Capitulo [14]
(...)
Después de pasar varias horas recorriendo las populares y concurridas tiendas de ropa del centro comercial, Uraraka y sus mejores amigas, ahora transformadas en versiones más maduras de sí mismas, decidieron tomar un merecido descanso en la acogedora cafetería llamada “Jazz Café”, ubicada en el corazón del lugar. Después de todo, resultó bastante agotador tener que cambiar sus monedas de oro por dinero en efectivo en las casas de cambio.
El ambiente se encontraba impregnado de una atmósfera nostálgica, como si el tiempo se hubiese detenido en la dorada época del jazz. Los tonos suaves y dorados de las luces creaban una iluminación cálida y acogedora, mientras que el murmullo suave de las conversaciones se entrelazaba con el delicado sonido de las notas de jazz que llenaban el aire.
Sentadas en una mesa junto a la ventana, la joven castaña y sus amigas disfrutaban de sus tazas de café humeante mientras contemplaban el bullicio del centro comercial. No obstante, a medida que el aroma del café llenaba sus sentidos, Uraraka se sumergía en una profunda reflexión sobre la situación actual que había presenciado, un cambio tan abrupto que había dejado a todos perplejos.
En tan solo diez minutos, sus amigas habían vivido una vida entera en otro mundo, desapareciendo sin que nadie lo supiera. A pesar de los esfuerzos por incluirla en sus conversaciones y simular los "viejos tiempos", Uraraka sabía en lo más profundo de su ser que ya no sería posible volver atrás. Se sentía como una joven que no comprendía las conversaciones de mujeres mayores, incluso cuando hablaban de momentos que ella misma había vivido no hace mucho. Aunque apreciaba la intención de sus amigas por hacerla sentir parte del grupo, una sensación de desplazamiento la corroía por dentro.
—¿Recuerdan cuando fuimos juntas al concierto de ese famoso Idol coreano? —evocó Mina con nostalgia—. En mi caso, recuerdo que nos castigaron a todas cuando nos escapamos de los dormitorios de la academia para ir allí.
—Siendo que no era amiga de ustedes en ese momento, ¿qué sucedió exactamente? —preguntó Mei con curiosidad—.
—En mi opinión, el concierto no valió la pena. Hubo muchos problemas de audio cuando fuimos y resultó ser aburrido. No recuerdo exactamente por qué, han pasado más de 10 años, pero sí recuerdo que Uraraka-san se quedó dormida en su asiento. Probablemente era muy tarde, ¿no? —respondió Setsuna desde su asiento, buscando la respuesta de la castaña.
—Sí, muy aburrido —contestó la castaña de manera automática, sin prestar mucha atención a la conversación.
Además, le daba mucha vergüenza admitir que estaba muy desvelada ese día debido a los estudios.
—El hecho de haber ido con ustedes fue muy divertido para mí —comentó Itsuka, mirando con cariño a todas sus amigas.
—Nunca pude conseguir un autógrafo —comentó Yui con el ánimo decaído, sin haber terminado el cupcake que había ordenado debido a la falta de apetito.
—No te preocupes, amiga. Puedes conseguirlo ahora que estás aquí —respondió cálidamente Ibara, quien no podía evitar animar a sus amigas cuando los ánimos decaían.
Mientras observaba a sus amigas reír y recordar anécdotas del pasado, una tristeza invadió el corazón de Uraraka al recordar una vez más al recordar cuando le contaron sobre el rechazo generalizado que sus amigas de la clase B, Itsuka, Yui, Setsuna y Setsuna, habían experimentado por parte del resto de su propio grupo por el evento repentino que tuvieron. También le resultaba doloroso darse cuenta de que, a pesar de los lazos que las unían, existía una barrera invisible que la separaba del resto. Además, no podía evitar pensar en el hecho de que todas las presentes estaban casadas con el chico que le gustaba, ahora convertido en un hombre. Sin embargo, prefería no profundizar en ese pensamiento hasta que estuviera más tranquila respecto a toda la situación.
En medio de sus pensamientos, Uraraka notó cómo Mei, quien antes devoraba un enorme sándwich que había ordenado, la observaba con preocupación. Los acordes suaves y melódicos del jazz de fondo parecían acompañar el gesto de Mei mientras hablaba con su amiga. Con una mirada llena de empatía, Mei interrumpió los pensamientos de Uraraka y preguntó con voz suave pero llena de inquietud:
—Uraraka-san, ¿estás bien?
Uraraka, tratando de aparentar normalidad y no afectar a sus amigas con sus preocupaciones, forzó una sonrisa y asintió.
—Sí, Mei-chan, estoy bien. Solo estaba pensando en todo lo que ha sucedido y cómo ha cambiado todo de repente. Pero no te preocupes, no quiero arruinar el momento. Cuéntame, ¿cuáles son tus planes para el futuro?
Mei asintió, comprendiendo la necesidad de Uraraka de cambiar de tema. Tomó un sorbo de su café antes de responder.
—Bueno, por ahora, creo que todas vamos a tener que integrarnos a la sociedad. Pasar tiempo con nuestros familiares, ya sabes. Aunque, el hecho de que estemos casadas con un solo hombre va a hacer que Izuku tenga que enfrentar algunas incómodas cenas familiares con los suegros. Es algo gracioso, ¿no crees? —dijo Mei con una risa suave.
Uraraka sonrió, agradecida por el cambio de tema de Mei. Miró a las demás, esperando escuchar sus planes también. Aunque, dicho tema no fuera uno de sus favoritos.
Itsuka, con una expresión divertida en su rostro, tomó la palabra.
—Bueno, en mi caso, también voy a pasar tiempo con mi familia. Tendré que visitar a mis padres más seguido y a la madre de Izuku. Será interesante ver cómo se llevan todos. Pero, en serio, creo que Izuku va a necesitar mucha paciencia para sobrevivir a esas cenas familiares —dijo Itsuka, provocando risas en el grupo.
Yui, por su parte, compartió su situación.
—Yo solo tengo a mis padres, así que planeo visitarlos más seguido. Pero por ahora, necesito enfocarme en mis estudios de magia en este mundo. Los Quirks son parte de mí mundo y es por eso que quiero aprender la razón de su aparición. También quisiera experimentar sus efectos cuando se aplica magia especializada—explicó Yui, dejando a Uraraka confundida por la mención de los Quirks en ese contexto.
Antes de que Ibara pudiera hablar, su propia gema empezó a emitir sonidos, emulando a un celular. Ibara lo tomó y respondió a través de la línea mágica, captando la atención de todos, incluida Uraraka.
—Izuku, ¿ya salieron de la comisión?... ¿nos dejarán en paz? —preguntó Ibara seriamente— Excelente, se lo comunicaré a las demás que están conmigo... ¿mi padre te va a acompañar a la reunión con Nezu? Ciertamente no me lo esperaba. Pero, no me opongo.
El grupo se quedó en silencio por un momento, procesando la información que Ibara había compartido. Uraraka se preguntaba qué tipo de reunión sería esa y por qué el padre de Ibara estaría involucrado. La incertidumbre llenó el aire mientras esperaban a que Ibara diera más detalles.
Justamente en medio de la tensión, recordó de repente las palabras de Izuku sobre una convocatoria por parte de Nezu. Intrigada, decidió preguntarle a Ibara una vez que terminó de hablar a través de su extraña gema.
—Disculpa, Ibara-san, había oído de parte de Izuku-kun acerca de que Nezu los iba a convocar, ¿pero para qué cosa? —preguntó Uraraka, su voz llena de curiosidad y preocupación.
Ibara la miró con seriedad, tomando un momento para elegir sus palabras.
—El director Nezu hará todo lo posible para contactar a nuestras familias y al parecer Iida-san ya dió el aviso a los demás del clan a través de nuestras gemas en dado caso que no estuviesen enterados. Izuku mientras tanto apoyó un poco al director al dar algunos nombres de nuestro grupo que no pertenecen a la Academia, al menos a aquellos que todavía tienen familiares aquí. Prácticamente, será una extraño reencuentro mediante una asamblea privada en el mismo anfiteatro donde hicimos nuestro examen de admisión. —explicó Ibara, dejando a Uraraka con más preguntas en la mente.
La noticia de que Nezu intentaría contactar a sus familias llenó el aire de tensión y emoción. Uraraka se preguntaba qué significaría esto para cada una de ellas. ¿Sería una oportunidad para reunirse con sus seres queridos? ¿O tal vez una dolorosa confirmación de su ausencia? A pesar de sus propias preocupaciones, Uraraka decidió dejar de lado sus propios sentimientos y desearles lo mejor a sus amigas.
Sus ojos se posaron en cada una de ellas, llenos de sinceridad y apoyo.
—Espero de todo corazón que la reunión con sus familias les vaya bien. Sé que puede ser un momento emocionalmente complicado, pero también puede ser una oportunidad de al fin reunirse con sus familias. Yo estaría feliz si me reencontrará con mi madre después de mucho tiempo. Por lo que estaré aquí para ustedes, pase lo que pase —dijo Uraraka, su voz llena de calidez y compasión.
Sus amigas asintieron, agradecidas por las palabras de Uraraka. Aunque la incertidumbre seguía presente, el apoyo mutuo les daba fuerzas para enfrentar lo que vendría.
(...)
La limusina negra salió lentamente del garaje trasero del edificio de la Comisión de Seguridad Pública de Héroes. A su alrededor, un número considerable de patrullas y camionetas blindadas formaban una escolta, listas para proteger al convoy en su trayecto.
Mientras el convoy avanzaba, un ejército de reporteros se abalanzó sobre ellos, tratando de capturar imágenes del director saliente. Sin embargo, los vidrios polarizados de la limusina ayudaban a mantener el anonimato de aquellos que la acompañaban. Afortunadamente, la privacidad estaba asegurada.
En el interior del vehículo, el Director Araki Shiozaki se encontraba visiblemente molesto por haber aceptado el trato. Enfrente de donde estaba sentado, justamente donde estaba la otra parte de los asientos, estaba Izuku Midoriya, el líder de los invocados, el grupo que ahora era considerado y llamado así por el gobierno de Japón. Aunque el trato estaba hecho, Araki no podía evitar sentir cierta incomodidad.
—Me parece un buen trato, señor Shiozaki, y creo que una reunión con el senador el próximo miércoles dejará las cosas más oficiales —dijo Izuku, con tono serio y decidido.
Izuku se sentía aliviado de que finalmente podrían tener un regreso más pacífico, sin la constante amenaza de ser separados de sus seres queridos. Sin embargo, Araki no podía evitar advertir a Izuku sobre los peligros que podrían surgir.
—Debo admitir que fue una buena jugada, pero le recomiendo que no juegue con fuego. Nuestro mundo está lleno de opiniones distintas y no todos estarán de acuerdo con este trato —advirtió Araki, su voz cargada de preocupación.
Izuku asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
—Estoy de acuerdo. Sé que no todos estarán de acuerdo con nuestras acciones, pero estoy dispuesto a asumir las consecuencias. La paz y la seguridad son algo que quiero mantener. Como le dije, colaboraremos con ustedes —respondió Izuku con determinación.
Mientras tanto, Ankoku, uno de los miembros del clan que más había llamado la atención de Araki por su poder, había llevado al resto de los interrogados a la Academia U.A. Allí esperarían hasta que fuera hora de reunirse con sus familiares. Solo faltaba que Nezu los convocara a todos y no faltaba mucho. Ella también se encargaría de recoger a las chicas y a cualquier otro miembro del grupo que necesitara ver a sus seres queridos.
Por otro lado, gracias a la persuasión de Izuku, Araki finalmente accedió a ver a su hija, a pesar de no tener una relación cercana o estable con ella. Sin embargo, el amor que sentía por ella lo llevó a aceptar la propuesta. A regañadientes, pero con la seguridad de que podría haber una oportunidad de hablar con ella después del reciente divorcio con su ex esposa. A la vez que se preparaba mentalmente para enfrentar el encuentro con su hija, sabiendo que las cosas habían cambiado y que tal vez había una oportunidad para reconstruir su relación.
El convoy continuó su camino hacia la Academia U.A., con Izuku y Araki sumidos en sus pensamientos.
(...)
El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados mientras la tarde avanzaba. Después de una hora y media llena de reencuentros conmovedores, sorpresas para el mundo y acuerdos secretos que se habían llevado a cabo a puertas cerradas, el director Nezu se encontraba de pie al lado del podio, justo en el escenario donde se iba a dar un reencuentro nadie jamás esperó presenciar.
El tiempo parecía transcurrir lentamente mientras que el director esperaba pacientemente a que los familiares comenzaran a ingresar al lugar, acompañados por la seguridad interior de la Academia. La preocupación se reflejaba en los rostros de los padres y seres queridos, quienes se preguntaban qué podría haber ocurrido para que fueran convocados de esa manera. Nezu previamente les había informado que no podían contactar a sus hijos en su mayoría hasta el momento iniciado la asamblea, y si no fuera por él, algunos de los invocados habrían llamado directamente para dar aviso a sus familias para asistir a la Academia lo más pronto posible.
El director por su parte había invertido un tiempo considerable revisando cada expediente de sus ahora exalumnos, buscando información sobre los familiares que tenían y aquellos que no asistían a la academia o eran externos. Gracias a su excelente memoria, producto de su condición de genio, podía identificar a cada uno de los familiares tan solo con verlos entrar.
Los primeros en ingresar al anfiteatro fueron los padres de Mina Ashido, el señor Hayato y Azumi Ashido. Ambos eran organizadores de eventos deportivos para equipos de béisbol y shows americanos de baile. Más que preocupación, mostraban un terrible enfado con el personal de la academia por no permitirles ver a su hija única.
—¡Oye, rata! ¿Dónde está mi hija? Nadie me ha dicho nada y esto está llegando a su límite —exclamó Hayato, señalando al director Nezu antes de tomar asiento. Azumi mostraba la misma reacción, su rostro reflejando su frustración.
Los siguientes en pasar fueron los padres de Iida Tenya, Hana y Hideaki Tenya. Ambos eran héroes retirados de una larga ascendencia de héroes. Junto a ellos estaba su hijo mayor y también héroe retirado, Iida Tensei, quien era empujado por su propia madre. Como era de esperarse, mostraban una profunda preocupación por el joven.
El anfiteatro escolar se extendía frente a ellos, con filas de asientos dispuestas en semicírculo alrededor del escenario. La luz del atardecer se filtraba a través de las altas ventanas. El podio, donde el director Nezu se encontraba, estaba iluminado por una suave luz, destacando su figura diminuta pero imponente.
A medida que pasaba el tiempo, más y más familiares llegaban al anfiteatro, llenando el espacio con una mezcla de emociones diversas y diferentes expectativas. Inko Midoriya, la secretaria en jefe del ayuntamiento de Musufatu y madre de Izuku Midoriya, ingresó al lugar ocultando sus lágrimas lo más que podía, reflejando su preocupación. A su lado, Narihana Kaminari, la madre Denki Kaminari, la consolaba posando su mano en su hombro. Ella por su parte es una ama de casa con un pasado interesante, y también Kenji Kaminari, su esposo y abogado de una firma importante en una ciudad vecina. Tal como Inko se expresaba, se mostraban igualmente inquietos por el estado de su propio hijo mayor.
Los siguientes en llegar fueron los padres de Minoru Mineta, Vito Scaletta, un empresario y líder de la mafia italiana en Japón, y Minoru Hana, una supermodelo y estrella de cine. Su preocupación era palpable, especialmente considerando que era la primera vez que la academia los había citado aún sabiendo los antecedentes criminales que traían consigo, todo para hablar de su hijo. El contraste entre la apariencia atractiva de los padres y el aspecto “peculiar” de su hijo, con su cabello similar al de su madre, era evidente.
Poco después, llegaron los padres de Itsuka Kendo, Hikari y Tenshi Kendo, una poderosa familia cercana al emperador de Japón. Entraron con una actitud despreocupada, más interesados en aclarar dudas sobre la asamblea que en el estado de su hija.
—Espero que nuestra hija no esté en problema—habló seriamente Tenshi.
Mientras tanto, Hikari estaba de acuerdo con su esposo.
La familia de Neito Monoma llegó 20 minutos después que las demás. El padre, Tadashi Neito, un socio mayoritario de una empresa de telecomunicaciones, se mostraba pedante y exigente al pedir explicaciones al director Nezu, mientras que la madrastra supermodelo que lo acompañaba permanecía indiferente a lo que sucedía.
—Espero que no me haga perder tiempo con ese mocoso malcriado, director —habló con un tono pedante el hombre al tomar asiento junto con su nueva esposa—Tengo asuntos que atender en mi compañía. Solo digame si sí o no vale la pena seguir pagando su carísima colegiatura.
Quien siguió después de él, también compartía su opinión sobre esto.
—¡Esto seguramente será una pérdida de tiempo!—refunfuño una señora de mediana edad, quien era la que llegó justamente después de Tadashi.
Desafortunadamente para Tamaki Amajiki, solo tenía a una tía como familiar, Hikari Amajiki, quien trabajaba como contadora en una pequeña empresa en Musufatu y no parecía estar muy interesada en la asamblea a la que había sido convocada. Su única razón para asistir era la insistencia del personal de la Academia, quienes habían ido a su trabajo para citarla. Mientras tanto, el padre estaba prófugo por delitos de usura y juegos ilegales de apuestas.
—Créame, señorita. Esto no será una pérdida de tiempo —replicó Sir Nighteye, quien caminaba lentamente con su bastón como único apoyo, llamando la atención de Hikari. Su sorpresa era evidente al ver a uno de los héroes que habían enfrentado a la Yakuza.
Para el director, fue una sorpresa descubrir que Mirio Togata se había emancipado a los 14 años de su familia británica, los Jones, y había adoptado el apellido Togata de su fallecido tío. Aún más sorprendente fue saber que el héroe que se apoyaba en su bastón para tomar asiento había sido quien pagó los estudios del joven en primer lugar. Su única compañía en este momento era la de su secretaría de su agencia.
Al cabo de unos minutos, las sorpresas seguían llegando para los padres, siendo una de ellas la llegada de la familia Todoroki.
—¡Esto no puede estar pasando! Mi hija está casada y es toda una mujer —se quejó Enji Todoroki de manera emocional. A pesar de las múltiples quejas de su esposa para que mantuviera la compostura.
—¡Ya basta, papá!—comentó Shoto, cansado de las múltiples quejas sin sentido de su padre.
Por supuesto, Fujumi Todoroki trajo a sus padres y hermanos a la asamblea, incluyendo a Shoto, quien había estado ocupado acompañando a los demás convocados en relación a la caída de la Liga de Villanos, según se había enterado recientemente por un contacto en la Comisión.
—Ni me lo menciones, señor Todoroki —respondió David Shield al héroe, sosteniendo una lata de cerveza en la mano, producto de ver a su hija cambiada y mayor. Después de responderle al emocionalmente inestable héroe, se fue a sentarse sin decir nada más.
Por su parte, Melissa Shield trajo a su único padre desde I-Island a la Academia, gracias a la ayuda de su amiga, y lo dejó entrar al anfiteatro antes de presentarse. El hombre se mostraba estresado más que preocupado, tratando de comprender lo que su hija le había dicho de manera preliminar.
Mei Hatsume, mientras tanto, contaba con la presencia de dos madres en su vida: Kyoko y Mayu Hatsume, ambas destacadas profesionales en el campo de la ingeniería y la arquitectura en una prestigiosa compañía de construcción en Tokio. Afortunadamente por una coincidencia, Nezu, había logrado que ambas madres, quienes se encontraban de visita en Musufatu para visitar a su hija hasta hace no menos de una hora, finalmente aceptarán ir al anfiteatro. Sin embargo, el tráfico les había jugado una mala pasada y llegaron con cierto retraso.
—¿Dónde se habrá metido mi pequeña? Lleva horas sin contestar su teléfono —expresó Mayu con evidente preocupación mientras tomaba asiento.
Mientras tanto, Kyoko intentaba tranquilizar a su esposa, aunque en su interior también se debatía entre el miedo y la incertidumbre de imaginar qué problema o situación complicada habría involucrado a su hija tan problemática como enérgica.
—No te angusties, cariño. Al menos sabemos que no somos los únicos padres aquí presentes…—comentó Kyoko.
—Esto es un desastre.
Araki Shiozaki, justamente después la llegada de la pareja Hatsume, ingresó al anfiteatro sin su habitual séquito de escoltas, quienes se quedaron afuera, sumidos en una tensión insoportable, a la espera de su jefe en compañía de los guardaespaldas mafiosos de Vito Scaletta. Fue por esta razón que Araki buscó el asiento donde el mafioso se encontraba, mientras que Hana, por su parte, decidió apartarse unos asientos vacíos para dejarlos conversar en privado. La aparición de ambos sorprendió a muchos de los presentes, incluyendo a Nighteye, pero sobre todo a la familia Kendo, quienes afirmaban que Araki era el hombre más influyente en materia de seguridad nacional y Vito era el legendario mafioso que se había librado de la época que All Might de paz había traído en el pasado.
—Imagina mi sorpresa al ver a tantos escoltas de la mafia italiana esperando afuera del anfiteatro. Si no fuera por el maldito de mi supuesto yerno, te habría arrestado —expresó Araki, con evidente indignación.
Vito, por su parte, no esperaba menos del líder de la comisión. Sin embargo, le sorprendió que actuara de esta manera tan tolerante, considerando que habían acordado una tregua al menos por el día de hoy.
—Afortunadamente, mis hombres obedecieron mis órdenes de no atacar a menos que fuera absolutamente necesario. No deseaba tener un baño de sangre, especialmente con mi hijo presente en esta Academia. Me alegra que hayas accedido a la tregua —respondió Vito, con calma.
—Como sea... —murmuró Araki, tratando de restarle importancia al asunto.
No obstante, al escuchar estas palabras, Araki no pudo evitar reconocer que el hecho de que sus hijos estuvieran en la misma academia les había permitido descubrir facetas desconocidas del otro.
—No puedo creer que seas padre, Vito —comentó Araki, con cierta incredulidad.
—Yo tampoco puedo creerlo en tu caso. Solo supe que te casaste con esa política que apoya a las empresas petroleras y empresas con malas relaciones públicas por el medio ambiente—respondió Vito, recordándole uno de los peores errores de su vida.
Aquella mención del mafioso hizo que Araki esbozara una sonrisa amarga. Aunque aún no podía creer que su hija le hubiera pedido a él que asistiera y no a su madre.
—Así es la vida —concluyó Araki—. Retomaremos nuestra guerra contra ustedes después de esta asamblea.
—Estoy de acuerdo en eso —afirmó Vito, también dando por concluida la conversación.
Al mismo tiempo que se desarrollaba la conversación, dos héroes profesionales entraron a la asamblea que estaba por comenzar.
—Esto es muy extraño —dijo Ryuko, mientras caminaba hacia el lugar donde se sentaría.
—Al menos no viste a una niña de 6 o 7 años convertirse en una adolecente en un día—se quejó Aizawa.
Después tomaron asiento.
Nejire Hado, por su parte, solo citó a la heroína Ryuko Tatsuma como si fuera un familiar. Dejando confundido al director, siendo que en su investigación encontró que Nejire pertenecía a una familia prestigiosa de abogados en Tokio.
Por otra parte, al director no le sorprendió mucho que Aizawa fuera uno de los familiares.
—¿Por qué estoy en la U.A? Mi hija no está en esta Academia —se preguntaba a sí misma otra mujer, bastante confundida por la citación que esos hombres le habían dado en su propio trabajo.
Quien llegó después de ella fue Elena Mayoi, gerente de una tienda de videojuegos en un centro comercial cercano a la Academia Shiketsu, donde se supone que se encontraba su hija.
Los últimos en entrar fueron Hanz Müller y Shiori Kodai y otra persona, los dos primeros son reconocidos científicos que trabajaban en una sucursal de una empresa farmacéutica alemana ubicada en Musufatu. Nezu, al verlos, reconoció que parecían personas muy decentes y preocupadas por su hija.
—Director, ¿nuestra hija está bien? No contesta nuestro teléfono —preguntó Hanz antes de tomar asiento, justo al lado de la familia Todoroki.
Nezu respondió.
—Las respuestas se las daremos cuando esta asamblea comience —dijo dirigiéndose a los padres presentes.
Mientras tanto, Shiori estaba al borde de las lágrimas y apenas podía mantener la compostura. Al mismo tiempo, Misaki Tokage consolaba a su amiga. Siendo la única madre de Setsuna Tokage, ella los había acompañado, igualmente preocupada como ellos, por su propia hija.
El silencio se apoderó del lugar mientras los familiares, desde sus asientos, esperaban ansiosamente que el director Nezu finalmente revelara el motivo de su convocatoria.
Al ver que ya no había más familiares que fueran a asistir, al menos aquellos a quienes los "invocados" habían decidido citar y que también habían acudido en persona, decidió que era el momento de iniciar la asamblea.
—¡Escuchen! No seré yo quien explique qué fue lo que sucedió, porque yo mismo ignoro lo que sus hijos tuvieron que pasar. Por lo tanto, serán ellos mismos quienes se expliquen —habló Nezu, dirigiéndose a los presentes con un tono de voz adecuado para la ocasión.
Después de que Nezu se dirigiera a los padres y les explicara detalladamente lo que se va hacer en la asamblea , una segunda puerta del anfiteatro se abrió sigilosamente, justo al lado del escenario. Un grupo de adultos, con paso firme y decidido, hizo su entrada en escena y se dirigió hacia el estrado para presentarse ante los atónitos padres. La sorpresa fue palpable en la reacción de muchos de ellos, quienes algunos no pudieron contener un grito ahogado ante el cambio vieron en ellos. Todos excepto quienes ya se habían enterado de una manera no convencional, como Aizawa, Enji o Ryuko.
Finalmente la verdad de lo que pasó a sus hijos se reveló ante sus ojos. Solo quedaba escuchar a sus hijos la explicación de lo que pasó.
Continuará….
Espero que les haya gustado. ¿Qué opinan de este capítulo? Cualquier duda que tengan, los veré con gusto en la caja de comentarios y se los responderé en el siguiente capítulo.
Hablando de Isekai xd
Sigue el fanfic de Akame Ga Kill, ya que si necesita actualizarse.
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