Capítulo 13: Sentimientos
Gritos distantes lo alarmaron para así buscar a los demás miembros de aquella excursión, él sabía mejor que nadie que pasear a solas por The Angel Island podía ser peligroso.
Knuckles regresó al campamento, asegurándole a Tails que le avisaría de cualquiera novedad. No vio señales de Amy o Sonic, sin embargo, Rouge, al igual que él, parecía haber escuchado los ecos distantes, pues yacía parada en medio del campamento con aquella expresión atenta.
–¿Lo escuchaste tú también? – preguntó la murciélago al verlo aproximarse.
–Amm... sí – asintió el equidna un tanto resistente de entablar una conversación con ella.
Knuckles le desvió la mirada, un tanto incomodo, después de todo no habían cruzado palabra alguna desde su pelea aquella mañana.
–Parece que Sonic y Amy tienen una interesante aventura – murmuró Rouge con un esbozo de sonrisa.
–Últimamente ese parece ser el caso – apoyó el equidna –Por lo que he visto el incendio en el apartamento de Amy vino a limar asperezas entre ellos.
–Sí... – murmuró Rouge para sentarse sobre uno de los troncos alrededor de la fogata –Suena a que se están divirtiendo – habló con una sonrisa.
–¿Cómo sabes? – preguntó curioso para acercarse un poco más.
Rouge le dirigió una mirada amena señalando sus orejas para ampliar su sonrisa.
–Mi oído es muy bueno – respondió al fin –Así que no te preocupes, están bien.
–Oh... – murmuró Knuckles asintiendo con la cabeza dando por terminado su breve encuentro –Entonces le diré a Tails...
–¿Recuerdas cuando tú y yo teníamos aventuras así? – soltó Rouge al viento, captando la atención del equidna.
Rouge elevó su mirada al cielo para sentir la suave brisa de verano acariciar su rostro y revolver su corto cabello blanco. Las estrellas resplandecían desde el oscuro firmamento, cuales diamantes resplandecientes; un tesoro que sólo podía admirarse en un lugar apartado como lo era ese.
–Hablamos sobre las más alocadas teorías que imaginábamos de cómo sería el mundo allá afuera... lleno de aventuras y tesoros – habló la murciélago con una mirada nostálgica.
Knuckles admiró a la murciélago desde la distancia, robándole el aliento ante la suavidad de sus facciones y el brillo peculiar en su mirada.
–Umm... – murmuró para asentir con la cabeza.
Una parte de él sabía que debía de regresar con los otros y mantenerla apartada de él, como se había prometido, sin embargo, otra le suplicaba quedarse tan sólo un poco más... parte que parecía ganar contra su sano juicio y raciocinio.
–Recuerdo que siempre llegabas al techo de mi casa y me sacabas de mi habitación en medio de la noche – se quejó Knuckles desviándole la mirada con un tenue sonroje en sus mejillas.
–Recuerdo que la noche que no lo hice me reclamaste al día siguiente – se excusó Rouge para rodar sus ojos con molestia.
–Bien, bien – soltó Knuckles para caminar hacia ella y sentarse a su lado –... puede que yo también hubiera esperado esas visitas – admitió el equidna admirando las estrellas junto a ella –Siempre te gustó hacer cosas alocadas – reconoció con una pequeña sonrisa.
–¿A mí? – inquirió Rouge con un dejo de asombro – Yo no fui la única que hizo cosas alocadas, ¿o ya olvidaste el viaje a Top Hill?
–Ni me lo recuerdes, el frío fue peor de lo que imagine – rememoró Knuckles para estremecerse ante el recuerdo.
–¿Y qué me dices esa semana en The Wild Canyon?
–¡Eso lo planeamos juntos! – se excusó el equidna apresurado –Además, encontramos aquel extraño rubí en uno de los sitios de excavación, que si no mal recuerdo te deje conservar.
–Era lo mínimo que podía esperar luego que decidiste que hiciéramos el viaje en clase económica – le reclamó Rouge –Viajamos con pollos durante 16 horas – se quejó para que una expresión de disgusto se pintara en su rostro.
Knuckles rio ante el recuerdo para ver la expresión molesta de la murciélago.
–No pudiste comer pollo por un año – rememoró entre risas –Recuerdas cuando llegamos a ese lugar había un gran gato morado que nos pidió buscar a... ¿cómo se llamaba?
–¿Froggy? – espetó Rouge para rodar sus ojos, irritada –Claro que sí, el pago no fue suficiente.
–Pero nos regaló el almuerzo– defendió Knuckles para que una sincera sonrisa se pintara en sus labios.
Rouge observó la actitud relajada del equidna, provocando que una sonrisa le fuera arrebatada ante la buena actitud de él; por primera vez la pelea entre ellos parecía haber quedado atrás.
–Recuerdo la primera vez que me trajiste aquí y me enseñaste este lugar – murmuró Rouge con suavidad, rompiendo el silencio entre ellos –Fue la primera vez que tú yo... – carraspeó su garganta, sonrojándose ante el recuerdo –Ya sabes...
Knuckles se sonrojó intensamente sin poder evitar que una sonrisa se pintara sobre sus labios ante dicho recuerdo.
–Sí... – asintió el equidna suavemente con la cabeza –Estoy seguro de que mis antepasados me han vetado un lugar junto a ellos luego de lo que pasó en esas ruinas – murmuró.
Rouge soltó una suave risilla ocasionando que el equidna viera de reojo a la murciélaga, imitándola, riendo por lo bajo.
El cantar de los grillos y el crepitar de la fogata inundaron de sonidos el desolado campamento, mientras ambos mantenían su mirada en el firmamento, incapaces de encararse, o tal vez, con miedo de sentir más de lo que ya lo hacía si se miraban a los ojos.
–... ¿Por qué no podemos seguir así? – preguntó Rouge en susurro; provocando que el equidna la volteara a ver con genuina sorpresa.
Rouge tragó pesado, sintiendo como la mirada violeta de él se mantenía sobre ella, pero a diferencia de las previas oportunidades donde ella había sacado a relucir el tema, esta vez no sentía su mirada iracunda.
–Porque estoy enamorado de ti – confesó el equidna sin reparos.
Rouge lo volteó a ver al acto para que un manto carmín pintara sus mejillas bronceadas. Los ojos violetas de él la observaban con detenimiento con aquella expresión impasible, haciéndole saber que hablaba en serio.
–Y esa es la cosa Rouge – continuó –Cuando uno está enamorado, está dispuesto a arriesgarlo todo... a luchar contra la incertidumbre – explicó soltando un pesado suspiro –Dar un salto de fe hacia lo desconocido... sabiendo que todo puede acabar, sabiendo que pueden romperte el corazón –musitó para que sus ojos se engancharan con los de ella –Y ese es el problema... – dijo cabizbaja –Que yo estoy dispuesto y tú no.
–N-No es eso... es sólo que... lo que tenemos ahora, nosotros...
–Es sólo que – interrumpió Knuckles para desviar su mirada a su regazo –Una vez que me admití a mí mismo lo que sentía por ti, todo cambio... – reveló sintiendo sus mejillas arder ante la confesión –Y sé que arruine las cosas debido a esto, pero no pienso seguir ocultado lo que siento, ni negándomelo un día más; esta vez no – aseveró –Es un todo o nada – aseveró con un semblante frío –Y si no puedo tenerlo todo... entonces será nada, sin matices grises.
Rouge lo observó ponerse en pie, incapaz de pronunciar palabra alguna para detenerlo. Su corazón le gritaba decir algo, pero su mente... su mente lo prohibía.
–Ya comenzó – soltó el equidna, para que ella lo viera confundida hasta que él señaló el cielo.
Cientos de estrellas fugaces alumbraron el firmamento en una de las demostraciones más bellas que la madre naturaleza podía tener.
–Deberías de subir con los demás – habló el equidna para comenzar su camino de regreso –Shadow apenas si intercambia palabra alguna con alguien – dijo tan casual que parecía que su conversación previa no hubiera pasado –Estoy seguro que si estás junto a él eso cambiaría.
–E-Espera– balbuceó para ponerse en pie –Él y yo...
–Son un gran equipo – interrumpió Knuckles viéndola de reojo –Estoy seguro que él podrá ocupar cualquier lugar que quede vacío ahora que hay una vacante – completó para seguir su camino.
Rouge se quedó ahí, de pie, en silencio. Sabía exactamente lo que debería de decir para que él borrara aquella ridícula idea de su cabeza... y era lo único que no podía hacer. Así, lo vio partir en silencio, entendiendo que esa sería la última vez que compartirían alguna aventura a su lado.
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Amy salió de su tienda de acampar con aquellas pesadas ojeras en sus ojos, pues su compañera roncaba tan fuerte como un tractor. Bostezó pesadamente para ver el cielo teñido de violeta; estaba empezando a amanecer y con suerte había podido tener más de una hora seguida de sueño.
Observó a sus alrededores y notó que todos aún seguían dormidos, o eso se le asemejó hasta que vio el lugar donde Shadow acampó a la intemperie, vacío. Parecía que se había levantado temprano.
–¿Habrá ido a caminar? – se cuestionó la eriza para empezar a caminar en los alrededores en busca del erizo negro.
Amy siguió su camino cuando distinguió una silueta a la distancia. Una sonrisa se esbozó en su rostro para así acercarse apresuradamente a la misma y poder distinguir a Sonic sentado sobre la tierra, recostado contra uno de los troncos con su vista perdida en el horizonte. No era el erizo que esperaba ver.
Luego de la lluvia de meteoros él le había dicho que era momento de regresar con los otros junto a una amenaza sobre no decir nada respecto a lo que había pasado en ese lugar, la cual fue dada por él con gran seriedad; aunque no era necesario pues ella no tenía intenciones de mencionárselo a nadie.
–No me digas que dormiste aquí – preguntó Amy acercándose al erizo, quien se exaltó al escuchar su voz.
–¿Qué haces despierta tan temprano? – cuestionó Sonic con asombro.
–Rouge no me dejó dormir en toda la noche – se quejó la eriza para dejarse caer sentada a su lado, irritada –Sus ronquidos son peor de lo que recordaba.
–Él único capaz de soportarlos es Knuckles – concordó –Ese equidna duerme como una roca.
–¿Por qué lo dices?
–Se ha quedado con Knuckles una que otra noche, ya sabes...
–¡Oh! – exclamó Amy sonrojada entendiendo a qué se refería provocando que él le sonriera divertido –Bueno ¿y tú qué haces despierto? – cambió el tema.
–Sólo... no podía dormir – murmuró Sonic para alzar su vista al cielo.
–¿Demasiado diversión para un solo cumpleaños? – bromeó ella divertida.
–Con ustedes tortugas, eso es imposible – se quejó el erizo azul.
Amy rio por lo bajo para que de nuevo la aquella expresión seria se posara en el rostro del erizo, una que empezaba a consternarla
–Entonces... ¿pensando? – indagó Amy para acercarse un poco más a él, quedando hombro con hombro.
–Tal vez... sintiendo – respondió Sonic en un suspiro.
–¿Quieres compartir algo?
–¿Parece que quiero compartir algo? – devolvió él para verla con disgusto.
–Pues no parece que quieras quedarte callado – contestó ella con una falsa expresión de molestia, provocando que Sonic rodara los ojos en señal de molestia –No tiene que ser sobre ya sabes quien, puede ser sobre... ammm...– pausó pensativa –¡Ya sé! ¿qué tal te has pasado tu cumpleaños número 23?
–Bien– espetó Sonic cortante.
–Bien no es un sentimiento – recalcó la eriza.
Sonic la volteó a ver para fruncirle el ceño, era obvio que estaba presionándolo demasiado.
–Bien, no compartas nada – se resignó la eriza rosa en un pesado suspiro –Entonces... Qué tal si me cuentas una historia.
–¿Cómo dices? – inquirió Sonic para verla confundido.
–Como antes, ¿recuerdas? – dijo Amy con una suelta sonrisa –Cuando íbamos a esos campamentos de verano siempre nos sentábamos alrededor de la fogata y tú nos contabas historias de los lugares que habían ido Shadow y tú en vacaciones o cosas así – rememoró con emoción.
–¿Por qué quieres que haga eso?
–Tal vez porque estoy aburrida y sé que no me dirás nada más – respondió Amy cual queja para lanzar su vista al cielo teñido de violeta – O tal vez porque me gusta como cuentas tus aventuras... – murmuró para suavizar sus facciones.
Sonic la observó atento, soltando un suave suspiro. Era mejor que hablar sobre todas las emociones que ahora golpeaban su mente y corazón.
–Bien – accedió a regañadientes, para así pensar por unos instantes sobre alguna aventura o historia que contarle como hace muchos años atrás tendía a hacer. –Hace dos años conocí Seaside Hill – empezó –Una ciudad que está a la orilla del mar, casi todo está hecho de roca. Puedes ver a las orcas saltar en medio del océano en un vals hermoso; ahí, Knuckles y...
–¿Fuiste con Knuckles? – inquirió Amy para acomodarse sobre su hombro y entrecerrar sus ojos.
–Sí – asintió Sonic viendo de reojo a la eriza quien empezaba a bosteza –Silver, Knuckles, Tails y yo decidimos tomar este viaje poco después de graduarnos de preparatoria – recordó para que una genuina sonrisa se pintara en sus labios –¡Hubieras visto! Un cangrejo picó a Knuckles en...
Sonic silenció al ver a la eriza suspirar profundamente y verla yacer dormir plácidamente sobre su hombro; obligándolo a ampliar su sonrisa, pues recordaba que en los campamentos cada vez que él contaba una historia ella siempre encontraba la forma de quedarse dormida mucho antes de poder terminarla.
–Fue un gran viaje – susurró para acomodarse junto a ella –Casi tan bueno como este – murmuró Sonic sintiendo sus párpados empezar a cerrarse lentamente.
Sonic escuchó la apacible respiración de ella junto con el cantar de los pajarillos y el agradable sonido del río. Sentía la calma y la paz del exterior, una que no podía disfrutarse en la ciudad. Cerró sus ojos por un instante para poder disfrutar de su alrededor y en algún momento de aquella meditación caer profundamente dormido.
*-*-*-*-*
Escuchó murmullos que empezaban a hacer cada vez más fuertes para así abrir sus ojos lentamente y ver una inusual escena. Sonic abrió sus ojos por completo para distinguir a sus amigos verlo con cierta sorpresa, extrañándolo ¿qué hacían todos de pie frente a él?
–¿Rouge? – escuchó la voz adormitada de Amy.
Sonic volteó a ver sobre su hombro y ver a la eriza que empezaba a despertar, quien al sentir su mirada sobre ella lo vio también con cierto asombro; ambos se habían quedado dormido.
Exclamaron un grito ahogado para así separarse velozmente cayendo de espaldas.
–¿Acaso pasaron aquí la noche? – preguntó el zorro.
–¡Claro que no! – respondieron al unísono.
Ambos se voltearon a ver para sonrosarse suavemente por la sincronización de sus palabras.
–A la intemperie ¿Eh? – soltó Rouge con una sonrisa picara.
Amy sintió su rostro enrojecer por completo ante lo que ella proponía y el temor de que Shadow lo escuchara la consumió.
–¡P-Por supuesto que no! – negó poniéndose en pie velozmente –¡S-Salí a ver el amanecer gracias a que alguien no me dejo dormir ayer! – se quejó.
–¿Y exactamente como eso terminó...
Las palabras de Knuckles se vieron cortadas gracias a la mirada intensa del erizo azul quien sacudía su camiseta.
–Nos topamos en el mismo punto para ver la salida del sol – explicó Sonic seriamente.
–Después de todo no han dormido bien desde tu cumpleaños ¿no es así Sonic? – señaló Tails con falsa inocencia.
Sonic se tensó ante las palabras del zorro, que, aunque tenían un aire inocente, sabía que no lo eran. Lo volteó a ver con gran sonroje para que la sonrisa de Tails se ampliara de forma amistosa y mirada cómplice.
Los mataría a todos.
–¡Es momento de desayunar! – dictaminó Silver para tomar empujar amistosamente a Tails y a Knuckles lejos de Sonic, de regreso al campamento –Amy, ¿no dijiste que prepararías algo?
–Claro – asintió Amy intentando dejar la vergüenza de aquel bochornoso momento –Sólo hay que esperar que Shadow...
–Shadow se fue – soltó Tails de pronto mientras continuaba con su camino de regreso.
–¿Cómo dices? – se involucró Sonic.
–Sí, dejó una nota – habló para sacar aquel papel doblado –Tuvo una emergencia y se fue muy temprano de regreso a la ciudad – explicó alzando los hombros en señal de desinterés y seguir su curso junto a los otros.
–¿Emergencia? – repitió Sonic para tomar aquel papel y leer su contenido.
–¿Pasó algo en casa? – inquirió Amy acercándose al erizo azul.
–No lo creo, me hubiera buscado – respondió el erizo azul –Seguramente fue algo personal, ya sabes como es.
–Oh... claro – murmuró Amy con desánimo, ahí iba su fin de semana con él.
–Ahora deberá de ir al apartamento a reponerme esto – espetó Sonic con una expresión de falsa molestia, captando la atención de la eriza –...A comer ese pastel que prometiste – murmuró el erizo para verla de reojo.
Los ojos de la eriza se iluminaron ante lo que ahora le proponía para así asentir con la cabeza.
–...Tripe chocolate – susurró Amy con una pequeña sonrisa, ocasionando que el erizo se ruborizara suavemente.
–¡Ahora vamos a desayunar! – ordenó Sonic para encaminarse junto a los otros dejándola atrás –¡Que tengo un día cargado de actividades nuevas! – dijo animado para escuchar un gimoteo de queja de sus amigos –¡Oh vamos, aún nos falta mucho por hacer!
Amy observó al típico Sonic con aquella sonrisa radiante ocasionando que la suya se expandiera; sin lugar a duda tenerlo de regreso en su vida era mejor de lo que pensó.
Debo de ser honesta, estuve tentada de subir este capítulo hasta mañana (pues aún me hacían falta ver un par de correcciones) pero las palabras de una silenciosa, pero una importante lectora, vinieron a mi cabeza como un recordatorio constante, pues me dijo que no dormiría hoy hasta leer este capítulo, y por eso, Debora Paredes, te dedico este capítulo como agradecimiento a cada uno de tus mensajes y apoyo con esta historia.
Bien, ¡el campamento se ha terminado! Las relaciones entre nuestros protagonistas están cambiando poco a poco y las cosas están por ponerse aún más interesantes, el retorno a la ciudad traerá muchos cambios y nuevos retos personales que cada uno deberá de ver la manera de sobrellevar; así que mis queridos lectores los leeré el otro viernes!!! Hasta entonces Kat fuera.
Una celebración atrasada de cumpleaños será el epicentro de cambios en la vida de todos él y el final de todo, un corazón está a punto de romperse en dos. Capítulo 14: Mi Lugar en Su Vida
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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