🌹CAPÍTULO 37🌹
🌹Damián🌹
Sentía que el corazón se me había detenido.
Afiance mi agarre un poco más a su cuello y levanté su rostro con delicadeza. Sentí su piel un poco más tibia y me preocupé de estarla incomodando con mi agarre helado.
Sus manos dejaron de ejercer presión contra mis brazos, y estos se alegraron de ya no tener las uñas enterradas en la piel.
Tal vez si fuera de otro modo...
Silencio, no es momento de pensar en eso. Es un momento serio.
Ya era momento de alejarme, pero no lo quería.
Sabía que con solo plantar mis labios sobre los de ella debía de ser suficiente. No era necesario mover nuestros labios como lo estábamos haciendo, pero yo quería más y lo demostré.
Extrañamente, se sentía mejor de lo que pude llegar a pensar. No es como que me la viviera pensando en ello todo el tiempo, pero de vez en cuando era un pensamiento recurrente.
Ajá.
No tenía importancia como quiera. Aunque no significara nada, no la estaba pasando mal.
Sus labios a comparación de los míos se sentían temerosos al moverse y eso solo me hacía darme cuenta que ya me tenía que alejar, sino esto sería mucho más incómodo de lo que sabía que iba a ser de todos modos.
Sin querer hacerlo, me detuve. Lentamente concluí con nuestro beso, y la unión que teníamos se rompió.
Me alejé de ella despacio, midiendo cuál sería su reacción y lo que vi me revolvió un poco.
Sus ojos y sus mejillas estaban húmedas, y ambos compartían esa tonalidad rosácea a su alrededor. No comprendía si se debía a su ataque de pánico, o esa era su reacción sobre lo que yo había hecho. ¿Tan mal le pareció?
Suspire y me relamí los labios. Mire los suyos y tenían un tono rosita que la hacía ver más bonita. Lo único que no me gustaba de todo esto es que no me estaba mirando y su rostro tenía esa expresión de temor grabada en sus gestos.
Traté de controlar un poco mi respiración luego de asimilar todo lo que había pasado. Sus ojos estaban cerrados con fuerza y bajó su cabeza poco a poco hasta que su frente se recargó con mi mentón y se quedó ahí algunos minutos.
—¿Hefz?—mi voz se escuchaba ronca y alterada y me molestó el sentimiento que reflejaba—. ¿Estás bien?
Movió su cabeza en un ligero asentimiento y pude escuchar como su respiración volvía a tomar un ritmo tranquilo con el paso de los minutos.
Eso calmó un poco mi humor, aunque mi cuerpo sintió el bajón de presión en él. Necesitaba pan y una coca para el susto.
Mis manos picaron por acariciar su cabello al tenerla así, pero el acto se me hizo ridículo. Alcancé a tomar las puntas de este y las froté haciendo que se enredaran un poco. Hice una mueca y no me moví. Agradecí a lo que fuera que estuviera allá arriba de que nada le hubiera pasado y me concientice de la gravedad de lo sucedido.
Mis ojos ardieron un poco, carraspeé y parpadeé un par de veces para que ya no se sintieran así.
Ella no dijo nada y se quedó así por un par de minutos más. Su cuerpo se sintió algo rígido y aunque estuviera cerca de mí, pude sentir ese cambio de actitud que la alejaba. Eso me alertó.
Escuché como suspiró y carraspeó un poco mientras se alejaba.
—Creo que será mejor irme a bañar.
¿Y ya?
Leí su lenguaje corporal y supe que estaba incómoda. Estaba huyendo.
No supe qué contestar y solo asentí. Nos puse de pie a ambos y luego le di espacio para que se fuera a bañar.
Se encerró y atranco la puerta.
Me deje caer sobre su cama agarrando una almohada en el proceso, la coloque sin cuidado sobre mi rostro, e hice lo que cualquiera en esta situación haría: grité en ella.
La apreté sobre mi rostro casi llegando a asfixiarme y solo la alejé cuando un nivel de estrés y pesadez salió de mi cuerpo.
Mierda. Mierda. Y más mierda.
Necesitaba mis cigarrillos.
Me enderecé de nuevo en la cama y revolví mi cabello con frustración. Palpe mis pantalones esperando encontrar mi cajetilla y mi frustración aumentó cuando recordé que estaba empapado. La encontré, pero igual que mi ropa, estaba mojada.
Abrí el cartón aguado y sentí que los ángeles me cantaron en coro cuando encontré dos en un buen estado.
Abrí el ventanal de la habitación al ponerme de pie y salí al mismo tiempo que intentaba sacarle mecha a mi encendedor. Después de varios intentos lo logré, y con el tabaco en mis labios, di una calada al encenderlo.
Inhalé el humo tranquilamente y lo mantuve en mis pulmones el mayor tiempo posible. Terminé soltándolo lentamente por mi nariz para que el aroma se quedara más tiempo en mi sistema, y rápidamente comencé a sentir como los dedos se me adormecían.
Joder, se sentía tan bien.
Di más caladas sin dejar mucho tiempo de espera, y llene mis pulmones con el humo como si me pagaran por ello. Al poco rato todo me daba vueltas ligeramente.
Apague el primer cigarrillo contra el barandal, y al terminar con el segundo, miré mis muñecas borrosas.
Me sentía bien. Tanto así que reí. Una risa corta, incrédula.
¡Dios! ¿En qué mierda me metí?
En este punto mi cerebro ni siquiera era capaz de razonar todo lo que había pasado en el día. Solo había una extraña sensación que me trataba de decir que era grave.
Quién sabe. Al Damián que acaba de fumar como chimenea no le importa. Lo único que importa es el drama que se aproxima con Hefz en unos momentos. Lo sé, lo sentía.
Solté la última calada de humo que había y terminé con el cigarro hasta el filtro. Hasta el puto filtro, mierda.
Mi piel pico y después de escupir un poco, lance lo que quedaba hacia el pasto, hasta que la lluvia lo consumió. No haría nada en estos momentos, sería demasiado obvio, las marcas en las muñecas ya habían cicatrizado y sería impulsivo ocasionar más en este momento.
Frote mi rostro y suspire. Volví a escupir un poco y tosí sintiendo un frío atravesándome el cuerpo. Fue cuando caí en cuenta, seguía empapado. De mis labio seguía saliendo humo, solo que ahora no se era por el cigarrillo, me estaba congelando, no sabía identificar si el no sentir mis dedos era por el efecto del tabaco, o por lo congelados que estaban.
Quise quedarme otro rato ignorando la realidad, pero decidí entrar de nuevo en la habitación porque sabía que me arrepentiría si mañana amanecía enfermo. Esta vez ya no me senté en la cama de Hefz, solo me quedé parado esperando a que saliera.
Cuando tardo 20 minutos más en los que ya no soporté estar parado como pendejo, llame a la puerta sintiendo terror de que algo le pasara ahí dentro.
—¿Te fuiste por la tubería o sigues ahí?—pronuncie después de tocar—¿Hefziba? ¿Está todo bien o debería comenzar a preocuparme?—di dos toques más a la puerta y traté de abrir aunque claramente la puerta tenía seguro.
—Ya salgo—escuche su voz ronca y me relaje de inmediato. Me separé de la puerta cuando escuché que destranco y la vi salir envuelta en su bata de baño y con el cabello hecho un desastre. Llevaba sus lentes y sus mejillas se le veían más rojitas, como si hubiera vuelto a llorar. Me pasó por un lado de manera rápida y no me levantó la mirada en ningún momento—creí que ya te habías ido.
La vi quitar las sábanas mojadas de su cama y las cambió por unas limpias mientras parecía ignorarme.
—Quería asegurarme de que estuvieras bien—trate de ayudarla a recoger la ropa sucia pero fue más rápida y la quitó de mi camino echándola a su cesta.
—Bueno, lo estoy, creo que ahora puedes irte—me miro por un breve segundo y después pareció volverme a ignorar.
—Hefziba, no tienes porque ponerte así—no iba a mentir, esa actitud suya me estaba cabreando un poco.
—No me estoy poniendo de ningún modo. Solo es tarde, tú también deberías de irte a bañar, sigues empapado.
Señalo lo obvio pero no iba a tragarme su falsa preocupación.
—Hefziba...
—¿Que Damián? ¿Ahora que?—sus ojos se veían llorosos y no entendía porque. ¿Tanto la había cagado?
—Si quieres ignorar lo que pasó, está bien, es tu problema, solo no deberías comportarte así.
—¿Así?—su mirada me atravesó, y en ese instante todo lo que habíamos construido en este breve lapso de tregua se desmoronó—No estoy ignorando nada, porque eso fue lo que paso. Nada. Sé que solo lo hiciste para detener el ataque, pero no significó nada, solo tratabas de detener mi respiración y eso hiciste, no entiendo porque lo quieres hacer la gran cosa.
Ahora fui yo quien dejo de mirarla. Y no porque no tuviera el valor para hacerlo, simplemente no quería. Tragándome todo lo demás que tenía por decir, solo asentí y murmuré:
—Tienes razón.
Me di la vuelta y salí de inmediato sin importarme mojar mi cuerpo de nuevo. Me encerré en mi habitación al llegar a casa, y cubrí mi ventana con la pesada cortina para no mirar más allá.
Encendí otro cigarrillo y me dejé caer en la cama sin que me importara nada más a mí al rededor.
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N/a: Hola, hola. ¿Como están? ¿Que tal la han pasado?
¿Cómo ven este capítulo? ¿Que opinan? Drama is comming? Jeje
(Intente poner un gif para ambientar el texto pero Wattpad no cooperó)
Besos💚
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