Capítulo Uno
"Your warm hands
your soft smile
In a world with you
everything is beautiful"
— Automatic, Red Velvet
El Regalo Perfecto
Corrían los primeros días de Junio, el verano a la vuelta de la esquina, y Park ChanYeol suspiraba pesadamente mientras apoyaba su frente sobre el manubrio de su SUV.
— Vamos, Wendy, no seas así conmigo.
Se quejó haciendo una mueca infantil, sin importarle mucho que el chiquito del auto del lado se echara unas buenas carcajadas a costa de sus constantes expresiones de derrota.
— Ya te lo dije, Yeol. Pídele a alguien más.- La voz de su mejor amiga al otro lado de la línea resonaba en el auto parlante, sonando entre seria y divertida.
— No tengo a quien mas pedirle.
— ¿Y por eso tu mejor opción es tu amiga que está en una Gira en los Estados Unidos? Agradece que si quiera respondí el teléfono, aquí es de madrugada, bestia.
— Estoy desesperado. - Se quejó nuevamente, esta vez el semáforo dando luz verde. - Y existen las videollamadas, me puedes acompañar virtualmente.
Pasó los cambios y avanzó junto a otros miles de autos que llenaban las calles de Seúl en hora punta, llevando a sus respectivos dueños de vuelta a sus casas tras una intensa jornada laboral.
— La boda es la próxima semana y no tengo regalo.
— Debiste aceptar su derrota cuando tú madre se ofreció a salir a comprar el regalo contigo, Park.
— Jamás. YooRa noona se merece que yo mismo busque algo apto para ella.
— Y aquí estás, sin regalo, siendo un grano en el culo. Vas como avión, que quieres que te diga.
Frunció el ceño ante el comentario, sabiendo que enojarse no solucionaría y que de todos modos, Wendy tenía razón.
Park YooRa es una periodista reconocida, exitosa y hermosa, además de ser su querida hermana mayor. Es la mujer más importante de su vida después de su Santa Madre, y aquella que se dedicó a cuidarle y ayudarle cada vez que lo necesitó. Fue ella quien le enseñó inglés en la escuela cuando sus promedios eran rojos, también fue por ella que comenzó a tocar instrumentos (y mírenlo ahora, se había convertido en compositor y tenía su propia discográfica a sus cortos 28 años), fue quien estuvo para él tras su primera ruptura amorosa en secundaria y también fue ella quien le tomó la mano con mucha fuerza y le acompañó a decirle a sus padres que le iban los chicos y no las chicas cuando aún no cumplía la mayoría de edad. La admiraba, la amaba, y por eso mismo es que se negaba a darle un regalo que no hubiese elegido el mismo o a depender de sus padres para ello. Una cosa muy tonta para algunos, pero era su "orgullo de hermano".
— ¿Qué hay de SeHun?
— Ya tiene el regalo. El muy hijo de puta no me avisó y se puso de acuerdo con JunMyeon hyung. - Espetó entre dientes, aún con el sabor de la traición en su boca. — JongDae eligió el regalo asesorado por su señora, y no tiene tiempo para acompañarme puesto que es padre 24/7.
— Oh, pero Yeol, ¿no había vuelto, BaekHyun? El es decorador de interiores, no hay persona más indicada para ayudarte que e—
—No puede ser Baek. -La cortó de inmediato, casi olvidándose de frenar en un rojo.
— ¿Por qué no? Son amigos, y el tiene muy buen gusto. Se lleva de maravilla con noona también. ¿Te da pena contactarlo solo para eso? Pensé que ya se habrían encontrado para la despedida de soltero. - Hizo una pausa.- No me has contado que fue de esa fiesta...
— N-No hay nada que contar, Wendy. Es solo una fiesta de hombres en un bar. Ya sabes, cerveza, bailarinas con poca ropa. Lo típico.
— ¡Park ChanYeol! - La voz aguda de su amiga resonó por todo el vehículo. — ¿Qué pasó con BaekHyun y por qué yo no me he enterado?
Mierda.
La verdad es que no quería hablar de ello, por eso mismo es que había decidido omitir esa información la última vez que habló con la joven. Y es que si tenía que ser absolutamente sincero, le era un tanto incómodo contarle a su amiga que se había acostado con el tipo y no habían vuelto a intercambiar palabra desde esa noche, y hecho, había sido él mismo quien se había despertado solo en su cama con el espacio a su lado frío al día siguiente.
Joder, como le dolió.
Byun BaekHyun era algo así como su amigo de la infancia. Se conocieron luego de que los padres del chico en cuestión se mudaran al mismo condominio donde hasta el día de hoy, viven su madre y padre. Por supuesto, ambos acabaron asistiendo a la misma escuela, y como sus padres descubrieron que compartían un amor indiscutido por la pesca, inevitablemente se hicieron amigos al hacerse compañía en los viajes improvisados de fin de semana que organizaban los adultos para disfrutar de su hobby. Y honestamente, no lo habría querido de otra manera. BaekHyun desde niño se caracterizó por ser divertido, interesante y una buena compañía pese que su espíritu aventurero era casi tan pequeño como ese lunarcito que adornaba su piel blanca y lechosa por encima de su labio superior. A pesar de que era un ser que prefería estar en su habitación jugando Genshin Impact o Mario Kart (y por Dios, siempre ganaba), siempre aceptaba salir con el de excursión cuando iban al lago, o le acompañaba a jugar básquetbol con los otros chicos del barrios cuando estaban cortos de jugadores, aún cuando era bajito, debilucho y poco coordinado.
—¿Alo? ¿Estás ahí, Park? - La voz de Wendy lo trajo de vuelta al presente, a ese incómodo momento en el que sólo quería cortar la llamada, manejar a toda velocidad hasta su apartamento y meterse a la ducha para calmar un poco su corazón que latía a una velocidad que no podía ser sana.—Respóndeme, carajo, mira que estoy a kilómetros de distancia, de madrugada, escuchándote y necesito saber que no tuviste un accidente o algo así.
—Estoy bien, es solo que estaba en un cruce. Sabes que me abstraigo un poco cuando me concentro.
— ¿Y tú esperas que yo crea eso? Yeol, vamos. Sólo dime la verdad, no quieres hablar del tema. Aunque me cuesta entender por qué. Tu y yo sabemos que estas enamorado de BaekHyun desde hace años ya.
Aquellas palabras le revolvieron un poco el estómago, haciéndole sujetar el manubrio con más fuerza. Y es que era cierto: una realidad innegable, a estas alturas.
BaekHyun siempre fue un chico lindo. Su rostro pequeño y sus finos rasgos lo convirtieron en uno de los jovencitos más populares de la escuela, y posteriormente de la Universidad. Su cabello, pese a haber pasado por una cantidad no recomendable de colores (y sí, con todos se veía espectacular), seguía viéndose suave y saludable, su piel era estúpidamente blanca y tersa pese a ser muy sensible y su cuerpo tenía proporciones que a él le parecían ideales, especialmente sus hombros anchos y sus caderas igual de amplias. No era de extrañar que por ese mismo motivo, siempre tuviera pretendientes y que viviera más de una relación, tanto con hombres como con mujeres.
En conjunto, el joven Byun era guapo, amigable, absurdamente inteligente y exitoso en su área de trabajo, tanto así que durante el último año había estado como pasante en una prestigiosa empresa europea para perfeccionarse.
—Bien, no tienes porqué decirme que pasó ¿si? Respeto tu espacio, sólo no me mientas. Soy tu mejor amiga, no me voy a enfadar si no me cuentas, pero si me enfada que creas que puedes hacerme tonta.
—Me acosté con él.
Hubo otro silencio incómodo al mismo tiempo que se detenía en medio del camino debido a la congestión vehicular. Oh, sería un largo viaje.
—¿Te acostaste con BaekHyun?
— Sí, y desde ese día no he vuelto a saber de él.
—La despedida de soltero fue hace dos semanas... ¿Me estás diciendo que...? ¿Pelearon?
—No sé que mierda habrá pasado, sólo se que me fui a dormir con él entre mis brazos y desperté solo en una cama fría.
—Lo siento, yo...
—No te disculpes, en algún momento debía soltarlo. No sé como voy a poder mirarlo el día de la boda.- Suspiró con pesadez, de pronto sintiendo su saliva más espesa y su respiración más pesada.— Que mierda. Estoy casi parado en la carretera por el tráfico infernal. ¿Tienes tiempo, Wendy?
La despedida de solteros había sido un par de semanas atrás, en un bar de renombre ubicado en el barrio empresarial de Seúl. Nada muy pomposo o extravagante, sólo un montón de varones disfrutando de un buen trago y algunos, de un espectáculo un poco pasado de moda, si se lo permiten. A ChanYeol siempre le gustaron los hombres, desde que muy temprano durante su adolescencia descubrió que las chicas no le parecían tan lindas como a sus amigos, que no tenía erecciones como sus compañeros contaban al ver un par de senos y que definitivamente le pasaban cosas cuando veía a su joven profesor de educación física hacer flexiones de brazos, con su musculosa pegada al cuerpo, su cabello revuelto y su trasero muy bien definido embutido en un buzo demasiado apretado como para usarlo en un contexto educativo.
No iba a mentir y decir que toda su vida se la pasó enamorado de BaekHyun, para nada. Realmente fueron muy cercanos, y muy buenos amigos durante toda la etapa escolar, se apoyaron mutuamente y se confesaron sus preferencias sexuales entre llantos y abrazos pensando que quizás el otro los iba a rechazar por ello. Fue durante su época universitaria, cuando Byun tuvo su primera relación seria, que ChanYeol se encontró a si mismo teniendo sentimientos contradictorios y muchos celos. No sabe si es porque cada día que pasaba el tipo se ponía mas lindo, o si era por lo radiante que era su sonrisa al hablar de su pareja de ese entonces, o si quizás le atraía demasiado la forma en la que hablaba de su carrera y sus aspiraciones; no sabe si fueron los pequeños roces de manos, las idas al cine, los cafés compartidos que no eran muchos pero si significativos, o si sólo pasó porque tenía que pasar, pero el punto es que poco a poco se enamoró del chico de ojos de avellana y labios pequeños.
— ¿Te aburres mucho, hyung?
Ese día, la verdad es que no asistió al evento con mucha expectativa. Si bien le hacía ilusión ver a sus amigos y familiares, no era tan fanático de los bailes eróticos o las mujeres con poca ropa, pero no podía ser aguafiestas y restarse de la noche sólo porque no le gustaba el show.
—SeHunnie, ¿cómo has estado?
—De maravilla, ya sabes, tratando de conquistar a JunMyeon. ¿Viste lo guapo que se ve con ese traje de contable y esos lentes? Dios.
—Se ve como un viejo aburrido, si me lo permites.
—Idiota, es todo un bombón. Sólo mira lo bien que se le marcan los brazos con esa camisa.
—Eres todo un caso, jovencito.
—Y tu estarías igual que yo si te dignaras a despegar tu vista de la cerveza y voltearas hacia la entrada. - Le dijo el menor, que pese a ser dos años mayor era casi tan alto como él, pasando el metro ochenta de estatura.
Y quizás ese fue su primer error de la noche, hacerle caso al molestoso de SeHun, puesto que al voltearse, entró en su campo visual aquella bonita figura que tantos suspiros le sacaba. BaekHyun lucía como sacado de un Manga, su cabello castaño brillaba pese a la mala iluminación, sus ojos ligeramente maquillados formaban dos medias lunas al mismo tiempo que se reía, tapándose esa preciosa sonrisa cuadrada con una de sus finas manos. Vestía un conjunto muy casual: jeans apretados, una polera básica blanca y una chaqueta de cuero, sin embargo, a sus ojos era el hombre más guapo de todo el lugar, de todo el maldito planeta.
—BaekHyun hyung volvió de Europa este lunes. ¿no te parece que su trasero está más grande? ¿O serán los pantalones?
—Cállate, idiota. No hables así de él.
—Lo pensaste, y lo sabes. Ahora termínate tu trago y hazte el favor de ir a hablar con él. Todos aquí están esperando este reencuentro.
Finalmente no fue ChanYeol quien dio el primer paso esa noche. La verdad es que estaba demasiado nervioso como para hilar sus propios pensamientos y trazar un plan coherente para hablar con el tipo sin quedar como un tarado, y entre todo ese tira y afloja mental quizás se pasó un poco de copas.
BaekHyun se acercó a la barra luego de que MinSeok, que estaba haciendo de barista en ese momento, le gritara muy animadamente y le invitara a servirse una o dos copas mientras charlaban de todo y de nada, o de eso habrían charlado si el tipo no hubiese decidido que era mejor conversar con él.
—Buenas noches, ChanYeollie.
Mierda, mentiría si dijera que no tembló al escuchar la dulce voz del tipo pronunciar ese apodo empalagoso que sólo a él le permitía utilizar.
—No sabía que ya estabas de vuelta.- Le respondió con una sonrisa sincera, y un sonrojo que era disimulado gracias al alcohol que había ingerido.
—No le dije a nadie, quería que fuera sorpresa, ya sabes.
—¿No será que simplemente viniste de improvisto para que BaekBeom hyung no te llamara para cuidar a tus sobrinos?
—En efecto.- Se rió, dándole un pequeño sorbo a su Whisky a las rocas. — La princesa está un poco enferma, y la verdad, díganme mal tío pero no tenía ganas de perderme esta fiesta por ayudarle cuando mi primo también está en la ciudad. Que lo ayude él.
—¿Qué pensaría tu madre, eh, BaekHyunee?
Se rieron, cruzando miradas por primera vez en la noche y perdiéndose un poco en los ojos del otro. Siempre tuvieron buena química, y su humor era bastante similar, por lo que no era raro que pese a no haberse visto en casi un año pudieran hablar cómodamente.
Continuaron su charla un buen rato, a momentos, ChanYeol se sentía absorto en lo que decía el otro, pareciéndole fascinante todas las cosas que le contaba sobre su viaje y las cosas que había aprendido durante esos últimos meses viviendo en el extranjero. Siempre le gustó escuchar al tipo hablar, no sabe si porque su voz le parecía atractiva o porque realmente el bastardo era muy inteligente y todo lo que salía de su boca le parecía de lo más interesante y creíble. Si bien también charlaban de cosas banales, chismes o incluso sobre el clima, eran esas conversaciones las que más disfrutaba y atesoraba, porque cuando el castaño le decía entusiasmado lo mucho que había aprendido y lo emocionado que estaba por probarlo con sus clientes aquí en Corea, sus ojos brillaban de una manera muy bonita. Y así para cuando BaekHyun se había terminado su segunda copa de Whisky, él ya iba por su cuarto trago de la noche: un Mojito de mango.
— ¿Otro trago, Baek?- Le ofreció de pronto MinSeok, que de cuando en vez se unía a la conversación mientras atendía la barra. El joven barman era realmente el dueño del local, había estudiado administración de empresas y ese era su pequeño emprendimiento, en el cual juntaba dos cosas que le gustaban mucho: La cerveza y el fúbtol. —Veo que está tu vaso vacío hace un buen rato.
—Observador como siempre, hyung.— Le respondió sonriente. El joven Kim y él se conocían desde hace tiempo, puesto que había sido compañero de universidad de su hermano mayor. Obviamente, como frecuentaban el bar, acabaron por conocerse todos y hacerse amigos, por eso mismo es que el tipo se había ofrecido a poner su local como locación para la fiesta. —Pero paso esta vez.
—A pesar de que pediste un trago fuerte, veo que no ha mejorado tu tolerancia.
—Baekhyunee es peso ligero.- Opinó ChanYeol en tono burlón.- Siempre tenía que llevarte a cuestas hasta la casa de tus padres cuando aún vivíamos en el barrio.
— Me ofendes, sobretodo por todas esas veces en las que yo tuve que arrastrar tu cuerpo larguirucho escaleras arriba de tu bendito departamento porque te quedabas dormido en el taxi.
—ChanYeol habla como si jamás hubiese vomitado en los baños de mi bar.- Se rio el mayor de los tres, haciendo que al joven Park se le subieran los colores al rostro, sus orejas tan rojas como un tomate maduro, haciendo un lindo contraste con su cabello oscuro desordenado.
— En fin, aprendí a beber durante mi viaje.
—¿Salidas con amigos?- Preguntó el mayor.
—Un novio, si tengo que ser honesto. A ChangMin le gustaba mucho el Whis—
El sonido de un vaso chocar contra la madera lo cortó a mitad de la frase. ChanYeol se había tomado todo su trago de un solo jalón, y se levantó rápidamente, por poco perdiendo el equilibrio al bajarse del taburete. Murmuró un casi indescifrable voy al baño, y caminó casi en piloto automático hasta el segundo piso del recinto, donde sabía había un baño menos concurrido que el que estaba cerca de la barra. A penas llegó, no se preocupó de revisar que había gente dentro, cerró la puerta de un portazo y caminó hasta uno de los cubículos sintiendo una ganas inmensas de vomitar, sin embargo, una vez apoyó la cabeza sobre la fría puerta y comenzó a respirar, esas nauseas cedieron, dando paso a un molesto dolor en la boca del estómago.
Caminó hasta el lavamanos y se paró frente al espejo, sus manos apoyadas a ambos lados de a estructura de loza, mirando su reflejo y sintiéndose patético. Era obvio que todos allí abajo se habían dado cuenta que el tema le había pegado como patada en las pelotas, pero no pudo evitarlo. Le dolía muchísimo, pese a saber que su amigo era irresistiblemente atractivo y un partidazo y por lo mismo, no le faltarían jamás pretendientes. Le molestaba no ser él, y le molestaba aún más ser un cobarde incapaz de confesarse por miedo a perder la linda relación que tenían, y por que no, también le jodía que el castaño no le hubiese contado sobre ese tal ChangMin durante sus conversaciones por Skype un par de meses atrás.
—Carajo.- Se quejó, abriendo la llave para mojarse un poco el rostro, tratando de lavar de esa forma su molestia, y por que no, lo celos tremendos que estaba sintiendo en esos momentos.
—¿Estás bien, ChanYeollie?
Y por segunda vez en la noche, quiso que lo tragara la tierra. El chico entró por la puerta, preocupación genuina en sus ojitos de cachorro.
—Tranquilo, sólo me maree un poco. No pensé que me iba a pegar tan fuerte ese último trago.-La verdad, es que aquello no era una mentira del todo. Si se sentía mareado, y ese trago al seco si le había hecho tambalearse. De hecho, no estaba precisamente en sus cabales. Sus sentidos estaban un poco nublados, y su equilibro probablemente estaba del asco.
—Oh, si bueno, el dulce es engañador ¿no?
—Es cierto, quizás fue una mala elección de trago.- Trató de sonreír para no arruinar el ambiente, que ya estaba pesado e incómodo.
Hubo unos segundos de silencio que le parecieron eternos. Y es que no sabía que carajos se supone que debía decir, y estaba demasiado borracho ya como para pensar en algo coherente, quizás por eso cometió su tercer o cuarto error de la noche, ya no estaba seguro, y comenzó a hablar.
—No sabía que tuvieras novio.—Masculló, un comentario casi inaudible.— ¿Es coreano?
—¿Perdón?.- BaekHyun lo miró extrañado, acercándose para poder escucharlo mejor, cosa que no iba a ser fácil dados sus diez centímetros de diferencia de estatura.
—El tipo que mencionaste, ¿es coreano? - Preguntó con una sonrisa amarga, apagando por fin la llave que llevaba corriendo un buen tiempo.— ¿Vino contigo, o se quedó allá?
—ChangMin y yo terminamos.- Le respondió serio, su mano pequeña buscando la grande suya, obligándolo a girarse para quedar frente a él. —No tengo novio, ChanYeol.
Lo miró a los ojos, y el alto jura que podría haberse derretido en ese mismo instante, porque la miraba del bajito quemaba.
—¿Te hubiese molestado si no estaba soltero, Yeollie?—Preguntó, y el tono del tipo se le antojó tan sexy, que más que pregunta le pareció una invitación.
De pronto se encontró a si mismo incapaz de oír cualquier cosa que no fuera la voz del castaño, e incapaz de apartar la mirada de esos ojos color de avellana que lo miraban sinceros. Y entonces, se le ocurrió hacer algo estúpido.
Algo tan estúpido como besarlo.
Fue rápido, necesitado e improvisado. Simplemente tomó el rostro el chico con ambas manos, cerró sus ojos y chocó sus labios con los suyos propios en una brusca caricia. Se sorprendió cuando el otro respondió pasando sus brazos por detrás de su cuello, y mordiendo su labio inferior para meter su traviesa lengua dentro de su boca.
Fue un desastre, sus dientes chocaron, sus cuerpos se movían torpes sin querer soltarse, y pronto se encontraron entrando a uno de los cubículos del baño y pasándole el pestillo.
—Besas del asco, BaekHyunee.- Susurró en su oído una vez que se separaron.
—Hablas demás porque estás borracho. - Se defendió.—Sólo me sorprendiste.
—Siempre quise hacer eso.- Confesó, sus labios rozando los del más bajito, sus manos grandes aferrándose a la cintura del tipo.
—¿Y entonces, por qué te detuviste?
Oh mierda, ¿qué hombre en su lugar hubiese hecho algo distinto?
Y quería culpar al alcohol, realmente quería hacerlo, pero esta seguro que si le dieran la oportunidad de repetir aquello lo más probable es que lo volvería a hacer, porque la boca de BaekHyun sabía a gloria, y su suave piel contra la palma de sus manos era algo mágico.
No está seguro de poder jamás olvidar todos y cada uno de los rincones del cuerpo del otro que exploró, y sabe que llevará por siempre el recuerdo de cada uno de los lugares que marcó con mordiscos y chupetones. Aún resuenan en su mente los gemidos del tipo, pidiéndole suavemente más y más, y la imagen de BaekHyun bajo su cuerpo, sudoroso y jadeando con su respiración hecha un lio aun lo atormentaba por las noches.
Estaba jodido, enamorado y con el corazón roto porque después de aquella noche que le había parecido mágica, el hombre de sus sueños había huido y no había vuelto a saber de él, ni siquiera sabe si llegó a su casa o si sigue en Corea, y eso, joder, eso duele como si le estuviesen enterrando un puñal.
—¿Y no has intentado llamarle tú, Yeol?
—Me da miedo, Wendy. - Confesó, solo, con su auto estacionado en el aparcamiento subterráneo de su edificio, la luz de la radio iluminando su rostro afligido. —Me da miedo que me rechace, me da terror escuchar sus razones y que estas sean que no me quiere y jamás me va a querer.
—Amigo, estoy segura de que eso no...BaekHyun no es así, debe tener un motivo. Estoy segura de que tu también sabes lo importante que es su amistad, ustedes se adoran.
—Pero él no me quiere de la misma forma.
—Eso no lo sabes, tienen que hablar las cosas, la comunicación es importante...
—Wendy, sé que tengo que hacerlo.- Le dijo, una sonrisa forzada en su rostro.- Se que si lo llamo, el me va a contestar, y se que si le pido que nos juntemos él accederá, nos veremos en una cafetería bonita y tranquila, me pedirá un Macchiato y responderá todas mis preguntas.
—Entonces ¿por qué...?
—Porque no quiero escucharlo decir que fue un error.
Y allí, con la compañía de su amiga, que sólo se dedicó a escucharlo mientras tarareaba una de sus canciones favoritas, Park ChanYeol lloró. Se desahogó, como no se había permitido hacerlo.
Al día siguiente no se sentía del todo bien, tenía sus ojos hinchados, unas ojeras terribles y el cabello hecho un desastre porque no se dignó a peinarlo antes de irse a la cama. Pero se sentía un poco mejor. Decidió que iría al centro comercial a buscar el regalo de su hermana, aunque le tomara todo el día encontrar el regalo perfecto porque aún no estaba seguro de qué carajos comprarle.
No pensó que el destino sería tan cruel, no pensó que de todas las personas con las que podría cruzarse, se encontraría en medio del edificio de cinco pisos y tres alas diferentes, con Byun BaekHyun, sonriéndole tímidamente con sus mejillas rosadas y sus ojitos de cachorro mirándolo de una forma que no supo descifrar.
En fin, la vida era una patada en las bolas, y por eso es que finalmente acabó buscando un regalo de bodas para su hermana con la persona perfecta para la tarea.
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¡Hola! Mucho tiempo sin pasarme por aquí, como siempre, soy una autora con la pésima costumbre de desaparecer, por eso es que estoy tan agradecida de estos Festivales, me motivan y me hacen volver a este lugar que a pesar de todo me hace feliz.
Este es el primer capítulo de la primera historia que escribí para el Festival. Al principio quería que fuera un OneShot, pero me di cuenta que quedaba mejor en dos partes, no tanto por la extensión (ya saben las que me leen hace tiempo que suelo hacer capítulos bien largos, este es cortísimo comparado con lo que suelo escribir) si no porque creo que la narración y el POV de los sucesos estaba muy pesado para ponerlo en un sólo capítulo, así que lo dividí en dos partes.
Por supuesto, me conocen, esta historia SI TIENE FINAL FELIZ, todas mis historias lo tienen. (y además es requisito del Fest) Así que les advierto que esto es todo el drama y angst que van a recibir de esta historia.
Estuve con COVID-19, y pasaron muchas cosas desde la última vez que publiqué algo, pero ahora si que si, me iré poniendo al día con todo lo que les debo.
Muchas gracias por leerme, por la paciencia y por estar ahí, no soy muy conocida, y tampoco muy activa, pero cada comentario me hace inmensamente feliz.
Hasta el siguiente capítulo ! Disfruten el Fest
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