No supe que me había dormido hasta que empecé a despertar. Quise estirarme pero me di cuenta de que Nilsa y yo seguíamos casi en la misma posición de ayer, solo que mi brazo que anteriormente estaba abrazando, ahora la rodeaba por la cintura... tocando su piel bajo la remera. Ella se estremeció cuando deslicé aquella mano por su piel, dejando escapar un leve jadeo que me hizo mirar su rostro.

Sonreí queriendo volver a dormir así pero sabía que si no iba uno ahora, vendrían a buscarnos. Me separé con cuidado de Nilsa y volví a acomodar la manta sobre ella. Fui a asearme y cambiarme de ropa para después bajar y encontrar a la mayoría de mi familia, porque Sarah aún no llegaba, desayunando. Me uní a ellos y tiempo después Nilsa baja también.

-Buenos días -saluda sonriendo.

-Buenos días -saludan mis padres.

Dylan lo hace con una sonrisa y un guiño, haciéndola reír nerviosa mientras que yo pasé "accidentalmente" la caja de cereales por su cabeza, al pasar tras de él para ir a mi lugar luego de servirme más.

-Oye -me reclamó.

-Ni siquiera te dolió, no te quejes.

-Chicos, no peleen -nos regaña papá.

Nos fulminamos con la mirada pero lo dejamos allí. Nilsa se sienta con nosotros y le pasamos el desayuno. Me agradaba que se sintiera tan cómoda estando aquí.

-Oye, Nilsa. Luego de desayunar iré a hacer algunas cosas, ¿me acompañarías? -pide mamá.

-Por supuesto, no tengo problema.

-Perfecto, gracias -sonríe ella.

-Bueno. He terminado, iré a entrenar -avisé levantándome al acabar mi segundo desayuno.

Me despedí de todos y fui al campo de entrenamiento donde encontré a cuervos de distintas edades entrenando, además de ver a Zira entrenando a los jóvenes. La saludé cuando me vió pero solo eso, aún me resultaba algo incómodo estar cerca de ella luego de las últimas charlas. Fui a un lugar libre y me puse a practicar con un muñeco de madera, así como los demás.

De eso se trató mi rutina en los últimos días, además de entrenar y pelear las batallas que aún habían con nuestros enemigos, pasar tiempo con Nilsa también se hizo parte de mi día. De vez en cuando salíamos a caminar, a veces nos quedábamos solos en casa y para no aburrirnos hablábamos de temas tontos que pudieran entretenernos, ya que aquí no había televisión.

Las dos únicas cosas que me preocupaban era lo de quién estaba liderando a los esbirros y además de eso... la enemistad creciente entre Zira y Nilsa. O no sé si solo no se llevan bien... pero cada vez que una ve a la otra todo se torna incómodo y serio, por esa razón evitaba los encuentros entre ellas. Zira y yo volvimos a hablar poco a poco, ahora intentando ser claro con mis sentimientos para no crear malentendidos de nuevo. No hablamos mucho pero al menos ya estamos progresando.

-¿Huh? -me detuve en seco al escuchar una voz conocida.

-¿De qué quieres hablar, Zira?

Bajé enseguida y me escondí tras unos árboles y arbustos. Observé con atención como Nilsa y Zira se miraban con seriedad, ambas a la defensiva y manteniendo distancia.

-Quiero entender las cosas -comentó Zira y se cruzó de brazos- ¿Por qué tú?

-¿Disculpa?

-Eres una humana, débil y asustadiza... Quiero saber por qué él sigue besando el suelo por donde caminas.

Fruncí el ceño por el disgusto que me provocó que le dijera de aquella forma despectiva y también por la confusión. Quise ir hacia ellas pero una mano en mi hombro me detuvo.

-¿Sarah?

-No hables y solo observa.

-¿Sabes que está mal escuchar a escondidas? -la miré arqueando una ceja.

-Pero tiene razón -me sorprendí cuando Vince apareció a mi otro lado-. Esto es importante para solo observar.

-Sigue estando...

Ambos me callan y me retienen con sus manos en mis hombros. Bufé y solo volví a prestar atención a ambas chicas en frente de nosotros.

-Creo que estás equivocada -comentó Nilsa-. Él no hace eso.

-¿Ah no? Entonces, ¿por qué cada vez que te ve pasar te sigue como un perro con correa?

-No creo que sea así como dices y de todas formas, aunque sí lo sea, no tendría ni idea de porqué lo haría.

-Eso es lo que quiero averiguar... -Zira se acerca amenazante haciendo que Nilsa retroceda a la defensiva.

-¿Te sientes amenazada por mí? -cuestiona Nilsa.

-Pff ¿Qué? Por favor -se ríe Zira- ¿Yo? ¿Sentirme amenazada por ti?

-Es eso. Antes ni siquiera te importaba que yo estuviera en tu clan pero ahora es diferente, parecer querer matarme cada vez que me ves.

Me sobresalté cuando Zira agarra por la remera a Nilsa y la acerca a ella para intimidarla. Quise ir allí pero Sarah y Vince me detuvieron. Miré a este último con desesperación pero me detuve al ver la decepción en su mirada. Supongo que a él también le molesta ver a Zira intimidando a otros.

-No digas esa clase de estupideces. Jamás me sentiría intimidada por una maldita raza inferior a nosotros -Zira lanza al suelo a Nilsa y vuelve a acercarse a ella hasta acuclillarse en frente y mirarla con superioridad-. ¿Sabes por qué no me intimidas? Porque a pesar de todo yo...

No pudimos escuchar lo que dijo porque lo hizo susurrando al oído de Nilsa pero a juzgar por su expresión sorprendida y... dolida, pude imaginarme lo que ha sido. Zira se levanta pero Nilsa se mantiene allí.

-Así que, si quieres mantenerte entera... no me provoques y apártate de mi camino.

-No. -me sorprendió tanto ver a Nilsa con una mirada desafiante-. No lo haré.

-Tú...

-Tienes razón en pensar que no soy competencia para ti, que tú eres mejor que yo... Puedes hacer lo que quieras, Zira, pero aún así no te dejaré el camino libre -Nilsa se levanta-. Ya dejé que suficientes personas me pasaran por encima, no lo seguiré permitiendo y menos con esto.

-Estás cavando tu propia tumba, humana.

-No me importa. No dejaré que otra lunática quiera quitarme lo que más quiero -Nilsa sonríe decidida.

-¿Crees que podrás contra mí? No tienes ni agallas para dispararme.

-Maté a mi propio padre, querida. Tú no serías nada.

-¡Agh! ¡Te encanta arruinarlo todo! ¡¿No es así?! ¡Si no fuera por ti quizás todo hubiera salido mejor para mí! ¡Te odio, maldita humana! -Zira iba a golpearla.

Nilsa no sabe pelear cuerpo a cuerpo.
A la mínima que sentí que Sarah y Vince afloraron su agarre volé hasta ellas y atrapé el puño de Zira quien abrió los ojos de par en par.

-¿J..Jayd?

-Fue suficiente, Zira.

La solté solamente y ella retrocedió unos cuantos pasos antes de caer por sus piernas paralizadas al igual que ella. Me giré para ver a Nilsa que se mantenía seria pero notaba su mano temblando aunque tratara de ocultarlo... había sentido miedo, lo sabía.

-Nilsa -llamé su atención- ¿Estás bien?

-Sí, sí... no me hizo nada -respondió.

-Me alegro.

-¡¿Lo ves?! ¡Es a esto a lo que me refiero! -ambos volvimos a mirar hacia Zira- ¡Dices que no pero te mira como yo quiero que me mire a mí! ¡Es tan claro que lo detesto! ¡Los detesto a los dos!

Jamás creí ver a Zira así. Tan inestable y frágil, llorando en frente de nosotros. Vince llega hasta nosotros haciendo que Zira se levante de inmediato.

-P..Papá... Yo... esto...

-Zira, vete a casa.

-Pero papá, déjame...

-¡Que vayas a casa! ¡Ahora!

Zira retrocede espantada y baja la cabeza. Se limpia el rostro pero sale volando de inmediato hacia su casa, Vince suelta un resoplido y nos mira a ambos.

-Lo siento, creí haberla educado mejor... Lamento por lo que te hizo pasar, Nilsa.

-No se preocupe, no ha pasado nada de verdad.

Vince me mira a mí sintiéndose avergonzado por la actitud de su hija. Niega con la cabeza y se va volando a encontrarla.