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Capítulo 29

Multimedia:  Ariana Grande- Everytime

¿Me regalas una estrellita  y un comentario? Eso me haría muy feliz c:

Caminaba de un lado a otro, mis manos sudaban, mi corazón latía con fuerza y sentía que podía desmayarme en cualquier momento. Miraba constantemente el teléfono entre mis manos, no había ninguna notificación, estaba ansiosa y a la vez temerosa. Necesitaba saber, o me moriría.

Ya habían pasado los exámenes finales, se suponía que te enviaban las notas después de ocho días y todavía seguía sin tener respuesta. Quería saber si me iba a graduar, o si no lo había logrado. Dejé el teléfono a un lado, apoyé mis manos en el lavamanos, y miré mi reflejo. Lucía ansiosa, desesperada y temerosa, abrí la llave y lavé mi rostro varias veces, el agua fría me hacía sentir relajada, pero sonó el teléfono y giré mi cabeza como la niña del exorcista.

Escuchaba los latidos de mi corazón en mis oídos, el miedo me dominó por unos segundos, dejándome inmóvil. Respiraba por la boca y no parpadeaba, otra notificación llegó y parpadeé varias veces. Sequé mis manos y tomé el teléfono, lo desbloqueé y abrí el correo.

Solté un grito al ver las calificaciones, había pasado todos los exámenes con notas altas. Había valido la pena las noches de insomnio y los regaños de Derek por no prestar atención. Hice un pequeño baile, pero me detuve al ver que dos estudiantes entraban al baño. Tomé mi mochila y me marché de allí, recorrí los pasillos con una sonrisa en mi rostro. Salí a la parte trasera del instituto, recorrí el jardín y observé a Derek sentado debajo de un árbol con su teléfono en mano.

—¡Aprobé los exámenes! —grité y me senté a su lado.

Giró a verme.

—Lo sé. —Sonrió.

Lo miré confundida.

—¿Cómo que lo sabes?

—El profesor Monroe me enseñó los resultados. —Entrelazó nuestros dedos—. Señorita Duval, usted se va a graduar.

Apoyé mi cabeza en su hombro.

—Todo gracias a ti.

—Solo te di el empujón que te hacía falta.

Sonreí y lo miré.

—Gracias —murmuré sincera—. Muchas, pero muchas gracias.

—Vas a tener que ir al baile de graduación. —Embozó una sonrisa pequeña de lado—. Así que... ¿quieres ir conmigo?

—Wow. —Solté una risa nerviosa—. ¿Así como si nada me lo pides? Que desconsiderado, joven Wilkes.

Soltó una carcajada y se levantó.

—Espera aquí y no te muevas.

Asentí en respuesta y lo vi alejarse. Durante la última semana habíamos congeniado, ya no había miradas frías, ya no me sentía incómoda. Ambos nos habíamos vuelto a acercar. Mi teléfono sonó y lo revisé.

Jazmine: Necesito que me ayudes.

11:09 am

Arrugué la frente, no había sabido nada de ella desde la fiesta.

Layla: ¿En qué?

11: 09 am

Miré como se conectaba para después empezar a escribir.

—Levántate.

Alcé la mirada para encontrarme con los ojos de Derek, este escondía algo detrás de su espalda y lucía nervioso.

—¿Qué traes ahí? —Señalé su espalda.

—Levántate y lo sabrás. —Extendió su mano en mi dirección—. Vamos.

Tomé su mano a la vez que el teléfono sonaba, ignoré el sonido y me levanté del suelo.

—Dime que tienes ahí.

—Eres más curiosa que Ela. —Entrecerró los ojos y luego sacó de su espalda unas flores—. Señorita Duval, sería usted tan amable de aceptar ser la pareja en el baile de graduación de este humilde joven, quizás no le compró un ramo de rosas, ni le hizo un cartel, o le escribió una canción. Pero está abriendo su corazón ante usted, y quiere que la sabionda de usted sea su pareja. ¿Le concedería el honor?

Acepté las flores e hice una reverencia.

—Será todo un placer acompañarlo, preciado joven.

Ambos no echamos a reír, él se acercó y me rodeó con sus brazos. Los latidos de su corazón eran rápidos, parecía que le iba a dar un paro cardiaco. Mis manos se aferraban a su cuerpo y su olor me embriagaba. Escondí mi rostro en la curvatura de su cuello, haciendo que su cuerpo se estremeciera al sentir mi aliento chocar contra su piel. Él acariciaba mi cabello con delicadeza, junto a Derek todo era delicado y tierno.

Y era inevitable no compararlo con Arthur, junto a él todo era peligro, era correr el riesgo a salir lastimada o ser amada. Era como estar en una balanza que se inclinaba a veces al lado bueno, y después se inclinaba al malo. Con Arthur me sentía nerviosa, ansiosa, él podía hacer que con un beso todo lo demás se fuera al demonio, sabía que estaba enamorada de él, ya no había vuelta atrás para evitarlo.

—¡Wilkes y Duval! —gritaron sorprendiéndonos. Ambos nos separamos de golpe, pero el movimiento fue tan brusco que terminamos en el suelo ambos.

—Somos un desastre —anuncié riendo.

—Un inevitable desastre —concluyó él.

Me senté en el césped y Derek hizo lo mismo, mientras que el profesor Monroe caminaba hacia nosotros ocultando una sonrisa.

—¿Qué estaban haciendo? —inquirió al llegar.

—Nada —respondimos al unísono.

Arqueó una ceja y observó las flores que estaban en mi mano. Me miró y luego a Derek.

—¿Así que nada? —inquirió y sonrió, pero no era una sonrisa amable. Esa sonrisa era todo lo contrario—. Wilkes acompáñeme a la oficina del director.

—¿Por qué? —inquirió levantándose.

—Por hacerse el romántico y arrancar las flores del jardín, en vez de comprarle unas a Duval. Debería dejar de ser tacaño.

Solté una pequeña risa, y tapé mi boca a lo que la mirada de ambos cayó en mí. Monroe me miraba serio, mientras que Derek me miraba con cara de ¿De qué lado estás? Les di una sonrisa de boca cerrada y ambos se fueron, mientras que Derek refunfuñaba.

Monroe era un mal actor, y sabía que no estaba molesto con Derek. Solo lo quería molestar un rato, esos dos habían formado una amistad extraña, muy extraña.





—¿Crees que el blanco o el rojo? —inquirió mientras sostenía ambos vestidos.

—El blanco —lo señalé.

Jazmine asintió y se fue a cambiar, ambas estábamos comprando algo de ropa. Ella quería que la acompañara, necesitaba a una amiga que la ayudara. Después de salir del instituto me fue a buscar, les pedí permiso a mis padres y estos accedieron. Habíamos comprado varias cosas ya, pero para ella no era suficiente.

—¿Qué tal? —preguntó saliendo del probador.

El vestido le llegaba por encima de las rodillas, era suelto y sencillo. No era como esos típicos vestidos pegados que usaba para ir a las carreras o a las fiestas. Lucía hermosa y sencilla, su cabello rubio caía por su espalda y sus ojos verdes brillaban.

—Me gusta cómo te ves —dije sincera—. Deberías vestirte más a menudo así.

Hizo una mueca.

—A Marcus le gusta cómo me visto —me guiñó un ojo—. Eso hace que el interés siga.

—¿Ustedes son algo?

Caminó hasta un espejo de tamaño completo y empezó a arreglar su cabello.

—Estamos en el medio de ser y no ser nada. —Soltó un suspiro—. Él está acostumbrado a estar soltero y ser un mujeriego, y creo que es difícil dejar de serlo, pero también creo que lo está dejando a un lado.

—Te estás enamorando de él.

Giró a verme.

—Ya lo estoy. —Entró de nuevo al probador para cambiarse—. Y creo que el también siente algo por mí, ¿sabes? Lo veo en sus ojos, aunque a veces no quiera admitirlo, le gusto. —Salió del probador y la seguí hasta la caja—. Solo hay que darle tiempo para que acepte sus sentimientos hacia mí.

Terminó de pagar y salimos de la tienda.

—Eres muy positiva.

Sonrió de lado.

—El que persevera alcanza. Eso es lo que dice mi madre siempre.

—Nunca hablas de tu familia —señalé—. Es la primera vez que mencionas a un pariente tuyo.

—Lo sé. —Suspiró—. Nunca he sido muy apegada a mi madre, en realidad, no vivo con ella ni con mi padre, hace un año que vivo con mi tía Mer. Y para ella y para mi padre, les importa un rábano lo que ocurra conmigo, así ocurrió desde que ambos se separaron. Así que la tía Mer es como mi madre.

—Lamento lo de tus padres —susurré.

Sonrió amable.

—No duele, ya no lo hace. Al pasar el tiempo te acostumbras a la ausencia de las personas que querías, te acostumbras a tener que despertar y saber que ellos no estarán ahí para ti. Las personas van y vienen de manera constante, Layla. Siempre que alguien se va, otra persona llega.

—En eso tienes razón.

—Es bueno tener una amiga con quien hablar. No puedo hablar de esto con Arthur o Marcus, esos dos no me entenderían y me dirían cursi, pero...—Enganchó nuestros brazos—. Gracias por aparecer en mi vida.

—Fue un honor—dije con voz chistosa.

Ambas nos echamos a reír.

—¿Te puedo preguntar algo? —inquirí.

Asintió en respuesta.

—¿Conociste a Emily?

—No, cuando yo aparecí ella ya había muerto —susurró—, pero antes de que Arthur se fuera, miré cómo sufrió por la muerte de ella, fue horrible. Había noches en las cuales Marcus me llamaba, ya que él estaba junto a Arthur. Hay noches en las cuales Arthur tiene pesadillas, no sé qué es lo que sueña, pero debe de ser muy cruel. Porque después no puede volver a conciliar el sueño.

—¿Los tres son unidos?

—Ellos han estado ahí para mí. Son como mi familia. Conocí a Arthur en la universidad, y después a Marcus, lo chistoso es que cuando Arthur nos presentó, él se acercó a mí para ser mi amigo, no para seducirme. Y ya ves, sin que lo intentara terminó seduciéndome.

Abrí mi boca para contestar, pero su teléfono comenzó a sonar, ella me dio una mirada como si estuviera pidiéndome permiso y asentí. Sacó el teléfono del bolso y contestó.

—Hola, estoy en el centro comercial con Layla...espera, ¿qué es ese ruido? —Se levantó de la banca de manera brusca—. ¿Por qué está haciendo eso? ok, ok. No sé si vaya. ¡No lo sé Marcus! Le diré, ok. Solo intenta detenerlo...te veo allí.

—¿Qué ocurre? —inquirí al ver su rostro pálido.

—Necesito que me acompañes al apartamento de Arthur.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Está loco, está partiendo todo. Por lo que me dijo Marcus, lo llamaron cuando escucharon los gritos, y cosas quebrándose.

Me levanté.

—No, no puedo. Él y yo...

—Layla —interrumpió—. Sé lo que ocurrió con Paige, ella me lo dijo y lo lamento, no voy a justificar a Arthur. Pero entiéndeme, él y Marcus son importantes para mí, y sé que tienes problemas con él. Pero...solo haz esto por mí. Por favor.

—Jazz...

—Por favor —suplicó.

Lucía angustiada y preocupada. Sus manos estaban en forma de súplica, y movía su pie de manera inquieta. Solté un suspiro y asentí.

—Está bien vamos.

Soltó un suspiro.

—Gracias —susurró.

Tomó las bolsas y me jaló hacia afuera del centro comercial. Nos montamos en su auto y ella arrancó. El miedo se reflejaba en su rostro, su conexión con Arthur y Marcus era fuerte.

Bastante fuerte.

N/A

He de decir que estos cap son bien ligeritos, algo que siempre me ha gustado es que en estos cap Layla y Derek se acercan de nuevo. Aunque no se acostumbren mucho 7uu7

¡GRACIAS POR LEER! 

¡NOS VEMOS LUEGO! 

¡CAMBIO Y FUERA! 

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