🥀CAPÍTULO 5🥀
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Declaro hoy, miércoles del mes septiembre del presente año, como el día más aburrido y lento de mi existencia.
Llevaba apenas unas horas despierta y el día ya pintaba con que iba a ser un desastre.
Esperaba que solo fueran imaginaciones mías y que en realidad fuera un día común y corriente, pero es lo que pintaba mi mañana.
La semana ha transcurrido demasiado lenta, apenas es miércoles y yo ya quiero que el semestre escolar acabe.
Nada interesante ha ocurrido—lo normal en mi vida—los chicos intentaron convencerme de asistir a una fiesta el lunes, justo en inicio de semana, según ellos para comenzar con pie derecho todo, aunque claramente solo es una excusa para embriagarse.
Sinceramente se me hacía algo tonta su lógica. ¿Embriagarse para al día siguiente estar con dolor de cabeza y resaca? ¿Enserio? ¿Eso era pasarla bien?
Nunca he tenido una resaca ya que nunca me he embriagado. Los medicamentos no me dejaban, pero presiento que aunque pudiera hacerlo, no lo haría. El olor a alcohol era desagradable, asqueroso y daba asco.
Lo había olido varias veces gracias a Ian y a Ludo. Ian mayormente era en que más alcohol ingería, no entendía por qué lo hacia, no era como que supiera rico ya que él varias veces había dicho que sentía que le quemaba la garganta. No sabía porque, pero siempre se la pasaba tomando en las fiestas.
Bueno, eso hasta donde sabía, ya que yo nunca había asistido a una. Solo me ha tocado ver un par de veces como el pelinegro se revolcaba en mi cama cada que tenía una resaca. Ana solía hacerles sopa a él y a mis amigos cada que se emborrachan, y también darles electrolitos para mantener su cuerpo hidratado y que sus cuerpos se recuperarán pronto.
No comprendía como las personas solían "ahogar sus penas en alcohol". Yo en lo único que me ahogaba era en medicamentos y por la falta de aire.
De verdad no entendía sus razones.
1.- No era lo correcto.
2.- Solo te hacías más daño.
3.- ¿Porque hacerlo frente a un montón de personas y dejar que todos vean lo mal que te está yendo?
Sentía que era algo ridículo, y muchas veces pensaba que solo lo hacían para llamar la atención.
Y no me mal entiendan, no hablo de mis amigos. Osea sí, Ian si ahora sus penas en alcohol y los demás si se emborrachan, pero no son los típicos que se ponen a gritar a media fiesta que la vida los odia ni nada de eso. Ellos no pierden su dignidad—hasta donde sé—.
Los eventos sociales nunca han sido lo mío, me gustaba la compañía de mis amigos, pero solo la de ellos, y eso de vez en cuando. Dependía mucho de nuestro humor y de que tan ocupados estábamos. No organizabamos reuniones todos lo días. Aunque cierta persona de cabello negro, le encantaba demasiaso todo ese ambiente de festejo.
Ludo insistía demasiado en que saliera con ellos. Prometía diversión y me decía que me merecía salir a distraerme un rato de lo que es mi patética y aburrida vida. Claro está que ella no dice eso, pero pues no es nada más que la verdad.
Obviamente yo me negaba rotundamente a eso de salir a las famosas fiestas que organizaban. Mi ansiedad social era demasiada como para pasar más de cinco minutos, sola, rodeada de desconocidos. Eso era algo que me asustaba. Obviemente Ludo y mis amigos no iban a fiestas a cuidar personas, ellos iban a divertirse y a pasarla bien. Que yo los acompañara implicaba apara ellos quedarse a cuidarme como si fuera una niña pequeña.
Obviemente eso yo no lo permitiría, ellos merecían pasársela bien, y como yo no me quería quedar sola en medio de un montón de gente. Mi mejor respuesta era no asistir y así todos felices y contentos, ¿verdad?
Pues no. Bueno sí.
Sí y no. Sí, porque así nadie se había cargo de nadie ni nadie se la pasaba mal. Y no, porque siempre todos me terminaban viendo con la misma cara de puchero.
Sé que mis amigos me matarían si escucharan que digo esto en voz alta, pero yo solo era "la amiga ellos".
Ludo, Malika, Ady y Sammy eran muy conocidas por la preparatoria. Mis amigas eran bellas pero destacaban siempre en otras cosas. Sammy con su inteligencia, Ady por su ternura y amabilidad, Ludo por ser la que organizaba todas esas fiestas y la mujer que más alzaba la voz siempre que sucedía una injusticia y Malika por ser una mezcla de todo.
Yo a su lado, era su sombra, nada más.
Sé que suena contradictorio que lo diga en una forma de pensar, ya que me encanta estar sola y ser invisible para el mundo. Pero eso solo pasa cuando estoy yo sola caminando por los pasillos. Cuando estoy conmigo misma encerrada en mi burbuja. Porque cuando ellas aparecían, parecía que un cierto porcentaje de mi presencia se hacía visible. Aclaro, seguía siendo invisible para el resto, no era como si mi presencia importara mucho, pero al lado de ellas solo solía ser "la chica a su alrededor".
Su sombra nada más.
Me encontraba caminando por los pasillos de la preparatoria mientras iba acompañada de Adeline y Ludo. Faltaban unos cuantos minutos para ir a clase así que nos tomamos nuestro recorrido con calma.
Como lo dije en la mañana, el día había sido demasiado aburrido. Parecia que las horas no avanzaban, como si todos tuviéramos un estado de ánimo cabizbajo y aburrido. Fuera de broma, parecía que el día estaba gris y opaco, de tan aburrido que estaba.
Escucho a Ady platicar sobre que sus padres se irán de viaje a no se donde y que eso la dejaría con la casa sola por una semana completa. Los padres de Ady suelen viajar mucho por su trabajo. Nora y Jong eran un par de esposos muy tiernos y atentos con sus hijos. Me encantaba la forma en la que aún así pasando la mayor parte del tiempo fuera de su hogar, no desatendian a sus hijos en ningún momento. Siempre dejaban a Ady sola, pero cuando estaban en casa eran los padres más atentos que una persona podría conocer.
Eso me alegraba ya que mi amiga no resentia tanto la presencia de sus padres. Había escuchado y visto muchas veces que cuando los padres se enfocan mucho en su trabajo, abandonan a sus hijos e intentan comprar su amor con objetos para reponer toda su ausencia.
Que más ejemplo tenía yo si mi padre nunca estaba en casa.
Siempre se la pasaba trabajando y solo lo veía dos veces al mes. Nuestra relación es "buena" pero nada en comparación con el trabajo que hacen los padres de la pelirroja. Se que no los tengo que comparar, Mario hace un gran trabajo cuidándome aún cuando no debería, es lo único que me acerca a lo que era mi familia. No me ha abandonado y se que todo lo que está trabajando es para mis tratamientos y para que yo pueda seguir con vida.
A veces se tienen que hacer sacrificios para poder vivir. Y no permitirme tenerlo todos los días por casa era el mío.
La pelirroja al seguir diciendo que sus padres no estarán, Ludo vio la oportunidad perfecta en el escenario perfecto para organizar una fiesta. Insistió e insistió demasiado diciendo que deberían decirle a Sammy y a Malika para que fueran organizando todo—esas chicas parecían las amantes de las fiestas hechas personas—.
Ady no pareció muy convencida con lo que Ludo estaba diciendo. Ady era fiestera, pero en el fondo es muy tranquila y no le gusta meterse en problemas y menos con sus padres.
—Vamos roja—le dijo burlona—no se darán cuenta, nunca lo han hecho.
—No lo se Ludo—dijo en un tono dudoso—y deja de decirme así, no me gusta—se quejo haciendo que Ludo se riera.
Eso me hizo reír un poco a mi también. "Roja" era un apodo que Ludo le había puesto cuando éramos niños—por su cabellera obviemente, pero también por otra cosa—. Cada que Ady se enojaba o cada que muchas emociones la abarcaban, solía ponerse del mismo color que una manzana. Ludo desde pequeña había sido muy burlona, entonces vio la oportunidad perfecta para molestarla.
Ese recuerdo era una imagen que me divertía mucho. Recuerdo que mientras más Ady quería que la dejara de llamar así, Ludo más lo hacía, y mientras más le decía "roja" a Ady, más se ponía de ese color. Era algo muy tierno y era algo que Ady seguía conservando. Cada que algo la emocionaba mucho o la hacía enojar, su pecho, cuello y rostro solía ponerse en ese tono rojizo haciéndola parecer un tomate. Adivinen quién la sigue molestando por eso.
Ni siquiera me había dado cuenta de que las había dejado de escuchar por estar tan perdida recordando. Solía distraerme muy rápido y me perdía mucho en mi cabeza. Demasiadas cosas que pensar, demasiadas cosas que sentir.
Me encantaba viajar en mi mente, en ella todo era fácil, más sencillo, era diferente, le podía dar un nuevo enfoque a las cosas.
Sin duda era de mis lugares favoritos, podía cambiar mi realidad, en ella podría dejar de estar enferma, podía imaginarme poder respirar bien, con unos pulmones sanos. Podía imaginar que nada del accidente había pasado, la podía imaginar a ella, conmigo. Siendo felices, estando juntas, sin duda mi imaginación era muy bonita.
Imaginarme ser feliz, hace algunos años, iba de la mano con imaginarme a Aiden prestsndo su atención en mi. ¿Loco, verdad?
En mis realidades alternativas, yo no era una perdona insignificante, mi cuerpo llegaba a ser lindo y mi rostro sería diferente al que tengo, él se fijaría en mi, yo no era una chica invisible y el me tomaba en cuenta, demasiado bello para ser verdad.
Me había propuesto a dejar de imaginar ciertas cosas. Entre más alto vueles, más dolorosa será la caída. La mía sería monumental, ya que me estaba enamorando yo sola.
—Tu no tienes remedio—escucho la voz de Ludo interrumpir mis pensamientos—no necesitas ni verlo para fantasear con él, estas enferma—se río de mí, pareciera que me leyera la mente, o bueno, quizás tenía razón y era un poco obvia cuando pensaba en él.
—Deja de meterte en mi cerebro, es incomodo que me leas de esa manera—le digo haciendo un puchero.
—Eres demasiado obvia cuando piensas en él, no es mi culpa, creo que hasta Ian se daría cuenta de lo que piensas y eso ya es decir mucho—Ludo se carcajea y Ady la acompaña con una risita tímida, blanqueo los ojos recargándome en los casilleros—. Tu sola te limitas, ¿lo sabes?
—¿Que quieres decir?—la miro frunciendo el ceño.
—¿Por qué nunca has intentado hablarle?—lo dice en un tono como si no fuera demasiado obvio.
—Por favor, deja de hacer preguntas estúpidas—le digo y vuelvo a voltear los ojos.
Ella se encoje de hombros y frunce los labios, haciendo un mohín de que no entiende:—No le veo lo estúpido a mi pregunta, creo que es lo contrario, me parece muy interesante—sínica.
—Solo mírame, y míralo a él, nunca se fijaría en mí, somos muy diferentes—digo la verdad.
—¿Diferentes?—inquiere Ady. Asiento.
—¿Diferentes en que?—pregunta Ludo como si no comprendiera lo que digo.
—Somos muy distintos. Él es atractivo, atlético, popular, y yo—hago una pausa pensando—solamente soy yo.
Veo como Ady solo voltea sus ojos y Ludo da un suspiro demasiado dramático:—Por favor, pero si la que esta haciendo comentarios estúpidos eres tu.
—¿Has mirado las chicas con las que sale? Son hermosas—digo recordando a la chica rubia a la que le acariciaba sus piernas el lunes y también a la castaña con la que hace unos días lo vi muy feliz besándose. No me importaba, era su vida como quiera.
«Aja»
Podía besar a cualquiera, y meterle la lengua hasta la garganta a la chica que quisiera, con quien compartiera fluidos, a mi no me importaba.
«Claro, repíte eso hasta que te lo creas» escucho a la pequeña personita en mi cerebro hablar.
—¿Cuántas veces seguirás diciendo esas cosas?—la pelinegra dijo molesta—Tu eres de las chicas mas hermosas que he visto, todo en ti es hermoso, sabes como soy, y no lo digo porque seas mi amiga. Realmente eres hermosa.
—Ay, por favor, no...
—Sabes que es cierto—dice interrumpiéndome—podrías tener a cualquier chico contigo y...
—Eso no es cierto—ahora la interrumpo yo, harta de ese discurso estúpido que ya me lo se de memoria—. Lo quiero a él y no lo tengo...—no me importa decirlo en voz alta, es como si de alguna manera no pudiera callarlo más.
—¿Por qué te has empeñado solo en él?—pregunta tiernamente Ady.
—Porque es una terca—responde Ludo por mi.
Me encojo de hombros e intento contestar:—Porque solamente quiero estar con él, es el único chico que me ha interesado de esa forma y lo saben.
-—¿Aun quieres que sea él el que te quite la virginidad?—bromea Ludo y comienza a reírse.
—¡Joder, cállate!—le golpeo el hombro—No lo quiero para eso. Ni quiera estoy segura de quererlo, solo me atrae físicamente, solo eso.
—Te he visto mirarlo...—pronuncia Ady—parece algo más.
—No puede gustarme, Adeline, es un idiota engreído, no quiero eso en mi vida—me asincero con ellas.
—Podrías quitarte solo las ganas—propuso Ludo—No lo quieres, esta bien, solo quítate las ganas de él.
—Si, como si para mí fuera tan fácil—digo con ironía—solo creo que es como dicen—suspiro y ellas hacen un ademan para que continúe—siempre nos interesa la persona que menos atención nos presta.
—No seas tonta, háblale, invítalo a salir o algo—dice Ludo.
—No ¿¡Estas loca!? Me rechazara, aparte ¿Qué van a decir de mi al invitar un chico a salir?
—A ver, eso si que no—dice siendo lo mas dramática posible—eres una chica, sí, ¿y eso que? ¿Quién dijo que las chicas no podemos invitar al chico que nos gusta a una cita?—pronuncia indignada—¿En donde esta el error? Que yo no lo veo. Solo se trata de poner los ovarios sobre la mesa y hacerlo, no es nada del otro mundo.
—Ella tiene razón—secunda Ady
Me limito a voltear los ojos, quiero acabar con esta conversación lo mas rápido posible, porque se que Ludo no me dejara en pazcon esto.
—No pierdes nada, aparte ¿y si te dice que si? ¿No has pensado que te puede decir que si?
—Alguien como yo no le puede interesar no le puede interesar a ningún chico.
—¿Qué hay de Evan?—dice Ady. Que gran ejemplo, por dios. Gracias Ady.
El rostro de Evan aparece en mi mente y todos los momentos que pasamos se reproducen por mi cabeza.
No es momento de recordarlo, es mejor que me olvide de eso.
—Evan es agua de otro charco— ellas enarcan una ceja por mi comentario—que Evan es aparte, eso es algo diferente.
Ay, Evan, Evan, Evan...
—Deja de poner excusas estúpidas y mejor ya vamos a clases. Al parecer nunca te darás cuenta de la verdad—. Escucho lo último u decido mejor ya no decir nada. Solo asiento a lo segundo y comenzamos a caminar hacia el salón de historia, ¿he mencionado cuanto odio historia? ¿No? Bueno, pues mucho.
Estaba a punto de entrar al salón cuando mis ojos cayeron en una espalda ancha, cubierta con una chaqueta de cuero negra, frene en seco y pude sentir como Adeline se quejo al chocar con mi espalda.
Maldición ¿Qué hace él aquí? ¿Por qué esta aquí? Él y yo no compartíamos esta clase ¿Qué rayos?
Un cosquilleo apareció en toda mi espina dorsal. Sentí como toda mi piel se puso chinita de tan solo ver su espalda.
—¿Hefz? ¿Qué pasa?—escucho la voz de Ady pero no logro decir una palabra.
Ludo me da un golpe en el hombro y por fin vuelvo a reaccionar:—Hablando del rey de Roma.
La escucho reír mientras se cruza de brazos. Vuelvo mi vista hacia él y soy consciente del cambio en mi respiración. Demonios, debo de dejar de ponerme así solo por mirarlo, esto no es normal.
—¿Qué hace él aquí? Él no debería estar en esta clase—les digo entre dientes.
—Debieron transferirlo—Ludo lo dice como si no se lo pudiera creer—que bonita casualidad, ¿no lo crees?
Es una maldita. Solo se está burlando de mí.
—No, ¿Qué se supone que haga? Esta en mi lugar—pronuncio al ver que esta sentado en la banca que me habían asignado en inicio de semana.
El maestro a media clase había decidido cambiar nuestros lugares a lo que según él era lo mejor. Así fue como termine de estar hasta el fondo del salón, a pasar a estar en un asiento en la mitad del salón y hasta la primera fila. Según él, me estaba haciendo un favor para poder ver bien de cerca.
Tal vez tenía razón, estar hasta el frente d ella fila me permitía ver con más facilidad a través de los lentes, así que decidí aceptarlo y quedarme sin refunfuñar en aquel asiento.
Asiento en dond estaba sentado Aiden Hale.
—Dile que por favor se quite—escucho la voz de Ady—, su apellido va antes que el tuyo, así que se equivoco de silla.
—No puedo—digo con miedo—¿Y si no contesta? ¿O si no se quita?—comienzo a hiperventilar de forma dramática
—No seas tonta—me voltea los ojos—Eso no pasara—dice Ludo y me da un fuerte empujón hacia él.
La vida me odia, no cabe duda. No entiendo el porque, ni como, solo de un momento a otro siento como mis piernas se enredan con algo y lo ultimo que noto es que estoy apoyada en el suelo con mis manos y rodillas.
Mis rodillas abrieron por el impacto, mis muñecas dolían por la fuerza del golpe al apoyarlas rápidamente en el piso.
Hay silencio, que no tarda mucho en ser roto por las risas de los demás del salón. Todos me miran, todos estamos poniendo su atención en mí. Levanto mi mirada para encontrarme con la persona que menos quiero que me mire en este momento.
Aiden...
Aiden me esta mirando, se quedo plasmado viendo directamente a mis ojos, esos ojos azules que me encantan tanto, me estaban mirando. Él se dio cuenta de la posición en la que estaba y lo que hizo a continuación me indigno; se rio.
No a carcajadas como los demás, él solo dio una sonrisa de lado, como si no se pudiera imaginar la escena que tenia enfrente y luego se volteo hacia atrás para seguir con su conversación con sus amigos.
Los ojos me ardían, pero este no era el escenario y no era razón suficiente para dejar salir las lagrimas de mis ojos. La ansiedad social era mucha y sentía como mi respiración se entrecortaba por la presión.
Me puse de pie mientras claramente sentía como mis mejillas ardían, seguro estaba roja como un tomate. Tragándome toda mi vergüenza, me puse de pie e hice lo que nunca pensé que me atrevería: le hablé.
—Emmm—las palabras no salían de mi boca, me había quedado en blanco, esto no había sido una buena idea—. Oye—vulevo a decir pero no voltea, para llamar su atención, toco su hombro arrepintiendo me de inmediato—creo que te has equivocado de lugar.
Voltea a verme por encima de hombro y me da una mirada indiferente. Su mirada me quema, es pesada y noto un toque de disgusto en ella—¿Ah si? No lo creo—dice mientras me da la espalda de nuevo.
Maldición. Dios ayúdame por favor.
—Eh, si, te has equivocado, tu silla debe estar por allá—intento decir y señalo uno de los lugares que están casi enfrente del escritorio del profesor.
Él se da vuelta de nuevo hacia mi, con esa mirada tan pesada que me pone de nervios.
—No lo creo, de otra manera no estaría sentado aquí, busca otro asiento, niñita—su contestación es seca y de muy mal gusto. Mi subconsciente esta con la boca abierta ya que no se cree que "Don perfecto" me este hablando de esta manera.
Es un maldito mal educado. No se que decir, me he quedado congelada frente a este ser hermoso y me siento tan expuesta y humillada ya que todas las miradas están en mi.
—¿Sigues ahí?—me pregunta soltando una risita.
Maldición, siento mis ojos arder de nuevo. «Ni se te ocurra llorar» me dice mi subconsciente y automáticamente me entran más ganas de llorar.
—Quitate de mi asiento—no se de donde saco el valor para pronunciar. Él voltea a verme y frunce su ceño al estar frente a mi.
—¿Que dijiste?—pregunta como si fuera una broma.
—Lo que escuchaste—aclaro mi voz—que te quites de mi asiento.
Cual niños pequeños, escucho como al rededor comienzan a farfullar risas y murmuros. Aiden parece extrañado y yo solo siento como mis piernas tiemblan por los nervios.
Veo como Aiden se pone de pie, rebasando mi altura y haciéndome estirar el cuello para poder verle a la cara.
—¿O si no que?—murmura viéndome fijamente a la cara—¿Tu me vas a quitar, niñita?—su aliento golpea con mi cara y evito su mirada para que no me vea flaquear. No es hasta que siento como su mano tira de mi rostro para hacerme mirarlo de nuevo y encontrarme con el bello océano que tiene en su mirada—.Mírame a la cara cuando me hables—ordena mientras sigue sujetando mi rostro haciendo que una descarga eléctrica atraviese mi cuerpo por su tacto—¿o que? ¿Ya se te quitó lo valiente?—no le contesto y siento mis ojos más mojados que antes—. Eso pensé.
Por fin suelta mi rostro y siento una impotencia recorrer todo mi cuerpo por lo que acaba de hacer.
—Buenos días clase, tomen sus asientos que hoy hablaremos de un tema muy importante que vendrá en el examen— escucho al profesor Mollys anuncia al entrar—Señorita ¿no me escucho? La clase ya va a comenzar—sé que se refiere a mi, pero me he quedado tan congelada y sin voz que no se que hacer.
—Esta sentado en mi lugar—al fin encuentro mi voz y le digo al profesor sin voltear a verlo, veo como Aiden voltea los ojos en forma de disgusto mientras pone sus manos detrás de su cabeza en forma de relajación ¿acaso esto le divierte?
—¿Ah si?—responde el profesor— ¿Usted es?—me pregunta.
—Romero, Hefziba Romero—mi voz casi un susurro tembloroso, noto que Aiden se ríe al oírlo. ¿Se esta riendo de mi nombre? Que cabron.
—¿Y usted es?—se dirige a Aiden esta vez.
—Hale—dice secamente, como si no se creyera que el profesor no supiera con quien estaba hablando. Después de todo era el capitán del equipo de futbol. Un insoportable y mal partido capitán.
—Ah, señor Hale, transferido de sociales—el profesor dice en un tono alegre y medio sarcástico—. La señorita Romero tiene razón, usted no va ahí, aquí los asientos no son libres, son asignados por apellido, así que ¿nos puede hacer el favor de moverse de ahí para poder comenzar la clase?
Aiden voltea los ojos y endurece su mandíbula molesto, de mala gana veo como recoge sus cosas y se mueve de mi asiento.
—Que idiotez—murmura cuando me pasa por un lado.
Siento mis piernas flaquear mientras veo como se sienta hasta enfrente. Mi respiración está alterada, mi ritmo cardíaco y mi corazón están a un ritmo sorprendente que me aterra.
Me siento y entierro mi cabeza en mis brazos cruzados sobre la mesa, quiero desaparecer, no puedo creer lo que acaba de pasar, y todo por una estúpida silla.
Busco la mirada de Ludo y veo que me susurra un "lo siento" que no me hace sentir mejor. Dirijo mi mirada hacia Ady la cual hace señas para que me relaje. No funciona, sarcásticamente le respondo con un intento de sonrisa que mas bien se convierte en una mueca de disgusto. Volteo mis ojos y regreso a una posición normal para "según" prestar atención en clases sintiendo la vergüenza de que todos nos hayan visto.
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N/a: Holaaa!!! Cuando subí este capitulo por primera vez tuve 3 cosas por decir y las vuelvo a repetir:
1.- ¿Alguien me puede explicar la actitud de Aiden? O sea, ¿Por qué tiene que ser tan grosero con nuestra pequeña y dulce Hefz? Ella no tiene la culpa de nada.
2.- Por favor, ¿¡le podemos dar un premio a Ludo por tremenda frase que dijo!? Me encanta esa mujer, es una diosa, creo que necesito algunos de sus consejos para mi día a día. ¿Ustedes no?
La tercera ahora cambió:
3.- Sigan leyendo, que esto es actualización triple para celebrar las 3 mil leídas en la historia, de verdad muchas gracias, pero sigan leyendo que esto me emociona :)
Quisiera saber que les han estado pareciendo los capítulos, ¿les han gustado?
Tambien si tengo tu apoyo, me encantaría saberlo con un voto o un comentario.
Creo que esto es todo lo que tengo por decir, sigan leyendo :)
Besos <3
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