- No comprendo lo que sucede aquí, pero tienes que obedecer las órdenes del príncipe Vegeta.

- ¿De Vegeta?- se quedó pensando. Ya estaban fuera de la casa, el sayajin seguía en sus pensamientos.

- ¡Ya volviste, y con...¡ - la esposa del sayajin no se veía muy feliz.

- El es... ¿No se si te conté o contaron que tenía un hermano?- La mujer asintió con la cabeza - bueno, el es mi hermano - la mujer mostró una expresión de sorpresa y después de enojo. Su esposo trato de evitarla, pero era demasiado tarde.

- ¿Cómo se te ocurre traerlo aquí? Trato de llevarse a mi pequeño Gohan.

- Gohan ya está grande, ¿No entiendo por qué le dices aún que es tu pequeño?- sólo se quedovpensando un momento y su esposa lo miraba cada vez con más enojo.

- Si me permite - primera vez que un miembro de la raza sayajin se comportaba como todo un caballero. Al parecer el carácter de la mujer llamo la atención del sayajin - me recuerda cuando era pequeño. Su carácter es similar al de mi madre, más bien a la mayoría de las mujeres que habitaban el planeta Vegeta.

- No se si eso es para sentirme alargada, pero lo que sí, es que no me haces cambiar de opinión - por un momento se tranquilizó, pero pronto recordaría sus motivos por los cuales la presencia del sayajin no le agradaba en nada.

- ¡Milk! - llamo la atención el esposo de esta.

- No me pidas que lo perdone.

- No es eso - desvió la mirada algo apenado - ¡Tengo hambre!.

- Cuando te preocupes por tu familia y entiendas que… - el sayajin miró a su esposa, está no se pudo resistir a tal mirada. Pero seguía firme a su palabra.

- Por favor Milk - aplicaba el sayajin. Su esposa negaba con la cabeza - ¡Milk!.

- ¿Y que vas hacer con él? - pregunto la mujer. Sin embargo en su mente paso aquel tema que tanto hablaba con la madre de su esposo. Ella siempre mencionaba preocupación en el tiempo que no sostuvo a su pequeño Kakaroto en sus brazos, aquel tiempo cuando lo vio alejarse en una nave la cual quizás pudiera ser destruida en su camino. Agradecía la bondad del anciano terrícolas ir acogió a su pequeño, admiraba la forma en la que muchos lo aceptaron en sus vidas al paso del tiempo. Pero le causaba dolor al no poder ser testigo de lo más insignificante equivaldría ser cada momento que pido haber vivido junto a él. Cuando Habla de de su hijo mayor, le causaba orgullo decir su nombre y reía al ver como se preocupaba por las cosas, pero este disimulaba aquellas emociones. Era un honor para ella saber que sus hijos sobrevivieron a la masacre y un golpe al corazón saber que ambos se distanciarse por las decisiones de uno. Nada de lo que ella pudiera hacer cambiaba el pasado, pero podría intentar hacer algo por su futuro.

La esposa del sayajin sólo suspiro y se acercó al hermano de su esposo - espero y no rompas nada, supongo que debes estar hambriento. No te preocupes yo te traeré algo, pero no te muevas de aquí - la mirada de la mujer era más letal que la del gran sacerdote o así lo sintió el sayajin de vestimenta naranja. La mujer se alejó.

- Menos mal y te acepto- dijo príncipe que se mantuvo en silencio y paso desapercibido por la esposa del sayajin. Quizás no, pero le dio más importancia al tema del hermano de su esposo. La mujer no tardó mucho y trajo un banquete para los tres sayajin - ¿Dónde se encuentran esos insectos? - la pregunta fue muy directa y era obvio a quienes se refería.

- Salieron - contestó la mujer - Llamé a Bulma, le avise que estabas aquí Vegeta - el sayajin sólo desvió la mirada.