Capítulo 15: La Comida
Terminó de trapear el piso mientras Amy se mantenía sin moverse en una de las sillas de la isla que tenían en la cocina, aún con aquellos ojos rojizos. Él sabía que no había mucho que le podía decir sobre lo que acaba de pasar, nada más que dejarla pasar el duelo de no estar con el erizo que amaba.
–No tuviste que hacerlo – murmuró Amy, captando la atención del erizo azul.
–No es problema – habló Sonic alzando los hombros en señal de desinterés –Además, es mi trabajo limpiar el apartamento hasta el otro mes – soltó con una voz de cansancio.
–Lo lamento... – murmuró ella cabizbaja.
Sonic la vio con cierta preocupación, no era normal ver a Amy de esa manera o tal vez tan sólo no le gustaba verla de esa manera.
Sonic soltó un suave suspiro para así dirigirse al refrigerador y de éste sacar diferentes ingredientes y ponerlos sobre el mostrador, captando la atención de la eriza.
–¿Qué te parece una cena? – preguntó Sonic con una sonrisa.
–¿Cómo dices? – cuestionó la eriza un tanto confundida.
–¿Pasta? – preguntó para enseñarle la bolsa de espaguetis.
–¿Tú cocinas? – cuestionó Amy incrédula.
–Quién crees que lo hacía antes de que tú vinieras – respondió Sonic divertido para empezar a calentar una olla con agua.
–¿Cuándo aprendiste? – curioseó la eriza al verlo empezar a picar diversas verduras y sazonar la carne.
–Mamá me enseñó – explicó Sonic mientras cocinaba algo con gran agilidad.
–¿Aleena? – soltó Amy con asombro por la pericia del erizo azul –, pero recuerdo que tú odiabas cocinar.
–Sí, bueno, me amenazó – explicó él con un mohín de molestia –No me dejaría vivir en mi lugar propio si no sabía cocinar.
–Suena algo que ella haría – dijo Amy con un amago de sonrisa. –¿Quieres ayuda?
–Nop – se negó el erizo para poner los ingredientes en la olla –Esta vez es mi turno – le dijo con una sonrisa galante.
Amy le desvió la mirada al acto ante aquella sonrisa, asintiendo con la cabeza en silencio.
Era la primera vez que Sonic hacía algo así por ella o por nadie más que ella supiera.
Subió su mirada para ver al erizo dominar los condimentos con pericia mientras en un sartén colocaba algo que no pudo distinguir, pero que olía muy bien. Amy cerró sus ojos dejándose embaucar por el mar de olores que ahora inundaban su nariz y a pesar de toda aquella tristeza que la acogía, una parte de ella se sentía feliz... nunca nadie había hecho algo así por ella, después de todo generalmente ella era quien cuidaba de otros, no al revés.
–¡Listo! – dijo el erizo de pronto, regresándola al presente.
Sonic le sirvió espaguetis a la boloñesa en un plato para decorarlo con una ramita de perejil.
–No es realmente nada elegante, pero espero que te guste – habló Sonic para sentarse a su lado y servirse por igual.
Amy tomó su tenedor un tanto tímida para así dar el primer bocado y así saborear una sensación de sabores y texturas espectaculares. Abrió sus ojos de golpe para ver el plato frente a ella, era realmente muy bueno. Una sonrisa se pintó en su rostro ante la calidez de aquella cena, cual abrazo silencioso. Amy sintió sus ojos inundarse nuevamente y sin poderlo evitar lágrimas traicioneras empezaron a resbalarse de sus los mismo de forma indeseable.
–¡¿Qué pasa?! – exclamó Sonic preocupado al verla llorar –¡¿Sabe tan mal?! – preguntó con preocupación.
Amy sacudió su cabeza suavemente para tomar otro bocado mientras aquellas gotas saladas mojaban sus mejillas.
–Está delicioso – explicó detrás de una sonrisa quebrantada y unos ojos que no dejaban de llorar –Muchas gracias... Sonic.
Sonic le sonrió aliviado, asintiendo suavemente con la cabeza.
–Arruinaras mi comida con esas lágrimas – regañó con una voz gentil.
–L-Lo lamento – soltó Amy para secarse los vestigios de su tristeza con su antebrazo.
–Ahora come, que se enfría.
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Tails llegó más tarde de lo que hubiera querido con todo lo que Amy le había pedido, una lista interminable de ingredientes que no entendía muy bien como cabrían en un pastel, pero esa tarde había llegado particularmente energética.
"¡¿Saben qué?! ¡¿Por qué no cocinamos algo?!"
Recordó que había dicho ni bien había entrado al apartamento. Algo se sentía particularmente extraño desde que había regresado, aún más porque les había dicho que se juntaría con Shadow para ir al cine esa tarde.
–Me pregunto si habrá pasado algo – murmuró el zorrito para abrir la puerta del apartamento y encontrar a Sonic lavando platos en el lavatrastos –¿Sonic? – dijo para caminar hacia él con las pesadas bolsas de compras –¿Dónde está Amy? – cuestionó dejando las compras sobre el mostrador.
–Se sentía algo mal y se fue a dormir – respondió cerrando la llave del agua –¿Qué demonios traes contigo? ¿Algún nuevo experimento? – preguntó Sonic para husmear las bolsas.
–No es mío, Amy me lo pidió para una nueva receta o algo así – se excusó soltando un suspiro de cansancio –En fin, mejor así; no creo poder manejar esos niveles de energía que tenía cuando vino al apartamento – habló Tails con un dejo de agotamiento en su voz –Me recuerda un poco a ti debo de admitir.
–Ja, Ja – soltó Sonic cual risa irónica rodando los ojos en señal de molestia –Muy divertido.
–¿Y tú qué haces aquí tan temprano? ¿No Fiona iba a celebrar tu cumpleaños? – preguntó el zorrito curioso.
–Me propuso ir a una fiesta en su fraternidad, pero no tenía ánimos de celebrar ahí, así que... – silenció dándose a entender.
–¿Tú? ¿Rechazando una fiesta de Fiona? – habló con sorpresa el zorro –¿Te sientes bien?
–¿Qué? ¿No puedo decidir pasar un viernes tranquilo en casa? – devolvió el erizo azul mientras guardaba los platos en su lugar con un mohín de irritabilidad.
–Bueno, claro – respondió el zorro quien no apartaba su vista del erizo azul –, pero tú nunca le dices que no a Fiona, aún cuando no tengas ganas de hacer algo.
–Pues hoy no estaba de humor – espetó Sonic molesto –Tal vez me he cansado de hacer únicamente lo que ella quiere.
Tails abrió los ojos con sorpresa, era la primera vez que Sonic decía algo así. Una genuina sonrisa de orgullo se pintó en el rostro de Tails ante las palabras del erizo.
–Es bueno escuchar al viejo Sonic de nuevo – murmuró el zorro.
–¿Eh? – exclamó Sonic para voltearlo a ver –¿De qué hablas?
–Es sólo que... bueno, desde que estás con Fiona muchas cosas tuyas cambiaron, te volviste... diferente – respondió Tails desviándole la mirada intentando no decir nada que pudiera ocasionar un malentendido –, pero es bueno verte haciendo cosas que amabas antes.
–No sé de qué hablas – masculló el erizo azul para regresar su vista a los platos por guardar.
–Tal vez una buena influencia llegó a tu vida.
Un escalofrío recorrió su espalda para ver la mirada divertida de Tails de reojo, haciéndolo tragar pesado.
–O tal vez sólo quería hacer algo diferente este maldito viernes – contestó ya molesto por el rumbo de la conversación.
–Sí, puede ser – concordó Tails con una expresión desinteresada, entiendo que seguir presionando sólo causaría una pelea innecesaria.
–Por cierto... – habló Sonic nuevamente, captando la atención del zorro –¿Puedo dormir en tu habitación hoy?
–¿Eh? ¿por qué?
–Es sólo que... – murmuró Sonic para dirigir la vista a su recámara. Algo le decía que Amy necesitaba un poco de tiempo a solas –Es sólo que estoy cansado de esa maldita bolsa de dormir – respondió al fin para verlo con una falsa molestia –Mi espalda me está matando.
–Amm... claro, no veo el problema – asintió Tails con la cabeza para dirigir su mirada al cuarto de Sonic, algo le decía que algo había pasado con Amy, aunque no creía que fuese una pelea entre ellos –Supongo que puedes ayudarme en un nuevo experimento que tengo en mente – accedió el zorro para caminar en dirección a su dormitorio.
–¿Otro? – se quejó Sonic siguiéndolo.
–Necesito de tu velocidad para hacer unas pruebas – explicó el zorro para adentrarse a su dormitorio.
Sonic vio de reojo su recámara de manera instintiva; una mirada de consternación se posó en sus pupilas. Soltó un suspiro imperceptible para así continuar su rumbo. Realmente esperaba que ese tiempo a solas le sirviera para terminar de sacar aquellas emociones que yacían aprisionadas en su pecho.
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Escuchó a lo lejos la alarma que le indicaba que ya iba tarde. Silver se levantó soltando un pesado bostezo y así ver la hora en su teléfono [6:35 am]. Si no se apresuraba iba a ir tarde a su primera clase; su alarma regular matutina llevaba días sin funcionar: Las escandalosas peleas de Sonic y Amy por el baño.
Silver salió a prisa de su habitación para así ver a Sonic y Amy desayunando mientras hablaban de algún tema trivial.
Desde hace una semana que ninguno de ellos tenía las típicas peleas que les quitaban el sueño a todos en el apartamento, pues generalmente para ese momento del día alguno de ellos estaba amenazando al otro de muerte. Era extraño.
–Pero debes de agregarle algo más – insistió la eriza con una libreta y pluma en mano.
–Te digo que es todo lo que le puse – replicó Sonic con un dejo de molestia.
–Amm... buenos días – saludó Silver para tomar asiento, interrumpiendo. Aún no se acostumbraba a esa nueva rutina.
–Knuckles está duchándose – indicó el erizo azul, haciéndole saber que debería de esperar su turno –¿Panqueques? – ofreció Sonic para pasarle el plato con la pequeña montaña de esponjoso pan dulce.
–Ah... sí, gracias – asintió Silver. No habría nada más que hacer que esperar.
–¡¿Sabías que Sonic cocina?! – preguntó Amy de pronto para verlo con seriedad, tomándolo por sorpresa.
–Ah... Sí – respondió Silver con una sonrisa nerviosa –Generalmente él hacía el desayuno, claro, sino tenía resaca – rememoró divertido.
–Eso explica por qué nunca cocinaste desde que vine – habló Amy pensativa, provocando que Sonic le lanzara un trapo de cocina a la cara –¡Oye!
–Ahora que lo pienso – habló Silver para tomar la miel de la mesa –¿Ninguno de ustedes tiene clase?
–Yo dentro de unos 45 minutos – respondió Amy viendo su reloj de pulsera.
–Yo no tengo la primera clase de hoy – dijo Sonic.
–¿Entonces qué haces despierto tan temprano? – cuestionó Silver sin comprender para fijar su mirada en el erizo azul –Además, ¿no te viste ayer con Fiona? – recordó el erizo plateado.
–Sí ¿por? – respondió Sonic para jugar desinteresadamente con su comida.
–¿Y regresaste temprano? – inquirió Silver con asombro –Es más, regresaste al apartamento.
–No debo de quedarme a dormir con ella cada vez que salimos ¿sabes? – espetó Sonic malhumorado por el interrogatorio.
Silver le dio una mirada inquisidora; no era nada normal que Sonic no pasara tiempo con Fiona o que Fiona fuera lo suficientemente comprensiva como para entender que él necesitaba un tiempo por su cuenta.
–Es sólo raro verte por aquí en las mañanas – murmuró Silver para que Sonic lo viera con molestia por sus palabras.
–...Es bueno tenerte aquí de vez en cuando – la suave voz de Amy interrumpió la pelea para que ambos la voltearan a ver por sus palabras.
Sonic le desvió la mirada ruborizándose tenuemente por el comentario, sin responder al mismo, mientras que Silver alzó una ceja ante las palabras de la eriza. Era la primera cosa amable y sincera que escuchaba decirle a Sonic, tal vez demasiado sincera.
–Creo que es mejor que me vaya – habló la eriza un tanto incómoda por las miradas persistentes sobre ella para así ponerse en pie y dejar sus platos en el lavatrastos –¡Gracias por la comida! – dijo Amy para tomar su mochila y correr hacia la salida.
–Pasa un feliz día – despidió Silver con una cálida sonrisa.
–¡Gracias, igual!
–Hey Ames– llamó Sonic, provocando que la eriza detuviera su carrera en la puerta – Tu teléfono – mencionó para con la mirada señalar al aparato sobre el mostrador.
–¡Casi lo olvido! – dijo la eriza para correr de regreso por el mismo –Por cierto, no olvides lo de hoy, prometiste...
–Sí, sí, sí – interrumpió Sonic para rodar sus ojos y resoplar molesto –Consigue las cosas y es un hecho.
–¡Cuenta con ello! – asintió Amy para despedirse con un ademán de mano –¡Ten un gran día, Sonic! – se despidió ella para salir aprisa.
Silver vio de reojo a su amigo, quien ahora mantenía su mirada sobre su plato de comida de manera insistente, casi huyendo de la suya.
–¿Qué habrá hoy? – preguntó Silver curioso.
–Amy insistió en que le enseñe un par de recetas de cocina de mi madre – respondió sin interés –Y hoy es el único día que tengo libre con los exámenes a la vuelta de la esquina – explicó el erizo azul para levantar su plato a medio comer de la mesa, dando por terminado su desayuno.
–Parecen que se han vuelto más cercanos – señaló Silver con una sonrisa encubierta.
–Vivo con ella, somos tan cercanos como cualquier compañero de piso – devolvió Sonic sin interés.
–Pues, me alegra verla tan feliz – continuó Silver mientras seguía su comida –La vi un tanto decaída el fin de semana pasado – recordó con un dejo de preocupación en su voz. Sonic lo vio de reojo con un semblante serio, sin opinar nada respecto a sus percepciones –También me percate que no dormiste en tu habitación durante tres días – retomó el erizo plateado con una expresión más seria en su rostro –No le habrás hecho nada para hacerla enojar ¿cierto? – cuestionó con una intensa mirada.
–¿Qué insinúas? – soltó Sonic al fin para voltearlo a ver confundido.
–Pues, no lo sé, he visto que tú y Fiona han estado un tanto distantes – habló Silver recibiendo una dura mirada por parte de Sonic –Y bueno, la relación entre Amy y tú ha mejorado mucho en este último mes... no sé... – pausó rascando la parte trasera de su cabeza con un dejo de vergüenza en su voz –Siento que ahora ves a Amy diferente... con otros ojos.
Sonic abrió sus ojos de golpe ante lo que su amigo intentaba insinuarle; un suave sonroje pintó sobre sus mejillas para acto seguido desviarle la mirada.
–No habrás hecho algo inapropiado para que ella estuviera así, ¿cierto? – acusó Silver para verlo con reproche.
–¡¿D-De qué demonios hablas?! – exclamó Sonic sonrojándose intensamente ante lo que Silver le proponía –¡Ella es sólo una amiga!
–Pues sé lo "cercano" que puedes ser con tus amigas– dijo Silver con un dejo de regaño en su voz –Sonic the Hedgehog, si piensas hacer algo indecente con alguien más por lo menos termina con Fiona antes de...
–¡Has perdido la razón! – vociferó Sonic molesto –¡Amy es sólo una amiga de la infancia a la que no veo de ninguna otra forma! – reiteró para verlo iracundo –¡Además, Fiona y yo estamos muy bien!
–Hey, hey, ¿qué está pasando aquí? – la voz de Knuckles vino a interrumpir la discusión de ambos.
Silver y Sonic voltearon a ver al equidna que salir del baño con una toalla enrollada en su cintura y el vapor del baño salir de sus espaldas.
–¡Puedes decirle a Silver que Amy yo somos amigos y que jamás la vería de otra forma! – pidió Sonic con su ira a flor de piel.
–¿Sonic y Amy? – repitió Knuckles para luego soltar una carcajada –Amigo, créele a Sonic, nunca nada pasara entre ellos – dijo el equidna para ir camino a su recámara –Amy lo intentó por años y Sonic jamás correspondió a ella ¿recuerdas cuando fingió tener aquel novio y...
–Sí, sí, sí – cortó Sonic irritado –El punto es que ella y yo somos eso, amigos, nada más.
–Es sólo que... no es común verte con amigas, es todo – murmuró Silver.
–Hmph... – bufó Sonic molesto –Amy es sólo una vieja amiga, nunca ha sido nada más y nunca lo será ¿comprendes?
–Cree en sus palabras– dijo Knuckles, quien tomaba camino a su habitación –Es más probable que Tails repruebe una clase a que Sonic vea Amy de forma diferente – apoyó por último para encerrarse en su recámara.
–Bien, bien, olvida lo que dije – dijo Silver cual disculpa.
–Te lo digo, Silver – habló Sonic para ir camino a su recámara –Sólo somos amigos y nunca pasará a nada más.
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Regresó al apartamento luego de su última clase para ver una vez más su celular y así leer lo mensajes de ese día:
–Hey Fi, ¿nos juntaremos a almorzar?– [8:12 AM]
–Hey ¿estás ahí?–[9:37 AM]
–Fi ¿todo bien?– [10:09 AM]
–¿Fiona?– [10:24 AM]
–Te llame varias veces pero no me manda a buzón ¿todo bien?– [12:17 AM]
–Termine mi última clase ¿estás libre?– [01:49 AM]
–Iré a casa por si quieres hablar... llámame...– [2:04 AM]
–Sonic–
Ningún mensaje o llamada de regreso. Esas últimas semanas las cosas entre ellos habían estado un tanto tensas y eso había hecho que su novia hubiera estado distante con él.
Sonic conocía a Fiona, si quería arreglarlo debería de tener un detalle muy grande y llamativo para que todo se solucionara.
–Tal vez para nuestro aniversario... – murmuró Sonic pensativo entrado al apartamento.
–¡Bienvenido, Sonic! – escuchó decir, alarmándolo –Regresaste antes de lo que pensé – habló Amy quien ya estaba en la cocina con aquella sonrisa entusiasta sobre su rostro.
–Ah... sí – asintió con la cabeza para caminar hacia ella –Al final ya no me junte a almorzar con Fiona – murmuró un tanto desganado para sentarse con aquella expresión pensativa en su rostro.
–¿Acaso están peleando? – inquirió Amy quien terminaba de acomodar los ingredientes que usarían ese día.
Sonic negó suavemente con la cabeza, con aquella mirada consternada.
–O tal vez sí... – se contradijo –No lo sé – confesó soltando un pesado suspiro.
–¿Pasó algo? – indagó Amy para tomar asiento al lado del erizo azul.
–No realmente– respondió en susurro –Es sólo que, después de mi cumpleaños ella... o mejor dicho yo... – calló Sonic endureciendo su mirada – ¿Crees que exageró? – inquirió el erizo azul para voltearla a ver en busca de auxilio.
–Amm... – murmuró Amy nerviosamente, no estaba realmente segura sobre en qué creía Sonic estar exagerando –Creo que– empezó carraspeando su garganta sutilmente –Si algo te molesta es bueno hablarlo con tu pareja, aunque pueda parecer una exageración.
–... Hablarlo– repitió Sonic pensativo.
Amy lo vio perderse en un mar de pensamientos, lo conocía suficiente como para saber que aunque su cuerpo estuviera ahí, su mente había salido del apartamento; Sonic llevaba un par de días con aquella mirada taciturna y actitud sosegada, era más que obvio para ella y para cualquier otro que las cosas con Fiona no estaban bien.
–Voy a comenzar – habló la eriza rosa para ponerse de pie de un salto y encaminarse al horno, precalentándolo.
–¿Ah? – exclamó Sonic, trayéndolo de regreso –, pero aún no me has dicho qué quieres...
–Será un pastel – interrumpió para verlo sonriente.
Sonic alzó una ceja, confundido, para luego soltar un suave suspiro.
–Lamento informarte Amy que entre las recetas que mi madre me enseñó los pasteles no entraban como comida saludable y apta para un joven soltero – habló burlesco al rememorar las palabras de su madre.
–Lo sé– asintió Amy buscando los ingredientes y guardando aquello que no usaría –, pero te debo un pastel ¿recuerdas?
Los ojos de Sonic se abrieron con obvia sorpresa ante sus palabras, viéndola con cierta conmoción por las mismas.
–¿Qué? – inquirió Amy al notar la expresión desorbitada del erizo azul.
–Es sólo que... – murmuró Sonic desviándole la mirada, apenado –No creí que lo recordaras – dijo apenas audible.
–¿Cómo olvidarlo? – dijo la eriza rosa con emoción –Sé lo mucho que amas celebrar tu cumpleaños y el pastel siempre fue tu parte favorita, bueno, y los regalos de tu madre – señaló divertida.
–¡E-Eso era antes! – se excusó el erizo sonrojándose intensamente, avergonzado por sus palabras.
Amy le sonrió divertida a manera de respuesta para continuar con el ir y venir. Sonic le frunció el ceño para así bufar con una falsa molestia, cruzando sus brazos sobre su pecho.
–Me haces sonar como un niño – reprochó el erizo azul con una falsa molestia.
–A mí me gusta mucho los animales de felpa y los parques de diversiones – habló Amy batiendo la mezcla achocolatada –Eso no me hace una niña, sólo son mis gustos – explicó para verlo seriamente –No tiene nada de malo que te guste que te celebren tu cumpleaños o que tu madre tenga buen gusto para darte regalos.
–Mejores que los de Shadow, eso es seguro – reconoció Sonic –Aún recuerdo la vez que me dio una araña en una caja con una moña roja.
–¡Lo recuerdo! – rio Amy ante la memoria –¡Fue cuando cumpliste 15!
–Nunca más volví a aceptarle nada – se estremeció con desagrado ante el recuerdo que aún lo atormentaba de tanto en tanto.
–Creo que lo hizo para evitar darte regalos – dijo Amy sonriente –, pero recuerdo que para su cumpleaños tú siempre... – La sonrisa que había tenido hasta entonces se apagó al igual que el sonido de su voz, para que de nuevo aquella mirada taciturna invadiera sus pupilas. –... Eran fiestas divertidas – concluyó con el tema con una sonrisa entristecida.
Sonic se percató del radical cambio de actitud de la eriza; aunque no habían hablado sobre el incidente en la cocina de hace una semana, Amy se miraba sobrellevando mejor su reciente corazón roto, aunque aún tenía episodios nostálgicos como ese; seguramente de recuerdos que la habían hecho enamorarse del cabeza dura de su hermano.
Soltó un pesado suspiro para así caminar hacia la eriza que ahora yacía sumergida en los brazos de la nostalgia y la desilusión.
–¡Dame eso! – ordenó el erizo azul arrebatándole la mezcla que tenía en las manos –Lo estás haciendo mal.
–¿Eh? – despertó Amy de golpe ante el regaño de Sonic –¡C-Claro que no!
–No sabré de repostería, pero sí sobre cómo se debe de mezclar la masa de manera homogénea – explicó Sonic con un dejo de arrogancia en su voz –Tú ve y busca una botella de champagne.
–¿Para qué?
–¡Qué sería de un buen pastel sin alcohol! – celebró Sonic divertido.
–¡Ni se te ocurra arruinar mi receta! – amenazó Amy alarmada –¡Devuélveme mi mezcla! – ordenó para intentar arrebatársela.
–Ya te dije que no eres buena para esto – habló Sonic entre risas evadiendo a la eriza que intentaba quitarle el tazón que tenía en las manos.
–¡Claro que sí! – aseveró Amy inflando sus mejillas y fruncir el ceño.
Sonic rio divertido ante el puchero infantil de ella, una risa dulce que provenía desde lo más profundo de él; Amy borró aquella expresión de molestia para admirarlo en silencio por unos cuantos segundos y luego reír calladamente, contagiada del buen humor de él.
–Supongo que no tiene caso competir contra ti – admitió Amy soltando un suspiro –, pero al menos déjame probarla para saber si no necesita más azúcar – pidió amablemente.
–Bien, bien – asintió Sonic con la cabeza para entregarle la paleta con la mezcla –Lo último que necesito es que arruines... – Amy tomó lo paleta con una sonrisa para con un ágil movimiento cubrir de chocolate la nariz del erizo azul, desconcertándolo por dicha acción, interrumpiendo su regodeo.
Amy soltó una carcajada ante su expresión perpleja y rostro manchado de chocolate, que debía admitir tenía un cierto aire infantil y hasta cierto punto adorable.
–¡Te arrepentirás de eso Amy Rose! – juró el erizo azul con una sonrisa victoriosa y una mirada competitiva –¡Ven acá!
Amy evadió tan bien como pudo al erizo quien ahora intentaba embarrarla de mezcla de chocolate. Rieron divertidos en un vals de atrapa y escapa. El apartamento se llenó de risas y bromas dándoles a ambos un descanso de su atribulada mente y de aquellos sentimientos de desasosiego que les habían quitado la paz.
–¡Te tengo! – exclamó Sonic victorioso.
Tomó su muñeca en el aire para acorralarla contra el refrigerador y como acto instintivo pegar todo su cuerpo contra el de ella, evitándola de seguir escapando de él para así quedar a centímetros de la eriza.
Todo acalló... las bromas, las risas... incluso el sonido de la noche silenció, atento a lo que pasaría después.
Amy tenía su respiración agitada al igual que él; sentía su pecho que se expandía y contraía, golpeteando el de él en cada respiración que daba. Sintió su cálido aliento sobre su rostro, así como la presión de su cuerpo contra el de ella y así, admiró en silencio aquellos ojos que ahora la miraban fijamente, sin pronunciar palabra alguna, embelesada por su presencia.
¡Capítulo listo con extra de Sonamy! Muchas gracias a todos por sus comentarios he recibido reviews y comentarios sobre el capítulo pasado muy conmovedores donde compartieron su experiencia y un poco de ustedes conmigo, realmente me hace muy feliz que esta historia los ha tocado un poco, pues estoy disfrutando mucho escribirla.
En fin mis queridos lectores, su autora se despide, esperando leerlos nuevamente, hasta entonces, Kat fuera.
Un café, una salida, una amiga, elecciones que marcarán de manera que no pueden imaginar su vida; elecciones que está cambiando la dirección de sus corazones. Capítulo 16: Elecciones.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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