Capitulo 10
La tensión en la habitación todavía era palpable, pero la unión de Jungkook, Taehyung y Min-Ji les daba una renovada sensación de propósito. Jungkook, aún transformado, miró a su alrededor, evaluando la situación. Los cuerpos de los militares yacían inertes, y el olor de la sangre seguía siendo una presencia constante en el aire.
-Primero, debemos limpiar esto -dijo Jungkook, su voz baja y firme-. No podemos dejar evidencia de lo ocurrido aquí.
Taehyung asintió, todavía aturdido por la brutalidad de los eventos recientes. A pesar de que había estado dispuesto a proteger a Min-Ji a toda costa, ver el lado salvaje de Jungkook lo había dejado con una mezcla de gratitud y miedo.
-Yo puedo ayudar -dijo Min-Ji, levantando sus cuatro brazos-. Puedo mover cosas.
Ambos hombres la miraron, y aunque la idea de que una niña de dos años estuviera involucrada en algo así era inquietante, sabían que necesitaban toda la ayuda posible.
-Está bien, pequeña. Pero debemos ser cuidadosos -respondió Taehyung, reconociendo la necesidad de hacerla sentir útil y ser parte del proceso.
Jungkook llevó a Min-Ji al baño, donde le pidió que llenara un cubo con agua. Mientras ella se ocupaba, él y Taehyung comenzaron a arrastrar los cuerpos, sintiendo el peso de la culpa en cada movimiento. Era una tarea desgarradora, pero sabían que era necesaria.
Min-Ji regresó con el cubo, sus ojos brillando con energía mientras lo dejaba caer al suelo. Jungkook se agachó a su nivel.
-Recuerda, solo necesitamos limpiar. Después de esto, podemos jugar -dijo, intentando alentarla.
La pequeña sonrió, y juntos comenzaron a verter el agua sobre el suelo, mezclándola con los trapos que habían usado para limpiar la sangre. Aunque la situación era sombría, la inocencia de Min-Ji les recordaba que había algo más que el horror que los rodeaba.
Después de lo que pareció una eternidad, lograron deshacerse de las evidencias. La casa, aunque aún impregnada con el eco de lo sucedido, parecía más habitable. Taehyung se permitió un momento para respirar profundamente, sintiendo que habían logrado un primer paso hacia la normalidad.
-Ahora, tenemos que hablar de cómo lidiar con lo que sucedió hoy -dijo Jungkook, su tono volviéndose más serio.
Min-Ji, que había estado observando en silencio, se acercó a ellos, sus ojos llenos de curiosidad.
-¿Puedo seguir siendo especial? -preguntó, su voz suave.
Jungkook se agachó de nuevo, mirándola a los ojos.
-Eres muy especial, Min-Ji. Pero ser especial también significa que tenemos que ser cuidadosos. No todos entenderán lo que eres.
-¿Como la gente de afuera? -inquirió ella, recordando el momento en que los militares entraron en la casa.
-Exactamente. Ellos podrían asustarse o intentar hacerte daño -respondió Taehyung, sintiendo la urgencia en sus palabras-. Por eso necesitamos un plan.
La pequeña asintió, aunque no parecía completamente consciente del peligro. Jungkook y Taehyung intercambiaron miradas, sabiendo que debían encontrar una forma de educarla sobre su singularidad sin quitarle la inocencia.
-Podemos entrenarte para que aprendas a controlar tus poderes -sugirió Jungkook-. Así podrás protegerte.
-¿Puedo hacer cosas increíbles? -preguntó Min-Ji, su entusiasmo resurgiendo.
-Sí, pero también hay que ser responsables -dijo Taehyung, sintiendo que la conversación se tornaba más ligera-. No queremos que te lastimes ni que lastimes a nadie.
Min-Ji sonrió, y los hombres sintieron un ligero alivio al ver su felicidad. Sin embargo, en el fondo, sabían que el camino por delante estaría lleno de desafíos.
Más tarde, al caer la noche, se sentaron juntos en el sofá, la luz tenue iluminando el ambiente. Taehyung tomó la mano de Min-Ji, mientras Jungkook se acomodaba a su lado.
-Vamos a hacer un trato -dijo Jungkook-. Cada vez que sientas que algo no está bien, o que alguien está tratando de hacerte daño, llámame. Siempre estaré aquí para ayudarte.
Min-Ji asintió, su rostro lleno de determinación.
-Lo prometo, papi Jungkook. -dijo, y su sonrisa iluminó la habitación.
Taehyung sonrió al ver la conexión entre ellos. Aunque el día había sido aterrador, también había traído consigo un sentido de unidad que nunca habían tenido antes.
-Y yo también estaré aquí para cuidarte, Min-Ji. Siempre -dijo Taehyung, sintiendo que su papel como padre se había vuelto más importante que nunca.
La habitación estaba iluminada, solo por la tenue luz que se filtraba a través de las ventanas. Min-Ji, exhausta por todo lo que había ocurrido, se quedó dormida en los brazos de Jungkook. Su pequeño cuerpo se relajó, y Jungkook, sintiendo el calor de su hija, la llevó suavemente hacia la cama que Taehyung había preparado para ella.
Al acomodarla, Taehyung se acercó y, con un gesto serio, le dijo:
-Jungkook, tú y yo necesitamos tener una conversación muy seria.
La voz grave de Taehyung resonó en la habitación, y Jungkook sintió que una sombra de preocupación se cernía sobre ellos. Había algo en la manera en que Taehyung lo miraba que le hizo sentir algo extraño. Sin embargo, antes de que Taehyung pudiera profundizar, Jungkook lo interrumpió.
-Voy a comerme a los militares -dijo, su tono casual contrastando con la seriedad de la situación-. Me dio hambre.
Taehyung parpadeó, sorprendido por la respuesta. La frialdad de Jungkook lo dejaba inquieto, pero sabía que no podía juzgarlo.
-¿Qué? -preguntó, intentando procesar lo que acababa de escuchar.
Jungkook simplemente sonrió y salió de la habitación, dirigiéndose a la parte de atrás de la casa, donde había dejado los cuerpos tapados. Mientras tanto, Taehyung se quedó en la habitación, sintiendo que la gravedad de la situación lo aplastaba. El hecho de que jungkook hablara con tanta naturalidad sobre el canibalismo era perturbador, y tenía que lidiar con eso.
Mientras Jungkook se alejaba, una presencia extraña comenzó a despertar en la casa. Una pequeña figura emergió de las sombras, transformada y con un aire de curiosidad. Había olfateado la sangre, y su instinto la guiaba hacia Jungkook.
-¿Quieres? -preguntó Jungkook, al ver a Min-Ji en su forma bestial.
La niña, con una sonrisa amplia en su rostro, asintió con entusiasmo.
-¡Sí! -respondió, sus ojos brillando con un destello de emoción.
Ambos se sentaron juntos en el suelo, y Jungkook, sintiendo una extraña conexión, comenzó a compartir lo que quedaba de los cuerpos. Era un momento surrealista, pero para ellos era una forma de compartir algo en común, un vínculo que desafiaba la lógica.
Mientras tanto, Taehyung estaba afuera, regando algunas plantas en el jardín. Intentaba distraerse, pero su mente continuaba girando en torno a la conversación que quería tener con Jungkook. Sin embargo, al volver la vista hacia la parte de atrás, su corazón se detuvo.
La escena que presenció lo dejó en shock. Allí estaban Jungkook y Min-Ji, sentados en el suelo, compartiendo un festín macabro. Jungkook, en su forma bestial, estaba sonriendo mientras Min-Ji, con sus ojos rojos, devoraba lo que quedaba de los cuerpos, feliz y despreocupada.
-¡No! -gritó Taehyung, su voz llena de horror-. ¡Min-Ji!
La pequeña levantó la vista, y su sonrisa se amplió al ver a su padre.
-¡Papi, mira! ¡Estamos comiendo juntos! -exclamó, mientras Jungkook la miraba con complicidad.
Taehyung se sintió abrumado por la mezcla de miedo y desesperación. Se acercó rápidamente, tratando de entender lo que estaba pasando.
-¿Qué está pasando aquí? -preguntó, su voz temblando.
-Estábamos compartiendo -dijo Jungkook, su tono casi despreocupado-. Min-Ji tiene hambre.
Taehyung se sintió como si le hubiera dado un golpe en el estómago. La realidad de lo que eran sus vidas se hizo más palpable en ese momento. Tenía que enfrentar lo que Jungkook había hecho, y lo que su hija estaba convirtiéndose.
-Esto no es normal, Jungkook. -dijo, intentando mantener la calma-. No podemos permitir que esto sea parte de la vida de Min-Ji.
Jungkook lo miró, su expresión cambiando a algo más serio.
-¿Y qué sugerirías que hagamos? ¿Ignorar lo que somos? -respondió, levantando una ceja-. Ella necesita aprender a manejarlo.
-Pero no de esta manera, no así -replicó Taehyung, sintiendo que la desesperación se apoderaba de él.
Mientras discutían, Min-Ji, ajena a la tensión entre ellos, continuaba comiendo con alegría, disfrutando de la compañía de su papi Jungkook. Para ella, ese era un momento perfecto, lejos de los temores y las dudas de los adultos.
Taehyung sintió su corazón romperse al ver a su hija tan feliz, pero sabía que debía poner un alto a esto.
-Min-Ji, ven aquí. -dijo, su voz firme-. Necesitamos hablar.
La pequeña se detuvo, mirando a su padre con curiosidad. Jungkook la dejó levantarse y, con una sonrisa, la animó a ir con Taehyung.
-Vamos a hablar de lo que esto significa -dijo Taehyung, mirándola intensamente-. No quiero que esto se convierta en lo normal para ti.
Min-Ji, aún sonriendo, asintió y caminó hacia su padre.
-¿Está mal comer carne, papi? -preguntó, su voz tan inocente como siempre.
Taehyung se agachó a su nivel, sintiendo una mezcla de dolor y ternura.
-No está mal, pero sí debemos ser cuidadosos. Hay cosas que no podemos hacer, cosas que no son seguras -dijo, intentando explicarle de la mejor manera posible.
Jungkook observaba desde un lado, sintiendo el peso de la situación. Sabía que la vida que llevaban era compleja, pero también sabía que el amor que compartían podía superarlo todo. Sin embargo, tenía que encontrar un equilibrio entre su naturaleza y la inocencia de Min-Ji.
-Haremos lo que sea necesario para mantenerte a salvo, pequeña -dijo Jungkook, acercándose a ella-. Pero debemos hacerlo juntos.
Min-Ji sonrió, sintiendo el cariño en sus palabras, y Taehyung, aunque aún preocupado, se sintió un poco más aliviado. La familia que había formado, aunque extraña y desafiante, era suya.
Les traigo un nuevo capítulo
Espero les guste 💕🥰
Nuestra pequeña min-ji solo quería comer carne 🥩 🫣🤣🥰
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