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Capítulo 20

Hice una mueca luego de sentir como me inyectaban algo en el cuello, traté de moverme pero todo mi cuerpo, incluso mis alas, estaban encadenadas. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Todas las horas se sentían exactamente iguales.

-No hay forma, aún después de todo no tenemos como explicar esto -escuché.

-Es científicamente imposible.

-Sí, pero esto no se trata de ciencia -el padre de Nilsa se acerca a mí y me observa como a un animal de experimentos. No iba negarlo, era eso ahora mismo.

-Necesitamos un nuevo ángulo, quizás si vemos la unión de sus alas con su espalda... el interior de esa parte podría ayudarnos a descifrar esto.

-¿Dices que cortemos sus alas?

Miré de inmediato a todos los científicos presentes en la habitación, el padre de Nilsa sonríe pero los demás científicos suspiran.

-No quiera hacerlo, no sabemos si al quitarle sus alas todo el poder en ellas se desvanezca -comenta uno.

-Solo hay una forma de averiguarlo -responde el padre de Nilsa-. Háganlo, mis hombres y yo iremos a ver si atrapamos otro de ellos... En caso de que haya sido una mala decisión.

Él se va y yo volví a forcejear, sin éxito. Los científicos se preparan, traen una camilla y vi a otro hombre con una jeringa. Me levanté para evitar que se acercaran a mí pero mis tobillos estaban encadenados al suelo al igual que mis muñecas. Noté a otro con una carretilla con bisturís o cuchillas más grandes.

-No. Ya déjenme en paz...

Trataba de esconder mis alas pero al estar encadena no servía. Agarraron las cadenas y las bajaron para poder ver mejor la unión con mi espalda. Acariciaron mis alas y yo me sobresaltaba creyendo que ya iban a cortarlas.

-Cédenlo.

-¡Aléjense de mí! -exigí forcejeando.

Entonces la puerta vuelve a abrirse y luego de escucharse un disparo al instante el hombre con el cedante cae al suelo ahogándose en su propia sangre.

-¡¿Pero qué...?!

Tres disparos más y todos los hombres a mi alrededor cayeron agonizando hasta dejar de moverse. Miré aliviado a Nilsa, quien corre hasta mí y dispara en todos los candados de las cadenas.

-Jayd... ¿Estás bien? -pregunta quitándome las cadenas y corroborando mis heridas.

-Estoy bien, gracias a que llegaste a tiempo -sonreí.

Ella me abraza por un momento, disfruté de su cercanía por poco tiempo hasta que ella me ayuda a levantarme.

-Tenemos que salir de aquí.

Asentí estando de acuerdo. Salimos al pasillo, pude ver a varios hombres muertos tirados por todo el suelo. Ella iba al frente, estábamos por salir del pasillo pero ella me empuja contra la pared justo cuando una bala iba hacia nosotros. Ella se toca la mejilla y vi la sangre en sus dedos pero lo ignoró.

-Eso fue impresionante, he de admitirlo, hija.

-Sí, bueno... No debiste enseñarme.

Ella carga completamente su arma mientras habla y se asoma para ver pero al instante le disparó. La atraje hasta mí y la cubrí con mi cuerpo un segundo en lo que terminaban los disparos.

¿Realmente piensa matar a su hija?

-Llevas el talento en la sangre. Después de todo eres mi hija... eres igual a mí.

-No me compares contigo, no soy como tú -ella parece ver algo atrás de mí, al seguir su mirada pude ver como se reflejaban los demás por un vidrio en la pared-. Soy mejor.

Ella supo donde apuntar para disparar y que las balas, al rebotar, les dieran a todos los acompañantes de su padre. Ella sale del pasillo y dispara a los demás. Su padre la apunta pero mis alas se movieron solas y la cubrí.

-¡Mhg! -apreté los dientes del dolor.

-Jayd... -ella acaricia mi rostro con ambas manos con preocupación.

Aparté mis alas y ella volvió a disparar a todos los presentes. Me tomó la mano y nos escondimos tras un escritorio de recepción. Vuelve a cargar su arma y se asoma para disparar, pero en una de esas baja quejándose.

-¡Mierda! -aprieta su brazo y noté que sangraba.

Los disparos cesaron, la mano de Nilsa temblaba mientras respiraba agitada y alerta hacia lo que sucedía atrás. No podía hacer mucho, apenas era capaz de mantenerme consciente para no molestar, no tenía nada que pudiera ayudarme en contra de sus armas.

Apoyé mi mano en la mejilla de Nilsa y la hice mirarme, junté nuestras frentes y la hice calmarse.

-Saldremos de esto... -aseguré-. Tranquila.

-Siempre creí que eras muy madura para tu edad -escuchamos a su padre-. Un poco tímida, tal vez... pero tan inteligente.

Nilsa asiente en respuesta a mí, recarga su arma y mira por el reflejo de algo en la pared del mostrador. Su padre se acercaba cada vez más.

-¿A dónde se ha ido toda esa madurez? Estás actuando como una niña que no quiere dejar ir su juguete favorito.

-Es curioso que lo digas, padre, me haces darme cuenta de lo ausente que has estado en mi vida. Si me hubieras prestado atención te darías cuenta de unas cuantas cosas sobre mí.

Ella mira hacia arriba, lista para hacer cualquier cosa y cuando su padre estuvo casi encima del mostrador ella salió y le apuntó en la frente.

-Soy más egoísta de lo que crees y tú has intentado quitarme algo valioso para mí.

-¡Jefe!

-Adiós. Padre.

El disparo resuena por el lugar, la sangre salpicó por todo el mostrador. Nilsa no se detuvo allí y disparó varias veces consecutivas mientras que los disparos hacia ella no le acertaban. Me mira y me tiende la mano.

-Vamos, pronto llegarán más.

Acepté su ayuda y me levanté. Vi el cuerpo se su padre sobre el mostrador, a ella no pareció importarle pues pasó de él y corrimos por los pasillos. Podíamos escuchar más gente gritando y subiendo por las escaleras.

-Por aquí -ella me jaló para irnos a las escaleras de emergencia pero a la mitad de estas recibimos disparos.

Actué rápido y la cubrí de nuevo para protegerla de las balas. Ella se hizo espacio entra mis plumas y disparó hasta que los cuerpos caían por las escaleras. Corrimos de regreso y miramos a todos lados viendo la ventana como única opción.

-¡Ahí!

-¡Que no escapen!

Tomé la mano de Nilsa y la jalé junto a mí, yendo hacia la ventana pero un disparo la hizo soltarme.

-¡Agh! -cayó al suelo sujetando su costado el cual empezó a brotar demasiada sangre.

-¡Nilsa! -me agaché junto a ella para sujetarla.

Vi como todos los demás empezaban a llegar aquí arriba. Nilsa me mira preocupada y sin hablar yo supe lo que quería... Quería que la dejara.

-No, por supuesto que no.

La cargué en brazos y corrí hasta la ventana. Nos cubrí con mis alas cuando los cristales se rompieron en pedazos y luego las extendí para mantenernos en el aire. Volé hasta que los disparos no pudieron alcanzarnos más y luego empecé a descender al reconocer en qué parte del bosque estábamos. Cerca del monte de mi clan.

No pude controlar bien el aterrizaje, por lo que rodamos un poco por el suelo pero yo me encargué de cubrir a Nilsa antes de empezar a ceder. Ella se sentó adolorida, se arrastró hasta mi lado y me miró preocupada.

-Jayd... Resiste, ¿sí? Estarás bien.

Apenas podía verla con claridad, ¿tenía una hermana gemela o qué me estaba pasando?

Escuchamos aleteos, Nilsa agarra rápidamente su arma y apunta a los recién llegados. Al observar bien pude ver a Dylan, mis padres y Zira llegar. Esta última, al ver a Nilsa con su arma, saca su espada amenazante. Sujeté la muñeca de Nilsa y la cubrí con mis alas.

-Zira, espera -escuché a mamá- ¿Nilsa?

-Y..Yo... Lo siento, esto es mi culpa -hice una mueca estando en desacuerdo.

Dylan y papá se acercan a mí y me revisan para ver cada herida y definir la gravedad de mi estado.

-Está grave, debemos llevarlo al clan -dice Dylan.

-Sí, ayúdame a cargarlo.

Hice una mueca de dolor en cuanto me movieron. Hicieron que me apoyara en sus hombros, vi a mamá acercarse a Nilsa y ayudarla a levantarse.

-Ryder, ella también está herida -avisa mamá.

-Estoy bien... -dice Nilsa tratando de enderezarse por su cuenta-. Puedo con esto.

-No necesitas ser tan fuerte, cariño... estamos aquí para ayudarte. Vamos, vendrás con nosotros.

Nilsa niega con la cabeza y se levanta por su cuenta aunque bastante sangre escapa de su herida en el costado y ella aprieta los dientes por el dolor.

-Nilsa -pedí con la mirada que no fuera tan terca.

-Lo siento, Jayd... pero tengo que solucionar esto -respondió bajando la cabeza.

-No -intenté ir hacia ella pero cada paso que daba dolía cada vez más-. Morirás si regresas allá.

-Tengo que asegurarme de borrar tus datos, si saben quien eres y donde encontrarte, ellos podrían...

-¿Eso qué importa ahora? -hablé en alto. Hice lo posible para mantenerme en pie por mi cuenta y caminé hasta ella-. No te dejaré ir allá.

-Jayd... -ella me mira desesperada, pero era imposible que le permitiera ir.

-Mi hijo tiene razón -mamá apoya su mano en el hombro de Nilsa-. Ninguno de nosotros te permitirá ir a ese lugar, menos así de herida. Vendrás con nosotros y no está a discusión... Déjanos ayudarte.

-Pero... yo causé esto, debo arreglarlo.

-Eso no es cierto -declaré-. Tú no hiciste nada, ni siquiera sabías que tu padre era uno de ellos. Además, te opusiste a él para mantenerme a salvo, ya estamos a mano. Nilsa. Y vamos que estoy por desmayarme como tú.

Ella suelta una leve risa antes de retorcerse por el dolor en su costado, cayó al suelo de rodillas y soltó quejidos. Papá y Dylan volvieron a sujetarme mientras mamá socorría a Nilsa. Escuché a papá ordenarle a Dylan que fuera a ayudarlas. Cargó a Nilsa en brazos mientras que Zira llevaba a mamá y entre todos regresamos al clan.

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