Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra: ¡Feliz cumpleaños, Luca!

Estaba en una habitación completamente a oscuras, con todas las personas que habían sido importantes para mí, incluso se encontraban mis difuntos padres, todas esas personas me señalaban, comos si fuese culpable de algo.

....

Abrí mis ojos con bastante sobresalto. Mi pecho subía y bajaba. Estaba todo pegajoso por el sudor. ¿Qué pasó aquí? La respuesta era clara; Había tenido otra pesadilla. Intenté dormir por cinco minutos y ya me pasaba esto. 

Ya no quería dormir. En estos había tenido pesadillas horrorosas, no solo con respecto a mi tío, sino también por todo lo que pasó con Mats y, en sí, la responsabilidad que estaba adquiriendo con una misión tan difícil como esta.

La carta de Amalie nos intranquilizó a todos; Greta no quería quedarse más días en el reino Daluk, todo por el miedo y la desconfianza que aún sentía. Mats se preocupó por Amalie, y analizó línea por línea de aquella carta. Literalmente, la leyó como cien veces.

Aunque Amalie no se había enterado de muchas cosas, como la presencia de Greta, o las teorías conspirativas de Daira. Su plan, de hecho, me pareció bastante racional. Sería un día muy ajetreado, ¿Verdad? El día perfecto para escabullirnos en el castillo. Nosotros informamos sobre todas estas cosas en nuestra carta de respuesta.

Todo esto hizo que el tipo de pensamientos que tenía ahora fueran más de lo que yo mismo podía controlar. Enviamos confirmación casi al instante a la carta de Amalie. Seguiríamos su plan.

Pero eso había traído más dolores de cabeza a mí. Si bien no recordaba nada, ahora mucho menos. En mis sueños podía ver algunos recuerdos de mi infancia, tanto recuerdos felices como trágicos. Eso era lo que me torturaba, por eso no quería seguir soñando.

No dormía desde hace ya unos tres días. Mi cuerpo no funcionaba en lo absoluto. Mis ojeras eran peores a las que tenía tras la desaparición de Mats. Y lo peor:

Hoy era mi cumpleaños.

¿Mi cumpleaños? El peor día de mi vida. El día en que murieron mis padres. Traté de superarlo con todas mis fuerzas, pero no podía parar de pensar en mis padres en un día como este.

Mats, Greta y Amalie fueron las únicas personas que tras la muerte de mis padres me apoyaron sin condición. Claro, sin desmeritar a los Bianchi, pero mi relación con ellos era algo complicada.

Sin embargo, extrañaba a mis padres. Ellos me criaron para convertirme en quien soy hoy en día; ya un adulto de dieciocho años, con un amigo de humor bastante malo, una adolescente muy rarita, y mis distinguidos viajes con ellos.

¿Era un fracaso? Claro, pero estaba rodeado de personas interesantes, y eso me hacía menos fracasado.

Presionó su dedo índice sobre sus labios, en gesto de silencio— Luca se despertará —Dijo Greta — Compremos el pastel antes de que lo haga.

Susurrando, respondió —: ¿Para qué comprar un pastel? Tengo unos fantásticos dotes culinarios. Además, el dinero no crece de los árboles.

Lo miró con preocupación —Mats, el papel se saca de los árboles.

—Oh —se limitó a decir —. ¡Bueno! Eso no importante. Hoy, como buenos amigos que somos, organizaremos una fiesta sorpresa para Luca.

¿Sorpresa? Yo estaba acostado en mi cama, con un ojo entreabierto. Ya nada de lo que hicieran sería sorpresa. 

—Supongo que te ayudaré —comentó Greta, poniéndose en marcha.

—¡Momento! —la paró Mats —¿Qué pasa con esa herida, señorita? ¿Cómo va?

—¿Esto? —soltó una risilla, señalando una fuerte cortada que estaba debajo de su ojo; se la había hecho aquel señor de la cueva —Esto es solo un rasguño. Me he hecho cosas peores —sonrió.

—Ajá. Vi que esa herida es profunda. Cuando te arranquen un pedazo de la cara dirás que es solo un rasguño, ¿Verdad?

—Ya pareces mi mamá regañandome —rodó los ojos, pero a los segundos se dio cuenta de su error —Oh… Lo siento —tapó su boca, sorprendida.

Mats soltó una gran y larga carcajada, ganándose el desprecio de Greta por unos minutos— Que en paz descanse la señora Bobrova —dijo en un tono más calmado, para aliviar la ira de Greta.

—Gracias —dijo fríamente.

Luego, Mats y Greta emprendieron su viaje, abandonando el lugar con su animada conversación, sus voces se oían hacia lo lejos; la voz dulce de Greta resonaba por el limitado pasillo, al igual que la voz profunda y cómica de Mats.

Me dispuse a levantarme de mi cama. Ellos creían que yo estaba dormido, aunque la realidad era que había escuchado toda la conversación.

¿Una fiesta?

Rápidamente, al recordar mi cumpleaños, mi cabeza empezó a doler demasiado, sin parar ni por un segundo. Sostuve mis cabellos por el dolor, pero esto solo empeoró todo.

No podía acceder a ningún recuerdo determinado, simplemente venían a mí.

Y algunas veces, eran recuerdos que no me gustaban, recuerdos que hacían mi cabeza arder en frustración.

—¿Luca? Es hora de despertar, ¡Dormilón! —esbozó una sonrisa aquella muchacha rubia. Me levanté de la cama ignorando cualquier malestar que tuviera mi cuerpo, me paré frente a mi cama.

Al entrar a la habitación se sobresaltó —Oh, que susto. Pensé que estabas dormido.

Dormir… Lo quería, pero tenía miedo.

—Lo estaba —fingí un bostezo —¿Qué hay de desayunar hoy?

—Mats cocinó. Ven, vamos a la cocina —tomó mi antebrazo, llevándome por el corto pasillo de la cabaña hasta la cocina.

—¿Estás segura de que “eso” es comestible? —cuestioné, arrugando mi nariz.

—Lo probé, y… No hay un adjetivo exacto para describirlo.

—Eso no me da buenas expectativas.

La cocina era moderna, con aparatos que nunca había visto en Hawke o Yosida. La gente en el reino Daluk tenía grandes avances tecnológicos.

—Por favor, toma asiento, Luca —Greta apartó la silla para que yo me pudiera sentar, le agradecí con calidez y volví a mirar hasta la pequeña mesa que estaba en nuestra cocina —Bueno, ¿Qué esperamos? ¡A comer!

Entonces, vino Mats, moviéndose con su nueva silla de ruedas. Se la había comprado hace algunos días, ya que, le era difícil moverse con la prótesis porque era bastante antigua. Él traía entre sus manos un plato, con un cloche cubriendo la comida.

—Te presento tu plato, cocinado por mí.

—Siento que hoy me están dando demasiadas atenciones, ¿Por qué será? —reí —¿Cómo vas con tu silla de ruedas, Mats?

—Bueno… Podría decirse que la otra tenía más valor sentimental, pero esta no está tan mal —contestó—. Es cómoda, aunque me costó una fortuna.

Solté una risilla— Eres un tacaño.

—¡Luca! Come ya —dijo Greta con emoción.

Entonces, retiré el cloche. Me percaté de lo que realmente había en el plato; una gran rebanada de pastel de chocolate, con fresas y decoraciones un poco exageradas, a decir verdad.

Al ver mi reacción, Mats y Greta empezaron a aplaudir —¡Feliz cumpleaños, Luca! —dijo Mats con emoción. Trajo, aparte de la rebanada, el pastel restante. Tenía un aspecto un poco… Uh —Lo cociné yo mismo —me miró con orgullo.

—Esperamos que te guste —respondió la rubia, mientras traía un sombrero de cumpleañero, hecho totalmente a base de cartón— Toma, póntelo.

Pero las sorpresas no terminaban para mí. De pronto, la puerta de la cabaña se abrió. Entró una figura alta, aquella chica de piel morena y cabello marrónse presentó en la casa— Vamos, chicos. La cabeza al pastel —habló Daira, dando algunos pasos hacia nosotros.

—¿Qué hace ella aquí? —cuestioné. A este punto, mi cabeza ya empezaba a doler nuevamente. Sentía el agudo ardor en aquel punto de mi cabeza, torturándome.

Ninguno de los presentes contestó. Mats se acercó a mí lentamente, haciendo algo que me dejó impactado.

Empujó mi cara con brusquedad hasta el pastel. Cuando me levanté, mi rostro quedó completamente manchado. Escuché las sonoras carcajadas de Mats, Greta y Daira. No veía nada, todo estaba lleno de aquel glaseado chocolatoso.

De nuevo, sentí aquel punzante dolor impregnado allí. Mis piernas se sentía flojas, a tal punto que no soportaba más, y caí de rodillas hasta el suelo. ¿Este era mi cumpleaños? No dudaba que las intenciones de mis amigos eran por puro entretenimiento, pero en sí, el día de mi cumpleaños se había convertido en el peor día de mi vida, todo por lo ocurrido hace seis años.

Con mis manos traté de quitar un poco del glaseado que estaba en mi cara, pero fue en vano. La mezcla que había hecho Mats muy escurridiza. La risa de mis amigos paró al ver cómo tiraba de mi propio cabello. El dolor se hacía cada vez más insoportable —¿Luca, estás bien? —cuestionó Mats, viniendo a sujetar mis hombros.

—¡Claro que no lo está! —exclamó Daira, llegando hacia mí—. ¿Qué sucede?

Greta también los acompañó con preocupación— Has tenido muchas ojeras estás últimas semanas. ¿Has estado durmiendo bien?

—No he dormido en tres días —articulé apenas pude— Me duele la cabeza… ¡No quiero dormir! Volveré a tener ese tipo de sueños.

—Luca, primeramente, cálmate —comenzó la ojiazul— Danos un contexto previo para poder entender.

—Greta… Desde hace días he tenido pesadillas. Más que nada, son recuerdos de mi pasado. Los síntomas más graves fueron luego de leer la carta de Amalie, pero comenzaron cuando emprendí este viaje.

—¿Por qué no habías dicho nada? —habló Mats, desconcertado.

—¿Podría haberlo hecho? Estuve tan preocupado por ti estas últimas semanas que no tuve tiempo para mí mismo.

—Luca —él me miró—. Somos amigos y todo, pero por favor, nunca descuides tu salud por mí.

—¡Chicos! No hay de que preocuparse. En mi casa hay medicamentos para los dolores de cabeza —comentó Daira— ¿No pasa nada si los voy a buscar?

—Te acompañaré, Daira. Dos serán mucho más rápido que uno. Mats, lleva a Luca a la cama. Recuerda darle una taza de té —Mats asintió. Las chicas se vistieron con un abrigo para el frío y emprendieron su camino.

[…]

—Lamento que tu cumpleaños haya sido tan desastroso. No fue conforme lo planeado —soltó una risilla—. Al menos espero que te mejores.

—He tenido peores —contesté, dándole un sorbo a mi taza de té.

—Pero… Me gustaría saber exactamente, Luca.

—¿Exactamente qué?

—¿Por qué no puedes dormir? —preguntó Mats, mirándome directamente a los ojos. Sus ojos verdes se clavaban en los míos.

—No lo sé. Desde que salí del reino Hawke, el único recuerdo que almaceno es la muerte de mis padres. Sinceramente, me gustaría poder acceder a mis recuerdos felices, pero cuando trato de hacerlo… Todo se bloquea para mí.

—Es difícil, ¿No? De hecho, considero una alternativa más fácil bloquear tus recuerdos que superarlos. No te estoy desacreditando, solo digo que deberías tratar de superar todo.

—Para mí es imposible.

—En un principio, para mí parecía imposible también. Imagínate, he vivido toda mi vida con esta idea; nací para ser criminal. Aunque al principio si lo creí, cuando quería dejar todo esto… No pude. No por lo que dijera la gente, sino porque ya me había acostumbrado demasiado, había entrado a una zona de confort. Luca, debes expandir tu mentalidad, abrir paso a nuevas ideas.

—Mats, la simple idea de cambiar… Me aterra.

—Por eso, nuestra mente nunca pensará nada bueno sobre aquellos cambios. Sin embargo, un grano de arroz puede inclinar la balanza. Aquel cambio que consideras innecesario, puede traerte una felicidad que jamás hubieras imaginado.

¿Felicidad? Desde que salí de la casa de los Bianchi había olvidado el significado de esa palabra. Hace seis años todo en mi vida se volvió gris… Pero ahora, conociendo a mis nuevos amigos, había comenzado a encontrar mi camino nuevamente.

Comencé a sentir la emoción en mi corazón pasar con rapidez por todo mi cuerpo. Aquellos sentimientos oscuros que una vez tuvieran el dominio, se habían ido. Yo quería superarme a mi mismo.

—Tienes razón… No debería tener miedo. ¡Yo no voy a tener miedo! —dije con la frente en alto.

Mientras los tuviera a ellos…

La venganza sería posible.

Y mientras mi venganza sea posible, estaba seguro de que mi felicidad vendría.

///

¡Muchísimas gracias por 1k se vistas!

Muchas veces me desmotivé y pensé en abandonar este libro, pero gracias a esto, ahora me siento con ganas de crear más capítulos. Muchas gracias por leer mi libro, me hace muy feliz ✨.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro