Luego de unos meses ya todo había vuelto a la normalidad. Ucker trabajando en la joyería y Dulce en la casa con las niñas.

- Amor ya llegue - gritó Ucker entrando a la casa luego de un largo día de trabajo.

- Shhh - lo silencio está indicándole que bajará el tono de voz a - Hola - lo saludo en un susurro mientras le daba un beso.

- ¿Están durmiendo? - preguntó refiriéndose a las gemelas.

- Si - respondió la pelirroja - have unos minutos se quedaron dormidas.

- Lo siento - se disculpo para luego darle otro beso - ¿te puedo hacer una pregunta?

- Lo que sea, mi amor - le respondió esta con una sonrisa.

Ucker se puso de rodillas y sacó una cajita negra de su bolsillo. - Dulce Maria Espinosa - comenzó - luego de todo por lo que pasamos durante los pasados meses, todo lo que hemos pasado desde que nos conocemos y la hermosa alegría que trajiste a mi vida con las niñas, estoy más que seguro de que eres la mujer con la cual deseo pasar el resto de mi vida - le habló mientras la miraba a los ojos - es por eso que te hago la pregunta más importante de mi vida - le habló para luego tomar aliento - ¿te gustaría casarte conmigo?

- Si - respondió esta con los ojos cristalinos - claro que si.

- Te amo - le dijo este mientras le ponía el anillo y le daba un beso.

- Yo te amo más - le respondió ella mirando el anillo - ¿y para cuando nos casamos? - preguntó ansiosa.

- ¿Qué te parece... - comenzó a hacer cálculos en su mente - en un mes?

- Claro - le respondió alegre - Eres el mejor.

- Tu lo eres - le respondió - te amo y para mi lo eres todo - le dijo para luego tumbarla en el sofá, comenzar a besarla y luego quitarle la ropa.