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¿Dónde estás?

YoonGi volaba hasta donde daban sus alas y su aliento. Las batía con todas sus fuerzas. TaeHyung, que iba montado sobre él, pensaba que no podría seguir con ese ritmo por mucho tiempo. Se agotaría antes de llegar a su destino, pero no le decía nada. ¿Qué podría decir? Él también estaba preocupado y quería llegar lo antes posible. Se habían enterado de lo ocurrido sólo un día después, pues estaban en un reino cercano a la tierra sagrada, y habían partido enseguida. TaHyung se encogió sobre el lomo del dragón blanco para crear menos resistencia y que a YoonGi le costara menos volar. Juntos viajaban en silencio. No había nada que pudieran decir que pudiera mejorar las cosas.

Ante todo pronóstico y la sorpresa de TaeHyung, YoonGi llegó a su destino sin detenerse para descansar. Agotado, sofocado y alterado, pero llegó a tierra sagrada. Descendió velozmente sobre el primer espacio que visualizó creando una fuerte corriente y haciendo que todo volara sin importarle lo más mínimo. Desde abajo, un variado grupo de dragones, conocidos y desconocidos, les observaban sorprendidos. TaeHyung saltó del lomo de YoonGi antes de que este posara las patas en el suelo. Acto seguido volvió a su forma humana mientras ignoraba los gritos de G.D., el padre de JungKook.

- ¡Esta es tierra sagrada! ¡Un cazadragones como tú no tiene permitido estar aquí! ¡Lárgate si no quieres acabar...! -  YoonGi no le escuchaba, sólo buscó entre todas las miradas a la única que no se dirigía a él. El único dragón cuya mirada se había clavado en el humano que le acompañaba. Se acercó hasta él precipitada y furiosamente y le cogió del cuello de la camisa que llevaba.

- ¿Dónde está? - La voz de YoonGi salió oscura y carrasposa.

- YoonGi... - ¿Qué podía decir JungKook?

- ¡¿Dónde está, JungKook?! - Bramó. Apretaba el puño arrugando la camisa del dragón de fuego. Su furia hizo que la hierba del suelo a su alrededor se congelara. - ¡¿Dónde?! - Gritó.

- No lo sé. - Dijo finalmente dejando que respirara con fuerza frente a él, desahogandose. No puso la menor resistencia y le hizo un gesto a los otros dragones para que se apartaran y no intervinieran. YoonGi no estaba siendo agresivo porque quisiera hacer daño a nadie. Sólo estaba preocupado.

- ¿Dónde está? - Esa vez, su voz salió débil, pero siguió sin soltar a JungKook. - Se suponía que ibas a protegerle. - Le culpó. JungKook sintió el peso en su pecho. Él ya se había culpado a sí mismo. Le había prometido a HoSeok que cuidaría de él. - Dios... - Se lamentó soltando al general finalmente. - HoSeok... y mi hijo... - Pronunció YoonGi. Entonces JungKook le miró a los ojos sorprendido.

- ¿Lo sabías? - Preguntó inquisitivo. YoonGi le miró. - Lo sabías. - Enfadado, esta vez fue JungKook quien le cogió con fuerza de los hombros. - ¿Sabías que el bebé era tuyo y no viniste a por HoDeok? - Proclamó indignado. Ya poco le importaba si el resto del mundo se enteraba de que él no era el padre del hijo que HoSeok esperaba.

- No podía. - Dijo sin más.

- Claro que podías. ¡Debías hacerlo! - Le espetó. - ¿Sabes lo mal que lo ha pasado?

- Me lo imagino. - Pronunció YoonGi. Él también lo amaba. Él también le echaba de menos.

- ¡No! No tienes ni idea. - Opinó. - No puedes imaginar lo que es soñar todos los días con una persona, decir su nombre en sueños y despertar al lado de alguien a quien no amas.

- ¿Sigues hablando de HoSeok o hablas de ti? - Atacó YoonGi. JungKook dio una rápida mirada a TaeHyung, quien les observaba en silencio, y volvió a mirar los ojos de YoonGi. Pudiera ser que también estuviera hablando de sí mismo. Pero era muy duro oír a HoSeok todas las noches susurrar el nombre de YoonGi en sueños y no poder darle lo que anhelaba a su príncipe y prometido. Se preguntó si él también decía el nombre de TaeHyung en sueños. - Además, ¿qué te hace pensar que yo no me sentía igual? - Formuló el dragón blanco. - Alejado de él. Sabiendo que se casaría con otro. Sabiendo que no podría criar a mi propio hijo.

- Entonces, ¿por qué no volviste? - Volvió a preguntar. - Él te necesitaba. Sonreía siempre, ya sabes como es, pero te necesitaba. - YoonGi, antes de responder, miró a su alrededor.

- ¿Por qué? ¿Me preguntas por qué no volví? - Le preguntó. Volvió a mirar a su alrededor, a todas las personas que les miraban conmocionados y las señaló. - Por ellos. - Terminó diciendo  - Porque HoSeok tenía un destino desde el día en que nació, y yo no encajo en ese destino. - Aclaró.

- HoSeok nunca ha querido ser rey. Él, durante todos estos meses, lo único que ha querido era que vinieras a por él y te lo llevaras lejos de todo eso. - Alegó. - Quizá a una casita pequeña al bosque. HoSeok jamás lo diría en voz alta, es un príncipe, pero tú también sabes que es la verdad.

- No seas hipócrita, JungKook. Nunca se trató de lo que HoSeok, yo, tú o TaeHyung queríamos, ¿verdad? Tú más que nadie estabas dispuesto a renunciar a lo que querías por tu deber.

- Yo soy un soldado. - Explicó JungKook.

- Y él es un rey. - Le recordó YoonGi. - Él también está al servicio del reino.

- Pero tú no. ¿Dejaste a HoSeok por miedo a que la gente del reino te rechazara? ¿Es lo que estás diciéndome? - Le preguntó JungKook.

- No. Por miedo a que la gente del reino le rechazara a él por estar conmigo. - Aseguró. - No podía hacerle eso. Es la vida que le corresponde. No puedes decir que no lo entiendes. - Comentó. JungKook lo entendía, pero ver sufrir a su príncipe le hacía sentir inutil. Se hizo el silencio entre los dos. Justo entoces, dos personas llegaron a su encuentro.

- Nada de eso importa si no le encontramos. - Habló JiMin. YoonGi intentó calmarse y aclarar toda la situación. Tenían razón. Debían encontrarle de inmediato.

- Cierto. - Intervino TaeHyung finalmente. - ¿Qué habéis podido averiguar? - Les preguntó al príncipe y a su padre, quien también había llegado hasta ellos.

- Nada. - Aseguró JungKook, quien se sentía inseguro hablandole a TaeHyung y, si antes no le quitaba los ojos de encima, ahora no se atrevía a mirarle.

- En realidad, yo he recordado algo. - Pronunció Jin. - Tuve un mal presentimiento esa noche. Sabía que había tenido ese sentimiento antes, pero estaba demasiado aturdido con lo sucedido como para recordar cuando o donde sentí lo mismo que sentí la noche que HoSeok desapareció.

- Y... ¿lo ha recordado, majestad? - Quiso saber JungKook. El rey regente se acercó a YoonGi y le miró de frente, aunque habló para que todos le oyeran.

- La noche que HoSeok desapareció una sombra cubrió el cielo. - YoonGi abrió mucho los ojos ante ese comentario.

- No... - Pronunció. - No puede ser.

- Dijisteis que la luna se ocultó de repente la otra noche. - Recordó JungKook, quien no le había dado importancia ni sabía lo que significaba exactamente.

- Tú ya sabes quien tiene a mi hijo y al tuyo, dragón blanco. - Aseguró Jin. Claro que lo sabía. Sólo había una persona con la que relacionara la palabra "sombra" - Esa misma sombra cubrió el cielo el día que mi esposo murió.

- El rey cazadragones del norte. - Pronunció JungKook comprendiendo.

- El siempre ha ido tras HoSeok. - Les recordó. - Traerle aquí fue una muy mala idea. Fuera de los muros del reino está desprotegido. ¡Os confiasteis! - Les culpó. - YoonGi ya no sabía que hacer. Y, auqnue sabía que el único culpable era su padre, no pudo evitar decir aquellas duras palabras.

- ¿Por qué está tan obsesionado con HoSeok? - Quiso comprender TaeHyung.

- Porque el poder de HoSeok es posiblemente el más peligroso de todos. El que rompe la balanza. - Explicó JiMin. - Los dragones tenemos poca descendencia. No tenemos más de dos o tres vástagos en todos nuestros largos años de vida. Por eso ni somos, ni de lejos, tantos como los humanos y por eso nos ocultamos de ellos. A los cazadragones les ocurre lo mismo. Pero HoSeok, con su poder, ¿cuanta descendencia potencial podría tener? Además, todos sus hijos tendrían magia. Con ellos, los dragones conseguiríamos un poder jamás conocido. Un poder que los cazadragones temen más que a nada.

- Dios. Va a matarlo. - Pronunció TaeHyung aterrado. - Y al bebé.

- No. - Aseguró YoonGi. - Es un poder que quiere para él. - Anunció. - Los cazadragones no son mas que dragones que poseen la marca de Enoc. Si tiene a HoSeok en su poder... - No fue capaz de terminar la frase.

- Hará que HoSeok le dé un ejercito. - Completó JungKook comprendiéndolo la angustiosa verdad. - Empezando por su propio nieto.

- Las cosas horribles que tendría que hacerle a mi hijo para eso. - A Jin le tembló la voz de asco y pánico.

- Hay un problema más. - Informó YoonGi, quien había cerrado tan fuertemente sus puños que la sangre brotaba de entre sus manos por haberse clavado las uñas. -  Tenemos que encontrarle pronto, sino él le  ocultará para siempre en un lugar al que no podremos llegar.

- ¿Qué quieres decir? - Le preguntó JiMin.

- Mi padre es poseedor de las sombras. Las controla. - Empezó diciendo. - Pero las sombras tiene como su propio mundo. - Intentó explicar. - Mi padre es capaz de abrir una especie de portal al mundo de las sombras, pero hacer eso le lleva varios días. Si consigue abrir el portal antes de que le encontremos y mete a HoSeok en ese lugar, no volveremos a verle.

- ¿Crees que pretende que HoSeok viva permanentemente en ese... mundo de las sombras? - Preguntó TaeHyung, a lo que YoonGi asintió.

- Si no llegamos a tiempo, torturaré a ese hijo de puta hasta que habra el portal para sacar a HoSeok. - Anunció JungKook.

- Y no conseguirás nada. - Aseguró YoonGi. - Incluso si eres capaz de capturarle, que lo dudo, morirá antes de dejar que recuperemos a HoSeok. Para él, HoSeok es sólo un arma y prefiere perderla y perder la vida antes de que la tengamos nosotros. Sabe que otros continuarán su lucha.

- Entonces sólo queda una cosa que podamos hacer. - Sentenció JungKook. - Encontremos a tu padre y liberemos a HoSeok antes de que sea demasiado tarde.

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Aquí va el capítulo de hoy!! Feliz jueves!!!!!

¿Qué será de HoSeok ahora?

Espero que os haya gustado!!! Un besazo!!


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