🌹CAPÍTULO 29🌹
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—Esto es una pésima idea, Hefziba—se queja mientras me ayuda a levantarlo.
—Silencio. Harás que de despierte—lo amonestó mientras me pasó un brazo de Aiden por mi hombro para sostenerlo.
—Con tanta mierda que se metió dudo mucho que si quiera siga respirando—le meto un golpe detrás de la cabeza y escucho como se queja.
—No digas estupideces, lo sigue haciendo, solo ayúdame—exijo y escucho como suelta un pequeño rebusnido.
Ian tenía razón. Esto era una pésima idea. Una malísima idea.
Ni siquiera sabía que era lo que estaba pensando cuando marque su número en busca de ayuda. «¿Porque no le marque a Enzo?» me preguntaba. Pero por alguna extraña razón, en el primero que pensé para ayuda fue él, y aquí estaba; ayudándome a cargar al chico que él no soportaba.
¿Irónico, cierto?
Pero bueno, a veces la ironía era una maldita en tu vida.
Claramente no fue mucho de su agrado cuando miro el problema. De por sí parecía venir estresado de algún lugar. Se quejo diciendo que si para esta mierda lo había interrumpido.
No pregunte que era lo que él estaba haciendo antes porque sentí que no tenía ningún derecho a replicar. Solo me disculpe y baje la cabeza como un pequeño cachorro.
Se veía frustrado. De verdad esperaba no haberlo interrumpido en algo muy importante. Aunque bueno, era una fiesta, algo muy, muy, muy importante no pudo ser. Sólo esperaba que no estuviera vendiendo sus mierdas a diestra y siniestra, sino la enfadada seria yo.
—¿Como lo sacaremos de aquí?—le pregunto batallando con el cuerpo de Aiden que no hace nada mas que ceder con la gravedad.
—¿Como voy a saber eso yo?—se detiene mirandome con el ceño fruncido—¿No tienes algun plan?—niego—Joder Hefziba, ¿como vamos a salir con este idiota así? Abajo hay demasiadas personas, todos nos miraran extraño.
Otra vez, él tiene razón.
No habia pensado mucho en este plan, era obvio que algo tenia que salir mal. Tenia que pensar una forma de sacarlo sin que nadie se diera cuenta, pero la impaciencia de Ian y sus quejidos no me dejaban pensar.
—Saquemoslo por detras—dije despues de un rato mientras intentabamos bajar las escaleras.
Ian solo asintio y con dificultad y con muchas probabilidades de irnos de hocico, por fin llegamos al primer piso.
Nos escabullimos con cautela hasta que sentí que el hombro se me acalambro. Fue una sesacion horrenda. Sentía que se me safaba el brazo.
Me aleje sintiendo demasiado dolor y comence a acariciarlo. Suspire mientras masajeaba mi brazo y escuhe detrás de mi que alguien se quejaba
—Mierda—escuche un bufido como si alguien se quedase sin aire y sentí como algo estaba cerca de mis pies.
Mire hacia la dirección que creía que era y de pronto vi a Ian en el suelo con Aiden justo arriba de él. Se había tropezado.
—¿Estas bien?—lo mire hacer una mueca.
—Lo soltaste.
Contesto obvio y con agriedad.
—Me dolía el brazo—me excuse—Te juro que ya no sentía el hombro.
Me miró furioso y comprendí que mi excusa no le basto.
—Levantalo—salió de sus labios con determinación y yo no hice más que obedecer como si él fuera mi superior.
Apoye con mucha dificultad a Aiden contra una pared en lo que Ian se levantaba y en ese momento teniéndolo tan cerca, mi cerebro no dejaba de maquilar los pequeños recuerdos en ese baño.
Todo había sucedido demasiado rápido que ni siquiera había tenido tiempo de pensar. Había pasado otra vez. Nos habíamos vuelto a besar.
Mis piernas temblaron al pensarlo y sentí algo de incomodidad al notar que entre mis piernas se sentía algo mojado, más que nada en mi ropa interior.
El rubor subió hasta mi rostro y sentí como si quemara.
¿De verdad me había hecho sentir todo eso?
Lo que había pasado...
Dios.
Es que ni siquiera sabía explicar como era que me sentí. Fue algo delicioso, algo que...algo que yo quería que llegara a más.
Seguramente estaba borracha, pero sinceramente no me sentía así. Me sentía muy cuerda. Confundida pero cuerda. También algo acalorada, ¡pero ese no era el punto!
¡Agh!
Me sentía confundida.
Todo por culpa del señor inconsciente frente a mi. Con él cerca siempre sentía demasiado, no podía fingir, y eso me aterraba.
Era como un detonante para mi ser. Como la chispa que enciende unos fuegos artificiales. O como el anillo de una granada, que deja libre una explosión.
Aiden siempre había causado fuertes sensaciones en mi. Ya, lo tenía que admitir.
Acaricie inconscientemente su mejilla, solo sonreí. No porque creyera que en ese estado él se veía irresistible o tierno. Sino me reía de mi misma, por lo tonta que me debería de ver, mirándolo como una idiota.
—Debemos darnos prisa y salir de aquí—Ian me recordó.
Asentí y estaba a punto de avanzar cuando una voz femenina a nuestras espaldas hablo.
—¿Necesitan ayuda?
Ambos volteamos a verla, y el cuerpo esbelto de Samantha nos sorprendió a cada uno, al verla parada ahí y muy serena.
—¿Hace cuanto que estas ahí?—mi voz me sale nerviosa y es por el hecho de que me vea con él.
—Eso no importa, tenemos que sacarlo de aquí—ignora mi pregunta mientras parece buscar algo en su bolso. Esta algo preocupada, angustiada, y la verdad no comprendo el porqué.
—¿Tenemos?—Ian parece pensar lo mismo que yo y frunce su ceño.
—Trajiste tu camioneta?—le pregunta al pelinegro. Este solo se queda callado, ambas lo interpretamos como un "no"—¿y como te lo piensas llevar, genio? ¿En tu moto?—pregunta con sarcasmo.
Sinceramente esa era otra cosa de la cual no me había detenido a pensar.
Creo que ya había quedado muy claro, que muy pensado este plan no estaba.
—Andando, lo llevaremos—aviso Sam, y como si nada siguí andando hasta la salida.
Ian y yo compartimos la misma cara de desconcierto y vigilando que de no estuviera nade cerca que nos pudiera detener, avanzamos saliendo con éxito de la casa sin contar que el patio trasero estaría a explotar.
La mayoría bailaban al rededor de la piscina y otros cuantos estaban dentro de ella. Unos se escondían en la oscuridad para besarse y otros se metían sustancias en el cuerpo que no quería mencionar.
Mire a Ian con el ceño fruncido, e implore al cielo que no fuera él el responsable.
Sin voltearse a ver, nos escabullimos entre unos arbustos y pequeños árboles y a tropicones seguimos a la rubia.
Llegamos a la parte de enfrente de la casa, y escondiéndonos detrás de los árbustos, llegamos hasta el auto de ella.
Con un pequeño movimiento apunto con sus llaves hacia el carro y después este sonó. El seguro fue retirado de las puertas y ella nos ayudó a abrir.
—Metanlo con cuidado—nos indicó mientras iba hasta el lado del conductor y arreglaba su asiento—. Hefziba, vete con él y cuida que no se trague su lengua—señalo a Aiden con una pequeña mueca en su cara y suspiro.
Me sorprendió la forma en la que estaba actuando. No es que Samantha fuese alguien mala, pero que se comportará de esta forma con alguien al que siempre le ha demostrado fastidio me tenía algo confundida.
Más por la forma tan en calma que se encontraba. No parecía molesta con la situación y tampoco lo parecía con que estuviera cerca de Aiden.
Más que nada, parecía como si ya ella supiera que hacer. Como si supiera hacer esto a la perfección, como si ya lo hubiera pasado y solo lo estuviera repasando.
No había hecho ningún comentario al respecto sobre si que hacía con él, o que había pasado, ni tampoco lo había llamado idiota.
Solo nos ayudó, como si sacar un cuerpo ahogado en drogas y en alcohol de una fiesta no fuera demasiado extraño.
—¿Todo bien Hefz?—me pregunto interrumpiendo mi análisis—. Ya voy a arrancar.
Asentí.
—Si, todo bien—hice una fina línea con mis labios mientras escuchaba como Ian le decía que andando.
Abroche mi cinturón de seguridad cuando sentí que arranco, e intente controlar mis nervios lo más que pude. Mire a Aiden echado a un lado de mi y solo suspire.
Su cabeza estaba cerca de mis piernas y distraidamente jugué con su cabello. Lo acomode bien después de un rato, y eche hacia atrás lo que caía sobre su frente para que no se le mojara con el sudor.
Tenía su maquillaje corrido y de su boca parecía un desastre. Mientras que en algunas partes el maquillaje se veía derretido por el sudor, en la parte de sus labios se había formado una mezcla de gris, dejando ese manchon. Recordé de pronto la razón de eso y sentí que me sonroje.
Deseando que no tuviera lo que mi mente estaba pensando, saque mi celular y con la cámara y verifique.
Sentí que mi rostro palidecio al verme y abrí mis ojos a todo lo que dieron. Mire a mis amigos al frente, y como una niña a la cual no quería que le descubrieran alguna travesura, me hice pequeña en el asiento y busque algo con que limpiarme.
Mi rostro estaba manchado. Más específicamente, de mi nariz para abajo. Pequeños rastros de su maquillaje se encontraban en mi, y mis labios se veían grisáceos y sombríos. Además, se notaban algo hinchados. Era demasiado obvio, que viéndonos al uno y al otro juntos, yo era la responsable de que su maquillaje estuviera así.
Con unas pocas toallas húmedas que encontré en una bolsa detrás del asiento comencé a limpiarme. Trate de quitar todos los restos que habían, pero al terminar mis labios solo quedaron más rojos e hinchados.
Cerré los ojos queriendo gritar.
Ellos se habían dado cuenta. Me sentía tan avergonzada. Sam de seguro me quería matar.
Aiden interrumpió mi crisis con un ronquido y suspire.
No sabia que le diría a ellos, pero por lo menos algo tenia que inventar. Aún tenía tiempo.
—Ya llegamos—escuche que Samantha anunciaba.
¿Pero como?
Un segundo...
¿Ella ya lo sabía? ¿Pero porque? ¿Como sabía dónde vivía?
Mire hacia fuera mirando una casa sumida en la oscuridad y trague saliva sintiéndome tensa.
Ni yo sabia en donde vivía. Por estar pensando en otras cosas ni siquiera había pensando en cómo llegaría a un lugar que ni conocía.
Mire a Sam tratando de no hacer una mala cara al mismo tiempo que ignoraba los pensamientos y dudas que habían surgido.
¿Y si ella...y él?
No, eso no.
Mire a Aiden el cual hizo una mueca y mi pecho se comprimió.
—Tenemos que bajarlo—escuche a Ian el cual no había visto que ya había abierto mi puerta.
Solo asentí sintiéndome algo cabizbaja.
Moviendo con cuidado a Aiden de mis piernas baje del auto. La brisa fría me recibió al salir e hizo que me abrazara a mi misma.
Cuando Ian logró sacarlo me apure a ayudarle. Volví a recargar a Aiden sobre mi hombro y con cuidado comenzamos a caminar hacia la casa.
—¿Tienes alguna idea de cómo lo vamos a meter?—Ian jadeo tal vez por el peso de él y yo lo imite un poco.
No supe que responder, y con todo lo que estaba sobrepensando no formule una idea clara.
—No...—escuche murmurar justo a mi lado y vi como Aiden se quejo.
Refunfuña palabras ininteligibles como cualquier borracho, y se pone necio como una mula.
Ian enfurece cada vez más.
—Andando...—lo arrastra con Aiden poniendo más resistencia—Hale, no tenemos toda la puta noche. Muévete ya.
El aludido no obedece y se pone cada vez más necio.
—Camina Aiden...—jadeo por el esfuerzo—no tenemos toda la noche...tienes que dormir.
A duras penas logramos llegar hasta la entrada cuando siento que mis pulmones no pueden más. Disculpándome con Ian, y avisando antes de soltarlo, me siento en el piso y trato de respirar.
Doy largas bocanadas de aire intentando no necesitar de mi inhalador. Cierro mis ojos en busca de encontrar algo de serenidad y con mi mano trato de agarrarme de cualquier cosa que no sea mi cuerpo para apretarlo y enterrar mis uñas.
Suspiro varias veces apretando algo apeluchado y muevo mis piernas con algo de frustración.
Mi mente se queda en negro por varios minutos hasta que me siento algo serena y entonces respiro.
—¿Estas bien?—Ian, el cual no he vuelto a notar de nuevo, se encuentra a mi lado mientras acaricio mi hombro.
—Si, ya todo bien—suspiro sintiéndome cansada—¿Como lo vamos a meter?—miro sus ojos oscuros, arrastrando mis palabras.
—Creo que ya se como—me da una sonrisa tranquila, mientras que con su mano libre levanta lentamente una llave.
Frunzo mis cejas al verla y me quedo sin comprender.
—¿Pero como...
Me interrumpe apuntando hacia bajo y al seguir su dedo me encuentro con mi mano tomando el tapete de entrada, el cual se encuentra todo desarreglado.
Sonrio apenada y veo la sonrisa torcida que se forma en sus labios. Al bajar su mirada de nuevo noto algo extraño en lo poco de piel que se nota en su cuello.
Una marca rojiza llama mi atención al igual que otra hecha con maquillaje.
Ay, que no me diga que viene de follar.
Trato de mantener mi semblante neutro para que no note que acabo de mirar su chupeton con marcas de labial.
Ahora que lo veía así de cerca, sus labios se veían de un volumen un poco más alto, al igual, pude ver que una esquina estaba rota. O este follo o se peleo, más opciones no hay.
Cuando estoy a punto de decirle algo, escucho como alguien se queja a algunos metros. Miro hacia la dirección en donde alguien balbucea, y me encuentro a Aiden sentado en una banca, sin fuerzas y como si estuviera a punto de vomitar.
—Debemos meterlo—me mira Ian—y tenemos que hacerlo rápido. No hay que llamar la atención de los vecinos.
Asiento poniéndome de pie con cuidado, y ambos vamos hacia Aiden. Este se sigue quejando sin parar e Ian le mienta la madre más de dos veces.
Al introducir la llave a la puerta, logramos entrar. La casa se veía vacía, todo estaba en oscuridad.
—Lo más seguro es que su habitación esté allá arriba, pero no lo vamos a subir—me informó Ian—lo dejaremos aquí abajo en algún cuarto de invitados. Hay que darnos prisa.
Lo obedecí siguiendo todos sus pasos y al caminar en dirección al pasillo, encontramos solo dos puertas.
Se sentía tan extraño estar aquí. Me sentía como una intrusa. Prácticamente lo era, pero me sentía muy fuera de lugar, muchísimo más que en cualquier contexto. Su casa de alguna forma era lo que siempre había imaginado; grande, espaciosa, con varias decoraciones, aunque no era muy lujosa ni ostentosa. Era muy común.
Había varios cuadros colgados en la pared y una que otra pintura. Si algo le gustaba a la dueña de la casa eran los jarrones, ya que había varios en lo poco que había visto de la casa, y estuvimos a mada de chocar con alguno.
Con cuidado caminamos entre la oscuridad hasta apoyarnos de una pared y al ver que la primera puerta era una habitación con una sola cama, no dudamos en meternos para poder acostar a Aiden.
Con dificultad logramos acostarlo, pero al final cayó como una res. Sin fuerza y sin negarse. Ian lo soltó sin importarle y yo trate de acomodarlo con cuidado e intentarlo arropar.
—Hefziba, esta hasta el culo, no se va a querer tapar—se quejo detrás mio pero lo ignore.
Metí sus manos y piernas a la cama para que no durmiera chueco e Ian solo bufo cansado de la escena.
—Hefziba. Andando.
Esta vez si lo obedecí.
—Hefziba...—una voz más débil y perdida hizo que me detuviera—. No...no, Hefziba...
Detuve mis pasos para voltearlo a ver, mientras daba media vuelta en la cama.
—Hefziba, no...
Me siento extraña al verlo hacer una mueca, y un deja vu de la última vez que lo vi así, reaparece.
Me quedo estética frente a su cama y escucho a Ian carraspear.
—Am..., dejaré que se despidan...amm, yo...estaré a fuera.
Le digo que sí en un pequeño asentimiento de cabeza y a lo lejos escucho sus pisadas alejarse.
Me acerco a él con cuidado y me siento en la cama. Solo está roncando y balbuceando cosas que no tienen sentido. Acaricio su rostro con suavidad en un intento de que se calme. Parezco lograr el efecto y se queda un momento callado y quieto.
Las manchas negras en la sabana llaman mi atención y me doy cuenta que se debe a su maquillaje.
No debería de dormir así, manchara todo y ese tipo de pintura le puedo hacer daño en su piel.
Pienso que no es una mala idea lo que quiero hacer y me dirijo directo hacia el pequeño baño de la habitación, tomo una toalla para las manos y la mojo. La exprimo varias veces y regreso a la habitación, poniéndome a su lado.
Coloco su cabeza en mis piernas y con cuidado comienzo a quitarle el maquillaje. Veo como el maquillaje se corre, dejando a mi vista su piel. Acaricio sus mejillas con cuidado, tratando de no irritar su piel, hasta que siento como sus ojos me examinan.
—¿Hefziba..?—cierra sus ojos con fuerza como si algo le doliera mientras se queja—¿Que haces? No...
—Shuu...no hables—susurro tratando de calmarlo y seguirlo limpiando pero él solo reniega. Logro calmarlo después de un rato, siguiendo con su limpieza.
—¿Te volverás a ir, cierto?—pregunta de pronto haciendo que mis movimientos se congelen.
Mi mano se queda sobre su mejilla y le presto atención a sus orbes. Aún siguen dilatados, pero eso no es todo lo que llama la atención. Su mirada se ve débil, perdida. Su mirada expresando también mucho dolor.
De pronto, me veo en un aprieto.
¿Él quiere que me quede?
Si sí quiere eso, ¿entonces que haré? Lo correcto no sería quedarme. Pero por su gesto, esta a una decepción, para desilusionarse.
Dejando el trapo a un lado, y acariciando su rostro con mi mano muevo un poco mi cabeza en negación.
—No—miento—ahora tú necesitas dormir...
—No...basta...no quiero—dando media vuelta, deja de estar en mis piernas y se abraza a una almohada haciéndose pequeño. Afortunamente había quitado gran parte del maquillaje así que ya no había problema.
Viendo que ya no era necesario que siguiera ahí comencé a alejarme. Intenté abrir la puerta sin hacer ruido, pero a lo lejos lo escuché.
—No te vayas...
—No lo haré—vuelvo a mentir viendo como se aferra a esa almohada y de nuevo me acerco.
—Hefziba...te necesito...—mi pecho se comprime al escucharlo hablar entre sueños y ver que no está despierto ha acabado un poco con mis ilusiones.
«Solo esta diciendo cosas de borrachos»
Suspirando, y recogiendo lo poco que queda de mi misma comienzo a marcharme. Cierro ahora si la puerta con cuidado, y me escabullo de nuevo hacia al auto, encontrándome con mis amigos.
—¿Todo bien?—Sam es la primera en preguntar cuando ya estoy adentro. Solo asiento, tratando de restarle importancia.
Ella me regresa el asentimiento y pone su auto en marcha. La miro por un largo rato sintiendo una sensación de rencor en mi pecho, y siento como mi mirada se torna agresiva.
De inmediato muevo mi mirada hacia la ventana y me quedo mirando hacia lo que dejamos atrás. No debo porque mirarla así, es mi amiga.
¿Pero si todo este tiempo ha tenido algo que ver con él? ¿Era por eso que lo odiaba tanto?
Ella solo había estado fingiendo. En todo este tiempo me mintió. ¿Ella gustaba de él? ¿O él de ella?
Cerré mis ojos recargandome en el vidrio de la ventana. Lo que estaba pensando era una estupidez. Me estaba volviendo loca.
La cabeza había comenzado a dolerme. No quería pensar cosas malas de Sam, pero la sensación de celos podían más y me dejaban una mala sensación en el corazón.
Respiré lento y pausado.
Samantha no haría eso, es mi mejor amiga. El poco alcohol debe de estar confundiéndome las neuronas haciéndome pensar incoherencias.
Aquello era imposible.
Rasque mi antebrazo quedándome solo en silencio hasta que después de unos minutos el auto se volvió a detener.
Escuche como Sam coloco el freno de mano y al abrir mis ojos vi que ya estábamos frente a mi casa.
—Llegamos—avisa y asiento.
—Gracias—es lo único que digo al abrir el coche.
Bajo con cuidado y me despido solo con mi mano, ya estando afuera comienzo a caminar hacia mi casa. Detrás de mi escucho como cierran la puerta del carro y al voltear me encuentro con el pelinegro.
—¿Paso algo?—lo miro abrazándome a mi misma, y colocando unos mechones de cabello detrás de mi oreja.
—¿Todo salio bien con Hale?—pregunta ansioso y frunzo mi ceño al saber que eso es falsa preocupación.
—Si, normal.
Le resto importancia sin ánimos de nada más que ir a la cama.
—¿Tu tienes algo con él?—su pregunta no suena como a reclamo, sino más bien como de preocupación.
Su cuestionamiento me toma desprevenida aunque no me sorprende. Realmente no espere a que bajara del auto solo a preguntarme que si tenia algo con Hale.
—¿De que hablas?—solo me hago la loca.
—Mira Hefz, sé que a ti nunca te ha gustado hacerme caso, pero con Aiden Hale ahí no es—explica desesperado—no tienes porque caer ahí.
Me siento con indignación. Y mis emociones es se alteran.
No se si es por los repentinos celos que me surgieron hace un rato. Si es por el repentino sentimiento y paranoia de traición hacia mi mejor amiga o si es simplemente la forma en la que me está hablando como si yo fuera una niña pequeña y tonta que no se sabe cuidar, que mi enojo incrementa y siento que estoy a punto de perder los estribos.
—¿Algo más que quieras informar?—respondo tajante.
Ian suspira exasperado mientras se frota su rostro como con desesperación.
—Mira Hefziba, ya estas muy grandecita para esto, pero solo trato de decírtelo por tu bien—el tono que está agarrando la conversación no me gusta para nada pero mi orgullo no me deja perder. Sé que Ian es igual o el doble de orgulloso, y se que en este tipo de conversaciones uno no se irá contento.
Su tono me dice que su respuesta no será amigable y me preparo para que mi mejor amigo me rompa el corazón porque se que mi réplica se la pasara por la cola, o de plano no tendré fuerzas ni el valor para dársela.
—Podrás ser muy grande, pero eres muy ingenua. Eres debil. No has vivido nada que no sea a fuera de tu habitación. Aiden te comerá y acabara contigo en un solo bocado, si es que claro, primero él te presta atención. No creo que sea bueno que estés con él, Hefziba. Hale está lleno de mierdas, y te puede manchar. ¡Tu no perteneces a este mundo, salte antes de que todos a tu alrededor traten de acabar contigo, porque créeme que lo lograrán al primer intento!
Listo.
Ya lo ha dicho.
Siento como mis ojos escocen por lo que ha dicho, pero no le doy el poder de que me vea llorar. Hago todo mi intento por mantenerme firme y que no vea que me ha herido pero siento que todo mi cuerpo me tiembla.
—¿Ya es todo?—muerdo el interior de mi mejilla para que la voz no me salga con nervios y en sus ojos puedo ver como se da cuenta que me ha herido. Esta a punto de hablar, pero es suficiente y decido que ya no puedo más—. Si no tienes nada mas que compartir, nos vemos mañana en la escuela—intenta replicar pero sigo sin dejar hacerlo—, y si no te gusta que se metan en tu vida, y tampoco te gusta dar explicaciones, no te metas tu en las de otros y trates de que ellos te la den.
Con todo mi esfuerzo implicado, logo que eso me salga firme, y sin ganas de escuchar nada más, llego hasta la puerta de mi casa, entro, cierro detrás de mi, y sin importar que me agite, corro hasta mi habitación para acostarme en mi cama y poder llorar.
Miro hacia el techo de mi cuarto y siento como las lágrimas bajan por mis mejillas, sintiéndose calientes y seguramente muy rojas.
Y así, sonando patética como siempre, el sueño me venció, mientras me quedaba llorando porque mi mejor amigo me había llamado débil.
Mi mañana había apestado tanto, al igual que mi actitud.
Había despertado sin ánimos, y los nuevos medicamentos no habían sido de mucha ayuda para eso.
Mi noche también había apestado, apenas y había podido dormir. Últimamente te me sentía más cansada. Al parecer mis noches de insomnio habían terminado, y ahora ya en las mañanas ya ni siquiera me podía levantar.
Ahora me encontraba en la escuela con bellas clases de álgebra que eran insoportables. Bueno, la verdad no podía mentir, se me daban bien, pero con el dolor de cabeza que tenía y con lo mal que sentía, en este momento me parecían insoportables.
Salí a la hora del almuerzo sin ánimos y me tome mis medicamentos. Tome algo de fruta de la cafetería y una botella de jugo de naranja. Salí a las a fueras de la escuela a las mesas en donde siempre comía y miré a los chicos apenas acercándose.
No sabia si quería comer o convivir con ellos en estos momentos. Mi sentido común me indicó que lo mejor sería hacerlo en otro momento. Uno en donde los sentimientos de ayer no estuvieran tan frescos y en donde no sintiera que la cabeza me iba a estallar.
Sin que ellos ni quiera me notarán volví al interior de la escuela y busque un salón libre para poder comer.
Ya estando sola y en completa tranquilidad, terminé de escribir un pequeño avance de lo que había empezado hace un tiempo y quede satisfecha con lo que tenía.
También aprovechando todo el tiempo libre que tenía, recordé que hoy tenía la clase con Aiden. Ni siquiera había preparado nada, aunque pensando en cómo estaba ayer, dudaba mucho que hoy se presentará. No lo había visto en toda la mañana, y eso que álgebra era una de las pocas materias que compartíamos. Al parecer ni siquiera había llegado.
No había querido mucho pensar en él. Después de lo de anoche no permití que se metiera mucho en mis pensamientos.
Pensar en él me sacaba de mi tranquilidad y pensar en sus palabras solo me confundía. Era muy maldito, siempre que abría la boca estando borracho decía pura estupidez.
Aunque la última vez dijo que lo recordó...fue cuando nos besamos.
«Lo que quieres sabes es si recuerdo que te dije que te haría mía? Porque si es así, sí, lo recuerdo»
Sus palabras aún conseguían un efecto demasiado fuerte en mi ser. A veces trataba de ignorarlo porque no quería solamente tener que apretar las piernas.
Las palabras de Ian se seguían repitiendo en mi cabeza y tal vez él tenía la razón. Las de Sam también daban vueltas por mi mente, pero al pensarlas solo me enojaba ya que lo sentía hipócrita con todas las alertas que me estaban dando.
Las de Malika eran otras que me llamaban la atención pero verdaderamente no sabía que hacer. Si tener que escoger entre lo que decía tu corazón o tu cerebro ya era difícil, tener que agregar las voces de los demás a mi conciencia era algo que hasta me daban ganas de desertar.
Todo me era tan difícil con algo que ni siquiera tenía controlado. Eso era algo más que me ponía de malas; no tener el control. Sentirme ofuscada, y alterada. Sin nada de control.
Ya no era capaz de controlar y ocultar mis pensamientos o sentimientos que tuviera por él. Porque si algo era cierto, es que ya no podía negarme a mi misma que seguía sintiendo algo por él. No importaba cuanto intentara negarme lo a mi misma, eso era cierto. Hale me gustaba, seguramente nunca dejó de hacerlo, y ahora que lo tenía al frente después de tanto, no podía seguir negando lo más.
Suspiro cansada. Admitirlo era tan liberador, pero al mismo tiempo me hacía sentir agotada.
Cruzo mis brazos sobre el escritorio frente a mi, y escondo en ellos mi cabeza.
Sin que me de tiempo tiempo de descansar, escucho como tocan el timbre de la preparatoria, anunciando que el descanso termino.
Bufo sabiendo que tengo que salir de aquí porque pronto ocuparán este salón, y comienzo a recoger mis cosas.
Salgo directo hacia el salón de idiomas. Algo tenía que preparar para mi clase. En el fondo pensaba que era idiota, de todas formas lo más seguro era que Aiden no viniera.
Como si algo o alguien se tratara de burlar de mi, al entrar al salón, lo primero que veo es a Aiden sentado en una banca.
Me quedo de piedra al mirarlo y de pronto parece que he perdido mis piernas, ya que no me obedecen al querer caminar. Su mirada azul se encuentra con la mía y entonces sé que ya no puedo escapar.
Respiro profundo intentando entrar con seguridad, pero sé desde que he cruzado la puerta que aparentar eso no será posible. Lo miro mirarme sin ninguna expresión en el rostro mientras camino hacia el escritorio, para después ver como él baja la vista hacia la mesa de su banca, como si no le importara.
—Que bueno que ya estas aquí—comienzo, volviendo a llamar su atención, mientras busco una libreta en mi mochila—, creo que es buen momento para que puedas ver estos temas—trato de hablar con completa naturalidad mientras hojeo la libreta hasta encontrar una hoja limpia y comencio a escribirle dos actividades que eran del vocabulario—No es nada difícil, y son cosas que hemos visto en la clase, si tienes alguna duda podrías decirme, yo te la intentare quitar.
Coloco la libreta en el escritorio pata que él venga por ella, pero sigue sentado.
—Creí que hoy no vendrías—lo escucho murmurar mientras saco más cosas de mi mochila.
—¿Porque no hacerlo?—levantó mis hombros tratando de restarle importancia, evitando su mirada en todo momento.
—Tal vez porque lo único que haces desde que te conozco es huir—lo escucho carraspear mientras recarga su espalda en la silla, y se cruza de brazos manteniendo sus piernas algo abiertas. Imita mi tono despreocupado y al igual que yo, levanta sus hombros.
Lo miro sintiéndome indignada y no encuentro algo lógico que poder replicar. Sé que él tiene razón. La última vez que sucedió algo entre nosotros antes del baño, lo terminé ignorando durante cinco días.
Eso no me iba a detener. No iba a dejar que conservará esa sonrisa en su cara. Por eso conteste:
—Tal vez si alguien no me confundiera tanto, no tendría la necesidad de evitarlo.
Logro mi cometido, pero eso no me hace sentir feliz. Veo como su sonrisa se borra de su rostro, dejando una fina línea en sus labios y una mandíbula apretada, pero también noto como mis piernas tiemblan, y sé que eso me había dejado en evidencia.
Intento controlar mi respiración para no verme alterada y noto que él intenta hacer lo mismo.
—¿Así que yo te confundo?—iróniza comenzando a ponerse de pie—¡Tu eres la que no capta nada! No es mi culpa que estés tan ciega.
—¡Eres un idiota!—vocifero haciendo fuerza con mis puños.
—¡Y tu una cobarde!—se acerca a mi teniendo de única separación el escritorio.
Respiro agitada sintiendo frustración.
—¿Cobarde?—me parece increíble su hipocresía.
—Siempre huyes y te escondes—escupe ensanchando su espalda—. Nunca tienes el valor para decir nada.
—¿A quien le dices cobarde?—reclamo mirándolo a sus ojos—¡Sí el único valor que tienes tú para decir algo es solo el que te da cuando estás borracho!
Al parecer he dado justo en su orgullo. Algo en su rostro se ensombrece, y sus ojos parecen afectados.
—¿Ah si?—con grandes zancadas rodea el escritorio y viene a mi—Pues por lo menos yo si las digo y al día siguiente no me trato de esconder—sus ojos no se mueven de los míos, su mandíbula se tensa—. O dime, ¿quién fue la que me evito cinco malditos putos días después de que nos besaramos?—camina hacia mi, haciendo que retroceda—¿quien me ignoro después de la fiesta?—sus palabras van tomando cada vez más coraje—¿¡O quien fue la que se alejo después del puto día de la practica!?
—Que reclames esto después de tanto, en donde tu tampoco me has buscado, no tiene sentido—respiro agitada sintiendo su cuerpo justo enfrente del mío, estando él igual de alterado que yo. No contesta nada más, como si no supiera como hacerlo y buco calmarme para no tener un ataque—. Ahora solo contesta esto de aquí lo antes posible, para que cada uno se pueda largar. Porque es obvio que muchas ganas de estar aquí, tu no tienes.
Le coloco la libreta en el pecho, aprovechando para empujarlo en el proceso y abrirme paso para poderme alejar de él.
—Si claro, de nuevo solo buscas escapar—me echa en cara haciéndome enojar de nuevo pero decido ya no seguirle más el rollo, solo me cruzo de brazos—. Anoche de nuevo volviste a escapar—escucho como susurra agotado, después de unos minutos mientras se mantiene en su lugar.
Levanto mi mirada hacia él, mirándolo como si lo que dijera no tuviera sentido y fuera una locura.
Anoche...
Él sí lo recuerda...
—Dejamos algo pendiente ayer...—murmura sugerente haciendo que mi mente me teletransporte a lo del baño y mi rostro se torne color jitomate—. Siempre dejamos algo pendiente...
Su voz se ha encargado de cambiar por un tono más sereno, el cual me tensa solo de recordar lo que sucedió entre nosotros y saber que en cualquier momento se puede repetir.
—Creo que eso ahora lo podremos arreglar—vuelve a decir sugerente acercándose de nuevo a mi.
Mi nerviosismo entra en crisis y bloquea todo tipo de respuesta que le pueda dar. Veo como lentamente se me acerca, viéndose completamente entero, pulcro, limpio, caminando con su porte demandante de siempre, viéndose fresco y como si no se hubiera metido un montón de mierdas ayer. Así al parecer era Aiden.
—Aiden...—siento como su mano acaricia un mechón de mi cabello, subiendo hasta mi mejilla para también acariciarla—será mejor que te pongas a hacer lo que te puse...
Hablo nerviosa sin decirle que se aleje porque eso en realidad no es lo que quiero, pero trato de aparentar lo contrario sin saber el porqué.
—Lo que me pusiste...—murmura echándole un ojo a la libreta—Eso es muy básico, deberías de enseñarme cosas más útiles.
Se acerca a mi hasta acorralarme con sus brazos contra la pared y jadeo.
—¿Como que?—apenas puedo pronunciar.
—No lo se—encoge sus hombros recargando un poco su cuerpo contra el mío—. Dígame maestra—dijo con burla haciendo una pausa hacia mi boca, como si estuviera pensando en que decir —¿Como se pronuncia "me muero por besar tus labios en este momento" en Italiano?
La saliva se me atora al verlo relamerse sus labios e inconscientemente hago lo mismo con los míos.
Tenerlo así, de esta manera, con él comenzando a acariciar mi mejilla, estando tan cerca de mi, no sabia lo que pasaba, pero era cierto que me ilusionaba mucho.
¿Él que quería con todo esto? ¿Que quería probar con todo esto? ¿Solo la quería pasar bien? ¿Era su nueva diversión de un rato?
¿O es que a caso me quería para algo bien?
Era obvio que eso no es lo que quería en realidad.
Las inseguridades me comenzaban a abarcar.
Con toda la fuerza y valor que pude juntar en mi pequeño cuerpo, hable, sin querer caer en su pequeño juego.
—Creo mejor deberías de olvidar lo que paso...—las imágenes del recuerdo donde sus labios entraron en contacto con los míos aparecen sin dejarme continuar—...entre nosotros.
Termino diciendo incomoda y carraspeo mientras miro a mis zapatos. Siento como su cuerpo se separa ligeramente del mío y siento como me observa.
—¿Entre nosotros?—vacila un momento.
—Sí—mi voz tiembla al mirarlo a la cara y veo como la comisura derecha de su labio se levanta en un rictus.
—¿Nosotros?—nos señala a ambos acercándose, como si no lo comprendiera. Solo asiento—¿Acaso existe un nosotros?
Siento como se acerca más a mi, sintiendo como la sombra de su figura me cubre completamente.
¿Porque rayos dije eso? Ahora él creera que yo creo que todo esto ha significado algo.
—Dime Hefziba—insiste, sus palabras siendo arrastradas con ese tono pesado y seductor que me hace gelatina las piernas y me hace suspirar mientras sus ojos no se despegan de los míos—¿Acaso existe un nosotros?
Siento el sonrojo en mi rostro al sentir que lo dice con burla y mis ojos comienzan a arder.
Abro mi boca intentando decir algo, sintiendo como su respiracion choca contra mi mejilla y veo como se dirige hacia mi oído para susurrar.
—Dímelo, para sino, poderlo crear...
Menciona sugerente haciendo que mi rostro se me ponga más rojo. Comienzo a respirar agitada, siento como mi pulso y mi presión ha cambiado, mi cuerpo comienza a sentirse más caliente y mis deseos comienzan a aclamar al chico que tengo enfrente.
—Siento que no puedo respirar...—jadeo sintiendo que todas mis emociones se intensifican.
Su pulgar acaricia mi mejilla y luego mis labios. Sin ni siquiera poder responder algo más, siento como se viene contra mi y une nuestros labios.
Como alguien sedienta, aclamo el elixir de sus labios y los pruebo. Siendo lento y suave, apenas un roce, pero el mismo, cargado y lleno de intensidad. Me sujeta con cuidado, y me separa lentamente convirtiendo nuestras respiraciones en más jadeos.
—Eso es lo mismo que yo siento cada vez que te miro, enana—susurra cerca de mis labios, manteniendo me en mi lugar.
Mi corazón da un vuelco por sus palabras. Martillando todo mi cuerpo. Relamo mis labios viendo los suyos, y cuando levanto mi vista hacia sus ojos veo que el sigue mirando los míos.
Una vez más, como en cada encuentro, no se que rayos significa todo esto. Solo sé que ahora ya no puedo aparentar, no quiero fingir, ya no quiero guardarme nada.
Llevando mis manos por detras de su pecho, lo atraigo un poco más hacia mi. Azul es lo último que veo antes de cerrar mis ojos y acercarme lo suficiente hasta besarlo.
Uniendo de nuevo nuestros labios lo disfruto.
Había experimentado cientos de formas de perder la respiración, pero nunca me imagine que una de ellas fuera a ser por un beso.
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N/a: Antes de iniciar de hablar del cap, quiero pedirles una disculpa. Sé que he tratado demasiado en actualizar desde que dije que lo haría, pero de verdad no creí que me fuera a tardar tanto. No les miento cuando les digo que hasta me desconecte un poco de mi Ig, porque me daba vergüenza que me vieran subir cosas, y yo sin subirles el capítulo que les había prometido. Me siento tan mal de no haber aprovechado mi tiempo libre (vacaciones) para poderles escribir algo, pero a veces los bloqueos no los puedo controlar.
De verdad, de verdad, de verdad, les juro que trataré de recompensarles esto pero por mientras les escribí este capítulo con mucho cariño, y de verdad espero que les guste.
Me gustaría saber su opinión, recuerden que yo siempre los leo, además de que sus comentarios siempre me ponen de buen humor y me animan a continuar.
¿Que opinan? Díganme 👀
¿La espera valió la pena?🥺
Espero que sí.
Gracias por leer. Si la historia les está gustando, me encantaría saberlo con un voto o un comentario. También, si gustan recomendarla con un/a amig@, eso me ayudaría bastante.
Hasta aquí mi reporte, Joaquín, nos vemos en mi Ig por si quieren platicar de algo👀
Chaito.
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