39. Círculos selectos
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Me sentí mucho más ligera después de hacer aquella confesión, como si que pudiese flotar en el aire se hubiese convertido en una posibilidad. Haber compartido aquellos secretos me había liberado de algo que no sabía que me tenía tan oprimida, y los soldados habían aceptado todo lo que había salido de mi boca sin reservas. Después de aquello no habíamos hablado de mucho más, exceptuando los esporádicos comentarios sobre la manera en la que cambiaba el paisaje conforme nos íbamos acercando a la ciudad.
El verde de los bosques volvía a rodearnos con su frescor y ya no había nieve, lodo, ni humedad en el ambiente. El sonido del viento silbaba entre los árboles, haciendo que se movieran en un suave baile que me relajó al recordarme que cada vez estábamos más cerca de nuestro hogar. El sendero por el que caminábamos se desdibujaba en la naturaleza con cada paso que dábamos hasta que terminó desapareciendo por completo, y de un momento a otro nos encontramos abriéndonos paso entre las frondosas copas y largas ramas de los muchos árboles que inundaban el bosque que había frente a la muralla.
—Ix Realix —dijeron los guardias que había en la puerta de la fortaleza en cuanto vieron a Killian acercarse a ellos.
El castillo me embelesó con su magnificencia como el primer día, permitiendo que me distrajera mientras analizaba el edificio. El ambiente cambió por completo en cuanto cruzamos sus puertas, y todo aquel con el que nos encontrábamos conforme avanzábamos por los pasillos decía o realizaba algún gesto que demostraba su respeto por el jefe del clan. Aquello debía ser agotador.
Killian también había cambiado desde que habíamos entrado en la fortaleza. Su gesto se había vuelto más regio, su postura más erguida y su tono, si es que era posible, más autoritario. Parecía una persona completamente distinta, otra más que añadir a la lista de personalidades del jefe del clan.
—Aidan, reúne al Consejo —ordenó rompiendo el silencio—. Max, comprueba qué han descubierto sobre el cese del poder elemental. Mónica, localiza a los grandes maestros. Quentin, establece comunicación con el resto de clanes para saber qué han averiguado. Stone, conmigo.
Puse los ojos en blanco al volver a la dinámica de siempre y me limité a seguirlo por los corredores hasta que llegamos a una sala que estaba repleta de personas desconocidas para mí.
—¡Liam! —exclamó Alis mientras se habría paso entre los presentes para correr hacia su hermano y abrazarlo con fuerza. La joven se apartó de él después de unos segundos para abalanzarse sobre mí inesperadamente—. ¡Moira! —gritó al envolverme en un cálido abrazo que me dejó sin respiración por la sorpresa.
—Con que esas tenemos... ¿Intentas robarme a mi hermana, Stone? —me preguntó él con una sonrisa juguetona que me dejó todavía más sorprendida.
—Hijo. —La madre del clan se pronunció con autoridad, dando por terminada nuestra conversación—. ¿Cómo han ido las cosas? —Killian negó con la cabeza.
—Mal, madre. Nos tendieron una emboscada.
—¿Quiénes? ¿Los hombres que se llevaron a tu hermana? —Killian asintió con pesar—. Espero que no hayan seguido respirando después del encuentro —añadió Catnia con un odio feroz que me llegó al corazón.
La madre del clan era una mujer de rasgos delicados y expresión amable, pero el brillo que cobraba vida en sus ojos cada vez que hablaba demostraba que podía ser letal. Killian hizo un gesto con el que confirmó que habían muerto y la madre asintió al comprenderlo a la perfección.
—¿Qué noticias traes?
—Ninguna buena. Hemos encontrado un manuscrito que creemos que contiene los conjuros utilizados para cesar la magia, pero no sabemos cómo interpretarlo.
—¿Un manuscrito? —peguntó Farren, el hombre al que Killian había dejado a cargo de todo.
—También hemos descubierto que hay personas involucradas en esto que están siendo forzadas a hacerlo en contra de su voluntad. —Sentí como una calidez inundaba mi interior al escuchar aquellas palabras—. Nos equivocamos al pensar que era el Clan Esmeralda quien nos estaba atacando. La participación de al menos tres clanes más se ha hecho evidente, y creemos que hay personas de los seis reinos implicadas en esto.
—¿De los seis reinos? —volvió a preguntar Farren, cada vez más sorprendido y preocupado por lo que estaba escuchando.
—Responden ante un tal Júpiter.
—¿Júpiter? —Catnia habló por fin, tratando de contener una emoción que no logré identificar—. A ver si entiendo bien lo que me estás diciendo, hijo mío. Te has ido para solucionar lo que está ocurriendo... ¡y vuelves sin ninguna respuesta! —No pude evitar sorprenderme al escuchar el inesperado grito de la mujer que resonó en la estancia—. Creo, pienso, me equivoqué... —dijo con desprecio—, ¡lo único que escucho son excusas! ¿Qué clase de líder eres? Confiamos en ti con nuestras vidas, ¿y así nos lo pagas? ¿Regresando con las manos vacías?
—Lo siento —respondió Killian abatido, haciendo que una horrible sensación se apoderara de mí al verlo.
—¡No lo sientas! ¡Un jefe de clan no se disculpa! —bramó Catnia—. Un buen jefe de clan habría descubierto qué estaba pasando antes de que hubiese ocurrido. ¿Qué le vas a decir a tu reino ahora? ¿Vas a salir ahí fuera y a decirles que lo sientes? ¿Que les has fallado? ¿Que no eres digno de la confianza que han depositado en ti? ¡Menuda vergüenza! ¿Y tú eres la máxima autoridad de Neibos?
—Catnia —dijo Farren a modo de advertencia—, ya está bien.
—¡No, no está bien! ¡Tu hermana podría estar muerta y tú te preocupas de si hay gente a la que están obligando a participar en sus planes! ¡No me importa! —El dolor se apoderó de los ojos de Killian y sentí que las palabras de la madre del clan me dolían a mí también. ¿Es que no se daba cuenta de que no era culpa suya?— De hecho, estaría muerta de no ser por ella —dijo mientras me señalaba—. ¡Hasta la sin magia ha sido más valiosa que tú!
—¡Catnia! —exclamó Farren abochornado.
—A mí no me meta en esto —dije antes de darme cuenta de que las palabras habían escapado de mi boca.
—¿Cómo dices? —La madre del clan escupió la pregunta mientras me observaba con ira, y a pesar de que me hubiese encantado callarme, sabía que si lo hacía me pasaría el resto de mi vida arrepintiéndome. Suspiré con resignación, deseando ser capaz de morderme la lengua aunque solo fuera por una vez.
—Que a mí no me meta en esto —repetí con la voz más alta. Las miradas de los presentes se centraron en mí en cuestión de segundos, importándome tan solo una de ellas, justo la que me estaba quemando con su intensidad.
—¿Pero tú quien te crees que eres? No utilices ese tono conmigo.
—Estoy utilizando el mismo tono que está empleando usted con su hijo, Ix Realix. Es muy cómodo criticar que no hay avances cuando se permanece tras la seguridad de estas cuatro paredes. No tiene ni idea de lo que hemos pasado para llegar a los hombres que secuestraron a su hija, ni idea, y a pesar de todo el jefe del clan viene a entregarle la venganza que tanto ansiaba. Sabemos más de lo que sabíamos ayer y estamos más cerca de solucionarlo gracias a su hijo, que por cierto, casi no regresa.
—¿Cómo? —preguntó Farren con una preocupación que me llegó al alma—. ¿Estás bien?
—¿Qué significa eso? —exclamó Catnia mientras se acercaba a Killian con lágrimas en los ojos—. Tienes razón —dijo refiriéndose a mí y observándome con arrepentimiento en la mirada—. Perdonadme, no he sabido cómo comportarme. Esta situación me tiene al borde de un ataque de nervios.
—Está bien, madre, tan solo fue un poco de veneno —añadió Killian intentando calmar a la mujer que se encontraba entre sus brazos, sin dejar claro si con aquellas palabras se refería a lo que había dicho su madre o al líquido que lo había dejado inconsciente en el bosque.
—No lo entiendo, ¿cómo es que sigues vivo? —preguntó Farren con confusión. Al percibir una sombra a mi izquierda me volví para encontrarme con el doctor de la fortaleza, que me dedicó una sincera sonrisa que correspondí de buena gana.
—Stone guarda un par de ases bajo su manga —respondió Killian con un tono demasiado neutral como para que pudiera interpretarlo. Su referencia a la civilización antigua, sin embargo, no me pasó desapercibida.
—Gracias —me dijo la madre del clan.
Yo me limité a asentir en silencio sin añadir nada más, todavía nerviosa por la tensión que había en el ambiente. Killian pasó por mi lado en dirección a la sala de sanación para que Doc comprobara que todo estaba en orden, por lo que centré mi mirada en el suelo al no tener el valor necesario para mirarlo a los ojos después de haberle hablado de aquella manera a alguien de su familia.
—Señorita Flame —comenzó la madre de Killian después de que este hubiese abandonado la sala—. Le agradezco de todo corazón que haya ayudado a mis hijos cuando más lo necesitaban. Creo, sin embargo, que su comportamiento de hace tan solo unos instantes sirve como prueba inequívoca de que este no es lugar para usted, ya que es evidente no sabe cómo comportarse en círculos tan selectos.
La mujer hizo hincapié en la última parte, pero yo estaba demasiado abrumada por lo que estaba ocurriendo como para que me hiriesen sus palabras.
—Tratándose además de una situación tan delicada, no creo que la naturaleza de su persona nos pueda servir de gran ayuda. Confío en que sepa a lo que me refiero sin necesidad de mencionar directamente su desperfecto. —Catnia hizo una seña con la mano que provocó que aparecieran a mi lado dos soldados del castillo—. Estos amables caballeros la escoltarán hasta la puerta.
A ver, estoy muy enfadada con esta señora.
¿Vosotras qué pensais?
🌈Comentadme🌈
Tenéis un montón de ideas para el ship así que os las dejo aquí escritas para que votéis por la que más os guste: Killoria , Killoira, Mollian, Millian, Moillian.
Por otro lado, nuestra querida WeepyClown nos trae el ship Aidica para Aidan y Mónica ❤
Meta para el siguiente capítulo: 210 👀, 27 🌟 y 87 ✍️
Espero que os haya gustado ❤ Biquiñooooos.
P.D. Una donicela me despertó a las 5 de la madrugada porque se estaba comiendo a mis pobres gallinas y estoy traumada y tenía que compartirlo. Fin del comunicado.
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