🥀CAPÍTULO 7🥀
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Con el mango de una botella rota, mientras siento como mi corazón está a punto de explotar, escucho que amenaza al otro tipo:
—Les dije que se alejaran de ella, ¿o es que no lo entienden?—vocifero con furia mientras sostenía la botella rota con su mano.
El tipo al que había golpeado no se movía, había caído hacia un lado de mi, mientras los otros dos, me seguían sosteniendo de brazos y piernas.
—Tu no te metas—le suelta uno-solo estábamos jugando con ella—le dice de lo más normal al castaño.
—Cállate y suelta la—escucho una nueva voz a sus espaldas.
—La van a dejar en paz o alguien va a salir lastimado de aquí—Aiden se acerca y empiezo a notar que mi vista fallo al no notar la presencia de alguien más, no solo es él, hay alguien mas que lo acompaña.
El tipo que sujeta mis piernas se pone de pie soltando le un golpe a Aiden. Golpe que escucho que nunca llega a impactar. No logro ver casi nada y lo único que escucho son gruñidos y quejas de parte de ambos. El que me sostenía de mis brazos me ha dejado en libertad y apenas he dejado de sentir su tacto, me alejé de ellos lo más rápido posible, arrastrando me por el suelo.
Me escondí entre un contenedor de basura y la pared de un local de comida, abrace mis piernas contra mi pecho y comencé a sollozar deseando que todo eso acabara.
Escucho gruñidos y quejidos de parte de alguien pero no logro distinguir de quien ha sido. Con miedo de lo que pueda llegar a pasar, aprieto más fuerte mis piernas contra mi, la sombra de alguien se intensifica frente a mi, y escondo mi cabeza entre mis manos y piernas intentando volver a mi lugar seguro.
—Ey, tranquila, no te haré daño—intenta acercarse cuidadosamente hacia mi mientras susurra—¿Estas bien? ¿Te hicieron lastimaron?—pregunta mientras se arrodilla hasta quedar a mi altura, su voz contiene un tono de preocupación y puedo sentir sus manos tocar mi cara y brazos con desesperación pero con cuidado—. Carlos, márcale a una patrulla, rápido—dice al ver que no hay respuesta de mi parte.
Mi cerebro parece no funcionar, no veo nada más que la cara de Aiden a pocos centímetros de la mía, apenas lo logró distinguir, lo demás esta borroso y confuso, todo me ha dejado en un estado de shock total, lo único presente es el dolor de los golpes y el sabor metalico de la sangre en mi boca.
—¿Q-Que paso?—tartamudeo mientras me suelto a llorar.
Todo está oscuro, no dejo de pensar en las asquerosas manos de aquellos hombres sobre mi cuerpo, tengo miedo y me aterra la idea de volver a vivirlo y sentirlo cada que cierro mis ojos. Siento como mi labio inferior comienza a temblar y las lágrimas ya han bloqueado mi vista dejándome todo aún más borroso.
—Shhh, tranquila—siento sus brazos rodeándome en un abrazo mientras sigo llorando. No soy consciente de eso hasta después de un rato. En donde por fin parece que recobró el conocimiento solo para volver a recordar todo lo que paso.
Siento sus brazos acariciando mi espalda y puedo sentir los rápidos e intensos latidos de su corazón entre nosotros. Me aferro a su camisa con fuerza y oculto mi cara en su cuello mientras me permito sollozar en los brazos de mi salvador.
Mi cerebro apenas y puede comprender lo que está pasando. No soy consciente de nada, no se que es mas impactante para mi alterado cerebro en estos momentos; si todo lo que acaba de pasar y que unos tipos estuvieron a punto de abusar de mí, o que el chico que me esta rodeando con sus brazos, el chico que sea mi salvador, sea Aiden Hale.
Siento una de sus manos en mi cabeza mientras acaricia mi cabello, pegandome más a él. Respiro cerca de su cuello dejándome imprecnarme de todo su aroma. Me está dejando llorar mientras siento como acaricia mi espalda, me está dejando sacar todo mi dolor y miedo al no estar haciendo ninguna pregunta al respecto. Solo me está dejando sacarlo todo.
Hipeo un poco por todo el llanto mientas sigo aferrada a él, la respiración de él ha vuelto a un ritmo normal, ya que hace un rato estaba alterada. Su caricia en mi espalda y cabello se ha encargado de espabilar me un poco ya que me siento un poco más tranquila, siento como se separa un poco de mí, mientras inconscientemente y sin poder evitarlo, yo no dejo de temblar y mirar hacia todas partes con miedo de que las personas vuelvan.
—Ey, ey, mírame—pude sentir sus manos sobre mis pómulos haciendo que me enfocara solo en él.
Volteo a verlo y el azul infinito y hermoso de sus ojos chocan con los míos, mientras sus pulgares limpian las lagrimas de mis mejillas.
—Estoy aquí, ¿okey? Nada te pasara, no dejare que nada te pase—me lo dice como cuando a un niño se le da una indicación—. Ahora solo dime, ¿te encuentras bien? ¿Ellos te hicieron daño?—sus ojos barren todo mi cuerpo tal vez en busca de alguna herida.
Las mil sensaciones que sus palabras me hacen sentir son indescriptibles, sigo en un estado de shock y no logro terminar de creer que esto este pasando. Tenerlo así de cerca, sentir sus manos de nuevo sobre mi piel, escuchar su voz de esta manera tan dulce y diferente, me causa un choque electrizante por todo mi cuerpo.
Todo comienza a abarcar me, y más la confución de no comprender como él esta aquí, como sin él me hubieran violado, y como él esta logrando que me tranquilice. Mi cerebro vuelve a bloquearse, pero poco a poco busco calmarme para poder comprender que es lo que está sucediendo
Sus ojos siguen mirándome con preocupacion y como si de un niño pequeño intentando hablar por primera vez se tratara, estoy intentado formular una respuesta para él. Mi respiración esta más tranquila pero sigo sintiendo la necesidad de más aire.
Comienzo a buscar desesperadamente por todos lados mi bolso en busca de mi inhalador de aire. Veo la confusión en su rostro y el ataque de asma me deja sin habla en medio de sus preguntas.
Mi pecho quema, sube y baja, siento todo contraído, y la falta de oxigenación hace que sienta que mi cerebro explotará. Los golpes, el miedo, la sorpresa y angustia han sido emociones demasiado, fuertes como para no recordar ni enfocarme totalmente en mi falta de aire.
Me apoyo en los brazos de Aiden mientras intento obtener oxígeno. Siento como mis manos se comienzan a retorcer por la falta de aire y por el dolor que este me causa.
—¿Que te sucede? ¡Dime que te pasa!—escucho como la voz de Aiden me pide con desesperación.
No puedo pronunciar palabra, siento una hoguera incendiar mi interior y por más que intento inhalar aire, más me quedo sin él.
—Respira conmigo, inténtalo—dice al notar mi ataque de asma. Lo miro con miedo, y veo en sus ojos la preocupación. Me aferro más a su camisa y por más que intento inhalar aire, todo se queda en mi garganta ahogandome más.
—Aiden, dale esto—escucho como su acompañante le habla y le entrega algo.
Él lo recibe y Aiden abre sus manos dejándome ver mi inhalador como el tesosro más brillante y valioso de todo el mundo. Con manos temblorosas lo tomo y lo ubico en mi boca para después soltar varios disparos y sentir como todos los medicamentos se encargan de abrir mi garganta poco a poco para poder pasar el aire.
—Carlos, llama una ambulancia—escucho como Aiden exige y mis sentidos se alertan rápidamente.
—N-no, no, no—jadeo un poco por el agotamiento que me produce hablar—ambulancia no, por favor-suplico aún aferrada a su cuerpo.
La confusión y curiosidad de querer saber que hace él aquí se hace presente, lo miro creyendo aún que esto no es real, que él esta aquí, aún no puedo creer que él de verdad esté aquí.
Con mi dedo índice y por la falta de oxigenación en mi cerebro, con mucho temor y timidez comienzo a pasar la yema de mi dedo por su rostro, dándome cuenta que esto no es un sueño, y que lo que paso, no fue una pesadilla. Trazo cada línea de expresión por su rostro, y dibujo un pequeño círculo con mi dedo por su mejilla y me quedo asombrada. Él me mira con el ceño fruncido, sus ojos siguiendo el camino que mi dedo está trazando. Con un poco más de valor y curiosidad, mi dedo traza el contorno de sus labios, él cierra sus ojos como respuesta, respirando pesadamente.
Aún con confusión pregunto.
—¿T-tu que haces aquí?—me mira sin comprender—¿Como...
—La patrulla vendrá pronto, ¿se encuentra bien?—me interrumpe el chico al que identificó como Carlos, dirigiéndose hacia nosotros.
—Si, solo esta en shock—contesta el castaño por mi—¿te puedes poner de pie?—me pregunta y solo asiento. Intento hacerlo pero el dolor en mi vientre y cuerpo me vence haciéndome caer de nuevo—Hazlo despacio—dice mientras siento sus manos en mi espalda mientras me ayuda a ponerme de pie. Una corriente de electricidad incida toda mi espina dorsal, poniéndome nerviosa. Lo miro un tanto alarmada y él solo me sonríe de lado—. Creo que debemos llevarte al hospital para que te revisen.
—No, no, al hospital no, estoy bien—comienzo a negar desesperada intentando convencerlos de que estoy bien. El hospital no es un lugar que me apetezca visitar en estos momentos.
—Hefziba, no seas terca, debemos llevarte—asegura—estas golpeada y te tienen que revisar y asegurarse de que estés bien.
—Estoy bie...—la naturalidad con la que menciono mi nombre me deja helada—¿Cómo sabes mi nombre?—lo miro con confusión mientras me sigo sosteniendo de él
—¿Qué dices?—pregunta también con confusión.
—Mi nombre, ¿Cómo lo sabes?—las luces rojas y azules iluminan el lugar haciendo que Aiden se enfoque en eso en vez de responderme.
Aiden y Carlos se encargan de ayudarme a caminar y que mis piernas no vuelvan a flaquear. Me he alejado del cuerpo de Aiden un momento ya que he sentido que ha sido demasiado mi acercamiento, intento controlar mi desbocado corazón mientras los oficiales bajan.
Los policías me interrogan y recogen los cuerpos inconscientes de mis atacantes. Noto que solo hay dos y Carlos se encarga de informar que uno se dio a la fuga. Los oficiales nos dicen que se encargarán de buscarlo y yo no puedo ayudar mucho a describirlos ya que no había visto gran cosa por la pérdida de mis anteojos.
Me informan que mis signos vitales en lo que caben están bien, pero que debo ir al hospital para ver si no tengo alguna contusión o algo mas grave, ya que ellos no pueden asegurar nada a comparación de un especialista.
—¿Ustedes que hacían por aquí?—les pregunta el oficial a Aiden y a Carlos.
—Salíamos de entrenar y escuchamos los gritos que nos trajeron hasta aquí y vimos que era ella—escucho al castaño decir muy seguro, y la familiaridad que ocupa en sus palabras me hacen sentir mi pecho apretado.
«Ella...»
El policía me mira y regresa su mirada a ellos:—¿Se conocen?
—Si, vamos a la misma preparatoria y tenemos algunas clases juntos—se apresura a responder Aiden. El oficial nos hace unas ultimas preguntas hasta que se retiran dejándonos solos a los tres, no sin antes insistir en llevarnos, a lo cual, nos hemos negamos.
Ellos por traer carro y no tener nada más que ver, y yo, por no poder subirme a la patrulla por el miedo.
Dijeron que luego se comunicaran con mi familia después de pedirme toda mi información y que mantendrían el caso abierto sobre el tipo que se había escapado.
Asentí con miedo y me preocupe por que le diría a Ana y a mi padre. Tenía miedo de su reacción y yo no quería que hubiera más drama por mi.
—¿Estos son tuyos?—me pregunta Carlos acercándose poco a poco a mi. Miro sus manos y veo el objeto que sostiene entre estas. Son mis lentes y están destrozados.
—Sí—los tomo algo cabizbaja y los meto a mi bolsa.
—¿Segura que no quieres que te llevemos a un hospital?—vuelve a preguntar el pelinegro.
—Si, estoy bien, solo tengo que ir a casa y...
—¡Estas siendo tan terca!—Aiden expresa sobresaltado.
Abro mis ojos sorprenda por su tono de voz tan diferente.
—¿Disculpa?
—Debemos llevarte al hospital y asegurarnos de que estés bien—con zancadas largas se pone frente a mi, haciendo que su altura me intimide y me haga sentir pequeña.
Su alterada respiración choca con mi cara y lo miro fijamente hacia sus ojos mientras intento calmar mi respiración.
—¡Ya dije que no quiero ir!—no se de donde saco el valor para gritarle, haciendo que se moleste más, Aiden amenaza con gritarme de vuelta pero su amigo lo interrumpe antes de hablar.
—Aiden, cálmate, no es el momento—pone un brazo en su hombro mientras lo aparta de mi. El momento que nos rodea es demasiado denso, pesado y cargado de incomodidad.
Siento mi celular vibrar en mi pierna y lo saco para contestar la llamada.
—¿Dónde carajos estas?—dicen desde el otro lado de la línea—Tu mamá me dijo que ha intentado comunicarse a la casa y que tu no contestas.
—Sigo cerca del campo, perdón—sé lo intensa se que puede ser Ana cuando se preocupa y Ludo no es de tener mucha paciencia que digamos.
—¿A estas horas? ¿Qué esta pasando? ¿Estas bien?—escucho voces del otro lado de nuevo y solo volteo mis ojos.
—Si, paso algo...estoy con alguien y estoy un poco ocupada—me encojo de hombros como si pudiera verme—te hablo más tarde, ¿de acuerdo?
—¿Con quien estas? Adeline esta con Evan así que no intentes mentir—al vivir cerca de aquí, ella seria mi única excusa, pero la descarto inmediatamente.
—¿Donde estas tú?—pregunto esta vez al escuchar que ella no está con los chicos.
—Con nadie—escucho la voz de un hombre detrás haciendo que me enoje por su mentira.
—Estas con Lion, ¿verdad?—no dice nada por un largo rato, confirmando mis sospechas—Genial Ludo, pareces no aprender—le digo algo molesta.
—No pasa nada, ¿okey?—intenta convencerme—De verdad que no, mejor dime ya, ¿con quién estás tú?
Pienso un poco mi respuesta y sin alguna explicación razonable, comienzo a avergonzarme un poco y a temer por su respuesta.
—Con Aiden—justo cuando mis labios dejan salir ese nombre, una oleada de gritos y palabras inentendibles se escuchan a través de la bocina—Cállate, no grites—digo preocupada como si los chicos pudieran oírla.
—¿Que? Cuéntame lo que paso—dice ansiosa.
—Mañana—digo entre dientes—De verdad no es lo que parece.
—¿Él te hablo? ¿Tu le hablaste? Solo dime como paso—pregunta como una niña ansiosa de una gran y nueva noticia.
—Mañana—repito. Muevo mis ojos hacia los chicos, el pelinegro le dice algo de cerca al castaño y este solo blanquea los ojos. Estos mismos llegan hasta conectar con los míos y el color de esos orbes tan profundos e intensos me hace temblar las rodillas—. Ludo, mira, si Ana te vuelve a llamar o algo, dile que estoy cerca de la casa y que no tardo en llegar, hablamos luego.
—¿Que? No me puedes dejar así, debes contarm...—cuelgo.
Me acerco de nuevo a los chicos algo temerosa y no se que es lo que espero de ellos pero ninguno pronuncia una palabra, solo nos miramos entre si, soportando el silencio y las miradas incomodas.
—Se esta haciendo tarde—el chico de cabello negro y ojos oscuros rompe el silencio—¿Tienes con quien irte?—me pregunta. Solo niego—. Podemos acompañarte hasta que alguien venga por ti.
—No, yo, yo me iré caminando—le digo rápido.
—¿Segura?—lo veo preocupado.
—Sí—asiento rápido—, gracias por todo, enseri...
—Yo te llevare a tu casa—dice Aiden recogiendo sus cosas mientras me interrumpe—nos vemos mañana, te aviso cuando llegue—. Se despide de su amigo y este y yo compartimos la misma mirada de confusión al ver al chico salir de las sombras y alejarse de nosotros—¿No vas a venir?—se dirige a mi y no se que contestar.
Miro al chico a mi lado y este solo asiente para que me vaya con él.
—Vamos, no tenemos toda la noche—grita el castaño con los brazos cruzados esperando a que me mueva.
Me encamino a su lado y comenzamos a caminar a la par.
Él camina con mucha seguridad al dar cada paso, es de ese tipo de chicos que saben que tienen a todo el mundo postrado a sus pies y lo demuestra en su caminar, y yo, yo a su lado soy la bolita andante, soy de las que tratan de esconderse del mundo e intentan pasar desapercibida de todos. Aquí esta mi punto de que somos diferentes...
Su silencio me mata, no se si debo hablarle o simplemente debo quedarme callada. Estoy tan confundida por todo lo que acaba de pasar y el hecho de que este justo a mi lado y solo estemos nosotros dos, solo hace sentirme más nerviosa que de costumbre.
Lo miro distraído mientras patea una pequeña piedra con su pie izquierdo, tiene las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y la mirada perdida. Me abrazo a mi misma y muevo mis manos de arriba a bajo sobre mis brazos para poder entrar en calor, ya que por alguna extraña razón, aún con mi blusa de manga larga puesta, me siento helada.
—¿Tienes frio?—pregunta mientras saca un abrigo de su mochila.
—No, así estoy bien—me niego avergonzada al ver que ofrece su prenda.
—Hefziba, no seas terca, puedo ver como te estas muriendo de frio, solo tómalo—otra vez mi nombre sale de sus labios con tanta naturalidad que hace que me estremezca al escucharlo.
Lo miro dudosa y con miedo de aceptar, veo como voltea los ojos disminuyendo la distancia que nos separaba, se acerca a mi mientras pasa la prenda por sus manos, enrollando la un poco.
—Alza los brazos—me pide y lo miro sin comprender.
—¿Que? No—digo algo confundida y lo escucho resoplar mientras cierra los ojos.
—Alzalos—vuelve a repetir con firmeza mientras me mira directamente a la cara.
Trago grueso y lentamente alzo mis brazos, mirando hacia el suelo. Cuidadosamente pasa la prenda por mi cabeza y brazos, causando me una sensación de calor en mi pecho cuando termina de colocarme su sudadera mientras me sigue mirando.
—Gracias—le digo aún mirando el piso.
—No es nada—no se mueve y su altura me cubre estando de pie frente a él.
—No por esto, por todo—vuelvo a insistir—enserio gracias, no se que habría pasado si no hubiesen llegado—me encojo de hombros.
—No tienes nada que agradecer, no podía permitir que algo te pasara, no me lo hubiera perdonado nunca—pronuncia sereno volviendo a caminar.
Me quedo de pie aún sin procesar muy bien lo que dijo y lo veo seguir.
—¿A mi?—no puedo evitar preguntar mientras intento alcanzarlo—¿Me conoces?
Él solo se encoge de hombros y me mira por debajo de estos:—Ya te dije que si, ¿estas segura de que estas bien? ¿O por el golpe perdiste la memoria?
—No entiendo que es lo que estas diciendo—le digo enserio.
—Vamos en la misma escuela, tenemos clases juntos, y hoy te enojaste conmigo por quitarte tu silla—suelta una risa amarga mientras juega con su cabeza—. Aparte eres de las mejores amigas de Samantha, la rubia, ¿acaso no me recuerdas?
«¿Qué si no te recuerda? Mijo, no hay un día que no piense en ti» escucho a la personita en mi cabeza burlarse. Intento ignorarla y volver a prestar mi atención en él al fijarme en lo que ha dicho.
—Si te recuerdo, y ese momento no fue gracioso para mi—digo encogiéndome de hombros al recordar lo de esta mañana.
—Es parte de mi encanto—responde sonriendo y debo admitir que es la sonrisa mas hermosa que he visto en toda mi vida. La forma en la que brillan sus ojos y que las pequeñas líneas de expresión llenan su rostro me encantan, nunca lo había visto sonreír así, y que esta primera vez fuera para mi, me hacía sentir algo de calor en el pecho.
Me espabilo dándome cuenta que lo estoy mirando mucho y sin disimulo, él vuelve a sonreír haciendo que el pequeño vuelo al lado de su boca aparezca.
—Quisiera saber...—comienza borrando un poco su diversión— ¿Qué demonios hacías aquí, a estas horas, tu sola?
Pienso en que decir y me ánimo a contárselo:—Salí un rato al caminar por el parque, tenía ganas de estirar un poco las piernas—escucho algo parecido a un pequeña risa, salir de su boca.
—Umh, ¿pero a los policías les dijiste que salías del campo?—inquiere un poco divertido—¿eso porque?
Suspiro un poco avergonzada:—Por que en realidad nunca llegue al parque, algo llamo mi atención en el campo y me quedé un rato ahí—le digo la verdad a medias.
—¿Algo o a alguien?—pregunta en un tono burlón haciendo que posiblemente me sonroje.
Este chico me confunde, no hay nada del chico que me hablo feo y fue descortés por una estúpida silla, el chico de aquí, era amable y se veía como un niño pequeño mostrando esa sonrisa.
—¿A alguien? Por favor, ¿para que querría ver a un montón de chicos sudorosos entrenando un deporte que ni siquiera me gusta?—«por la misma razón que lo venías a ver a él, porque se ve increíblemente sexi en el campo». Sí, mi subconsciente era una perra que solo me hacia quedar mal.
—Vaya, tranquila—suelta una risita algo incomodo.
—Lo siento, no fue mi intención decir eso—me disculpo rápidamente con él.
—Descuida, no pasa nada—veo como lleva una de sus manos a su cabello y alborota ligeramente este. Nos volvemos a quedar en silencio un rato, hasta que vuelvo a escuchar su voz—¿Hace cuanto que tienes asma?
Volteo a verlo un tanto sorprendida ya que no creí que fuera a preguntar eso. Y ahora que lo pronuncia caigo en cuenta de que el sabe sobre mi enfermedad. Ni siquiera había sido consciente de que él en realidad me vio llorar y me vio teniendo un ataque de asma. Lo que tanto había ocultado durante años, él lo había visto en solo una noche.
Me quedé en silencio pensando que tal vez me vería como lo que era, una enferma, y que la única razón por la que me estaba acompañando a casa, era porque me veía como una chiquilla enferma y me tenía lástima, no por nada más.
—¿Hefziba?—escucho su voz interrumpir mis pensamientos—¿Te encuentras bien?
—Sí, solo estaba pensando—lo miro de reojo y solo asiente un poco despistado.
—¿Entonces?—no comprendo y él prosigue—¿Hace cuento tiene que tienes asma?
Vuelvo a sentirme mal con esa pregunta y la evito:—Te pediría de favor, que no le contaras nada de lo que sucedió esta noche a alguien.
—Pero- —lo escucho decir pero se calla.
—Por favor, a nadie—insisto otra vez.
Se queda un rato en silencio como si estuviera pensando.
—Lo haré si me dices desde cuando—me chantajea y me obliga a mirarlo de nuevo.
—¿Que acaso no puedes hacer algo sin recibir nada a cambio?—le digo molesta y veo como aprieta su mandíbula.
—Solo tengo curiosidad, enana, no es que me importe—no me permito que sus palabras me lastimen y solo me molesto más.
—¡No me digas enana!—me volteo hacia él dejando de caminar.
—¿¡Me vas a decir!?—su sombra me vuelve a cubrir pero lo evito volviendo a caminar enfadada.
—Eres un pesado—expreso sintiendo su figura de nuevo al lado de la mía.
—Me han dicho cosas peores, así que gracias—decido ya no hablar mas para terminar con este incómodo momento, pero lo vuelvo a escuchar hablar—¿Tienes hermanos?
¿Acaso no se podía callar? ¿Porque buscaba hacer esto más incómodo? Esa pregunta fue la que menos esperaría que hiciera, pero si agregamos a una lista todas las cosas que no me espero de él, esta no seria la mas rara.
—Si, tengo dos hermanos menores—me limito a responder—¿Y tu?
Decido no mirarlo pero se tarda en responder.
—No, no tengo hermanos—se pone serio—. ¿Qué edad tienen los tuyos?
—Tienen seis años—intento sonar relajada.
—¿Los dos?—hace la misma pregunta que hacen todos—¿Son gemelos?—asiento lo obvio y suelto un risita—Que genial ¿Cómo se llaman?
Me rio un poco:—Tyler y Taylor—el suelta una carcajada haciendo que me relaje un poco al escucharla—ya lo se, muy original—digo sarcásticamente.
—Yo no dije nada—vuelve reír—. Les quedan, me gustaría un día conocerlos—mis ojos van directo hacia su cara y esta hace un gesto muy parecido al que veo hacer a Ludo cuando se equivoca en algo «¿conocer a mis hermanos? ¿Porque?»—Es que nunca he visto a unos gemelos, al menos no en persona—agrega.
—Tal vez un día puedas—digo esperando no arruinar las cosas y él solo sonríe. Continuamos conversando un poco, aunque la mayor parte del tiempo nos quedamos en silencios que se vuelven algo incomodos.
Legamos hasta mi casa y me quedo en la entrada del jardín sin saber que decir. «¿Qué se supone que debo hacer ahora? ¿Cómo me despido de alguien que no quiero que se vaya? ¿Debo darle la mano, o simplemente decir "adiós"?»
—Bueno, por fin llegamos—dice él, viendo hacia mi casa.
—Gracias, enserio, por traerme y todo.
—Ya te dije, no tienes nada que agradecer—asiento—.¿Ya dormirás?-pregunta.
—No lo se, tengo que decirles a mis padres sobre los lentes cuando lleguen.
—¿Tienes casa sola?—pregunta acercándose a mi, poniéndome la piel de gallina—¿Y no me vas a invitar a pasar?—su pregunta hace que mi rostro alcance el color de un tomate.
—¿Que...?—pregunto anonadada y nerviosa. Veo como se acerca más a mi, con su cara literalmente a centímetros de la mía.
—¿Qué pasa? ¿No quieres invitarme a pasar?—¿Qué esta diciendo? Siento como pone su mano en mi cara, acariciando ligeramente mi rostro—Tranquila, estas temblando—su mano se postra en mi mejilla y esta la acaricia. Estamos tan cerca que nuestras respiraciones se combinan, su aliento siendo mi aliento y el mío el suyo.
Siento como con su pulgar dibuja el contorno de mis labios, que ni siquiera me había dado cuenta que estaban temblando. Siento un poco de dolor cuando toca el borde de mi labio inferior, sintiendo la cortada. Cierro mis ojos dejándome llevar por el momento y lo que siento, hasta que por la cercanía, poder sentirlos sobre los míos, me quedo un momento esperando a que algo pase hasta que siento su sombra y mano, alejarse de mi.
—Compra lentes de contacto—abro mis ojos mirándolo con el ceño fruncido mientras se aleja—. Con lentes eres preciosa, pero sin ellos lo eres mas—escucho como lo dice y siento ese rubor tan característico en mis mejillas—. Nos vemos mañana, enana—lo escucho soltar una risa.
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N/a: Debo decir que este capítulo me gustó muchísimo más de como estaba. Me encantó de verdad escribirlo.
¿Que tal Aiden y esos momentos con Hefz? Yo al escribirlos:✨🔥
Me gustan mucho de verdad, aunque Aiden es algo confuso.
"-¿Que pasa? ¿No quieres invitarme a pasar?"
AAHHHHHHHHH, lo amo.
Espero que les haya gustado este capitulo, y esperen el que sigue, que se pone más bueno👀
Nos vemos en unos días.
Los amo.
Besos <3
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