Capítulo 52
Multimedia: Selena Gomez, Marshello- Wolves
Si cierro mis ojos con fuerza puedo trasladarme a esos días en los cuales era feliz con él, donde me besaba y sostenía de la cintura, donde ambos compartíamos bromas, donde soñábamos con un futuro. Hay noches en las cuales lo veo dormir, luce tan pacífico, tan dulce, tan adorable. Sueno como una maldita romántica, y quizás lo sea, pero amo a Arthur Jensen, aunque él no confíe en mí.
Quiero creer que solo es una crisis de pareja, eso debe de ser. Superaremos esto y volveremos a ser los mismos de antes, solo necesitamos tiempo.
Solo un poco de tiempo...
Emily.
Extraño a mi familia, extraño a mis amigos, extraño la vida que tenía antes de Arthur. Quizás lo mejor hubiera sido nunca haberlo conocido, me duele, me arde el alma, pero ojalá nunca me hubiera fijado en él.
Si no lo hubiera hecho estaría en casa, no en una prisión dónde no tengo voz ni voto.
Ya no tengo vida, ya no sé quién soy.
¿Te han roto el corazón y hecho mierda?
Si no lo han hecho te relataré como se siente. Básicamente, tu corazón late rápido, late con tanta fuerza que te sorprendes, y de pronto, parece detenerse, tus oídos se tapan como si estuvieras debajo del agua, tus ojos se llenan de lágrimas y el pecho se contrae con violencia, haciendo que respirar sea difícil, y cuando tu corazón vuelve a latir, sientes que hay un cambio.
Hoy Arthur llegó oliendo a perfume de mujer, y lo reconocí, era el perfume de Paige y eso me rompió, pero lo que me destrozo fue que cuando lo enfrente, él me dijo que sí, que sí se había acostado con ella. Su aliento olía a licor, a mucho licor y casi no se podía mantener de pie.
Discutimos, discutimos como nunca. Cosas volaban y se quebraban, gritos por aquí y por allá, hasta que lo golpeé por llamarme zorra, ¿sabes qué fue lo peor? Él me regresó el golpe.
Solo bastaron unos segundos para que las lágrimas cayeran por mis mejillas, para que mi corazón se rompiera en pequeños fragmentos, y para que quedara hecha mierda. Él reaccionó, en sus ojos se miraba el miedo, el arrepentimiento, su rostro lucía asustado, aterrorizado; me pidió perdón, pero me alejé y me encerré en el cuarto. Insistió durante horas en que le abriera, pero no lo hice y ahora estoy escribiendo aquello que no puedo decir.
—Lo encontré detrás del estante que está en la oficina —contaba mientras ellos miraban las imágenes que le había tomado al diario de Emily. Incluyendo las que yo ya había leído, había dejado el cuaderno escondido en el departamento, ya que Arthur había llegado antes de tiempo y casi me había descubierto con el.
—¿Hay una nota de suicidio? —inquirió Barry, alzando la mirada del teléfono para posarla en mí.
—No lo sé, quizás. No estoy segura de que la haya.
—Al menos encontraste algo —intervino Ethan.
Me acomodé en la silla y resoplé.
—No creo que sea de mucha ayuda.
—Pero ahora sabemos que el bastardo golpeó a Emily por primera vez por Paige —escupió Caroline con amargura—, pero...hay cosas que no entiendo.
—¿Qué no entiendes? —pregunté.
—Emily escribió en la primera página que era feliz, que él era tierno y toda esa mierda, y me consta que lo fueron, lo que no entiendo es sobre qué heridas, rasguños y corazas es de las que habla. No entiendo esa mierda.
Solté un suspiro.
—Hay...hay algo que no saben de Arthur —susurré—, hay cosas que no saben de él.
—Oh, entonces iluminanos —pidió Caro con sarcasmo.
Me removí incómoda en la silla, era algo delicado y aunque Arthur era un desgraciado me costaba hablar sobre su pasado, porque recordaba sus ojos, el dolor en sus palabras, absolutamente todo.
—El padre de Arthur asesinó a su madre enfrente de sus ojos, y luego se suicidó.
—¿Qué? —inquirió Jazz. En todo el tiempo que llevábamos en el café la rubia por fin dijo algo, se mantenía distante, miraba por la ventana y en ocasiones lucía perdida; como si aún no creyera todo eso, y la comprendía. Yo también lo estaba asimilando—. Pero su padre está vivo, él es dueño del edificio en el cual hacen las peleas.
—Ella tiene razón. —La apoyó Ethan.
—No está vivo, el hombre que ustedes han visto es Benjamín; su tío materno, él se hizo cargo de Arthur cuando sus padres murieron, ambos se mudaron de Michigan a aquí, y le hicieron creer a todos que eran padre e hijo, para así tener un nuevo comienzo.
La cara de Jazmine era un poema, había confusión, decepción, ira y dolor. Cerró sus ojos con fuerza unos segundos y después los abrió.
—Entonces su mamá nunca murió cuando era un niño —susurró.
—Prácticamente sí lo hizo, murió cuando él estaba cumpliendo siete años.
—Por eso no le gusta celebrar su cumpleaños. —Volvió a susurrar.
—¿Eso es todo? —inquirió Caroline—. ¿Por eso es tan hijo de puta?
La miré con el ceño fruncido y algo enojada.
—Es complicada la historia Caroline, y si, aunque sea un hijo de puta ahora no es agradable por lo que ha pasado.
—Solo es un bastardo que no supera la muerte de sus padres, nada más —escupió con odio.
—Caroline, detente —pidió Barry mirándola con dureza—. No todos los seres humanos somos iguales, no todos enfrentamos el dolor de igual manera, aunque la muerte de sus padres no justifica sus acciones ahora. Si Layla dice que es complicada la historia debemos creerle, no ser unos imbéciles.
Caro bufó y se cruzó de brazos.
—¿Has encontrado algo más? —inquirió Ethan—. ¿Algo sobre drogas?
—No —negué—, pero creo que he estado buscando en el lugar equivocado.
—¿De qué hablas? —inquirió Jazz.
Tomé una bocanada de aire y hablé.
—Hace dos noches fui con Arthur a cenar a casa de Benjamín, su tío. Cuando Arthur subió a contarle un cuento a su hermana, empecé hablar con su tío y él me dijo que la cabeza de las bandas, las peleas y las drogas es Marcus, no Arthur.
—¿Hermana? ¿Cuál hermana? —preguntó Jazz confundida.
Volteé a verla confundida, creía que ella sabía todo.
—Benjamín se casó con la psicóloga de Arthur, tuvieron una hija llamada Bere, ella vive en Los Ángeles con su madre, que se llama Vanessa, ya que Benjamín y ella se divorciaron.
Jazmine pasó una mano por su rostro, evidentemente frustrada y enojada.
—¿Por qué dices que Marcus es la cabeza? —inquirió Ethan.
—Porque Marcus fue el que involucró a Arthur en todo, en las peleas, en las carreras, en las drogas.
—Hijo de puta —masculló Caroline, ganándose la atención de los cuatro—. ¡Claro! Recuerdo que antes de ver a Arthur en las carreras, vi primero a Marcus; él ya estaba, bastante ingenioso el bastardo.
—¿Entonces tenemos que buscar en casa de Marcus? —inquirió Barry—. ¿Cómo mierda vamos a hacer eso?
Me acomodé en la silla, moví la taza de chocolate que estaba encima de la mesa (la cual había pedido cuando llegamos, y ya me había tomado) Miré a Jazz, quien mantenía la mirada fija en la mesa, lucía pensativa, pero sabía que iba a llamar su atención cuando hablara.
—Yo puedo hacerlo. —Los ojos de Jazmine se movieron hacia mí como imanes—, hace unas semanas cuando Arthur me encerró, Marcus me llevó el almuerzo una tarde y me dijo que él podía ayudarme a salir; si quería que lo hiciera. —Tragué saliva, mirando el dolor en los ojos de la rubia—. Todo a cambio de ser su "amiga". Él fue quien le dijo a Arthur sobre Derek y yo en las carreras.
—No —habló Caroline—, ya hay un hijo de puta contigo, no vas a arriesgarte a meterte con otro hijo de puta que es peor. Yo lo puedo intentar seducir.
Jazmine bajó la mirada a la mesa de nuevo, y mi mirada paró donde Caroline, quien se miraba decidida, parecía que estaba planeando en su mente todo, que quería realmente hacerlo.
—¿No eres lesbiana? —inquirí.
Sus ojos se abrieron de par en par, Ethan quien estaba tomando un sorbo de su merengada comenzó a toser desesperado, Jazz empezó a pegarle en la espalda. Mientras que Barry miraba a Caroline atónito.
—¿Eres lesbiana? —inquirió Barry.
—¿Quién te dijo eso? —masculló Caro, ignorando la pregunta de Barry. Apoyó sus brazos en la mesa de madera oscura, y se inclinó hacia adelante.
Se miraba tan enojada, que digo enojada. ¡Estaba furiosa! Parecía que le iba a salir humo de las orejas y fuego de la boca, realmente daba miedo. Tragué saliva y me eché para atrás.
—Eh...Derek me lo dijo en navidad.
—¡Ese maldito cabrón! —gritó levantándose, haciendo que saltáramos en nuestros asientos—. ¡Lo voy a matar!
Las cabezas de las personas giraron hacia nosotros, algunos mirando con fascinación, otros con intriga y otros simplemente con curiosidad.
—Caroline...—habló Ethan en un susurro.
—¡¿Qué?! —gritó girando hacia él—. ¡Lo sabías también! ¿Verdad maldito asno?
—Caroline, cálmate —masculló Barry tomándola del brazo, para luego jalarla y que se sentara—, estás haciendo un espectáculo.
Caroline se sentó, de un tirón brusco se soltó del agarré de Barry y se cruzó de brazos. Algunas personas nos seguían mirando, otros se reían y susurraban.
—No. Soy. Lesbiana —masculló entre dientes palabra por palabra—, y no sé porque te dijo eso.
—Lo dijo por venganza —anunció Ethan, la cabeza de Caro giró hacia él—. Hace años le hiciste creer a todas las niñas que nos gustaban que Derek y yo éramos gay, y de paso que éramos novios. La venganza es dulce, Carolinita.
Ay Derek.
—Eres un hijo de...
—Enfoquémonos —intervino Barry. Al ver que nadie decía nada siguió hablando—. Caroline va a intentar seducir a Marcus para buscar pruebas, aunque Arthur no sea la cabeza, es cómplice.
—Marcus detesta a Caroline —habló Jazz, todos giramos a verla—. Yo puedo buscar, ambos nos conocemos y no sospecharía de mí. —Alzó los hombros—. No sería la primera vez que me meto con él.
—¿Estás segura? —inquirí.
Asintió en respuesta.
Barry carraspeó, llamando nuestra atención.
—Entonces... ¿Quedamos así?
—Sí —contestamos al unísono.
Era arriesgado, pero Jazz tenía a su favor su amistad con él, no sospecharía de ella, pero me daba miedo que ella saliera lastimada. Jazmine aun sentía algo por Marcus, y saber que se iba a meter en la boca del lobo me asustaba, me aterraba, pero era su decisión, no la mía y aunque quisiera que cambiara de opinión no lo lograría.
Poco a poco cada uno se fue, hasta que solo quedamos Barry y yo en el café. Pedimos algunas merengadas y algo más de comida.
—¿Por qué Derek no vino? —inquirí.
Tragó el pedazo de comida que tenía en la boca, carraspeó y habló.
—No le dije lo que me dijiste la noche pasada —anunció—. Derek es terco, si le hubiera contado todo, él mismo iría a casa de Arthur a buscarte, y lo último que quiero es que cometa esa estupidez.
—Entonces debe creer que estoy con Arthur porque quiero —susurré.
—Por los momentos si, Layla. Es mejor que te odie a que arriesgue su vida por ayudarte, y que después terminé todo mal.
Resoplé resignada. Él tenía razón, Derek podía hacer que todo se fuera a la mierda, y lo que más quería era acabar con todo esto rápido. Quería buscar a mis padres, buscar a Anne, quería irme a estudiar a New York, volver a comenzar de nuevo.
—Hay algo que me está dando vueltas en mi cabeza —dijo mirándome, fruncí el ceño y él siguió hablando—. ¿Por qué Arthur tiene ese cuaderno de Emily?
Me acomodé en la silla al escuchar la pregunta, era buena y no había pensado en ella.
—No lo sé, ¿quizás quiere tener un recordatorio de ella?
Meneó la cabeza.
—No me convence eso, debe de ser por algo más. Tienes que terminar de leer ese diario, lo más rápido que puedas.
—Lo intentaré, pero Arthur está conmigo todo el tiempo, fue un milagro que me dejara salir sola. Últimamente está actuando extraño.
—¿Extraño?
Asentí.
—Más cerca, su actitud es de alguien dulce, tierno, como si nada malo hubiera pasado entre nosotros —Suspiré—. Me confunde que se comporté así, es extraño.
Sus ojos se quedaron en los míos, mirándome con preocupación e intriga. Una de sus manos alcanzó la mía y dio un pequeño apretón, como si dijera que no estaba sola, una pequeña sonrisa se extendió por sus labios, era una sonrisa nerviosa. Él también sabía que había algo extraño.
—Estarás bien —habló, pero no sabía si intentaba convencerme a mí o a él—. Lo más seguro es que quiere engañarte otra vez, solo quiere que te quedes con él.
Asentí no muy convencida.
Había cosas que aún no sabía, secretos que aún estaban enterrados. Era como estar en un show y el presentador decía a gran voz: ¡Bienvenidos a los juegos mentales! Porque eso sentía, sentía que jugaban con mi mente. Emily decía que era feliz, pero Arthur cambió...el padre de Arthur decía que él solo tenía miedo de volver a salir lastimado.
Todos tenían una perspectiva distinta de él.
¿Cuál era la verdadera cara de Arthur Jensen?
N/A
Capítulo no tan intenso, porque el que viene si lo es 7u7 Solo diré que no se esperan lo que se va a descubrir 7w7
#NoLectoresFantasmas.
¿Si notaron que Emily dejó de escribir su nombre en las últimas dos notas? :c
¡LOS QUIEROO UN MONTÓN Y NOS VEMOS EN LOS COMENTARIOS!
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