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Capitulo 52: Su voz me da escalofríos.


Capítulo52: Su voz me da escalofríos. 


La primera noticia que tuvieron al llegar fue la llamada de Eva contándoles a ellos dos el chisme. Que habían descubierto que el Toro tenía un sistema de apuestas y hacia livestream de las carreras ilegales. De ahí salieron sus primeros videos.

Esa situación tenía a Hugo de mal humor, que estuviera el Toro ganando dinero a costas de él.

Aunque sí era cierto, que gracias a esos videos filtrados estaban donde estaban ahora.

De igual forma, al llegar, no había mucha actividad ni carreras importantes.

Hugo se lo tomó como unas vacaciones, en la que estaba saliendo todas las noches. Marina lo acompañaba los primeros días, pero después simplemente se cansó de acompañarlo.

Esa noche iba a cantar por primera vez en el lounge bar.

No le dijo a Hugo, él no estaba en el apartamento cuando ella se iba de todas formas.

La muchacha se llamaba Emily. Era una pelirroja muy simpática que le estaba hablando a Marina sobre todo lo que tenía que saber. La preparaba mentalmente mientras le arreglaba el cabello. Le hacía saber que el vestuario podía ser como quisiera y que había elegido un buen vestido. Los clientes también podían elegir las canciones.

Marina salió con los chicos de la música, temprano, a las siete. Cantaría cada diez minutos, un par de canciones, hasta las diez. La batería, la tocaba una chica llamada Úrsula, y el piano y la guitarra unos mellizos. Esos tres instrumentos hacían una armonía increíble.

Eran agradables, aunque la baterista tenía algo de pesada en ella.

Empezaron con la prueba de sonido a las siete de la noche. Pero esa noche por pura casualidad Pablo estaba visitando ese bar. Tenía unos nuevos amigos en el lugar. Cuando Marina empezó a cantar, volteó al escenario. Era una canción movida, sonreía al cantar. Y su voz le daba escalofríos.

—Hey, siéntate.

—Su voz me da escalofríos. —Comentó Pablo.

Pero al terminar, no la fue a saludar. Iba a ser su mejor secreto.

Marina llegó el primer día muy tarde. Eran casi las doce, y así como estaba el silencio en la calle, estaba en el apartamento. Emily le había acompañado hasta la puerta de entrada, y la despidió con un beso.

Marina dio unos pasos, y al escuchar que sus zapatos hacían un fuerte sonido, se detuvo y se los quitó. Los llevaba en su mano derecha mientras veía en la cocina unas botellas de alcohol vacías, parecía como si había una fiesta en la casa.

El carro de Hugo estaba abajo, así que estaba segura que él estaba ahí. Caminó a la habitación, que también estaba oscura. Y no había nadie, dejó los zapatos en el piso y al levantarse vio a Hugo que la miraba a los ojos.

Exhaló, pesadamente, como si pudiera sentir lo enojado que estaba.

—¿Qué diablos te piensas, Marina?

Marina lo ignoró, lo pasó por al lado, pensando que él la iba a agarrar, pero no lo hizo, y aun así su corazón se aceleró.

Se bajó el zipper ella sola con la mano doblada detrás de la espalda. Sacó sus pijamas y se las puso sin hacerle caso. Se recogía el cabello y tomó su desmaquillador para meterse en el baño. Cerró con llave la puerta, y se paró frente al espejo. Tomó un poco de algodón y lo untó del desmaquillador.

Empezó a quitarse con suavidad el maquillaje de los ojos, cuando un estruendo potente la hizo temblar. Ahora los latidos de su corazón estaban en sus oídos y se quedó quieta, sin saber muy bien qué hacer.

No pasó un minutó, cuando escuchó otro estruendo, y otro, y otro. Entonces empezó a llorar en silencio, su reflejo estaba devolviéndole la mirada con el rostro lleno de lágrimas.

Estaba paralizada y solo se movió a poner el pestillo al cuarto del baño. Retrocedió y esperó, pero ya no había más estruendos. Parecían cristales rotos, pero no escuchaba nada en ese momento. Miraba la puerta con tal terror. Dejó el algodón encima de la meseta, y se limpió las lágrimas.

Después vio como la puerta se movía con golpes fuertes.

—¡Abre la maldita puerta!, ¡la voy a tumbar!

Estaba temblando, pero reaccionó de inmediato, abriéndola. A un lado, al lado de la mesita que llevaba una lámpara, estaba una botella rota en pedacitos, y más cristales, que parecían ser copas. Hugo estaba ahí mismo en la puerta, frente a ella.

—¿Con quién estabas? Dímelo, solo dímelo. —Su voz ahora era baja—. Porque si vas a andar de zorra, al menos dímelo, y dejamos esto acá, porque maldita sea, mi mujer...

Marina le volteó la cara de un bofetón. Sonó alto y doloroso. Hugo se tocó la mejilla, asintiendo con más calma de la esperada.

Ella solo se quedó quieta en su lugar, sorprendida de su propia acción, y aun nerviosa.

—He estado bebiendo mucho... —él se lamentó mientras se sobaba la cara. Una sonrisa de lado fantasmal apareció en su rostro. Levantó la mirada, y se fue de la habitación.

Marina estaba todavía parada con las lágrimas secas en su cara. Se sentó en la cama, y después se acostó de lado. Y aparentaba estar tranquila, pero su corazón estaba acelerado aun.

Cuando despertó al otro día, no había vidrios en la habitación. Observó que estaba vacía, él no estaba. Caminó a la sala de la casa, donde la televisión estaba encendida. Había una botella de agua de las grandes a medio beber. Sintió que alguien se le paró detrás, volteó y Hugo la miraba, con el rostro más compasivo.

—Solo vine a decirte una cosa...

—Evita las peleas tan temprano en la mañana. —La detuvo—. No tienes derecho a hablarme así, y menos a esta hora, en vez de estar de rodillas en frente de mi estás haciendo esto.

—Mereces otro bofetón.

—Sino lo haces tú, puedo conseguir quienes estén dispuestas a hacerlo.

Marina se cruzó de brazos. —Hugo, diablos, vete a conseguirlas entonces. —Alzaba las cejas—. Pero escúchame bien, si hay alguien que no tiene derecho a hablarme así eres tú, anoche te comportaste como un maldito loco, y yo ya estoy cansada de ti. Estoy harta de ti. ¡Harta!

—Pues vete. Dejemos esto aquí. —Le abrió los ojos, y se alzó de hombros al mismo tiempo—. Anoche andabas hasta la media noche con un vestido corto sabrá dónde diablos, y no me dijiste nada, aunque me preocupé por ti todo ese tiempo, me recompensaste con una bofetada. Ni mi mamá me ha golpeado nunca en la cara.

—Hace unas semanas te dejaron irreconocible... nunca digas nunca. —Comentó sarcástica.

Hugo la acercó a su pecho agarrándola del brazo bruscamente. —¿Qué es lo que te sucede? —le preguntó apretándole la mandíbula con su otra mano. Después solo le robó un besó. Marina lo empujó.

—¡Estaba cantando! —Se sacudió hasta que Hugo la soltó, se cruzó de brazos, y después sintió que había humedad en sus ojos—. Estaba cantando...

Y quería llorar como si no pudiera más.

—Solo estaba cantando... no hacía otra cosa.

Y no se reconocía. Ya no sabía quién era ella.

—Pues la próxima maldita vez me dices, y te evitas todo el condenado drama. No eres una adolescente jugando a la parejita, no puedes pretender que voy a estar tranquilo sino sé dónde diablos estás y más si vives conmigo.

Lo escuchó caminar a la salida e irse. Marina se echó el cabello hacia atrás y miró a la puerta.

—Dejemos esto, dejemos esto Hugo.

Pero solo se lo dijo a la puerta, porque él ya se había ido y le era imposible escuchar.

Aun el problema de ellos, Marina siguió saliendo los fines de semana a su trabajo. Hugo no había ido ni una sola noche, y Pablo no se había perdido ni una sola presentación. Pero ella no lo sabía.

Llegó el mes de marzo, y con el mes de marzo, una reunión "en la cumbre".

Marina y Hugo andaban juntos, aunque no se estaban llevando bien. Porque Hugo seguía saliendo y Marina seguía yendo a cantar. En la reunión en la casa de Frederick, fue la primera vez, después de unas semanas, que Marina veía a Pablo. Llevaba rato allí y bebía un coctel en una copa.

Hugo se sentó con las piernas abiertas en un sillón para él solo, y Marina se sentó en otro.

Pablo le pasó la hoja con el contrato para que Hugo lo leyera.

—No lo vamos a firmar —le dijo sin leerlo—. Solo hazle creer que sí, hasta que podamos. —Se acercó a sus rodillas, y le susurró—. Mientras tanto, hay unas carreras a las que nos podemos inscribir. Tenemos el dinero, ¿no?

Pablo lo miraba, después miró a Marina, y Hugo negó con la cabeza.

—Mira acá. —Le llamó la atención—. Haz lo que te digo.

Frederick llegaba junto a otros dos hombres del team. Pablo se recogió, y se quedó mirando a Hugo, casi en toda la reunión.

Como era sábado, al salir de allí, se fue a preparar para ir a ver Marina cantar.

Tenía mucha fama en el club. Es más, estaba seguro de que la clientela del club había crecido un poco, y que sus fans eran cada día más.

Esa noche cantaba y su voz estaba un poco más quebradiza que antes. Hacía frío todavía, la esperó afuera hasta que saliera.

Ya Emily no la acompañaba. Se iba a sola a casa.

—Marina —La llamó cuando la vio a salir.

—¿Pablo? Dios —Negó con la cabeza y siguió caminando por la acera.

—¿Para dónde va la estrella? —Se acercó.

—A casa, ¿no es obvio? —Su aliento estaba alcoholizado.

Pensó que no era buena idea decírselo.

—Yo te llevo.

—No, tomo un taxi. —Siguió caminando.

Pablo le siguió. —Mi carro está a unas dos cuadras, ¿ves cómo se llena este lugar por ti?

—Quizás sea la última vez que cante algo aquí. —Se ponía el cabello detrás de la oreja, porque el frio viento se lo movía.

—¿Por qué? He visto todas tus presentaciones. —Le comunicó.

Marina sonrió sin mostrar los dientes, achinando los ojos. Le parecía tierno que haya visto todas sus presentaciones, ¿Cómo él sabía que cantaría allí?

Se balanceó hasta la pared y vomitó. Pablo la tomó.

—Qué vergüenza. —Marina decía, tratando de limpiarse la boca—. Qué vergüenza... —Se veía apenada. Su cara estaba roja.

—Permíteme, por favor, llevarte a casa.

Marina negó. —¿No te escuchas? Hugo te ve conmigo y dice que estaba teniendo sexo contigo. —Se agarraba de la pared—. Solo estoy un poco mareada. ¿Escuchaste que nos vamos? Hugo no volverá firmar, y yo ya me estaba sintiendo bien aquí.

—¿Y por eso te intoxicas con alcohol? Anda, no te dejaré sola. —La tomó de la cintura y la ayudaba a caminar hasta su auto. Abrió la puerta y sacó una botella de agua que siempre tenía. Con el agua la ayudó a lavarse las manos, después ella se enjuagó la boca, y se echó lo restante en la cara, no le importaba estropear el maquillaje. Estuvo unos segundos recostada del auto, con los ojos cerrados. Al abrirlos, se encontró con que Pablo la miraba.

—¿Qué?

—Nada, solo... eres tan bonita. —La miraba con seriedad—. Y tierna, Marina, quiero abrazarte.

Marina rodó los ojos. —Tierna, jajá. —Marcó la risa adrede—. ¿Te escuchas?

—Sí, me escucho... —Le pasó la mano por la mejilla, y se acercaba a su rostro—. Tu no escuchas mis pensamientos, te escandalizarías... no te imaginas las cosas que quiero hacerte...

Marina movió la cabeza hacia la derecha, Pablo seguía a su lado.

—Quiero hacerte feliz, Marina. —Ambos se rieron, por lo que decía, porque él estaba seguro que ella trataba de adivinar sus pensamientos—. ¿Qué? —Preguntó, riéndose en su cuello y después alejándose un poco—, ¿Qué me refería a que quería besarte, y que quería hacerte el amor?

Mantenían la mirada fija.

Marina no respondió.

—Eso también, pero... no es un buen momento de decirte eso, tienes un poco de alcohol en las venas.

—¿En serio me quieres hacer el amor? —le preguntó haciendo lo posible para no reírse—. ¿O solo me tomas el pelo?

—Desearía que fuera una tomadura de pelo el que aun estés con ese novio tuyo, y que en realidad fueras mía, y yo tuyo, y que el hacerte el amor fuera una rutina. Todas las noches te vengo a escuchar cantar, y te veo desnuda en mi cama, y te toco, y tus gemidos son más dulces que tu voz al cantar.

Marina tenía la mirada abajo, ya no tenía ganas de reírse... mucho menos de responder.

—Ven, te llevo a casa. —La tomó de la mano, y la ayudó a subirse en su auto. Olía a frutos del bosque con el aire acondicionado, cosa que le daba un poco de nauseas a Marina, y pidió que bajara el vidrio.

Todo el camino anduvo con los ojos cerrados. Al llegar al apartamento, el carro de Hugo no estaba. Ya ni siquiera le preocupaba el no saber a dónde estaba yendo todas esas noches.

—¿Sabes algo? Que si Hugo no vuelve a firmar, esta será mi última semana viviendo en la casa de Frederick.

—Me siento terrible. No me quiero ir. —Marina estaba siendo honesta.

Pablo apagó el vehículo. Abrió la puerta del copiloto y la ayudó a bajar. La acompañó hasta la puerta del departamento y la vio a entrar. El vestido que llevaba puesto era muy bonito, le pareció que se lo debía decir.

—Tu vestido, te queda hermoso Marina.

—Gracias. —Marina se volteó—. Gracias por traerme, yo iré a dormir, Hugo aparecerá, en cualquier momento de hoy o mañana.

—Cierra bien todas las puertas y ventanas. Y cuídate mucho.

Marina lo miró, se le paró al frente, y tomó sus dos manos, las puso en su cintura y después lo miró a los ojos, él no decía nada.

Marina movió sus manos un poco más arriba, y después las puso más abajo, justo en sus caderas, y las dejó ahí. Vio el pecho de Pablo llenarse de aire y luego vaciarse, mientras le miraba los labios a ella. Ella le sonrió.

Cruzó sus manos por su cuello y como tenía tacos su mejilla estaba ahí mismo, y la besó. Después recostó su cabeza de su hombro.

—Sí quiero que me hagas el amor... —Su voz le dio escalofríos, él la apretó a su cuerpo, para que viera que él también, Marina se puso nerviosa, se le estaba yendo el juego de las manos—. Pero estoy confundida. —Le susurró. Y entonces quitó las manos de Pablo de encima de sus caderas y se apartó de él.

—Yo esperare que salgas de tu confusión. —dijo eso antes de marcharse con una erección incipiente que no se molestaba en ocultar y que también lo había molestado un poco.

Marina cerró la puerta, y se recostó de la misma acto seguido. Negó con la cabeza.

No cabía duda de que solo buscaba tener sexo con ella y ya. No iba a caer en su juego. Dio unos pasos más y se tiró en el sofá. Tenía demasiado alcohol en las venas, solo quería dormir.

—Se lo voy a decir. —Le sonrió a Hugo con suficiencia—. Y ella te dejará a ti.

Hugo la agarró desde los hombros, apretándola. —No te atrevas, pequeña manipuladora. —Le soltó—. Si lo haces será la última vez que me veas.

—Eres un perro, tú no lo amas. Estás conmigo, me lo me.tes a mí, y después vas a donde ella. ¿Sabías que eres un perro?

—Y a ti te gusta que lo sea, ¿no? —Estaba ahora sentado en la cama, poniéndose los zapatos. Cuando terminó se levantó, y tomó su celular.

—Acepta tu lugar.

Iris se cruzó de brazos. —Te reto a que dejes de venir aquí, Hugo.

—Pues no vuelvo. —Y entonces cerró la puerta de su habitación sin más.

Iris exhaló mirando la puerta. Se volvió a echar el cabello hacia atrás como si fuera un tic nervioso.

Estaba segura de que él la amaba.

¿Por qué le daba miedo terminar con esa otra chica?





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estos caps son culminantes, ya es tiempo de ir hablando del final, que viene pronto, and im excited!!!11

Hace tiempo no hacia comentarios en los caps, porque pensaba que eran molestos, pero no me aguanto. Yo fangirleo pila, porque me gusta esta historia, por algo paré de escribir todas las actuales xd

Acá voy:

Ambos tienen problemas muy fuertes y siguen juntos. P no puede ocultar más sus deseos por M. Y M encuentra algo en lo que es feliz, cantar...; Que H y I tengan una relación a escondidas es mucho más interesante, porque eIla está enamorada full de él. Que H y M están ambos confundidos, con sentimientos encontrados por otros ajenos a la relación, pero no se alejan uno del otro, porque eso es exactamente lo que ocurre.

Y nada, que en este cap se está desmoronando todo, y son cosas que se ven venir desde el capitulo 1,2,3. No es sorpresa para muchos. Hay gente que dice que el escritor no se debe explicar, pero yo no sigo la rules the game, quiero que quede claro que H quiere a M, pero de una manera toxica. Y hay gente allá afuera que quiere así. So open ur eyes.

Y nada, que me emociona mucho como se va desarrollando, y en estos caps finales quiero que quede completamente  claro todo. En una segunda lectura mas detenida, uds se podrán fijar en todas las hints desde el 1 al 51. Y es lo emocionante. 

Mil gracias por leer y por ser parte de esto. Ustedes nunca imaginaran lo feliz que estoy de que uds estén en mi vida, y de que elijan entrar en uno de mis mundos paralelos y conocer la historia de Coco. Así que por si no lo digo lo suficiente, gracias, los loveo pila con todo el love de mi ♥♥♥ 




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