Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Adiós

Esta vez no fue TaeHyung quien se coló en la habitación del general. TaeHyung vivía en una casa con sus padres, pero esa noche no estaban y JungKook lo sabía. El oído del dragón escarlata era fino y no les oía dentro de la casa. Por eso, cuando la noche cae, decide entrar por la ventana, sorprendiendo al muchacho que lee tranquilamente en su cama.

- ¡JungKook! ¿Qué haces aquí? - Le pregunta saltando de la cama del susto.

- Tenía ganas de verte. - Anunció.

- Pues no debes. - Opinó TaeHyung.

- Por orgullo, por determinación o por tristeza llevas varios días evitándome. Ni siquiera vienes a los entrenamientos. Y, por supuesto, ya no trepas hasta mi alcoba. Así que si tú no venías, debía hacerlo yo. - Proclamó el dragón.

- Los juegos de Romeo y Julieta han acabado, general. Y ya no seré más tu jinete. - Le informó.

- Eres un soldado y yo soy tu general. - Le recordó JungKook.

- No, eso se acabó para mí.

- Eres un soldado, TaeHyung. - Repitió con más determinación. - Es para lo que has entrenado toda tu vida. Es tu lugar.

- Hasta hace poco mi lugar era estar contigo. Como pareja, como tu jinete, como soldado. Pero todo ha cambiado ahora. - JungKook parecía no haber aceptado algo que para TaeHyung era fundamental. Ellos ya no estaba juntos, se había acabado entre ellos.

- No tiene por qué ser así. - Opinó. - Yo aún te amo. Estoy dispuesto a continuar a pesar de las dificultades. ¿Tú no?

- Creí dejarlo muy claro, general. - Le habló así para poner más distancia aún entre ellos. - El amor no es suficiente en nuestro caso.

- No hables así. No hay nada más importante.

- ¡Deja de ser así de repente! - Le regañó molesto. No mucho tiempo atrás, JungKook era el realista y TaeHyung el que siempre le había convencido de continuar teniendo esperanza. Ahora que JungKook había visto lo tajante y definitivo que era aquello, había tenido miedo de perderle por primera vez y las tornas habían cambiado. - No voy a regresar contigo. - TaeHyung ya se había hecho a la idea de que estaban separados, aun si también le dolía, pero JungKook no lo admitía. - Me niego a ver como el tiempo pasa para mí y no para ti. No me haré viejo y no moriré frente a tus ojos condenándote a siglos de soledad.

- No me importa. - Aseguró JungKook. - Si me dejas ahora la soledad sólo será más duradera. ¿No lo entiendes?

- Llevamos juntos dos años. Incluso para un humano puede ser poco tiempo para decir que alguien es el amor de tu vida. - Le espetó. - No seas dramático. Me olvidarás. Y yo a ti. Y serás feliz con otro dragón.

- No lo haré. - Afirmó con calma y seguridad. Se acercó a TaeHyung, acorranlándole contra la pared. - No te olvidaré en todos los siglos que viva. Lo que estás haciendo es abandonar al amor de tu vida. Estoy dispuesto a estar a tu lado y protegerte y serte fiel siempre. - Le aseguró con cariño. Le tenía muy cerca, mirándole a los ojos.

- ¿Qué es tan difícil de comprender, JungKook? - Le empujó un poco, suavemente, apartándole. - Se acabó. - Ese gesto no le gustó al dragón.

- ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué te resistes tanto a lo que resulta tan obvio para mí? - Le preguntó sin comprender casi un poco agresivo. TaeHyung vio la confusión en sus ojos. JungKook estaba verdaderamente aturdido con lo que estaba ocurriendo. Intentó ser paciente y cuidadoso. Acarició su mejilla con cariño.

- JungKook. - Pronunció despacio. - Debes comprenderlo. Somos demasiado distintos. No por quienes somos, sino porque somos de especies diferentes.

- Eso no te importaba antes. - Le recordó el dragón escarlata.

- Pero ya sabíamos que no podía durar. Siempre hubo algo que nos lo decía a gritos. - Ellos habían hablado de eso muchas veces. Ambos eran conscientes. - ¿No puedes tomar el tiempo que hemos pasado juntos como un regalo y dejarme ir?

- No. No lo acepto. - Afirmó. - Estamos hechos el uno para el otro. - Insistió.

- Bueno, pues no te va a quedar otra opción. - Le espetó. - No voy a dejar que te consumas por mi culpa. Los años que yo pueda entregarte, te los entregaría con gusto, pero no son suficientes. No es lo que quiero para ti.

- Pero es lo que yo quiero para mí. - Expresó.

- Eso es lo que crees ahora pero pronto verás que he hecho lo mejor para ti. - Alegó. - Debes irte. No me busques más. - Le pidió por su propio bien, pero JungKook no lo interpretó de ese modo.

- ¿Es por él? - Preguntó.

- ¿Qué? - Dijo sin comprender.

- El cazadragones. El cazador blanco. - Pronunció. - Sé que aún te reúnes con él. Dime que ocurrió entre vosotros.

- No te me pongas paranoico ahora, JungKook. - Le pidió quitando importancia a sus palabras con un gesto de su mano. Pero JungKook no estaba bromeando y cogió la muñeca del humano con violencia.

- No juegues conmigo. - Le siseó de cerca.

- Me estás haciendo daño. - Le dijo, pero el dragón no pareció escucharle, o más bien le ignoró.

- No puedes traicionarme así. ¡Me dijiste que me amabas! - Gruñó.

- Y te amo. - Le confirmó incluso si su muñeca dolía cada vez más. - No hay nada entre en dragón blanco y yo.

- ¿Entonces por qué? - Preguntó soltándole de repente. Parecía no comprender nada de lo que le decía. Había perdido la razón y su estado de ánimo era volatil y cambiante. Eso le volvía peligroso. JungKook era demasiado poderoso y peligroso para dejarle perder el control de sí mismo.- Quédate conmigo. - El dragón se inclinó y le besó a la fuerza. TaeHyung pudo dejarse. Quería hacerlo. Besar a quien amaba una última vez antes de decir adios para siempre, pero sabía que eso sólo confundiría más a JungKook. Se revolvió y, sin importar que JungKook fuera notablemente más fuerte que él, le apartó de mala manera.

- Se acabó, JungKook. - Habló con más firmeza que nunca. Eso enfureció al general quien en un momento de enajenación, le empujó haciéndole caer en la cama y poniéndose él encima. - Suéltame. - Exigió mientras el dragón le retenía y se inclinaba para besar sus labios y su cuello. - Basta. ¡Suéltame, JungKook! - Le gritó. Pero el dragón metió la mano por debajo de la camiseta del humano sin hacerle caso. - No tienes derecho. - Le espetó. Pero viendo que JungKook había perdido la razón, alcanzó la espada del cincho del dragón. Tiró de la empuñadura sacándola de la vaina en un movimiento limpio y se la colocó al dragón en el cuello. JungKook quedó paralizado entonces. - Aléjate. - Le ordenó. El general se echó hacia atrás lentamente, no porque se sintiera verdaderamente amenazado por TaeHyung, sabía muy bien que no le haría daño alguno, sino porque al fin era consciente del terrible acto que estaba cometiendo.

- Tae... - El humano, que ya no era ni soldado ni jinete, dejó caer la espada al suelo repiqueteando ruidosamente.

- Vete. - Pronunció.

- TaeHyung, lo siento. De verdad. No sé que me ha pasado. - Se excusó asustado de sí mismo.

- No te preocupes. - Le perdonó. Él tambiém sabía que JungKook jamás le habría hecho nada malo intencionadamente.

- Es que... no quiero perderte y yo... - Estaba confundido y aturdido por lo que había hecho. - Me siento perdido sin ti.

- No, JungKook. Es sólo que el dolor te hace hacer cosas extrañas, pero nos irá bien. Sólo tenemos que tomarnos tiempo, alejarnos y superarlo. - JungKook al fin bajó la cabeza indicando su rendición. - Ahora deberías irte. - El dragón asintió obedientemente, recogió su espada del suelo, la envainó y caminó hacia la salida. Pero entonces TaeHyung acababa de tomar una decisión, justo en ese momento y le detuvo de nuevo con sus palabras. - Me voy a ir del reino. - Iba a aceptar la oferta de YoonGi y creía que JungKook debía saberlo por él mismo y no por terceras personas.

- ¿Cómo? ¿A dónde? - TaeHyung se encogió de hombros e incluso se permitió sonreír.

- No lo sé.

- No quiero que dejes tu hogar por mi culpa. - Aseguró. Habló bajo, como si aún estuviera arrepentido de lo que había hecho.

- Es decidión mía. Quiero hacerlo. No sólo por darnos espacio, sino porque quiero hacer un cambio en mi vida. Lo necesito. Quiero conocer que hay más allá de las murallas.

- Te vas con él. - No era una pregunta, sino una afirmación.

- Sí, JungKook. Me iré con él. - Confesó finalmente.

- Lo siento. Si alguien te ha obligado a esto he sido yo. - Se lamentó. - Con mi estupidez al final he logrado lo que yo más temía que ocurriera. Te he lanzado a sus brazos. - Pronunció decaído, pero sumiso. Sin quej o seña de opresión.

- Nada de esto es culpa tuya. Y él sigue siendo un dragón, como tú. Sólo es un compañero de viaje. - Le aseguró. - Nada más. - JungKook no se planteó si era verdad o no. Por primera vez se dio cuenta de que la vida de TaeHyung ya no era asunto suyo. Dio un largo suspiro. Eso era un adiós en toda regla. Desató la espada de su cinturón y se la entregó.

- Sé que es cruel, pues te servirá para recordarme. - Pronunció el general. - Pero quiero que la tengas tú.

- No puedes darme tu espada. - Expresó TaeHyung conmovido.

- Me sentiré más tranquilo si la llevas siempre contigo. - Aseguró sin arrepentimiento al fin. - El mundo ahí fuera puede ser peligroso y frío. Su filo indestructible te protegerá, mi magia de fuego dentro de ella te calentará si lo necesitas. - TaeHyung la tomó entre sus manos. Su peso conocido, el tacto firme de su vaina revestida de cuero.

- No me separaré de ella. - Prometió. - Gracias. - Dijo en un murmullo. Nobpodía permitirse llorar, pero el nudo en su garganta se apretaba despiadado. Entonces JungKook dejó caer los brazos a sus costados.

- Adiós, TaeHyung. - Quizá aquello era un "Hasta luego". Quizá TaeHyung no volvería jamás. Quizá tenía razón y, si volvía, lo hacía con una pareja. Quizá incluso con una familia. TaeHyung aseguraba que él también podía olvidar y que le sería fácil reanudar su vida sin él, pero al dragón eso se le antojaba tan difícil.

- Adiós, JungKook.

*COMENTA Y VOTA!!!!
Ya sé que es tarde pero he conseguido acabarlo y publicarlo porque habéis dado un montón de votos en muy poco tiempo. Muchísimas gracias!!!!!

Os quiero un 🥚.
Un besazo!!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro