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🌹CAPÍTULO 26🌹

🌹 Damián🌹


Termine la llamada con Chloe después de algunos minutos de risas escandalosas y regaños de su parte, con calma, después de guardar mi teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón, me dispuse a acercarme a una máquina expendedora de comida para sacar algo que ingerir por primera vez en el día.

¿Loco, no? Pero yo hacia solo lo que mi metabilismo me decia.

Hasta apenas había sido consciente que tenía el estómago vacío. En mi defensa, en la preparatoria no había comido nada porque la comida ahí era un asco. La comida de ahí no me gustaba, de hecho casi nunca almorzaba en la escuela ya que todo estaba muy simple, no tenía nada de sabor y parecia simplemennte una plasta de comida hecha sin ganas.

Bueno, no todo.

A excepción de las papas con chorizo que hacía Linda por ahí, nada parecía ser de mi agrado ya que odo estaba apestoso y simple.

Definitivamente los viernes eran mis días favoritos en la cafetería, era el único día de la semana en el que comía en la institución estudiantil, ya que los otros días parecía que hacían la comida en el excusado. Las papas con chorizo que hacía Linda eran exquisitas, demasiado ricas y lo único que parecía ser comestible.

Deberia pedirle la receta. Sí, seria una magnifica idea, asi tendria algo mas que poder prepararme cuando Eleonore no estuviera en vez de solo estar pidiendo pizzas o papas fritas cada que tenia hambre

Quien lo diría. Parecía irónico, a mi abuelo de seguro le daría algo si me veía comer papas con chorizo o alguna otra comida que no estuviera hecha por las manos de mi difunta abuela o por las de mi progenitora.

Mi abuelo era un tanto quisquilloso y como yo habia sido su primer nieto, me protegia hasta el punto de preguntar quien me habia alimentado para saber que asi no corria peligro. Debia admitir que habia sido un pqueñin muy consentido cuando era menor.  Las personas no me pueden pedir que tenga menos expecativas en algo o que no crea que merezco más cuando practicamente fui el primero en todo para mi familia. Primer hijo, primer nieto, primer sobrino, primero en todo.

¿Como quieren que no me crea en mi super puesto cuando siempre me criaron para tenerlo todo?

¿Rogarte? Ni que fuera que. Y no, no me creo la ultima ebanada de pizza en la caja y de hecho mi autoestima esta muy por debajo de la mierda. Pero mi ego... ¡uy! Eso si era un tema serio. Era toda una cosa aparte. Mi autoestima me podria hacerme creer que era el pedazo de mierda mas grande en el mundo, pero mi ego me hacia ver que podria ser un pedazo de mierda, pero que por lo menos era mejor que cualquiera.

Pero bueno, así las cosas. El que me quiera bien y el que no que se vaya a la mierda. No tengo porque andar convenciendo a alguien. Ese no es mi trabajo. Yo solo vine al mundo a respirar y solo eso. No es mi culpa si te decepcionas, para empezar yo ni siquiera pedí venir aquí y lo demas es muy tu problma en poner tus expectativas en un pedazo de mierda.

Pero bueno, ¿de que estaba hablando?

Ah si, mis abuelos.

Ayy, esas dos pasitas arrugadas que me dieron todo. ¿Que decir de ellos?

Pues...

Richard y Rosalyn, mis abuelos, habían pasado la mayor parte de su vida juntos. A lo poco que había prestado atención cuando contaban su historia, era que sus padres los habían juntado para formar una relación manipulada y que así ambas familias recibieran regalías de la otra para su propio beneficio. Eran empresarios, y sus apellidos eran de renombres. Querian hacer tratos, tenian a dos herederos los cueles podian vender por un par de tiempo y así unirse y ser mas poderosos. Por pura conveniencia y sin nada de amor. Cómo algún tipo de negocio o contrato.

Al menos eso es lo que sus padres planearon, ya que mis abuelos parecieron sacar su propio beneficio de su relación, enamorándose con el pasar del tiempo. No sabía nada muy a fondo de su relación y a decir verdad no me importaba mucho ya que mi opinión acerca de ese tema valía mucha mierda. Eran cosas que a mí no me habían tocado vivir y por esa simple razón yo no tenía ningún tipo de derecho de respingar un opinar.

No supe mucho de su relación a fondo tanto porque no pregunte y las veces en las que contaban su historia yo no prestaba mucha atención. Ni modo, cosas de ellos. Si bien, algo que si tengo demasiado claro de mi abuela—ademas de que como bien podría ser la viejita más amorosa, linda y preocupada por sus nietos. Podría llegar a ser la señora más mano dura, exigente y regañona que podría existir. No me preguntes como rayos funciona ese balance, pero Rose Mandolini lo podría conseguir —. Su comida era deliciosa, exquisita ,y aunque Elenore se enoje, era muchísimo mejor que la de ella.

Recuerdo muchas cosas de mi abuela Rose, no por nada, sino que ella y mi abuelo Richard fueron los padres que yo quise darme ya que los míos habían sido una completa mierda conmigo.

Perdón Elenore, se que es malo que te compare con el inepto de tu ex esposo, pero que tú nunca hayas hecho nada por mi seguridad o integridad tampoco te da el puesto a la mamá del año. Las cosas como son.

Los momentos con mis abuelos estaban grabados en mi cerebro como una película antigua que al verla te recibe con esa calidez y confort que hace querer revivirlo como la primera vez que la viste, en este caso, como cuando lo viviste. Hogar era la mejor definición que tenían mis abuelos en mi vida. Mi lugar seguro, mi propio lugar para ser el chico antipático y con cara de culo de siempre y aún así teniendo a una señora amorosa halagando lo radiante que me veía hoy.

Bien que dicen que padres no son los que engendran sino los que crian. A veces es muy duro darte cuenta que la casa en donde habitas ni siquiera puedes llamarle hogar. Que las personas que te trajeron al mundo duele tanto decirles padres. Y que cuando te estas hundiendo en dolor, tu solo respiras de él porque de alguna manera muy extraña se fuisiono con tu modus vivendi y solo de esa manera funcionas.

Pero bueno, la vida era una mierda y con un pequeño trapito no la ibas a limpiar toda.

Mi estómago gruñe despues de hundirme en mis jodidos pensamientos, hago una mueca de desagrado al recordar que sigo teniendo hambre y comienzo a sobar mi plano estomago mientras miro la maquina frente a mi.

Si Eleonore me viera diría que es pura mierda la que planeo meter a mi organismo. Claro, ella lo diría con otras palabras y blanquearia sus ojos mientras me mira y se harta de mi.

Después de mirar por un largo rato a través de la puerta de cristal y mirar tambien el poco presupuesto que cargo en mi mano, me decidí por unas barras de chocolate y crema de maní y puse los botones indicados para poder sacarlo después de meter las monedas una por una.

Espere a que la maquina expulsara mi comida y como siempre en mi puta y desgraciada vida, algo tuvo que salir mal.

La jodida máquina con el espiral de metal se había quedado atorada con mi barrita pegada junto al vidrio de la puerta.

Joder. ¿De verdad esto es enserio? ¿Porque mierdas estás máquinas nunca funcionan?

—¡Joder!—me queje cansado en voz baja, soltando le un golpe a la puerta, llamando ahora sí la atención de la gente a mi al rededor—¡Puta máquina de mierda!—vocifere sin importarme nada mientras soltaba más golpes contra el vidrio de la máquina. Esa maldita no se podía quedar con mi moneda. Debía de darme mi comida.

Sin importarme lo que me fueran a decir los demás, comencé a mecer de un lado a otro la máquina—poniendo, claro, de todo mi esfuerzo—para ver si eso funcionaba, pero la puta máquina no soltó mi barrita.

Podía sentir la mirada de todos en mi espalda pero me importaba un carajo lo que pensaran, ellos no habían perdido dos monedas de dólar con noventa y cinco.

Sentí un pequeño golpeteo a mi espalda y me di vuelta lentamente esperando encontrarme a un doctor dispuesto a regañarme. Lo que encontré en cambio fue a un niño de diez años. Y no era un niño cualquiera o insignificante, no claro que no. Era uno de los hermanos menores de Hefziba que me miraba como si estuviera haciendo la mayor atrocidad en el mundo.

Me miró de pies a cabeza de forma despectiva y por más que intente decir que me esforcé—estaba claro que no iba a hacerlo—no pude averiguar de cuál de los dos se trataba.

Me mira despectivamente y por el berrinche marcado en su rostro puedo deducir que es el más imperativo. ¿Cuál era su nombre? ¿Tibon? No sé, me da igual. Lo ignoro rotundamente pero al mirar que su copia humana no anda junto a él y recordar que tiene casi la misma edad de Henry y nadie parece estar cuidando lo, le pregunto.

—¿Que haces aquí?

Levanto una ceja cruzandome de brazos.

—Vine por mi hermana—su chillona voz me responde mientras se cruza de brazos, copiando mi postura y me mira de arriba a bajo—¿Tu que haces aquí?

Sonrió cínicamente al percibir que lo pregunta con celos y tocó el interior de mi mejilla con mi lengua antes de responder.

—Vine por tu hermana—mi sonrisa se ensancha al tener el resultado deseado y niego por la tontería que estoy haciendo.

—¿Eres su novio o que?

Exhaló sintiendo un escalofrío recorre mi espina dorsal y niego casi ofendido.

—¿De Luna? Iugh no—sacudo mis hombros intentando alejar esa sensación de mi cuerpo, lo vuelvo a mirar orgulloso, sonriendo con agriedad—Ya quisiera tu hermana tenerme de novio.

Juego con sus pequeños sentimientos, buscando hacerlo enojar y quedo sorprendido al verlo dibujar una sonrisita socarrona en su infantil rostro.

—No lo creo. Mi hermana lee, ella tiene expectativas, ¿Porque salir con alguien que obviamente no cumple ninguna?

¿Un cabroncito de menos de diez años en realidad me acaba de decirme eso?

¿Que comes? ¿Extracto de Damián? ¿Que rayos te pasa?

Mi sonrisa se borra y me enderezo de nuevo para volver con la máquina. Condenado escuicle, y luego se preguntan porque uno es pro-aborto.

Sigo con lo mío sin obtener ningun resultado y bufo rindiéndome al ver que la maldita maquina no suelta mi barra. Giro sobre mi eje en busca de ir al baño y miro al molesto niño parado justo en el mismo lugar detras de mi.

Le paso por un lado sin importarme en absoluto y entro a los baños en busca de hacer mis necesidades.

Termino de hacer lo mío y salgo de los cubículos para lavar mis manos. Me las seco palpando mis pantalones y me miro al espejo al mismo tiempo que paso mis manos por mi cabello, despeinandolo, buscando que se vea bien.

¡Ahg! Solo queda peor. Esta tan largo que ha llegado a ese punto en donde pierde forma y por mas que lo arregles solo queda peor. No es que me salgan colitas ni nada por el estilo. Esta en un largo justo y que a veces me gusta—claro, cuando no parece un nido de pajaros y puedo arreglarlo bien—. Esta en un tamaño que considero que queda bien. De hecho creo que esta de moda, no lo se, ¿no cortarse el cabello por flojera se ha comvertido en moda? Porque si es así entonces yo estoy en el ultimo grito de ella.

Sonrío por la estupidez que acabo de pensar y al final dejo mi cabelo tal y como estaba. Solo es un mal día de cabello, a todos les pasa, no por eso lo cortaría. Mi estilo—por asi decirlo—me gustaba. De hecho yo le llamaaba: "valerme verga lo que digan las personas y vestirme y tener el cabello como a mi en realidad se me diera la gana". ¿Gran titulo, no? Deberia de hacer camisetas...¿en que estaba?

Ah sí, bueno. Salí del baño y mire la hora en un reloj pegado en la pared. Ya era algo tarde, la cita de Hefziba se habia alargado más de lo que pensaba y no sabia que significaba. ¿Venía solo a ver unos resulados, no? ¿Porque rayos tardaban tanto? Solo debian leer un pedazo de papel. Pero bueno, yo solo soy aquí el que la molesta.

Suspiro sobando mi sien, sintiendo como ha comenzado a palpitar. Es por tanto estrés, tendré que tomar algo cuando llegue a casa, no quiero estar de mal humor cuando llegue Ludo.

Ay, Ludo...

Bufo.

Solo tenía que llegar a tiempo a casa y...

Todo se me detiene en cuento veo a aquel enano mover sus mejillas, masticando algo con lo que se lleno la boca.

—¿Que mierda...—frunzo mi ceño al acercarme para ver mejor que es lo que se llevo a la boca.

Este escuincle.

¡Es mi barrita! ¿¡Como diablos consiguio sacar mi barrita!? ¿Porque se esta comiendo mi barrita?

Me acerco con pasos largos hacia él y lo miro indignado.

—Ouh, hola Damián —saluda amablemente fingienddo demencia.

—¿Que haces con eso?—lo miro sintiendome más estresado.

—¿Esto?—frunce su ceño mientras mira su barrita, bueno, mi barrita, esa yo la compre—. La saque de ahí—señala la misma maquina que use—, estan muy buenas, ¿quieres?—la ofrece extendiendola hacia mi y sonrio sin gracia al ver que quiere verme la cara de idiota.

—Muy gracioso escuincle, dame eso que es mío —extiendo mi mano hacia él, intentando arrebatarsela pero es mas rapido que yo y la quita.

—Ey no, esto es mío, ¿no te enseñaron a no robar? Dejame—veo  que intenta darse y vuelta y marcharse pero entonces yo soy más rapido y  lo tomo del brazo para que no se vaya.

—Ven aca, pequeño escuincle y dame eso—lo tomo  de los hombros sin mucha fuerza pero si hago el suficuente esfuerzo para asustarlo y que me la de.

¿Que me pasa? ¿En realidad me estoy peleando con un niño por una barrita? ¿Que rayos?

—¡Tyler, dile que me suelte!—escucho que le grita a su hermano y mis ganas de taparle la boca incrementan para que así no llame más la atención.

Veo que un niño exactamente igual a él se acerca. Este trae una actutud diferente al que tengo entre mis manos. Este se ve seguro, travieso, y el que tengo es mis manos es todo lo contrario y tembloroso.

Un momento...

Miro de nuevo al pequeño que tengo cerca de mi y veo que este esta a punto de llorar. Veo al que esta parado a un lado de nosotros y entonces mi cerebro empieza a maquilar informacion.

—Hola Damián —lo escucho y entonces me doy cuenta de mi equivocasion—¿perdiste tu barrita?

¡Este condenado! 

Este niño hará que me de una migraña. ¡Pero es que es igual a la hermana!

Miro al que en realidad es Tibon o como se llame y entonces suelto al que tengo entre mis manos. Me mira indignado, es justo. Intento decir que ha sido una equivocación pero antes de que me deje hablar, siento como ha pateado mi espinilla haciendo que me doble de dolor.

—¡Mierda!—exclamo doblando mi pierna, sobando el area afectada.

—¡Grosero!—me empuja hacia un lado y veo como me saca la lenga—. ¡Todo es tu culpa!—se voltea hacia su hermano empujandolo también y aventandole su barrita—, ¡si tantos problemas querias hubieras ido a recogerla tu!—escucho como su voz se quiebra e inmediatamente me siento culpable. Yo lo asuste—¡Te odio!—le grita a su reflejo mientras corre en direccion opuesta a nosotros donde justamente viene saliendo su madre de aquel cuarto al que se metio hace horas, mientras la abraza al encontrarla.

Veo al pequeño niño a un lado de mi y veo como su gesto decae. Es solo un niño haciendo una travesura, pero al perecer le salio muy mal. Veo como sus ojos se ponen brillosos mientras baja su vista al suelo justo donde esta la barrita. Este se agacha, levantando la barrita y se aleja con los animos por los suelos, depositando aquel alimento en un bote de basura.

Mierda, ¿que rayos acaba de pasar?

Termino de sobar mi pantorrilla cuando siento que el dolor ha disminuido. Miro hacia la madre de los niños la cual abraza a su hijo hasta que deje de llorar y comienzo a implorarle al cielo que la madre de Hefziba no me quiera matar por lo que le vaya a decir su hijo.

Hablando de Luna, ¿donde esta?

Me acerco con algo de nervios al ver que mi reputación con aquella mujer depende de que su hijo no le diga lo sucediddo y entonces la veo.

Saliendo con pasos pequeños de aquella habitación, ida, con las mejillas rojas e hinchadas, ojos por igual aunque más rojos, y con un aura que me deja ver algo que no comprendo. Como si estuviera rota al igual que un espejo en mil pedazos que me distorsiona la realidad.

«¿Que mierda paso?» Me pregunto aunque nadie me da una respuesta.

Veo a su madre estar tranquila y entonces todo me confunde más. ¿Sí o no? Camino hacia Hefziba para saber lo que le pasa y entonces me quedo frio y estático cuando siento como ella me abraza.

Me quedo estático, perplejo, sintiendo algo muy extraño en mi pecho, ¿qué carajos es esto?

Siento como sus brazos me envuelven haciéndome tragar grueso y me sorprendo de la fuerza que implementa a la hora de hacer que me encorbe para poder alcanzarme. Mantengo mis manos lejos de su cuerpo porque aún no capto lo que sucede y miro a todos lados en busca de una explicación.

Conecto mis ojos con Ana y al ver a su madre asentir, un calor me llena el pecho, entendiendo todo de inmediato y la envuelvo entre mis brazos dejando que se oculte en mi cuello mientras yo descanzo mi cabeza en su hombro.

—Se está logrando, Damián —escucho como murmura en un sollozo y la abrazo con más fuerza, pero sin llegar a lastimarla en medio de la felicidad que esa noticia me causa. Se de lleno que Luna debe estar de puntitas para alcanzarme así que en medio de mi emoción la junto más a mi pecho y me enderezó lo suficiente como para que sus pies floten, casi cargando la.

Respiro y saco el aire que no sabía que estaba aguantando  sintiendo como el aroma de jugo de uva en su cabello se cuela por mis fosas nasales haciéndome sentir relajado.

Lo está logrando.

Ella de verdad lo está logrando.


—Gracias Damian—escucho a Ana a mis espaldas despues de cerrar la puerta del lado en donde va Luna—sé que es un poco tarde. Lamento que estuvieras todo el día aquí.

—Estese tranquila, esta todo bien, enserio—intento calmarla ya que ha tenido muchas emociones fuertes este día y se merece descansar—, valio toda la pena por esa noticia.

Veo como sonríe con orgullo y nostalgia, dejándome ver que el trayecto ha sido difícil pero que al final algo bueno se logró.

La mujer se limpia las lágrimas de sus mejilla e intenta recomponerse mostrando una sonrisa de labios pegados. Yo hago lo mismo esperando que se despida y rogando también al cielo de que su pequeño hijo no le haya dicho nada de lo sucedido allá dentro.

—Creo que ya es momento de ir a casa—menciona viendo la hora en el reloj que sostiene su muñeca—es demasiado tarde y aún tengo que pasar a casa de mis padres a recoger unas cosas—habla más para si misma y solo asiento fingiendo que eso me importa—¿seguro que la llevarás?—ambos volteamos a ver a una Hefziba dentro del carro—Podría irse también con nosotros.

—Descuide, yo la llevo a casa. Tengo que regresar como quiera el auto, usted este tranquila, vaya con sus padres en paz ya que su hija estará en casa cuando regrese—intento sonar lo más convincente posible y dibujo una sonrisa en mis labios sin separarlos.

—De acuero Damián, muchas gracias, eres un sol—me dice aliviada mientras busca algo en su bolso y al final saca sus llaves.

« Si usted supiera señora» Solo sonrio con ironía un poco disimulada y agradezco.

—Es hora de irme, nos vemos mañana, descansa—se despide dirigiéndose a su auto y por la parte trasera de el puedo ver a las dos personitas del hospital.

Necesito que su hijo no le diga nada, pero bueno, eso ya será una misión de otro día. Le compraré golosinas o un carro de juguete y lo sobornare, es un niño, no podrá ser muy difícil.

Me despido de ella a lo lejos, veo como ella se sube a su auto y con pasos veloces yo hago lo mismo hacia el que casi casi es mío. Me apresuro a llegar rápido al lado del conductor y miro la hora para que no se me haga tarde.

8:40 p.m.

Aún tengo tiempo para llegar a mi casa y poder verla, «¡que emociónmis minis yo mentales deben de estar muy felices por eso ya que hasta me hacen sonreír.

—¿Lista?—la miro una vez que termino de abrochar mi cinturón.

—¿Para que?—me mira frunciendo su ceño.

¿¡Como que para que, chamaca esta!?

—Arrancare—señalo con obviedad las llaves en mis manos acercandose al encendedor del caro—¿Estas lista o esperamos un poco mas?—le pregunto ya que no quiero que se altere.

—Okey— solo responde acompañado de un pequeño asentimiento con su cabeza.

¿Okey?

La miro extraño sintiendo que trama algo y enciendo el auto viendo que ni siquiera se inmuta.

Frunzo mi ceño al cada vez comprenderla menos y arranco el carro mientras suspiro, comenzando a conducir con cuidado para que no se alarme.

Se mantiene en silencio. No como siempre suele hacer, no sabría como explicarlo con exactitud pero estaba rara. Ni siquiera se había abrochado el cinturón de seguridad y al parecer el que arrancara el carro no le molestó como la primera vez.

Lo ignoro por un momento, de seguro solo esta cansada. Pudo ser un día muy difícil allá dentro. En pequeños ratos la miro de reojo, solo esta mirando por la ventana recargada sobre el vidrio manteniéndose en silencio. Veo como su dedo anular hace círculos sobre su pierna izquierda, ha hecho lo mismo con su otra mano sobre el recarga brazos de la puerta.

—¿Como te sientes?—decido romper el silencio.

Nuestros silencios eran incómodos pero este se sentía más extraño. No es que tenga ganas de hablar, solo quiero saber lo que le pasa.

—¿Hefz?—la llamó al ver que no responde.

—¿Que dijiste?—me mira algo ida al por fin parecer escucharme—No te oí.

Bueno.

—¿Que si como te sientes?

Hago los cambios necesarios en la palanca de velocidades y freno un poco al pasar un tope.

—Ah—responde en un tono confuso, como si pensara que la pregunta es insignificante—, bien.

Frunzo mi ceño.

—¿Solo bien?—mi voz expresa mi desconcierto.

—Uhjum—asiente regresando su vista hacia la ventana.

—¿Que te pasa?—pregunto extrañado como si la que estuviera sentado a mi lado no fuera ella.

¿Donde está la Hefziba que se queja por todo y a la que siempre hago enojar? ¿Donde está mi Luna?

—Solo estoy cansada—murmura arrastrando sus palabras.

Decido no precionarla más y mejor solo me callo. Continuo manejando y me enfoco en la carretera teniendo precaución en ella. No es que no me sepa manejar, de hecho sé hacerlo muy bien, solo que tengo que ser cuidadoso, no me gustaba mucho manejar cuando era de noche, sentia que podía ser algo peligroso. Aunque la verdad, si soy sincero ese miedo solo aumenta con ella aquí presente. Estando yo solo podría manejar como a mi se me diera la gana, pero con ella aquí a un lado no, no queria que le sucediera algo.

Ana me comentó sobre su miedo a los autos, no podría ser así de cruel como para revivirselos todos. Por eso aunque la molestara siempre trataba de tener cuidado, nunca rebasaba los 20km.

La miro de reojo por un momento y veo que esta perdida en la ventana de nuevo, viendo todas las casas que pasamos acompañadas de uno que otro árbol.

Al verla así de perdida una idea atraviesa mi cabeza, ¿será buena idea? Miro el reloj en el estéreo y veo que podría lograrse lo que tramo. ¿La castigarían si lo hago? Podría explicarle todo después a su madre, no perdería nada si lo intento.

Me mantengo a vuelta de rueda y doy un cambio repentino cambiando la dirección de nuestra llegada. Veo que ni siquiera lo nota ya que no dice nada y continuó con lo mismo. Mejor para mí.

Mantengo mi vista en la carretera siendo prudente en mi manejo con las personas que también entran y salen del pueblo. Miro todos los árboles que abrazan el camino y desacelero un poco al entrar en todas esas curvas algo peligrosas.

Definitivamente esta era mi vista favorita—de las afueras— del pueblo; silenciosa, misteriosa y se podría decir de alguna forma, romántica. Vacía, rodeado de árboles como si fuera algún tipo de bosque, tranquila y en silencio. Era una mezcla de emociones, unas muy electrizantes que si no sabías como identificarlas se confundirían con miedo o terror.

Mire por mi ventanilla por escasos minutos notando que estaba empañada por el calor que producimos en el carro. De seguro afuera estaba helado.

Frío, iugh. Lo odiaba. Solo me daba dolor de rodilla.

¿A quién carajos podría gustarle?

Bueno, también odiaba el calor ya que sudabas como puerco, pero da igual, ¿qué no odiaba yo?

Para mi desgracia no veo un bache en el camino y lo paso inadecuadamente causando que el auto tiemble muy agitado. Cierro mis ojos preparándome para su queja, la cual nunca llega.

¿Porque estaba callada? Creo que ni siquiera ha notado que no vamos para su casa.

No me ha vuelto a mirar en lo que llevamos de camino. No se que le pasa. Si ya hasta me abrazo.

¿Será eso? ¿Que me abrazo cuando estaba llorando? ¿En serio es tan penosa como para no querer hablarme e ignorarme toda la noche solo por eso? Ahg es que es tan rara. Solo fue un abrazo.

«Aja» La voz de mi conciencia se burla. ¿Que? Solo fue un abrazo. «Aja»

—Este no es el camino hacia mi casa—de pronto su voz neutra interrumpe mis quejas mentales hacia mi y hacia mi conciencia.

¡Por fin!

—¿Que?—pregunto solo para hacerla hablar de nuevo.

—Esta no es la direccion para mi casa, estas yendo a las afueras del pueblo—apunta hacia su ventana pero sigue sin reflejar ninguna emocion.

—Ah si, ya lo sé—repondo restandole importancia mientras me encojo de hombros.

Por fin logro captar una emocion de ella y comienza a verme algo frustrada.

—¿Que quieres Damian? Ya basta de tus juegos, solo llevame a mi casa— reniega recargandose en el asiento.

—No señorita—sigo manejando ignorando su tono quejumbroso—, ya casi llegamos, no puedo dar vuelta como si el pequeño viaje no hubiera valido la pena.

—Ahg, eres insoportable.

Voltea sus ojos azules de mala gana y una sonrisa burlona llena mis labios.

Ahí está la Luna que yo conozco.


______________________________

N/a: Holaaaaaaa!!!! ¡Estoy de vuelta! ¿Que tal andan? ¿De qué me he perdido?

Sí, lo sé, he estado demasiado desaparecida pero ya volví, ¿extrañaron a mis chiquitos?

Pero bueno, mejor ya no digo nada y mejor continúen leyendo ya que esto es una doble actualización por el tiempo perdido.

¡Vamos, lean, lean!

Lxs amo❤

Pd: solo para decir que los hermanos de Hefz tienen ocho años, si Damian dice que tiene diez es porque solo lo calculo ya que él no lo sabe en realidad, y no es como que le importe mucho preguntar, las cosas como son🤷🏻‍♀️

Pd2: ¿les gustó la interacción de los gemelos con Damián? La verdad que yo disfrute micho escribirla. Ese Tyler es un pequeño travieso, ¿cual es su favorito? El mío es Taylor, no se, es como un pequeño señorcito todo tierno jsjsjs.

Bueno, ahora si, ¡A LEER!

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