Capitulo 9
Jungkook se sentía más feliz que nunca, recordando una conversación que había tenido con Min-Ji. Ella le había contado emocionada cómo su papi Tae le había dicho que su otro papá se llamaba Jungkook y que era especial, igual que ella. Desde ese momento, la conexión entre ellos se había fortalecido, convirtiéndose en un vínculo que desafiaba la distancia. Cada día, Jungkook sentía que su amor por la pequeña crecía, pero también una preocupación empezaba a inquietarlo: ¿qué pasaría si alguien descubría a su hija?
Mientras tanto, en la casa de Taehyung, Min-Ji había vuelto a la realidad, jugando tranquilamente con sus cuatro brazos, disfrutando de un momento de paz. De repente, un par de militares llegaron a la puerta, preguntando por el militar que había estado en la casa antes. Taehyung, al verlos, sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Se ha ido -dijo rápidamente, intentando mantener la calma mientras los militares intercambiaban miradas sospechosas.
Pero uno de ellos, al mirar por encima del hombro de Taehyung, vio a Min-Ji jugando. Su rostro se congeló al pronunciar las palabras:
-¡Una bestia!
Sin pensarlo dos veces, Taehyung cerró la puerta de golpe, su corazón latiendo con fuerza. Corrió hacia su hija y la tomó en brazos, sintiendo la urgencia de protegerla.
-¡Min-Ji, ven aquí! -dijo, mientras se apresuraba a encerrarse en una habitación.
Una vez dentro, Taehyung sintió cómo la puerta de la casa se abría. El sonido de los militares entrando lo llenó de pánico. Min-Ji, asustada, comenzó a llamar a su papi Jungkook mentalmente.
-¡Papi! ¡Papi! ¡Ayuda, ayuda! -gritó en su mente, su voz temblando.
Jungkook, que estaba en medio de su comida, se detuvo en seco al sentir la angustia de Min-Ji. La conexión entre ellos era intensa y visceral. Con preocupación, le preguntó:
-¿Qué pasa, pequeña?
-¡Vienen los militares! ¡Papi Tae tiene miedo! -respondió Min-Ji, su voz llena de terror.
Sin dudar un segundo, Jungkook se levantó de un salto. Su corazón latía con fuerza mientras la adrenalina corría por sus venas. Sabía que debía actuar rápido. Sin perder tiempo, comenzó a correr a toda velocidad, atravesando la selva, sintiendo cada paso resonar en su pecho.
Cada hoja que crujía bajo sus pies y cada rama que rozaba su piel solo intensificaban su determinación. No podía permitir que nada le pasara a Min-Ji o a Taehyung. La idea de que su hija pudiera estar en peligro lo llenaba de furia y desesperación.
Mientras corría, recordaba los momentos compartidos con Min-Ji, sus risas y su inocencia. No podía dejar que la oscuridad la atrapara, que la descubrieran por lo que era. Tenía que llegar a ella, a su familia, antes de que fuera demasiado tarde.
Finalmente, tras lo que pareció una eternidad, salió de la selva y llegó a la casa. Los militares aún estaban dentro, y el tiempo se sentía como un enemigo feroz. Jungkook respiró hondo y se preparó para lo que fuera necesario. No iba a dejar que el miedo definiera este momento. Era su hija, y la protegería con todo lo que tenía.
Jungkook entró a la casa con el corazón latiendo desbocado. La ansiedad se apoderaba de él al buscar a Min-Ji por todos lados. Cada rincón parecía estar impregnado de tensión y miedo. Al escuchar gritos y golpes provenientes de una habitación, su instinto lo guió hacia el sonido.
Al llegar, vio una escena que lo llenó de rabia. Taehyung estaba luchando contra los tres militares, recibiendo golpes mientras intentaba proteger a Min-Ji, quien estaba acurrucada en un rincón, asustada. La imagen de taehyung, intentando defender lo que más amaba, lo hizo hervir de furia.
Sin pensarlo, la bestia dentro de Jungkook emergió con una fuerza desatada. Un grito estruendoso resonó en la habitación mientras él atacaba a los militares, sus movimientos rápidos y letales. Con una ferocidad descomunal, derribó al primero, sus garras desgarrando la carne de manera brutal. Los otros dos, sorprendidos por la repentina aparición de Jungkook, intentaron reaccionar, pero fue en vano.
Con cada golpe, Jungkook sentía cómo la ira y el deseo de proteger a su familia lo impulsaban. Los gritos de los militares se ahogaban en el estruendo del combate, y el sonido de huesos quebrándose llenaba el aire. En un instante, Jungkook se volvió una fuerza de la naturaleza, despachando a los tres hombres con una brutalidad que lo sorprendió a sí mismo.
Mientras Jungkook luchaba, Taehyung se encontraba abrazando a Min-Ji, sus ojos llenos de miedo y asombro. No podía creer lo que estaba viendo; la transformación de Jungkook era aterradora, pero también un alivio. Sabía que solo el podría ayudarlos.
Min-Ji, en contraste, observaba la escena con una sonrisa de felicidad. Para ella, era un espectáculo fascinante, una demostración de poder y valentía. Aplaudía alegremente mientras Jungkook derrotaba a los hombres, como si estuviera disfrutando de un espectáculo de fuegos artificiales.
Finalmente, cuando el último militar yació en el suelo, sin vida, Jungkook se giró, su mirada fija en Taehyung. Una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro, una mezcla de satisfacción y ferocidad.
-He vuelto, Taehyung -dijo, su voz resonando con una mezcla de poder y desesperación.
Taehyung parpadeó, sintiendo una oleada de emociones encontradas. Estaba agradecido de que Jungkook hubiera llegado a tiempo, pero también aterrorizado por lo que había visto. La bestia que jungkook había desatado era algo que nunca se acostumbro.
-Jungkook... -comenzó Taehyung, su voz temblando-. ¿Qué has hecho?
-He hecho lo que debía -respondió Jungkook, acercándose a ellos, la sangre aún fresca en sus garras. Su mirada se suavizó al ver a Min-Ji, quien lo miraba con admiración-. Estaba protegiendo a mi familia.
Min-Ji corrió hacia él, abrazándolo con fuerza. A pesar de la escena de horror que los rodeaba, la pequeña sentía que todo estaba bien mientras estuviera con su papi.
-¡Papi! ¡Eres increíble! -exclamó, sonriendo con alegría.
Jungkook miró a Taehyung, buscando algún indicio de reproche, pero sólo encontró confusión y una profunda preocupación en sus ojos.
-¿Estás bien? -preguntó Jungkook, su tono volviéndose serio.
-Sí... sí, estoy bien, pero... -Taehyung se detuvo, mirando a su hija-. No sé qué hacer con todo esto.
-Tendremos que encontrar una manera de manejarlo -dijo Jungkook, sintiendo que la adrenalina comenzaba a disiparse-. No podemos permitir que esto salga a la luz. Min-Ji necesita estar a salvo.
La pequeña, que había estado observando la conversación, levantó la mano con sus cuatro brazos y dijo:
-¡Puedo ayudar! ¡Soy especial!
Ambos hombres la miraron, y a pesar del horror de la situación, no pudieron evitar sonreír ante la inocencia de Min-Ji.
Jungkook se agachó, mirándola a los ojos.
-Eres muy especial, Min-Ji. Pero necesitamos ser cuidadosos. Hay personas que no entenderían lo que eres.
-No dejaré que nadie te haga daño, papi -prometió ella, su voz llena de determinación.
Taehyung, aún asimilando todo, se sintió más aliviado al ver la unión entre ellos. Sabía que enfrentarían desafíos, pero al menos no estarían solos. Tenían que protegerse mutuamente y encontrar una manera de vivir con lo que eran.
-Entonces, ¿qué hacemos ahora? -preguntó Taehyung, mirando a Jungkook.
-Primero, tenemos que salir de aquí y deshacernos de los cuerpos. Luego, hablaremos con Min-Ji sobre cómo manejar su poder. Y, sobre todo, necesitamos un plan para mantenerla a salvo -respondió Jungkook, su tono volviéndose más serio.
Con la determinación renovada, los tres se prepararon para enfrentar lo que vendría, sabiendo que juntos podrían superar cualquier obstáculo. La conexión que compartían, aunque complicada, era su mayor fortaleza.
Les dejo un nuevo capítulo
Espero les guste 💕🥰
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