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Capítulo 12: Mis Preciados Amigos


Rouge había intentado entablar una conversación con Knuckles durante su pequeña expedición, pero él o respondía con un vago movimiento de cabeza o con una exclamación monosilábica. Era obvio para ella que Knuckles no pensaba dejar atrás la absurda pelea que ahora mantenían.

Intentó encarar el problema hablándolo sin rodeos, pero eso únicamente pareció haber empeorado éste.

–No estoy ciego, Rouge – le devolvió con una seria expresión para que ella lo viera con confusión –Sé lo de ustedes dos, déjalo así – concluyó para continuar su marcha.

Rouge se sonrojó con intensidad ante lo que ahora Knuckles proponía para así fruncir el ceño y verlo iracunda.

–¡¿De qué demonios estás hablando?! – vociferó furiosa.

–Se llevan mejor de lo que nosotros nunca lo haremos, estás con él todo el tiempo y...

–¡Eso es porque somos buenos amigos! – se defendió Rouge para seguirlo de cerca con aquel pesado balde de agua. –¡Nosotros no...

–No me interesa Rouge – cortó Knuckles para verla intensamente –Tus amoríos o vida privada es asunto tuyo – espetó para arrebatarle el balde agua que tenía en sus manos –Y luego de mañana no deberá de escuchar nada de eso nunca más – prometió para continuar su camino.

Rouge lo vio alejarse, ya sin más que decir. Él no pretendía escuchar nada y ella por fin se había cansado de intentar arreglarlo. Eso era todo.

–¡Como quieras! – vociferó iracunda, sin detener la marcha del equidna quien regresaba al campamento –...Como quieras– murmuró sintiendo sus ojos humedecerse y una opresión familiar en su pecho consumirla.

–... ¿Rouge?

La voz de Amy la alertó sobre su presencia para. Rouge buscó con la mirada a la eriza rosa parada a unos cuantos metros de ella y así con una mano borrar los vestigios de sus sentimientos a flor de piel.

–¿Ya regresaron con Shadow? – cuestionó Rouge sin dejar de frotar sus ojos. –Eso si que fue rápido – retomó para verla con una perlada sonrisa.

–Ah... sí – asintió suavemente –¿Todo está bien entre tú y...

–¡Ven! – interrumpió Rouge para tomar su muñeca velozmente y obligarla a caminar –Según escuche Sonic tenía planeado cientos de actividades para...

–Rouge – paró Amy en seco para soltarse de su agarre. –... ¿Pasó algo? – le preguntó a suave voz, entendiendo perfectamente a qué se refería.

–No, no, por supuesto que no ¿qué podría pasar? – Una sonrisa forzada se pintó sobre sus labios en un intentó de ocultar los verdaderos sentimientos que ahora la agobiaban.

–Tal vez ese es el problema... que no pasó nada – habló Amy suavemente.

Rouge le desvió la mirada agachando sus orejas, sintiendo aquel dolor agudo en su lacerado corazón de nuevo hacer incapie en ella.

–Es lo que es – espetó Rouge seriamente –Y no será nada más – aseveró con una dura mirada.

–¿Rou...

–¡Ahora andando! – interrumpió con aquella energía vivaz –¡Me prometieron tesoros y no pienso perdérmelos! – dijo tomando su muñeca nuevamente y obligándola a continuar.

Amy la siguió torpemente, viendo como Rouge se encerraba en sí misma nuevamente. No había opción, intentaría hablar con ella más tarde, sólo esperaba que esta vez ella le permitiera acercársele.

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Se dejó desplomar sobre la tierra mientras observaba a Tails encender la leña que habían recolectado aquella mañana con un nuevo ingenioso invento al cual nadie le prestó atención mientras explicaba su complicado funcionamiento.

–Estoy exhausta – se quejó Rouge sintiendo como todo su cuerpo pulsaba de dolor. –¿Es qué acaso Sonic no se cansa? – preguntó para voltear a ver Amy, quien yacía a su lado igual de exhausta –Una cosa es caminar, pero él... Rayos...

–Al menos nos detuvimos a descansar – defendió la eriza rosa mientras terminaba de hidratarse con una botella de agua. –Una vez – soltó con pesar.

–Por cinco minutos – recordó la murciélago resoplando molesta.

–¿Ustedes también creen que esto fue una mala idea? – inquirió Silver quien llegaba para desplomarse al lado de Amy soltando un suspiro de cansancio.

–Amigo, prefiero la fiesta sin lugar a duda – apoyó Knuckles soltando un pesado suspiro; tomando asiento a la par del erizo plateado.

–Vamos chicos, esto es importante para Sonic – habló Tails uniéndose a la conversación.

–No estoy segura de aguantar otro día a su ritmo – murmuró Rouge quejumbrosa.

–¿No me digan qué están cansados? – la voz de Sonic los alertó a todos para verlo con cierto temor a su ya obvio exceso de energía –No hicimos ni la mitad de las cosas que tenía planeadas – dijo con un dejo de queja en su voz.

–Debes de esta bromeando – soltó Knuckles con pesadez.

–Claro que no – negó Sonic seriamente –Pero hey, la noche es joven, aún pode...

–Hey faker – la voz de Shadow interrumpió al erizo azul –¿No ibas a llamar a tu novia? – le recordó para enseñarle su celular.

–¿Eh? ¡Sí! – soltó Sonic a prisa para correr hacia él y tomar el móvil del erizo negro.

Todos soltaron un suspiro de alivio al verlo alejarse con el celular de Shadow, sabiendo que eso sin lugar a duda llevaría algo de tiempo.

–Nunca creí que estaría feliz de que hablara con Fiona – dijo Tails para recostar todo su cuerpo sobre la tierra y dirigir su mirada al cielo.

–Yo tampoco – apoyó Knuckles –Te debemos una – agradeció el equidna.

Shadow alzó los hombros con desinterés; él mejor que nadie sabía que una aventura con su hermano no era una vuelta por el parque, pocos, por no decir que nadie podía seguirle el ritmo; incluso para él era agotador y no por el ejercicio, sino por el nivel de energía que Sonic tendía a mantener.

–¡Lo había olvidado! – soltó Tails con emoción de pronto –¡Traje mi nuevo y mejorado telescopio para poder ver la lluvia de meteoros de hoy en la noche! – dijo para ponerse de pie en un brinco –¡Y sé el lugar perfecto para poder observarla! – señaló la cumbre de una pequeña montaña a sus espaldas –¿Qué me dicen?

–Suena divertido – apoyó Silver sonriente.

–Suena a que no debo de moverme demasiado para hacerlo – concordó Knuckles con la cabeza –Cuenta conmigo.

–Yo pasó – se negó la murciélago.

–¿Qué tal tú Shadow? – invitó el zorro.

Shadow subió la mirada hacia el punto en donde observarían la lluvia de meteoros permaneciendo en silencio, pensativo.

–... ¿Puedes tomar capturas de las estrellas? – preguntó con obvio interés el erizo negro.

–Ah, seguro – asintió Tails un tanto confundido por su petición –Es un telescopio de mi propia invención después de todo, y no podría faltar...

–Entonces cuenta conmigo – le cortó sin tomarle importancia al resto de su diálogo.

–¡Genial! – celebró Silver

–Entonces andando – lideró Knuckles para empezar a caminar –Antes de que Sonic regrese con algún alocado plan de tirarse por una vereda o algo así.

–Concuerdo –habló Tails para seguirle y acto seguido ver a Amy de reojo, quien no había dicho nada de su nuevo plan –Amy ¿vienes?

–Adelántense, yo los alcanzare pronto – pidió con una sonrisa para que todos asintieran y siguieran su camino.

Amy vio de reojo a la murciélago, quien desde lo sucedió aquella tarde se había visto cabizbaja, aunque intentaba ocultarlo con una falsa actitud de felicidad. La eriza carraspeó su garganta para acercarse a ella, quien no le tomó importancia a su presencia.

Rouge tomó un trago de agua, sintiendo la mirada persistente de la eriza rosa sobre ella.

–¿Qué? – soltó Rouge alzando una ceja ante su insistencia.

–Nada, es sólo que... – murmuró Amy carraspeando su garganta nuevamente, no estaba segura cómo tocar aquel tema –Tú y Knuckles...

–Sabes, deberíamos de ver la estúpida lluvia de...

–Rouge – detuvo la eriza para colocar una mano sobre su hombro, haciéndola callar –Si no quieres hablar de esto lo entiendo y no pienso forzarte – empezó –, pero quiero que sepas, aunque tal vez no hablemos tanto de cosas profundas como deberíamos, estoy aquí... si me necesitas, es posible que el consejo de una amiga ayude.

–No hay mucho de qué hablar –Rouge soltó un suspiro con pesadez para que su mirada se perdiera en sus recuerdos –Él quería algo más y yo estoy bien con lo que sea que había antes.

–¿Qué tiene de malo tener algo más? – inquirió la eriza un tanto confundida por la actitud de Rouge.

–¿Qué tiene de malo de quedarnos como estábamos? – devolvió ella frunciendo el ceño.

–Pues... – murmuró Amy intentando encontrar las palabras adecuadas; no quería que pensara que estaba del lado de Knuckles –Ustedes siempre se han visto como una linda pareja, casi como si hubieran sido hechos el uno para el otro.

–¿Ha? – exclamó Rouge para verla con molestia –Sonic y tú se ven de la misma forma y no están juntos ¿o sí?

–¡¿Cómo dices?! – chilló Amy sonrojándose intensamente por sus palabras –¡N-No es cierto! – negó la eriza sin poder ocultar su vergüenza –Sonic y yo nunca estaremos juntos, nosotros no somos compatibles para...

–Pues Knuckles y yo tampoco – retomó la murciélaga para ponerse en pie, molesta –Ves, incluso las parejas que se ven hechas la una para la otra no lo son y no están destinadas a tener un felices por siempre.

Amy no pudo debatir su argumento, quedando en silencio. Ella mejor que nadie sabía que las parejas que se miraban tal para cual no eran más que eso, una hermosa fantasía destinada a desaparecer.

–Ahora, si me disculpas, necesito mi sueño de belleza – concluyó Rouge soltando un pesado suspiro.

–Amm... ¿No quieres...

–No – negó velozmente la murciélago –Suficiente socialización por un día – se quejó exhausta –, pero si quieres hacer algo con alguien por qué no acompañas a Shadow a ver la lluvia de meteoros.

Amy se sonrojó ante sus palabras, era más que obvio que Rouge ya estaba al tanto de sus sentimientos por Shadow, posiblemente ella y todos en ese lugar ¿lo sabría Shadow también? Ese pensamiento la hizo sonrojar con mayor intensidad.

–Buenas noches – se despidió Rouge para encerrarse en la tienda de acampar que compartirían ese fin de semana.

–Buenas noches...– se despidió desganada.

Amy fijó su mirada en la tienda de acampar por unos segundos, sintiéndose impotente; deseaba fervientemente poder decir o hacer algo para ayudar a su preciada amiga, pero era más que obvio que ella no le permitiría atravesar su coraza.

Se puso en pie soltando un pesado suspiro para así tomar rumbo hacia el punto de encuentro con los demás, no había nada más que pudiera hacer. Camino en dirección a los otros cuando algo llamó su atención.

–¿A qué te refieres con qué no estoy presente? – escuchó decir, deteniendo su marcha.

Era la voz de Sonic.

Amy vio de reojo el sendero donde él yacía para para así acercarse al erizo quien se encontraba a varios metros de distancia.

–¡Tú fuiste quien me dijo que tenía un compromiso que no podía cancelar! –reclamó el erizo azul con molestia al celular en su mano – ... Tú misma elegiste el lugar ¿o lo olvidaste? – le recordó dolido –¡Era mi cumpleaños, no era... pero... ¡Espera no...

Sonic lanzó su mirada al teléfono en su mano para fruncir el ceño con gran molestia. Las peleas eran cada vez más absurdas o tal vez más difíciles para él de dejarlas pasar.

–Perfecto... simplemente perfecto... – bramó iracundo para caminar de regreso al campamento cuando vio a Amy a tan sólo unos pasos de distancia de él, deteniéndose.

–¡L-Lo lamento! – se disculpó apresurada al ser descubierta –¡E-Es sólo que...

–No importa – masculló el erizo para continuar con su camino, con aquella expresión iracunda que ahora estaba grabada en su rostro –Nada importa, incluyendo yo aparentemente.

–¿Estás bien? – cuestionó Amy al verlo pasarla de largo.

–¡¿Por qué demonios todos quieren saber si estoy bien?! – explotó Sonic volteándola a ver iracundo –¡Sé que escuchaste la conversación! ¡¿Tú qué demonios crees?!– reclamó, haciéndola estremecer.

–¡Lo lamento! Yo no pretendía...

–¡Es obvio que no estoy bien, Amy! – interrumpió el erizo, haciéndola callar por el inesperado acto de sinceridad.

Sonic sintió como un nudo en su garganta empezaba a formarse y su expresión de molestia empezaba a desquebrajarse dejando ver detrás de aquella máscara de falsas sonrisas lo que realmente sentía. No podía pretender más... o tal vez simplemente no quería hacerlo aquella noche.

–...No recuerdo la última vez que lo estuve – admitió Sonic con pesar.

–Sonic...– murmuró Amy suavemente al ver la expresión de abatimiento del erizo azul.

–Explícame por qué nunca parezco suficiente – soltó con gran pesar sintiendo un vacío en su interior. –Sin importar lo que haga nunca es suficiente para...

–¡Eso no es cierto! – exclamó Amy y acto seguido sentir un abrazo por parte de la eriza, desconcertándolo por dicha acción.

Sonic la vio alarmado, por un momento olvidando todas las emociones caóticas que arremetían contra él. Amy subió su mirada para toparse con la él y verlo severamente, para así pronunciar de sus labios:

–Eres más que suficiente, Sonic.

Sintió sus ojos cristalizarse ante sus palabras, desviándole la mirada al acto y así intentarse soltarse de su abrazo, lo cual le fue imposible, o tal vez, simplemente no tenía la motivación suficiente para luchar.

–Mírame Sonic – pidió Amy para tomar su rostro con gentileza, obligándolo a verla. Unos ojos cristalinos eran iluminados bajo la luz blanca de luna –Eres más que la opinión de ella o de cualquier otro de ser el caso – aseveró con aquella mirada implacable –No permitas que nadie te haga sentir de menos, en especial tu pareja ¡¿Entiendes?!

Sonic sintió la calidez de la palma de su mano sobre su mejilla, la cual no pudo evitar ver de reojo por tan solo unos segundos y como acto seguido ver aquellos ojos color esmeralda que lo miraban con decisión; nunca había visto a Amy de esa manera.

– La persona correcta será capaz de ver todo tu valor – dijo Amy suavizando sus facciones para así soltarlo y tomar distancia –Y posiblemente un poco más – le sonrió dulcemente.

Sonic bufó molesto para darle la espalda y restregar sus ojos efusivamente intentando ocultar algo que era más que obvio a su punto de vista.

–¿Desde hace cuánto te volviste tan buena para esto? – le preguntó el erizo azul, incapaz de encararla.

–Desde que todos mis amigos parecen preferir guardar sus emociones y problemas – respondió resoplando molesta.

–Tus amigos suenan realmente irritantes – habló Sonic con una sonrisa forzada y un pobre dejo de diversión de una voz que pendía de un hilo.

–Lo son – concordó la eriza –, pero también son lo más importante para mí– aclaró para colocar su mano suavemente sobre su hombro provocando que él volteara a verla con aquellos ojos enrojecidos de los cuales sobresalían un par de lágrimas traicioneras.

Amy sacó del bolsillo de su pantaloneta un pañuelo marrón, uno que él le había propiciado esa mañana, para con delicadeza borrar el rastro de la lágrima que ahora se deslizaba por la mejilla del erizo azul.

–¡N-No tienes por qué hacer esto! – balbuceó Sonic nerviosamente para retroceder varios pasos de su tacto y de nuevo restregar sus ojos en un intento de borrar cualquier rastro de su dolor.

–Lo sé... pero quiero hacerlo – murmuró desviándolo la mirada, provocando que Sonic detuviera su acción y la viera con detenimiento –No me gusta que te lastimen Sonic, no a mí, no a Tails o a ninguno de nosotros – expresó para verlo nuevamente –, pero pienso respetar tus decisiones, siempre lo he hecho, por mucho que me molesten – dijo con un dejo de reclamo en su voz –Y si necesitas hablar con alguien o tal vez, sólo llorar en silencio – dijo para extender su mano y entregarle aquel pañuelo café que había usado antes –Bueno, yo estaré aquí para ti.

–Yo... – murmuró Sonic para ver la mano extendida de ella.


"Tal vez ella pueda entender el por qué Fiona hace ciertas cosas (...) Nosotros tus amigos no podemos entender eso, o tal vez no queremos... pero creo que ella es más adecuada para ese trabajo"


Las palabras de Tails golpearon su mente fuertemente, odiando al zorro en ese momento por hacerlo considerar algo como eso, pues sabía que tenía razón; aunque no quería admitírselo.

–Gracias– dijo Sonic al fin para arrebatarle aquel pañuelo darle la espalda nuevamente.

Amy lo vio con cierta sorpresa por su brusca acción. Soltó un pesado suspiro, no podía esperar algo diferente, después de todo, Sonic no le gustaba mostrarse vulnerable con nadie, el hecho de haberle permitido verlo derramar un par de lágrimas era de por si un avance gigantesco en el mundo de él; sólo esperaba que no se molestara con ella por su impertinencia al escuchar su conversación, pues Tails se lo había dicho antes, era mejor dejarlo solo cuando se peleaba con Fiona.

Amy fijó su mirada al erizo, quien aún se mantenía de espaldas a ellas, viendo así de reojo el camino para unirse a los otros ¿realmente dejarlo a solo sería lo más apropiado?

–Ammm... sabes, los demás se reunieron por allá, a ver una lluvia de meteoritos – habló señalando la pequeña colina que Tails les había indicado, esperando así cortar el incómodo silencio que empezaba a formarse entre ambos.

–No estoy de humor – espetó Sonic cortante.

–Oh... claro, claro – asintió Amy con una sonrisa nerviosa, era de esperarse. –Entonces, tal vez será mejor que me va...

–Pero – interrumpió el erizo azul, cortando sus palabras – Hay una cumbre no me lejos de aquí donde estoy seguro se podrán ver mejor– explicó Sonic a penas audible, captando la atención de la eriza – Podemos ir... si quieres – dijo carraspeando su garganta para verla de reojo, expectante.

Amy lo vio con asombro. Hacer eso sería perder otra oportunidad de pasar lo que sin lugar a duda sería una de las experiencias más románticas de ese viaje que podría compartir con Shadow, sin embargo, era obvio que Sonic necesitaba hablar con alguien.

–Me encantaría – asintió la eriza rosa con una amplia sonrisa. Se encargaría de cobrárselas luego, por el momento, estaría para su amigo.

Amy lo acompañó en silencio mientras él le mostraba el camino y a diferencia de sus caminatas previas de aquel día, ahora Sonic caminaba lentamente, procurando que la distancia entre ellos no fuera más de unos cuantos pasos; sin embargo, se mantenía en un silencio constante. Amy, por su lado, intentó sacar un par de conversaciones casuales sobre el clima o la flora que los rodeaba, pero no conseguía más que respuestas monosilábicas, si es que respondía en lo absoluto. Empezaba a preocuparse, Sonic no era así ¿todo estaba tan mal acaso?

–... Debe de serlo para pedirme acompañarlo – murmuró Amy pensativa a los pensamientos que ahora deambulaban su mente.

–¿Cómo dices? – preguntó el erizo para verla de reojo.

–¡N-Nada! – chilló. No esperaba que le estuviera prestando atención –Por cierto, ¿cuánto...

–Llegamos – anticipó Sonic su pregunta para así mover las ramas que bloqueaban el paso frente a ellos y enseñarle lo que sería una de las más hermosas vistas de The Angel Island que ella hubiera visto hasta ese momento.

–¡Wow! – exclamó Amy para correr hacia el borde de aquella cumbre.

Podía ver las hermosas cataratas que se reflejaban con la luna, las majestuosas montañas y desde ahí, lo que parecía ser unas pequeñas ruinas a la profundidad de un valle.

–¿Qué es ese lugar? – preguntó Amy con aquella curiosidad infantil que la caracterizaba.

–Unas antiguas ruinas de una vieja civilización que habitó aquí hace muchos años – respondió para sentarse en la orilla de aquella pequeña montaña, dejando sus pies colgando libremente – Antepasados de Knuckles probablemente.

Amy regresó su mirada al erizo azul, quien mantenía aquella expresión estoica. Se acercó a él para ver con cierto temor el vació frente a ambos, era obvio que, a diferencia de ella, Sonic no le tenía miedo a las alturas. Tragó pesado para así acercarse algo resistente a él y lograr con esfuerzo sentarse al lado del erizo azul, imitando su peligrosa acción.

–Puedes sentarte allá – habló Sonic señalando las rocas de buen tamaño a unos metros de la orilla –Sé que no eres fan de las alturas.

–E-Estoy bien aquí... – murmuró ella con su vista al frente, intentando no ver hacia el vacío negro a sus pies.

–Como gustes – dijo alzando los hombros en señal de desinterés para buscar en su pantalón su cajetilla de cigarros y su encendedor, cuando el arrebato de los mismos lo tomó por sorpresa –¡¿Pero qué...

–¡Olvídate de esto! – regañó la eriza para lanzarlos al vacío.

–¡¿Por qué hiciste eso?! – reclamó Sonic molesto.

–Porque si estoy aquí confrontando mis temores, también tú – respondió Amy sin poder verlo a los ojos, pues sabía la mirada iracunda que seguramente tendría ahora hacia ella. –Además... hablas menos cuando estás con ese mal hábito tuyo.

–Maldita sea Amy – resopló Sonic molesto, para ver hacia el frente, con aquel ceño fruncido. –Como quieras, pero espero entiendas que ahora estaré de un humor insufrible gracias a...

–¿Aún más? – interrumpió burlesca.

–¡No es divertido!

–Estoy segura que si fuera al revés estarías dándome un eterno sermón con una sonrisa irónica sobre las consecuencias a mi salud, y bla, bla, bla...

–¡Claro que no!

–Claro que sí – debatió Amy, viéndolo al fin –¿Recuerdas cuando probé tequila por primera vez? ¡Pensé que jamás te callarías!

–¡Tenías a penas 12 años! – le devolvió Sonic irritado.

–Doce, veintitrés... no veo lo diferencia – habló Amy con aquella sonrisa en su rostro.

–¡Claro que la hay! – vociferó el erizo azul molesto –¡Yo sé lo que hago!

–¿Lo sabes? – devolvió borrando aquella expresión divertida hasta ese entonces.

Sonic abrió sus ojos de par en par ante su pregunta, que era obvio que pretendía ser más profunda de lo que aparentaba a primera vista. Le desvió la mirada, con aquel mohín de molestia para así cruzar sus brazos sobre su pecho, irritado.

–Claro que lo sé... – murmuró con un dejo de mentira en su voz –Es sólo que... las cosas se complican, ya sabes... conforme uno crece – soltó para dirigir su mirada al cielo despejado de esa noche –En especial cuando tienes una relación– soltó en un pesado suspiro –Aunque supongo que es normal, Fiona siempre dice...

–¿Por qué la defiendes todo el tiempo? – inquirió Amy, captando la atención del erizo azul –Está bien estar enojado con ella ¿sabes?

–No es su culpa – defendió el erizo azul volteándole el rostro –Yo debería...

–¡Ap, ap, ap! – silenció Amy provocando que él la volteara a ver –¡Suficiente de los deberías! – regañó –¿Por qué simplemente no dices lo que realmente sientes?

–Eso es lo que realmente siento – devolvió Sonic volteándola a ver con el ceño fruncido.

–No, eso es lo que quieres sentir – debatió –Habló de aquellos sentimientos egoístas que creemos que no debemos sentir, pero realmente sentimos muy en el fondo – dijo Amy para colocar sus manos sobre su pecho y cerrar sus ojos, con aquella actitud pacífica.

Sonic le desvió la mirada, pensativo. Sabía a qué se refería, o eso creía, pero sacar aquellos sentimientos "egoístas" como ella se lo proponía no era algo que fuera típico en él ¿por qué complicarlo todo si podía obviarlo con una sonrisa y una buena actitud? Es decir, le había funcionado muy bien... al menos hasta ese entonces ¿Acaso esa era la razón por la cual la había llevado ahí con él? Ahora que lo pensaba ¿Por qué le había pedido acompañarlo en lugar de evadirla como siempre?

–¡Tengo una idea! – exclamó Amy de pronto, sobresaltándolo por su arrebato de energía –¡Gritaremos lo que sentimos! – dijo para ponerse en pie.

–¿Cómo dices? – cuestionó Sonic alzando una ceja, un tanto aterrado por lo que ella proponía.

–Una vez lo hice en un curso de teatro que llevé en preparatoria, fue muy liberador – explicó sonriente –Ven –dijo para estirar su mano en un intento de ayudarle a ponerse en pie.

–Yo no creo...

–¿Desde cuando el gran Sonic the Hedgehog le tiene miedo a probar cosas nuevas? – retó Amy divertida.

–Desde que las propuestas parecen una locura, literalmente – respondió con un dejo molestia. Amy le estiró la mano un poco más, era obvio que no tomaría un no por respuesta –Olvídalo Amy, no pienso...

–¡ME FRUSTRA NO PODER AYUDAR A OTROS! – la escuchar gritar de pronto, alarmándose.

Sonic tuvo que sujetarse del bordillo al sentir casi caer del mismo por la sorpresa, para ver a la eriza gritar a todo pulmón hacia la foresta. Una amplia sonrisa se pintaba en el rostro de ella quien lo volteó a ver con calidez, una que transmitía a través de sus orbes color esmeralda.

–Ven, inténtalo – pidió la eriza –Nadie podrá escucharte.

–Eso no...

–Ella no podrá escucharte – especificó Amy.

Sonic chasqueó molesto para así ponerse de pie y ver de reojo a la eriza rosa, quien lo miraba con una obvia emoción contenida. Rodó sus ojos para así fijar su mirada a la noche; conociendo a Amy no lo dejaría en paz hasta que no dijera algo.

–Amm... me irrita que todos juzguen mis decisiones – confesó a penas audible con un suave sonroje gracias a la vergüenza que ahora sentía.

–¡Eso, eso! – motivó la eriza rosa. Amy aspiró profundo para así gritar: –¡ME ENOJA QUE ME VEAN COMO UNA NIÑA! – reveló para verlo nuevamente con emoción, una un tanto contagiosa.

–¡Me molesta no ser tomado en serio! – exclamó Sonic con una media sonrisa en rostro.

–¡ME ASUSTA NUNCA SER ATRACTIVA PARA NADIE!

–¡ODIO QUE ME DEJEN PLANTADO! – gritó Sonic al fin, liberando aquello que lo estaba carcomiendo desde su cumpleaños.

Amy lo vio con cierta sorpresa por sus palabras. Una sonrisa se expandió en su rostro al ver al erizo ver al horizonte con aquella respiración agitada, como si hubiera descubierto algo en él.

–¡DETESTO QUE ME MIENTAN! – continuó Sonic, olvidando la presencia de ella sintiendo como todos aquellos sentimientos que había reprimido empezaban a borbotar de su ser –¡ODIO QUE NO VALOREN LO QUE HAGO! – reveló sintiendo de nuevo aquellas lágrimas traicioneras aparecer en su vista para empañarla –¡ME DUELE QUE MI NOVIA NO LE TOME IMPORTANCIA A LAS COSAS QUE SON IMPORTANTES PARA MÍ!

Sintió su respiración acelerada y su garganta arder gracias al sobre esfuerzo de aquellos gritos de su alma, pero debía de admitir, que sentía que se había liberado de la carga emocional que tenía encima.

–¿Mejor? – la apacible voz de Amy lo trajo de regreso.

–Umm... sí – admitió con suave movimiento de cabeza, carraspeando su garganta en un intento de recobrar la compostura –Gracias – musitó sintiendo sus mejillas sonrojarse, un tanto avergonzado.

–Te dije que funcionaba – habló la eriza para sentarse sobre el pasto y así recostar su cuerpo sobre el mismo y ver al interminable manto estrellado de esa noche, sintiendo como el pasto abrazaba su cuerpo por completo –Cuando viví en Mystic Ruins hacía eso constantemente... siempre me hizo sentir mejor – confesó con su mirada perdida en el cielo nocturno.

–Siempre has sido muy rara – señaló Sonic y así imitar su acción, acostándose a su lado fijándose su vista al cielo nocturno, aspirando la paz y tranquilidad.

–Admítelo, eso te gusta de mí – rio Amy cual mal chiste, sin obtener respuesta del erizo azul.

Amy borró su sonrisa ante el perpetuo silencio para voltear a ver de reojo a Sonic, quien mantenía una mirada dura sobre en el cielo.

–... Me agrada tu originalidad – murmuró con un tenue sonroje que podía ocultarse en la penumbra de la noche fácilmente –Y tus pasteles – completó con un amago de sonrisa.

–¡Sabes algo! – exclamó Amy para sentarse de golpe, alarmándolo nuevamente por su abrupta acción –Ahora que lo pienso jamás comimos pastel, por tu cumpleaños.

–¿Eh? – exclamó el erizo azul para sentarse por igual.

–¡Haré un pastel! – exclamó Amy con emoción –Será de... de... – silenció pensativa.

–¿Chocolate? – sugirió Sonic intentando ocultar la obvia emoción ante lo que ella proponía.

–¡Doble chocolate! – apoyó energética.

–¡Triple chocolate! – exclamó Sonic con emoción.

Amy asintió con la cabeza para que ambos rieron divertidos.

Un halo de luz captó la atención de ambos para que voltearan a ver al horizonte en donde pudieron como el cielo resplandecía ante la lluvia de meteoros, cual pequeñas estrellas fugaces.

–¡Mira, Sonic, mira! – señaló Amy para apuntar al cielo con emoción –¿No es increíble?

Sonic mantuvo su vista sobre la eriza quien mantenía aquella expresión cálida y sonriente en su rostro. Desvió velozmente la mirada, para asentir en silencio y como acto seguido dejar que sus ojos se posaran en las cientos de estrellas fugaces sobre ellos... se sentía... feliz.


Como lo prometí hoy, miércoles 23 estoy subiendo un capítulo (adicional al normal de nuestro viernes XD) Este es por mucho uno de mis capítulos favoritos, realmente amo el sonamy de este capítulo y a partir de este punto la interacción entre Amy y Sonic será diferente, diferente para bien ¬u¬

¡HAPPY BIRTHDAY SONIC 30! treinta años maravillosos en un fandom que simplemente no me canso de él y gran parte de ello son ustedes mis lectores que se toman tiempo en leer lo que mi mente loca y trastornada tiene por decir, por su apoyo y por no dejar morir este hermoso fandom. Sin más sentimentalismo, su autora se despide, Kat fuera.

Recuerdos de momentos que pasaron juntos vendrán a golpear sobre la verdad de lo que sienten y el descubrimiento de extrañas emociones que parecen traer paz. La noche en el campamento será más reveladora de lo que quisieran. Capítulo 13: Sentimientos.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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