Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌹CAPÍTULO 27🌹

🌹Hefziba🌹


Cinco días.

Habían pasado cinco días desde lo del hospital.

En donde a continuación, les recapitulare todo lo que paso en estos días para que no se sientan tan perdidos.

Después de que los doctores me dieran las buenas nuevas sobre mis estudios y las mejoras que ha tenido mi cuerpo, me volvieron a cambiar la medicación.

Cuando escuche aquellas palabras saliendo de la boca del doctor que me había atendido desde el accidente, sentí un brillo en los ojos y como el pecho se me hinchaba en alegria. Sentí un enorme alivio al saber que el esfuerzo—auquen a veces fuera poco y a la fuerza— que le habiamos puesto entre todos, por fin hubiera brindado frutos y que todo estuviera mejorando.

Fue un gran impacto, claro. Después de años de creer que lo mío ya no tenía solución, escuchar que algo de estaba logrando había cambiado instantáneamente algo en mi. Sonará tonto, pero hasta sentí en ese mismo momento como si mis pulmones se abrieran y volvieran a funcionar.

"Solo un poquito más" es lo que había dicho mi médico y era lo que iba a hacer.

Solo un poquito más de esfuerzo. Solo un poquito más de empeño. Solo un poquito más de tiempo. Solo un poquito más de todo y las cosas podían estar en paz.

Encontrar esa pequeña luz verde que daba esperanzas a más en mi situación, fue un verdadero milagro.

A veces me parecía curioso como era que los humanos nos aferrabamos tanto a algo sin querer soltarlo; a una pertenencia, a un objeto, a una prenda, a una persona...

A veces a las esperanzas.

Eso es lo que dijo que haríamos mi médico. Aferrarnos a esa pequeña raíz de esperanza y tirar de ella hasta que floreciera.

Dijo más cosas sobre regarla y uso términos de plantas para que se sintiera más ligero, pero al final fue lo mismo. Teníamos que tirar con fuerza hasta lograrlo, solo un poquito más. Porque claro, el tratamiento estaba funcionando, pero yo aún así me tenía que cuidar. Ahora más que nunca.

No perderíamos la oportunidad que teníamos. Ana lo dijo y se que mi madre tampoco lo querría así. Así que como siempre decía la madre de Evan siempre que iba a un chequeo: le tenía que echar ganas.

Solo un po 'di più— me dije a mi misma frente al espejo al tomar mi medicación.

Que por cierto ahora era el doble, y según la enfermera, serían más fuertes que el anterior. Nada a lo que no estuviera acostumbrada, solo esperaba que no afectarán en mis cuadros de depresión.

Si, mejor admitirlo a seguir tratando de ocultarlo. Los medicamentos a veces-casi siempre- influyen en mis estados de animo, sin mencionar a las estúpidas hormonas menstruales que me hacían parecer Magdalena cinco días al mes. Lo peor del mundo, combinar antidepresivos, medicamentos en general y tu periodo.

Pero bueno. Ana había mencionado que debía de ir con mi psicóloga. Y se que ella tiene razón y yo necesito ayuda, pero sinceramente aún no me siento lista, y presiento que si voy de nuevo a la fuerza, las cosas solo empeorarían. La última vez que había ido, termine dos días inconsciente.

Le dije a Ana que si iría, pero solo cuando sintiera que fuera mi tiempo, ya no quería forzar más las cosas y para mí suerte ella acepto.

Las cosas con ella iban mejorando. Ya no habíamos vuelto a pelear y podía notarla algo más alegre siempre que me veía. A veces su cariño hacia mí no dejaba de impresionarme. No sabía que podría importarle tanto a alguien que con mi sola presencia la alegrara, claro que las buenas noticias también influían en su estado de ánimo, pero en general, no podía creer como era que a ella siempre la había importado.

Desde que era pequeña había estado para mí y sin que nadie se lo pidiera. ¿Había sido una mal agradecida por tratarla de esa forma? Ya le había pedido disculpas, ¿Pero debía de pedirle más? Nunca había sido buenas para las relaciones, pero en la madre e hija si que estaba perdidisima. ¿De casualidad no había un manual?

De solo pensar en esas cosas me dolía la cabeza.

En la escuela no había habido muchos cambios.

Ian se enfermo y faltó. Ludo a veces desaparecía con lo que suponía que era Damián y ya no la veía. Evan seguía sin hablarnos—bueno, más bien, nosotros no le hablabamos a él—, Malika estaba ocupada con el comité, Enzo en recuperar algunas materias, Ady tuvo que cuidar a sus abuelos y Samantha solo se dedicaba en sus estudios.

Todos estaban tan ocupados en sus cosas que apenas y habíamos tenido tiempo de hablar.

Cuando intenté decirles lo que había pasado, el grupo estaba incompleto. Solo estábamos Ady, Enzo, Samy y yo y habíamos quedado en que la noticia se la diría a todos.

No sabía si tenia que preocuparme al ver a mi grupo de amigos algo disuelto, pero suponía que ese tipo de cosas sucedian algunas veces. Era lo que sucedería cuando nos fueramos a la universidad y cada uno estudiara una carrera diferente. A veces era dificil de afrontar pero yo sabia que mis amigos y yo eramos diferentes y lo lograríamos. ademas, solo habian faltado unos días en la escuela, no era como si nos odiaramos y nos estuvieramos evitando.

El uníco que si me preocupaba era Evan. A él si que lo estabamos evitando. Sentía horrible, pero sabia que intentar hablar con Ina, seria igual que hablar con un pedazo de cartón. No querá que lo haga, pero el tiene que entender que no siempre se hará lo que él quiera. Algun día tendría que hablarcon él.

Y al parecer el día había llegado.

Hoy iría a la dichosa celebración en casa de Evan, a la cual llegaría de sopresa. Lo estuve pensando todos estos días y al final me convencí. Iria a pasar un rato ameno con las personas que concideraba mi familia y les diría a todos lo que habia sucedido en el hospital. Era más que nada por eso que iría.

Bueno, si soy sincera tambien queria ver lo que habia preparado mi tía Vero—la madre de Evan—para esta reunion.

Hoy era Halloween en el pueblo. Gran celebración. Ana había decorado la casa junto a los gemelos y yo le había ayudado en unas cosas. Fue divertido ver como los pequeños se emocionaban decorando las galletas y viendo maratones de pelculas de terror aptas para su edad. Ya saben, de las que sacan los programas infantiles y cuando tienes ocho años piensas que es la cosa mas terrorifca del mundo, pero que cuando creces te das cuenta que en realidad daban risa.

Tyler no se emociono mucho al saber eso, pero no le quedó de otra más que fingir que si. Puede que ese pequeño se haya leído ya It, pero Ana no tenía porque saberlo. De tan solo verlo yo con ese libro, lo primero que hice fue quitárselo y esconderlo de él. Afortunadamente no había llegado a la escena de las alcantarillas, sino ese niño hubiera quedado traumado de por vida. Ay, no, no, no, no, no, no, pobrecito.

Desde ese día aprendí que debía de arreglar mi librero por secciones y los que no fueran para su edad los dejara hasta el último estante que no los alcanzarán, así no habría tantos problemas ni mucho menos tantos traumas. Que ellos lo por mientras se entretuvieran con magia, ya después llegaría su edad de querer leer cochinadas y esas cosas, por lo mientras no.

Pero bueno, ¿en qué estaba?

Ah sí, en la celebración.

Halloween siempre había sido mi festividad favorita del año. Mamá siempre me vestía de princesa o de gatito—cual fuera o estuviera dentro de su imaginación—y ambas salíamos a pedir dulces. Tenía años que no lo hacía, y al igual que muchas cosas, después de su partida mis Halloweens no volvieron a ser igual.

Tenía años que no salía a pedir dulces, y este año no iba a ser la excepción. Claro, mi edad de pedir dulces en la casa de los vecinos había pasado. Al igual que muchas festividades, por mi edad ya había pasado mi tiempo. Yo ya estaba más en esa edad en dónde las organizaba para mis hermanos, pero ni siquiera hacia eso.

Si lo veíamos de esa forma, era un tema demasiado duro, ver cómo tú etapa de recibir regalos había pasado, y no hablemos solo sobre regalos, que son cosas materiales. El hecho del que llegas a esa etapa en donde dejas de tener fantasías, en dónde ves que algunas cosas ya no son como antes. En dónde ves como es el mundo real y dejas de fantasear con princesas y dragones, en donde te enteras que ciertas cosas no son reales y te toca ver cómo ciertas personas—como mis hermanos o niños de menor edad— siguen creyendo en eso y ahora tu formas parte del lado que se encarga de alimentar esa fantasía.

¿Partes de crecer, no?

Era terrible.

Con todo lo de mi enfermedad, siempre sentí que tuve que madurar de una manera que no muchos se podían imaginar.

Solo piensen lo, ¿tenerle que decirle a una adolescente que su vida dependerá de fármacos desde los trece, después de la muerte de su madre, atravesar ansiedad y depresión y que todavía nada de lo que hagas apunte a una solución segura y que cualquier pequeño error que cometas te pueda costar la vida?

Joder, no se lo deseaba a nadie.

Siempre había parecido lo suficientemente amargada que parecía que nada me importaba. Pero era que a veces que la gente no comprendía algo que fuera más allá de lo exterior.

No era que no tuviera ganas de seguir esforzándome, es que a veces ya no tenía más fuerzas.

El miedo que tenía de hacer cualquier cosa y que al final terminara muriendo era enorme. Era por eso que me había encerrado tanto. Tenia ya años luchando por mi vida y siendo amonestada por hacer ciertas cosas que me ponían en riesgo, que sentí que la mejor manera para ya no correr esos riesgos era encerrarme y alejarme de todo y de todos para que así ya no corriera tanto peligro.

No era algo que yo quisiera que fuera así, fue algo a lo que me vi orillada a hacer. Que más quisiera yo ser como Ludo que siempre sale a fiestas y se divierte. O como Ady, que tiene una hermosa relación con sus padres y tiene una relación sana con su vecino. O como Samy, que tiene su futuro resuelto y unas calificaciones impecables. O como Mali, que no tiene preocupaciones y solo es ella misma.

Me había enfocado tanto en mi enfermedad y en que los medicamentos funcionaran, que ahora que el tratamiento funciono no sabía que rayos hacer.

¿Iría a la universidad? ¿Me divertiría? Habia visto una en donde mi plan a futuro—si todo salía bien—era ir a estudiar literatura. Ahora con esta nueva oportunidad lo seguía viendo tan lejano e imposible que seguía sin poder creerlo.

Esto era una nueva etapa en mi vida sin duda alguna, solo que ahora si tendría que aprovecharla. Podria leer más libros, mejorar mis calificaciones y tal vez podría terminar esa historia que estaba escribiendo ahora que ya pude salir de mi bloqueo.

Podía hacer tantas cosas, que en realidad no sabía que hacer.

Ahora por lo mientras intentaría ir a una fiesta, que más que nada solo era una reunión en casa de mis tíos.

Nunca había asistido a una fiesta de Halloween. Desde los catorce años que no salía en estas fechas y ahora se sentía bastante extraño.

Cómo ya lo había mencionado, la madre de Evan es de descendencia Mexicana. En su hogar no celebraban Halloween, sino una festividad llamada "Día de muertos" que se celebraba el primero y dos de noviembre allá en México. Es una tradición típica de su país en dónde se reciben a los muertos y "convivir" con ellos.

Cada treinta y treinta y uno de octubre nos reunimos todos en su hogar para ayudarle a construir la parte más significativa de la tradición, la cual era un altar. Allí dejaban comida, dulces y cualquier tipo de bebida que le gustará al fallecido, además de alguna pertenencia o alguna foto. Sentía que era de alguna forma algo muy lindo para sentir a esos seres queridos cerca, y sin duda fue algo a lo que ninguno de nosotros, por tener un tipo de cultura "típica norteamericana", estaba acostumbrado.

Después de su partida solo asistí a una reunión. La falta de ella fue tan dura que no lo soporte y dejé de ir. Ver su foto puesta en el altar fue algo que destrozó mi corazón y que no podía asimilar. De pronto las reuniones dejaron de ser "solo estar juntos y comer comida mexicana", a ser algo mucho más significativo en donde todos los amigos de mamá se juntaban a recordarla un tiempo.

No sabía que pasaría al poner un pie en esa casa, pero este año tenía que asistir. Si quería lograr un cambio, debía empezar desde cero y sanar esa raíz. Cómo había dicho el doctor, tenía que hacer que floreciera.

Suspire viéndome en el espejo y terminé de acomodar el vestido que con Ana había comprado. Claramente esa no era ni elección de un oitfit, pero sabía que eso alegraría mucho a mi familia y hoy quería hacerlos feliz.

El vestido se ceñia en mi cuerpo y el color resaltaba más sobre mi piel, lo acompañe con unos zapatos sin tacón, de color negro y en verdad que se veía bonito.

Sonreí gustosa al ver algo que por fin llegaba a gustarme en el espejo, y mire en mi celular que casi era hora de ir a casa de Evan.

Tome mi celular y baje a la estancia con calma. Mi padre sería el que me llevaría y tenía que avisarle que ya estaba lista.

Al bajar Ana me sonrió y me miró orgullosa y con adoración al verme con ese vestido. Bajo mi mirada algo apenada y juego con mis manos.

—¿Que tal?—le pregunto balanceándome un poco.

Veo como sonríe, mientras se lleva sus manos a su cara para cubrir su boca.

—Te ves preciosa Hefziba. Estás divina.

Sonrío aún algo apenada y siento como mis mejillas se ponen rojas.

—¿Si crees que se ve bien?

—Te ves muy hermosa, Hefziba. Luces demasiado bella, pareces una princesa—sonrie.

—Es que no es que parezca, ella es...—escucho como alguien nos interrumpe  y al levantar mi rostro veo que se trata de mi padre.

Sonrío más tímida de lo normal y siento como mi sonrojo incrementa.

—Gracias padre—me sostengo de la escalera mientras veo como se acerca a su esposa.

—De nada hija—sonrie besando la mejilla de Ana—¿Ya estás lista?—asiento—. De acuerdo, iré por las lleves.

Termino de bajar las escaleras mientras Ana se despide de mi y alcanzo a Mario en la entrada.

Él me extiende su brazo para salir, y entrelazó el mío con el suyo para caminar hasta el auto.

—Me alegro que hayas decidido ir hoy—sonrie acariciando mi mano—ellos tienen muchas de verte.

Asiento. Yo también tengo muchas ganas de verlos.

Llegamos al auto en dónde subo con cuidado después de que él abra la puerta y me pongo el cinturón. Miro de nuevo a nuestra casa y sonrío al ver a Ana en la entrada, levantando sus dos pulgares, deseándome suerte.

Le devuelvo el gesto con una pequeña sonrisa y la calabaza a un lado de ella llama mi atención. Entonces de pronto sonrío.

La casa se había convertido en un montón de telarañas, decoraciones con calabazas, esqueletos, y tumbas y hasta mi padre había puesto luces de colores y una máquina de humo en el patio para cuando vinieran a pedir dulces y así poder impresionar a todos. Todo el pueblo amaba está fecha, era como que nuestra mayor festividad; en el centro solían haber concursos de disfraces y una gran celebración para los niños.

Los pequeños clones sin duda se la pasarían bien hoy y se divertían pidiendo dulces e intentando asustar a todos.

Mire hacia la casa de un lado y me sorprendió no ver nada preparado; no luces, no decoraciones. Nada que dijera "hoy es halloween, vamos a celebrar". Su casa rompía con toda la estética macabra que había en toda la calle y lucia como en un día cualquiera.

De seguro Damián aporto la gran idea de que no pusieran nada. Me había dicho que odiaba estas fechas y que no había algo más tonto e infantil que salir a pedir dulces a extraños.

Si, típico de Damián.

Blanquee mis ojos al pensar en él y sonreí un poco al maquillar algo en mi cerebro.

Tome mi teléfono en mis manos y abrí el chat con pocos mensajes que teníamos y comencé a escribir.


Yo:
Sal.

A esta hora pasa la muerte, ¿no dijiste que quería que viniera por ti?

Al poco rato se conecta.

Zánganos:

Ja, ja🙄

Lo único que hará que me muera es la falta de creatividad en tus chistes.

Volví a blanquear mis ojos.

Yo:

¿No deberías de estar ya en tu lugar?

Digo, solo te hace falta la guadaña.


Veo como me envía en emoji sacando el dedo y sonrío negando un poco.

En estos últimos días habíamos comenzado a hablar un poco. Cómo lo pidió él, decidimos llevar la fiesta en paz y todo parecía estar tranquilo.

Después de esa noche en mi casa, me preocupe un poco que ya no quisiera hablar conmigo, aunque estaba un enojada con él, me preocupaba un poco que se alejara después de decirle aquello y que ya no me volviera a hablar.

No me habló los primeros dos días, pero al tercero volvió a pararse frente a mi puerta e hizo de cuenta que nada pasaba, volvió a su actitud de mierda normal y yo volví a la mía como en una perfecta armonía.

No era tan malo después de todo, pero si seguía siendo castroso, ya no peleabamos tanto y se podía decir que teníamos algo así como una amistad.

No había vuelto a mencionar lo de ese día lo cual agradecí. En ese momento pase por un momento de debilidad y solo quería que alguien escuchara como me sentía. Él lo hizo y se lo agradecí, no había sido facil escuchar del doctor que me estaba curando y pensar que por mi pesimismo el mundo me iba a comer. Tuve miedo de mi tener nada planeado y sobre mi miedo al fracaso y él solo escucho todo.

No había sido conciente en ese momento, pero me había dado todas las armas para destruirme o burlarse de mí pero afortunadamente no lo hizo y solo me escucho. Él tenía mi confianza ahora y de una manera precipitada lo había dejado entrar.


Llegamos a la casa de Evan y me le quede mirando un rato. Estaba nerviosa, muy nerviosa.

Era gente con la que estaba acostumbrada a convivir pero normalmente solo por separado, tenerlos a todos juntos al mismo tiempo me causaba estres y tenía miedo de joderlo. Tenía años que no me reunia con ellos y esperaba que no fuera difícil pero me estaba costando.

—Tranquila corazón—escucho como Mario murmura y acaricia mi hombro.

Volteo a verlo tratando de asentir pero solo hago una mueca con mis labios.

—Solo...estoy nerviosa—confieso jugueteando con mis dedos.

—Todo saldra bien, principessa—asegura mientras su calida mirada me anima.

—Seguro—digo a la ligera

—Estarás bien—me ayuda poniendo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me sonríe—, ellos no muerden, son tu familia y nunca te juzgaran.

—Lo se...solo estoy nerviosa—repito soltando una risa nerviosa y volteo de nuevo hacia la casa.

—Tú podrás, siempre puedes—volteo a verlo y de pronto la emoción nos gana—. Tu madre estaría muy orgullosa de ti, Hefziba.

Tratto de controlar las lagrimas que amenazan con salir y sonrío viendolo con adoración.

—Gracias papá—lo abrazo con ganas y fuerza mientras apoyo mi mejilla en su hombro—. Gracias por todo.

Suelto un pequeño sollozo y lo escucho tambien a él esninfar.

—Estoy muy orgulloso de ti, corazón—me separa un poco,  acariciando mi mejilla, limpiando mis lagrimas—, sé que ellos tambien lo estarán.

Siento mis ojos mas humedos y sorbo mi nariz.

—Solo baja corazón—me sonríe animandome—, no quiero arruinar más lo hermosa que te ves.

Sonrío dandole un último abrazo y bajo del carro.

Miro de nuevo la casa frente a mi y a pasos cortos y algo nerviosos camino hacia la entrada.

Camino de un lado a otro sin decidirme a tocar y comienzo a sentir que las manos me sudan.

¿Fue una buena idea venir? ¿Aun puedo escapar?

No, no, concentrate. Ya no hay marcha atrás, tu puedes hacerlo.

Estire mi mano para tocar el timbre, pero la puerta de pronto se abrió.

La figura de Adeline me recibio en la puerta y pude ver commo sus ojos casi se salian de sus cuencas.

—Hola...—dije suave pero mi saludo se vio interumpido por un gran y agudo chillido que salió de sus labios.

—¡Estas aquí! ¿Que haces aquí? No puedo creer que vinieras, ¿como estas?—me ataca con sus preguntas mientras me abraza y todo me toma por sorpresa que no se ni que contestar—me da gusto verte, no sabes cuanto.

Me abraza con fuerza, sacandome un poco el aire y aapenas puedo devolverle el abrazo.

—Vamos, entra, le diré a todos que llegaste—tira de mi brazo emocionada y ambas entramos a la casa.

Miro a mi alrededor sintiendo nostalgia y le echo un vistazo a todo lo que ha cambiado ultimamente; algunos cuadros ya no están, los han intercambiado por otros, compró nuevos jarrones, algunas pinturas y ahora hay muchísimas decoraciones más. Han agregado mas fotos en su sección familiar y veo de reojo una en donde sale Evan.

Pasamos de largo hasta llegar a la estancia en donde miro a todos. Ady me mantiene tomada del brazo y se aclara la garganta para que todos nos noten.

Parece como si todo sucediera en cámara lenta y todos voltean poco a poco, dejando de hacer lo que hacian solo para verme.

Siento la tensión plantada en el aire y de pronto comienzo a sentir que llegue a molestar. Todos se quedan expectanes a que suceda algo pero nadie parece salir del shock.

Hola— murmuro mientras rasco mi brazo algo incomoda y bajo mi cabeza poco a poco.

Cierro mis ojos por un momento y puedo sentir como todos de un momento a otro se avalanchan contra mi, en un caluroso y fuerte abrazo.

Dejo salir todo el aire que mantengo en mis pulmones y les devuelvo el abrazo con fuerzas, tratando de decir "por fin estoy aquí".

Siento como las madres de mis amigos me llenan de besos y sonrío sintiéndome en mi lugar, sin tener que desconfiar en nada.

Saludo tanto a mis amigos como a sus padres y todos me dicen lo mucho que se alegran de verme aquí hoy.

Abrazo a Helen y Connor, al igual que a Sam y Vero, a Vale y Dan y a Dalí y a Fiorella. Sonrío saludando a todos sin tener que esforzarme, u los abrazo emocionada al sentir que he pasado una vida sin ellos.

—No sabes lo que te he extrañado por aquí, pequeña—Vero y Sam me abrazan al darme la bienvenida a su casa.

—Yo también los extrañe demasiado a ustedes—suspiro emocionada.

—Cada día estás más hermosa—murmura alguien por detrás. Volteó a verlo.

—¡Tío Connor!—salto a abrazarlo a él y un pequeño olor a licor llega a mis fosas nasales. Disimulo una mueca al abrazar al padre de Ian y continuo después con los saludos.

Nora y Jong—los padres de Ady—me saludan al llegar y los padres de la rubia hacen lo mismo cuando me dirijo a ellos amablemente.

🌹🌹🌹

Sonrío al terminar de comer y suelto una pequeña risa por lo que Fiorella suelta a carcajadas.

Como era costumbre cada que todos ellos se reunían, se ponían a charlar sobre su juventud en la preparatoria. Escucharlos hablar de eso siempre me emocionaba, más, porque siempre me gustaba escuchar cada que mencionaban a mis padres.

—Debiste ver a tu madre—me apunta estallando en carcajadas—lleno de barro toda la mochila de Leandro pensando que era la de Connor. Su cara no tenía precio—a todos les parece ser muy divertido ya que vuelven a reír.

—Lo mejor no fue eso—la interrumpe la madre de Samantha—, lo mejor fue la cara de Leandro que no sabía que pasaba.

—Ambos terminaron yendo a detención ya que Leandro pensó que había sido alguien más y le fue a partir la cara—me sorprendo al escuchar eso de su parte, ya que nunca pensé que él pudiera actuar así.

—Tu madre no podía con la vergüenza—Nora es la que ahora pronuncia—. Siempre se sonrojaba cada que Leandro estaba cerca y no podía creer que ella le hubiera hecho algo así. Leandro no paró de molestarla con lo mismo durante un mes. Tu madre se ponía roja cada que lo mencionaba.

Me río un poco imaginando a mi madre y la similitud en algunas cosas me parece irónico. Ya veía porque me decían que nos parecíamos en tanto. Ambas éramos igual de malas en la vida.

Acaricio mi estómago cuando siento que este comienza a doler. Paro un poco con la risa, esperando que el dolor desaparezca y poco a poco las risas cesan.

—Esos fueron buenos tiempos—escucho al padre de Evan decir.

—Sin duda los mejores—concuerda el padre de Sam.

Dalí el padre de los morochos levanta su copa y propone un brindis entre todos. Todos en la mesa le hacemos caso y levantamos nuestras copas con nuestra bebida y decimos "salud".

Veo como chocan sus copas entre sí y aunque tal vez sea algo precipitado, decido soltarlo de una vez por todas para que por fin lo escuchen

—Esta funcionando el tratamiento—escucho y veo como todos se callan por segunda vez en la noche, gracias a mi, y agrego—, está funcionado, me voy a curar.

Sonrío apretando la copa entre mis manos y veo que el gesto de todos cambia por uno en el que parece que todos quieren llorar.

—¿Está funcionando, funcionando?—Connor pregunta para rectificar y yo asiento.

—Funcionando, funcionando—sonrío sintiendo como mis ojos se humedecen, y comienzo a sentir como uno por uno me vuelven a abrazar.

🌹🌹🌹


Camino por los pasillos buscando la puerta que busco, y con algo de temor entro.

La cena termino hace aproximadamente una hora, y ahora me encontraba por hacer, algo que no hacía desde que deje de visitar el cementerio.

Cierro la puerta de la habitación detrás de mi, y me encuentro con el altar. Vero decía que en sí no era así como se decoraban allá en su tierra, pero que era lo mejor que ella podía hacer fuera de México; su altar consistía en una pequeña mesa con tres pisos añadidos con cajas de madera, en dónde se había encargado de colocar comida, bebidas y fotografías.

Vislumbre algunas de la familia paterna de Evan, pero en los pisos de más abajo, encontré las dos que yo quería.

Suspire.

—Hola mami.

Intenté que mi voz no se quebrara.

—Hoy he vuelto por fin—sonrío viendo que Vero puso su pasta favorita y un té de manzanilla que ella siempre tomaba—. Te ves muy bonita—miro su fotografía con gusto, pero de pronto la vista se me comienza a nublar. Ya estoy llorando.

»Perdón por no haber venido a verte, han pasado tantas cosas, que no me lo vas a creer—le hablo como una pequeña emocionada mientras acaricio el marco de su foto—. Los doctores encontraron una cura mamita. El tratamiento comenzó a funcionar, ya no moriré. Por lo menos ahora no—limpio mis mejillas soltando un sollozo y continuo—. He tenido muchas ganas de verte, pero creo que tendré que esperar. No desaprovecharé esta oportunidad que la vida me está dando, te prometo que no te voy a decepcionar.

Sorbo mi nariz al ver la fotografía de a un lado, y encuentro mis ojos.

—Miren, hoy me puse un vestido—tomo los olanes de este y juego un poco con ellos—. Siguen sin gustarme del todo, pero con él me sentí muy bonita, yo siento que así me parezco más a ti—miro la fotografía de mi madre y muerdo mi labio inferior para ya no llorar le más—te prometo que te iré a visitar pronto al panteón, llevaré tus flores favoritas y visitaré a Leandro también, lo prometo—tomo la fotografía con cuidado y le dejo un beso en el vidrio—los amo a los dos.

Abrazo la fotografía contra mi pecho imaginando a mi madre y escucho como alguien abre la puerta.

Me sobresalto un poco y me apresuro a limpiar mis mejillas cuando veo que es Evan.

—Lo siento, lo siento, no trate de interrumpir—se disculpa entrecerrado la puerta.

—No pasa nada—niego calmada aún sosteniendo la fotografía—¿Que sucede?

Él vuelve a entrar.

—Mamá quería que le dejara esto a la abuela—señala el plato de comida entre sus manos—pero puedo volver más tarde, no pasa nada.

Intenta volver a salir, pero lo detengo.

—¿Cómo has estado?—le hago plática para que no se vaya.

—¿Yo?—frunce su ceño.

—Sí, tú, tonto—contesto con obviedad.

Él sonríe un poco, acercándose poco a poco hacia él altar, como si me estuviera pidiendo permiso para hacerlo.

—Uhm... he tenido días mejores—es lo que dice después de poner el plato en la mesa.

Entendía a lo que se refería. Todos lo habíamos estado evitando, eso no sería fácil para ninguno, pero a Evan era al que le estaba tocando todo.

Pobre. Me sentía muy mal.

En la mesa se podía sentir la tensión e incomodidad entre todos. No sabía si por el asunto de Evan, o lo que fuera que tuvieran Ian y Ludo. En resumidas cuentas, todo estaba mal, y no quería que mi grupo de amigos siguiera así.

—¿Tu crees que podríamos hablar?—pregunta nervioso.

—Ya estamos hablando—le recuerdo sonando un poco dura y obvia y parece ponerse aún más sonrojado.

—Lo que paso cuando éramos más chicos...—veo como de le dificulta hablar pero no lo presionó—yo...lo siento—suspira melancólico—. Nunca debí decirte eso, nunca debí de lastimarte. No sabes cómo me arrepiento por ello, te juro que yo no te quería hacer daño. Sé que suena al estúpido pretexto masculino, pero ese día no era yo. De verdad. Me metí esa mierda, no me supe controlar y paso lo que pasó.

»No sabes cómo me he odiado por ponerte una mano encima. Te pido que me perdones, porque de verdad no sé que más hacer para ya no sentirme con esta culpa. Siento que arruine todo contigo y era lo que menos quería hacer—parece un poco aliviado al terminarlo de decir y solo suspira—comprenderé totalmente sino quieres hacerlo, pero solo quiero que sepas que me arrepiento por lo que hice y que quiero cambiar lo que pasó. Sé que no puedo cambiar el pasado, pero me gustaría enmendar lo que hice

Suspiro terminando de escuchar todas sus palabras. Coloco con cuidado de nuevo el marco sobre la mesa y me acerco poco a poco para abrazarlo.

Evan ha sido mi mejor amigo por años. Había sido la primera persona en la que confiaba ciegamente y extrañaba escuchar al pequeño niño que me escuchaba hablar sobre fantasías o de amor.

Él era mi amigo y lo extrañaba. Él era mi amigo y quería todos esos momentos de vuelta. No sabía lo bien que se sentiría poder escuchar una disculpa de su boca, pero me sentía aliviada de que sea que estuviera cargando durante estos años.

Sentí como todo su cuerpo se relajo al rodearlo, y apoyó su mandíbula en mi hombro, mientras yo ponía mi mejilla en el suyo. Acaricié su espalda con cuidado, intentando tranquilizarlo y sentí como el comenzó a jugar con las puntas de mi cabello como lo hacía hace años.

—¿Eso es un sí?—preguntó nervioso una vez que comencé a alejarme un poco.

—Uhm...es un tal vez—dije solo para molestarlo, y comencé a sonreír. Él lo entendió todo y comenzó a reír algo ya más tranquilo.

—Prometo ya no defraudar te—me miro sincero.

—Empecemos de cero, mejor—le sonreí.

Él asintió y ambos salimos de la habitación con una sonrisa que Ludo miro extraño una vez que salimos al pasillo.

—¿Todo bien?—nos miro tratando de descifrar lo que pasaba.

Evan y yo nos miramos cómplices y sonreímos.

—Todo de maravilla—conteste segura y me causo felicidad sentirme así.

—¿Segura?—inquirio de nuevo la pelinegra.

—Segura.

Repetí yo sin dejar de sonreír.

—Grandioso—sonrió con malicia la pelinegra—, por qué hoy iremos a una fiesta.



______________________

N/a: Holiii. Hola, hola, no me maten por favor, no me miren así, juro que yo no me quería tardar tanto🥺😖😞

Sé que ha pasado demasiado, solo pido una disculpa.

Han pasado demasiadas cosas que ni siquiera se por donde comenzar.

Creo que lo haré felicitando a AmbarEman27 que como siempre me pasa, será una felicitación súper atrasadisima, ya que este capítulo se andaba subiendo desde la semana pasada, pero por más que lo intentaba no lograba quedar como quería. Espero que te la hayas pasado bien hermosa, espero que cumplas muchos años más y gracias por apoyarme en mi sueño de escritora y gracias por estar aquí❤️.

En segundo, sé que ya es algo muy obvio, porque dah, lo ven cada que entran a la historia, pero, TENEMOS NUEVA PORTADA🥳🥳

Se las dejo aquí para que la aprecien


Es que solo miren esta preciosura🥺
No me cansaré de verla y de presumirse la cada que tenga oportunidad.

No me canso de agradecerle mucho a imfleurie por haber hecho este arte y hacer que la historia se vea más bonita🥺💚. ¿A ustedes que les pareció? ¿Les gustó?

Y por último, pero no menos importante, hoy 02 de febrero de 2022, LLEGAMOS A LAS 10 MIL LECTURAS. ¡¡¡AAAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!! NO LO PUEDO CREER, DE VERDAD MUCHAS GRACIAS, TODO ESTO ES GRACIAS A USTEDES🤧🥺

Bienvenidxs sean lxs nuevxs lectorxs. Estoy muy agradecida por todo lo que ha pasado gracias a ustedes, y gracias por apoyarme en este sueño de ser escritora aunque a veces no sepa cómo hacerlo.🥺💚

Gracias por estar aquí conmigo, confiando en mí y apoyando cada cosa que yo hago. Prometo no decepcionarlos💚

Sin ánimos de hacer esta nota de aurora más kilométrica, me despido. Hoy no hubo sección de meme time, pero me gustaría mucho saber que les pareció el capítulo, y que es lo que creen que pasará. Recuerden que yo siempre les leo y estoy abierta a sus opiniones😊 (si hay un fallo ortográfico pido perdón, estoy media ciega jsjs)

Chaiwis💚

Lxs amo.

A. R.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro