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Capítulo 25

Multimedia: To my parents- Anna Clendening

(1) I'm sorry mum and dad, I know I messed up bad

I should've, should've done, should've done better


Las personas cambian, no eres la misma persona que eras ayer, tampoco la misma que eras hace tres años, y mañana no serás la misma de hoy, porque cada día aprendemos algo nuevo, nuestro cerebro recolecta información, aprende algo nuevo por más pequeño que sea.

Pero, ¿Qué ocurre cuando ese cambio se ha visto influenciado por terceros? Cuando eres débil emocionalmente, fácil de manipular y hacer pedazos, otros se aprovechan de ello, te llenan la cabeza de sus exigencias y crees que si haces lo que ellos quieren, si eres como ellos quieren, estarás bien.

Lo haces para adaptarse a un grupo de amigos, al entorno social, quizás para que tu pareja no pierda el interés. Y yo lo había hecho, había cambiado.

Tomé una gran inspiración y cerré mis ojos por unos breves momentos, mientras tomaba con fuerza el volante entre mis manos. El corazón golpeaba mi caja con violencia y mi respiración era superficial. No era la primera vez que corría, hace dos meses atrás lo había hecho, había aprendido a correr, y hasta que no estuve segura de manejar un auto y tener todo bajo control, no corrí.

Paige estaba en medio de ambos autos, movía sus caderas con seducción y alzó una bandera naranja, luego una roja y después bajó ambas. Pisé el acelerador y apreté con fuerza el volante dentro de mis dedos. Correr se sentía como si pudiera volar, se sentía increíble. La adrenalina que recorría mi sistema, la emoción, el miedo, las ganas de ganar. Llevaba la delantera y así la mantendría, pisé el acelerador a fondo y cambie las velocidades, esquivé las curvas con agilidad y sonreí por ello. No era la mejor pero tampoco era la peor, y ya había ganado un par de veces y esa noche no fue la excepción.

Salí del auto con una sonrisa en mi rostro cuando me detuve, después de pasar la meta. Los gritos eufóricos de las personas inundaron mis oídos, Jazmine me abrazó y felicitó, igual que varios de los Eagles, era una sensación increíble.

—Mejoras cada vez más —dijeron a mis espaldas.

Volteé y observé a Caroline.

—He tenido un buen tutor.

Hizo una mueca de disgusto.

—Toma. —Extendió las llaves del auto que me había ganado—. Te lo has ganado.

Las tomé y le sonreí, me abrí paso entre la multitud, algunos me abrazaban y otros me daban palmadas en la espalda. Caminé unos metros hasta llegar a donde estaba Arthur. Su cuerpo estaba apoyado en su auto, sus manos estaban cruzadas sobre su pecho y su mirada obsidiana escudriñaba mi rostro.

—Si sigues así vas a terminar superándome.

Sonreí y rodeé con mis manos su cuello, entrelazando mis dedos en la parte de atrás de su nuca.

—Quizás lo terminé haciendo.

Sonrió de lado y alzó una ceja. Rodeó mi cintura con sus brazos atrayéndome más hacia él.

—Quizás —susurró y me besó.

Sus labios se movían con fiereza sobre los míos, sus manos se aferraron a mi cintura y nuestros torsos estaban juntos, no había un espacio entre ellos. Su lengua lamió mi labio inferior e invadió mi boca, saboreé el cigarro y el alcohol. Sus manos se movieron rápido y me alzaron por los muslos, aferré mis piernas alrededor de sus caderas y me sentó sobre el capo del auto.

Solo existíamos nosotros dos, nuestra relación iba por buen camino y cada vez me enamoraba más de él. No había nadie alrededor de nosotros. Las manos de Arthur recorrían mis muslos desnudos, erizando cada vello de mi cuerpo, el short que tenía era corto y la camisa igual. Sus besos se intensificaron y descendieron por mi cuello, donde mordió y lamió.

Sus besos eran como una droga, cuando lo pruebas quieres y anhelas más.

El sonido de sirenas comenzó a escucharse en el fondo, alejé a Arthur y coloqué un dedo en sus labios cuando fue a protestar. Las sirenas empezaron a sonar con más fuerza y unos segundos después, todos estaban corriendo hacia sus autos.

—Mierda. —Maldijo y se apartó de mí para entrar al auto—. Tenemos que irnos, sube al auto.

Me bajé del capo rápido y me subí al auto, Arthur prendió el motor y aceleró, siguió manejando y pegó un frenazo cuando vio a Marcus y Jazmine corriendo.

—¡Hey! —llamó, ellos voltearon y les lanzó las llaves del auto que había ganado—. Salgan de aquí y no dejen que los atrapen.

Ellos asintieron y Arthur aceleró, había varias patrullas rondando, algunos oficiales ya habían atrapado a varias personas. Arthur esquivó varios carros que se atravesaban, la velocidad estaba alta y mi corazón latía desesperado. Una patrulla nos perseguía y pedía que nos detuvieramos, él ignoró lo que decían y aceleró aún más; al cabo de unos minutos perdimos a la patrulla.

Cada noche era lo mismo, me escapaba de casa e iba a las carreras ilegales a competir, varias veces la policía nos perseguía y teníamos que escapar de ella. Ya no era la misma Layla de dos meses atrás, ya no lo era.

—Eso estuvo cerca —susurré cuando se estacionó enfrente de mi casa.

Giró mi rostro, pegó nuestras frentes y dejo un beso casto en mis labios.

—Sí. —Mordió mi labio inferior—. Ya casi cumples los dieciocho. ¿Ya sabes lo que harás?

—No lo sé. —Hice una mueca—. Quizás vengan los abuelos y mamá haga una cena familiar.

Asintió.

—Después de tu cena, tú y yo nos podemos ir a divertir —dijo sonriendo.

Enarqué una ceja.

—¿Divertirnos?

Se mordió el labio inferior y sonrió de lado.

—Ya tengo planeado lo que haremos —se acercó a mi oído y susurró con voz ronca—. Te va a encantar.

—Sé que lo hará —me alejé de él.

Besé sus labios y bajé del auto, pasé el patio delantero y al doblar hacia la parte trasera de la casa, miré el auto arrancar. Sonreí y me encaminé hacia la puerta trasera, la abrí con cuidado y la cerré. Subí las escaleras y entré en mi habitación, encendí la luz y me quité los zapatos dejándolos a un lado de la puerta.

—¿Qué son estas horas de llegar?

Pegué un pequeño salto y grité.

—¿Qué haces aquí? —inquirí al voltear y ver a mamá sentada en el borde de la cama.

—Responde. —Exigió de brazos cruzados.

Resoplé.

—Salí con Arthur. ¿Contenta?

Estaba furiosa, sabía que lo estaba. Sus ojos irradiaban ira y los brazos alrededor de su pecho estaban tensos. Su cabello castaño estaba suelto y el cansancio se filtraba por cada facción de su rostro, parecía más mayor de lo que era.

—¿Con qué permiso sales? —masculló entre dientes—. Son las tres de la madrugada, Layla. Ya no tolero esto, todas las noches es lo mismo.

—Si no lo toleras entonces vete a dormir y deja de vigilarme.

Apretó su mandíbula.

—¿Crees que estás haciendo bien? —inquirió—. Te escapas de la casa y del instituto, estás bajando tus notas, dices que no eres una niña, pero te comportas como una. Estas cambiando y no es para bien

—Las personas cambian, mamá

Sonrió con tristeza.

—No lo hacen de la noche a la mañana, tú estás así desde que eres novia de Arthur.

—A él no lo involucres en esto.

Sonrió con cinismo.

—Lo involucro cuantas veces quiera. Es más, a partir de hoy te prohíbo verlo, me vas a dar las llaves de la casa, tu teléfono y computadora.

Sonreí divertida.

—¿Qué te hace creer que lo haré?

—¿No? —Alzó una ceja desafiante y se levantó de la cama—. Perfecto.

Sin darme tiempo para reaccionar se acercó a mí y me quitó de las manos las llaves de la casa y el teléfono.

—¡¿Quién mierda te crees?! —grité histérica.

—¡Tu madre! —gritó de regreso—. ¡La mujer que te ha enseñado valores y educado; aquella que ha estado ahí para ti cada día! ¡Si no aprendes por las buenas lo harás por las malas, Layla!

Una carcajada carente de humor salió de mi garganta.

—¿Qué? ¿Acaso me vas a pegar? —inquirí divertida. Ella nunca me había puesto una mano encima, nunca lo había hecho, ni quería hacerlo—. Vamos mamá, golpéame por primera vez en tu vida. ¡Enséñame cómo ser una buena hija!

—¡Layla basta! —rugió la voz de papá. Giré a verlo y estaba al lado de la puerta, sus ojos me miraban con dureza y su mandíbula estaba tensa—. No voy a permitir que le hables así a tu madre. ¿Qué es lo que te ocurre? —me miró decepcionado—. Ya no te reconozco, te vistes distinto, escapas de casa, faltas a clases, eres grosera y desafiante con nosotros. ¡No pareces mi hija, no lo pareces!

Di un paso hacia atrás y parpadeé varias veces. Giré a ver a mamá, su rostro estaba lleno de lágrimas y me miraba con dolor, mi padre me miraba con una decepción que atravesaba mi alma como una lanza.

—Yo...mamá...yo...

—Ve a dormir, Layla —susurró con la voz quebrada. Caminó hasta la puerta y la abrió—. Ten una linda noche, hija.

Sin decir nada más salió del cuarto, algunos sollozos escapaban de sus labios y la culpa empezaba a deslizarse por mi cuerpo, fue como si mi cerebro hubiera hecho click y me hubiera dado cuenta de lo que estaba diciendo, de cómo está actuando.

—Papá yo...

—Ve a dormir, Layla —interrumpió—. Hasta aquí me llega el olor a alcohol.

—Papá...

—¡Haz caso! Nada de lo que quieres decir va a cambiar las cosas. —Movió la cabeza hacia los lados—. La persona que tengo en frente de mí, no es mi hija. Solo es una desconocida. Mi hija nunca nos hubiera desobedecido, gritado, desafiado y herido, y tú lo hiciste. Heriste a tu madre sin importar nada.

—Papá, yo lo siento tan...

Alzó su mano para que me detuviera, y tras darme una última mirada salió de la habitación. Me quedé de pie, intentando procesar todo, hay un punto en el cual te quedas quieta y te preguntas: ¿Qué es lo que estoy haciendo? ¿Qué es lo que está ocurriendo contigo? Y teniendo la respuesta ante nuestros ojos, no la notamos porque estamos ciegas.

Las lágrimas descendieron por mis mejillas, la culpa y el remordimiento por haberle gritado me golpeó de frente, me senté en la cama y cuando alcé la mirada, el espejo completo que estaba en la pared me enseñó una Layla que no reconocía.

¿Quién eres?

No lo sé.

No te reconozco.

Yo tampoco lo hago.

Un sollozo salió de mis labios y mi cuerpo se estremeció. La persona que era ahora había dejado a quién solía ser atrás. Había herido a mis padres, me estaba convirtiendo en algo que no entendía, sería alguien que terminaría odiando con todo mí ser.



(1) Lo siento mamá y papá, sé que lo he estropeado.

Debí, debí haberlo, debí haberlo hecho mejor.

****

N/A

¡Hola!

Fuerte el capítulo ¿eh?

Quiero aclarar, la historia se concentra en un amor toxico, un amor destructivo y nada sano. Por ello les pido que abran sus mentes a partir de este capítulo :)

Sin nada mas que decir.

Cambio y fuera ♥

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