Capítulo 7
Antes de que los fantasmas fueran un tema relevante en la ciudad, en su vida misma, Wes siempre que se veía en el espejo se llegó a preguntar sobre qué había de mal en él.
Tenía que haber algo en él, tenía que haberlo. ¿Por qué otra razón su padre lo dejó de amar? ¿Por qué otra razón su madre lo abandonó?
¿Por qué otra razón parecía no encajar en ningún lugar?
Desafortunadamente para Wes, él nunca logró encontrar ningún defecto en su reflejo, incluso ahora en la actualidad. Sí, puede que la falta de sol le haya afectado negativamente hasta el punto de estar tan pálido como un fantasma (lo cual es irónico considerando que se terminará convirtiendo en uno al final de todo esto) y puede que también se haya descuidado un poco el cabello como para tenerlo tan largo hasta casi llegar a los hombros, pero esos pequeños defectos no eran los que buscaba Wes.
¿Tal vez era su voz? No. Incluso si hubo ciertos compañeros de clase que se quejaron sobre su voz "chillona", lo cierto era que la gente en sí ya lo ignoraba incluso antes de abrir la boca.
¿Posiblemente sea su olor? Tampoco podía ser eso, Wes solamente comenzó a apestar después de cada entrenamiento o partido de baloncesto. Además, siempre que terminaba dicha actividad se aseguraba de tomar una ducha a comparación de otros chicos que no les importaba en lo más mínimo estar con la ropa húmeda por el sudor.
¿Quizás sea su altura? Eso podría ser una posibilidad. Wes sabía que era un poco alto para su edad y jugar baloncesto no le ayudó en nada para controlar el famoso "estirón" de la pubertad. Pero, para ser realistas, difícilmente podía ahuyentar a alguien por ser un poco más alto de lo normal.
Danny también dio un pequeño estirón en el último año y nadie se sintió intimidado por él.
¿Entonces qué era? ¿Por qué todos lo evitaban? ¿Acaso nadie lo encontró interesante? ¿Nadie sintió curiosidad de acercarse a él, para conocerlo, incluso antes de ser conocido como el loco conspiranoico de su escuela?
¡¿Qué había mal en él?!
Irónicamente, todas esas preguntas ya no importaban.
Había pasado tanto tiempo desde que Wes sintió los cálidos rayos del sol en su piel, desde que vio la hermosa luna y las estrellas adornando el cielo, que Wes se llegó a preguntar internamente si su encarcelamiento tendría un final.
¿Tal vez...? ¿Tal vez pueda convencer a Vlad de que lo deje salir? ¿Aunque sea por unos minutos bajo su vigilancia?
Wes sabía que no podía huir. Además, también estaba el hecho que él no quería huir.
Sí, puede que aquel pensamiento habría horrorizado a su antiguo yo, pero Wes es realista y él tuvo que aceptar la dura verdad hace tiempo atrás.
No tenía sentido huir. Vlad siempre sabrá donde estará.
Pero... Incluso si el pensamiento de huir ya no estaba arraigado en sus prioridades, Wes todavía deseaba ver la brillante luna en el cielo oscuro, de sentir los cálidos rayos del sol en su piel y de respirar el relajante aroma a pasto o hierba húmeda por la lluvia.
Oh, cuanto echaba de menos su lugar secreto.
Wes no tenía planes de huir, en especial ahora que Vlad se había vuelto muchísimo más afectuoso con él una vez que regresó de su extensa y misteriosa investigación, una investigación que se negaba a compartir con los demás por alguna extraña razón.
En un principio Wes creyó que el nuevo afecto hacia él era una forma de pedir perdón, un perdón por haberlo abandonado toda una semana entera, pero cuando el afecto nunca desapareció... bueno, Wes simplemente no pudo evitar embriagarse con dicho afecto.
El cariño que le dio el hombre de cabello plateado no fue nada perturbador, ni mucho menos fue algo asqueroso. No. Vlad simplemente le dio pequeñas palmadas en la espalda y revolvió su cabello con afecto mientras alababa sus logros del día.
— Hiciste un buen trabajo ahí, pequeña comadreja —elogió Vlad una tarde después de su entrenamiento —. Skulker no lo admitirá, pero has superado por completo sus expectativas... y las mías también.
La boca de Wes de repente se sintió seca.
— ¿E-enserio? —tragó duro mientras evitaba su mirada —. ¿En verdad lo hice?
— Oh, por supuesto —asintió —. Eres un chico de aprendizaje rápido. Además, Skulker está ansioso, por no decir emocionado, de enseñarte a usar sus armas en tu próxima sesión con él.
La pequeña palmada en su espalda y la sonrisa orgullosa del adulto hizo estremecer a Wes en el buen sentido.
Estaban orgullosos de él... ¡Estaban orgullosos de él!
Fue a partir de ese entonces en el que Wes se dio cuenta de que Vlad comenzó a tratarlo como si en verdad fuera su hijo... un hecho que lo hacía estremecer y lagrimear ante el afecto que le hizo falta toda su vida.
Los elogios... los pequeños gestos de cariño que hasta hace poco conoció... Sí, no. Wes no tenía planeado huir, no ahora que probó el fruto prohibido.
Pero, incluso si le gustaba creer que Vlad nunca daría marcha atrás para tenerlo como su futuro hijo, una parte de él teme que cambie de opinión.
¿Qué podía hacer?
¿Cómo podía evitar que el hombre no lo abandonase?
Wes no era tonto. Desde un principio le habían dicho que la razón principal de su captura fue por el simple hecho de parecerse físicamente a Danny.
Ese simple hecho en un principio fue molesto y bochornoso, ya que nuevamente esa pequeña coincidencia le estaba mordiendo el trasero y de la peor manera posible. Pero, ahora que no podía pensar en un mundo lejos de Vlad... Wes simplemente no pudo evitar pensar en qué más debería hacer para parecerse más a Danny.
¿Debería preguntarle a Vlad si debería teñirse el cabello? ¿Tal vez necesitaba algunos pupilentes? ¿Debería usar maquillaje para ocultar sus pecas?
Cada pensamiento, uno peor que el otro, cruzó por la mente de Wes mientras se veía en el espejo.
No le gustaba la idea de tener que cambiar su aspecto para intentar imitar algo que no es, pero tampoco le gustaba la idea de ser olvidado por Vlad.
¿Qué debería hacer?
¿Cómo podría llamar su atención?
Wes debatió en silencio frente al espejo del baño por casi cinco minutos hasta que se dio cuenta de que en todo ese tiempo se la pasó jugando con su cabello largo.
Cabello largo... tan largo que hasta podría hacerse un...
Los ojos del pelirrojo se abrieron ante la repentina e inesperada idea, una idea que le hizo darse cuenta de que no necesariamente tenía que cambiar por completo su imagen para parecerse a Danny.
—————————
—¿El banquete está casi listo? —Vlad preguntó mientras miraba por encima de su hombro.
El fantasma, de aspecto desagradable pero con ropa formal, asintió suavemente mientras lo miraba desde la puerta de la habitación.
Contento con la respuesta, Vlad giró y se permitió dar una pequeña sonrisa frente a su sirviente no vivo (algo que muy rara vez hacía).
—Bien —asintió —. Hazles saber a los demás que tienen dos horas como máximo para tener todo el banquete listo y el comedor preparado —pausó, mientras su sonrisa se ensanchaba aún más—. Asegúrense de tener todo perfectamente ordenado. ¿Quedó claro ?
El fantasma, pese a no ser afectado por el clima, tembló de pies a cabeza ante la mirada fulminante que le dio su amo antes de asentir rígidamente la cabeza.
El miedo que infundía el halfa hacia el pobre fantasma fue bastante notorio cuando este último salió de la habitación como una persona normal y no como un fantasma que simplemente puede atravesar las paredes.
Una vez estando solo, Vlad se dio el lujo de relajar su expresión y postura.
El día para convertir a Wes en un halfa, en su hijo mitad fantasma, se estaba acercando con demasiada rapidez.
¿Estaba nervioso? Por supuesto que lo estaba. Incluso si ya se dejó bastante claro lo que tenía que hacer para poder crear un halfa, Vlad no podía dejar de estar nervioso por la posibilidad de fallar.
No estaba garantizado de que replicar un accidente diese los mismos resultados.
¿Daría marcha atrás? No, incluso si él lo desease, su obsesión no dejaría de atormentarlo. Eso y porque ya era demasiado tarde como para pensar en detenerse.
Se había apegado demasiado con el chico, hasta el punto que ahora no podía imaginarse volver a su vida solitaria sin él.
El tiempo era escaso. Vlad dudaba mucho poder formar muy buenos recuerdos entre el chico y él, por esa misma razón utilizará los conocimientos que adquirió sobre la clonación para crear y alterar viejos recuerdos de Wes.
Crear recuerdos falsos, para que Wes crea que él en realidad era su padre biológico, siempre formó parte de su plan original. La obsesión de un fantasma está completamente ligada a sus emociones y recuerdos durante el lapso de su muerte, por esa misma razón Vlad tiene la obsesión que tiene al igual que Daniel y todos los fantasmas que se materializaron en la Zona Fantasma.
Si jugaba bien sus cartas, existía la gran posibilidad de que la obsesión del chico vaya a estar ligada a él.
Vlad siempre deseó una familia... y Wes también.
Ambos se complementaban, ambos deseaban algo que nunca tuvieron, ambos fueron rechazados e ignorados.
Puede que el plan original de Vlad haya sido tener a Danny como su hijo mitad fantasma y conquistar el mundo con sus poderes combinados, pero el constante sabor de la derrota, el constante recordatorio de que su obsesión lo estaba consumiendo... No, Vlad ya no podía darse el lujo de tener ese tipo de sueños.
Si Vlad consigue su cometido, si consigue que Wes sea un halfa como él, si consigue a su tan anhelada familia, a su hijo, todos sus problemas se terminarían de resolver. ¿Por qué tendría que complicar más su vida conquistando el mundo si finalmente podría ser feliz?
Con ese nuevo pensamiento Vlad se miró en el espejo una última vez con una sonrisa de suficiencia antes de volverse completamente invisible e intangible para descender a la parte más profunda de su mansión.
Mientras la visión del halfa se veía abruptamente oscurecida por las interminables capas de tierra y roca que fue atravesando, Vlad repasó una vez más los siguientes movimientos de su plan actual.
Era bastante obvio que Daniel y sus amigos terminarían descubriendo la verdad tarde o temprano. Dejar la alcaldía de Amity Park sin razón aparente terminará levantando demasiadas sospechas y claramente provocará que el pequeño grupo de adolescentes (al igual que algún que otro ciudadano) lo investigue minuciosamente para descubrir la verdad sobre su inesperada decisión de abandonar la alcaldía.
Ser alcalde de Amity Park fue, de cierta forma, divertido. Si se ignoraba todo el papeleo y la burocracia a la que tuvo que estar sometido por ser el líder de una ciudad, imponer leyes que terminarían interponiéndose en el camino de Daniel fue demasiado satisfactorio. No obstante, Vlad no podía darse el lujo de quedarse en la ciudad, sabiendo que tarde o temprano Wesley terminaría saliendo a luz como su hijo "perdido".
Ser multimillonario, famoso, era algo que él siempre deseó. Sin embargo, una vez que Wes salga a la luz, una vez que el rostro de su hijo sea captado por una cámara, claramente los habitantes de Amity Park terminarán alzando la voz y los malditos paparazzi lo perseguirán como animales hambrientos para saber la verdad.
Era arriesgado, Vlad fácilmente podría mantener a Wes en el anonimato para que los medios de comunicación estén alejados del chico y de él, pero... ¿Por qué debería mantenerlo oculto si fácilmente podría convencer al mundo entero de que tuvo un hijo sin siquiera saberlo? Su vida antes de ser multimillonario es un completo misterio. La gente no cuestionará la historia que decida contar.
Además, el resto del mundo creía que los ciudadanos de Amity Park estaban locos, que ellos habían perdido el sentido de la razón por el agua "contaminada" que accidentalmente consumieron y que ahora veían fantasmas. ¿Por qué deberían creer que Vlad Masters, dueño de varias empresas y multimillonario mundialmente reconocido, estaba mintiendo sobre su hijo?
Habría preguntas, y los medios de comunicación estarían encima de él, pero fácilmente podría convencer tanto al mundo entero como a los propios ciudadanos de Amity Park.de que Wesley Weston era en realidad su hijo. Varios ya habían visto el desinterés de Walter Weston, él puede convencerlos.
De hecho... también podría convencer a Daniel. Después de todo, nadie sabía sobre la madre del pelirrojo.
El núcleo de Vlad ronroneó, emocionado ante aquella posibilidad mientras descendía más y más hasta que su visión se aclaró por completo una vez que llegó a su destino.
Una habitación, elegante y cómoda, que rivalizaba con la suya propia, le recibió una vez que terminó de bajar.
Permitiendo que sus pies y el resto de su cuerpo volvieran a su estado sólido, Vlad pisó el suelo de madera sin hacer ningún tipo de sonido y observó a su alrededor.
El silencio y la falta de movimiento debió haber hecho sonar las alarmas en su cabeza, pero no había nada de qué preocuparse. Tras el primer y último intento de escape de Wes, Vlad se aseguró personalmente de modificar todas las rejillas de ventilación para evitar otra fuga.
Tampoco es como si el chico hubiera mostrado algún incentivo de querer escapar.
—Estás aquí.
Vlad parpadeó ante la repentina voz que sonó detrás de él. Tan perdido estaba en sus propios pensamientos que se perdió por completo el momento exacto cuando la puerta del baño se abrió.
Con una suave y amorosa sonrisa formándose en su rostro, Vlad giró sobre sus talones y miró al adolescente que tanto ocupaba sus pensamientos. No obstante, su expresión se congeló ante lo que vio.
En sí no había nada malo con lo que terminó encontrando, pero, sí su memoria no le había comenzado a fallar, él recordaba a un Wes con el cabello largo, y lo que estaba frente a él no era eso.
¿Él mismo se cortó el cabello?
Sabía que había descuidado un poco al chico en cuanto a apariencia se refiere, pero él no podía arriesgarse a llevar a alguno de sus sirvientes fantasmales para que hicieran el trabajo. Incluso si eran leales a él, Vlad no podía garantizar que guardasen el secreto sobre el adolescente.
Sus sirvientes eran débiles y descerebrados, pero útiles en limpieza y trabajos sencillos.
Tampoco podría haber llevado (por no decir raptar) a un estilista. No sabía exactamente cómo reaccionaría Wes ante otro humano... y no estaba dispuesto a averiguarlo.
La falta de socialización provocó que Wes se obsesionará con él. Vlad no iba a permitir que algo tan mundano como un corte de cabello arruine eso.
Podría haber intentado cortarle él mismo el cabello, pero Vlad nunca fue bueno con el cabello y las tijeras, por esa misma razón rechazó inmediatamente aquella idea.
Pero, para su propia sorpresa, Wes pareció saber cómo cortarse el cabello... y la imagen frente a él lo dejó muy en claro.
—¿Vlad? —dijo Wes con voz nerviosa mientras jugaba con las tijeras de su mano —. Yo... ¿E-está todo bien?
—¿Eh? Oh, sí. Todo está bien, pequeña comadreja —parpadeó —. Simplemente tu corte de cabello me tomó por sorpresa. No tenía idea de que fueras bueno usando tijeras.
Wes seguía sin acostumbrarse a los halagos, eso se demostró por sí solo cuando una de sus manos se dirigió nerviosamente a su cuello para sobarse mientras evitaba mirarlo a los ojos, un gesto que Vlad conocía muy bien, un gesto que solamente había visto con cierto adolescente de cabello oscuro y ojos azules.
Tan parecidos en muchos aspectos... y ninguno de los dos conocía la verdad.
—E-entonces... —vaciló —. ¿Por qué no viniste a visitarme en el almuerzo? ¿Sucedió algo importante o...?
Wes intentó no sonar ansioso y desesperado, pero sus ojos, el movimiento constante de sus manos y el tono de su voz, arruinó por completo aquella fachada desinteresada que intentó dar.
—No sucedió nada importante —explicó con una media sonrisa mientras caminaba hacia su dirección con pasos tranquilos—. Al menos no algo que pueda contarte... por ahora.
—Oh... —suspiró aliviado—. Yo... bueno, recuerdo que habías dicho que hoy era un día especial. ¿Lo escuché mal? —alzó la mirada —. ¿O todavía no es ese día?
El énfasis que dio en sus palabras y su actitud nerviosa lo confundió demasiado, pero, tras pensarlo un poco mejor, Vlad comprendió el porqué de dicha actitud.
Por supuesto que el chico iba a malinterpretar sus palabras pensando erróneamente que aquel día lo iba a convertir en un halfa como él.
¿Era demasiado tarde para darle al adolescente un calendario?
—Mi querida e ingenua comadreja —colocó la mano en su hombro una vez estando frente a él—. Hoy es un día especial, sí, pero no es ese día especial que tienes en men-
Las palabras de Vlad murieron en su garganta y su mente quedó completamente en blanco cuando su mirada se enfocó en el cabello rojizo de Wes.
No lo había visto antes, más que nada porque antes había estado mirando al pelirrojo de frente desde el otro lado de la habitación, pero ahora que estaba junto a él, Vlad notó que Wes no se había cortado por completo su cabello. No, al contrario, solo le dio forma.
El cabello rojizo estaba perfectamente recortado de frente y su peinado era igual a como lo recordaba, pero en cuanto a la parte de atrás... eso fue una cosa bastante diferente.
Vlad, aun sin palabras y con la boca ligeramente abierta por la sorpresa, movió lentamente la cola de caballo que nunca antes había estado en la nuca del pelirrojo.
Era una coincidencia, tenía que serlo. No había manera alguna de que Wes lo haya hecho a propósito para parecerse a él. Pero, por cada segundo que pasaba mirándolo, Vlad no podía evitar pensar que en realidad lo hizo por él, para parecerse a él.
—¿Un nuevo peinado, eh? —dijo con una sonrisa temblorosa.
Un suave tinte rosado adornó las mejillas pecosas del adolescente ante la señalización, sin embargo, gracias a su piel completamente pálida, su coloración lo hizo destacar más de lo normal.
—Uhh... ¿S-sí? —tragó duro —. E-es decir... Tengo algo de experiencia cortándome el cabello, p-pero necesito dos espejos para cortar la parte de atrás, a-algo que no tengo en el baño. ¡Y-y luego me acordé de ti! —rio con nerviosismo —. ¿Ya sabes? ¿S-sobre aquella vez que me contaste del porqué comenzaste a amarrarte el cabello? Y-y bueno... —miró sus pies, mientras su rostro se encontraba completamente rojo —, ¿a-aquí estamos?
Claramente todo el balbuceo fue una completa mentira, pero Vlad no lo cuestionó y eso se debió a una simple y pequeña cosa; Wes intentaba parecerse a él.
El chico estaba intentando parecerse a él.
Vlad se volvió bastante bueno en ocultar sus emociones. Era, después de todo, un hombre de negocios y un político. No podía dejar que vieran sus debilidades, él tenía que ser el depredador, no la presa. Pero, nadie es perfecto, y Wes atacó sin querer una parte bastante sensible en él.
—¿Vlad? —el dueño del nombre parpadeó y lo miró —. ¿E-estás bien? ¿No estás enojado verdad? —abrió los ojos cuando las palabras salieron de su boca —. ¡S-si es así, me lo quitaré! ¡Lo juro!
Aquellas últimas palabras hicieron entrar en razón al hombre porque no, él no quería que Wes se lo quitara.
—E-estoy bien, pequeña comadreja —se aclaró la garganta, mientras su corazón palpitaba y sus ojos picaban —. No estoy enojado contigo, simplemente me tomaste por sorpresa.
La tensión en el adolescente desapareció de su rostro y una expresión aliviada ocupó su lugar.
—Eso... eso es bueno —asintió para sí mismo con una media sonrisa formándose en sus labios —. Entonces... —vaciló —. ¿Qué piensas?
¿Qué pensaba?
Vlad nunca antes se había sentido tan feliz como ahora.
Su futuro hijo estaba intentando parecerse a él y eso le hizo suspirar pesadamente por la nariz.
Estaba feliz por lo que estaba haciendo Wes. Entonces... ¿Por qué era tan difícil admitirlo?
Todavía no es tu hijo, pero temes perderlo.
—Me... me gusta —rompió el silencio—. Te queda bastante bien.
La sonrisa que apareció en el rostro del pelirrojo ante sus palabras es algo que Vlad jamás olvidará.
La forma en la que sus ojos brillaron y lo miraron como si él fuera su todo calentaron su corazón, su alma, como nunca antes.
Mientras su mano acomodaba la cola de caballo color cobre, la suya, por alguna razón que no podía explicar, comenzó a pesar.
Fue difícil soltar aquel puñado de pelo, pero cuando lo hizo, Vlad miró a Wes con nuevos ojos.
—Entonces... ¿Hoy es un día especial?
La sonrisa de Vlad volvió a aparecer en su rostro tras recordar la razón del porqué estaba ahí.
—————————
Wes sabía que su última decisión fue sumamente arriesgada. No había forma alguna de crear (al menos en el poco tiempo que tuvo) alguna mentira creíble sobre el porqué decidió hacerse una cola de caballo similar a la que tiene Vlad.
Para ser realistas, ni siquiera él sabía exactamente qué reacción esperaba del hombre. ¿Tal vez esperó una sonrisa? ¿Un elogio? ¿Un ceño fruncido?
No importaba. Wes jamás esperó presenciar aquella reacción en blanco que le dio Vlad.
La falta de respuesta y los hombros tensos, como si hubiera presenciado un asesinato frente a sus ojos, fue algo que lo asustó hasta más no poder, ya que, por unos instantes creyó que el hombre arremetiera contra él, arruinando por completo cualquier posibilidad de conectar aún más con el hombre.
De asegurar su lugar como su hijo.
Los pocos segundos sin respuesta fueron bastante cardíacos, como si estuviera en una sala de urgencias esperando a que el doctor llegara hacia él con las malas noticias. No obstante, el jodido mundo pareció finalmente compadecerse de él.
El hombre, el mismo hombre al que hace unas semanas atrás no podía ver al rostro sin sentirse furioso por lo que le había hecho, lo miró a los ojos con una felicidad que solamente había visto reflejado en los padres de sus compañeros de clase cuando ganaban un partido de baloncesto, una expresión que esperó desesperadamente ver alguna vez en el rostro de su propio padre.
Como si la aprobación de Vlad no fuera ya suficiente para dejarlo feliz el resto de la semana, Wes tuvo que aferrarse a lo primero que encontró para no caerse al suelo cuando finalmente descubrió el porqué aquel día era tan especial.
Vlad lo iba a llevar a la superficie.
¡Vlad finalmente lo iba a llevar a la superficie!
La euforia que sentía ante aquel regalo inesperado fue tanta que Wes terminó ignorando por completo la extraña e incómoda sensación de no sentir el duro suelo debajo sus pies mientras Vlad lo llevaba volando hacia la superficie.
Una vez que sus pies tocaron el suelo, Wes miró a su alrededor, reconociendo inmediatamente el lugar donde terminó siendo llevado.
El vestíbulo principal, el mismo lugar donde hace un tiempo atrás había sido acorralado en su inútil intento de escape, fue el primer lugar donde Vlad lo llevó para poder comenzar un tour en la mansión.
Vlad, entusiasmado de mostrar su hogar, de enseñarle sus más grandes logros y adquisiciones como un hombre multimillonario, él lo llevó a diferentes partes de la mansión mientras le narraba historias sobre cada cosa que le fue llamando la atención.
Wes nunca miró atrás, él nunca miró la salida que anteriormente había mirado con alegría pura y sin refinar, un hecho que no pasó para nada desapercibido por Vlad.
Contento ante esa reacción, el hombre continuó guiando al curioso adolescente por los extensos pasillos de su mansión, ajeno a los ojos que se sintieron atraídos por la hermosa vista que se desarrollaba en el exterior de las ventanas.
Wes no sabía exactamente cuanto tiempo ha pasado desde que fue alejado de la civilización humana, no obstante, él recordaba perfectamente bien que aún faltaban meses enteros para que comenzara a nevar.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que fue secuestrado?
¿Acaso importa? Una cruel y risueña voz resonó en su cabeza.
Nada ha cambiado en tu ausencia, ¿por qué te interesa saber qué día es?
Wes se estremeció. La cruel voz que susurró en su cabeza tocó un punto sensible en su corazón, pero, por más que le doliese, sabía que era verdad.
No importaba qué día u hora era. Dudaba mucho que las cosas fueran diferentes ahora que él ya no estaba.
Por suerte para Wes, aquellos pensamientos conflictivos tuvieron que cesar de golpe una vez que se percató que el hombre que estaba siguiendo dejó de caminar.
Curioso, pero temeroso de haberse perdido algo importante, Wes alzó la vista y miró a Vlad a los ojos.
—Uhm... ¿Sucede algo?
Vlad pareció no haberlo escuchado, ya que sus intimidantes ojos azules lo siguieron observando en completo silencio.
—Tienes frío.
Wes parpadeó, confundido ante la repentina declaración.
Había estado tan emocionado de estar en la superficie que se había perdido por completo el estado tembloroso de su cuerpo por la nevada exterior.
Para sorpresa del adolescente, Vlad se quitó la chaqueta elegante que normalmente usaba y se la entregó. Vacilante, pero al mismo tiempo agradecido, Wes tomó la chaqueta y se la colocó por encima de su espalda como una capa, disfrutando al instante del calor reconfortante que la prenda le proporcionó.
—Te pido mis más sinceras disculpas, Wes —dijo Vlad, genuinamente avergonzado —. Ser un halfa me ha dejado algo ajeno al clima. Me había olvidado por completo que mi mansión suele tener una temperatura bastante baja en esta época del año. Lo siento.
—E-está bien —tragó duro ante la muestra de cariño, mientras se envolvía aún más en la chaqueta —. Realmente no me había dado cuenta del clima hasta que lo mencionaste.
Vlad frunció el ceño y negó con la cabeza.
—No. No está bien. Debí haber puesto más atención —se enderezó —. Como tu futuro padre; es mi obligación ver por tu comodidad y bienestar. Estaba tan emocionado de traerte aquí, en esta noche tan especial, que olvidé por completo que sigues siendo un simple humano.
Wes, avergonzado por la preocupación que mostró Vlad hacia él, su rostro se volvió a tornar en un tono rojizo, un tono que terminó subiendo hasta sus orejas por la atención que le dieron.
Puede que la chaqueta de vestir que le dio el hombre no caliente casi nada, ya que, después de todo, la ropa formal como esa no estaba diseñada para proteger a alguien del frío, pero sí proporcionó una delgada capa de calidez en su corazón por el gesto que hizo Vlad.
Además, la vergüenza que sentía igualmente lo fue calentando.
—Un día especial —dijo de repente, intentando cambiar el tema —. Sigues diciendo lo mismo, pero al mismo tiempo sigues sin decir el porqué hoy es un día especial. ¿Por qué?
La molestia que había mostrado Vlad por su pequeño descuido quedó en segundo plano ante aquellas palabras.
—Hoy se celebra un día muy especial—la sonrisa volvió a su rostro—. Pero, para ser sinceros... ¿Por qué arruinar la sorpresa diciéndote lo que se celebra hoy, si en su lugar puedo mostrártela?
Wes, curioso por lo que acaba de escuchar, alzó la ceja interrogante mientras veía al hombre caminar hasta la enorme puerta que estaba a pocos metros de distancia.
Justo cuando Wes abrió la boca para preguntar algo, la mano del hombre giró el picaporte de la puerta.
Pasar de un pasillo tenuemente alumbrado por antorchas a una habitación completamente alumbrada por lámparas de luz lo terminó cegando momentáneamente, pero, cuando su visión se logró adaptar al cambio, la expresión de su rostro terminó siendo digna de una foto.
El lugar donde terminó siendo llevado era un comedor, un comedor de gran tamaño con ventanas casi tan largas y anchas como las paredes mismas. Como si el amplio comedor con una mesa tan grande y extensa no fuera ya suficiente para dejarlo boquiabierto, entonces la comida que estaba encima de dicha mesa lo dejó sin aliento.
Puede que las matemáticas y los cálculos no sean lo suyo, pero Wes estaba bastante seguro que la cantidad de comida que estaba frente a él podía alimentar por completo a varias familias sin hogar durante días.
—¿Qué...? —susurró, con los ojos muy abiertos mientras se adentraba al comedor —. ¿Qué es todo esto?
Vlad se paró a su lado y colocó una de sus manos en su hombro mientras miraba al frente.
—Esto, mi querido muchacho, es una pequeña muestra de nuestras futuras celebraciones que pasaremos juntos... —volteó a verlo a los ojos —. Como padre e hijo.
Wes tragó duro mientras las mariposas revoloteaban en su estómago.
—¿P-pero qué estamos celebrando exactamente?
La sonrisa del multimillonario se ensanchó aún más.
—Wesley, querido hijo mío, hoy es Navidad.
Navidad.
¿Por eso estaba nevando en el exterior?
Él nunca había sido un aficionado a esa festividad en particular, más que nada porque no tenía con quién celebrarlo.
Ver a Vlad emocionado por esa fecha, de querer celebrarlo con él, lo dejó al borde del llanto.
Wes había odiado al hombre que estaba frente a sus ojos por lo que le hizo, por el ligero lavado de cerebro que le hizo en el pasado, pero ahora, en ese preciso instante, Wes simplemente no podía dejar de pensar en Vlad como su padre.
Padre.
Él tenía un nuevo padre... y parecía que le iba a dar el mundo entero si él mismo se lo pidiese.
¿Cómo podría él odiar al hombre después de todas las muestras de afecto y preocupación que le ha mostrado?
En un principio estuvo completamente de acuerdo en la decisión de Danny sobre no unirse a Vlad, pero ahora solo podía pensar que fue un tonto al rechazarlo.
Vlad siempre le mostró al mundo entero la máscara de un hombre poderoso e intimidante, un hombre que no le temía a nada, pero en esos últimos meses, Wes se dio cuenta de que aquel mismo hombre era alguien que ansiaba el amor y el afecto que solo una familia puede dar, un tipo de afecto que él igualmente deseó durante toda su vida.
Tenía razón, en verdad eran similares... y ahora lo entendió.
Llorar se había vuelto algo común en estos días, más que nada por todas las muestras de afecto y atención que terminó recibiendo. Por lo tanto, no fue una completa sorpresa que Wes decidiera romper el poco espacio que había entre los dos para poder ocultar su rostro húmedo por las lágrimas.
—Y-yo, y-yo... —su voz se quebró por completo, convirtiendo sus palabras en un balbuceo difícil de entender —. Yo n-no tuve a nadie a-a mi lado p-para poder pasar la na-navidad. S-siempre la pasé so-solo. Walter siempre, Wa-Walter siempre m-me dejó solo en estas fechas...
Vlad, con un nudo en la garganta por conocer dicho sentimiento de soledad, rodeó al adolescente tembloroso con uno de sus brazos y lo pegó aún más a su cuerpo.
—Tranquilo, Wes —susurró —. Ahora estoy aquí. Yo igualmente estuve solo por varios años, pero ahora te tengo a ti... y tú a mí. Nunca más estaremos celebrando esta festividad en soledad.
Wes sollozó más fuerte ante sus palabras.
Unos meses atrás, cuando apenas había sido secuestrado, Wes sintió aquel lugar como una prisión, una jaula de oro sin salida alguna. Pero ahora, él no podía dejar de pensar que estaba finalmente en casa... con su padre... con su familia.
Vlad era su padre ahora. Si un día le pide que le ayude conquistar el universo, él lo hará a su lado sin dudarlo.
—Vamos, Wes —alzó su rostro y le limpió las lágrimas con el pulgar —. La cena está lista y servida. Sería una pena desperdiciarla en esta hermosa noche de navidad, ¿verdad?
El pelirrojo era consciente que terminaría con el estómago lleno antes de probar todos los platillos servidos frente a él, pero, por una vez en su vida, Wes terminó lanzado cualquier pensamiento coherente por la ventana y se dejó llevar hasta la mesa.
La cena transcurrió sin ningún incidente. Vlad y Wes, en su momento, compartieron varias charlas y disfrutaron de la velada como un estereotipado cuento navideño. Incluso ahora, después de que ambos terminaran satisfechos, tanto el hombre como el adolescente se asentaron frente a la chimenea junto a un árbol de navidad, disfrutando de la compañía del otro.
Saber que esa noche era navidad, y que de ahora en adelante no pasaría las futuras festividades solo, en una casa fría y desprovista de amor, dejó al pelirrojo sin habla. Era demasiado bueno para ser verdad, tanto que le hizo creer que estaba en un sueño.
Wes todavía no tenía el valor suficiente de decirle "papá" a Vlad, pero estaba bastante seguro que terminará esa noche diciéndolo por accidente.
La velada todavía era joven, pero Wes, con el estómago lleno y con una sensación de paz en el pecho, sentía que el sueño lo consumía por cada minuto que pasaba, en especial cuando estaba sentado en el sillón más cómodo del mundo mientras se recargaba en Vlad.
La sala de estar era, sorprendentemente, el lugar más... "pequeño" a comparación del resto de lugares que ha visitado en la mansión de Vlad. Puede que haya una razón en particular, puede que no. Al final eso no importaba, Wes estaba cómodo viendo la fogata junto a Vlad... mientras un gato descansaba en su regazo.
Conocer a Maddie (el gato de Vlad) fue inesperado. Claro, gracias a la prensa, él ya sabía sobre su existencia, pero conocer a la mascota del hombre en persona fue algo que jamás imaginó.
Wes nunca tuvo una mascota, pero eso no significó que hubiera deseado tener alguno.
En más de una ocasión se llegó a preguntar si Walter le dejaría tener un hámster, tal vez un perro o un simple pez dorado, pero no fue necesario hacer la pregunta para saber la respuesta.
¿Tal vez...? ¿Será posible que Vlad lo deje tener una mascota? No tenía nada en contra de su gato persa, pero aquel deseo infantil de tener una mascota propia seguía presente en su frágil y anhelante corazón.
Puede que incluso lo deje tener una mascota exótica como un hurón. Esas pequeñas criaturas peludas se veían adorables en los videos de internet...
Una suave, casi imperceptible sonrisa, apareció en el rostro de Wes mientras su mano seguía acariciando el lomo peludo de Maddie.
La calidez de la fogata, el suave olor a madera y el relajante sonido del ronroneo del gato adormeció al pelirrojo hasta un punto que sus ojos comenzaron a cerrarse con mayor frecuencia.
Vlad, al darse cuenta de eso último, se aclaró la garganta y muy a regañadientes enderezó al adolescente.
—Todavía no puedes dormir, pequeña comadreja.
— ¿Uhm? —parpadeó.
—Todavía no puedes dormir —repitió —. Entiendo que estés cansado. Hoy fue una noche llena de sorpresas, pero aún faltan algunas otras sorpresas por descubrir.
Un suave ceño fruncido apareció en el rostro somnoliento del pelirrojo.
—¿Qué clase de... sorpresas? —dijo entre bostezos.
Vlad, en lugar de responder con palabras, alzó una de sus manos y, mostrando nuevamente sus habilidades sobrehumanas, hizo que una de las cajas que había debajo del árbol adornado se acercara a ellos.
El gato, al ver dicha caja acercándose hacia su dirección, rápidamente saltó del regazo del adolescente y se marchó hasta su propia cama.
Una vez que el regalo llegó a reemplazar el lugar donde había estado el persa, Wes miró con curiosidad el regalo envuelto en papel y miró a Vlad.
—Esto... —dijo en voz baja —. ¿Esto es para mí?
La respuesta era bastante obvia, pero Wes decidió preguntar de todos modos para evitar un malentendido bochornoso.
¿Y si el regalo era para Vlad y este solo quería que lo abriese por él?
Por fortuna, Vlad no se burló. Él simplemente asintió y lo miró con un cariño que calentó el corazón agitado de Wes.
Con un pequeño nudo en la garganta, Wes se deshizo del moño elegante del regalo y miró el interior de la caja una vez que la tapa fue retirada.
Lo que terminó encontrando podría haber desilusionado por completo a cualquier niño u adolescente de su edad, pero no a él. No cuando era el primer regalo que recibía en años, un regalo auténtico que no fue dado por obligación o por pena.
Ropa.
Vlad le estaba regalando ropa formal y elegante. Tan solo sentirlo en sus manos le hizo darse cuenta de que aquella prenda solo podía ser pagada y usada por alguien de clase privilegiada.
Puede que aquellas prendas no sean de su estilo, pero, al fin y al cabo, era un regalo; un regalo que le dio Vlad.
Wes ya había llorado mucho esa noche, sus ojos hinchados y cansados fueron prueba de ello, pero el regalo en su regazo casi le vuelve a sacar una lágrima de felicidad.
Era demasiado bueno para ser verdad. Tenía que ser un sueño. No había manera de que en una sola noche se pudiera sentir tan feliz considerando que la vida misma siempre pareció encantada con hacerlo sufrir.
—¿Qué...? ¿Qué es esto?
Sabía lo que era, lo que significaba, pero aun así necesitaba una confirmación verbal del hombre que lo había salvado de la inmensa soledad en la que había estado viviendo antes.
—Esto, mi querido muchacho, es una pequeña muestra de tu futuro a mi lado—dijo con voz orgullosa mientras lo veía sacar la primera prenda de la caja —. Entiendo perfectamente bien que cambiar tu guardarropa es un cambio bastante brusco, pero, como mi futuro hijo y heredero, es necesario dicho cambio para que todos puedan ver lo importante que eres.
Wes no respondió. Las palabras "hijo" y "heredero" que acababa de escuchar no dejaban de rebotar en su cabeza como un balón perdido mientras un sin fin de escenarios imaginarios se formaba frente a sus ojos.
Nunca antes había usado ropa formal. Walter nunca lo llevó a algún evento importante y estaba bastante seguro que mintió acerca de no tener descendencia para evitar llevarlo al famoso día de "trae a tu hijo al trabajo".
Fue triste, decepcionante. Pero ahora, gracias a Vlad, fue imposible para Wes no imaginarse a sí mismo lejos del hombre sin usar algun tipo de vestimenta elegante como él en medio de una reunión importante, siendo el centro de atención por ser el hijo de un hombre tan poderoso e intimidante.
¿La gente le tendrá miedo como lo hacen con Vlad? ¿Acaso será la envidia de muchos por todo lo que terminaría teniendo en sus manos?
Wes no sabía qué pensar al respecto. Nunca antes había estado en ese tipo de situación y, para ser honestos, fue bastante abrumador.
Realmente iba a convertirse en un Masters.
—No pienso obligarte a usar este estilo de ropa todo el tiempo, pero en fechas importantes, como reuniones con la prensa o fiestas de gala, será muy necesario —se enderezó y miró al pelirrojo con fuego en los ojos—. La gente tiene que saber que somos importantes, Wes. Tenemos que demostrarle al mundo que nosotros no estamos por debajo de nadie. Nosotros no vamos a permitir que nos pasen por encima.
Todo... todo sonaba demasiado bien que Wes no pudo evitar hiperventilar de la emoción.
Había sido ignorado por demasiado tiempo, había sido pisoteado y ridiculizado varias veces a lo largo de su vida... y estaba harto de ello.
Ser importante sonaba grandioso, pero luego recordó lo que dijo Vlad y ese sentimiento eufórico se vio opacado por el miedo.
—¿Tú...? —apretó los puños, mientras su boca se abría y cerraba como un pez fuera del agua—. ¿T-tú realmente piensas mostrarme al mundo entero como tu hijo? ¿Es eso una buena idea?
Vlad suspiró.
Por supuesto que el chico estaría asustado. ¿Quién en su sano juicio no lo estaría? Pasar de ser un "don nadie" a alguien famoso y reconocido mundialmente era un cambio demasiado brusco, un cambio que hasta él mismo se llegó a preguntar sobre el cómo fue posible que lo logró sin derrumbarse en el proceso.
—No, Wes. No pienso ocultarte del mundo —volteó y miró la fogata —. Creo entender tu preocupación. Ser hijo de un hombre importante como yo puede ser agobiante y peligroso, pero te aseguro que nadie te hará daño. No mientras yo esté aquí.
Wes negó la cabeza, mientras bajaba el regalo hasta el suelo.
—No me preocupa ser el objetivo "fácil" por ser... p-por ser...—tragó duro y se sobó el brazo mientras lo miraba con vacilación —. ¿Y-ya sabes? ¿P-por ser t-tú hijo?
Vlad parpadeó y miró confundido al pelirrojo, ocultando majestuosamente la emoción que sintió ante la afirmación de Wes sobre ser su hijo
—¿No? —alzó la ceja.
—No —volvió a negar con la cabeza —. Estoy muy consciente de los peligros a los estaría expuesto una vez que decidas contarle al mundo sobre el quién soy. Los hijos de muchas celebridades suelen ser el objetivo principal de varios grupos de secuestradores para obtener ganancias, pero eso no es lo temo. Además, también está el hecho que le pediste a Skulker que me entrenara personalmente para saber defenderme y sé, sin lugar a dudas, que podrás protegerme—pausó y miró su regazo —. No temo ser el objetivo de un grupo de secuestradores que solo desearían sacarte algo de dinero.
Las palabras de Wes quedaron flotando en el aire.
El suave sonido de la leña quemándose llenó el silencio que se formó entre los dos.
—Si no es eso a lo que temes —dijo Vlad, rompiendo el pequeño silencio que se formó en el ambiente —, ¿entonces qué es? ¿Qué es a lo que le temes, Wes?
Wes, aun con la mirada en su regazo, comenzó a llorar.
—Eres la primera persona que se ha preocupado por mí —susurró —. Nadie me había preguntado cómo estaba, nadie me había preguntado cuál era mi color favorito o si me gustaba cierto platillo —alzó la mirada y lo miró a los ojos —. Te odiaba, por lo que me hiciste, por lo que me obligaste hacer tras eclipsarme, pero ahora... ahora no puedo imaginarme una vida sin ti. Has hecho más cosas de lo que Walter ha hecho por mí en toda mi vida, y no quiero perderlo.
Vlad, completamente en shock ante lo que acababa de escuchar, miró al adolescente con los ojos abiertos
—Vlad —la forma en la que lo dijo estremeció al adulto —. Ahora pienso en ti como mi padre, Vlad. Y lo que más temo es que me separen de ti una vez que decidas mostrarme frente a las cámaras.
Wes ya no podía hablar, sus emociones finalmente tomaron control de su cuerpo y, sin dejar que el hombre paralizado frente a él moviese un solo dedo, se abalanzó hacia él y lo abrazó, lo abrazó tan fuerte como sus brazos se lo permitieron mientras enterraba su rostro en el pecho del hombre.
—¡No quiero que me separen de la persona que considero mi padre! —gritó —. ¡¿P-pero qué va a pasar si la gente de mi ciudad descubre que estoy contigo?! ¡No siempre se puede ocultar la verdad!
Vlad finalmente reaccionó ante los gritos. Pero, en lugar de separarse del adolescente que lloraba como un grifo averiado, él le devolvió el abrazo y acarició con cariño su cabello para intentar consolarlo.
—Shh... —silenció —. No llores, Wes. Nada ni nadie podrá separarnos... no ahora que estamos tan cerca de ser una verdadera familia.
Wes no se calmó, pero la mano en su cabeza fue bastante reconfortante como para que pudiera volver a hablar, incluso si fue entre hipos.
—¿N-ni siquiera Da-Danny?
—Ni siquiera él podrá separarnos —dijo con voz seria y determinada —. Haré hasta lo imposible para que él no pueda separarnos. ¿Será difícil? Por supuesto, el chico suele hacerse más fuerte día tras día, pero no me rendiré.
Wes seguía temblando, pero el abrazo y la caricia en su cabeza logró apaciguar su llanto.
Vlad, por el otro lado, evitaba llorar de alegría ante lo que acababa de escuchar.
El chico lo había llamado papá, Wes lo consideraba su padre ahora y ese fue el mejor momento de su vida.
Tenía un hijo.
¡Tenía un hijo!
¡Tenía una familia!
Su núcleo, su obsesión fantasma, ronroneó y tembló de la pura emoción.
Todo iba a salir bien. Será difícil mantener a Wes en secreto de Daniel y sus amigos, incluso si decidiera no mostrar a su hijo al ojo público, pero estaba bastante seguro que podrá mantener al chico a su lado.
Tenía qué .
Esta vez iba en serio. Si Daniel quería jugar a ser el héroe, entonces tendría que estar preparado para lo que se avecinaba.
Cuando todo el mundo conozca a Wesley Masters, nadie vacilará y aceptará de inmediato sus palabras como verdad. Sí alguien de Amity Park intentase decir lo contrario... bueno, ¿a quién le van a creer? ¿A un hombre multimillonario, mundialmente reconocido dueño de varias compañías y participante de organizaciones benéficas, o a un pueblo que cree en fantasmas?
Viera donde lo viera, él seguía ganando.
—¿Vlad? —dijo Wes de repente.
—¿Mmm? —parpadeó, mientras salía de sus pensamientos.
—¿Cómo sé que no me terminarás abandonando ante la primera oportunidad que tengas?
Vlad se tensó y miró al pelirrojo que seguía ocultando el rostro en su pecho.
—¿De dónde viene eso? Yo no pienso abandonarte, Wes. Nadie podrá reemplazarte, ni siquiera un clon.
—... ¿Y Danny?
—Irrelevante. Todo el interés que tenía sobre él ha dejado de existir gracias a ti.
Un pequeño silencio fue todo lo que recibió.
Puede que el llanto del pelirrojo haya cesado, pero sus temblores seguían estando presentes y eso fue todo lo que necesitaba Vlad para saber que el chico seguía sin calmarse.
—... ¿Puedo preguntarte el porqué crees que te voy a abandonar por Daniel?
Wes se estremeció.
—Tú... tú mismo me lo dijiste; estabas tratando de engañar tu obsesión intentando creer que soy hijo de Maddie. Mi parecido con Danny fue la razón por la cual... por la cual me trajiste aquí. ¿No es así? ¿No me trajiste aquí porque me parezco a Danny?
—Wes yo... —suspiró derrotado —. Tienes razón. Mi plan original era un autoengaño, mentalmente intenté verte como un familiar de Daniel para mantener mi obsesión en calma, pero eso ya no es necesario. No lo necesito, ya no.
El pelirrojo no pareció del todo convencido.
—¿Cómo puedo estar seguro de que no me cambiarás por el premio original una vez que lo tengas al alcance? ¿Crees que no pensé sobre el cómo podrías utilizarme, para derrotar a Danny y obligarlo a unirse a ti?
El corazón de Vlad se partió ante lo que escuchó.
—Wes, no pienso cambiarte por Daniel. Admito que en un principio llegué a pensar en eso último que dijiste, pero eso es cosa del pasado. No lo necesito a él, ya no, y eso tiene una explicación.
—... ¿Y cuál es? —entrecerró los ojos.
Vlad, dudoso de abrir la boca, evitó por completo mirar los ojos acusadores del pelirrojo.
No quería hablar, no cuando había una probabilidad bastante alta de que el chico abriese la boca y revelase el secreto que él mismo ha intentado mantener en secreto en los últimos días.
Lastimosamente para el multimillonario, la mirada fulminante de aquellos ojos verdes inyectados de sangre por el llanto fue difícil de ignorar.
Con suspiro derrotado, Vlad miró a los ojos hinchados de Wes.
—Wes... —dijo lentamente, como si estuviera frente a un animal rabioso a punto de atacar su rostro—. ¿Qué tanto sabes sobre tu madre?
La frente del pelirrojo se contrajo ante la pregunta bastante inesperada.
—¿M-mi madre? —Vlad asintió —. Uhh... ¿No mucho? Yo... bueno, yo realmente no recuerdo mucho sobre ella —bajó la mirada avergonzado—. Solo recuerdo que tenía el cabello castaño, salía mucho y... y amaba a Walter y a mí —pausó, mientras el borroso y doloroso recuerdo de su madre yéndose de casa pasaba frente a sus ojos —. O al menos... o al menos yo creo que nos llegó a amar.
Wes ya había llorado demasiado esa noche. Sus ojos ardían y era más que seguro que al día siguiente tendría la vista cansada por el llanto, pero hablar de su madre, un tema que hasta el momento nunca antes había hablado con alguien, provocó que su visión se volviera nuevamente borrosa por las lágrimas.
La diferencia, sin embargo, fue que esta vez sus lágrimas no fueron de tristeza.
—¿Qué tiene ella que ver con esto? —espetó con los puños en blanco —. ¿Por qué quieres hablar de ella?
—Comprendo que hablar de aquella mujer despierta varias emociones en tí, pero ella te ocultó algo, algo muy importante, al igual que Walter y ese secreto, mi pequeña comadreja, es la razón por la cual no necesito a Daniel.
¿Secreto? ¿De qué secreto estaba hablando Vlad? ¿Qué cosa le ocultaron sus padres y qué tiene que ver con Danny?
Wes estaba tan confundido por lo que acababa de escuchar que miró en silencio el rostro plano de Vlad.
—Tu parecido con Daniel es bastante desconcertante. Muchos ya te lo habrán señalado, directa o indirectamente, pero sigue siendo lo mismo; tu parecido con él es sorprendente. ¿Nunca te has preguntado el porqué?
Y Wes... Wes lo sabía. Y sí, él mismo se llegó a preguntar en varias ocasiones el cómo era posible que se pareciese tanto a alguien.
Cuando la gente lo señaló de ser Phantom (y Danny poco después), Wes nunca antes se había sentido tan ofendido por algo u alguien.
¡Él estaba vivo! ¡¿Por qué todo el mundo creía que era Phantom?! ¡Él no era un fantasma!
Pasó de ser invisible, un chico al que nadie reconocía, a un chico reconocido... pero de la peor manera. Y eso, fue solo la punta del iceberg.
Antes de que todo se saliera de control, mucho antes de que Vlad infundiera en él la obstinada y enferma obsesión de revelar la identidad de Phantom sin importar su propia seguridad, Wes fue confundido innumerables veces en la calle o en la escuela con Phantom una vez que el rumor se hizo más fuerte.
Puede que nunca haya formado parte de los A-Listers, pero, al ser un deportista, pasó varios almuerzos a una mesa al lado de ellos y fue en más de una ocasión cuando escuchó las bromas dirigidas hacia él sobre ser un familiar de los Fenton como un primo o un pariente lejano.
También escuchó sobre ser un hermano perdido, sobre haber sido abandonado y adoptado por otra familia, pero él siempre ignoró dichos rumores y lo intentó olvidar en la parte más oscura de su mente.
—Entiendo que esta conversación pueda ser bastante confusa —asintió para sí mismo, ajeno ante la mente distraída del adolescente—. La separación de tus padres parece ser un tema que no está para nada relacionado con tu parentesco físico con Daniel, pero créeme Wes; ambos están muy entrelazados.
Ojos confusos le devolvieron la mirada.
—Desconozco por completo la razón principal por la cual tu madre abandonó a Walter y a ti, pero puedo intuir el porqué decidió no hacerse cargo de tu custodia una vez que se separaron.
Wes exhaló fuertemente por la nariz.
La curiosidad, la incómoda y mórbida sensación que hormigueaba debajo de su piel por querer saber la verdad tras la separación de sus padres, sobre el porqué ninguno de los dos pareció preocuparse por su bienestar tras su separación, creció ante cada palabra que escuchó.
Las respuestas ante lo desconocido fue algo que siempre ha anhelado. Saber que Vlad tenía las respuestas a una de sus más grandes preguntas lo hizo temblar de la emoción... y del miedo.
Irónicamente, en lugar de exigir dichas respuestas como haría en cualquier otro día, Wes soltó una pequeña risa tras recordar los viejos rumores que esparcieron en su escuela por su parecido con Danny..
— ¡¿Qué?! —dijo entre risas —. ¿Acaso me vas a decir que soy adoptado o algo así? ¡¿Esa es la maldita razón por la cual ninguno de mis padres se quería hacerse cargo de mí tras su separación?!
La absurda y cliché historia sobre los gemelos separados al nacer hizo reír a Wes. Pero, mientras reía, una parte de él quería gritar y romper todo lo que había en aquella hogareña habitación al creer que Vlad estaba jugando con sus sentimientos.
—No eres adoptado, Wes —dijo de repente Vlad, ignorando al adolescente que se doblaba de la risa—. Walter es tu progenitor. Su sangre corre por tus venas —pausó, mientras una delgada sonrisa se formaba en sus labios —... Al igual que mi amada Maddie.
Wes dejó de reír.
Tuvo que haber escuchado mal.
Tenía que haber escuchado mal.
No había manera de que él...
—E-estás... ¡ Estás mintiendo! —farfulló, el miedo evidente en su rostro y voz.
Vlad negó con la cabeza.
—Todo lo que te he dicho hasta ahora es verdad, Wesley—se levantó del sofá y caminó perezosamente hasta quedar frente la chimenea —. Es difícil de creer, lo sé. Incluso ahora, teniendo las pruebas en la palma de mi mano, frente a mis ojos, cuesta creerlo. Pero es la verdad.
Wes, completamente paralizado, miró al multimillonario que le daba la espalda mientras este último miraba en silencio los hipnotizantes movimientos de las llamas.
—¿Sabías que la familia de Maddie fingió no conocerla una vez que descubrieron la carrera universitaria que eligió? Bueno, ahora lo sabes —cruzó los brazos detrás de su espalda y continuó mirando la chimenea —. Mi obsesión me ha estado consumiendo y llevando a la locura, Wesley. Cada intento de tener a Daniel como mi hijo mitad fantasma ha fracasado y tu parentesco con él me dio la fantástica idea de aplicar un autoengaño, haciéndome creer que eras un primo de él o un hermano perdido.
Vlad soltó una pequeña risa y volteó hacia su dirección.
—¿Por qué desearía tener a Daniel, un hijo que viene directamente de mi amada y del idiota que arruinó mi vida, si en su lugar puedo tener a su medio hermano que no tiene su sangre contaminada con el idiota de Jack Fenton? —su sonrisa se ensanchó hasta el punto de doler —. ¿Realmente crees que es difícil para mí tomar una decisión sobre a quién prefiero tener como a mi hijo?
Medio hermano.
Wes dejó de escuchar después de aquellas palabras.
—¿Hermano...? ¿Medio hermano? —dijo con la boca seca y con la cabeza dando vueltas—. ¿Da-Danny... y yo? ¿Jazz y-y yo?
—Sí Wes, justo lo que acabas de escuchar —se dio la vuelta, aun con esa sonrisa en su rostro—. Eres hijo de mi amada Maddie y, por consecuencia, hermano de Daniel y de Jasmine Fenton. ¿Y lo mejor de todo? Tú no tienes nada que ver con el imbécil de Jack Fenton.
—Pe-pero... pero —tartamudeó —. ¿Creí que habías dicho que no era adoptado?
—No eres adoptado —caminó lentamente hacia él —. Sigues siendo un Weston de sangre, pero con la diferencia que la otra mitad de ti viene de la mujer que tanto amo y he anhelado en la última década.
Vlad tenía que estar mintiendo.
No había manera de que él...
¿Pero no tiene sentido? Susurró una voz en su cabeza.
¿Eso no explicaría el porqué tus padres se separaron? ¿El porqué pareces ser un punto medio entre Danny y Jazz?
¿Por qué intentas negar algo que ahora es bastante obvio?
—Soy... ¿Soy el resultado de una infidelidad? —incrédulo ante aquel pensamiento, negó con la cabeza —. No. Eso no tiene sentido. Si fuera hijo de Maddie como dices, ¿cómo es posible que mi propia madre me haya criado mis primeros años de vida sabiendo que era parte de una infidelidad? Ridículo.
—Tienes razón, suena, y es completamente ridículo —asintió la cabeza —. La cosa aquí, Wes, es que Maddie no te dio a luz. Tu existencia en este mundo no fue por una infidelidad, pero fue gracias a ella que existes en primer lugar.
Antes de poder preguntar a qué se refería, Vlad sacó de su bolsillo un trozo de papel finamente doblado y se la extendió con la mano.
Asustado, pero a la vez intrigado, Wes extendió su propia mano hacia el trozo de papel que descansaba tranquilamente en la mano del hombre. Cuando sus dedos estaban a poco centímetros de tocarlo, dudó.
La verdad siempre fue algo que él ha anhelado, una caracteristica suya que probablemente desarrolló ante la separación de sus padres y sin saber el porqué, pero ahora, Wes no sabía si deseaba saber la verdad.
Al final, la curiosidad, las ansias de saber la verdad, ganaron.
Como siempre.
No había nada interesante al principio. Después de desdoblar la hoja y comenzar a leer, todo lo que podía ver eran letras y números escritos de una forma que su propia comprensión lectora no podía comprender, pero mientras más baja, las cosas se fueron poniendo más y más claras hasta que...
Wes se tensó, sus ojos se abrieron al igual que su boca cuando entendió lo que estaba leyendo.
—¿Ahora lo ves? —ronroneó Vlad —. La mujer sin nombre a la que recuerdas vagamente te dio a luz, sí, pero Maddie "donó" algo de ella para que nacieras. Lo que te convierte en descendencia suya.
Las palabras entraron por un oído y salieron por el otro, pero eso no importó. Wes entendió ahora el porqué Vlad decía que era hijo de Maddie.
Su madre, la mujer que lo abandonó a sus pocos años de vida, aparentemente no podía tener hijos de manera convencional y Maddie, la mujer que tanto amaba Vlad pero que no podía tener, se inscribió a un programa de donación de óvulos y su madre fue la que recibió dicha donación.
—¿Ahora entiendes por qué eres importante para mí? —tomó suavemente su barbilla y lo obligó a alzar la mirada —. ¿Ahora comprendes porqué te pareces mucho a Daniel y a su hermana? ¿Puedes imaginar lo que ocasionó la separación de tus padres, y que ninguno de los dos deseara hacerse cargo de tu custodia?
Oh, por supuesto que lo hizo.
Todo tenía sentido ahora.
—Mi instinto dice que tu madre ocultó el hecho que no podía tener hijos. ¿Tal vez Walter estaba presionando demasiado la idea de tener descendencia y, en un acto desesperado, se inscribió en un programa de donación de óvulos? Si es así, puede que al final tu madre no haya logrado ocultar lo que hizo y... bueno, el orgullo de ciertas personas puede sacar lo peor de ellas.
Wes casi se lo podía imaginar ahora; podía ver a su madre, una mujer completamente enamorada de su padre hasta el punto de tener corazones en los ojos. La podía imaginar completamente ansiosa y desesperada por tener un hijo de él, solo para descubrir que no podía hacerlo por su cuenta. También podía imaginarse la dolorosa ruptura, podía imaginarse por completo el momento exacto cuando su padre descubrió la verdad de lo que hizo y del cómo este terminó reaccionando.
La separación, el abandono e indiferencia hacia él, una pobre víctima que nació sin saber el destino que le deparaba por el simple hecho de existir en primer lugar, lo golpeó fuertemente en la cara como un balón.
Claro, podría existir otra explicación del porqué sus padres se separaron, del porqué su madre se inscribió en un programa de donación de óvulos para tenerlo a él, pero por el momento se conforma con la idea que ya le dió Vlad.
—No necesito a Daniel, Wes. Ya no más—su sonrisa se suavizó—. Puede que aquella mujer sin nombre que una vez llamaste madre te haya dado luz, pero fue Maddie quien dio parte de su ser para que existieras y, por lo tanto, formas parte de ella —su sonrisa se volvió suave, cariñosa —. Eso es todo lo que pido y necesito.
Wes no puso resistencia alguna ante el abrazo que le dio Vlad.
Estaba tan cansado emocionalmente por todo lo que descubrió aquella noche que lo único que hizo fue ahogarse en los brazos del hombre mientras una ola inexplicable de cansancio lo llevaba a una profunda oscuridad.
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