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Capítulo 23: El Regreso


Amy despertó tras el sonido de su alarma, somnolienta. Se levantó con un pesado bostezo lista recibir las últimas clases del semestre o tan lista como las últimas tres horas de sueño se lo permitieron. Arregló la cama de Blaze con meticulosidad, pues sabía lo pulcra que era la felina y lo último que necesitaba era otro enfrentamiento con ella. Se dirigió al baño con pesadez, intentando despabilarse para el examen de ese día, al menos estaba segura que esta vez no reprobaría.

Amy se había quedado a dormir en el apartamento de Sally y Blaze por los últimos cuatro días, pues la gata no regresaría hasta ese fin de semana y luego de su conversación con Sonic aquel día, y en beneficio de que él se recuperara por completo, había preferido quedarse con Sally al menos hasta que Blaze regresara en dos días más.

–¿Me pregunto si me tocara dormir en la bolsa de dormir? – se cuestionó a sí misma mientras terminaba de lavar sus dientes, después de todo él necesitaría el mayor reposo posible. –... Supongo que tendré qué – habló desganada para ver aquellas pesadas ojeras en el reflejo del espejo.

¡El desayuno Amy! – la voz de Sally se escuchó del otro lado de la puerta, alertándola.

–¡Voy! – respondió para salir del baño.

Amy llegó al comedor arrastrando los pies con pereza mientras soltaba un sonoro bostezo tomando así asiento, dejándose caer en su silla con pesadez.

–¿Avena? – ofreció la ardilla desde la pequeña cocina.

–Café, cargado –pidió Amy bostezando nuevamente.

–Vamos, necesitas comer para el examen – regañó la ardilla –Además, es nuestra última semana de exámenes.

–Bien... –aceptó la eriza a regañadientes.

Sally sirvió la avena para sentarse al lado de la eriza y así soltar un pesado suspiro, presa del cansancio por igual. Ninguna de las dos había dormido casi nada y para este punto tener como desayuno únicamente café se escuchaba tentador.

–Por cierto, ¿cómo siguió Sonic? – preguntó Sally intentando mantenerse despierta y así servir el ansiado café.

–Mejor – respondió Amy tomando un sorbo de café –O eso me ha dicho Tails, al menos ya sale a comer con ellos – explicó.

–¿No has hablado tú con él? – inquirió Sally, imitándola.

–Creí que lo mejor sería darle espacio – respondió Amy empezando a comer –Además, entre los proyectos finales y los exámenes, con suerte he tenido tiempo de ver mi teléfono – murmuró jugando con la avena frente a ella.

–Seguro...– dijo Sally notando la obvia mentira –Bueno, estoy segura que él te hablara cuando se sienta listo.

–Sí...– murmuró la eriza con pesadez.

Luego de aquel almuerzo con él y los demás hace un par de días, Amy no había tenido noticias de Sonic, ningún mensaje o llamada. Suspiró de forma imperceptible; ella realmente había sentido que aquella mañana en el techo habían conectado de alguna forma, pero parecía que no había sido el caso.

–Será mejor alistarnos o se nos hará tarde – habló Sally terminando de comer, trayendo de regreso a la pensativa eriza –No tardes – pidió para encaminarse a su recámara.

Amy asintió con la cabeza para terminar de comer velozmente, dejar los platos en el lavatrastos y dirigirse en una corta carrera a su habitación en busca de la ropa que usaría ese día.

Revisó entre su maleta, indecisa sobre qué ponerse, cuando el sonido de un mensaje entrante captó su atención. Amy se dirigió a su teléfono que yacía sobre la mesa de noche, y ver en la pantalla el nombre de Sonic alumbrarse. Lo tomó a prisa desbloqueando al instante, leyendo con emoción el mensaje proveniente del erizo azul.

–Si Knuckles vuelve a cocinar el desayuno un día más juro que haré huelga de hambre–

–Sonic.

Una sonrisa empezó a formar en sus labios expandiéndose sobre su rostro; esa era la primera vez que se hablaban en días. Amy se sentó sobre la cama mientras una sonrisa suelta se pintaba sobre sus labios y una mirada entusiasta se posicionaba en sus ojos.

–No puede ser tan malo, además, creo que fue un tipo de castigo de Tails–

–Amy.

–¡¿Si es un castigo para él por qué él afectado soy yo?! >: ( –

–Mira...–

[Imagen Adjunta]

–Sonic.

Amy abrió la imagen enviada por el erizo y así ver una fotografía de la cocina del apartamento llena de humo negro y panqueques carbonizados; en el fondo pudo distinguir a Tails regañando a Knuckles, quien parecía reaccionar molesto ante lo que fuera que el zorrito le podía estar diciendo. Amy reía divertida ante la imagen, y desde la distancia, pudo escuchar los alegatos del equidna por el inmerecido castigo.

–¿Cuándo regresas? –
–Sonic.

Un nuevo mensaje llegó, uno que detuvo su risa y borró su sonrisa lentamente. Fijó su mirada en el mensaje frente a ella, leyéndolo atentamente. Una extraña sensación se mezcló en su interior: emoción, nerviosismo, y por sobre éstas, aquel mariposeo en la boca del estómago... ¿Acaso él la extrañaba?

–Sólo pregunto porque tu comida es mucho mejor que la de Knuckles –

–Sonic.

Las comisuras de sus labios se elevaron lentamente mientras un suave sonrose pintaba sus mejillas dejándose caer de espaldas sobre aquel colchón que se sintió como una nube. Una extraña felicidad la invadió dejándose envolver en lo que parecía ser una especie de sueño, uno del cual esperaba no despertar pronto.

–¿Acaso me extrañas? ¬u¬

–Amy.

–A tu comida.
–Sonic.

Amy rio divertida para dejarse envolver en aquel extraño y cálido sentimiento que nacía desde su estómago para explotar en su pecho, uno que la obligaba a mantener esa boba sonrisa sobre su rostro y rodar divertida sobre las sábanas cual adolescente ilusionada.

¡Amy, tenemos que irnos en cinco minutos! – la voz de Sally del otro lado de la puerta rompió la burbuja en la que estaba inmersa, recordándole qué había estado haciendo en primer lugar.

–¡V-Voy! – habló nerviosa para sentarse de golpe con aquel pelo alborotado, escribiendo así un último mensaje.

–Pues deberás de acostumbrarte a los panqueques quemados por un par de días más, tenemos exámenes finales y yo mucho que estudiar.
–Amy.

Envió el mensaje para dejar su teléfono sobre su cama y correr hacia su maleta para terminar de vestirse o se le haría aún más tarde. Se colocó una blusa blanca y unos pantaloncillos de mezclilla cortos.

–Mis botas– dijo buscando con la mirada sus botas rojas cuando el sonido de la notificación de un mensaje entrante inundó la habitación por completo.

De nuevo aquella sonrisa se pintó en su rostro para así lanzarse al colchón atrapando su teléfono en el aire debido al rebote de cuerpo al caer sobre la cama y leer el mensaje apresurada.

–Te dejaré usar el baño durante toda la semana–.

–Sonic.

Su sonrisa se suavizó viendo aquel aparato con dulzura, casi podía ver la expresión de Sonic detrás del mismo, una que la hacía mantener aquel mohín de felicidad indeleble de su rostro.

–Que sean dos y regreso esta noche–.

–Amy.

–Sólo si prometes hacer desayuno y cena. Silver es un asco para cocinar también–.

–Sonic.

–Vamos Amy es hora de... ¿no estás lista aún? – preguntó Sally, quien irrumpía en su habitación y en la conversación en la que se había envuelto.

Amy soltó el teléfono ante la sorpresa de ver a la ardilla abrir la puerta de pronto.

–¡D-Dame un segundo! – pidió Amy nerviosa para ponerse de pie en un brinco y buscar su calzado.

–¿Qué estabas haciendo? – cuestionó la ardilla suspicaz por el extraño comportamiento de la eriza.

–N-Nada – respondió febrilmente sintiendo su rostro enrojecer fuertemente mientras se colocaba sus botas –Me distraje, es todo – evadió persistente colocando su diadema roja sobre su cabello, arreglando el mismo para recobrar la compostura perdida –Listo, andando.

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–¡Te dije que era malo para esto! – se quejó el equidna mientras abría las ventanas, aireando la cocina.

–¡Cuando las cosas prenden fuego apagas la estufa! – regañó Tails mientras usaba el extinguidor sobre los restos calcinados de la masa y parte del mobiliario.

–Yo me encargaré Tails, no debes de preocuparte – habló Silver mientras terminaba de tirar a la basura la comida carbonizada del equidna.

–¡Maldición, esto nos saldrá caro Knuckles!– regañó Tails –¡Tú te encargarás de pagar por cualquier daño escuchaste! – aseveró el zorrito.

Silver rio con cierto nerviosismo mientras una acalorada discusión era llevaba a cabo por el equidna y el zorro, una en la que Sonic era totalmente ajeno. Silver dirigió su atención al erizo azul, quien mantenía su mirada fija en su móvil, sonriendo de tanto en tanto para luego teclear algo en el mismo.

–Hey – dijo Silver para llegar a él sonriente –¡Por fin te veo sonreír! – exclamó animado.

–¡¿Eh?! – chilló Sonic al ser tomado por sorpresa por su amigo. –¡¿S-Sonreír?! – repitió sonrojándose tenuemente –No estoy sonriendo, no sé de qué hablas – dijo desviándole la mirada, regresando a aquella expresión estoica y distante.

–Vamos ¿con quién estás chateando? – preguntó para sentarse a su lado ameno.

–Con nadie – espetó Sonic, frunciendo el ceño por las preguntas.

El sonido de un mensaje entrante alertó a ambos para que la notificación del mensaje entrante alumbrara la pantalla del erizo azul.

–LoL. Es un hecho

–Amy.

–¿Hablas con Amy? – inquirió Silver inocente al leer el mensaje entrante, sin poder evitarlo.

–¡N-No! – exclamó Sonic tomando bruscamente su teléfono de la mesa y ocultándolo de la vista de Silver, quien alzó una ceja ante la extraña reacción del erizo –Quiero decir... – carraspeó su garganta en un intento de recobrar la compostura –Sólo le mandé una foto del desastre de Knuckles y ella respondió algo que me pareció divertido, esa fue la razón por la cual sonreí – aclaró con un dejo de molestia en su voz.

Sonic sintió sobre él la insistente mirada del erizo plateado, quien parecía no estar satisfecho con su vaga explicación.

–¡Sólo estoy matando el tiempo, de acuerdo! – vociferó el erizo azul ante la mirada atenta de Silver –¡Quiero decir, ni siquiera tenemos desayuno gracias al desastre que hizo Knuckles! ¡Por Chaos, deja de hacer tanto alboroto por un ridículo mensaje! – bramó cruzándose de brazos con mohín lleno de molestia.

–Hey, relájate – habló Silver en un intento de tranquilizar al alterado erizo azul. –Es tu amiga ¿no es cierto? No hay nada de extraño en ello – dijo restándole importancia –Así que todo bien.

–Por supuesto que es mi amiga – respondió Sonic con aquella mala actitud –Sólo no entiendo por qué haces tanto alboroto por eso – bufó irritado.

–Ok... parece que alguien se levantó del lado incorrecto de la cama el día de hoy – murmuró Silver al aire, provocando que Sonic lo viera con intensidad por sus palabras –Como sea, ammm, cambiando el tema ¿cómo te sientes? ¿Estás seguro de regresar a clases hoy?

–Estoy bien, estoy seguro – respondió Sonic un poco más calmado –Además, los rasguños ya sanaron y los moretes de mi cara ya se desvanecieron casi por completo, así que... – silenció para sorber un poco del café frente a él.

–Oh, genial.

–Sí y hablando de clases, será mejor que me vaya – dijo el erizo para ponerse de pie en un salto.

–Espera ¿qué hay del desayuno? – inquirió al verlo marchar a la salida.

–Bromeas ¿cierto? – respondió Sonic alzando una ceja –No necesito enfermarme en exámenes. Nos vemos después– se despidió saliendo del apartamento.

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Por fin el primer receso llegó en una espera interminable a su parecer. Sonic salió de clases para sentir la brisa fresca de la mañana en su rostro, soltando un suave suspiro de alivio. Desde que había llegado las miradas curiosas y los murmullos había sido algo con lo que había tenido que lidiar desde que puso el primer pie en el campus, pues tal cual Knuckles le había dicho, todos se habían enterado de su ruptura con Fiona y de su patética derrotada en aquella injusta pelea, y gracias a los vestigios de las heridas aún visibles, éstas lo hacían el foco de atención de cualquier estudiante que cruzara su camino, casi como anunciando al perdedor que sentía que llevaba encima en cada paso que daba.

Llegó a un paramo alejado de los edificios que lo rodeaban para así sacar un cigarrillo recostándose sobre uno de los grandes abetos que rodeaban aquel pequeño santuario natural; ocultándose del mundo caótico que lo rodeaba aunque fuera por tan sólo un instante.

Inhaló profundamente para soltar aquel humo blancuzco sintiendo como aquel veneno de alguna manera lo traía de regreso y le daba las fuerzas para terminar aquel día.

–¡Hola! – el saludó animado de alguien interrumpió de forma abrupta la paz que intentaba conciliar.

Sonic tuvo que malabarear el cigarrillo en su mano, pues por la inoportuna sorpresa, éste casi cae al suelo. Buscó con el ceño el fruncido la responsable de su interrupción encontrándose así con la sonrisa radiante de Amy, una que lo saludaba de forma energética.

–¡Rayos Amy, casi me matas del susto! – se quejó malhumorado, intentando recobrar la compostura. –¿Qué demonios haces aquí? – inquirió toscamente.

–Iba por un café a la cafetería cuando te vi caminando para acá – explicó la eriza rosa para así posicionarse a su lado, recostándose sobre el abeto.

Sonic se limitó a callar ante su explicación, por lo que se notaba había tenido una mañana complicada. Amy dirigió su mirada al erizo, quien permanecía en silencio, pensativo. Esa era la primera vez que se miraban en días, y a diferencia del día que lo había encontrado fuera de aquel bar, sus heridas habían desaparecido casi por completo; pequeños hematomas verduscos aún se podían divisar sobre el rostro del erizo azul, dándole una apariencia de un sexy chico rudo... Amy desvió la mirada ante ese osado último pensamiento sonrojándose sutilmente debido a este.

–No pensé que fueras a regresar tan pronto a clases – habló Amy con su vista en sus manos que se movían inquietas, en un intento de acallar su mente indiscreta.

–Sí bueno, tengo exámenes ¿lo olvidas? – respondió tomando una bocanada de aquel cigarrillo –¿No deberías de estar con tus amigos? – preguntó sin interés.

–¿No deberías tú? – devolvió Amy encarándolo al fin.

–... Necesitaba un tiempo a solas – musitó Sonic con un dejo de obvia tristeza en su voz.

–Ohhh... Problemas relacionados a Fiona ¿ha? – soltó Amy de pronto, captando de forma inmediata la atención del erizo.

–¿Cómo... quiero decir, ¿Por qué lo dices? – preguntó Sonic asombrado por su acertada conjetura.

–El cigarro – explicó ella señalando el que tenía en la mano –Tú sólo fumas cuando tienes un problema con Fiona.

–¿Eh? – exclamó el erizo abriendo sus ojos de par en par ante la teoría de la eriza.

–¿Acaso no te habías dado cuenta? – curioseó Amy para verlo con cierta sorpresa –Las únicas veces que te he visto fumar es porque algo relacionado a Fiona te molesta, de lo contrario no lo haces.

Sonic dirigió su mirada al cigarrillo en sus manos, realmente jamás lo había notado antes. Endureció su mirada, dirigiéndola a aquel cigarrillo ardiendo entre sus dedos... ella tenía razón. Chasqueó molesto ante eso.

Sonic se percató que las únicas veces que su cuerpo le pedía aquella droga era para calmar su ansiedad y darle un poco de paz a su mente atribulada gracias a las acciones de la zorra.

–Sabes... – habló Sonic al fin con una sonrisa irónica –Fue ella quién me incitó a fumar – confesó pensativo. –Ella quería que me viera, ya sabes... "más genial" – explicó rodando los ojos, hastiado.

–Pues no te ves más genial – aseveró Amy duramente.

Sonic vio de reojo a la eriza quien tenía aquel puchero de molestia en su rostro, esbozando una media sonrisa por la mueca en su rostro, ese era la misma mueca que ponía cuando algo le desagradaba desde que era una niña.

–¿Sabes qué? – retomó Sonic sacando la cajetilla de cigarros que llevaba en su chaqueta y verlo con detenimiento por unos segundos para acto seguido lanzarla con todas sus fuerzas por los aires, lejos de él.

–¿Qué haces? – preguntó Amy mientras seguía con la mirada aquella cajetilla.

–Creo que es momento de renunciar a este mal hábito – respondió esbozando una sonrisa imperceptible mientras aquella cajetilla se perdía de su vista.

–¡¿Hablas en serio?! – inquirió Amy para verlo con emoción e incredulidad.

–Sí – reafirmó el erizo azul lanzando el cigarrillo que tenían en mano al suelo y pisarlo enérgicamente –Supongo que si debo de elegir algo que me mate, siempre puedo elegir la comida de Knuckles.

Amy rio divertida ante el comentario provocando que la atención del erizo azul se dirigiera hacia ella, y de sus labios una sonrisa se escapara ante el buen humor de la eriza.

–Supongo que ya no deberé de perfumar toda la habitación ahora que renuncias a ese mal hábito – dijo Amy sonriente.

–Supongo que no – concordó el erizo azul recostándose nuevamente sobre el abeto, soltando un suave suspiro –Sin tu perfume sobre mi ropa conseguir cientos de citas será pan comido – habló con un dejo de picardía y diversión.

–Hmph, muy gracioso – soltó Amy empujando su hombro contra el de él de forma amistosa, ocasionando que Sonic la volteara a ver de una forma diferente... con una mirada dulce y fija, mirada que la obligó a desviar la propia, incapaz de sostenérsela. Dirigió sus ojos a su reloj de pulsera, percatándose de la hora –¡Demonios!, tengo clase en 15 minutos – soltó apurada.

–Será mejor regresar – habló el erizo azul sin ánimos. –Amm... por cierto – continuó Sonic, provocando que la eriza detuviera su marcha apresurada –...Regresas hoy ¿Verdad? – murmuró a penas audible.

Sonic apartó su mirada de ella y en su lugar su atención la fijó en la mochila que yacía sobre el césped, sintiendo el estrepitoso tamboriteó de su corazón, uno qué no entendía a qué se debía. Un silencio prolongado lo hizo ver de reojo a la eriza, quien sobre sus labios tenía pintada una pequeña sonrisa mientras una suave mirada se posicionaba en sus orbes color esmeralda, viéndolo con gran dulzura, haciéndolo sentir avergonzado de sus propias palabras, unas que se habían escapado de su boca antes de pensar con claridad.

–Lo digo por tu comida – aclaró Sonic con un dejo de molestia en su voz y una falsa expresión de molestia.

–Sí, regreso hoy – respondió Amy divertida ante la adorable actitud de él.

–Bien – espetó el erizo azul, intentando sonar desinteresado –Supongo que te veré de regreso en casa – murmuró en suave voz, palabras que pintaron sus mejillas de un tenue carmín.

–...Sí – asintió Amy desviándole la mirada con aquella sonrisa que se abstenía de desaparecer –Nos veremos en casa.

Sonic regresó su mirada a ella. Los vientos que anunciaban el invierno jugaron suavemente con sus cortas púas, en un vals embelesante, mientras las hojas que caían de los árboles bailaban a su alrededor en una imagen que por un momento le robó el aliento.

Sacudió su cabeza con fuerza para colocar su mochila sobre su hombro y darle la espalda velozmente.

–Genial – soltó Sonic sin verla en ningún momento y empezar su marcha –Hasta entonces – dijo a modo de despedida según seguía su camino.

Amy no tuvo oportunidad de despedirse de él de ninguna forma, pues su marcha apresurada se lo impidió, aunque realmente no importó; él la quería de regreso... era la primera vez que eso sucedida y ahora ese cálido sentimiento la consumía por completo.

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Subió su mirada una vez más, dirigiéndola a la puerta del apartamento... nada. Vio con disimulo su reloj de pulsera, percatándose que pronto serían las siete de la noche. Sonic soltó un suspiro imperceptible mientras movía su pie de forma inquieta, impaciente.

–¡Miren y lloren! – habló Jet divertido lanzando su juego en el centro de la mesa de centro.

–¡¿Otro póker?!– se quejó Knuckles tirando sus cartas, malhumorado.

–Tres seguidos...– habló Tails con obvia sospecha.

–Les dije que nadie podía ganarle a Jet – les recordó Silver lanzando su juego sobre la mesa por igual, desganado.

–Ja, ¿otra partida, perdedores? – preguntó Jet para recoger los rings apostados.

–Paso – dijeron Tails, Knuckles y Silver al unísono.

Tails dirigió su atención a su amigo, quien seguía con aquellas cinco cartas en su mano y su mirada perdida en un punto fijo del cuarto.

–¿Sonic? – llamó Tails, despertándolo –¿Seguirás jugando?

–¿Eh? – exclamó para ver que todos habían tirado su juego –A no, no – dijo lanzando sus cartas por igual.

–¿Distraído o esperando algo? – inquirió el equidna mientras terminaba de vaciar su billetera para pagarle al halcón.

–Por supuesto que no – negó Sonic velozmente –Aburrido de que este tramposo se lleve nuestro dinero, es todo – reclamó con un dejo de molestia en su voz.

–Hey no culpes al juego o mí de ser el caso – se defendió el halcón –Que apestes para esto o básicamente para cualquier competencia donde yo esté involucrado no es mi problema.

–¡¿Cómo dices?! – vociferó Sonic iracundo.

–Lo que escuchas – espetó el halcón con una sonrisa arrogante.

–¡Si lo que quieres es una carrera sólo di el lugar y hora!

–¿Seguro que podrás llegar a tiempo? – devolvió Jet con un dejo de burla en su voz.

Ambos se vieron intensamente creando un aura de tensión en todo el apartamento, mientras los presentes sólo observaban la pelea en silencio, una que se había dado desde el primer día de Jet en aquel lugar.

–... ¿Qué está pasando?

–Mmm... nada fuera de lo normal – respondió Tails al susurro a sus espaldas –Ya sabes, lo mismo de siempre, Jet y Sonic compitiendo por ver quien... ¡¿Amy?! – soltó con asombro al ver a la eriza rosa quien admiraba la riña con genuina curiosidad.

La pelea acalló para que la atención se posicionara en la eriza, quien tenía traía en su mano una pequeña maleta y ahora yacía de pie en medio de la sala.

–¡Amy! – exclamaron Knuckles y Silver con emoción.

–¡Por fin regresas! – dijo Knuckles para abrazar efusivamente a la eriza, quien soltó su maleta ante el sofocante abrazo –¡No tienes una idea de lo que este nerd me ha hecho pasar! – se quejó para soltarla y quejarse efusivamente

–Hmph – bufó Tails cruzándose de brazos –...El castigo se volvió en mi contra – masculló molesto.

–¡Si vuelvo a cocinar algo más juro que...

–¡Estás loco si crees que te permitiré acercarte a la cocina otra vez! – interrumpió Tails las palabras del equidna.

Amy rio divertida ante la discusión, sintiéndose nuevamente en casa.

–Hey Amy – llamó Silver acallando la pelea entre el zorro y el equidna –Pensé que regresarías hasta dentro de un par de días más.

–Oh, bueno... – musitó para acto seguido dirigir su mirada a Sonic, quien se tensó ante la misma, desviándole la propia. –Ya los extrañaba, así que decidí volver antes – respondió Amy para ver a Silver al fin.

–Bueno, también nos has hecho falta – puntualizó Tails con una sonrisa.

–A mí no – se involucró Jet mientras terminaba de contar su dinero de la partida previa –Por fin he podido dormir apaciblemente sin los gritos de ustedes dos – se quejó para ver con molestia al erizo azul.

–Imagino que escuchar gritos es algo a lo que no estás acostumbrado, en especial con la situación con esa novia tuya – soltó Sonic para que una media sonrisa se formara en su rostro y una mirada soberbia se dirigiera al halcón.

–Al menos tengo una –devolvió Jet bufando victorioso.

–¡Hoy sí! ¡Date por...

–¡Hey Jet! – intervino Silver posicionándose frente al erizo azul en un intento de evitar un conflicto mayor –¿Acaso no tienes una cita con Wave en... 30 minutos? – le recordó amistoso.

–¡Maldita sea! – exclamó el halcón alarmado –¡Terminaremos esto después Hedgehog! – aseveró Jet para salir corriendo a toda velocidad por el apartamento.

Amy vio al halcón salir velozmente del apartamento mientras Silver intentaba tranquilizar a Sonic por la pelea previa; sonrió nerviosa, realmente era muy raro que ella tuviera cualquier tipo de interacción con Jet, en especial si Sonic estaba presente, pero cuando sucedía las peleas era algo habitual.

–Como sea...– habló Tails –¿Quieres pizza? – ofreció –Ya sabes, no tenemos donde cocinar por el momento, así que...

–Si no les importa preferiría ir a descansar – habló Amy restregando sus ojos con un dejo de cansancio en su voz.

–Por supuesto– dijo Tails con una sonrisa.

–Genial, entonces llevaré mis cosas a...

–Ven, déjame ayudarte con eso – interrumpió Sonic a la eriza rosa para tomar la maleta de sus manos y cargarla sobre su hombro.

–¡N-No es necesario! – expresó la eriza con alarmada por su accionar –¡Tus heridas! ¡Yo puedo...

–Estoy bien, andando – cortó Sonic para encaminarse hacia su habitación.

Amy volteó a ver a los chicos de forma instintiva, quienes alzaron sus hombros al aire ante la actitud del erizo azul; todos sabían lo terco que podía llegar a ser el erizo azul, en especial para comprobar que se encontraba en perfecto estado de salud. Sin objetar más, Amy lo siguió en silencio para adentrarse a la habitación que ambos compartían.

Sonic bajó su maleta al suelo; de pronto una extraña atmósfera se estaba formando entre ellos y no entendía muy bien por qué, pero lo hacía sentirse nervioso por alguna razón.

–Bien, recuerda sólo dos semanas tendrás acceso al baño – le recordó, intentando disipar aquella atmósfera entraña entre ambos –¡Y deberás cocinar esas dos semanas!

Amy se sonrió ante sus palabras.

–Lo sé, lo sé – asintió –Extrañas mi comida – rodó sus ojos con una sonrisa irónica, pues era algo que había enfatizado de sobre manera.

–... Tu compañía tampoco es mala – murmuró Sonic, sin poder encararla.

Un intensó color carmín cubrió las mejillas de la eriza, desviándole la mirada al acto, sintiéndose nerviosa de pronto ¿por qué ahora se sentía constantemente nerviosa a su lado?

–Ammm... – tosió suavemente la eriza, abochornada –Supongo que dormiré en la bolsa de dormir – habló riendo nerviosamente.

–¿Por qué harías eso? – inquirió Sonic alzando una ceja, sin comprender.

–Oh, ya sabes, porque necesitas descansar y...

–Estoy bien – resopló molesto –Yo dormiré en la bolsa de dormir.

–No, no, claro que no – se negó Amy para verlo con el ceño fruncido –Yo dormiré en la bolsa de dormir.

–¡Te lo he dicho antes, estoy bien! – enfatizó el erizo azul con molestia.

–Sí, y generalmente cuando me dices eso estás mintiendo – le reclamó Amy –¡Así que yo dormiré en la bolsa de dormir!

–¡Claro que no!

–¡Que sí! – insistió ella.

–¡Maldita sea por qué tienes hacer todo tan complicado!

La pelea se escuchó a voces por todo el lugar; de pronto aquel pacífico apartamento nuevamente se escuchaba caótico y concurrido, era bueno saber que eso esta vez no se debía a él o las constantes peleas con Knuckles. Tails amplió su sonrisa para ver de reojo la puerta que yacía entreabierta mientras aquella discusión seguía su rumbo.

–¿Es una broma? – soltó Knuckles en baja voz –Amy lleva aquí cinco minutos y ya están discutiendo – dijo con un tono lleno de cansancio.

–Sí... y creo que es exactamente lo que Sonic necesita – soltó Tails en susurro.

–¿Eh? ¿Cómo por qué necesitaría algo como eso?

Tails le sonrió a modo de respuesta para dirigir su mirada una vez más a los erizos que seguían en aquella discusión sin ganador aparente, una discusión que disfrazaba algo más.



¿Quería sonamy? ¡Les traje Sonamy! Al menos el inicio del Sonamy, no se preocupen, que apartir de este punto los sentimientos de ambos sólo serán cada vez más y más intensos.

Mis lectores, gracias a todos por sus fantásticas palabras, me llena mucho leer cada uno de sus comentarios y reviews, y en esta oportunidad quiero dedicar este hermoso sonamy a Mallen96, una fiel lectora que ha leído casi todas (sino es que todas) mis historias y me ha seguido durante bastante tiempo. Mallen96, espero este Sonamy te haya gustado :D

Tuve alguien que me preguntó en el capítulo anterior cuán larga sería esta historia, y para responder este comentario diré:

Realmente la historia no tiene una cantidad de capítulo hasta la fecha, aunque sé exactamente qué sucesos pasaran y cómo será el final. Tengo que admitir que este proyecto será el más largo que he escrito hasta la fecha y la cantidad de capítulos está tentativamente entre 30 a 40, así que sí, hay bastante fiction por delante.

Los preparativos para las vacaciones por el fin de semestre están empezando e invitados imprevistos se unirán a este viaje. Existen situaciones que se dan por casualidad, pero tus amigos pueden forzar al destino a jugar en tu contra... o a tu favor. Capítulo 24: El Videjuego.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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