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Antes de la boda

Seis meses después de la partida de YoonGi y TaeHyung...

Era bastante temprano, pero el príncipe se levantó a los pocos minutos de despertar. Él no era de perder el tiempo remoloneando en la cama.

- Buenos días. - Canturreó cogiendo a su hijo en brazos. - Hoy es un día importante. - Le dijo al bebé que sonreía al escuchar la voz de su padre. - Hoy vamos a tierra sagrada para celebrar la boda de tu tio HoSeok. Dragones de todos los reinos vendrán desde muy lejos para asistir.

- Sabes que MinMin no te entiendes, ¿verdad amor? - Pronunció TaeMin aún adormilado.

- Claro que me entiende. - Expresó JiMin. - Mi hijo es el más listo.

- Nuestro hijo. - Le recordó. Con los ojos medio cerrados alzó los brazos reclamando a su bebé. - Además, yo lo llevé dentro. Así que es más mío que tuyo. - Se burló.

- Eso no es cierto. - Dijo abrazando al bebé con posesión. - Es de los dos.

- Vale, vale. Ahora dámelo. - Le dijo sonriendo. JiMin lo dejó cuidadosamente en los brazos de su compañero y luego dio un beso en la frente a cada uno. TaeMin se acurrucó con el niño en sus brazos y JiMin fue a preparar el biberón. - ¿No crees que será un viaje demasiado largo para el bebé? - Quiso saber la opinión del príncipe.

- Son sólo unas tres horas. Quizá un poco más si paramos para descansar y dar de comer a MinMin. No creo que sea demasiado. Tú irás sobre mí, con el bebé en tus brazos. - JiMin se acercó a la ventana un momento y observó el cielo. - Parece un día tranquilo. Si el viento no se vuelve demasiado fuerte el bebé podrá dormir casi todo el camino. - Aseguró JiMin dándole finalmente el biberón a su compañero para alimentar al bebé.

- ¿JiMin? - El príncipe escuchó una voz susurrante llamándole desde el otro lado de la puerta. - ¿JiMin, está despierto? - TaeMin sonrió al reconocer la voz de JungKook.

- Debe estar nervioso. - Propuso. JiMin fue a abrir la puerta.

- ¿No crees que es muy pronto, JungKook? - JiMin se levantaba pronto por costumbre y porque tenía que dar de comer al bebé, sin embargo, JungKook siempre apuraba hasta el último segundo del despertador para salir de la cama.

- Tengo un problema enorme. - Anunció. JiMin le conocía demasiado como para no alarmarse por su actitud. El "proble enorme" sería sin duda una estupidez. - Mira. - Dijo mostrando una chaqueta en un brazo y un botón en la otra. - Es terrible. - Expresó el general. - Iba a probarme la chaqueta del traje de la boda para ver si aún me quedaba bien y se desprendió el botón. ¿Qué hago, JiMin? - Preguntó como un niño desamparado.

- ¿Cuando fue la última vez que te probaste el traje? - Le preguntó TaeMin por curiosidad.

- Ayer. - Aseguró JungKook.

- ¿Y pensaste que de ayer a hoy te iba a quedar mal? - Pronunció JiMin sin esperar a que respondiense realmente.

- Es que pensé que quizá anoche cené mucho y... - En un recondito lugar de su mente sabía que lo que estaba diciendo no tenía sentido.

- Ayer cenamos juntos y apenas probaste bocado. - Recordó JiMin. - Dame eso. - Dijo cogiendo la chaqueta y el botón. - Sólo es un botón descosido y tú estás montando un drama.

- Gracias JiMin.

- Quizá es que estoy un poco nervioso. - Planteó el general.

- ¿No me digas? - Rió TaeMin dulcemente mientras JiMin buscaba entre las pocas cosas de costura que tenía en algún rincón de la habitación.

- Tampoco he dormido demasiado. - Comentó. - Ya sé que es una boda concertada y, por el amor de Dios, se trata de HoSeok, pero no puedo evitar estar de los nervios. - Dijo al tiempo que JiMin se ponía manos a la obra para coser el botón que se había desprendido. - ¿Por qué tuvo el rey que invitar a tanta gente? Si hubiera sido una ceremonia más íntima...

- Es una boda real, JungKook. ¿Qué esperabas? - Le dijo JiMin sin levantar la vista de la costura. - Sabes que HoSeok se convertirá en el rey del reino de las montañas nubladas en cuanto te cases con él. Y tú, en consecuencia, serás rey también.

- Rey consorte. - Se apresuró a decir JungKook intentado quitarle importancia. - HoSeok es y siempre será el único rey.

- Sí, es cierto. Pero vas a tener que comportarte como un rey igualmente. - Le recordó JiMin.

- Sé que sentiré las miradas penetrantes de los invitados en la nuca. - Señaló el general intentando cambiar de tema.

- Relájate no tienes nada que temer. - Aseguró TaeMin. - Si hubieras visto como me miraba a mí la gente cuando anunciamos que seríamos compañeros. - Rió TaeMin. Claro que, en su momento, no rió tanto. Él no era noble y la gente podía ser cruel. - Tú eres un gran general y tienes magia. No hay mejor partido para HoSeok.

- Serás un gran rey. - Pronunció JiMin.

- HoSeok, es la hora. - Le llamó su padre. HoSeok se levantó sin esperar la ayuda de su progenitor, quien se iclinó para yudarle a levantarse.

- Puedo solo, padre. Sólo estoy de seis meses. Teniendo en cuenta que se habían dado casos de hasta 27 meses de embarazo en dragones con el don de la magia, como era HoSeok, él no estaba sino al inicio de su embarazo. Sin embargo, él esperaba que no tardara más de 21 meses en nacer, eso sería lo más habitual.

- ¿Vas a ir volando o sobre la espalda de JungKook? - Le preguntó su padre. - Cualquiera estaría encantado de llevarte.

- No lo sé. Volaré. Y si me siento cansado le pediré a JungKook que me lleve. - Explicaba mientras se colocaba su ropa de viaje. Toda la familia real, nobleza, consejeros, amigos y otros dragones y jinetes del reino se desplazaban a tierra sagrada para asistir al gran acontecimiento.

- Es una buena idea. Pero no te esfuerces demasiado. - Le pidió.

- Sí, padre. - Pronunció con cariño mientras terminaba de ajustarse su faldón de viaje y un par de sirvientes entraban para coger sus maletas.

- HoSeok... - Volvió a hablar Jin. - ¿JungKook lo sabe?

- ¿Saber el que? - HoSeok quiso saber a que se refería.

- ¿Sabe que el bebé no es suyo? - Preguntó Jin. HoSeok se quedó muy quieto. - ¿Lo sabe?

- Sí. Por supuesto que lo sabe. - Confirmó. - Lo que no sabía es que tú lo supieras.

- Lo deduje. - Aseguró. - Soy tu padre. Conozco muy bien a mis hijos.

- Yo... No importa. Es mi hijo y por tanto heredero al trono del reino de las montañas nubladas. - Repitió las palabras que le había dicho JungKook.

- Eso es cierto, pero tendréis que mantener el secreto. Él es un cazadragones. - Le recordó Jin.

- No lo es. Es un dragón. - Afirmó HoSeok.

- Es el hijo del hombre que mató a tu padre. - Intentó mantener la calma.

- Él no es su padre del mismo modo que yo no soy el gran dragón celestial. - Expresó un poco alterado. - Por decepcionante que eso te parezca.

- Jamás me he sentido decepcionado contigo, hijo mío. Ni espero que seas como tu difunto padre o como yo. Sólo quiero lo mejor para ti y para el reino. Y creo que lo mejor para ambos será mantenerlo en secreto. Pero dentro de unas horas tú serás el rey. - Aseguró dando por finalizada la conversación. No obligó a su hijo a prometerle que lo haría, simplemente le dio un consejo desde la experiencia.

Volaban todos juntos como una bandada de pájaros con Jin a la cabeza, puesto que aún era el rey y así lo mandaba la tradición. JungKook iba delante de HoSeok, aunque técnicamente no debía por ser inferior a él, cortando el viento para que no se cansara con facilidad y NamJoon hacía lo mismo por JiMin, quien cargaba con su compañero y su hijo.

Se suponía que el viaje debía durar no más de cuatro horas tenidneo en cuanta los descansos programados, pero MinMin empezó a berrear antes de lo pensado y tuvieron que descender. Cuando consiguieron calmarle y atenderle, volvieron a emprender el vuelo. No mucho después, JungKook oyó jadear un par de veces a HoSeok, lo que hizo que detuviera la marcha. El dragón de jade aseguró encontrarse bien. Mintió diciendo que sólo había suspirado, pero JungKook no le creyó. HoSeok no quería ocasionar problemas y perder más tiempo. Al final aceptó y se tranformó en humano de nuevo para cabalgar sobre el lomo de su prometido.

- Te cuidado no te quemes. - Bromeó el general asustando un poco a HoSeok. JungKook era capaz de envolver su gran cuerpo en llamas pero, por supuesto, no lo haría con HoSeok sobre él.

Entre que tuvieron que parar unas cuantas veces más por culpa de MinMin y una vez más porque el cielo parecía oscurecerse y las nubes anunciaban tormenta. JiMin resolvió el problema usando su poder eléctrico, hizo que las nubes descargaran rápido, llovió por poco tiempo y pudieron reanudar la marcha. El príncipe acabó bastante agotado, pero ya no quedaba demasiado camino y él haría lo que fuera para que su compañero y su hijo tuvieran un viaje lo más cómodo posible. Al final, dos horas después de lo previsto, llegaron a la tierra sagrada de los dragones. Muchas personas ya estaban allí reunidas.

JungKook vio a HoSeok sonreír. El lugar era el claro de un hermoso bosque.

- No se te ocurra escaparte por ahí como la última vez. - Le dijo.

- No. No hay a donde huir. - Comentó el príncipe.

- ¿Te gustaría? Huir, digo. - Preguntó JungKook y luego rió. - Claro que sí. - Respondió él mismo. - Preferirías huir antes que casarte conmigo a la fuerza.

- No. - Se apresuró a decir. - Sabes que eso no es cierto. - Aseguró acercándose al general. - No podría anhelar mejor compañero.

- ¿No? ¿No se te ocurre nadie? - Le preguntó burlón haciendo que ambos rieran.

- JungKook... Gracias. Sé que no puedo obligarme a amarte, pero prometo esforzarme en hacerte feliz. - Aseguró.

- ¿No soy yo el que debería decir eso? - Pronunció JungKook. - Tú eres mi prícipe. Yo no soy más que un simple general.

- Justamente por eso. Yo ya nací con esta responsabilidad y te he arrastrado conmigo. - JungKook le sonrió con cariño y le acarició la mejilla.

- Ha sido mi elección. Tú no me has arrastrado a nada. - Le dijo.

- ¡Qué corra el aire, tortolitos! - Exclamó JiMin. - Dejad los arrumacos para después de la boda.

- La tradición así lo requiere. - Les recordó TaeMin.

Las bodas de los dragones no son como las de los humanos. Allí, en tierra sagrada, durante el día de la boda, la pareja no puede tener contacto físico, incluso sin importar si la pareja ya ha consumado su relación, lo que es habitual. La ceremonia se realiza por la noche. Los dos miembros de la pareja duermen en tiendas separadas pero contiguas, mientras, durante toda la noche, un sacerdote apostado frente a las puertas de sus tiendas los bendice y los une por siempre mediante la oración. Cuando despiertan y salen de sus tiendas, los dos miembros de la pareja ya están casados y se inicia una celebración que dura el día entero y en la que la pareja ya puede tener contacto físico si lo desea. Hay bailes y comida en abundancia.

Por eso, esa noche, JungKook y HoSeok fueron los primeros en irse a dormir. Todos los presentes les vieron hacerlo solemnemente y luego se fueron yendo cada uno poco a poco a sus tiendas a dormir. TaeMin se fue pronto para acompañar a MinMin, quien ya estaba dormido, agotado por el largo viaje. JiMin tardó bastante en seguirle, pues, como príncipe, debía ser de los últimos en custodiar la tienda de su hermano. Sin embargo, Jin fue el último en retirarse a su tienda a dormir dejando solo al sacerdote orando por la pareja.

Aquella noche, una sombra se cernió en la tierra sagrada de los dragones.

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Espero que os haya gustado. ¿Qué significará esa última frase? Chan chan chan!!!
Tendréis que esperar al próximo jueves!!!

Un besazo!!! Os quiero un montón!!!!

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