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🌹CAPÍTULO 26 [PARTE DOS]🌹


🌹Hefziba🌹

—Llegamos.

Lo escucho anunciar al detener de pronto el coche. Veo como se quita el cinturón de seguridad y como abre la puerta de su lado haciendo que el carro produzca ese sonido que me parecía tan irritante.

Veo como se baja del carro en medio de la nada y mis cejas se fruncen sin comprender que hacemos aquí.

—Vamos, baja—me anima con su voz normalmente neutra, sonando más como una orden que como una invitación.

Ya sin nada que perder lo medito un poco y al final le obedezco. Suspiro bajando del auto con cuidado y me abrazo a mi misma al sentir la—para nada ligera—ventisca que cala mis huesos.

Miro a mi alrededor confundida al ver que nos encontramos en un acantilado a las afueras del pueblo. ¿Porque me traería aquí?

—¿Que es esto Damian? ¿Que hacemos aquí?—pregunte cruzándome de brazos, abrazándome con más fuerza.

Se quedó un rato callado y al mirarlo confusa vi como sonreía poco a poco.

—Vine a distraerte—murmuro tranquilo mientras miraba enfrente.

—¿Distraerme?—lo mire sin comprender.

—En el auto estabas muy callada, supuse que necesitabas liberar tus pensamientos un poco así que te traje aquí—señala el lugar.

De pronto una idea burlona se me ocurrió.

—¿Que? ¿Me trajiste a tu lugar especial?—vacile solo para molestarlo.

—¿Lugar especial?—frunció si ceño.

—Ya sabes...—mi voz tiembla un poco—, ese lugar en donde los chicos llevan a las chicas y les dicen que nunca han traído a nadie más a aquí.

Lo oí rebusnar.

—Joder Luna, no. Mi lugar especial no sería un acantilado lleno de basura y de mierda—suspiró pareciendo estresado mientras al parecer terminaba de explicarme—¿Que clase de cliché sin expectativas eres? ¿No se supone que lees?

Lo último me hizo reír en vez de enojar y solte pequeñas risas. Él también pareció un poco más tranquilo y también sonrio. Al parecer no se estaba burlando, solo intentaba hacerme reír.

—¿Entonces que hacemos aquí?—insistí de nuevo con la pregunta, mirando hacia la distancia y el cielo lleno de estrellas con una media luna, alumbró el sitio.

—Solo vine a que te distraigas. Estabas muy callada durante el camino y estaba comenzando a preocuparme de que tu modo preguntón y castrante se hubiera descompuesto—un levantamiento de su comisura izquierda apareció, haciéndolo lucir atractivo y robandome una sonrisa con esa burla tan barata— solo relájate. Aquí podremos estar en paz.

En paz...

Mire a mi alrededor y de hecho el lugar se veía muy tranquilo. ¿De verdad Damián estaba haciendo esto por mi?


Lo mire sin creer que él en realidad sea Damián y me quedo perpleja al ver que hasta me sonríe. ¿Quien eres tú y que hiciste con el zángano molesto?


Lo mire extrañada pensando que estaba en una dimensión alterna y comence a verlo fumar. Camino con una mano metida en el bolsillo de su gabardina. Me gustaba como se veía en ellas, quedaba todo muy bien con su aura formal y misteriosa que no había otroa forma de imaginarme lo que no fuera con ellas.

Me quedé en mi mismo sitio mirándolo y vi como poco a poco se acercaba a la orilla del acantilado. Una alerta se encendió en mi cabeza y comencé a negar.

—Damián, ya estar muy cerca de la orilla, ven aquí—levante mi voz lo suficiente para que sonara como una orden y pude ver como de mi boca salían pequeñas cantidades de humo por el frío que hacía.

Damián no me obedeció, en cambio siguió en el mismo lugar y se sentó en el piso al parecer sin importarle manchar su ropa.

—Damián ven acá —volví a gritarle teniendo un mal presentimiento.

—La vista es hermosa—murmuro ignorandome y vi como una sonrisa de lado se dibujaba en su rostro—. Ven acá, no seas amargada.

Suspire.

«Vamos, sabes que quieres»

Calle a mi conciencia. Si había comenzado a caminar no es porque quisiera pasar tiempo con él o significaba que le estaba obedeciendo. Si lo hacía era...era porque...porque sabia que no había nada que perder. No haría un escándalo, no tenía nada de malo pasar un pequeño rato sin estrés.

Camine con pasos cortos y me detuve a su lado aún de pie.

—Obeciste—sonrio asombrado—ahora siéntate—señaló el lugar a su lado mientras daba una calada.

—Me sentaré solo porque quiero hacerlo—aclare para que no pensara que lo estaba obedeciendo y con cuidado me senté en el piso.

Él solo sonrio y se quedó en silencio. Vi como dio otra calada a su cigarrillo y lo termino presionando lo al final contra el suelo.

Abrace mis piernas contra mi pecho y vi todo el pueblo a lo lejos, Damián tenía razón, «la vista era muy hermosa»

El pueblo se veía a lo lejos, en conjunto con cientos de árboles que en su mayoría comenzaban a perder sus hojas.

Dibuje una pequeña sonrisa en mis labios y deje salir todo el aire de mi pulmones volviendo a respirar tranquila. Después de todo, con esa noticia en el hospital, respirar se sentía diferente.

Infle una de mis mejillas haciendo una mueca en mis labios por no saber que decir y comencé a dibujar garabatos en la tierra. Damián se mantuvo en silencio mirando las estrellas y yo podía decir con facilidad que sentía en paz junto con el chico. Este momento se sentía justo igual que la vez que se había metido a mi habitación y habíamos estado en mi balcón, en silencio, mirando las estrellas después de aquella cena.

—Son lindas, ¿no?—murmuro y pude oír como su voz se escuchaba un poco floja.

Regrese mi mirada hacia él y pude ver que se refería a las estrellas.

—Demasiado—respondí también mirando hacia el cielo.

—¿Que crees que sean?

Me encontré frunciendo el ceño.

—Estrellas—conteste con obviedad—cuerpos celestes gigantescos conformados principalmente por hidrógeno y helio, ¿no te suena?

Conteste sarcástica soltando una risita y lo oí bufar, sabía contraatacaría en cualquier momento a ese chiste tan tonto que intente hacer.

—Mierda Hefz, eso ya lo sé, no soy estúpido—me da una cara de pocos amigos, o bueno, eso creo ya que se parece mucho a su cara normal y sonrio—. Me refiero a, ¿qué crees que sean? ¿Personas? ¿Planetas? ¿De verdad serán conjuntos de helio e hidrógeno?—lo noto emocionado hablando del tema y eso me impresiona mucho más—¿Tu que crees?

Me quedo en blanco.

Jamás pensé que hablaría con Damián sobre esto, imaginar una conversación en donde no pelearamos ya era fantasear mucho, ¿ahora esto?

—¿Y bien?—insiste.

Carraspeo.

—No lo se, la ciencia dice...

—No, no, no, no, no, no, no—niega de inmediato, interrumpiendo me—, te pregunte lo que pienses y digas tu, no lo que diga la ciencia, ¿la ciencia que importa? La ciencia es pura mierda.

Eso último hace que me ría. Miro al cielo recordando a mi madre y sonrio con nostalgia al ver su imagen en cada estrella.

Damián espera por mi respuesta y entonces contesto:

—Mamá solía contarme historias sobre ellas todas las noches—sonrio—. Mamá era astróloga pero había veces que olvidaba un poco su profesión y dejaba salir a la pequeña niña en su interior para contarme sus teorías o ideas más locas—Damián sonríe y me anima a continuar—. Siempre me decía que las personas nos comvertiamos en estrellas una vez que fallecemos.

Sonrio con nostalgia.

»Una vez me contó que cuando en el cielo no hay estrellas es por que una nueva alma llega al cielo y entonces todas las demás en un conjunto de constelaciones llegan a recibirla. Que dejamos de ser parte de la vida para convertirnos en parte de una eternidad—juego con mis dedos sin dejar mi sorisa al pensarla—. Para mamá siempre fueron personas—él me escucha con tranquilidad—. A mi me gusta creer que son un recuerdo.

Noto como su ceño se frunce ligeramente mientras me sonríe.

—¿Un recuerdo?—asiento con mi cabeza murmurando un "uhjum"— ¿De qué?

Siento como mis mejillas se sonrojan al poder hablar de esto con alguien, mientras jugueteo un poco con mi cabello.

—Un recuerdo de las personas—intento hablar firme sin tener que llorar—, el recuerdo de la existencia humana que deja en claro que siempre hubo alguien más. Lo que te recuerda a las personas, los momentos o a veces hasta sentimientos. Lo que te recuerda que estás existiendo, que sigues aquí, y que deja en prueba de que tal vez haya algo más allá—hago un pausa en donde me doy cuenta que estoy mirando el suelo y trago mi saliva con dificultad.

Un descanso.

Era lo que ella siempre decía, y ella era la razón por la que creía en todo lo demás; con la esperanza de algun día volver a verla y la razón por la que creía que las estrellas eran el recuerdo de alguien más.

—Wow—lo escucho y cuando vuelvo a levantar mi vista hacia lo veo perplejo.

Siento que he hablado de más pero de alguna forma extraña me siento bien de habérselo dicho, como si hubiera dejado salir un gran peso de mi cuerpo y como si pudiera hablar con alguien de mi madre, en paz.

—¿Que?—pregunto solo para salir de dudas—¿Dije algo mal?

—¿Que?—pregunta comenzando a negar—. Joder, creo que hasta voy a llorar.

Hace un ademán de limpiar sus lágrimas con la manga de su gabardina y una pequeña risita escapa de mis labios.

—Eso fue muy bonito Hefz —dejo de reír al ver que me mira fijamente y solo junto mis labios en un intento de sonrisa mientras asiento.

—Gracias.

Él también asiente con su cabeza y el silencio vuelve a caer entre nosotros.

Escucho como Damián se deja caer en el suelo y una mueca de horror se forma en mi cara al imaginar lo sucia que quedara su gabardina cuando se levante. Él me mira, y es como si su mirada me invitara a hacer lo mismo. Lo pienso.

Mirando el cielo por igual, al final mi espalda cede y me tumbo sobre la tierra admirando la profundidad en la que se convierte en cielo.

Me trajo a pensar y al final el momento junto conmigo se convirtió en paz.

El camino de vuelta a casa se resume en preguntas de seguridad, una que otra palabra terminando solo en un monosílabo, canciones no muy de mi estilo por parte de Damián y algunas veces solo silencio.

Después de hablar de mi madre con él, el ambiente se sentía extraño. No me malentiendan, no un "extraño" malo, sino todo lo contrario, ni siquiera era incomodo y creo que eso era lo que lo hacía tan raro.

Nos mantuvimos en silencio mirando las estrellas y se sentía como desaparecía lo demás. Tal vez Damián no era tan insoportable como parecía, pero aun no se había disculpado por ser grosero aquellos días, y era que todo se hacía más confuso. No me habia dado un mal momento alla arriba, pero no sabía si bajar por completo mi guardia junto a él.

No lo sé...era extraño.

Regreso mi mirada al frente de la carretera y dejo los árboles de lado, ya me había aburrido pensar tanto, mi cerebro necesitaba un descanso.

Miro como poco a poco entramos de nuevo al pueblo y respiro relajada. Miro la hora en el estéreo del carro y visualizo que son casi las once de la noche. Sí que estuvimos un buen rato allá arriba, me sorprende mucho que Ana le diera permiso de llevarme hasta allá después de los resultados en el hospital, supuse que quería que le dijéramos a Mario todo lo que sucedió y hablar sobre ello. Me parecía asombrosa la confianza que dejaba en Damián, a veces parecia que le tenía más confianza a él que a mi. Me parecía increíble.

Jugueteo con mis dedos sobre el recarga brazos de la puerta, dejando que mis uñas golpeen el material primero. Al ver que Damián cumple con la velocidad adecuada sonrio, ha cumplido muy bien con las indicaciones de mamá...digo, de Ana.

Diablos, eso si que se sintió extraño. Sacudo mi cabeza intentando alejar ese pensamiento ya que hasta se me enfrió la piel.

Los sucesos del hospital se presentan de nuevo en mi cabeza y sonrio con nostalgia al recordar las palabras del doctor. Alejo esos recuerdos de mi cabeza ya que como dije me había cansado de pensar hoy vuelvo a sacudir mi cabeza de lado a lado.

—Ey, ¿todo bien?—escucho la voz de Damián y asiento lentamente.

—Todo en orden—hago una mueca con mis labios pegados en un intento de sonrisa. Él asiente y como ya estoy tan cansada de todo el silencio decido no cortar la conversación—, ¿hasta que hora te dio Ana?

—¿Que?—su voz flaquea mientras miro como sus hombros se ponen tensos.

—La hora—repito y siento como pasamos un tope—¿a que hora te dijo Ana que podía llegar?

Se queda en silencio.

—Pues...—habla incómodo—no hay una hora como tal...

—Damián...—lo miro esperando que lo que pienso no sea cierto y siento como el auto se detiene.

Me mira al frenar en un semáforo  y comienza a titubear.

—E-eh, y-yo...digamos, digamos que. No. Le pedí. Permiso. A tu mamá...

Parpadeo esperando que lo que me diga sea una broma pero este sigue igual.

—¡Me secuestraste!—digo indignada sintiendo como arranca, viendo como pone sus ojos en blanco.

—¿¡Que!? ¿¡Que mierda estás hablando!?

—Joder, me mentiste—hablo dolida—me engañaste y me llevaste hasta allá. Joder, Ana me matará.

Me llevo mis manos a mi cabeza con estrés mientras escucho como Damián intenta dar explicaciones.

—¡Callate ya, joder!—le grito mirando la hora en mi celular viendo que en realidad es muy tarde. Ana me matará.

—Hefziba, lo necesitabas—veo como da una vuelta en una esquina y visualizo el carro de Ana frente a nosotros.

—¡Tu no sabes lo que necesito, Ana me matará!—abro la puerta del coche y bajo porque siento que no aguantare un rato más ahí.

Escucho como él también abre la puerta de su lado y lo escucho gritar.

—Hefziba—me llama y de idiota volteo—le explicaré.

Niego soltando una risa sin gracia.

—Ya hiciste mucho, Damián.

Me dirijo hacia mi casa con pasos cortos. Ya se el tipo de regaños que se avecinan por llegar. Tallo mi frente con frustración y maldigo el momento en el que decidí entrar por la puerta principal y no por mi balcón, a la hora de llebar hasta al pórtico y ver a Ana abrir la puerta.

—Entra—es lo único que dice en tono serio.

Obedezco sintiendo los hombros tensos y ni siquiera me detengo al pasar por la estancia, en busca de llegar hasta las escaleras y subir hasta mi habitación.

—Hefziba—me llama pero la ignoro—¡Hefziba!—grita demandante haciendo que ahora si me detenga.

La volteo a ver sintiendo que mis piernas tiemblan y me sostengo de la barra de las escaleras para mejor soporte.

—¿¡Porque no llegabas!? ¡Teníamos que hablar con tu papá!—es lo primero que dice al tenerme enfrente—. Me tenias muy preocupada, no sabia donde rayos estabas, ¿porque no llamaste?

Se le escucha menos enojada, dejando en primera vista que la emoción que la domina es el miedo, la preocupación.

Respiro profundo sintiendo como se fuerzan mis pulmones y toso.

—Lo siento, yo pensé que tu sabías donde estabas—hace en ademán de querer hablar pero no la dejo—, lo siento de verdad. Damián me llevó a las afueras del pueblo, yo no sabía nada, pensé que tu me habías dado permiso. Todo fue idea de él,  de verdad yo no sabía.

Intento asegurarle que yo no tenía idea, y veo como poco a poco sus ojos se tranquilizan. Ella suelta un suspiro demasiado largo y es como si todo el estrés hubiera desaparecido.

—Estaba tan preocupada Hefziba, no tenía idea de dónde podían estar. Me imaginé lo peor—me mira espantada como si hubiera sucedido algo y frunzo mis cejas.

—¿Que sucedio?

—¿Donde rayos te metiste?—me examina con horror mientras mira mi espalda—Hefziba, tu ropa está espantosa.

Ouh, eso.

—Lo se, lo se—levanto mis manos en señal de que no pasa nada y la tranquilizo—, prometo lavar esto yo sola. Estuvimos viendo las estrellas por un rato y nos acostamos en la tierra para verlas mejor, fue una tontería.

Le resto importancia viendo como blanque los ojos y vuelve a suspirar.

—Ese niño, ya me va a escuchar—se que se refiere a Damián y entonces blanqueo los ojos. Ella ríe y me alegro que no esté enojada conmigo lo cual me tranquiliza a mi. Siento como me toma de mis hombros y se acerca un poco a mi para darme un beso en mi frente—. Vete a dar un baño, debemos hablar con tu papá.

Asiento con una sonrisa en mis labios y subo corriendo las escaleras hacia mi baño.

Mis pulmones se cansan, lo cual me hace toser y doy ligeras palmaditas en mi pecho para después tomar un poco de agua y aclarar mi garganta. Me siento en mi cama para tomar un poco de agua y descansar, para después tomar una muda de ropa limpia, junto a mi ropa interior y mi toalla para meterme al baño a darme una ducha.

Entro al baño y comienzo a desvestirme, doblo la ropa sucia a un lado y hago una mueca al ver toda la mugre. Levanto mi mirada y me miró en el espejo estando solo en ropa interior, contemplo mi cuerpo, sigo estando muy delgada, auque debo de admitir que ya no tanto como antes, tal vez eran ideas mías, pero ahora me veía diferente, las costillas se me siguen marcando sin la necesidad de hacer fuerza pero por lo menos se me ve un poco más de carne. Solo un poco más, nada muy exagerado, o bueno, eso creo.

Nunca me había gustado mirar mi cuerpo en un espejo porque siempre me encontraba con cosas que nunca me habían gustado; las marcas de mi cuerpo, los resultados de la anemia, la horrible cicatriz en mi pecho y las costillas salidas con las que había nacido. De verdad las odiaba. Además, estaba plana. Nunca le había prestado atención a eso ya que la verdad tenía cosas más graves de las cuales preocuparme. Pero ahora, viéndome frente al espejo por más de cinco minutos sin que aborresca la imagen que refleja, debo de admitir que tengo los pechos planos, o que en realidad casi no tengo. Del trasero mejor ni hablamos por que es el mismo tema, pero bueno, da igual.

Una de las otras razones por las que nunca me gustaba verme en un espejo era porque me dolía ver mi cuerpo así. Cansada, demacrada y con el cuerpo lleno de heridas. Me hubiera gustado haber crecido con el cuerpo de mi madre, como lo hubiera sido una adolescente sana. Veía las fotos de mi madre cuando era joven y en todas salía hermosa, ya sabia como había llamado la atención de papá. Sonrio, me gusta esa sensación que me causa pensar en ella y que ya no me cause tanto dolor. Se que si mi madre me viera se sentiría orgullosa de mi y de todo lo que logre hoy, y que al igual que todos, ella me diría que mis cicatrices no son una marca fea, sino que son el recuerdo de todas las experiencias duras que pase y a las cuales pude sobrevivir. A mamá le daría mucho orgullo tener una hija sobreviviente. Alguien que al final lo logró.

Siento como unas lágrimas rebeldes se escurren por mis mejillas y las limpió con el dorso de mi mano mientras sonrio. Quito lo poco que queda de ropa en mi cuerpo, quedando desnuda y me meto a la ducha abriendo la llave. Espero a que el agua salga un poco caliente y la medeo con un poco de agua fría para que no me lastime.

Siento como el agua recorre mi cuerpo, y el sonido chocando contra mi cuerpo y el piso me hace meterme en un trance en donde todo es tranquilidad. Veo, escucho, siento, pero al mismo tiempo es como si no estuviera aquí, no veo hacia un lugar en específico, no escucho un sonido en especial y solo siento como las gotas de agua cubren mi cuerpo, dejando el sonido del agua de fondo, haciendo todo más relajante.

Estoy así por varios minutos, lavo mi cabello y cuando empiezo a limpiar mi cuerpo, en pequeños flashback siento como si Aiden fuera quien me esta lavando. Paso mis manos por detrás de mi cuello y nos recuerdo en el salón mientras me agarraba del cuello, bajo hacia mi espalda y recuerdo el toque de sus manos en mi cuerpo, lo mismo con las piernas, recuerdo cuando me tomo de ellas y me puso sobre la mesa.

Suelto un jadeo y abro mis ojos. Ni siquiera sé en qué momento los cerré, solo sé que así todo se siente más real.

Toco mi abdomen y recuerdo como sus manos se sentían sobre mi piel, estuvo a nada de tocar mis cicatrices y verme. No sabía cómo todo eso había pasado solo que ahora disfrutaba muy bien de ese recuerdo.

Como una tonta enamorada, pasó las yemas de mis dedos sobre mis labios, recordando sus besos, recordando sus labios, recordando lo bien que estos se sentían y lo bien que se podrían sentir en otros lados...

Escucho unos golpes en la puerta y suelto un respingo.

—Hefziba, ¿está todo bien?— la voz de Ana al tocar la puerta me sacan de mi distracción.

—Ah, si... ya salgo— le digo con la voz temblorosa y me apresuro a salir.

Ella responde un " Okey, no tardes" y yo me dedico a enjuagar mi cuerpo para salir.

¿De verdad él me había besado?

Trago grueso al recordar comonme miro cuando nos detuvimos por un momento y suspiro. ¿Como eso pudo ser real? De verdad lo había besado, por fin...¿pero porque él hizo todo eso?

Siento como mi estómago revolotea y como mi respiración se vuelve más pesada.

Otros toques a mi puerta me hacen salir de mis pensamientos, espabilo y termino de vestirme con la pijama que escogí. Bajo con mi padre hasta su estudio y antes de entrar, Ana me sonríe y me da un corto abrazo muy reconfortante.

Entro y veo a mi padre. Ambos estamos nerviosos. Me siento en la silla al frente de su escritorio y trago grueso al no saber como iniciar. Él me mira ansioso, sé que lo está, aunque su rostro esté serio sus ojos reflejan su preocupación y ansiedad, él se muere por saber.

Comienzo a hablar sobre todo lo que nos dijeron en el hospital, y al llegar a la parte que él quería escuchar, sus ojos se llenan de lágrimas mientras se pone de pie y viene a mi lugar. Siento como me envuelve en sus brazos y un sollozo escapa de mi boca seguido de unas pequeñas lágrimas que me hacen abrazarme a él con más fuerza.

Principessa, ce l'hai falta*— escucharlo decir aquello en italiano me hace sollozar más fuerte y abrazarlo con ganas—, estoy muy orgulloso de ti.

Muerdo mi labio intentando ya no llorar y me separo un poco de sus brazos para verlo, él también está llorando y sus ojos reflejan la nostalgia y orgullo que esta sintiendo.

Seguiría contando que más pasó, pero serviría solo con resumirlo en un montón de palabras de aliento y llanto, abrazos y sonrisas íntimas y un festejo con Ana sobre la noticia que nos había dado.

Viendolos a ellos ahí conmigo, demostrando me su amor y su apoyo por fin me sentía parte de algo. Ambos me abrazaron como si fuera la cosa más valiosa del mundo y pude sentirme en paz. Como si estuviera con mis padres.

Pero era que ya lo estaba desde hace tiempo.

🌹🌹🌹

Cierro la puerta detrás de mi al volver a mi habitación. Miro a mi al rededor y mi habitación se encuentra semi oscura gracias a las dos lámparas encendidas a los lados de mi cama.

Camino hasta mi escritorio y en mi laptop miro que pasa de la media noche. Mañana es día de clases, mañana me encontraría con los chicos y les diría lo que pasó. Habia ignorado sus mensajes en todo el día, pero mañana les diría todo. En unos días sería la reunión en casa de Evan, seria el día perfecto para también decirle a todos lo que pasó, ya podía imaginar todo lo que mis tíos me dirían, de seguro lo mismo que papá.

Me acerco hasta la silla de mi escritorio y tomo asiento. Desbloqueo mi laptop y sonrio al ver la foto grupal que tengo de fondo de pantalla. Eramos más jóvenes ahí, aproximadamente teníamos unos trece o catorce años tomando en cuenta de que Ludo e Ian eran los mayores. Miro el interior de mi muñeca y sonrio al ver aquel número grabado en mi piel. Habia sido una tontería, ni siquiera recordaba como me habían convencido para tatuarme. Ana casi enloquece cuando lo vio, eres una cosita mínima, pero aún así era demasiado viniendo de mi.

Significaba nuestros cumpleaños, el orden en el que cada uno había nacido. Para nuestras madres fue toda una sorpresa que a inicios de los dos miles todas estuvieran embarazadas. El primero en nacer fue Ian, en enero, era por eso que llevaba el número uno, Ludo el dos en marzo, Samantha llevaba el tres por junio, yo fui la cuarta en agosto y por eso llevaba el cuatro, Ady el cinco en septiembre, Enzo y Malika el seis y siete en noviembre y Evan el ocho siendo el último naciendo en Diciembre.

No era la gran ciencia nuestro tatuaje, teníamos tan solo quince años cuando nos lo hicimos y además ellos sabían que yo no me haría algo tan grande. Era tan solo un simple número con una diagonal y un ocho, el mío mostrando que yo era el cuatro de ocho.

Eso era lo que lo hacía especial, el significado que nosotros le habíamos dado; que todos nos complementabamos y formábamos algo muy grande, que sin ninguno no habría otro y que lo especial entre nosotros era nuestra unión.

Sonrio tocando la piel tatuada y suspiro. Mañana sería un gran día, hoy por lo mientras solo quería dormir.

Pero esperen, debía de escribir algo.

Las emociones vividas hoy me habían puesto de buen humor como para querer escribir. Llevaba meses sin hacerlo y en cada día que pasaba me encontraba insatisfecha con lo que hacía, porque sentía que no había hecho nada que me gustara.

Las letras significaban mucho para mí. Haberlas leído durante años hasta convertirlas en mi escape me hacían sentir las mi casa cada que las escribía o leía. Se había convertido en tanto que me había aventurado a escribir algo propio, no llevaba mucho, apenas un prologo y cinco capítulos.

No se lo había mostrado a nadie y ni siquiera lo había publicado en ninguna aplicación para escribir. Tenía miedo de lo que las personas pudieran decir de de mi, además de que lo que escribiera no fuera tan bueno, mejor me lo guardaba para mi.

Abrí el documento de Word y comencé a escribir. Afortunadamente todo fluyó con normalidad. Al final termine escribiendo tres capítulos nuevos, el resultado me había gustado y me sentía a gusto con lo que había escrito.

Tener bloqueos de escritor era horrible, lo peor que le podía pasar a alguien que escribía era eso, lamentablemente a mi me pasaban seguido, querer escribir al tener una idea pero no poder plantearla porque tus palabras no te lo permitían. Era un asco.

Cerré el documento al terminar y pude ver el archivo de poemarios que había empezado cuando me dio mi segundo bloqueo. Eran unos cuantos los que había escrito, algunos de amor, algunos de desamor, otros de tristeza y soledad y otros cuantos sobre él.

Al parecer no era la única que se sentía atraída a Aiden ya que mis palabras amaban hablar de él. La mayoría de mis escritos llevaban las letras de su nombre y otros tenían todos los sentimientos que tenía hacia él.

¿Como lo miraré mañana después de todo lo que pasó hoy?

Mañana es jueves, tocaba tutoría, tendría que verlo. ¿Él querrá verme? Después de todo, aún seguía sin comprender si él quería besarme o sino porque lo había hecho.

Unos toques en mi ventana me hicieron pararme y fruncir mi ceño, ¿quién rayos era? Jale la cortina a un lado y blanque mis ojos al ver a Damián detrás de la ventana.

—¿Que quieres?—me cruce de brazos.

—¿Podrías abrir?—me quede pensando en la respuesta peronlo escuche insistir—por favor.

Suspiro quitando el seguro de la ventana y la deslizó hacia un lado dejándolo entrar.

—¿Que quieres?—sigo con mis brazos cruzados escuadriñandolo.

—Solo venía a decirte que me acabo de disculpar con tu mamá—explica pasando a mi habitación—quería explicarle lo que paso y porque lo hice pero la encontré llorando, ¿algo pasó?

Entonces el miedo de que lo sepa me abarca y mis manos comienzan a temblar.

—Si, todo bien—comienzo a temblar.

Hago una seña invitándolo a que ya se vaya pero vuelve a hablar.

—También vine a hacer las pases contigo—frunzo mi ceño.

—¿Las pases?

—Iniciar de cero. Ya me cansé de siempre estar pelando contigo como perros y gatos, hoy demostramos poder estar en un lugar sin querer arrancarle la cabeza al otro, ¿no te gustaría siempre estar así?—pregunta poniéndose frente a mi y extiende su mano—¿que dices? ¿Pases?

Miro su mano algo dudosa, sin saber que responder y solo me quedo en blanco. ¿Que deberia de responder? ¿Debería dejarlo entrar así ya en mi vida?

Siento que me mareo.

—Hefziba, ¿está todo bien?—siento como me toma de mis manos y me acerca a la cama.

Ambos nos sentamos en el colchón y lo medito, ¿qué tan bueno sería hacer las pases con él? Ya no estaríamos peleando siempre, tal vez y sea bueno, pero, ¿formar una amistad con él? ¿De verdad debería de saber todo de mi y hasta lo de mi madre? ¿Debería de confiar en él tanto en él como para dejarlo entrar?

Cierro mis ojos pensándolo. Necesito que alguien me entienda, alguien que no sea mi amigo desde hace un tiempo y solo me escuche, alguien a quien no le importe.

—¿Damián?—lo llamo sintiendo como él sigue tomando mis manos y veo como juega con mis dedos—. ¿Te puedo contar un secreto?







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N/a: ¡¡Holaaaaaaa!! ¡Feliz navidad atrasada! ¿Como están? ¿Que tal se la pasaron?

Aquí está la segunda parte del capítulo 26. No es un capitulo nuevo como tal, ya que esta es la continuación del anterior. Esto iba a estar en lo que subí hace algunos días pero sentía que el capítulo sería demasiado extenso y no los quería aburrir.

Pero bueno, ¿qué les pareció? ¿Que opinan de todo? La verdad a mi me gusto escribir este capitulo, lo de Hefz y sus mejoras, cuando habla de su madre y el momento que Damián le da me gusto mucho. ¿A ustedes?

Ahora si, se vendrá el drama, ustedes esperen😼

Aquí un poco de meme time gracias a things_of_books_Adri

Es que me encanta cuando los hace jsjsjs, te amo Adri❤

Y bueno esto sería todo, espero que el cap les haya gustado, espero leer sus opiniones y espero leernos un poco antes de que se acabe el año.

Lxs amo❤

-A. R,

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