Capítulo 25
-¿En serio tengo que estar aquí? -pregunté a Dylan, pues fue él quien me obligo a venir.
-Por supuesto. Toma, prueba esto.
Me tiende un vaso con bebidas que él mezcló. Olí el contenido y le di un sorbo para luego sentir como quemaba mi garganta por un leve tiempo.
-Hm... no está mal. Ponle más vodka, le quedará mejor -respondí un poco desinteresado.
-Supongo -respondió.
Solté un suspiro profundo y volteé la mirada hacia otro lado, solo para quedarme mirando a Zira... Se veía muy hermosa en verdad. No me sorprende que atrajera tantas miradas por donde pasa, se ve tan diferente pero en ningún aspecto se veía mal.
-¿Qué? ¿Te arrepientes?
-¿De qué hablas? -miré rápidamente a Dylan.
-De no invitarla a venir contigo, ¿te arrepientes?
Suspiré más calmado, pensaba que sabía lo que ocurrió entre nosotros. Volví a mirar a Zira quien me estaba mirando, le sonreí un poco y saludé por educación. Ella hace igual antes de irse con unas chicas.
-Es hermosa, lo admito. Pero... no. No es para mí.
-Tienes razón, es mucha mujer para un niño como tú -Dylan me despeina y yo gruñí molesto.
-Dios, ¿qué tienen con mi cabello? -solté quejoso.
-Es simple, hermano -escuché a Sarah a la vez que me abrazó-. Como te gusta mucho amamos molestar con eso.
-No da risa, enana -bufé pero sonreí al mirarla-. Estás preciosa, Dylan y yo tendremos trabajo de guardaespaldas hoy.
-Ah no, tú no -ella sonríe ampliamente y se separa de mí para ir con sus amigos nuevos.
-¿Qué le pasa a esa niña? Está cada vez más rara de lo normal -murmuré.
-Oh quizás tenga razón -comenta ahora Dylan mirando algo sobre mi hombro-. Suerte, hermano.
-¿Por qué?
Dylan sonríe y se va junto a mamá, papá y mis tíos. Rodé los ojos y volteé para saber lo que Dylan había visto.
-Hola Jayd...
No creo ser capaz de disimular ni un poco mi sorpresa al ver a Nilsa. Tragué con dificultad mientras trataba de entender porqué me había descolocado tanto que hasta mi corazón está acelerado.
-¿Estás bien? -pregunta preocupada. Fue cuando finalmente reaccioné.
-Ah, sí... Sí, sí, estoy bien -respondí un poco nervioso-. Lo siento, es que me sorprendiste...
-¿Eh? -ella se mira un poco apenada- ¿En serio?
-Sí, te ves muy bien -murmuré haciéndola sonrojar sorprendida-. B..Bueno, siempre lo estás, pero no digo que nunca sea así o que hoy estás como siempre, yo... Ya estoy diciendo cualquier cosa. Lo siento.
Rasqué mi nuca con nerviosismo creyendo que estaba pareciendo un tonto con ella, pero Nilsa empezó a reír tiernamente.
-Yo creo que eres tierno así -comentó.
La miré un segundo recobrando la cordura y suspiré para reordenar mis pensamientos.
-Lo que quise decir... fue que estás muy hermosa, Nilsa.
-Gracias, Jayd. Tú igual estás muy bien -sonríe mientras sus mejillas se tiñen de rosado haciéndola verse más tierna.
No supe que hacer a continuación, era la primera vez que realmente me sentía un idiota parado en medio de algún lugar sin saber que hacer. Nilsa estaba junto a mí pero ni siquiera sabía lo que ella quería o de qué hablar. ¿No existen manuales para estas cosas? Necesito ayuda.
-Bueno, en vista de que mi tonto hermano es más tonto que hace cinco minutos... -miré a Sarah fulminante-. Nilsa, ¿no te gustaría ir a comer algo?
-Am... sí, seguro -responde ella.
-Perfecto. Jayd, acompáñala.
Ella me empuja hacia Nilsa y tuve que sujetarla por la cintura para que no cayera. Volví a fulminar a Sarah pero ella ya se estaba yendo hacia sus amigos, quienes reían cómplices con ella. Rodé los ojos y ayudé a Nilsa a enderezarse.
-Perdónala... le encanta meterse en todo -mencioné.
-Está bien, parece que le divierte -ambos la miramos y sí, pareciera que estaba viendo una comedia romántica.
-En fin... ¿Quieres ir a por algo de comer? -apunté con la cabeza para irnos.
Nilsa asiente y ambos fuimos hasta la mesa de bocadillos. Agarramos unos platos y nos servimos mientras comentábamos sobre la variedad en la mesa, sobre nuestros gustos y disgustos.
-¿Es en serio? ¿Cómo no te gustan las aceitunas? -le reclamé agarrando unos cuantos trozos de quesos con aceitunas.
-No, no me gustan -hizo una mueca al verlas-. Su sabor y olor son muy fuertes y peor cuando no le quitan la semilla y te rompe los dientes.
-Te lo pierdes -reí levemente-. Más para mí.
-Si llego a tener una comida con aceitunas ya sé a quien dárselas.
Ambos fuimos a sentarnos a una mesa para comer en paz. Vimos a las distintas parejas que estaban declarándose en el árbol, y a los solteros -o sea Dylan- en la barra de tragos. Creo que se consiguió un trabajo de bartender.
Volví la mirada hacia Nilsa y la atrapé mirando con ojos soñadores hacia las parejas enamoradas. No pude evitar quedarme mirándola pues con esa mirada se veía aún mejor... No sabía explicarme ni a mí mismo lo que pasa en mi cabeza cuando la miro, o cuando ella me mira. El sentimiento crece pero no tengo ni idea de qué es.
-Nilsa...
-¿Hm? -ella vuelve a mirarme.
-¿Cómo era tu vida en Canadá? Ya sabes, antes de mudarte aquí.
-Oh, bueno. No era muy interesante -comentó jugabdo con su comida-. La verdad era bastante aburrida.
-¿Ah sí? ¿Qué hacías?
-Pues nada, asistía a clases, entrenamientos de disparo, de idiomas y otras cosas. Prácticamente vivía para el estudio. No salía mucho por eso.
Asentí, bajé la mirada y vi su muñeca en donde debía estar la pulsera pero esta estaba cubierta por unas vendas y un lazo. Supongo se dio cuenta de lo que estaba mirando, porque se cubrió un poco aquella zona.
-No quería quemarlos por accidente, así que lo cubrí. Sarah me puso el lazo para adornarlo hoy y que esté a juego con mi vestido -comentó.
-Es... muy considerado de tu parte -mencioné- ¿Has intentado... quitártelo?
-Por supuesto, pero... duele mucho -respondió-. Supongo que debería hacerlo con cirugía pero no quiero que pregunten demasiado en el hospital humano.
-Ya veo, entiendo -suspiré y sonreí aligerando el ambiente-. Bueno, no importa, mientras estés con nosotros nada malo va a pasarte.
-Gracias -sonríe.
Asentí y me levanté de la mesa para ir a buscar unas bebidas, claro que... solo serían gaseosas. No quiero arriesgarme a que mamá me regañe por beber alcohol en un momento como este.
-Hey, Jayd -Vince se me acerca-. Escucha... sé lo que pasó con Zira.
-Ya veo, supongo que era algo que pasaría de todos modos -mencioné-. Vince, yo...
-Tranquilo, muchacho. No quiero que te disculpes si es que ibas a hacerlo -me quedé callado-. Entiendo la situación, Zira me contó todo y ella no es alguien que miente u oculta detalles.
-Entonces... ¿no estás enfadado?
-Lo estuve, por supuesto. Cuando me lo contó lo único que quería hacer era romperte la cara, para serte Franco -se cruzó de brazos y se apoyó por la mesa de bebidas-. Pero cuando me explicó las cosas entendí que aunque quisiera protegerla de todo, a veces tendrá que experimentar ciertas cosas por sí misma. El dolor es parte de la vida y no puedo evitar que lo sienta.
-Aún me siento como un idiota -admití.
-Y sé que así es, reconoces tus errores o al menos eres consciente del dolor que causas... pero tampoco te pediré que te fuerces a amarla si eso no es lo que sientes. Prefiero que experimente este dolor ahora y lo supere después, a que viva a tu lado sufriendo toda su vida.
-Supongo... eso tiene sentido -suspiré profundo.
Ambos nos quedamos en silencio por un tiempo, miré hacia Nilsa, Sarah se había acercado a hablarle en lo que yo tardaba. Sentí una mano en mi hombro y volví la mirada a Vince.
-No te mortifiques, verás que esto quedará en el pasado y... -él también miró a Nilsa-... veo que tu futuro es muy interesante y hermoso.
-¿Qué? -me sobresalté.
Vince se echa a reír pero se va despidiéndose a la par. Volví a suspirar y a mirar a Nilsa, ella tenía con Sarah haciéndome sentir algo extraño en el pecho.
-¡Por fin! Ya te la iba a robar -comenta Sarah al verme llegar.
-Lo siento, me entretuve. Aquí tienes -le entregué la bebida a Nilsa.
-Gracias.
Asentí. Sarah vuelve a irse para dejarnos a solas y nosotros volvimos a iniciar una conversación más animada y divertida en la que nos conocimos más que antes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro