?

Tan sumido estaba en sus pensamientos que cuando uno de sus sirvientes llamó a la puerta, por ser ya de día, le dio paso a pesar de que había un problema que no había solucionado. Para colmo, había tenido tanto calor aquella nochecosa que le ocurría muy a menudo debido a su poder, que había dormido sólo cubierto con una sábana fina.

El dragón que entró le había cuidado desde su nacimiento, pero eso no evitó que se muriera de vergüenza cuando vio en su cara una sonrisa desvergonzada indicando que se había dado cuenta.

- ¿Un sueño agradable, mi joven señor? - Pronunció divertido.

- ¡Cállate! - Dijo encogiéndose y haciendo un gurruño con la sábana. Si al menos hubiera sido de verdad un sueño agradable estaría de mejor humor.

- No tiene nada que ocultar, joven señor. - Pronunció el dragón sin poder apartar la sonrisa de su cara ni la burla de su voz. - Aún recuerdo ir perguiéndole por todo el palacio para que no fuera desnudo por ahí y se pusiera su faldón.

- Ese faldón picaba. - Pronunció JungKook enfurruñado como si hubiera vuelto al recuerdo de su infancia.

- Estaba hecho de seda, joven señor. - Se quejó el dragón, parecía que habían vuelto a la misma discusión de aquella vez. - Todos picaban para ti y te pasaste la infancia enseñándole tu colita a todo el reino quitándote la ropa en cuanto podías. Y por lo visto lo sigues haciendo. - Le espetó. JungKook suponía que su padre fallecido le habría regañado de forma similar a como lo había hecho ese dragón toda su vida. Tenía cierto tono agradable.

- Hacía calor. - Siguió enfurruñado y encogido.

- Siempre hace calor para ti. - Le recordó. - Eres un dragón de fuego. Al menos ahora ya no quemas nada accidentalmente. Cuando eras pequeño quembas tus sábanas cada vez que tenías una pesadilla o la cortinas cada vez que te errabietabas.

- Será que he crecido. - Pronunció. - Un poco.

- Pues sí, pero por los cuatro vientos que ya has pasado tu adolescencia para andar empalmándote cada mañana. - Se rió y JungKook le miró frunciendo el ceño, aunque no realmente enfadado. - No estoy diciendo que sea malo, sólo que seas más cuidadoso, pude haber entrado con otro de los sirvientes más jóvenes. Habrían quedado prendados de tu enormidad. - Rió a carcajadas.

- ¡Por los dioses! ¡Calla de una vez esa boca sucia! - Exclamó mientras el dragón no podía para de reír.

- Ya paro, ya paro. Pero no te preocupes, es señal de virilidad y buena salud. ¿Quizá estaba pensando en alguien que conoció en la fiesta de la cosecha?

- Siempre has sido un cotilla.

- Cuando estás casado y tienes dos hijos ya todo lo que le da emoción a tu vida son los cotilleos de los demás. - Aseguró no muy afectado por ello. JungKook consideraba a los hijos de ese dragón como si fueran sus primos o algo así. Uno era un poco mayor que él y estaba en la guardia real, el segundo era bastante más pequeño. Él había dado a luz a su segundo hijo y su pareja al primero. Muchas parejas de dragones lo hacían así, no siempre había uno que fuera más dominante que otro a la hora de practicar sexo. Eso iba en gustos, mayoritariamente. - Venga, dígamelo. ¿Encontró a alguien interesante allí? - JungKook negó.

- La verdad es que no. - Aseguró. - Me encargué de mi labro de proteger al príncipe HoSeok. - Eso no era del todo una mentira. - No estaba del todo interesado de momento. - Eso también era una verdad a medias, pero no podía decirle que la realidad era que estaba enamorado de su jinete humano.

- Bueno, no te preocupes. Yo fui a la fiesta de la cosecha cuatro veces hasta conocer a mi esposo. - Le animó. - Aún eres muy joven. Tienes mucho tiempo. - JungKook hizo un esfuerzo para asentir y sonreír. Tiempo. El tiempo le están volviendo loco. Un tiempo en el que no tenía a TaeHyung junto a él.

Tras la charla, el dragón se fue dejándole solo de nuevo con sus pensamientos. Se ducho con el agua que su sirviente le había preparado y se vistió. Fue hacia el rincón donde debía estar sur espada, pero no la halló. Por supuesto, la espada no estaba allí. Esperaba que estuviera sirviéndole bien a TaeHyung para que pudiera regresar pronto a su lado. Al menos le consolaba saber una pequeña parte de su magia se mantenía siempre cerca del jinete, quizá así él no se sentiría tan solo como se estaba sintiendo él, encerrado allí sin poder hacer nada viendo el tiempo pasar y al príncipe TaeMin cada vez más demacrado. Le visitaba todas las mañanas rutinariamente. JiMin se lo había pedido expresamente porque él estaba empezando a sentirse demasiado ansioso y temía que sus nervios le llevaran a cometer un error al cuidar de él.

Allí se dirigía ahora. No llamó a la puerta, pues sabía que JiMin conocía bien sus pasos y él mismo le habría oído llegar. Efectivamente le abrió la puerta y le invitó a pasar sin decir una palabra. TaeMin estaba tumbado en la cama, durmiendo plácidamente.

- Normalmente el dolor no le deja dormir y eso le agota. - Explicó JiMin, aunque eso JungKook ya lo sabía. - Pero ahora está tan súmamente cansado que ni el dolor le despierta. - Le miró con absoluta tristeza. - No aguantará mucho más. - Aseguró. Podía ver el corazón roto de su príncipe a través de sus ojos llorosos. Abrazó a su amigo para consolarle. JiMin lloró en sus brazos a sabiendas de que ninungo de los dos podía hacer nada para remediar esa situación. Sólo podían esperar y rezar. El tiempo. El tiempo era lo que estaba matando a TaeMin.


*COMENTA Y VOTA!!!! Espero que os haya gustado el capítulo y que no os haya asustado mucho el principio jejejeje dejádmelo saber en los comentarios.

Por cierto, responderé a la pregunta del capítulo anterior, la primera canción que yo escuché de BTS fue Cypher Parte 3: Killer. 

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