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Capítulo 1: Roomates


El barullo es casi insoportable. Su cabeza palpitaba de forma incesante. Entreabrió sus ojos para que luz lo cegara empeorando el dolor de cabeza presente. Los cerró al acto dejándose desplomar sobre aquel maltrecho sillón.

Andado Sonic – escuchó decir cual eco distante.

Estaba seguro que había balbuceado algo en señal de respuesta, pero estaba tan fuera de sí que no supo ni descifrar sus propias palabras.

Algo o mejor dicho alguien tomó de su brazo y lo obligó a ponerse en pie y caminar, y vaya que lo agradecía, pues en ese momento sentía que el piso daba vueltas en un insufrible vals que pretendía matarlo lentamente.

¿Es la tercera o cuarta vez este mes? – oyó una pregunta con un obvio dejo de reclamo, una que no iba dirigida para él.

Cuarta– escuchó por respuesta.

Sonic entreabrió sus ojos para distinguir a su mejor amigo caminar delante de él. Sus amigos habían llegado por él. Otra vez.

–¡Gracias Tails, no sé que haría sin ti! – esa voz detuvo la marcha del zorro y la suya. Él conocía esa voz mejor que ninguna otra.

–Es Miles– corrigió cortante –Andado– ordenó a quienes lo acompañaban para continuar su camino.

–... ¿Fiona? – soltó Sonic apenas audible, rehusándose a andar.

La zorra dirigió su atención a él soltando un pesado suspiro al ver su condición y así dar media vuelta si decirle nada, perdiéndose entre la multitud, ignorando su vago llamado.

Los ojos de Sonic se prendieron en ella y en su andar hasta que fue obligado a continuar, dejándolo atrás.

No supo mucho después de ese incidente. Sonidos y vagas imágenes que iban y venían en sus breves estados de conciencia, aunque estaba seguro que había dicho el nombre Fiona varias veces dentro de las incoherencias que había mencionado.

No te preocupes yo llegaré a ti...– esa voz lo trajo de regreso.

Sonic entreabrió los ojos para sentir las luces de las callas cegarlo con su intensidad y el frío de la noche acogerlo en su seno.

–...¿Amy? – murmuró cual delirio.

Con torpeza buscó a la eriza de pelo rosa con la mirada, pero no lograba distinguir nada realmente, su cabeza palpitaba fuertemente. Seguramente otra alucinación causada a su indebida ingesta de alcohol, una que agradecía que fuera sólo eso, otra alucinación, o en este caso, una pesadilla.

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Un zumbido distante y constante lo alertó del nuevo día, uno que iniciaba con un familiar dolor de cabeza, tal vez demasiado familiar. Sonic colocó una almohada sobre cabeza, intentando acallar aquel incesante zumbido, hasta que por fin su desesperación pudo más que el dolor que lo acompañaba, abriendo así sus ojos, somnoliento.

Los rayos del sol se colaban por su ventaba en una suave caricia, molestando su visión. Tapó parcialmente sus ojos con su antebrazo, sintiendo su cabeza palpitar ante el anunció del nuevo día, uno que había despertado antes que él.

Sonic se sentó sobre su cama, intentado recordar cómo había llegado ahí, pues lo último que recordaba era haber estado la fiesta de la fraternidad de su novia y luego de un juego de "fondo", había tomado suficiente alcohol para no querer volver a probar una cerveza en su vida.

No tenía memorias de haber llegado al apartamento, menos aún... y ahí recordó a Fiona y su expresión de decepción.

Sonic abrió sus ojos de golpe sintiendo un sudor frío recorrer sus sienes. Buscó con frenesí su celular para encontrarlo sobre la mesa de noche y así ver las 23 llamadas perdidas y los 105 mensajes de Fiona.

–¡Maldición! – dijo parándose en un salto.

Sonic desbloqueó el teléfono listo para marcarle cuando éste se apagó de pronto, mostrándole la señal que necesitaba ser cargado.

–¡Maldición, maldición! – bramó para correr a la puerta de su recámara, abriéndola de golpe y del otro lado de ésta encontrar a su amigo quien tenía su puño levantado en un obvio intento de tocar su puerta ahora abierta. –¡Tails! – llamó con una genuina sonrisa.

–Sonic – dijo con una seria expresión–Puedes explicarme por qué Fiona me ha llamado cinco veces en los últimos tres minutos – reclamó el zorro mostrando su teléfono y las múltiples llamadas pérdidas en su pantalla.

–¡Por favor, préstame tu celular! – pidió apresurado intentando arrebatarle el aparato a su amigo –¡Olvide llamarla antes de su primera clase y...

–No me sorprende – interrumpió con molestia el zorro alejando el celular de las desesperadas manos del erizo –Knuckles, Silver y yo tuvimos que irte a traer a la fraternidad de Kappa Alpha Kappa anoche, pues perdiste el conocimiento luego de tantas cervezas– explicó, llenando así los agujeros en su memoria sobre la noche anterior –Siendo honesto, no pensé que te levantarás hasta dentro de unas dos o tres horas más.

–Era la fiesta de inicio de semestre de Fiona, me mataría si me la perdía – se excusó el Sonic rascando de forma nerviosa la parte trasera de la cabeza.

–Sí, tu novia, quien no quiso acompañarnos a dejarte en tu habitación diciendo que era un evento que no podía perderse sólo porque tú no podías mantenerte en pie – recalcó Tails cruzando sus brazos sobre su pecho en señal de molestia.

–Era la noche de Fiona, no puedes esperar a que ella...

–A que cuide al hombre que dice que ama– cortó dándole una intensa mirada –Especialmente cuando ella no puede pagar las cuotas de la Fraternidad más costosa de todo el campus y es por su novio, cabe recalcar, por quien cual puede darse el lujo de decir que es su noche ya que él absorbe dichos gastos – recalcó el zorro mordaz.

–De acuerdo, entiendo el punto, Tails – apaciguó Sonic, cansado ya de esa discusión –Si me prestas tu teléfono hablaré con ella y arreglaré esto ¿de acuerdo? – pidió con urgencia.

Tails suspiró pesadamente. No era la primera situación en la que Fiona dejaba a Sonic por su cuenta una vez que dejaba de serle útil para lo que fuera que quisiera y tampoco la primera discusión al respecto, pero Sonic parecía no querer ver la realidad de su relación y para este punto él ya estaba cansado de señalárselo.

–Como sea – espetó el zorro con molestia para entregarle su celular de mala gana –Dile que no vuelva a llamarme – ordenó –Estoy esperando una llamada de...

–¡Sí, sí, yo le diré! – asintió Sonic energético para cerrar la puerta de su habitación en la cara del zorro y marcar con rapidez el teléfono de novia.

Sonic vio el número marcarse en la pantalla bajo el nombre "No contestar, novia loca", un contacto que Knuckles tenía guardado de la misma forma. Él estaba más que consciente de cómo sus amigos miraban a Fiona, pero es porque no la conocían realmente. Sabía que Fiona podía ser muy intensa a veces, pero era algo que adoraba de ella. Fiona era su compañera de aventuras, con quien reía y que lo hacía sentir amado de forma incondicional, claro, siempre y cuando no interviniera en asuntos de importancia para ella, pero estaba bien, pues él amaba su libertad más que nada y ella se la daba. No importaba que nadie apoyara su relación, pues él sabía mejor que nadie que ambos estaban hechos el uno para el otro.

–¿Miles? – la voz de Fiona se escuchó del otro lado del teléfono.

–¡Amm! ¡Fiona! – soltó Sonic con una voz chillona, nervioso.

–¡¿Sonic?! – exclamó ella del otro lado, iracunda –¡¿Por qué demonios no respondías el maldito teléfono?!

–Lo sé, lo sé, déjame explicarte...

¡Prometiste que me llamarías todos los días antes de mi primera clase! – reclamó sin darle tiempo de hablar –¡Vaya forma de cumplir dicha promesa!

–¡L-Lo lamento! Es sólo que no sentí la hora, la fiesta de ayer realmente me dejó...

Lo sé– interrumpió cortante –Tus amigos vinieron por ti pues perdiste el conocimiento después de un par de tragos– le recordó con un dejo de reclamó en su voz –Algo embarazoso por parte de mi pareja si me preguntas.

Sonic frunció el ceño ante su comentario y así ver el teléfono con una expresión de reproche ante sus palabras, inmerecidas a su punto de vista.

–Tú fuiste quien me pidió, no, casi ordenó que jugara ese ridículo juego para estar a la altura de tu fraternidad – le recriminó con obvia molesta.

Hubo un extenso silencio del otro lado del teléfono, uno que llamó la atención del erizo, haciéndolo sentir nervioso por la falta de respuesta de ella. Tragó pesado para escuchar como Fiona soltaba un suave suspiro, a penas perceptible por el auricular.

–...Yo sólo quería hacerte sentir parte de mi vida, Sonic– murmuró ella con una voz entristecida.

–¡Y lo hiciste! – respondió rápidamente, arrepentido –Ammm... creo que tuve que medirme un poco más en lo que hacía – dijo con una sonrisa forzada, esperando apaciguar la tormenta que podía vislumbrar venir sobre él.

–Sabes...– continuó ella –Cuando me dejaste sola me preocupe mucho, Sonic – le confesó tristemente –Y luego no me llamaste... yo pensé...– silenció para que un sutil lloriqueo se escuchara del otro lado del teléfono.

–¡No, no, no llores! – suplicó Sonic alarmado. Lo había hecho de nuevo, la hacía llorar por sus toscas palabras –Por favor... no me gusta verte así – pidió genuinamente consternado.

... No entiendes cuánto te amo Sonic, eres cruel e insensible conmigo – sollozó desconsolada –Realmente me haces sentir como si ya no me amaras.

–¡Claro que no! – respondió velozmente –¡Sabes que tú eres lo más importante para mí!

–Es sólo que...– pausó su llanto Siento que últimamente no lo demuestras como antes...

–No digas eso, yo te amo más que a nada en este mundo, yo...

¿Entonces me comprarás el hermoso brazalete de diamantes de la tienda Thorndyke? – interrumpió con una voz energética de pronto.

–¿Eh? – exclamó Sonic anonadado por lo que ella ahora proponía.

¿Recuerdas? ¿Aquel que dijiste que era digno de la realeza?

–... Fiona, linda, ya hablamos de esto ¿recuerdas? – murmuró Sonic con una voz apacible –Era demasiado costoso para...

Si me amarás como dices no lo verías costoso– interrumpió con un dejo de molestia en su voz –Pero entiendo si para ti yo no valgo tanto como...

–Está bien – le cortó soltando un pesado suspiro para así dejarse caer sobre su suave colchón –Será mi regalo, para compensarte lo de hoy ¿de acuerdo?

¡Oh Sonic, no tienes porque hacerlo, pero gracias! – exclamó con emoción la pequeña zorrita, robando una sonrisa del rostro de él. Escucharla feliz era lo mejor de su día –Entonces espero me lo des hoy a la hora de almuerzo ¿De acuerdo?

–¡Espera! ¡¿Hoy?! – rectificó alarmado –¡Pero...

Nos hablaremos después – colgó la llamada.

Sonic no pudo despedirse de ella para ver el teléfono con cierto pesar, el cual decía: "Llamada terminada".

Se lanzó de espaldas en su cama soltando un pesado suspiro ante la problemática que eso involucraba; sus gastos sobrepasaban la jugosa pensión que sus padres le ofrecían.

–Me atrasaré en la renta... de nuevo– murmuró con un sabor amargo en su boca.

Volteó a ver a su mesa de noche y en ésta ver una fotografía de su adorada novia, una que lo hizo sonreír. Al menos Fiona estaría feliz, y una novia feliz hacía a un hombre feliz, y él era el más feliz del mundo.

–Encontraré la forma– se dijo para ponerse en pie, optimista –Siempre lo he hecho.

Sonic salió de su habitación para devolver el teléfono a Tails, quien yacía en el desayunador hablando amenamente con Silver.

Sus compañeros de dormitorio ya se habían levantado.

–Hey Tails – llamó Sonic amistoso –Gracias amigo – dijo para entregarle el celular, quien lo recibió seriamente, sin voltearlo a ver.

–Como sea– espetó Tails con obvia molestia.

–Prometo que no volverá pasar – juró con una sonrisa nerviosa.

–Ajá– respondió monosilábico, sin dedicarle una mirada.

Sonic vio con cierta angustia al zorro, quien parecía estar más atento a la bebida caliente frente a él que a su amigo. No era la primera vez que Tails tenía ese trato frío por una situación similar, y calmar la furia del zorro era una batalla titánica, incluso para alguien como él.

–Ammm... ¿Cómo amaneciste Sonic? – preguntó Silver de buen humor, captando la atención del erizo azul –La fiesta de ayer estuvo de locura ¿no es cierto?– dijo en un intento de apaciguar la tensión en el ambiente que sólo aparentaba incrementar

–¡Ah, sí! – respondió el erizo azul retomando su sonrisa y así caminar hacia la cafetera –, pero una taza de café y estaré como nuevo.

–Un día de estos debería de dejar que te acompañemos – se involucró Tails de pronto sorbiendo un poco de café –Ya sabes, de esa forma cuando Fiona ya no quiera tener que lidiar contigo en lugar de que me despierten a las tres de la mañana para ir por ti ya estaremos en el lugar – reclamó el zorro para verlo de reojo.

–En serio lo siento, Tails – se disculpó sinceramente, disculpa que no pareció tener efecto en su amigo quien aún tenía esa mirada gélida sobre él –Te prometo que no volverá a pasar.

–Claro que volverá a pasar –la voz de Knuckles inundó la estancia.

El equidna, quien salía de su recámara, soltó un pesado bostezo mientras dos pesadas bolsas bajo sus ojos les hacía saber que había pasado una mala noche. Knuckles observó con notoria molestia al erizo azul, quien se tensó ante su cansada mirada violeta, bajando las orejas en señal de culpabilidad.

–Sólo que será hasta la siguiente fiesta de fraternidad– retomó el equidna –Por cierto, ¿Cuándo será Sonic? – preguntó irónico para arrebatarle la cafetera y servirse él primero –Así lo apunto en mi calendario sabiendo que no dormiré esa noche.

–¡Por favor, chicos, ya dije que lo lamento!

Sonic se disculpó con obvio de arrepentimiento, a lo que sus amigos contestaron con un pesado gruñido, sin dirigirle la mirada. Sonic estaba consciente que las situaciones en las que ellos habían tenido que ir por él a una fiesta de Fiona eran más de las que él quisiera y que sus disculpas ahora carecían de respaldo.

–Vamos, Tails, Knuckles, no pueden estar enojados por siempre ¿cierto? – intervino Silver, quien parecía ser el único de buen humor esa mañana –Después de todo, si no fuera por Sonic no hubiéramos podido costear este apartamento a tan sólo unos minutos de campus – les recordó alegremente, para que ellos bufaran pesadamente ante sus verídicas palabras.

Los ojos de Sonic se iluminaron ante la compresión del erizo plateado para que una sonrisa de genuina alegría se pintara sobre sus labios. Con Silver de su lado, Knuckles y Tails no tardarían en perdonarlo.

–¡Sabía que podía contar contigo! – habló Sonic emocionada para colocar su brazo alrededor del cuello del erizo plateado de forma amistosa.

–¡Claro que sí! para eso estamos los amigos ¿no es cierto? – asintió Silver con una amplia sonrisa –Por cierto, no olvides que hoy debes de dejarme el dinero de la renta, debo de entregarla al casero antes del medio día.

–Oh...– murmuró Sonic desviándole la mirada con una sonrisa nerviosa –Respecto a eso...

–¡¿Otra vez?! – exclamó Silver soltándose del agarre del erizo y verlo sulfuroso –¡Son tres meses ya, Sonic!

–¡Prometo pagar cada centavo el mes siguiente! – juró el erizo azul, una promesa tan vacía como las cientos de disculpas que había dado antes.

–Entras al club de odiar a Sonic por la mañana ¿eh, Silver? – preguntó Knuckles divertido mientras admiraba la escena con una sonrisa maliciosa.

–Apúntame de manera permanentemente – accedió para sentarse al lado de Knuckles y Tails del otro lado del desayunador.

–¡Oh vamos! – se quejó Sonic.

–Hey, Silv–la irritante voz de alguien conocido acalló la pelea entre ellos.

Sonic vio sobre su hombro al halcón que salía con aquella enorme patineta de la habitación que compartía con Silver. El último compañero de dormitorio que habían conseguido, en contra de su voluntad, pues no aguantaba la soberbia y orgullo del halcón.

–Aquí está el dinero de la renta– dijo Jet para llegar a la barra de desayuno y dejar un sobre blanco sobre el mismo. –Ya sabes, puedes contar con mi pago puntual, como acordamos.

Sonic se estremeció ante las palabras del halcón que ahora lo dejaban aún peor frente a sus amigos.

–¿No tienes algún edificio que vandalizar o algo así? – espetó Sonic cruzándose de brazos.

–Claro, por que no me acompañas, espera... tú novia no lo permitiría ¿no es cierto? – dijo Jet burlesco tomando una manzana del frutero.

–¡Yo te enseñare a...

–Gracias Jet – interrumpió Silver, ignorando al erizo azul –Me alegra contar con tu puntualidad.

–Claro Silv, cuando quieras – asintió el halcón para caminar hacia la salida –Nos vemos más tarde – se despidió saliendo del apartamento.

–Es tan bueno tener un compañero que puede mantenerse alejado de los problemas –habló Tails con una amplia sonrisa.

–O que no nos involucra en ellos – señaló Knuckles con mohín de alegría.

–Y que paga de forma puntual ¿verdad? –concordó Silver.

–¡Bien, bien, ya entendí! – vociferó Sonic ante la actitud por parte sus amigos –Los recompensaré por esto ¿de acuerdo?

Los tres lo vieron de reojo con una expresión dura y severa, haciéndolo tragar pesado ante la mirada gélida que ahora le lanzaba.

–Te encargarás de la limpieza del apartamento por los siguientes dos meses – sentenció Tails sorbiendo un poco más de café.

–¡¿Qué?! – exclamó Sonic alarmado –¡Pero eso... – silenció al sentir la antipatía de ellos nuevamente, entendiendo que no era negociable –...De acuerdo – soltó en un pesado suspiro. –¿Amigos? – preguntó cual suplica.

Los tres se vieron en un corto silencio, asintiendo conjuntamente con la cabeza y así sonreírle abiertamente. Sonic les sonrió de regresó para sentarse al lado de sus camaradas. Eso era lo único malo de su relación con Fiona, pues odiaba cada vez que en la mañana debía de encontrar una manera de disculpar sus malas acciones, pero al final, sus amigos encontraban la manera de perdonarlo.

–Y bien, ¿tienen planes para hoy? – preguntó mientras empezaba a servirse la ansiada taza de café que lo ayudaría con su obvia resaca

–Sí, nos juntaremos con Amy Rose– develó Tails.

–¡¿Cómo dices?! – exclamó para derramar el contenido de la cafetera –¡Maldita sea! – dijo al ver el líquido marrón por la mesa y alcanzar con rapidez varios paños de cocina. –¿No estarás hablando de la misma insoportable eriza rosa que estudio con nosotros en secundaria?

–Creo que exageras – habló Tails –Amy siempre ha sido una eriza de lo más dulce y amable.

–¿Amy? ¿Quién es Amy? – preguntó Silver sin comprender el porqué del barullo.

–Oh, sí, tú no la conociste pues cuando tú entraste a la academia ella se había marchado – rememoró Knuckles –Es una eriza que estuvo en la misma clase que nosotros desde primaria, una buena amiga, aunque muy parlanchina – explicó con un dejo de queja en su voz.

–Tuvo que irse de la academia cuando su padre cambio de trabajo a otro país, pero parece que ha regresado y lo mejor de todo es que estudiará en Station Square University, como nosotros – retomó Tails con emoción. –¿Quieres acompañarnos? – invitó Tails al erizo plateado.

–¡Espera! ¿Cómo demonios sabe que estamos estudiando aquí? – cuestionó Sonic malhumorado, terminando de limpiar.

–Claro– asintió Silver, ignorando al erizo azul.

–Genial nos reuniremos con ella en el Bar Chaotix dentro de una hora.

–¡¿Hablas en serio?! – expresó Sonic irritado.

–Debes de dejar el pasado atrás amigo – habló Knuckles soltando un pesado suspiro –Nada cool, Sonic.

–No lo entiendo ¿Es que acaso no te agrada ella, Sonic? – inquirió Silver sin entender el por qué de la actitud reacia del erizo hacia lo que parecía ser una buena amiga de todos.

–No tengo los mejores recuerdos con ella, eso es todo – respondió hastiado, sorbiendo un trago de aquel líquido amargo –Era una acosadora loca que me seguía a donde fuera, era insufrible – rememoró con una expresión de cansancio al recordar cómo durante toda la secundaría lo había abrumado con las constantes declaraciones de amor –Aún recuerdo que lo único que quería era buscar la manera de volverme su novio, así fuera a la fuerza – dijo sintiendo escalofríos en su cuerpo.

Sonic tenía muy presente a Amy Rose, una eriza de púas cortas como las de él, una falda verde y una blusa amarilla que corría detrás de él sin importar a donde fuera. Estaba en los mismos clubs, en las mismas actividades, incluso se infiltró con sus amigos en una patética excusa para estar a su lado. El ser más asfixiante sobre la faz de la tierra. Se fue justo al iniciar la preparatoria, sintiendo la verdadera libertad; aunque debía de admitir que cuando no estaba obsesionada con hablarle sobre una relación tendía a ser una cómoda compañía.

–Cómo sea – dijo el erizo azul dando el último sorbo de café –Tengo cosas que hacer, suerte con la loca esa– dijo a modo de despedida y buscar su chaqueta de cuero café sobre el sofá.

–En serio no crees que...

–No– respondió para cerrar la puerta detrás de él y darle punto final a esa conversación.

Sonic salió del complejo de apartamentos y así tomar camino por las calles.

Era un agradable día de verano, una brisa fresca aminoraba el calor presente. Un día que en otra ocasión se hubiera detenido a apreciar sino fuera porque lo único que tenía en su mente era la imagen de Amy Rose, casi como un trauma de la infancia.

Recordaba como ella tendía a perseguirlo por todo el campus escolar, sin darle descanso, así como las cientos de bochornosas situaciones que lo había involucrado al decirle a toda la escuela que era su pareja, razón por la cual no pudo siquiera contemplar en tener novia durante toda la secundaria hasta que ella se marchó, pues todas las mujeres del lugar parecían temerle, al igual que la mayoría de hombres.

Vio a sus espaldas el edificio de apartamentos que dejaba atrás, frunciendo el ceño ante la idea de la locura que sus amigos proponían. Ellos podrían querer tener tanta relación con ella como quisieran, pero él no volvería a cometer ese mismo error. No, está vez no se cruzaría en su camino, así tuviera que dormir en otro lado o irse a...

Sonic tropezó al no fijar su vista hacia el frente chocando contra alguien para caer de espaldas al suelo ante su descuido.

–¡Perdón, yo... – silenció de golpe al ver a una eriza rosa sobar suavemente su frente ante el golpe.

–Lo lamento, estaba distraída y...– ella calló por igual para verlo con sorpresa.

La eriza de púas cortas lo vio con una clara expresión de asombro.

Los ojos de Sonic recorrieron sin escrúpulos la figura estilizada de la fémina frente él, figura que incluso ante su torpeza no había perdido la gracia de su andar. La eriza vestía unos pantaloncillos cortos de mezclilla que acentuaba sus caderas para que atraer su atención a su pequeña cintura, una cubierta por una blusa rosa de hombro caído, la cual dejaba al descubierto de forma seductora parte de su cuello y hombro desnudo, uno que una camiseta negra de tirantes.

Ella llevaba consigo una bolsa blanca en una mano y una hoja de papel en la otra.

–¿Sonic? – soltó suavemente de sus labios en armoniosa voz.

–¿Eh? – exclamó con verdadera sorpresa, despertando de su embobamiento –¿Cómo sabes... – y entonces le prestó atención a aquellos ojos color esmeralda que lo miraban detenidamente, unos que no podría olvidar –¡¿Amy?!

Como se pudieron dar cuenta introduje un nuevo personaje que nunca había usado antes, Fiona Fox; después de buscar quién podría interpretar el papel perfecto de la novia de Sonic en esta fiction, ella fuera la ganadora.

Después de un bloqueo creativo mi inspiración ha regresado y esta vez con un nuevo Sonamy, uno que tenía pesado desde hace casi un año. No voy a mentir que escribir el inicio de esta historia fue un poco más complicado de lo que pensé, pues reescribir varias veces los primeros capítulos, sin embargo, por fin quede con algo que termine amando.

Así que mis lectores sin mucho más que decir, su autora se despide, Kat fuera.

Las cosas han cambiado desde la secundaria y los sentimientos de Amy también. Una pequeña reunión está por cambiarlo todo. Capítulo 2: La reunión.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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