Capítulo 19
-¿Huh? -noté movimiento en el bosque mientras patrullaba la zona.
Mi mente instantáneamente pensó en Nilsa por lo que bajé sin pensar, sonriendo leve y cruzándome de brazos. Quería regañarla porque seguía viniendo pero a la vez... me gustaba que lo hiciera, me sentía diferente cuando se preocupaba por mí y viene a verme. Pero aún así no me gusta que esté en peligro.
-Te encanta ponerte en riesgo ¿no? -hablé un poco burlesco pero ella no apareció.
Miré a todos las esperando que apareciera pero en su lugar tuve que reaccionar rápido para esquivar una bala. Salté de nuevo, esquivando otras más y luego salí volando. Al mirar hacia atrás noté como humanos con armas y trajes iguales me tenían en la mira de sus dispositivos. Los cazadores.
-¡Agh! -sentí algo atarse en mi tobillo que comenzó a quemarme horrible.
Me jalaron con fuerza aunque mis alas eran más fuertes y me retuve. Traté de irme volando, jalando mi pie para que me soltaran pero solo conseguía hacerme más daño. Terminé cediendo al dolor y cuando volvieron a jalar de la cuerda caí con brusquedad al suelo. Miré mi tobillo y usé mi espada para sacarme aquella cuerda atada a mí. Los humanos se me acercaron, me levanté con rapidez y salté para evitar las balas. Me detuve un segundo y volé hacia ellos esquivando sus balas.
Maté a varios de ellos pero algunos tenían aquel material extraño como armadura, no pude traspasarlo. Volví a esquivar con agilidad todos los disparos que iban hacia mí. Me escondí entre los árboles pero seguían avanzando. Mi respiración era agitada y apretaba el mango de mi espada con fuerza.
-¡Mierda! -bramé entre dientes cuando una bala roza mi brazo.
El dolor era insoportable. Salí de entre los árboles queriendo huir de ellos pero al alejarme sentí algo clavarse en mi espalda. Instantáneamente me sentí pesado, mis ojos no conseguían enfocar el panorama y parecían querer cerrarse. Mis alas se petrificaron y yo caí al suelo, golpeándome por completo. Miré tras mi hombro, apenas podía sentir mis alas como el resto de mi cuerpo. Observé mi mano pero esta temblaba.
Los humanos me rodearon y uno de ellos se acercó a mí y extendió una de mis alas con una sonrisa.
-Hm si... estas son maravillosas -comentó.
Mi mente empezó a nublarse, no podía si quiera pensar en responder o exigir que me soltaran, aunque sabía que eso no iba a ocurrir. Traté de arrastrarme pero ya el sedante que me habían dado me impedía hacerlo, terminé dejándome caer y con mis ojos cerrándose aunque no quisiera.
-Encadénenlo y súbanlo a la camioneta.
-¡Sí!
No pude escuchar nada más o sentir otra cosa. Me había quedado inconsciente por lo que no supe en donde estaba cuando empecé a despertar, miré a todos lados sin comprender pero entonces algo quema mi brazo haciéndome soltar un grito de dolor. Estaba encadenado a una silla, no podía moverme.
-Al fin despiertas -dice un hombre atrás a mí.
Jadeé del cansancio por el dolor. Éscuché que se paseaba por la habitación dejando cosas o agarrándolas, no lo sé. Me tomó del cabello y me hizo mirarlo al rostro. Abrí los ojos de par en par cuando reconocí al padre de Nilsa frente a mí. Aquel hombre que hasta ahora me inquieta y me hace desear salir huyendo... Ahora comprendía la razón.
-Admito que tienes agallas, muchacho -tenía un ligero acento al igual que Nilsa-. Salir con la hija de un cazador es de valientes. O quizás... de estúpidos.
Solté otro grito de dolor en cuanto clavó una cuchilla de ese material en mi muslo. Lo arranca con una sonrisa y me toma por la cabeza.
-Esta será la última vez que puedas ver a mi hija... -susurra en mi oreja con burla y satisfacción.
La puerta se abre dejando ver a unos hombres igualmente uniformados.
-Señor, está aquí -avisa uno de ellos.
-Perfécto, háganla pasar.
El padre de Nilsa se coloca tras de mí y agarra los lados de la silla con emoción por lo que vaya a ocurrir ahora. Escuché pasos acercarse y luego vi a Nilsa entrando en esta habitación.
-¡J..Jayd! -intentó acercarse a mí pero dos guardias que la acompañaban la sujetaron por los brazos-. P..Padre... ¿Qué... Qué es todo esto?
-Es lo que quiero saber, hija -habla su padre- ¿Hace cuánto que sabes sobre esta criatura?
-No lo llames de ese modo -espeta ella-. No puedo creer esto, padre. ¿Realmente es a esto a lo que te dedicas? ¿Matar y mutilar?
-Ay, por favor, niña. No me vengas con tus jueguitos de manipulación -una cuchilla amenaza mi cuello haciéndonos sobresaltar a Nilsa y a mí-. Estas cosas pueden llegar a ser una gran amenaza si se lo proponen.
-No, tú y tu maldita gente es la amenaza -Nilsa intenta soltarse pero la tenían bien sujeta-. Suéltalo, él no te ha hecho nada. Nadie como él les ha dado razones para cazarlos.
-Hm, eso no es cierto -su padre corta la piel de mi cuello haciéndome quejar del dolor-. Su especie, su gente... ellos mataron a tu madre.
-¿Qué?
-No te lo he dicho pero... la pluma que tienes allí, es del cuervo que asesinó a tu madre. La desgarró, la desmembró y dejó su cuerpo muerto en donde todos pudieran verla ¿y por qué? Solo porque ella lo había visto -el odio en sus palabras era desbordante, causaba miedo-. Le arrancó los ojos y no dudó en matarla.
-E..Eso... Eso no puede ser -Nilsa parecía paralizada-. Dijiste que había muerto en un accidente.
-¡Tenías solo cinco años! ¡¿Qué más esperabas que te dijera?! Pero ahora sabes la verdad. Ahora sabes lo que su gente hace y es capaz de hacer.
Su padre aleja la cuchilla de mi cuello y chasquea los dedos para que suelten a Nilsa que cayó al suelo de rodillas. Él se acerca a ella y apoya su mano en su cabeza antes de darle su arma.
-Aún no es tarde... Ayúdame a vengar a tu madre y que no vuelva a ocurrir una tragedia así a otros niños como lo fuiste tú.
Nilsa mira el arma y luego a mí, pero su padre hace que la mire a él.
-¿No recuerdas el dolor de perder a tu madre? Ahora que sabes quién lo ha hecho, ¿qué sientes, hija mía? Muéstrame tus sentimientos.
Nilsa traga con dificultad y toma el arma en su mano mientras se levanta. Abrí los ojos de par en par cuando levantó el arma y me apuntó con esta.
-¿Nilsa? -finalmente fui capaz de decir algo.
-Vamos, hija... Hazlo. Únete a mí y juntos vengaremos que tu madre.
Pude ver los ojos cristalizados de Nilsa, realmente le dolía saber la verdad sobre su madre. No sabía que decirle a diferencia de su padre que sabía como ponerla de su lado. Ella cierra los ojos un momento pero entonces apunta más su arma y dispara.
-¡Agh! -el rebote de la bala hace que esta le acierte a su padre en el hombro derecho.
-¡Señor!
Dos guardias entran a la habitación pero Nilsa se gira y dispara a ambos en la cabeza.
-No vuelvas a usar a mi madre para hacerme entrar a tu juego -espeta Nilsa mirando a su padre en el suelo-. Recuerda que mi puntería es mucho mejor si me haces enfadar.
Nilsa se acerca a mí, arrodillándose en frente y su rostro cambia por completo, me mira preocupada y me desata de las cadenas con rapidez.
-¡¿Vas a traicionar a tu padre?! ¡Nilsa!
-¡Cállate! -ella lo mira- ¡Tú me has hecho cosas peores! ¡Casi muero por esta maldita pluma que me has puesto! Si no fuera por Jayd, ya estaría muerta.
Volvió a girarse hacia mí y sujetó mi cabeza cuando la dejé caer sin fuerzas sobre su hombro. Me abrazó y sollozó un par de veces.
-Lo siento... Lo siento tanto.
-Te disculpas demasiado por cosas que no son tu culpa -murmuré sonriendo levemente.
-Perdóname -sigue diciendo aún así.
Sabíamos que teníamos que salir de aquí cuanto antes, pero ¿cómo? Ella mira a todos lados y agarra la pistola en cuanto escuchamos pasos correr hasta aquí. Su padre ríe con victoria por esto.
-Se acabó, Nilsa. Ya no podrás ayudarlo -los cazadores entran a la habitación.
Nilsa se levanta, colocándose frente a mí y dispara a varios pero aparecen más. Ella maldice cuando se quedó sin balas y los cazadores se acercan a nosotros. Me levanté como pude y la abracé para protegernos con mis alas, evitando que se acercaran.
-Esas alas son muy resistentes, ¿eh?
Una cuerda se ata en una de ellas haciéndome soltar un grito de dolor por lo doloroso que era al quemarme.
-¡Jayd! -Nilsa intenta ayudarme pero de inmediato la sujetan y esposan sus manos tras su espalda.
-No trates de resistirte, cariño. Nunca has sido buena peleando, solo con las armas -comenta su padre mientras lo atienden por la herida.
Volvieron a sentarme en la silla y encadenarme aún más fuerte, solté otro quejido pero intenté librarme pues odiaba ver como trataban a Nilsa. Su padre se levanta y se acerca a ella, la mira decepcionado y le da una bofetada en la mejilla que me hizo querer saltar de la silla.
-¡Maldita sea! ¡No la toques! -bramé.
-Tú mejor vete preparándote mentalmente -su padre me mira sonriendo-. Necesitamos un conejillo de indias fuerte como tú, queremos saber cómo es que funcionan ustedes. ¿Quien sabe? Quizás y luego me quede con tus alas de adorno para mi casa.
Él ríe de una forma escalofriante mientras yo sentía tanto terror por primera vez en mi vida... Nilsa me mira rápidamente pero luego a su padre con furia en su mirada, tenía un pequeño hilo de sangre corriendo por la comisura de sus labios.
-No dejaré que lo hagas -declara Nilsa.
-¿En serio? ¿Y cómo piensas hacer eso? -se burla su padre.
-Voy a matarte. Lo juro -sentencia ella.
Su padre hace una mueca de desagrado y ordena que se la lleven, eso hicieron y él solo se me quedó mirando con una leve sonrisa antes de irse y dejarme solo. ¿Perder mis alas? ¿Dejar que me usen como su maldito experimento? Por supuesto que no quería permitirlo, ¿pero qué puedo hacer? Estoy atrapado de verdad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro