Capítulo 32
Los ancianos se miran dudosos pero entonces uno de ellos, el que se había quemado, se levanta y mira a mi abuelo.
-Barclay... recuerdo el porqué los tres dejamos de llamarnos hermanos y nos separamos hace tiempo... -comentó.
-Ryu... -murmura Barclay pero el otro anciano igual se levanta.
-Pero creo que es hora de unir nuevamente a la familia... como hubiesen querido nuestros padres... -responde Karim.
Los dos se acercan pero Ryu me tiende la mano vendada por la quemadura.
-Está bien... ayudaremos.
Karim asiente estando de acuerdo con su hermano. Tomé la mano de Ryu y sonreí.
-Gracias... a todos -hablé.
-Ahora... ¿Quién es a la que tenemos que ayudar? -pregunta Karim.
-Oh... -Dylan ríe un poco pero me abraza por los hombros-. Una chica muy especial para nuestra familia... quisiera poder decir que la novia de este pequeño líder de aquí, solo que... aún no se lo ha dicho.
Fulminé a Dylan pero el resto ríe más o menos. Me tomé el puente se la nariz con mi índice y pulgar y maldecí a Dylan mientras sentía que me sonrojaba un poco.
-Hm, las locuras que hace uno por amor. Recuerdo esos tiempos ¿tú no, Ryu? -cuestiona Karim.
-Claro, como cuando nos enamoramos de la misma chica y terminamos en una pelea estando borrachos y ella nos rechazó a ambos -comenta Ryu riendo haciendo que todos los demás también lo hicieran.
-Lo recuerdo, fui yo quien les tuvo que proteger de mamá y papá -anuncia Barclay.
-Eres el mayor, es tu deber -se defienden ambos.
-Muy bien, señores -Jin se acerca-. Lamento interrumpir, pero será mejor que comencemos a prepararnos.
-La chica tiene razón -la mujer la apoya y me mira con seriedad-. Quién sabe lo que le han de estar haciendo a la pobre chica en estos momentos estando en manos de los esbirros...
Mi sonrisa desapareció y pude sentir el miedo y furia comenzando a hervir mi sangre de solo pensar en eso. Asentí estando de acuerdo con ellas.
-Es cierto -dice el adulto.
-Vamos. Hay que preparar a todos -dice Dylan a mi lado.
Los líderes asienten y se van fuera de la habitación para avisar a sus clanes. Salí junto a mi familia a nuestro ritmo mientras comentábamos y me felicitaban por mi éxito. Pero entonces se separaron y al estar fuera se me acercaron los dos líderes jóvenes.
-Hola Jayd, soy Ben.
-Y yo Lionel.
-Es un placer -comenté sonriendo.
-El placer es nuestro -responde Lionel de forma educada.
-Oye Jayd... -Ben se pasa a mi lado y apoya su brazo en mis hombros- ¿No tendrás, de pura casualidad, una hermana? -lo miré. No hizo falta que especifique nada pues su mirada ya me lo dijo todo.
Al instante terminó golpeándose contra unas cajas afuera de la casa principal y aturdido. Me enderecé y sacudí mis manos.
-Ni te le acerques.
Papá, Dylan y Barclay me miran con orgullo y levantan sus pulgares pero mamá me mira con reproche.
-Jayd... -habla con su tono de advertencia pero al acercarse a mí me sonríe-. Bien hecho.
Vi como unos guardias y Lionel ayudaban a Ben a levantarse mientras intentaban no reír. Los adultos también se me acercan a presentarse.
-Es un gusto conocerte, Jayd... Soy Will.
-Yo soy Liliana, también es un gusto conocerte -sonríe la mujer.
-El gusto es mío.
Vimos como todos los clanes, incluyendo el mío, se movían de un lado al otro y murmuraban sobre la situación. Todos se comenzaban a mezclar y llevarse relativamente bien, aunque había quienes aún no confiaban del todo en los demás.
Los líderes de los clanes se van, dando la orden a los suyos, y nosotros nos quedamos a prepararnos. Suspiré, miré mi mano con la pulsera.
-Nilsa...
La opresión en mi pecho era tan fuerte cada vez que la recordaba y recordaba que no pude protegerla.
-Jayd... -me di vuelta y fruncí el ceño.
-Zira.
Ella nota la frialdad en mi tono de voz que en realidad no fue mi intención, solo fue un reflejo. Luego de todo lo que ocurrió... no podía perdonarla aún.
-Oye... en serio lamento lo del otro día... sé que me estoy disculpándo mucho porque cometo muchas malas decisiones... -ella respla-. Solo quiero que sepas que tienes mi completo apoyo, ayudaré en lo que pueda.
-Gracias, Zira... -respondí sin más. Ella baja la cabeza y espaba por irse- ¿Puedo preguntarte algo?
-Claro, por supuesto.
-¿En serio parezco un perro tras Nilsa? -la miré preocupado, si así era habré pasado mucha vergüenza por eso y no lo sabía.
Zira ni pudo evitar soltar una leve risa de burla e incredulidad.
-Ay Jayd... claro que sí, ¿no te diste cuenta? -negué obvio-. Era tan notable, la forma en la que la miras, como la proteges, cuando hablas de ella o con ella... -suspira desanimada-. Te brillan los ojos de una manera... que ya sueño yo con que pase lo mismo conmigo.
Niega con la cabeza quitándose ese pensamiento pero sigue sonriendo con tristeza por ella.
-Cuando le sucede algo, eres el primero en ponerse histérico y tratar de ayudarla. ¿En serio dudas de lo que sientes por ella? Por favor Jayd... Uniste a nuestros enemigos para formar una alianza solo por salvarla. Estás loco por ella.
Me sentía avergonzado pero no en un mal sentido, supongo que no darme cuenta antes me hizo parecer un idiota. Podía sentir mis mejillas ardiendo.
-Está bien, ahora lo sé.
-Creo que... ya era hora -respondió-. Ve a descansar, mañana será un día largo.
Asentí. Zira se va y yo volví a mirar la pulsera en mi mano antes de guardarla e ir caminando hasta casa. Estaba tan sumido en mis pensamientos y en lo que hablé hace un momento con Zira que no me di cuenta cuando entré.
-¿Estás seguro, Dylan? -pregunta mamá.
-Muy seguro -responde él.
-Luego no puedes hacer más nada, si te retiras, te retiras -le advierte ahora papá.
-No me arrepentiré, en serio. Ya sé lo que voy a hacer.
-¿Sucede algo? -pregunté extrañado mirándolos a todos en la sala. Dylan sonríe y se levanta del sofá.
-Nada, hermanito, no te preocupes, solo mantén tu mente en mañana.
Miré confundido a Dylan pero él se despide de todos y se va a dormir. Mamá y papá se acercaron a mí sonriendo con orgullo y felicidad.
-Hijo... solo queremos decirte que estamos muy orgullosos de ti, por todo lo que hiciste, actuaste de una manera muy madura y lograste algo que todos dieron por perdido -dijo papá.
-Eres un verdadero líder -le sigue mamá. Sonreí por sus cumplidos que me hicieron sentir entre apenado y feliz.
-Gracias... aprecio que lo digan.
Papá me revuelve el cabello arruinando el momento, volví a quejarme y mamá a reír.
-Anda a dormir.
-Bien. Pero ya dejen mi cabello en paz, Dios.
-Jamás.
Rodé los ojos pasando junto a ellos y subí las escaleras mientras suspiraba, fui hasta la habitación de Sarah y la encontré con la puerta entreabierta y ella despierta pero mirando a la nada. Ella aún tenía vendajes y parches por el cuerpo, toqué la puerta mientras entraba, ella voltea su mirada hacia mi.
-Hola, enana -dije sonriendo. Ella me devuelve la sonrisa por muy poco.
-Hola -habla con voz suave- ¿Cómo estás?
-Eso debo preguntar yo -me senté a su lado en la cama- ¿Cómo están tus heridas?
-Mejor, no duelen, casi.
-Me alegro -respondí pero luego miré sus manos-. Prométeme que te cuidarás y estarás pendiente de tus medicamentos.
-Claro, lo haré. Tú prométeme que volverás con Nilsa y todos.
Ojalá poder estar seguro de que así será. Ojalá que todo salga bien y no muera mucha gente.
-Lo prometo, enana. Ahora a dormir.
Besé su cabeza y me levanté de su cama. Sarah se despide de mí y yo de ella antes de apagar la luz y cerrar la puerta. Fui a mi habitación y dejé la pulsera en la mesa de noche, me la quedé viendo un momento, sin poder dejar de pensar en Nilsa. Esperaba que estuviera bien, que nada le haya pasado por ahora.
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