Capitulo 11
La tensión en el aire era palpable mientras Jungkook comenzaba a dejar escapar un poco de su lado bestia. Su mirada se tornó intensa, y una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro al escuchar a Min-Ji hablar sobre lo deliciosa que estaba la carne.
-Si te molesta que mi hija sea así, Taehyung, puedo llevarmela -dijo Jungkook con una voz grave, que resonó en la noche como un eco amenazante.
Taehyung sintió un escalofrío recorrer su espalda. El pánico lo invadió de inmediato. Sabía que no podía luchar contra Jungkook; no saldría vivo de una confrontación. La idea de perder a su hija, a su Min-Ji, lo llenaba de terror.
-¡No! -exclamó, su voz temblando-. No estoy diciendo que me moleste. Solo... solo quiero protegerla.
Jungkook lo miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y cariño.
Jungkook lo miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y cariño.
-Ella es especial, Taehyung. Y si quiere comer, ¿por qué no debería hacerlo? -dijo, volviéndose hacia Min-Ji, que lo observaba con ojos brillantes.
-¿De verdad quieres comer, cariño? -preguntó Taehyung, sintiendo una profunda desesperación.
-Sí, papi. ¡Está rica la carne! -respondió Min-Ji, su rostro iluminado con una sonrisa despreocupada.
Jungkook sonrió satisfecho, sintiendo un extraño orgullo al ver cómo su hija compartía su naturaleza.
-Se nota que eres mi hija -dijo, inclinándose hacia ella y acariciándole la cabeza.
Min-Ji, emocionada, asintió y se acercó a Jungkook, quien la tomó de la mano y la volvió a sentar donde habían estado comiendo.
Mientras los dos comían, Taehyung se sintió completamente abrumado. La escena que acababa de presenciar lo dejó tambaleándose. Sabía que su mundo se estaba desmoronando a su alrededor. La idea de que su hija se convirtiera en una criatura que disfrutaba de la carne humana lo llenaba de horror.
Con el corazón pesado, Taehyung entró a la casa y se dejó caer en el sofá. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras luchaba con la angustia por la situación en la que se encontraban. Se preguntaba qué pasaría con Jungkook. ¿Sería capaz de mantener su humanidad? ¿Volvería a perder el control y a matar de nuevo?
Su mente se llenó de imágenes de lo que había ocurrido esa tarde. La lucha, el horror, la transformación y la inocencia de su hija en medio de todo. Taehyung se sentía impotente, atrapado en un ciclo de miedo y desesperación.
-¿Qué vamos a hacer? -susurró, sintiendo que la soledad lo envolvía.
En ese momento, escuchó risas provenientes de fuera. Min-Ji y Jungkook estaban disfrutando de su extraño festín, y la alegría de su hija resonaba en sus oídos. Pero para Taehyung, esa felicidad era un recordatorio brutal de la nueva realidad que enfrentaban.
-¿Realmente puedo protegerlos? -se preguntó, sintiendo que la angustia lo consumía.
Las lágrimas caían libremente por su rostro mientras pensaba en lo que significaba ser un padre en este mundo. La vida de su hija estaba en peligro, y la naturaleza de Jungkook era impredecible. Tenía que encontrar una manera de lidiar con la nueva normalidad sin perder a ninguno de los dos.
Mientras tanto, fuera de la casa, Min-Ji compartía su alegría con Jungkook, quien la miraba con ternura. Para él, este momento era perfecto, un vínculo que trascendía la oscuridad que los rodeaba. Pero en el fondo, sabía que había una línea delgada entre lo que eran y lo que podrían llegar a ser.
-Vamos a disfrutar, pequeña -dijo Jungkook, sintiendo que, a pesar de todo, había algo que todavía podían celebrar.
Sin embargo, en el fondo de su mente, una voz le susurraba que la felicidad era efímera, y que el verdadero desafío apenas comenzaba. ¿Podrían encontrar un equilibrio entre sus instintos y el amor que compartían? La respuesta todavía estaba en el aire, y todos ellos tendrían que enfrentarlo juntos.
Min-Ji estaba radiante de felicidad mientras devoraba la carne, su risa resonando en el aire. Cada bocado que daba era acompañado por exclamaciones de deleite.
-¡Esta carne es mucho más rica que la que compra papi Tae! -decía, con los ojos brillantes de emoción.
Jungkook no pudo evitar reírse ante su entusiasmo. La alegría de su hija era contagiosa, y en ese momento, se sintió orgulloso.
-Definitivamente, hija. -respondió, disfrutando de la conexión que compartían-. No hay nada como la carne fresca.
Pero mientras la risa y la felicidad llenaban el aire, Taehyung seguía en la casa, sintiendo que su estómago se revolvía con cada risa de Min-Ji. La idea de su hija disfrutando de ese festín macabro lo estaba enfermando. Las palabras de la pequeña resonaban en su mente, y cada vez que las repetía en su cabeza, era como una puñalada en el corazón.
No pudo soportarlo más. La mezcla de horror y angustia se apoderó de él, y se dirigió rápidamente al baño. Una vez dentro, se arrodilló frente al inodoro y comenzó a vomitar, el ácido subiendo por su garganta. La imagen de Min-Ji comiendo, su alegría inocente contrastando con la brutalidad de la situación, lo sobrepasaba.
Mientras vomitaba, su mente se llenaba de pensamientos oscuros. ¿Qué había hecho para llegar a este punto? Había querido proteger a su hija, pero ahora sentía que la estaba empujando hacia un camino del que no podría regresar. La culpa lo consumía, y cada arcada era un recordatorio de su impotencia.
Afuera, Jungkook notó la ausencia de Taehyung y su risa se desvaneció gradualmente.
-¿Taehyung? -llamó, sintiendo un leve presentimiento de que algo no estaba bien.
Min-Ji, todavía absorta en su festín, miró a Jungkook con curiosidad.
-¿Papi Tae se va a enojar? -preguntó, inclinando la cabeza.
-No, no se enojará. Solo necesita un momento -respondió Jungkook, intentando mantener la calma.
Sin embargo, el silencio que se instaló en la casa lo inquietó.
-Voy a ver qué pasa -dijo Jungkook, levantándose y dirigiéndose hacia la puerta de la casa.
Al entrar, escuchó el sonido de Taehyung vomitando y su corazón se hundió. Corrió al baño, encontrandolo arrodillado, con el rostro pálido y los ojos llenos de desesperación.
-Taehyung, ¿estás bien? -preguntó, su voz llena de preocupación.
Taehyung levantó la vista, sus ojos reflejando una mezcla de angustia y vergüenza.
-No... no puedo con esto. -murmuró, limpiándose la boca con la mano-. No puedo soportar lo que está pasando.
Jungkook se agachó a su lado, sintiendo una profunda empatía por el. Sabía que la situación era difícil, pero debían encontrar una manera de seguir adelante.
-Lo sé. Pero tenemos que ser fuertes por Min-Ji. Ella necesita que estemos unidos, incluso en los momentos más oscuros -dijo Jungkook, intentando infundirle un poco de esperanza.
Min-Ji apareció en la puerta, con una expresión de preocupación.
-¿Papi Tae, estás bien? -preguntó, su voz suave y llena de inocencia.
Taehyung se secó las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos. Al verla, se sintió aún más abatido.
-Sí, pequeña, estoy bien. Solo... necesito un momento -respondió, forzando una sonrisa.
Jungkook se levantó, sintiendo que debía actuar.
-Vamos a hablar, Taehyung. Necesitamos encontrar una solución a esto antes de que se salga de control -dijo, haciendo un gesto hacia la sala.
Taehyung asintió, sintiendo que la presión en su pecho comenzaba a disminuir. Sabía que debían tener esa conversación, aunque le aterrorizaba lo que eso significaba para ellos.
Min-Ji se quedó en la puerta, observando a sus padres con curiosidad.
-¿Puedo escuchar? -preguntó, su voz llena de inocencia.
Jungkook miró a Taehyung, quien se veía conflictuado.
-Es mejor que no, pequeña. Esto es un poco complicado -dijo Jungkook suavemente.
-Pero quiero ayudar -insistió Min-Ji, su determinación brillando en sus ojos.
Taehyung tomó un respiro profundo, sintiendo que su hija debía ser parte de esto, aunque le preocupaba la carga que podía representar.
-Está bien, pero tienes que prometer que serás cuidadosa y que no te asustarás -dijo Taehyung, sintiendo que la decisión era la correcta.
Min-Ji asintió con entusiasmo, y Jungkook se sintió aliviado al ver que la pequeña estaba dispuesta a ser parte de la conversación. Sabía que, a pesar de las circunstancias, tenían que enfrentar su nueva realidad como una familia unida.
Juntos, se sentaron en el sala, y aunque la situación era tensa, había una chispa de esperanza en el aire. Tendrían que encontrar el camino a seguir, aprender a vivir con lo que eran y protegerse mutuamente en el camino. La familia que habían formado, aunque complicada, era su mayor fortaleza, y estaban decididos a luchar por ella.
Les traigo un nuevo capítulo
Espero les guste
No puedo con min-ji la amo 😅🥹🥰
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