Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8: La venganza

Luca Fisher.

Reino Yosida del este.

Había pasado un tiempo desde el incidente que arruinó la vida de Mats. Era difícil acostumbrarse a ello, conocía el peso que conllevaba para él.

No hubiera querido que pasara por nada en el mundo.

Después de todo, Mats era mi amigo. Él me ayudó, me ofreció un techo y comida cuando nadie más lo hizo. Claramente, me preocupaba por él.

Por momentos llegué a odiar a Mats, llegué a odiar su forma de ser… Pronto me di cuenta de algo: Él realmente se esforzaba. Se esforzaba para cambiar.

Entendía lo deprimido que podía estar luego de haber vivido una experiencia así. A pesar de que habían pasado varios meses… Él se sentía tan inseguro.

Pero este era el momento. El momento de demostrarle a Mats lo útil que era, que aunque le faltará una pierna, él valía mucho más que eso.

Lo haría por mi amigo.

Los cálidos rayos de sol se reflejaron en mi rostro, dándole la bienvenida a la mañana. Me revolví en mi suave cama y me levanté para estirar mis brazos. Lo primero que escuchó fueron los gritos de Mats y Amalie, que resonaban por toda la casa.

Una sonrisa inconsciente se formó en mi rostro. Bajé mis pies de la cama con rapidez y fui a ver qué estaba pasando entre ellos dos.

Estruje mis ojos, tratando de despertarme. Al caminar un poco ya me encontraba en la cocina. Amalie le gustaba fuertemente a Mats, este la mirada con cierto terror.

—¡Te dije que te tocaba cocinar! —exclamó la mujer. 

—Entonces no pongas los condimentos tan arriba. ¿No ves el estado en el que estoy?—inquirió Mats, señalando su silla de ruedas.

Por un momento vi como el entrecejo fruncido de Amalie desaparecía. Sintió pena por Mats, que aunque bromeaba constantemente con ser discapacitado, en el fondo le dolía.

Ella me miró a los ojos al darse cuenta de que ya me había despertado, la sorpresa la invadió y habló—: Oh, Luca… Siento mucho que hayas tenido que ver eso.

—Tranquila, ya estoy acostumbrado —manifesté— Ustedes dos parecen una pareja de casados —dije con cierta picardía.

Fueron reacciones totalmente distintas. Mientras Mats me veía como si me quisiera matar, la cara de Amalie se coloró completamente.

—¡No digas esas cosas! —ella tartamudeó con rabia.

—¡Lo lamento! —rasqué mi nuca con una sonrisa.

—Bueno, hoy haré el desayuno yo —le echó una mirada a mi amigo— Pero para la próxima no te salvas, Berg— él soltó una carcajada malvada, la mujer simplemente lo miró con recelo.

—Bien, muchacho, lleva a este pobre viejo al comedor —ordenó, apoyando sus brazos detrás de su cabeza, haciendo su posición más cómoda.

—Puedes ir tú solo —me crucé de brazos. Últimamente, desde que Mats había quedado discapacitado, me utilizaba como sirviente personal.

El hombre levantó una ceja, mirando con curiosidad— ¿Dices eso después de que te protegí cuando Thomas nos secuestró? Vaya, cría cuervos y te sacarán los ojos.

—Que manipulador eres, Mats —agarré su silla de ruedas. Lo impulsé hasta la cocina, de mala gana, por supuesto. Él únicamente se limitó a decir un “es mi naturaleza”.

[...]

Habían pasado al rededor de treinta minutos. La castaña llegó a la mesa con el desayuno listo. Constaba de hongos asados, filete de carne, y por último una canasta de frutas para balancear.  Todo se veía delicioso. Incluso me daban ganas de aprender a cocinar.

—No podía esperar menos de ti—elogió Mats, el que se encontraba casi babeando al ver la comida. Frotó sus manos— ¡Provecho!

—No, Mats —apartó su mano. Solté una risita— Eso es para Luca y para mí, quedaste herido después de ese veneno. Hay que fortalecer más tus defensas —le entregó un ajo crudo y unas moras. Él se quedó con una mirada de anhelo hacia la carne, lo que me hizo reír aún más.

—¿Y tú de qué te ríes, mocoso? —me miró con odio. Yo seguía riendo, pues las reacciones de Mats eran demasiado cómicas.

—De nada —comencé a devorar mi carne frente a él. Frunció el ceño, diciéndome lo mucho que me odiaba, y con todo su derecho; pues todo lo hacía para ver su reacción. El pobre Mats dio mordiscos pequeños a su ajo.

—Oye, ¿No necesito proteína para sobrevivir? —hizo un pequeño puchero.

—Si, pero se quedará para más tarde. Recuerda, el desayuno es la comida más importante del día —le guiñó un ojo— Tengo fe en que reparará tu sistema inmunitario.

Él se limitó a hacer un pequeño berrinche, como un niño que no quería comer sus verduras. La verdad no veía mucha diferencia.

A pesar de que en el ambiente relucía toda la felicidad, yo tenía algo que decirle a mis amigos. Me había estado guardando una cosa desde hace meses. Sabía que si no lo decía ahora, no podría decirlo nunca.

—¿Pasa algo, Luca? ¿Quieres decirnos algo? —la chica de ojos marrones era demasiado intuitiva. Ella ya sabía que quería decir algo. 

—Mats, Amalie —comencé— necesito decirles algo valioso —la seriedad me invadió. ¿Era repentino? Si, pero no quería arrepentirme por no hacerlo.

—No te hagas el interesante, dilo ya —comentó el hombre, con sus ojos cerrados, mientras se recostaba de su asiento.

—Miren... Yo no sé cómo agradecerles lo mucho que me han cuidado los últimos meses. De verdad, no merezco todas las atenciones que me han brindado —no tenía como pagarles. Había perdido todo luego del incidente en la aldea Gremur, y Mats y Amalie me brindaron un techo y una cama—. Sin embargo, hay algo muy fundamental en todo esto, el verdadero motivo de porque estoy aquí —paré, no muy seguro de como les iba a caer la noticia— Verán, todo es borroso cuando trato de mirar al pasado, solo recuerdo aquel día, y aquella promesa que le hice a ese ser tan especial. Necesito vengar la muerte de mis padres, los reyes, y no podré hacerlo rodeado de comodidades como estoy aquí.

—Tengo muchas preguntas sobre esto —comenzó la chica, mirándome a los ojos.

—Adelante, contestaré las que pueda —estaba dispuesto. Ya no escondería nada más.

—¿De quién te vas a vengar? —inquirió Mats, interrumpiendo a Amalie.

—Oh, eso es…

Sinceramente, no estaba muy seguro de contarles eso. No era que les tenía poca confianza, ya que ellos significaban un montón para mí. Entonces, ¿Qué ocurría? Pues con nadie era muy abierto hablando de este tema.

—¡Berg! —exclamó con furia— Deja de presionarlo. ¿Entiendes? Quizá a Luca no se le haga demasiado cómodo hablar sobre este cuestión.

—No, no me gusta… Pero ustedes son mis amigos, no les puedo ocultar algo tan importante para mí ¿No? —replanteé. Yo los quería, ¿Por qué no debía contarles?

—Sabes que somos todo oídos, pero boca cerrada —habló, dándome la confianza que necesitaba.

—Solo puedo recordar aquella noche. La muerte de los reyes de Hawke fue anunciada al día siguiente, esa fue la primera vez que sentí aquella sensación, un sentimiento indescriptible —Amalie abrió sus ojos—. Yo... Cuando vea al tipo que mató a mis padres no me contendré. Merece sufrir más que nadie.

Quería hablar más, pero el pelinegro me interrumpió— ¿Cuándo te vas?

—Mañana a primera hora. ¿Hay algo que quieran que haga antes de eso? No quiero retrasar mi viaje, así que díganme con tiempo.

—Es muy pronto —intervino Amalie— Creo que deberías irte en una semana para tener todo arreglado... Y —agregó— comprendo que lo tengas que hacer. En estos meses me he encariñado demasiado contigo, así que será difícil olvidarte.

—La cuestión es esta; sé que si no me voy cuanto antes me voy a arrepentir, eso es lo menos que quiero.

Ella bajó la mirada, estaba algo decepcionada—: Lo entiendo.

—Voy contigo —dijo el ojiverde de la nada, trayendo sorpresa.

—¿Qué? —musité sorprendido.

Él salió de la mesa y se impulsó con su silla de ruedas hasta quedar en la sala. Amalie y yo lo veíamos desde la mesa. Él levantó sus brazos hacia arriba y nos miró con diversión.

—¿Qué cosas estás diciendo, Mats Berg?—levantó una ceja —. No puedes ir en ese estado.

Separé mis labios para decir algo, pero Mats me interrumpió—: Y solo sería una molestia para Luca, lo sé perfectamente. Sin embargo, él es mi amigo —afirmó, mi cara se coloró de la vergüenza — Él nunca me abandonó cuando Thomas nos tenía secuestrados. Haré lo mismo, te apoyaré aunque mis capacidades no me ayuden.

—Creo que ustedes dos se han hecho buenos amigos —soltó una risa triste— Nunca dije que serías una molestia. Simplemente… Me preocupo por lo que te vaya a pasar allá.

—Está bien, soy fuerte—volvió a decir con una sonrisa — Quiero apoyar a Luca todo lo que pueda. Talvez no pueda usar los puños, pero tengo experiencia que le puede servir.

—Muchas gracias —sonreí contento.

—Yo, la verdad —la voz de Amalie temblaba. Sus ojos empezaron a lagrimear, parecía querer retener sus sentimientos —No quisiera quedarme sola…

—Ven con nosotros, Amalie —ofreció.

—Tengo complicaciones —suspiró— Debo atender el negocio de Mats. Además, siento que solo sería una molestia si voy con ustedes.

—No te estoy obligando a cuidar de el. Puedo dejarlo por un tiempo. No es algo importante para mí —se encogió de hombros.

—No —la seriedad la invadió— Te hice una promesa, no podría romperla.

Vi por un momento la tristeza reflejada en el rostro del hombre, él no quería dejarla. Se había convertido en una amiga muy especial para él.

Acarició su cabello— Relájate. Sé que eres muy responsable. Eres una buena persona, Kundsen.

—Está bien —ella sonrió— Confío en ti, y estoy segura de que harás un gran trabajo cuidando de Luca.

Y así siguió la tarde y la noche de aquel día; el último día que estaría con mi querida amiga. Alguien que por cuidarme tanto, se había convertido en una persona muy importante en mi vida… Tanto como una auténtica madre.

Lo sabía. Sabía que por la ausencia de mi madre durante mi infancia buscaba constantemente una persona que llenará ese espacio en mi vida, que me diera el tan anhelado amor que me faltaba.

Después de todo, todo lo que quería se iba de mis manos. Pero en este caso no soltaría a Amalie. No volvería a cometer el mismo error, mi separación con ella era solamente temporal.

Mi vida desde aquel día no fue fácil. No es la vida destinada a un príncipe… Pero si esto era lo que mi tío quería, respetaría su decisión.

Porque desde mi sufrimiento había encontrado buenos amigos.

—Aquí tienes. Estos son suministros para todo un mes —comentó la mujer, dándome una bolsa entre las manos.

—Gracias —me limité a decir.

—Estos son algunos de tus ahorros —le entregó una gran bolsa al chico de tez pálida— ¿Será suficiente?

No contestó. Él estaba bastante triste desde que había despertado, sabía que era porque no quería abandonar a su amiga. La verdad, yo tampoco quería hacerlo. Sin embargo, necesitaba irme. Ya era suficiente tiempo evitando enfrentar mi destino.

—Mats —llamó ella— ¿Pasa algo?

—Oye —él dudó, pero al final pareció seguro de querer decir algo.

—¿Si? —volvió a preguntar.

—Te quiero —dijo con simpleza. Me sorprendió, Mats no era una persona muy cariñosa… Bueno, nunca había sido demasiado abierto con sus sentimientos.

—Yo también —su rostro se coloró hasta sus orejas. Yo parecía un tercero aquí. La tensión entre ellos dos era tan fuerte que había creado una barrera entre nosotros.

Después de unas intensas miradas que se estuvieron dando por unos minutos, decidí interrumpir. Pues ya era tarde, temía no llegar a tiempo.

Carraspeé— ¿Nos podemos ir ya? —sonreí incómodo— Pueden seguir con su charla de pareja después.

—Bien, vámonos —contestó fríamente. Era increíble como podía cambiar de personalidad con tanta rapidez.

Los ojos de Amalie estaban a punto de soltar lágrimas, las despedidas eran realmente difíciles…

Ella se frotaba los ojos para no soltar una cascada de lágrimas… Amalie había sido realmente fuerte. Admiraba su madurez a la hora de enfrentar los problemas, ella entendía mis motivos mejor que nadie.

Levanté mi mano y la sacudí para despedirme de ella. Mis labios formaron una sonrisa triste.

Tomé el mango de la silla de ruedas de Mats, comencé a salir de la casa a través de la puerta.

Una lujosa carroza estaba frente a la casa. Todo nuestro equipaje ya estaba ahí. El conductor, quién era amigo de Mats, lo cargó hasta su asiento en la carroza. Pronto, me dio una señal para que yo subiera también. Eso hice, me senté al lado de Mats acompañándolo.

—¿A dónde quieren ir? —habló el hombre.

Mi voz temblaba… No sabía si estaba listo, pero quería hacerlo. Necesitaba hacerlo — Hawke del sur —susurré con voz baja.

—¿Sabes cuan lejos está Hawke del sur? —contestó.

—Podemos descansar en la noche y retomar en la madrugada —comentó mi amigo con una idea en su mente— Tengo un amigo que es dueño de una posada. Podemos quedarnos ahí, al menos nos podrá esconder para que nadie me reconozca.

—¿Dónde está la posada?

—Oh, Está en medio del camino para llegar a Hawke —sonrió— cerca de las colinas del reino Daluk. Podría incluso pagar por su estadía allá, sería lo menos que podría hacer.

—Pues entonces creo que no sería demasiado dificultoso —se lo pensó por unos segundos, pero luego volvió la mirada hacia nosotros— Lo haré, los llevaré.

—¡Gracias! —la felicidad de Mats se veía disparada— Ya sabes, tendrás una buena paga —eso último había estimulado las energías de aquel hombre. Definitivamente, Mats era un experto manipulador. Podía crear interés de la nada en cualquier tipo de persona.

—Este viaje será largo… Espero llegar pronto a la posada. No me gusta estar mucho tiempo sentado— susurró, acomodándose en uno de los asientos.

Asentí con la cabeza. No estaba seguro de que este viaje le aportase algo a mi amigo. Sin embargo, no quería que él se siguiera sintiendo así de inútil. Quería ayudarlo.

Por la ventana podía ver a Amalie. Esbozó una sonrisa al verme. Sus manos permanecían entrelazadas. No me había ido y ya quería volver a abrazarla.

Amalie…

Volveré pronto.

[...]

Entonces; al acercarnos nos dimos cuenta de que la posada no estaba en las mejores condiciones.

Primeramente, estaba hecho de una madera de mala calidad. Además de que estaba en un estado desgastado. Había hoyos por todas partes. Solo tenía dos ventanas a pesar de ser una habitación con un tamaño grande. A ambas ventanas le faltaban piezas.

Inconscientemente, puse cara de asco. Recibí un codazo por parte de Mats.

Nos encontrábamos con el dueño. Era un hombre mayor que venía fumando, tenía apariencia de ser un viejo algo codicioso. Tenía un parche en su ojo derecho, su cabello estaba peinado hacia atrás, su barba era bastante desprolija, de un lado estaba sin afeitar, larga y prominente. Pero del otro era todo lo contrario, estaba a medio afeitar y los cortos pelos sobresalían sobre el resto.

—¡Debe ser muy cómoda! —desplegó sus brazos hacia arriba con una sonrisa. Él no quería herir los sentimientos de aquel señor.

El hombre apartó el cigarro de sus labios para sonreír con orgullo — Los dejaré para que se instalen— dijo con voz suave.

Habíamos llegado hace algunas horas. Mats pasó el viaje completo quejándose de que no le gustaba estar sentado. Bueno, de ahora en más pasaría toda su vida sentado en una silla de ruedas.

Me las ingenié para dormir cómodamente durante el transcurso. Aunque para Mats había sido un desperdicio, él alegaba que no podría dormir durante la noche… Pero todavía pienso que así es mejor. Solía tener pesadillas muy a menudo, o directamente no podía dormir.

Aproveché cuando se fue el hombre para comentar una que otra cosa sobre la casa. En sí, no me agradaba su aspecto— Mats, tienes demasiado dinero, ¿Por qué nos quedamos en un lugar como este?

—No seas amargado—expuso— Hay personas que ni siquiera tienen un hogar. Debemos conformarnos con lo que tenemos. Además, en este punto hay menos probabilidades de que me reconozcan.

—¿El dueño de este sitio no te conocía?

—Eso es imposible. Supongo que no prestaste suficiente atención antes; él es mi amigo —volvió a decir. Yo solo asentí con la cabeza.

—El diseño está bien, pero hay que limpiar un poco —abrió su maleta y sacó unos guantes de limpieza— Extraño tanto a Amalie, ella se encargaría de esto…

—En primer lugar, Amalie no es tu sirvienta, eres un adulto independiente y puedes encargarte de tus propias cosas —le eché una mirada al lugar— Segundo, estás loco para creer que podrías hacer algo con este lugar tú solo, recuerda que tienes una discapacidad.

—¿Estás consiente de que te acabas de contradecir de una manera muy estúpida? —soltó una gran y sonora carcajada, haciéndome sentir estúpido.

Decidí ignorar todas las distracciones y por fin descansar un rato. Ya estaba muy cansado y no tenía muchos ánimos de tener otra discusión con Mats —Voy a dormir —me limité a decir, antes de ir hacia mi cama con todo mi cuerpo somnoliento.

Mis ojos que estaban a punto de cerrarse por la pesadez de mis párpados, se abrieron rápidamente al ver un bulto en la cama. Estaba cubierto por una manta que iba en conjunto con el cubrecolchón.

—Mira esto.

Él también se quedó sorprendió al ver aquel bulto. Sus ojos verdes se abrieron de par en par. ¿Acaso era...?

—¿Es una persona? —preguntó.

—No lo sé —comenté— solo lo descubriremos si vemos lo que hay abajo…

—¡Espera! —me detuvo justo cuando mis dedos estaban a punto de tocar la tela de la que estaba compuesta aquella manta—. Tenemos que hacer observaciones primero, no sabemos que podremos encontrar ahí.

—Tienes razón… Me acercaré.

Pegué mi oído lo más que puede a la manta, pude escuchar una respiración subir y bajar junto con algunos murmullos.

—Mats, hay alguien aquí abajo. Está hablando.

—Apártate. Soy criminal, mis orejas están bien entrenadas para misiones ultras secretas —habló Mats con tono presumido y me empujó hacia el otro lado. Arrastró su silla de ruedas hasta la manta y empezó a escuchar.

—¿De verás? Veo que todavía no te conozco bien.

Los ojos de Mats se abrieron completamente y formó una “O” con su boca. ¿Qué estaba diciendo esa persona que lo tenía tan sorprendido?

—¿Qué está pasando? —pregunté desconcertado.

—Es una voz femenina.

—Quiero escuchar. ¡Quítate! —fruncí mi entrecejo y aparté a Mats. Me acerqué para escuchar los sonidos que provenían de ese lugar.

“¡Pueden quedarse conmigo…!” Eso decían aquellos murmullos. La voz era aguda y dulce, como un cálido susurro.

—¿A qué se estará refiriendo?

—Ni idea. Vamos a ver quién está allí—Mats retiró la manta. Ambos nos quedamos impactados al ver el pequeño y liviano cuerpo que yacía en la cama con unos extraños murmullos.


Y ya era seguro; era una chica. Tenía cabello dorado y cachetes rosados. Era hermosa.

—Oh Dios mío, ¿Acaso estoy muerto? ¿Estoy viendo un ángel? —se cuestionó él.

—Pienso lo mismo —opiné.

Y sin poder resistirse, Mats tocó la mejilla de esta chica. Me asusté al ver cómo sus ojos se abrían.

—Ustedes… —estaba confundida.

—¡No puede ser! —gritó Mats, desplegando sus brazos hacia arriba, el cual se había vuelto su gesto favorito— ¿Un gatito en forma humana? Es tan tierna como uno.

La reacción de ella fue lo que más me sorprendió en esa situación incómoda. Se acercó a nosotros con el entrecejo fruncido.


Ella pateó la silla de ruedas de Mats, haciéndola chocar con la pared, y en consecuencia, haciendo a mi amigo caer de ella. Tenía una fuerza increíble.

Nuevamente, me encontraba atónito. Esta situación no paraba de sorprenderme.

La pierna herida de Mats impactó contra el suelo. Escuché un grito ahogado provenir de él. Mire a su dirección y se encontraba agarrando su pierna lastimada, temblando en exceso. Yo me estremecí al ver a mi amigo así…

—Ayuda —musitó él con temblor, su voz se quebraba. El golpe había sido más fuerte de lo que creí.

—¡Oye! ¿Qué haces? —me posé en defensa, con los consejos que Mats me había dado en el entrenamiento.

Pero no contaba con que ella era mucho más fuerte yo; vino como un torbellino hacia mí y golpeó con fuerza mi nariz. Caí al suelo por el impacto. Me derribó con tanta facilidad que daba miedo.

Mats y yo nos encontrábamos en el suelo, sin poder hacer mucho. Pues Mats ahora era discapacitado, mientras que yo nunca había sido demasiado fuerte.

—Ustedes son del reino Daluk, ¿Verdad? —preguntó, aún a la defensiva.

—¡No! —contestó Mats— Primeramente hablemos… Cálmate, por favor.

—¡Me buscan a mí! —ella se mostraba más agresiva que antes —Quieren que confíe, luego me llevarán con el rey, y... —su cara se mostró horrorizada esta vez, como si hubiera recordado algo que no quisiera.

—Tranquila —hablé— Somos viajeros, vamos al reino Hawke —intentaba tranquilizarla, pero nada funcionaba— Alquilamos esta posada para descansar.

—No voy a creer eso, ¡Dejen de mentirme! —retrocedió, asustada.

Mats volvió a hablar—: ¿Qué ganaríamos con mentir?

—No sé. Tal vez los contrataron para capturarme.

Esta chica, ¿Por qué era así? ¿Por qué le costaba tanto confiar en nosotros?

Me levanté del suelo con rapidez y fui hasta ella. Se alejó de mí con desconcierto, pero yo sostuve su hombro.

Sonreí. No parecía ser mala, solo estaba igual de confundida que nosotros. Mi sonrisa de borró al ver las múltiples marcas que tenía en su rostro. Ella parecía haber sufrido.

—Has sido muy fuerte para aguantar todo eso ¿No? —quería entenderla. Quizá de esta manera sería más fácil que ella viera que no teníamos malas intenciones.

Ella nuevamente se sorprendió.

—¿Qué cosas estás diciendo?

—Solo digo que te entiendo —bajé mi mirada, calmando mi tono de voz— Yo pasé por cosas que no quería. Tuve que enfrentarme a mis miedos. Incluso por momentos me di cuenta lo inestable que era. Eso me carcomía… La impotencia que sentía en mi corazón crecía cada día. Y hasta ahora mi manera de enfrentar esos problemas era evadiéndolos.

—Estoy orgulloso —comentó Mats a lo lejos. Aplaudía— Siempre quise que te dieras cuenta de que eras fuerte.

Al voltearme, vi como Mats había vuelvo a su silla de ruedas. No sabía cómo lo había hecho, y ese era el hecho que más me aterraba. Este tipo era demasiado fuerte.

—¿Cómo?

Puso su dedo índice entre sus labios, haciéndome una señal de que guardara silencio— Soy Mats Berg. Tengo mis secretos.

Volví la mirada hacia la desconocida. Ella clavó sus ojos en mí. Sin perder mucho tiempo dije—: Lo que sea que pase… Puedes contarnos. Somos de confianza.

—Un momento —interrumpió él— ¿Por qué ella estaba en nuestra habitación?

—¿Su habitación? Esta mi habitación —se cruzó de brazos y se apartó de mí.

—Uh, Luca, me han estafado —musitó con rabia— Viejo charlatán, quería ganarse doble premio.

—Ya cállate —regañé— Estoy teniendo una conversación con…

—Greta Bobrova —terminó— No estoy segura de poder confiar en ustedes aún, pero sé que no duraré mucho. Necesito que alguien sepa por lo que he pasado antes de morir. Les contaré mi historia.

Asentí determinante. Dispuesto a escuchar lo que tenía para decirme. No conocía a Greta, pero quería que supiera que yo escucharía sus problemas. Porque cuando necesitaba que alguien escuchara los míos… Ninguna persona estuvo para mí.

Demostraría que era alguien digno de confiar.

✧✧ ✧✧✦

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro