Capítulo 61: La Mudanza
Terminó de cerrar la última caja de cartón para leer a un lado de la misma "Ropa Amy" escrita con marcador negro sobre ésta. Colocó con sutileza la yema de los dedos sobre aquella caja para acariciar de forma sutil el nombre de ella soltando un suave suspiro.
Aún no podía creer que Amy se iría; alguna vez realmente fue su mayor deseo que ella se fuera del apartamento y por fin lo dejara a solas, y ahora que estaba pasando, sentía que le estaban arrancando una parte de él.
Sonic vio de reojo la habitación, que por alguna razón se sentía más vacía que nunca. Se recostó sobre la pared mientras una mirada taciturna se aposentó en sus pupilas, no podía evitar sentir como se sentía y al mismo tiempo no podía hacer nada al respecto.
–Realmente esto no se siente bien – masculló Sonic para así con amargura.
–¿Ya están las últimas cajas? – la pregunta lo tomó por sorpresa, disipando el ambiente de pesadumbre que ahora lo acogía.
Sonic volteó a ver a la ardilla castaña que ahora entraba a la habitación con aquella suelta sonrisa que la caracterizaba. Se separó de la pared para así asentir con la cabeza en un silencioso sí. A diferencia de ella no podía encontrar en él en ese momento esa felicidad desbordante que él tendía a mantener.
–¿Te encuentras bien? – le preguntó Sally de pronto.
Sonic abrió sus ojos con sorpresa, ante la perspicacia de la ardilla. Forzó una sonrisa sobre sus labios desviando su mirada de ella, en un intento de ocultar la tristeza que sus ojos claramente albergaban, dirigiendo así su atención a las últimas dos cajas que yacían en el suelo.
–Sólo algo cansado – sonó tan amigable como pudo –No dormí mucho anoche – rio Sonic divertido cual broma interna; una que después de pronunciarla lo hizo borrar aquella sonrisa que había mantenido, recordando el porqué de su falta de sueño y de la razón de su estado de ánimo actual.
–Lamento ser tan inoportuna – escuchó decir para luego sentir el cálido tacto de Sally sobre su hombro, tensándolo al acto.
–¡A-Ah! No, no – se dio la vuelta para verla nuevamente y así alejarse de su tacto de manera disimulada –Admito que esto me tomó por sorpresa, pero está bien, todo estará bien...– se dijo más a sí mismo que la chica frente a él.
–Eres un gran amigo – le sonrió Sally con una encantadora sonrisa, incluso él quedó embobado por la dulce expresión que ella presentaba –Para Amy, quiero decir – aclaró con una tenue sonroje, jugando con su corto cabello.
–Sí... – murmuró con un sabor amargo en su boca –Su amigo – soltó un pesado suspiro, irritado.
Sonic de nuevo sintió la mirada de ella sobre él, tensándose nuevamente. La verdad es que a excepción de Tails, ninguno de sus amigos ponía tanta atención a la entonación de sus palabras o sus sutiles cambios de ánimo, o en dado caso, ninguno realmente ahondaba mucho en ellos, pues era un hecho que él detestaba hablar de sus emociones o de cualquier cosa que lo vulnerabilizara, aunque claro, ella no podría saberlo; después de todo jamás la había dejado hablando sola o devuelto un comentario grosero al indagar más de lo que debía.
–A veces es complicado ser amigo de ella – respondió Sonic toscamente sin poder ocultar su molestia –Eso es todo – concluyó el tema para tomar las cajas y alzarlas, rogando que la ardilla dejara el tema ahí.
–¡Oh! ¡S-Sí estás molesto con ella por mi culpa en serio lo sie...
–¿Eh? ¡No, no! – dejó las cajas en el piso, alarmado de la genuina consternación de la ardilla –Amy no necesita de ayuda de nadie para que eso pase – dijo Sonic a modo de broma, en un intento de tranquilizarla –Solo digamos que no soy un erizo mañanero, es todo – sostuvo su mentira –, pero realmente agradezco mucho que te preocupes tanto por ella y la cuides como lo haces – dijo el erizo azul sinceramente –Es maravilloso que Amy tenga una amiga como tú – halagó con calidez.
Los ojos de Sally se abrieron de par en par y de manera inconsciente colocó una mano sobre su pecho para que un intenso sonroje se pintara sobre sus mejillas. No pudo apartar su mirada de él, sentía como su corazón revoloteaba cual mariposa dentro de su pecho y con una sensación de calidez rodeaba su cuerpo.
–Ya está todo listo – la voz de Amy terminó el momento.
–¡Amy! – chilló Sally en sorpresa para tomar distancia del erizo y verla de manera nerviosa, sin una razón aparente –Genial – dijo carraspeando su garganta sin entender el porqué de su repentino nerviosismo –Ahora sólo... –El sonido de su teléfono acalló sus palabras. Sally tomó su teléfono para ver el nombre de Blaze en la pantalla y una foto que había tomado de ella en contra de su voluntad por lo tanto era un tanto borrosa. –Es Blaze– indicó con una mueca torcida –Seguramente llama para gritarme un poco más – resopló Sally con cansancio.
–Bueno, no nos diste tiempo a ninguna realmente para prepararnos ¿puedes culparla? – le sonrió Amy divertida.
–No es como que esté sola– se defendió –Silver fue allá ayudarla – rodó sus ojos, excusándose –Disculpen, debo de atender esta llamada – dijo para contestar al fin.
Con una sonrisa se excusó para así salir de la habitación mientras la irritada voz de Blaze se podía escuchar del otro lado del auricular quejándose por algo incompresible.
Sonic y Amy se quedaron a solas en la habitación por primera vez desde que Sally había llegado, ocasionando que ambos soltaron un suspiro de alivio, viéndose al mismo tiempo por la sincronía. Amy le regaló una media sonrisa, mientras que Sonic le desvió la mirada con obvia molestia.
–Entiendo que estés molesto, pero...
–No, no lo entiendes – interrumpió Sonic para verla con el ceño fruncido y una expresión de impotencia –No entiendes lo difícil que es que...– silenció abruptamente atragantándose con sus palabras.
Sonic le desvió la mirada, para de nuevo fijar su vista a la habitación vacía frente a él, endureciendo su expresión. Amy lo vio fijamente entiendo aquel comentario inconcluso. Suavizó su mirada acercándose al silencioso erizo, y así, envolverlo en un cálido abrazo, gestó que lo tomó por sorpresa.
–También me harás falta – susurró Amy hundiendo su rostro en el cuello, acomodándose suavemente entre él.
Sonic aspiró su aroma ocasionando que sus brazos rodearan a la pequeña eriza, fundiéndose en un reconfortante abrazo.
–¿Cuánto tiempo tendré que pasar fingiendo que no deseo tenerte en mis brazos? – le susurro Sonic con un dejo de vergüenza en su voz.
–No será mucho, lo prometo – aseveró para romper el abrazo y verlo animada –Encontraré el momento justo para hablar con ella.
–Bien – aceptó Sonic de mala gana.
Amy le sonrió complacida y así, colocarse en puntillas para imprimir un suave beso en los labios del erizo azul. Sonic se relajó ante el dulce gesto, envolviéndola entre sus brazos.
–¡No creerás que...– Sally, quien acababa de entrar a la habitación abruptamente, calló al ver a Sonic tambalearse torpemente a unos cuantos pasos la eriza, mientras Amy la miraba con una sonrisa nerviosa y expresión culpable –¿Todo bien? – cuestionó con sospecha.
–Sonic tropezó con una de las cajas – respondió Amy con una risa un tanto nerviosa.
–¿Te encuentras bien, Sonic? – preguntó la ardilla con consternación dirigiendo su mirada al erizo azul.
–Sí todo bien, creo que ha sido el cansancio – respondió el erizo afable –Nada que una taza de café no arregle.
–¿Qué dijo Blaze? – intervino Amy intentando dejar el tema a un lado.
–Pues el camión de mudanza llegará antes de lo previsto por cambios de rutas y Blaze no ha terminado de empacar y mis cosas aún siguen sin terminar de poner en cajas y aún debo de ir al nuevo apartamento para desempacar tus cosas y...
–Bueno, si me das la dirección yo puedo ir con los demás, no es necesario que vengas – sugirió Amy en intento de alivianar su carga –Así podrías ir al viejo apartamento a terminar de empacar lo que te haga falta – le sonrió.
–¡Eso sería de mucha ayuda! – agradeció Sally con emoción –Espero que con tres podamos terminar a tiempo – murmuró un tanto más preocupada.
–¿Necesitas ayuda extra? – se involucró Sonic al notar la consternación de la ardilla –Alguno de los muchachos puede acompañarte – ofreció.
Los ojos de Sally se iluminaron ante la proposición del erizo, acción que no pasó desapercibida por Amy.
–Sonic podría ayudar – murmuró Amy con un dejo de resistencia en su voz –Con él terminarían más rápido y luego nos veríamos allá. – le sonrió tan natural como pudo.
–¡¿Hablas en serio?! – soltó Sally animada. –Realmente eso sería de mucha ayuda, quiero decir, si está bien por ti – dirigió su mirada al erizo azul, quien se miraba tan sorprendido como ella ante la sugerencia de la eriza.
–Este...– murmuró para ver con disimulo a Amy de reojo, quien de sus labios se pudo leer un silencioso "Por favor". Suspiró resignado. –Seguro, estoy para ayudar.
–¡Genial! – dijo Sally para caminar hacia el erizo, quien de forma instintiva dio un paso para atrás –Ven – tomó su mano sin reparo –Será mejor movernos antes de que llegue la mudanza – dijo para encaminarlo a través de la habitación afianzando su agarre.
Amy vio con unos ojos muy abiertos el acto inocente de parte de su amiga al tomar la mano de Sonic, quien la volteó a ver al acto por lo que ahora sucedía. Sus ojos huyeron de los de él, para verlo salir junto a ella.
Amy se recostó sobre la pared soltando un suspiro pesado. No tenía idea de cómo manejar esa situación. Una parte de ella quería ver a su amiga feliz, otra parte de ella quería ver a Sonic feliz, y sin importar que tanto tratase, ella sabía mejor que nadie que no podía conseguir la felicidad de ambos al mismo tiempo.
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Blaze colgó la llamada para ver con molestia su teléfono y chasquear con molestia. Otra de las fabulosas sorpresas de Sally que ahora ella tenía que ver como llevarla a cabo, después de todo no era la primera vez que Sally hacía algo como esto por querer quedar bien con ella o Amy y terminaba siendo más trabajo del necesario.
–¿Qué dijo? – la voz de Silver se escuchó a sus espaldas, sobresaltándose.
–Que verá la forma de solucionarlo – respondió Blaze de manera febril.
La presencia de él en su apartamento aún la ponía nerviosa, en especial luego de su última cita.
Blaze aún recordaba como se había levantado esa mañana, pensando que todo había sido nada más que un sueño ideado por su mente, o así lo pensó hasta que encontró aquella nota sobre la mesa de centro de la sala:
No quise despertarte. Regrese al apartamento para dejarte descansar.
Por favor llámame cuando despiertes o si necesitas algo.
Silver.
Nota que se había encargado de guardar en una pequeña caja de bienes preciados que ella almacenaba en su habitación.
–Lamento que hubieras terminado arrastrado en esto – murmuró Blaze, apenada.
–Bromeas, es una excelente manera de pasar tiempo juntos – le sonrió Silver afable –Además, sería un mal novio si no ayudaría a mi novia en algo como esto – le dijo ameno.
Las mejillas blancas como la nieva se tiñeron de un exquisito color carmín mientras sus ojos color ámbar brillaban ante la iridiscencia de luz de aquella mañana. Silver se ruborizó por igual, desviándole la mirada, imposible sostenérsela.
–Lo lamento, no quise incomodarte – murmuró Silver rascando la parte trasera de su cabeza –M-Me refería a...
–Está bien – interrumpió ella para así buscar los ojos furtivos del erizo plateado, se miraba tan apenado como ella –Es sólo que aún todo esto es nuevo para mí – le sonrió con timidez.
–Para mí también – le sonrió de la misma manera.
Ambos se vieron a los ojos en silencio ampliando su sonrisa y luego desviarse la mirada al mismo tiempo, apenados. El incesante tamboriteo de dos corazones sincronizados era lo único que podía escucharse entre ellos. Silver la admiró de reojo, para notar como la felina jugaba nerviosamente con su cabello suelto, era tan raro verla con su cabello de esa manera, pero se le miraba tan hermosa, una imagen que realmente te robaba el aliento.
Tragó pesado y con una valentía que no sabía que existía en él tomó su mano, ocasionando que Blaze lo volteara a ver a la expectativa.
Silver escuchó su corazón en sus oídos y así tragar pesado, la acercó a él lentamente a lo cual ella no puso resistencia. Se acercó a Blaze lentamente y con dulzura tomar su mentón atrayéndola hacia él para delicadamente robarle un suave beso. La escuchó ahogar un suspiro ante su acción ocasionando que ella cortara la cercanía entre ambos y en un movimiento osado, rodear sus manos alrededor de cuello.
Las manos de él acariciaron lentamente la pequeña cintura de ella, correspondiendo al gesto de la gata. Era tan extraño poder tocarla de esa manera, podía sentir la calidez de cuerpo, su pequeño busto presionarse sobre su pecho. Eso último lo hizo abrir sus ojos de golpe y casi de forma inmediata romper el beso para que su rostro se cubriera de un manto rojizo.
–¿Interrumpimos? – escucharon decir.
Ambos se sobresaltaron ante la voz de Sonic, quien los miraba con una sonrisa pícara; detrás de él yacía Sally quien se miraba un tanto asombrada por lo que acababa de presenciar para luego una sonreír cómplice pintarse sobre sus labios. Silver y Blaze tomaron distancia de manera apresurada para verlos con espanto.
–Siempre podemos regresar después – continuó Sonic con una mirada pícara –Ya sabes, si necesitas más tiempo – codeó el erizo azul con una sonrisa maliciosa.
–¡C-Cierra la boca! – demandó Silver sintiéndose más expuesto que nunca.
–¿Qué hacen aquí? – preguntó Blaze con aquella expresión apenada que se evidenciaba por el claro sonroje en su rostro.
–Vine a ayudar, te dije que no te dejaría a solas – respondió Sally amigable –Además Sonic se ofreció a ayudarnos para hacerlo más fácil para nosotras – dijo cual halago para posar sus ojos color zafiro sobre el erizo azul que rio de forma nerviosa.
–No me sorprende – sonrió Silver con un dejo de malicia en su voz y ver al erizo de forma sugerente.
–Hmph – bufó Sonic molesto, pues entendía el mensaje implícito en sus palabras –Claro... ¡Hey! Tengo una idea ¡El que empaque menos cajas le tocara que encargarse ahora de la comida en el apartamento! – ideó enérgico.
–¿Eh? ¡No! – se rehusó Silver –¿Por qué voy...
–¡Empezaré con la sala! – corrió Sonic hacia la sala para empezar a tomar los adornos y cosas pequeñas y colocarlas en cajas.
–¡No, no! ¡Eso no es justo, empezaste antes! – corrió tras de él para imitarlo.
Sally rio divertida para verlo bromear y jugar con Silver, sintiendo nuevamente su corazón acelerarse, era algo que pasaba cada vez más seguido a su lado.
–Mi habitación está completa, falta la tuya – habló Blaze para encaminarse a la habitación de la ardilla, trayendo su atención de regreso a ella. –Será mejor comenzar.
–Claro – asintió, no sin una última vez ver de reojo al erizo azul, expandiendo su sonrisa.
Empezaron a empacar en completo silencio mientras las risas y absurdas peleas entre Silver y Sonic se escuchaban desde afuera. Blaze notaba que al momento de Sonic hablar o reír la expresión en el rostro de Sally se suaviza y si prestabas suficiente atención un tenue sonrose se pintaban en sus mejillas morena.
–¿Es mi imaginación o te gusta Sonic? – soltó Blaze sin filtro para que su mirada estoica e impenetrable la observara fijamente.
Sally sintió su rostro cubrirse de un manto rojizo y aquella expresión afable se desvaneció para traer una expresión de nerviosismo en su lugar al sentirse descubierta.
–¡¿Q-Qué?! ¡¿Por qué pien...
–Eres bastante obvia si me lo preguntas – interrumpió la felina mientras continuaba empacando –La última vez que sonreíste tanto ante la presencia de un muchacho fue con Mighty – rememoró Blaze –Creo que fue la única vez que te he visto de esa manera – puntualizó.
–Eso fue hace mucho tiempo – murmuró Sally amargamente.
–Puede ser, pero ha sido único chico que has mostrado interés – puntualizó Blaze –Bueno, hasta ahora –. Sally le desvió la mirada para que de nuevo aquel sonroje se aposentara en su rostro –¿Ya se lo dijiste a Amy? – preguntó la gata captando la atención de ella –Después de todo ellos dos tienen mucho pasado juntos.
–Sí – murmuró la ardilla con un dejo de incomodidad por el tema –Dijo que ella ya no sentía nada por él y que no había problema.
–¿En serio? – soltó la felina estupefacta por lo que escuchaba.
–Sí ¿por qué? – inquirió la ardilla ante el cambio drástico de la expresión de su amiga.
–Son más cercanos ahora que nunca, no me sorprendería si algo hubiera cambiado en alguno de ellos.
–¿Hablas de que a Amy le guste Sonic? – soltó Sally abriendo sus ojos de par en par.
–O a Sonic, Amy – puntualizó –Quiero decir ¿Los has visto juntos? – mencionó casual.
Sally vio a sus espaldas para escuchar de nuevo las risas de Sonic inundar el ambiente ¿Sería posible?
–No lo creo – murmuró Sally sin convicción –De hecho, puede ser que yo le guste Sonic – su sonrisa regresó a sus labios. Esa aseveración ocasionó que Blaze la viera con curiosidad –Es decir todos sus amigos actúan como si algo pasara entre nosotros o Sonic gustara de mí – rememoró todas las ocasiones en las que el equidna rojo o incluso Silver había hecho comentarios en doble sentido –Incluso Amy ha visto de juntarnos o ver de darnos tiempo a solas, no lo haría si sintiera algo por él.
–Sí, si sabe que te haría feliz – aseveró Blaze –Después de todo, así es Amy – dijo para que una sombra de sonrisa se pintara sobre sus labios ante la calidez de sus palabras.
–¿Crees que sería capaz de mentirme? – preguntó Sally para que una expresión dura se pintara su rostro.
–Si con eso cree que te ayudará en algo, sí– asintió inmutable.
–No, Amy sabe que si ella me dijera que aún siente algo por él yo borraría cualquier sentimiento, quiero decir, nunca pondría a juego nuestra amistad por un muchacho– aseveró firmemente –Ella sabe que no hay nada más que odie que las mentiras – espetó irascible.
–Sólo es una observación, no digo que sea el caso – intentó tranquilizarla la felina.
–No lo haría, Amy podrá decir muchas mentiras blancas por ayudar, pero no en algo como esto, sé que ella no lo haría – aseveró.
Blaze observó la insistente negación de su amiga, la cual parecía ser más un deseo ferviente que un hecho irrefutable. Era obvio que los sentimientos de Sally hacia el erizo azul era más que un gusto pasajero. Realmente esperaba que lo que Sally decía fuera cierto, o habría graves problemas.
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Luego de horas de mover cajas de un lado a otro, de viajes y de bromas tontas, la mudanza había llegado a su fin. La noche cayó junto con el pesado invierno, pero por fin, por aquello que había peleado tan fervientemente estaba listo, su apartamento de tres habitaciones por fin era una realidad.
Sally observó con atención al zorro que hablaba ameno con Amy, repitiéndole lo mucho que la extrañarían en el apartamento, por otro lado observó a Silver, quien le susurraba algo incomprensible a Blaze, pero por la expresión suave y avergonzada de la felina podía apostar que había sido algo muy dulce, y por último vio al equidna rojo, quien parecía tener algún tipo de discusión con Sonic, quien por su parte sólo mantenía una sonrisa juguetona en su rostro, molestando aún más al equidna. Todos se le asemejaban a una cálida familia, una que se ayudaban unos con otros a pesar de sus diferencias.
–Será mejor regresar – bostezó Tails para estirar sus músculos –A menos que necesiten algo más – dijo para ver a Sally directamente.
–No, no, nosotras nos encargaremos del resto – negó Sally –Gracias a todos por su ayuda, no hubiéramos podido solo nosotras tres.
–Fue un placer – dijo Silver con una amplia sonrisa.
–Habla por ti, yo fui arrastrado a esto – se quejó Knuckles –No es como que yo me acueste con...
–¡Será mejor irnos! – exclamó Tails prontamente con nerviosismo, ocasionando que tanto Sally como Blaze vieran con intriga al equidna –Knuckles, fuera – comandó para verlo con molestia.
–No tienes que decírmelo dos veces – bufó para salir del apartamento.
–Lo lamento, sólo está cansado – se disculpó Tails en su nombre –Nos veremos pronto ¿Verdad? – preguntó para ver a la eriza rosa.
–¡Claro! – asintió Amy entusiasta.
–Genial, hasta pronto – se despidió el zorro con un ademán de mano.
–Nosotros también nos vamos – habló Blaze, refiriéndose a ella y a Silver.
–¿A dónde van ustedes dos? – preguntó Amy alzando una ceja, confundida.
–Alguien tiene que entregar el apartamento – explicó la felina para colocarse su bufanda, abrigándose del frío –Y Silver también regresará a casa.
–¿Estás segura de hacer eso? – inquirió Sally aún sin convencerse –Yo puedo...
–Está bien, yo me encargo – cortó Blaze para tomar camino a la salida –Regresaré pronto.
–Pasen buenas noches– se despidió Silver cortes –Sonic, ¿vienes? – preguntó el erizo plateado de pie en el marco de la puerta.
–Ammm...– murmuró Sonic para ver con disimulo a la eriza rosa –Adelántate, terminaré de ayudar con estas cajas y luego me iré para allá – se excusó.
–Ohhh– murmuró Silver dudando un poco sobre las acciones de su amigo, después de todo Sally había dicho que no necesitaban ayuda con nada, o así fue hasta que entendió qué pretendía. Deseaba quedarse a solas con ella. Eso tendría sentido conociendo a Sonic –Claro... – le sonrió de manera cómplice –Hey Amy, ahora que lo recuerdo, el intendente del edificio necesitaba que se llenaran unos formularios – dijo Silver tan natural como pudo –Ahora que están instaladas sería un buen momento para ver eso ¿no te parece?
Sonic vio con clara sorpresa a Silver por sus palabras. Era obvio que Silver había sobreentendido que deseaba quedarse más tiempo, pero no tenía idea de con quién era que quería pasar ese tiempo a solas. Volteó a ver a Amy al instante, quien se miraba igual de asombrada que él, pues ella también había entendido el plan de Silver.
–Bueno...– murmuró Amy, resistente –Sally es quien...
–Me ayudaría mucho– interrumpió la ardilla –Yo terminaré aquí con Sonic, digo, si está bien por ti – dijo carraspeando su garganta y darle una mirada suplicante.
Sally deseaba quedarse a solas con Sonic.
Amy dirigió sus ojos al erizo azul, quien la miraba alarmado, una mirada que le gritaba que no aceptara, después de todo si ella se negaba sería Sally quien debería de ir, y ellos dos por fin podrían hablar, pero la mirada insistente e inocente de Sally nublaron cualquier buen juicio, para así responder:
–Claro...– musitó Amy con pesadez.
–Gracias – le sonrió Sally –Llámame cualquier cosa – pidió amena.
Amy asintió con la cabeza para luego dirigir sus ojos culpables a Sonic, quien soltaba un pesado suspiro.
–¡Genial, andando! – dijo Silver con una amplia sonrisa.
Caminó con cierta resistencia fuera del apartamento en donde Silver la esperaba sonriente, pero no sin antes ver a Sonic y Sally. Serían solo unos minutos, luego arreglaría todo ese desastre.
Sonic vio la puerta del apartamento cerrarse lentamente hasta que esta lo dejó encerrado con la ardilla. A este punto, había pasado más tiempo con Sally que con su novia, y eso ya estaba irritándolo. No le gustaba que lo forzaran a estar con nadie, en especial si ese alguien no lo atraía de ninguna forma.
–Ammm... – escuchó a sus espaldas para así ver la ardilla verlo con un dejo de timidez –Gracias por la ayuda.
–Ah... de nada – sonrió Sonic nervioso para así ver la última caja sin desempacar. –Terminaré con esta caja y te dejaré para que descanses– dijo tomando la pequeña caja del suelo –Después de todo ha sido un día largo y...
–T-Tengo una idea – interrumpió la ardilla velozmente –¿Qué te parece si tomamos un descanso? – preguntó para encaminarse a la pequeña cocina –¿Te apetecería un poco de vino o una cerveza, tal vez? – ofreció para abrir la nevera.
–Este... amm...– carraspeó Sonic su garganta. No deseaba quedarse más tiempo del necesario si no debía, en especial si no estaba Amy. –No debería de...
–Por favor, no me dejarás tomar sola ¿o sí? – insistió Sally tomando una botella y dos copas de cristal –¿Qué me dices?
–De acuerdo– soltó un pesado suspiro para luego sonreírle galante – Sólo una copa.
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Gracias a los planes de Silver y al incesante parloteo del intendente acerca su esposa y sus tres hermosos hijos, así como su sueño frustrado de ser cantante de ópera en donde le había mostrado varios de sus creaciones musicales, lo cual le había quitado más de una hora de su tiempo.
Amy caminó a paso apresurado de regreso a su apartamento; no estaba segura si Sonic la habría esperado o si se habría quedado matando el tiempo con Sally esperando por ella, si ese era el caso debería de pensar en alguna buena razón para quedarse a solas con él y así poder pasar tiempo a su lado.
–Por favor, por favor, por favor está en el apartamento – suplicó Amy en voz alta para llegar hasta la puerta.
Abrió la puerta con un pesado suspiro rogando verlo ahí, sin embargo, al abrir la puerta no vio lo que esperaba. Se quedó inmóvil ante lo que sus ojos observaban, robándole el aire. Ahí, del otro lado podía ver a Sally acariciando de manera afectuosa el rostro de Sonic mientras yacía sentada sobre su regazo.
–Sabía que correspondías a mis sentimientos – ronroneó con una sonrisa seductora y así acercarse lentamente a él.
¡¡¡Lo sé, lo sé demasiado tiempo de espera!!!! ¡¡¡Y es porque he estado corriendo y afinando los últimos detalles del capítulo (el cual repetí más veces del que quisiera admitir) pero por fin está listo!!! Lamento en serio las inconsistencias, pero trabajo muy duro para que sean lo menos posible. Gracias a todos por su espera.
¡Felices fiestas mis queridos lectores! ¡¡Tengo planes de seguir subiendo en esta última semana del año!! Así que por más capítulos y fanfictions. Su autora se despide. Kat fuera.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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