Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1: |De vuelta a la vida|

Eva

Mi cuerpo se hallaba inmóvil. Circulaba por todo el hospital en una camilla fría y anticuada. Quizás eran los primeros síntomas de que algo malo estaba sucediendo dentro de mí. Mis párpados se entrecerraban en ocasiones debido a que mi herida era demasiado grave y profunda. Pensé que por el dolor estaba alucinando, pero me equivoqué, porque realmente escuché a mi madre sollozando y exclamando mi nombre en los pasillos.

Un temor profundo se apoderó de mí, el temor de que esta fuera la última imagen que mi madre tendría de su hija. Las lágrimas no dejaban de humedecer las mejillas de ambas mientras trataba de tomarme la mano una y otra vez. Las palabras se atoraban en mi garganta, y ni siquiera pude despedirme de ella antes de entrar en una sala. Después de estar horas agonizando con el cuchillo aún clavado en mi abdomen, perdí la noción del tiempo y dejé de escuchar el murmullo a mi alrededor.

***

El doctor Diego

—Ingresa la paciente NN, femenina, con herida de arma blanca en la zona abdominal, en estado inconsciente y con mucha pérdida de sangre —anunció uno de mis acompañantes.

Podría decir que después de varios minutos logramos estabilizarla y la dejamos por el momento en la zona de cirugía, mientras mis colegas se encargaban de sedarla para extraer el cuchillo de la zona afectada.

Me dirigí de inmediato a la sala de registros para obtener información. Encontré algo familiar en su rostro; sabía que el momento llegaría, pero no estaba seguro de que fuera ahora. Mis dudas se aclararon al ver su planilla con sus datos, y eso fue más que suficiente para reconocerla, al igual que a su madre. Antes de volver a mi lugar de trabajo, realicé el llamado que tanto esperaba aquel muchacho.

Víctor, ella está aquíle informé.

—De acuerdo. No olvides lo que tienes que hacer —contestó del otro lado del teléfono—. Debes acabar con ella.

¿Estás diciendo que...? Dijiste que ibas a dejarla con vida y no tendríamos que recurrir a esto.

—Solo sigue mis pasos al pie de la letra —comunicó, y cortó la llamada.

Me metí lo antes posible al sector donde se encontraba la dama, evitando cualquier otro contacto con aquella. Les inventé una excusa y les ordené que salieran. En efecto, una vez solo, podría haber proseguido a hacer presión en la herida para detener el sangrado, para así evitar graves daños en los órganos internos, lavar la zona afectada previniendo infecciones, y realizar una pequeña sutura y vendarla. En simples palabras, hacer lo posible por salvarla. Pero terminé haciendo todo lo contrario, presionando aún más el objeto punzante hasta que dejara de escuchar su respiración, porque después de todo eso es lo que me habían ordenado hacer.

Lo cierto es que Eva moriría, y luego su herida cicatrizaría rápido con solo quitarle el cuchillo. Su vida como humana había terminado y una nueva había comenzado. La explicación era simple: ella contenía sangre de vampiro por parte de su padre, lo que significaba que sus células estaban en un estado de reposo y ahora su lado vampiro permanecía junto a ella. Y eso ya era un problema para varias personas que no estaban de acuerdo, pero era necesario. Muy necesario y conveniente para lo que planeaba Victor.

Entonces, no le llevaría mucho que sus células comenzaran a despertarse y actuar en su sangre, recorriendo con velocidad su cuerpo. Pero yo quería parar el proceso de transformación, que era lo que justo iba a hacer, y que constaba de tres pasos, para dejarla indefensa, ya que podría atacar ni bien despertara. Quería reducirla por un corto período, y para ello tenía que conseguir estromapeculiary, una planta conocida por su aroma peculiar y sus fines curativos. Esta la ayudaría a calmar su ansiedad, evitaría que consumiera sangre y aliviaría su dolor estomacal. Aunque también tenía otros fines medicinales y su mal uso podría lastimarla o matarla. Bueno, al menos eso me había dicho el muchacho, porque no tenía demasiada experiencia en estas cosas.

Para dejarlo más claro, ahora estaba en un estado en el que no era ni vampiresa ni humana, ya que para completar la transformación debía de beber sangre de otro individuo. En resumen, mientras la planta hacía efecto en Eva y luchaba contra su peor pesadilla, logré entregársela en la salida de emergencia del hospital a dos tipos con el rostro cubierto que fueron enviados por Víctor. Ellos se encargarían del resto.

—Lo siento mucho, Marta Forcén, pero Eva no lo logró. Llegamos demasiado tarde y perdió numerosa sangre —le comuniqué apenado— Al igual que mis compañeros, estamos muy tristes por tu pérdida y te damos las condolencias. Pudimos detectar fallas de funcionamiento en sus órganos internos debido a la herida corto punzante que ocasionó una grave hemorragia, y ya no pudimos hacer nada.

Tres de los amigos de Eva se encontraban junto a Marta. Uno de ellos, principalmente el rubio alto, se agarró la cabeza sin poder creerlo y salió afuera antes de poder descomponerse ante la noticia. La chica tomó asiento junto a la mujer y trató de consolarla. Y el jovencito, que supuse que era su hermano, se encontraba de brazos cruzados sin interferir en la nostalgia y el dolor que comenzaba a palparse en el ambiente. Sin embargo, cuando estaba por retirarme para evitar que se notara el temblequeo de mis manos por lo que había hecho, él me analizó con la mirada como si pudiera leer que ocultaba algo.

***

Minutos más tardes...

Gabriel

Después de lo sucedido, me llevaron a la estación de policía y me encerraron en una celda junto con otro tipo de muy mal aspecto. El dolor en mis muñecas por las esposas era mucho menos que el que sentía en mi pecho. Un vacío se apoderaba poco a poco de mí al revivir cada escena en mi cabeza, haciéndome sentir terrible.

Había mucha sangre, y Eva no paraba de sangrar. Mis manos estaban manchadas con la sangre de ella. Debía limpiarlas antes de que la policía llegara, pero era tarde, muy tarde. Eva estaba muriendo a mi lado, y no había nada que pudiera hacer. ¿Por qué no pude salvarla? ¿Por qué Lucas había acabado con su vida de una manera tan injusta? ¿Por qué?

—¡Agh! —se quejó mi acompañante, formando una bola de saliva para provocar un escupitajo. Poco después, el impacto cayó en el suelo, y agregó—: ¿Y tú qué has hecho?

—Nada.

—¿Nada? —preguntó nuevamente burlándose—. «No hice nada» es lo que muchos juran acá.

Cuando volvió a recostarse en su cama delgada, instantáneamente después de sus últimas palabras, puede notar que en su antebrazo había un tatuaje, cuyas curvas y siluetas conocía con ese tinte negro, pero no sabía con exactitud de dónde provenía aquel símbolo. Lo único que pude percibir con mayor proximidad cuando me detuve a mirarlo fueron medialunas en sentidos contrarios atravesados por una larga flecha con dos círculos, uno grande y otro pequeño, de ambos lados en las puntas. Podría agregar que también había pequeñas rayas alrededor de tres en cada lado del centro, y sobre ese mismo centro una circunferencia que los separaba. Verdaderamente fascinante.

Por otro lado, el hombre carecía de cabello, era barbudo, de mediana estatura, de complexión robusta, y tenía un mal carácter. Su ropa de preso estaba impecable, pero él aparentaba suciedad, como si hubiera estado meses sin acercarse a una ducha. Y aun así, poco después de percatarme de que aún miraba el símbolo, dejé de darle importancia, y mucho más a lo que había dicho. Solo intentaba molestarme.

Al rato escuché las voces de Julián y Alessia que pedían para poder hablar conmigo a los oficiales. Utilizaron la hipnosis y los guardias siguieron sus órdenes. Mi acompañante me miró de manera equívoca ante el barullo que provenía de las oficinas y mi evidente necesidad de querer que abrieran las rejas de una buena vez. El oficial apareció y me llevó a una sala alejada de las celdas.

—¿Y Nick? —pregunté.

—¿En serio te preocupa más él que Eva? —cuestionó Alessia.

—Solo pregunté para asegurar que no se vuelva a meter en problemas, y más en los que ya estamos. Por su culpa, Eva... —le dije, pero a quién quería engañar echándole la culpa a alguien, en realidad yo la había terminado llevando hasta el lugar donde siempre quiso que estuviera Lucas—. Veo que no los acompaña.

—Está en casa —respondió—, le ordené que prepare las cosas para mañana.

—¿Mañana?

—Gabriel, ella murió. Mañana harán el velorio y le entregarán a Marta el cuerpo de su hija, luego de la autopsia. A pesar de saber la causa de muerte, quieren estar seguros de si hubo terceros incluidos, por lo que también realizarán los interrogatorios. Tú sabes cómo funciona esto —informó Julián—. Aunque considero que todo está sucediendo muy rápido, los médicos y la morgue prefieren hacerlo así.

—Por experiencia, y porque básicamente me dedico a esto, opino lo mismo que Julián. Una autopsia dura entre dos a cuatro horas, y los resultados están listos en dos a tres días, hasta pueden tardar más. Te hacen llenar papeles y más papeles y solo te hacen perder el tiempo. Si alguien está jugando sucio y aprovechándose de lo sucedido con Eva, puede acabar muy mal —agregó Alessia—. Suponemos que se trata de un médico corrupto y que alguien está detrás, todos sabemos de quién estamos hablando. Esto es tan irreal, y todavía no podemos procesarlo.

—¡Maldición, es justo lo que teníamos que evitar que pasara! —expresé, agarrándome la cabeza y depositando un fuerte golpe con mi puño en la pared.

—¡Gabriel, no hagas eso! No intentes dañarte por esto. Sabes que estaremos aquí para ayudarte pase lo que pase y haremos lo posible para sacarte.

—Se dice que apenas estaba consciente cuando ingresó en el hospital. Luego, fue tarde para la intervención porque se había ido —comentó Alessia—. Si tenemos más noticias, te mantendremos informado.

Sentí un gran pesar en el corazón otra vez. La culpa y el dolor me estaban destrozando. Seguramente, ya se habían percatado de que había derramado unas cuantas lágrimas en toda la conversación, y de inmediato me abrazaron para consolarme.

—No iremos al velorio. —Las palabras apenas me salían.

—¿Por qué no? —preguntó mi hermano.

—Porque no estoy preparado para ver a sus familiares y dar la cara después de lo que pasó. Me partiría el alma el solo ver el rostro de Marta y no poder explicarle lo que sucedió. —Tomé aire y un sollozo se me escapó—. Les aseguro que vengaré la muerte de Eva y Lucas pagará por lo que hizo.

—Ella no se merecía nada de esto. Te aseguro que me duele tanto como a ti, Gabriel, y comprendo si no quieres ir —asintió—. Sin embargo, en el estado en el que estás no puedes ir y atacar a Lucas. No puedes arriesgarte a hacer semejante cosa solo para cobrar venganza. No, así no.

—No pude salvarla, ¿sabes lo que se siente eso? ¿Sabes cómo me sentiré el resto de la eternidad sabiendo que podía hacer algo y no lo hice?

—Sí, lo sé. Pero si lo enfrentas así, será peor, te acabará si le das la oportunidad de hacerlo. —Hice oídos sordos y traté de no darle importancia, porque no me iba a quedar de brazos cruzados, ya había tomado mi decisión—. Está bien, ¿podemos repasar cuál era su plan? Alguno de los dos deberá conocer cómo todo seguiría.

—No creo que eso sea posible, Julián —le respondió Alessia—. Todos teníamos un papel que cumplir para él. Si te mandaba a hacer tal cosa, eso era lo único que tenías que dedicarte a hacer. Por ejemplo, desde un comienzo mi trabajo consistió en el reemplazo de los cuerpos. Gisela se encargaba de despistar conmigo y Gabriel era quien acabaría con su vida. Y dado que no pudo llevarlo a cabo, tuvo que terminar con lo que empezó solo. Luego, es como si hubiera un expediente con nuestros movimientos y páginas en blanco. Lucas jamás cuenta sus planes.

—Es cierto. Él solo buscó acabar con su vida para borrar todo el daño que causó, como la muerte de Esteban, la de Silvia, hasta por haberle sido infiel —agregué.

El guardia apareció interrumpiéndonos para llevarme nuevamente a mi celda. El tiempo con las visitas se había acabado, y así lo decidimos para no levantar sospechas.

—¡Qué increíble es Víctor, lo tiene todo calculado! —comentó irónicamente mi camarada de celda al estar de regreso.

—¿Quién es Víctor?

***

Víctor

La joven de diecinueve años de edad, a nada de sus veinte, se encontraba en su etapa de vulnerabilidad, muy débil, en la parte trasera del auto cuando me la trajeron al lugar acordado. Llevé su frágil cuerpo hasta la mansión de los Miracle: personas de cortas palabras, de perfiles bajos, los cuales tenían un círculo con los que pertenecían a su sociedad. Nadie sabe de dónde provenían, nadie sabía su origen, ya que su entorno familiar era un enigma. Pocos residían allí, en la mansión, porque cuando se trataba de ellos te tenían rodeado hasta en tus sueños. Era imposible escapar de estos si traicionaste su confianza. Era una familia numerosa y la más importante de uno de los clanes, y estaban dispersos por todas partes.

En resumen, vine hasta aquí solo para seguir las órdenes de mi superior, porque, de lo contrario, ni me habría dignado a aparecer por estos lados. Dudaba mucho de que nos ayudaran, es más, ni siquiera los conocía, nunca había tratado con ellos.

—Bien, ¿qué haremos con ella? —pregunté, dejando a Eva apoyada en el sillón. Al parecer, tenía tanta confianza en mí como para dejarme pasar con la chica y dejarla en su despacho.

—Tú no harás nada, mi familia y yo seguiremos con lo restante. Ya no te necesitamos —respondió Caleb, indiferente, acompañándome hasta su puerta. Aquel era quien tenía el mayor poder de los Miracle, luego de su padre.

—Esto no es lo que habíamos acordado —contesté asombrado—. Debes seguir el trato que hicimos, porque así como a ti te mandan, a mí también, y ninguno quiere problemas con sus superiores.

—Sí, lo sé. Pero en mi caso te equivocas, soy yo quien pone las reglas acá —espetó, clavándome una daga cerca del corazón, y caí en la entrada. Luego, se acercó a mi oreja para susurrarme—: Tranquilo, aún no morirás, la daga no logró penetrar tu corazón. Solo estás herido; tómalo como una advertencia de que no puedes mandarme y hacer lo que se te dé la gana. Ahora, ve y diles a tus hombres que su trabajo está completado y que no se atrevan a regresar por aquí.

Pude volver a mi supuesta guarida después de haberme quitado la daga. Las gotas de sangre caían sobre mis pisadas en el bosque y manchaban parte de mi camisa. Caminando en la oscuridad mientras la luna brillante en el cielo alumbraba todo a mi paso, le avisé por teléfono que me habían herido y que el trabajo estaba hecho. Exceptuando que no le gustaría para nada cuando se enterara de que la familia nos había tendido una trampa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro