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3.El Río Nebuloso

Ciclo de Asteria: Tiempo que pasa desde que la luna principal de Neibos está en su apogeo hasta que vuelve a él.

Ciclo de Helios: Período de tiempo que equivale al paso de doce ciclos de Asteria y que recibe su nombre en honor al antiguo dios del Sol.

Después de lo que pareció toda una eternidad, escuché un débil sonido producido por una corriente de agua. La velocidad de mis pasos aumentó sin que fuese consciente de ello, ya que sabía que si no lográbamos salir de la pendiente en la que nos encontrábamos, los hombres que nos perseguían podrían avistarnos desde la parte más alta del bosque.

Mi intención era llegar al río Nebuloso lo antes posible. Situado al final del valle y tal y como indicaba su nombre, estaba cubierto por una neblina permanente provocada por el choque entre el aire caliente que se dirigía hacia las montañas y la baja temperatura del aire de la hondonada. No era un espectáculo que hubiese visto con anterioridad, pero desperaba que lo que contaban las historias sobre fuese cierto y que pudiésemos ocultarnos en la promesa de su niebla.

La joven que me acompañaba no había abierto la boca en ningún momento, ni siquiera para quejarse o para llorar, que sería lo que yo hubiese hecho de estar en su situación. A pesar de que había notado que su mirada se depositaba en mí en alguna ocasión, empezaba a preocuparme que estuviese conmocionada, así que decidí apretarle la mano para transmitirle con el gesto que no estaba sola. La muchacha entrelazó sus dedos con los míos y se volvió para dedicarme una débil sonrisa que no se reflejó en sus grandes y brillantes ojos azules.

Su reacción logró calmar mi inquietud por el momento, y me centré en el terreno para descubrir que el suelo se allanaba ligeramente con cada paso que dábamos. Mi corazón se aceleró ante la posibilidad de haber llegado por fin a nuestro destino, y a pesar de que mi cerebro intentó mantenerse firme, no pudo hacer nada por contener la alegría que se desató en mí al ver una gran nube blanca varios metros más abajo.

Respiré aliviada, y la muchacha me miró intrigada al percibir el cambio en mi actitud. Le dediqué una sonrisa mientras señalaba el río, y ella se limitó a mirar hacia delante con atención. No estaba segura de que hubiese entendido lo que quería decir, pero tampoco estaba dispuesta a utilizar mi voz hasta que el murmullo del agua pudiese silenciarla por completo.

El latido de mi corazón se calmó en cuanto llegamos a la orilla y sentí las partículas de humedad que flotaban en el aire, como si la presencia del agua fuese suficiente para dominar las emociones que ebullían en mi interior. El olor a tierra mojada me recibió al instante y se me erizó la piel cuando percibí el cambio en la temperatura, pero el suave sonido del agua consiguió que mi cuerpo se relajase.

Varias de las rocas negras que rodeaban el caudal del río se iluminaron de repente, y la muchacha apretó mi mano sobresaltada. Me agaché para examinar la piedra más cercana a nosotras, sorprendida por aquel fenómeno, y jadeé asombrada cuando su negra superficie se iluminó con la poderosa luz azul que brillaba en su interior.

Las rocas reaccionaban a nuestros movimientos y se apagaban y encendían al percibir las vibraciones de nuestros cuerpos. Mis ojos se perdieron en las sinuosas líneas que se dibujaron en ellas, creando dibujos y formas cuyo significado no alcancé a comprender. Eran como pequeñas ventanas de cristal que permitían que viésemos la magia elemental que se albergaba en su interior, y tanto la joven como yo nos quedamos maravilladas al presenciar aquel espectáculo de poder.

Deseé que pudiésemos quedarnos allí para apreciar la magnificencia de nuestro entorno, pero en algún lugar del bosque había dos hombres muy peligrosos corriendo tras nosotras. Solté la mano de la joven con cierta dificultad, ya que mis dedos se habían agarrotado, y me volví hacia ella para mirarla con atención por primera vez desde que nos habíamos encontrado.

Sus ojos aguamarina me observaron con cautela y se esforzaron por ocultar las emociones que se reflejaban en ellos. Su rebelde y negra melena estaba formada por delicados rizos que brillaban en distintos tonos azules cuando la luz se posaba sobre ellos, y su rostro conseguía transmitir armonía a pesar de los pequeños cortes que mostraba su piel.

Era una muchacha preciosa, e incluso completamente despeinada, con la ropa destrozada y la mirada perdida, lograba transmitir un decoro y una calidez que ayudaron a calmar mis sentidos. Sus ojos reflejaban seguridad y madurez, y al prestar un poco más de atención a su rostro, me di cuenta de que todo en ella gritaba que albergaba un gran poder aquamarina, desde su piel del color de la inmaculada nieve que coronaba las montañas del reino, hasta la esencia del mar que se dejaba ver en los brillos de su cabello.

—¿Cómo te llamas? —pregunté en un susurro.

—Alis.

—Alis, yo soy Moira, y antes de nada, tenemos que cruzar el río. —La joven me miró desconcertada—. ¿Sabes nadar? —Suspiré aliviada al ver que asentía con la cabeza, pero ella no pareció calmarse en absoluto—. Necesitamos cruzar el río para tener alguna ventaja si esos hombres nos alcanzan.

La muchacha se movió con una convicción que la hizo parecer más adulta y se acercó a la orilla, preparada para hacer lo que fuese necesario para sobrevivir. Algo se removió en mi interior al presenciar su valentía, y a pesar de que no la conocía en lo más mínimo, me sentí orgullosa de ella.

Fui la primera en adentrarse en el agua, pues era quien más ciclos de Helios había vivido, ya que la joven parecía haber presenciado unos dieciséis o diecisiete soles, y aunque la profundidad del río Nebuloso era menor en el comienzo de la hondonada, su caudal se volvía mucho más profundo en el resto del recorrido.

Si nuestros persecutores nos alcanzaban, podríamos desaparecer al encontrarnos al otro lado del río, lo que lo convertía en un buen plan, siempre y cuando no se tuviese en cuenta el frío que hacía en el valle, lo gélida que estaba el agua, las rocas puntiagudas y resbaladizas que había por todas partes y la fuerza de la corriente. ¿En qué momento había pensado que era una buena idea?

Todo iba bien hasta que alcanzamos el punto más profundo del río, donde el agua cubría a Alis hasta la mitad del rostro e impedía que respirase con normalidad, lo que provocó que la joven se pusiese todavía más nerviosa.

Me costaba cada vez más aguantar la posición sin ceder a la fuerza de la corriente, y el frío había apagado la sensibilidad de mis extremidades. El temor se abrió paso en mi interior al ser consciente de que si pisaba en falso, seríamos arrastradas río abajo sin que pudiésemos hacer nada por evitarlo. Un grito ahogado rompió el hilo de mis pensamientos, y cuando me di la vuelta, vi que Alis desaparecía bajo el agua.

Lancé la mochila hacia la orilla en un acto reflejo, y sin comprobar si había caído sobre las piedras o se había perdido en la profundidad del río, me sumergí en el agua. El latido de mi corazón se aceleró y retumbó en cada centímetro de mi cuerpo, convirtiéndose en el único sonido que alcanzaba a escuchar. El agua estaba tan fría que me costaba mantener los ojos abiertos, y en los breves instantes en los que lograba abrirlos, no conseguía distinguir nada en la oscuridad que me rodeaba.

La corriente me empujó hasta que choqué contra una roca a tanta velocidad que dejé de respirar. El dolor se extendió por todo mi cuerpo y abrí la boca para gritar, lo que provocó que perdiese el poco oxígeno que quedaba en mis pulmones y que tragase agua helada.

Presa del pánico, me agarré a la roca como pude y me impulsé hacia la superficie, y cuando abrí los ojos al sentir que se activaba la luz de su interior, distinguí un borrón azul por el rabillo del ojo.

Espero que te haya gustado este doble capítulo! 😍😍

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Biquiños😍😍


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