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En cuanto vi el ensangrentado rostro del jefe del clan, la ira que se había despertado en mi interior fue avivada por un dolor que se extendió por todo mi cuerpo en cuestión de segundos, quemando cada centímetro de mi piel.

A pesar de que su aspecto no era tan alarmante como lo había sido anteriormente, sabía que su cuerpo no podría aguantar tanto daño, cuanto menos su mente. Sus ropas cubrían las heridas y los golpes que había recibido, quedando a la vista solo las que se habían dirigido a su rostro, pero era su mirada lo que me preocupaba.

Atrás había quedado el Killian que luchaba por defender a los inocentes y por conseguir que Aqua fuese un reino mejor, el hombre que se negaba a doblegarse ante un enemigo desalmado y que estaba convencido de que podríamos encontrar la manera de poder vivir en paz.

No había ni rastro de aquella persona en el hombre que se encontraba tendido en el suelo, con las manos cerradas en puños y las piernas encogidas sobre su estómago, descansando la cabeza en la fría piedra sin tener ni la más ligera intención de levantarse.

Júpiter soltó una carcajada que resonó en la calma del amanecer y la ira volvió a arder en mi interior, quemándome como si se hubiese encendido una llama en mi pecho que no sabía cómo apagar y que se avivaba con cada respiración que daba.

El aire que llegó a mis pulmones se convirtió en el combustible que le dio vida a los sentimientos que intentaba reprimir y mis puños se cerraron con fuerza al sentir la profunda rabia que corría por mis venas. Ya era suficiente, no podía soportar más aquella situación.

Siendo más consciente que nunca de lo que estaba haciendo, corrí hacia el centro de la estancia para impedir el fratricidio que estaba a punto de presenciar, haciendo que Júpiter detuviera su daga a escasos centímetros de la barbilla de Killian.

—Moira, Moira... ¿Es que no te cansas de interrumpirme? —preguntó con cierta diversión en la voz—. He intentado perdonarte la vida, pero al final voy a tener que acabar contigo la primera...

—Ojalá fuerse la primera y no existiese el incontable número de personas que han perecido por tu culpa, desgraciado. —El veneno tiñó mis palabras y la expresión de Júpiter se transformó en una mueca incómoda antes de que una risa se abriese paso en su rostro.

—¿Te has hecho algo nuevo en el pelo? Me gusta tu estilo, te favorece. —¿Qué ninfas estaba diciendo?— No te preocupes por mi conciencia, querida, he hecho las paces con mis actos. Me ha ayudado la conversación que he tenido hace un momento con mi hermanito, ¿a que sí?

Killian no pudo responder porque había perdido el conocimiento y Júpiter le propinó una patada en el estómago que sacudió su cuerpo con violencia, pero que no logró que abriese los ojos. Júpiter dijo algo que no fui capaz de escuchar porque mi atención se perdió en los golpes que estaba recibiendo el jefe del clan, cargados de una ferocidad que ni siquiera él sería capaz de parar, y sin dudar ni un instante, me lancé hacia él para intentar detener aquella violencia injustificada que no parecía tener fin.

—¡Oh, Moira, eres toda una caja de sorpresas! —exclamó Júpiter con un brillo perverso en los ojos.

Pero no había nada que pudiese hacer. Él era más fuerte que yo, más rápido y más experimentado, y pasaron pocos segundos hasta que sentí el primer impacto en mi pecho. La fuerza del golpe me obligó a retroceder y perdí el equilibrio, no llegando a tocar el suelo porque Júpiter me agarró con fuerza del pelo para levantarme.

Un profundo dolor se extendió por mi cuero cabelludo y lancé un puñetazo cargado de rabia que fue a parar a su mejilla, consiguiendo que me soltase y que la sangre empezase a brotar de su labio. Me levanté del suelo lo más rápido que pude, pero mi velocidad no fue suficiente para esquivar el pie que impactó contra mi estómago y que provocó que volviese a colisionar contra la fría piedra que había bajo mis pies.

Se me cortó la respiración cuando sentí un fuerte golpe en el pecho que fue seguido por muchos otros. Mi cabeza empezó a dar vueltas por el mareo que sentía y el malestar se apoderó de mi interior. Mi cuerpo se sacudió por la falta de oxígeno y las arcadas que me invadieron enviaron un desagradable escalofrío por mi columna vertebral. La angustia dificultó mis movimientos y mis pensamientos, y, como si fuese el regalo de una ráfaga de aire fresco en una tarde de verano, sentí que me invadía la calma previa al fin.

Cerré los ojos inconscientemente y tuve que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para abrirlos de nuevo, encontrándome con el pie de Júpiter presionando mi cráneo. El dolor me cegó durante varios segundos, pero al sentir el pegajoso líquido que recubría su zapato, recordé el acertado momento en el que le había clavado el cuchillo, golpeando su herida con todas mis fuerzas.

Júpiter soltó un grito desgarrador y se alejó de mí con rapidez, dándome el tiempo necesario para conseguir que el aire volviese a mis pulmones y permitiendo que me levantase con el apoyo del muro que había detrás de mí.

Aprovechando que estaba de espaldas, corrí hacia él, daga en mano, preparada para terminar con aquello de una vez por todas, pero sus ojos se encontraron con los míos antes de que llegase a su altura y me congelé al recordar el sufrimiento y el dolor que habían cargado sus palabras.

Me quedé petrificada, perdida en las emociones que se escondían en aquel mortificado mar de color rosa, y vi las intenciones en sus ojos antes de sentir el brutal golpe que me envió a la otra punta de la estancia, haciendo que chocase contra el muro de piedra y que me golpease la cabeza con tanta fuerza que sentí que el mundo se apagaba a mi alrededor.

Podía sentir que la lucidez me estaba abandonando, pero antes de perder el conocimiento, vi cómo aparecía una sombra detrás del cuerpo de Júpiter. Mis ojos se cerraron a pesar de que luché con todas mis fuerzas contra el peso de mis párpados y mis pensamientos se apagaron cuando todo se volvió demasiado oscuro a mi alrededor.

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Sé que ha sido un capítulo bastante corto, así que intentaré actualizar lo antes posible, especialmente porque tengo muchas ganas de que leáis el próximo capítulo para poder descubrir qué teorías maquináis.

¡Nos leemos pronto! ❤️

¡Biquiñooooos! 😍😍