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Capitulo 17

En el sótano, un aire pesado y tenso se respiraba. Jungkook, descendió los escalones con determinación, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Al llegar al final, sus ojos se posaron en una escena que lo llenó de una mezcla de alivio y preocupación. Allí estaba Taehyung, abrazando a Min-ji, su pequeña hija, quien lucía asustada, con sus ojos brillantes llenos de lágrimas.

-Ya todo está bien, -dijo Jungkook con una voz calmada, tratando de transmitir seguridad. Min-ji, al escuchar la voz de su padre, se deshizo del abrazo de Taehyung y corrió hacia él, lanzándose en sus brazos.

-¡Papi, volviste!,- exclamó, un rastro de alegría iluminando su rostro pálido.

Jungkook la cargó con fuerza, sintiendo el calor de su pequeña entre sus brazos.

-Siempre estaré contigo, Min-ji,- le aseguró, apretándola un poco más, como si temiera perderla. En ese momento, el mundo exterior se desvaneció; solo existían ellos dos, un padre y su hija.

Sin embargo, la tranquilidad fue interrumpida por la voz de Taehyung, que rompió el silencio con una pregunta que colgaba en el aire.

-¿Dónde está el militar?

Jungkook habló seriamente

-Está, donde debería estar, -respondió, con un tono que no dejaba lugar a dudas.

Taehyung se cubrió la boca con la mano, sus ojos reflejando el horror de la verdad. Sabía lo que eso significaba: el militar estaba muerto.

-¿Por qué lo hiciste?,- preguntó Taehyung, su voz temblando con incredulidad y rabia.

-Tenía que protegerlos, -respondió Jungkook, su mirada firme, aunque cargada de dolor. -Así que vamos, porque es muy probable que vengan más.

Sin perder tiempo, salieron del sótano, llevando a Min-ji en brazos. El camino hacia su habitación se sintió interminable, cada paso resonando con la posibilidad de un nuevo peligro acechante. Al llegar, Jungkook la colocó suavemente en la cama, asegurándose de que estuviera cómoda y a salvo.
Taehyung miró alrededor, la realidad del desastre que habían enfrentado comenzando a asentarse en su mente.

-Voy a limpiar el desastre de sangre que hay, -dijo, su voz cargada de seguridad.

Jungkook asintió, sintiéndose agradecido por la ayuda de su amigo. Mientras Taehyung se dirigía a la cocina, Jungkook se quedó con Min-ji, quien miraba su entorno con curiosidad, aunque aún un poco asustada. Se sentó a su lado, acariciándole el cabello y recordando los momentos felices que habían compartido antes de que todo se tornara oscuro.

Sin embargo, su tranquilidad era efímera. Mientras observaba a su hija, Jungkook no pudo evitar pensar en lo que podría suceder si más militares llegaban a buscarlo. La amenaza de un nuevo ataque lo mantenía alerta, su mente en constante movimiento, trazando planes de defensa y estrategias de escape.

-¿Papi?, -preguntó Min-ji con una voz suave, sacándolo de sus pensamientos. - Vas a quedarte conmigo?

-Siempre estaré aquí, Min-ji,- prometió, aunque en su interior sabía que el peligro aún acechaba. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, Jungkook decidió que haría lo que fuera necesario para proteger a su hija. La vida de ambos dependía de ello.

Taehyung llegó a la cocina, el olor a metal y el rastro de sangre cubriendo el suelo como un macabro recordatorio de la reciente confrontación. Un suspiro profundo escapó de sus labios mientras observaba el desastre que Jungkook había dejado. Sabía que debía actuar rápido, así que fue a buscar paños y un balde para limpiar.

Mientras se agachaba para recoger la sangre, las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Intentó mantenerse fuerte por Min-ji, pero la imagen de lo que había sucedido lo abrumaba. Cada mancha de sangre le recordaba la fragilidad de la vida y el peligro inminente que acechaba a Jungkook y a la pequeña.

Mientras tanto, en la habitación, Jungkook estaba en el suelo, jugando con Min-ji, riendo y tratando de alejar los pensamientos oscuros que amenazaban con invadir su mente. Pero de repente, una serie de ruidos provenientes del exterior llamaron su atención. Se levantó lentamente y se acercó a la ventana. Su corazón se detuvo por un momento cuando vio varios vehículos militares estacionarse frente a la casa.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, por miedo por su pequeña.

-¡Taehyung!, -gritó con urgencia, sabiendo que el tiempo se estaba agotando.

Al escuchar el grito de Jungkook, Taehyung dejó a un lado el trapo empapado en sangre y corrió hacia la habitación.

-¿Qué sucede?, -preguntó, su voz llena de pánico.

-Ya llegaron,- respondió Jungkook, su mirada fija en los vehículos. Justo en ese instante, un estruendo resonó en el aire, y los vidrios de la ventana se hicieron añicos, lloviendo fragmentos de cristal en el suelo. El sonido era aterrador y anunciaba la llegada de un nuevo enfrentamiento.

-¡Al sótano!,- ordenó Jungkook, recogiendo a Min-ji en sus brazos. Taehyung actuó con rapidez, agarrando un par de objetos que podrían servir como armas improvisadas. Con un último vistazo a la ventana, se dirigieron hacia el interior de la casa, buscando refugio.

La pequeña Min-ji estaba asustada, pero su padre la abrazaba con firmeza, intentando transmitirle calma.

-No te preocupes, todo estará bien,- le susurró, mientras Taehyung cerraba la puerta de su habitación y aseguraba la entrada.

-¿Qué haremos?,- preguntó Taehyung, su voz temblando. Sabía que la situación era grave y que tenían que actuar rápido.

-Debemos proteger a Min-ji a toda costa,- respondió Jungkook, su mirada determinada. -Si vienen, lucharemos. No dejaré que te hagan daño a ti ni a ella.
Mientras los vehículos militares comenzaban a rodear la casa, Jungkook se preparó para lo peor. La adrenalina corría por sus venas mientras se concentraba en el sonido de las voces que se acercaban.

-Escuchen bien,- dijo, mirando a Taehyung y a su hija. -No importa lo que pase, mantente cerca de mí. Prometo que haré lo que sea necesario.

Taehyung asintió, su corazón latiendo con fuerza. A pesar de la angustia y el miedo, sabía que debían ser valientes. La vida de Min-ji dependía de su determinación. Y así, con el sonido de pasos acercándose, se prepararon para enfrentar la tormenta que se avecinaba.

El caos se desató en la casa cuando los militares, armados y decididos, irrumpieron en el interior. Jungkook, junto a Taehyung y Min-ji, se encontraba en la habitación, preparándose para lo peor. Pero lo que no podían prever era la estrategia que habían planeado los intrusos. Con un movimiento rápido, lanzaron bombas de humo que llenaron el aire con una niebla densa y tóxica.

Min-ji comenzó a toser fuertemente, mientras Taehyung intentaba calmarla, pero el humo se filtraba en sus pulmones, dificultando su respiración. Jungkook, acostumbrado a situaciones extremas, colocó su cuerpo entre ellos y los intrusos, tratando de protegerlos mientras luchaba contra varios soldados que habían entrado en la habitación.

Sus garras afiladas emergieron de sus manos, un recordatorio de su naturaleza bestial. Golpeó y luchó con fuerza, derribando a los militares uno tras otro. Sin embargo, eran demasiados. La sensación de impotencia comenzó a calar en su interior al ver cómo los hombres armados avanzaban.

Mientras se enfrentaba a uno de los soldados, su mente estaba dividida entre la pelea y el deseo de proteger a su familia. Fue entonces cuando un grito desgarrador atravesó el ruido de la batalla.

-¡Min-ji! -Era Taehyung, su voz llena de pánico y desesperación.

Mientras luchaba, derribando a uno tras otro, su mente estaba dividida entre la necesidad de proteger a su familia y la furia que crecía dentro de él. Pero de repente, un grito desgarrador rompió el caos: "¡Min-ji!" Era Taehyung, y en ese momento, Jungkook se dio cuenta de que los militares habían logrado capturar a su pequeña.

El corazón de Jungkook se hundió mientras veía cómo los soldados se llevaban a Min-ji, y la desesperación lo invadió.

-¡No!, -gritó, lanzándose hacia ellos, pero fue golpeado por un militar que lo hizo caer al suelo. La rabia y el miedo se entrelazaron en su interior, desatando una furia que lo transformaba lentamente.

Cuando se levantó, vio a Taehyung desplomado en el suelo, inconsciente, mientras Min-ji seguía tosiendo, atrapada en la nube de humo. La furia comenzó a crecer dentro de Jungkook, una ira descontrolada que amenazaba con desbordarse. Sin pensar, se lanzó hacia su Tae, arrastrándolo fuera del humo tóxico y llevándolo a un lugar más seguro. Con un esfuerzo, lo dejó en el sofá, asegurándose de que estuviera lo más cómodo posible.

Mientras Taehyung yacía allí, Jungkook sintió la necesidad de dejar un mensaje. Con una rapidez casi instintiva, tomó un trozo de papel y escribió una nota:

-"Te prometo que volveré con Min-ji.- La dejó junto a Taehyung antes de salir corriendo, decidido a alcanzar a los militares que se alejaban rápidamente."

Cuando salió a la calle, el aire fresco lo golpeó, pero el rugido de la ira de Jungkook superó cualquier sensación de alivio. Se detuvo en medio de la calle, sintiendo cómo su furia se intensificaba. Con un grito profundo que resonó por toda la zona, la transformación comenzó. Sus músculos se tensaron y su cuerpo comenzó a cambiar. Dos brazos más brotaron de sus costados, y sus ocho tentáculos emergieron de su espalda, cada uno moviéndose con una vida propia.

Sus garras crecieron desmesuradamente, afilándose aún más, listas para destrozar cualquier cosa que se interpusiera en su camino. La bestia que habitaba dentro de él despertó por completo, y en ese instante, Jungkook se sintió más poderoso que nunca. No solo estaba luchando por su vida, sino también por la de su hija y tae.

Con la rabia como combustible, se lanzó hacia adelante, persiguiendo a los militares que se alejaban. Su visión se agudizó, y cada sonido se amplificó en su mente. Podía sentir el pulso de su entorno, la vibración de los vehículos que se alejaban, y su objetivo se volvió claro. No permitiría que escaparan.

Con cada paso, su presencia se hacía más imponente, y pronto alcanzó a los soldados, que se dieron cuenta de que el cazador se había convertido en la presa. Jungkook se abalanzó sobre ellos con una ferocidad que desataba el caos. Las garras cortaban el aire con una rapidez mortal, y los tentáculos se movían como serpientes, atrapando a los soldados que intentaban huir.

La noche se llenó de gritos y el eco de la batalla, mientras Jungkook, en su forma más primitiva y poderosa, luchaba no solo por su propia vida, sino por la de aquellos que amaba. La transformación lo había llevado a un estado de furia pura, y no se detendría hasta que cada amenaza se desvaneciera, asegurando la seguridad de su familia.

Uno de los militares al verlo,, aterrorizado, balbuceó incoherencias, pero Jungkook no tenía tiempo para juegos. Con un movimiento rápido, lo arrojó al suelo, sintiendo cómo la furia dentro de él se alimentaba de la desesperación y el miedo. No se detendría hasta que recuperara a Min-ji.

Mientras continuaba su cacería, cada golpe que propinaba al enemigo lo llenaba de una energía renovada. La transformación lo había llevado a un estado más allá de la humanidad, y aunque sentía la pérdida de control, también sabía que era su única oportunidad para salvar a su familia.

Los soldados comenzaron a retirarse, pero Jungkook no les permitiría escapar. Con un salto, aterrizó sobre un vehículo, aplastando el techo con su peso, y miró a su alrededor, buscando cualquier pista sobre el paradero de su hija. La furia no solo lo había transformado físicamente, sino que había desatado un instinto de supervivencia que lo guiaba.

De repente, escuchó una voz familiar en la distancia, un llanto que le heló la sangre. Era Min-ji. La llamada de su hija resonó en su corazón, y con renovado fervor, se lanzó en la dirección del sonido, decidido a traerla de vuelta a casa, sin importar el costo. La noche aún era joven, y la bestia dentro de él estaba lista para luchar.


Hola mis lectores
Les traigo un nuevo capítulo
De mi bestia favorita 🥰🫂
Espero les guste
🥰

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