Al momento de abrir mis ojos, lo primero que sentí fue el dolor punzante en la cabeza por la intensa luz que me hizo maldecir mientras volvía a cerrar los ojos pero sentándome en lo que parecía ser una cama.

-Jayd.

Sentí cuando alguien se lanzó, no de verdad para evitar lastimarme, para abrazarme. Me di cuenta de que se trataba de Sarah, por lo que le correspondí de inmediato.

-Hey, hola, enana.

-Idiota, nos asustaste a todos -comenta con unas cuantas lágrimas.

-Lo siento... -murmuré- ¿Cómo están las cosas afuera?-

-Está todo bien. Ya no hay enemigos cerca y no parece que nos fueran a atacar.

Asentí comprendiendo y aliviado de que así fuera. Ella se separa de mí cuando entran nuestros padres, Zira, Dylan, Barclay y Vince.

-Que bueno que ya hayas despertado -comenta Vince. Sonreí y asentí en respuesta.

-¿Cómo te sientes? -pregunta Zira acercándose.

-Mejor, te dije que esa bala no era nada -respondí. Mamá me abraza aliviada de verme bien.

-En serio que te pareces a tu padre... ambos me van a matar un día de estos.

Todos soltamos unas pocas risas por el comentario de mamá. La abracé un segundo antes de que se separara y papá se acercara esta vez.

-Jayd, los demás ya están avisados, solo faltas tú. No irás a la escuela, nos quedaremos aquí y entrenarás con los demás. No es seguro salir por ahora.

-Está bien, no tengo ninguna queja -sonreí.

Aunque... No ir a la escuela significaría tampoco ver a Nilsa, me pregunto si se preocupará e intentará buscarme de nuevo. Espero que no, ahora es mucho menos seguro que unos lobos.

-Bien -papá sonríe pero yo recordé algo.

-Papá, ahora que has vuelto y como eres el hijo mayor de Barclay... ¿Serás el nuevo jefe del clan?

Todos se quedan en silencio y miran a mi padre igual de interesados en su respuesta. Papá suspira profundo y niega con la cabeza.

-No. Yo decidí no formar parte del clan como miembro oficial, ustedes también pueden elegir pertenecer o no al tener la posibilidad de vivir como humanos.

-Pero, eso quiere decir que alguno de los nietos debería considerarlo -ahora las miradas pasan a Dylan.

-Al ser el hijo mayor tiene más posibilidades... -dice papá apoyando la mano en el hombro de Dylan-. Pero esa será una charla para otra ocasión. Ahora, todos, hay que dejar descansar a Jayd.

Todos los presentes asienten estando de acuerdo con papá, salen de aquí despidiéndose de mí, pero Zira es la que se queda de última, se cruza de brazos y mira al suelo.

-Idiota... -murmura y se va dejándome confundido.

¿Solo se quedó para decirme eso?

Resoplé y decidí acostarme para dormir un poco más. Debía recuperar fuerzas por si el clan era atacado de nuevo y al cabo de unos pocos días así fue.

***

***

Otra victoria.

Los demás festejaron y sonrieron aliviados. Yo suspiré agotado y corroborando de que no tuviera ninguna herida grave, no tenía nada.
Los cazadores no volvieron a aparecer, solo más clanes enemigos, esbirros y algunos lobos que estuvieron rondando por afuera del muro.

Sentí una mano en mi hombro dándome un par de palmadas.

-Buen trabajo -dice Zira sonriendo poco.

Le devolví la sonrisa antes de irnos. Nos separamos al momento en que fuimos a nuestras casas a asearnos. Como teníamos que quedarnos aquí con mi familia, nos dejaron quedarnos en la casa que había sido de mi padre antes de mudarse a la del bosque. Escuché un comentario de ellos diciendo que antes esta era la única casa por esta zona, pero ahora habían más. No le tomé importancia pues eran cosas del pasado de ellos.

Resoplé aliviado luego de aquella ducha que me había dado, miré por la ventana y miré al cielo desde aquí.

No pude evitarlo más. Agarré mi espada, la abroché en mi cintura y salí por la ventana extendiendo mis alas y volando hasta elevarme por encima de las nubes y quedarme viendo todo, necesitaba relajarme un momento. Cada día era una nueva batalla y sinceramente, el olor a sangre me estaba agobiando un poco... Pero así sin las guerras, así que, tendré que aguantarlo.

Comencé a volar por todos lados, disfrutando y de paso vigilando de que no hubiera movimiento extraño cerca de aquí y qué bueno que lo hice.

-¡Hm!

Con un giro rápido esquivé la flecha que se aproximó a mí. Detuve mi vuelo y saqué rápidamente mi espada de la funda para volar hacia el único enemigo que había por aquí. Éste me apunta de nuevo y disparó, fui esquivando hasta acercarme lo suficiente y cortar en dos su arco. Esquivó un par de mis ataques, bloqueé el suyo y le di una patada en el estómago alejándolo de mí. Él se doblega por el dolor y aproveché la oportunidad para atravesar su pecho con la espada.

Al sacarla, él cayó al suelo ya inerte. Miré a todos lados pero abrí los ojos de par en par sorprendido y alterado por quien salió de los arbustos.

-¿Qué mierda...? -murmuré.

Miré de reojo a un lado y rodé por el suelo para esquivar a otro enemigo que vino desde arriba a intentar matarme con su espada. Él me mira con una sonrisa mientras se levanta, dos arqueros más aparecen. Me coloqué en frente de Nilsa y la cubrí con mis alas.

-¿Qué se supone que haces aquí?

El de la espada vuela hacia mí pero yo lo detuve golpeando mi espada con la suya. Los arqueros van a nuestros lados listos para disparar. Apreté los dientes con fuerza y maldecí.
Empujé al cuervo frente a mí y volé hacia Nilsa esquivando las flechas, la tomé por la cintura y nos elevé mientras trataba de cubrirla de los disparos. Ella se aferra a mí con fuerza.

-Te dije que no volvieras aquí -hablé con dureza.

-Jayd, yo...

-¡Tsk! -me tambaleé cuando una flecha corta mi mejilla.

Miré atrás solo para ver que los enemigos nos perseguían. Me di vuelta y corté por la mitad dos flechas para luego bloquear nuevamente al de la espada. El hombre puso sus ojos sobre Nilsa por un momento y por esa distracción es que le di una patada en el costado.

-Cierra los ojos -le dije a Nilsa quien me hace caso de inmediato.

Atravesé al hombre con la espada y lo usé de escudo para los arqueros. Lancé el cuerpo hacia ellos dos quienes tuvieron que esquivarlo y mientras lo hacían yo volé hacia ellos, golpeé el rostro de uno y corté el cuello del otro.

Miré a Nilsa para asegurarme de que no estuviera viendo esto, por suerte eso no pasaba... No me gustaría que lo hiciera.

-¡Joder! -sin pensarlo dejé caer la espada y agarré la flecha a pocos centímetros del rostro de Nilsa.

Mi respiración se había cortado y estaba con el pulso demasiado acelerado que hasta podía sentirlo. Tragué con fuerza por el susto pero lancé la flecha hacia el último, dándole en el rostro. Me detuve e inconscientemente abracé mejor el cuerpo de Nilsa con el mío. Ella seguía con los ojos cerrados así que no supo lo que casi estuvo por suceder.

-¿Jayd? -pregunta haciéndome reaccionar. Bajé hasta que mis pies tocaron el suelo e igual los de ella.

-Ya... puedes abrir los ojos -mencioné.

Ella lo hace y ambos nos quedamos mirándonos a los ojos, ella se veía tan tranquila... ¿cómo podía ser así? Yo aún tenía la respiración agitada y el corazón acelerado. Miré mi mano, ¿estaba temblando?