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...CAPÍTULO 9...

...Ludo...


El Hospital.

No era la primera vez que estaba aquí. Normalmente ella viene una vez cada dos meses, depende del tratamiento o los medicamentos que le den.

Samantha, Adeline, Evan, Malika, Enzo, Ian y yo, siempre veníamos y la acompañamos a sus chequeos, o en otros casos, en la madrugada cuando esto pasaba.

Los sorbeos de nariz y murmullos con pena era parte de la rutina al escucharlos cada que esto pasaba y teníamos que estar aquí.

Miro a mi alrededor, y recuerdo porque el hospital es el lugar que más odio en todo el mundo. Es tan horrible, se siente frio y vacío, con una tendencia a soledad increíble. Como si fuera un living hacia el cementerio, en donde las personas tiene que esperar antes de que se les dé la alta para morir.

Pensar cuantas veces había tenido que estar aquí Hefziba me reprimía, en el hospital lo único que brillan son las luces en el techo, sin contarlas, todo seria gris, tenue, reflejando todo el sufrimiento y soledad que hay aquí.

Había pasado mucho desde que esto no sucedía. Hasta había olvidado la sensación de preocupación al estar aquí. Hace mucho que no nos encontrábamos todos sentados en las incomodas sillas del hospital, esperando una respuesta. Hefz no había tenido recaídas desde hace como dos años y medio, podía ser poco, pero viendo la condición en la que vivía mi amiga, eso resultaba ser un verdadero milagro.

Afortunadamente en mi vida no había tenido muchas experiencias en donde yo fuera la atendida en un hospital, no se cual es la sensación que uno debe sentir al estar internado aquí. Pero perfectamente podía opinar y decir, la mierda que implicaba estar esperando noticias de un ser querido y que no pudieras hacer nada para cambiar la condición en la que vivía esa persona, más que esperar una simple noticia.

Me sentía inútil, impulsiva e impotente al no poder hacer nada para ayudar a que las cosas cambiaran. Recordaba perfectamente cuales habían sido los dos peores días de mi vida, jamás podría olvidarlos. De alguna manera se grabaron tanto en mí, como si de un tatuaje se tratara.

El primero fue, el día en el que perdí a mi madrina.

Y el segundo, el día que casi la pierdo a ella.

—Es muy probable que no pase la noche—el doctor había informado a todos los presentes en la recepción—hicimos todo lo posible, lo sentimos mucho...—dijo sin mas, alejándose.

Recuerdo ese momento, sentía que perdía un pedazo de mi, a mi compañera, a mi mejor amiga.

Recuerdo como es que quería desaparecer, el dolor y la preocupación de que tal vez ya no la volvería a ver estaba presente. Tener que tragarme mis lagrimas, mis gritos, mi dolor, solo para aparentar ser fuerte me estaban matando

—No, no, no—recuerdo los llantos de Ana llenando la sala—lo que dice el doctor no es cierto, mi niña... ella no puede morir—. Mario intentaba calmarla, mientras ella solo seguía llorando.

Casi puedo ver la misma escena pintada en este momento, todos nosotros acompañados de nuestro padres esperando una mejora. Ady llorando en los brazos de su madre, Enzo e Ian caminando de un lado aparentando ser fuertes, Malika a un lado de mi sollozando y Samy junto a Evan en un estado de bloqueo.

—¿Y si ya no la volvemos a ver?—una temblorosa Ady había preguntado después de un rato.

—Va a estar bien, ella es muy fuerte—trato de animarla, aun yo dudando de mis palabras.

—Tengo miedo—dijo mientras me abrazaba.

—Yo también—dije mientras sentía los ojos arder

—Tengo miedo de dejar de ser su amiga...—dijo quebrándose por completo—No verla nunca mas, no podría soportarlo...

Yo tampoco...

—Ella estará bien—dije tragándome mis lagrimas y el dolor—todo estará bien...

Desconozco que es lo que sucedió, solo espero que este bien, porque no se que haría si algo le llegara a suceder.

Miro a un lado y veo a lo lejos a Ana y Mario hablando con un chico—el cual no había notado antes—están a unos cuantos pasos de mi, no es un enfermero, ya que viene de civil, desconozco quien sea, lo único que sé es que es increíblemente guapo

«Ludo, por dios, no es el momento» Me regaño a mi misma. Poniéndome de pie, me acerco a ellos. Mario no se ve muy feliz—bueno, en realidad nadie lo estaba—pero se veía que algo mas lo molestaba.

—Hefziba ya despertó, pueden pasar a verla—aviso una enfermera impidiéndome seguir mi camino.

—Yo quiero entrar con ustedes—avise haciendo que nuestros padres y el chico desconocido me miraran. Ellos accedieron y nos adentramos a la habitación.

Entramos y encontramos a una muy confundida Hefziba, tenía una intravenosa en el brazo y su cánula puesta, verla en esa bata de hospital me deprime, hace que recuerde esos malos momentos en donde no daba esperanzas de nada.

Sin duda esos días fueron los peores de mi vida, se me destroza el alma de solo pensarlo.

Al estar más de cerca de ella puedo percatarme de las hematomas que le cubren el rostro, cuello y brazos. Me quedo confundida al verla en ese estado, ya que a mi casa hablaron para decirme que estaba grave de salud, no que la habían golpeado.

Veo su labio roto, y los apretones que tiene en los brazos. Son marcas causadas por alguien más, son marcas de abuso.

¿Que como lo se? «Porque yo las conozco muy bien»

Sigo confundida viéndola, intentando procesar verla con el labio roto e hinchado y con todas esas hematomas arruinando su palida piel.

No comprendo que es lo que está pasando aquí, miro a Mario y a Ana, pero por primera vez, sus rostros no me dicen nada que pueda leer. Las emociones de tristeza, preocupación y enojo, por parte de Ana, son más fuertes como para poder describir que es todo esto.

Intento buscar una respuesta por mí sola y busco en mis recuerdos que es lo que me dijo que paso, antes de llegar a casa en esa llamada.

Recuerdo que dijo que estaba con alguien, que tenía algo que decirme y que estaba con él.

«Hale»

Si ese maldito cabron se atrevió a ponerle una mano encima, ¡juro que lo castraré!

—¿Qué me paso?—escuchar su voz hace que deje de pensar en mis formas de hacer sufrir a Hale por si se atrevió a lastimarla. Nos mira confundida mientras se soba la frente, volteo a mirar a Ana y veo que sigue furiosa.

—¿Cómo est...—me animo a preguntar pero soy interrumpida.

—¿Qué fue lo que me paso?— repite.

—No te tomaste tus medicamentos y no te conectaste, eso fue lo que paso—Ana pronuncia levantando la voz.

«Oh no, no quiero escuchar esto» Miro a Mario mientas él solo me da un levantamiento de hombros sabiendo lo que se avecina.

—No me paso nada, estoy bien— contesta fanfarronamente.

—Por poco no lo estas, sabes que te tienes que conectar todas las noches a tu tanque de oxigeno— tiernamente Mario le responde mientras se acerca a su hija.

—Es que me quede dormida, lo lamento—cual niña pequeña se acurruca en Mario mientas él le acaricia el cabello.

—¿Cómo rayos se te va a olvidar algo tan importante? Baby, es tu vida, ¡por dios!—espeta Ana molesta.

—¿Baby? ¿Otra vez me llamas así?—Hefziba pronuncia incrédula.

«Dios, por favor que no la haya llamado así»

—Yo...Hefz

«Si, sí la llamo así»

—No se me olvido ¿okey?, no pretendo jugar con mi vida—. La castaña casi grita mientras se separa de Mario—. No soy una estupida niña que no sabe cuales son los riesgos de su vida—me le quedo mirando, asustada de lo que pueda llegar a decir—. Me quede dormida recordando a mi mamá, ¿si? A mi mamá de verdad.

«Joder. Mierda, mierda, mierda» Todo parece pasarme en cámara lenta, miro a Ana y puedo ver como el corazón se le ha roto, miro a Mario y en su mirada es claro el no saber que hacer. Y Hefz, en ella solo veo dolor, enojo y desesperación.

Ninguno me mira—y al parecer mi presencia no fue suficiente motivo para ahorrarse esta discusión— pero la tensión que se ha formado esta clara en el ambiente. Ana sin mas que decir sale del cuarto hecha un mar de lagrimas, veo como su esposo va tras de ella mientras intenta alcanzarla.

Regreso mi mirada a Hefz y veo como se acuesta de golpe en la cama mientras pasa sus manos por su cara.

—Lo arruine, ¿verdad?—me pregunta.

—Si, creo que un poco—respondo sarcástica yendome a sentar en un sillón a un lado de la cama.

—Pffff—suspira—¿Ahora que hago?—me pregunta con pesadez.

—Pues creo que le debes una disculpa—le digo obvia ya que su pregunta ha sido muy tonta.

—Es que...—empieza a decirme pero le doy una mirada aprensiva para que entienda que esta vez arruino las cosas—esta bien, le pediré disculpas—sonrió satisfecha mientras ella solo rueda los ojos.

—Idiota—murmuro.

—Stronzo*—me responde enfarfullada.

Yo solo rio. Es bueno saber que con el tiempo entendemos nuestras maneras de decir "Te quiero" o demostrar nuestro cariño. Ambas entendemos nuestro humor y sabemos que nada de lo que decimos en realidad son verdaderos insultos, eso es lo mejor en nuestra amistad.

Me alegran que las cosas sean así, así han sido desde que me lo pidió:

Tienes que prometerme que por nada del mundo, me tendrás lastimauna pequeña castaña de 13 años le había dicho a la pelinegra—por favor, te lo suplico.

¿Qué dices? Yo nunca te tendría lastima—asegure tratando de convencerla.

Entonces no te preocupes por m...

No me pidas imposibles—le pedí al borde de las lagrimas. Estaba nerviosa, ese día la castaña entraría al quirófano y como siempre me pasaba, tenia miedo de perderla.

Ludo, prométeme que pase lo que pase, me seguirás tratando como siempre—fruncí el seño ya que no comprendía lo que había dicho—prométeme que no me miraras como alguien enferma.

Hefz...

Por favor—insistió—tú no ¿si? Tu no me trates así. Te lo pido recuerdo como su voz se quebraba-!— solo quiero a alguien que me trate como si fuera normal.

Me destrozaba escucharla decir eso. Pensar si quiera que no podía volver a verla después de la cirugía, era una imagen que me dejaba seco el corazón.

—Si el tratamiento no funciona, te pido que actúes como si sí, no quiero la lastima de alguien mas—. Asentí llorando, recuerdo que era muy débil, todo lo que tuviera que ver con ella me ponía así. Promételo, por favor promételo.

Lo prometo—le dije en un susurro confiando en que todo saldría bien.

Lamentablemente, el tratamiento no funciono.

Desde ahí tuve que ponerme la mascara y ser como soy con ella. No siento lastima, ni nada parecido, siento admiración por como alguien tan joven ha tenido que sufrir tanto, y levantarse para demostrar lo contrario. No le tengo lástima pero es difícil no poder demostrar cuento me preocupa, lo mucho que me aterra que llegue la llamada final y que todos piensen que ella nunca me importo.

No soy como todos dicen que soy, no soy mala, no soy cruel y no es que no la quiera. Solo soy yo, intentando ser una buena amiga y cumplir una promesa desde los trece.

Volteo a mirarla y esta en la misma posición de antes, tiene sus manos sobre su estomago y su mirada esta en el techo—lo mas seguro es que este fantaseando con Hale—. Ella rasca su muñeca y deja ver la mancha de tinta negra que adorna con su pequeño tatuaje.

«Si, escucharon bien, tatuaje» Más bien parece haber sido hecha por un esfero de lo pequeño y minimalista que es. Convencerla de que se lo hiciera no fue nada fácil, un recuerdo de Evan llorando por el dolor me hace emitir una risita por lo patético que fue haberse puesto a llorar. Miro el interior de mi muñeca y me encuentro con el mío—todos tenemos uno—es como nuestra marca de amistad.

De pronto la puerta se abre haciendo que ambas demos un pequeño salto mientras vislumbramos que nuestros amigos entran a la habitación «¡Genial!, se viene el interrogatorio».

—¿Que fue lo que paso?—Evan es el primero en preguntar—Vimos a Ana salir llorando e hizo que nos preocupáramos.

—Ella esta bien—digo con una actitud despreocupada, provocando a la castaña.

—Entonces ¿Qué es lo que paso?— Samantha le pregunta mientras se sienta a un lado de ella en la cama.

—Que te diga Hefz—digo causando que una mueca de desagrado se forme en su rostro.

Todos la miran mientras ella solo se queda en silencio. Le insisten en que cuente que es lo que pasa, pero Hefz solo se queda en silencio, tal vez pensando en que decir o si decirlo o no.

—Me dijo Baby ¿¡Contentos!?— expresa molesta después de tanto insistir—Me llamó Baby y me moleste—. Yo a diferencia de ellos, sé el motivo de su enojo, mientras mi rostro expresa tranquilidad, en el de ellos solo hay confusión.

—Mamá también te ha dicho así y no actúas de esa forma—Ady articula mirándola confundida

—Pero no es lo mismo—insiste Hefziba.

—¿Por qué eres así con ella?— Malika le pregunta mientras apoya una mano en su pierna—no ves que ella solo trata de cuidarte y ganarse tu amor.

—Si Hefz, ¿Por qué no la aceptas?—continuó Enzo.

—No es eso—intenta explicar—no lo entenderían.

—Dinos, sabes que puedes confiar en nosotros—esta vez hablo Ian desde la puerta haciéndome recordar mi enojo con él.

Hefz se quedo un momento en silencio, mientas que Ady le comenzó a acariciar el hombro. Yo solo la mire, esperando a que se animara a contarles.

—Anda—le volvió a animar Malika.

Baby, me llamo Babysu voz era temblorosa—justo como me decía mi mamá.

Todos se queda en silencio entre esas cuatro paredes, mientras parece que todos lo intentan procesar.

Como lo dije, ya lo sabia, sabia la razón de su enojo. Desde lo que paso con su madre, a Hefz no le gusta tocar el tema, pero bueno, es mas que obvio y lo comprendo. Es un tema delicado, de hecho, toda la vida de Hefz es un tema delicado.

Mi madre una vez me dijo que la vida es como un sube y baja. Que hay veces en las que puedes estar en la cima, pero que no te acostumbres ya que en su momento, te tocara bajar.

Me pongo a pensar en la vida de Hefz y parece que ella no hace nada mas que bajar...

¿Porque hay personas destinadas a sufrir tanto? ¿Porque venían a un mundo en donde no harían nada más que pasarla mal?

No comprendía como había personas así, y porque a mi amiga le había tocado ser una de ellas.

El mundo era una ligera mierda de problemas, pero a ella le había tocado llevarse más.

Miro a los chicos y en su rostro se ve la vergüenza por su pregunta, se dan cuenta que no debieron haber insistido tanto, ya que todos sabíamos lo que era ese tema para Hefz.

—¿Tu lo sabias?—escuche a Samantha preguntarme.

—No hay que tener mucho cerebro para darse cuenta—dije despreocupada—aparte, si ustedes no entienden no es mi problema, no soy su maestra como para andarles explicando—levente los hombros en forma de restarle importancia.

—Eres una idiota—me respondió la rubia.

—Tú muy lenta—la mire desde lejos viendo como se molestaba.

—¿A quien le dices len..?

—¡YA! ¡Dejen de ser tan infantiles!—el grito de Hefz nos toma a todos por sorpresa—y dejen de actuar como si yo no estuviera presente.

—Tranquila Hefz—Adeline intenta calmarla. La rubia y yo decidimos dejar el tema en el olvido y prestamos toda nuestra atención a Hefz. Ellos rodean la cama para estar junto a ella, mientras yo me mantengo sentada en un mueble pequeño que hay en la habitación.

—Y bueno—empieza Enzo—¿Qué fue lo que paso?

—¿Esos moretones que?—le sigue Ady.

«Yo quería hacer esa pregunta» miro a la pelirroja—y como todos—se ve preocupada.

—Es que, no se como decirlo— comento Hefz, yo solo le dije un "si puedes" y prosiguió. Vi como sus ojos se llenaron con lágrimas y me preocupe al pensar que alguien de verdad le había hecho daño.

Por mi mente no me dejaba de repetir que mataría a Hale de ponerle un dedo encima. Sabia que debía escuchar la historia completa antes de actuar, pero de enterarme de que si lo que pensaba era cierto, Hale le podía decir "adiós" a sus testículos.

—Cuando salía de las canchas...—parece recordarlo y veo un flaqueo al decirlo—Cuando yo salí de las canchas—suspira varias veces haciendo que Ady la mire con preocupación.

«Lo voy a matar. Lo voy a matar. Lo voy a matar. Lo voy a matar»

—Después de hablar contigo—me señala y todos dirigen su vista hacia mi—yo... salí de las canchas y...unos tipos me siguieron...—veo como muerde su labio con fuerza, aguantando su llanto—ellos...ellos intentaron abusar de mi, me tocaron y yo...—cubrió su boca para ahogar sus sollozos.

Pude sentir como si alguien tomara mi corazón y lo aplastará con sus manos. Un dolor y una impotencia apareció en mi, al imaginarme a esas asquerosas personas ponerle una mano encima, dejarla golpeada y que ni siquiera pueda pronunciar algo de lo asustada que está.

Todos boquiabiertos la miramos. Ian era el que más furioso se veía, lo conocía demasiado para saberlo. Para él, Hefz ha sido como su hermana menor, saber que alguien le puso una mano encima lo debe de estar matando. Veo como aprieta sus manos en puños, haciendo que sus nudillos se pongan blancos. Veo a Evan, él  cual decide abrir la boca para ser él, el que hiciera las preguntas siguientes «Idiota»

—¿Estas bien? ¿Te hicieron algo?—miro a la castaña pero esta no responde nada.

Mierda. Por favor Dios, que nadie se haya atrevido a tocarla, que nadie se haya atrevido a tocarla, por favor.

Suplique mentalmente. No quería que ella viviera eso, no quería que a ella la dañaran más. No quería que llevara el resto de su vida esa marca.

—¿Te tocaron?—escuche esta vez a Ian preguntar, mientras veía como su mandíbula se tensaba.

Ady había comenzado a temblar y parecía que Enzo, Malika y Sammy no podían terminarlo de creer. Que ella dijera que sí, iba a ser un golpe demasiado fuerte para todos nosotros. La queríamos, y lo que menos queríamos era que la lastimarán así.

—Si, no... o sea—tomo una respiración profunda mientras sentía como yo me ahogaba por la falta de aire, de todo el miedo que sentía por su respuesta—. Sí, estoy bien, solo fueron los golpes, y no, no me hicieron nada de lo que querían hacerme. No pudieron—nos mira aún con sus ojos rojos y labios temblorosos.

—¿Qué dices?—Ian le pregunta.

—Aiden y otro chico me ayudaron.

Todos la volteamos a ver sin comprender lo que acaba de salir de su boca. Sammy la mira incrédula a lo que acaba de escuchar. Para nadie es un secreto que Samantha no puede ver a Hale ni en pintura, nunca he entendido su comportamiento hacia eso, pero parecía repudiarlo con ganas.

Termino de procesar todo lo que escuché y sentí un click automático en ese momento hacerse en mi cabeza.

—¿Eso es lo que tenias que decirme?—ella asiente haciendo que ahora tenga un poco más de sentido que estuviera con Hale.

No es por hablar mal de mi amiga, pero Hefziba era una completa gallina al hablar de chicos, bueno, en realidad era una completa gallina hablando de todo, pero ahorita estamos hablando de chicos, así que era una completa gallina en eso.

«Al parecer Hale podrá seguir conservando sus testículos» pienso ahora que se que él no es él responsable, sino más bien, el salvador de mi amiga. Al parecer no es tan cabron.

—¿Qué más pasó?—Malika le pregunta.

—Él y otro chico le marcaron a la policía, y después él se ofreció a llevarme a casa—hace una cara demostrando que recuerda el momento y algo le causa diversión mezclado con su usual gesto de vergüenza.

—¿Que pasa?—Ady le pregunta un poco confundida.

—No lo se, su comportamiento fue diferente, no fue el cabron que fue en clases, no lo se, me sentí... especial—la escucho decir como si no estuviera aquí, como si en vez de estar sentada en esa cama, estuviera reviviendo aquel momento.

—¿Cómo que diferente?—Evan espeta mientas se cruza de brazos.

—Si, al menos así lo sentí yo—nos mira con mucha ilusión—la manera en la que me ayudo, sus palabras, él...él me abrazo— sonríe—no se porque, pero me sentí protegida de alguna manera en sus brazos. Me dijo hermosa, y que me veía bien sin lentes.

Sonrió ante su felicidad, se ve completamente feliz y eso me alegra. Sus gestos se ven aniñados y aún con esos moretones y rasguños, se ve preciosa sonriendo con completa felicidad.

—¿¡Y es por eso que no los traes!?—Evan pregunta y el enojo es visible en su cara. Estúpido, esta celoso.

—No idiota—toda felicidad que pudiera haber estado sintiendo, se desvaneció por completo al mirar el rostro de Evan—, no los traigo porque están rotos, y discúlpame si no me dio tiempo de ponerme los de repuesto, es que me dio un colapso a media noche y se me olvido sacarlos—responde con sarcasmo.

Si no fuera por el momento, me levantaría a aplaudirle por haberlo callado de esa manera. Veo el rostro de Evan y esta furioso. Que bueno, se lo merece. La mirada de los demás cae solo en ellos y se puede tocar y respirar la tensión e incomodidad en el cuarto, a nadie le gusta tocar ese tema. Pensé que él lo había superado.

Hasta donde sé, antes de entrar a la preparatoria, Evan y Hefz eran "algo", siempre estaban juntos, y la mayoría de nuestros padres pensaron que eran pareja—lo parecían—todos sabíamos para que se querían, "solo pasaban el rato", éramos unos completos pubertos con las hormonas a flor de piel, nadie quería nada serio con nadie en ese entonces. El problema fue que uno de los dos hizo algo lo suficientemente grave como para acabar con lo que tenían—todas las señales apuntan a que Evan fue el del problema—, no lo sabemos a ciencia cierta, a ellos no les gusta hablar de lo sucedido, lo único que sabemos es que Evan es increíblemente celoso con Hefz y con todo aquel o aquello que la rodea.

Adivinen quien no es la persona favorita de Evan. Si, exacto, Aiden.

Fue por eso que Ady lo nombró el miércoles cuando estuvimos hablando de Hale, ya que Evan parecía haber estado verdaderamente interesado en ella.

—Y bueno—escucho la voz de Ady—¿Qué es lo que paso para que vinieras aquí— le pregunta y agradezco que cambiara de tema.

—Pues después de lo de Aiden, perdí mi collar y lo empecé a buscar pero no lo encontré—nos dice frustrada—Ana entro y se dio cuenta de los golpes, se molestó, comenzamos a discutir un poco—parece recordar cada una de las cosas que hizo para decirnos—después hice otras cosas hasta quedarme dormida—explica.

—¿Sin conectarte?—le pregunta Enzo.

—Si, y ni siquiera tome mis medicamentos—toma su rostro entre sus manos y frota sus ojos hasta hacer una mueca.

—Cuidado—le dice Sammy para que recuerde sus moretones—. Pensamos que tenias algo mas grave, una recaída o algo así—acaricia su frente con mucho cuidado—. Nos preocupaste.

—Si claro, como un paro respiratorio no es nada grave—digo con sarcasmo. Ellos solo ignoran mi comentario haciéndome voltear los ojos.

—Pero te afecto ¿no?—le pregunta Malika soltando todo como si nada.

Quisiera darles cachetadas mentales—unas de verdad les hacen falta también—por andar haciendo comentarios innecesarios y peor aun, que los suelten como si fuera un "Buenos días"

—¿Porque? ¿Qué paso antes de que despertara?—la castaña nos pregunta preocupada.

Le doy una mirada a Malika para que entienda que la acaba de cagar y la morena continua.

—Mencionaron lo de tu tanque de oxigeno y de mantenerte en observación unas dos semanas aproximadamente—termina mientras solo me paso las manos por la cara como muestra de frustración.

—¿¡Me quedare aquí dos semanas!?—pregunta y entre todos le decimos que sí—Joder, esto es cada vez peor—se queja haciendo que me ría por la palabra que acaba de usar.

—¿A que te refieres?—le pregunto.

—Aiden me vio tener un ataque de asma—veo como golpea la cama haciendo un pequeño berrinche—. Sabe que estoy enferma, me vio, y ahora lo sabe todo. Y ahora, resulta que tengo que quedarme dos semanas aquí—. La veo sabiendo de que si Hale la vio, eso para ella es como la muerte.

Nunca ha querido que nadie sepa lo de su enfermedad, nunca ha querido la lastima de nadie. Le he repetido mil veces que nadie le tendrá lástima, ni que nadie la verá de una mal manera, ella insiste que sí y ha mantenido su enfermedad oculta para todos los de la escuela. No la juzgo ni nada  porque no soy quien para hacerlo, aunque no comparto las mismas ideas sobre eso, apoyo cualquiera cosa que quiera hacer, eso sí, mientras no afecte a terceros.

—Espero no tener que estar conectada siempre, nadie puede verme así. Aiden sabe que tengo asma, no todo esto—se señala así misma—tampoco quiero que vaya de lengua larga y cuente todo esto.

—Sabes que por tu salud es mejor que sí lo estés—la regaña Ian y el idiota tiene razón.

—No, nadie puede verme así—se niega la castaña.

—Pero es por tu bien—le dice Ady.

—No quiero, si todos me ven así, me tendrán lastima por estar enferma.

—Nadie te tendrá lastima, no deberían tenerte, eres alguien muy fuerte—le dice Enzo—. Eres muy fuerte, muy valiente y toda una guerrera—. Intenta sonreír pero ella solo le responde con una mueca curvada. Nos quedamos un rato en silencio hasta que escuchamos la puerta abrirse.

—Chicos, lamento decirles que se les acabo el tiempo de visita. Hefziba tiene que descansar, ya es tarde y ustedes tienen que ir a la escuela mañana—Cynthia, la enfermera, dice esbozando la sonrisa mas hermosa y resplandeciente que pude ver por aquí.

Ella es del personal mas amable, por todos estos años ha sido muy linda y servicial, me alegra que este al cuidado de Hefz—bueno, a decir verdad, no me gusta que Hez tenga que tener ningún tipo de cuidado "especial"—pero que ella este a su cuidado me alegra, es una persona eficaz y se ve que ama su trabajo.

Sale de la habitación mientras nosotros nos comenzamos a despedir de nuestra amiga.

—Bueno hermosa, es mejor que descanses—Enzo se despide de ella dejando un beso en su cabeza.

—Nos vemos mañana—asegura Malika, Hefz solo asiente.

—Intenta dormir—la rubia le da un beso en la mejilla—. Tienes que descansar un poco.

—Si Sammy, lo intentare—comienzo a ver la carita de preocupación que hace y se porque la pone.

Los hospitales suelen ser muy vacíos y temerosos. A Hefz no le gusta estar sola, y quedarse así en un lugar como este, debe alterarla.

—Nos vemos, ya veras que una semana pasa volando—Adeline intenta apaciguar la tortura de la castaña.

—Hasta luego—Evan se limita a despedirse sin acercarse a ella. Ian hace lo mismo mientras veo como se recarga en el marco de la puerta como si estuviera esperando algo.

—Te quiero, idiota—le digo desde lejos—ya no me des más sustos como estos.

—Un día dejare de dártelos—dice e ignoro el verdadero significado de lo que quiere decir.

—Si...cuando el tratamiento funcione—me limito a contestar mientras salgo de la habitación con el corazón hecho pedazos.

Veo a mis padres en la recepción, abrazo a mi padre un poco hasta tranquilizarme un poco. Ella insiste en que me vaya con ellos en la camioneta, yo me niego ya que traje mi motocicleta y no pienso dejarla. Me despido de Ana y Mario y me piden disculpas por lo sucedido en la habitación y les hago saber que no tienen nada de que preocuparse.

Veo que Ian sigue merodeando los pasillos del hospital, viéndolo ansioso. Verlo solo me hace cabrear me más y quererme alejar lo más posible de él.

Es un idiota sin cerebro.

Hago un ultimo recorrido por la sala en busca del desconocido de cabello color azabache. No se porque lo hago, pero lo busco para acercarme. Noto su presencia recorriendo los pasillos que dan hacia la salida del hospital, corro tras él en busca de quien sabe, porque ni siquiera estoy segura del porque tengo tanto interés en él.

«¿Qué haces Ludo?» Me pregunto a mi misma. «¿Cómo porque vas a hablarle? Tal vez solo sea un simple desconocido sin importancia»

Veo como cruza la puerta de salida mientras yo estoy a unos cuantos metros detrás de él. Estoy a punto de hablarle cuando siento a alguien jalarme de un tirón con mucha fuerza.

Volteo confundida hacia el responsable de todo eso, encontrándome con los ojos oscuros de Ian. Su rostro se ve sin color, se ve cansado y unas ligeras líneas rojas decoran sus ojos demostrando el desvelo y la irritación de haber estado llorando hace un rato. Es demasiado orgulloso como para admitirlo, pero se que la preocupación de ver a Hefz en ese estado ha causado que se ponga así.

Lo miro furiosa mientras él no hace nada más que sujetarme con fuerza la mano.

—No me toques, imbecil—jalo mi mano hacia mi, soltando me de su agarre.

—Tu no sales de uno cuando ya te vas a meter con otro idiota, ¿verdad?—me espeta furioso con su tono usual de sarcasmo.

Veo la tensión en su mandíbula y como cada uno de sus músculos están tensos. Me le río en la cara por el descaro de estar haciendo esto después de él haber hecho sus idioteces.

—¿Que? ¿¡Ya te saciaste de tu puta!?—siento mi voz romperse al recordarle lo que vi.

La imagen de él contra esa chica en su habitación hace unas horas. Yo, yendolo a buscar para avisarle lo que había sucedido. Escuchar sus gemidos al momento de abrir la puerta y ver como la estaba follando sin ningún tipo de compasión.

Sus ojos encontrándose con los míos. Como un niño pequeño cuando toma comida que su mamá le dijo que no debería tomar antes de la cena. Sabiendo que lo que estaba haciendo estaba mal, pero aún así disfrutando cada segundo de ello. Su intento de acercarse a mi y la tipa en su cama solo aclamando su contacto y volviendo a gemir.

No me permitiré que me vea llorar, no le permitiré volverme a hacer eso, no permitiré que me haga más daño. Con todo el dolor que siento, que me trago todas las lágrimas y el mal sabor de boca que ese recuerdo me causa.

Lu, tenemos que hablar—vuelve a tomarme de la mano y me da asco que lo haga.

Son las mismas manos con las que le apretaba el pecho, con las que acariciaba el cuerpo de aquella chica, con las que de seguro hizo otras cosas de las que ni siquiera me atrevo a imaginar, para que ya no me duela más.

El hecho de que pronuncie mi nombre de esa manera solo hace que me enfuresca más, y que las ganas de golpearlo sean mayores.

—Tú y yo no tenemos nada de que hablar—intento soltarme pero su agarre se intensifica—. Sueltame—no me hace caso—, ¡sueltame y no me vuelvas a llamar así!

—¿Quieres escucharme?—me toma de la mandíbula acercandome más a él.

Maldigo a mis hormonas y sentimientos al estar tomando la reacción equivocada a todo esto.

—Dejame Ian, ya quedo claro todo lo que tenía que estarlo—le digo recordando con dolor todas las palabras que un día me dijo sobre nosotros—. Tu no eres de relaciones, ¿verdad?

Esta furioso, lo sé, y que le recuerde sus mismas palabras parecen ponerlo peor.

—Ludo, tu no lo comprendes—insistió con la respiración pesada.

Es un completo idiota, si que lo es. Decir que no quiere algo y luego claramente verlo haciendo ese algo, frente a mí, fue de las mayores decepciones que he podido tener en mi vida.

Todo lo que pasa es su culpa, que estemos así, que yo esté con él, que él haga todo esto, todo es su culpa. Es su culpa por ser un cobarde.

—¡Ya te dije que no me vuelvas a tocar!—le dije intentando me safar de él, sin conseguirlo.

—Ludo, tienes que escucharme—lo escucho insistente cerca mis labios hasta que el sonido de una puerta abriéndose hace que me ponga alerta.

—¿Algún problema?—miro al chico de la recepción en una posición tranquila mientras nos mira con sus manos dentro de sus bolsillos.

Ian dirige su mirada hacia él y se aleja un poco de mi.

—No está pasando nada—responde él.

—¿Ah si?—responde el chico con incredulidad—Porque a mi me pareció haber escuchado que te dijo que la soltaras.

Miro de nuevo a Ian, el cual me ha soltado para dirigirse a aquel chico. Se que él no es como Lion, se que Ian no me pondría una mano encima para lastimarme, sé que no me haría ningún daño a mi, pero sé que a aquel chico si que le haría algo.

—Y a mi me parece que nadie pidió tu opinión—se le acerca demasiado al chico mientras éste ni se inmuta.

—Ian, por favor, no empieces—Me acerco a él por la espalda e intento alejarlo lo más posible del chico—. Vete por favor, no causes más problemas—insisto sobre su oído.

Él solo respira agitadamente mientras el otro chico solo lo ve con cara de satisfacción.

—Ya la oíste—murmura él— pierdete.

Miro al chico que no hace más que provocarlo y no sabe en lo que se esta metiendo de hacerlo así.

—Vete, ¿sí?—le sigo insistiendo.

Ian me obedece y sé que esta furioso por la manera en la que se mueven sus hombros por su respiración agitada. Miro al chico salir del hospital de nuevo y me quedo pensando en que es lo que acaba de pasar.

Sigo molesta con Ian, sé que no debo culparlo por mis errores pero mi orgullo me obliga a hacerlo. Las imágenes que vi se siguen repitiendo por mi mente aún así yo intenté borrarlas.

Respirro un poco antes de salir del hospital y me encuentro con el vacío y solitario estacionamiento al abrir las puertas. Miro para todos lados sin encontrar a nadie al rededor.

Frunzo mi ceño al no encontrar a aquel chico que esperaba ver ya que es imposible que se haya ido tan rápido.

¿Acaso tiene súper velocidad o algo? Miro en busca de un auto o algo por el estilo pero solo está mi motocicleta.

«Se fue maldita sea» Busco las llaves de mi motocicleta e mis bolsillos y me acerco a ella. Cuando estoy a punto de ponerme el casco de seguridad e irme lo escucho de repente.

—¿Buscabas algo?—pregunta detrás mío. Volteo a verlo y lo encuentro recargado contra la pared del hospital.

—¿Quién eres tu?—le pregunto.

Él da un una ultima calada a su cigarrillo antes de tirarlo al suelo para pisarlo y me sonríe mientras pronuncia.

—Soy Damián.










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N/a: Khe!? ¿Qué esta pasando?

Holi, volví con un nuevo capitulo demasiado largo para recompensar mi falta de actualización. ¿Les gusto?

La verdad disfrute escribir todo desde la perspectiva de Ludo. Eso si, si notan que la narración es mas ligera o es diferente a la de Hefz, es porque las personalidades son completamente diferentes, espero que les haya gustado. También quise que vieran un poquito de su pasado y empiecen a comprender porque cada uno es tan diferente, la situación de Hefz, porque Ludo es así y demás cosas.

¿¡COMO QUE YA SALIO DAMIAN!? ¿Si será ese Damián? ¿O que es lo que esta pasando aquí?

¿Que es lo que sucede con Ian? Debo decir que todo eso me rompió mi corazón. Pronto entenderán que e solo que sucede, tranquilxs.

Espero que el capitulo les haya gustado, tal vez a inicio de semana subo otra actualización, ya que por si no lo saben, resubí mi historia llamada "Los Marcados" así que tal vez esté un poquito ocupada, pero prometo seguir constante en las actualizaciones.

En otras noticias; algunos de los chicos ya tienen cuenta en Instaram, unas personitas fueron muy indas y me cumplieron el sueño de que mis chiquitos tuvieran sus cuentas, se las dejo aquí por si las quieren ir a seguir.


Creo que eso es todo por decir, hasta una próxima actualización.

Chaiwis.

Los amo.

Besos <3

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