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🌱CAPITULO 17🌱

🚫ATENCION🚫
En este capitulo se verá una agresión pasada hacia un personaje de la historia. Recuerden que es ficción, les pido de favor que si son sensibles, no la lean y solo la salten. Sé que aunque los personajes y las actitudes de ellos no son las correctas, les pido respeto, no tanto a ellos (que si quieren los pueden odiar) sino a mi y a lo que escribo.

Por su atención, gracias.


🌱Samantha🌱



—¿Como?— pregunta Ludo preocupada, miro a Heftziba, observando como poco a poco baja su cabeza, avergonzada—¿Que quieres decir con eso?

Veo a mi ojos tristes, la cual los tiene llenos de lágrimas, mi corazón se aprieta, pero mis ganas de golpear a alguien cubre todo tipo de sentimiento extra en mi cuerpo.

—¿Esta diciendo que en realidad nunca fueron nada?— Malika le cuestiona expresando la confusión de todos.

—No, nunca fuimos nada— responde—, tu ya sabias, ¿no, Ian?

Lo observo intentando deducir que es lo que pasa, pero por más que busco una simple respuesta, los ojos de Chernóbil no expresan nada.

—Sí, algo así—solo se lleva la mano hacia la cabeza, apenado y sin decir nada más.

—¿Que paso, pequeña?—le pregunto con verdadera preocupación de que algo de lo que este imaginando haya pasado en realidad.

—Él...él...—escucho como su voz tiembla, al igual que noto como el ligero temblor de sus manos está ahí, incrementando.

—Él se excedió, hubo cosas que no estuvieron bien— interrumpe Chernóbil, haciendo que lo mire con recelo.

—¿Como cuales?—le pregunta Enzo, el cual, tiene las venas marcadas a los laterales de su frente y cuello, sus músculos están tensos, todo su lenguaje corporal gritando lo que el mío oculta.

Mi pequeña no dice nada. Se ve perdida, me imagino que recordando todo, reviviendo lo, eso no me gusta, me causa dolor, ya que no quiero que reviva sus miedos trayendo los de vuelta.

Un millón de pensamientos se cuelan por mi cerebro.

Pensar que el chico al que trate como un hermano toda mi vida  haya sido capaz de hacerle daño a la chica que más quiero en este mundo, me esta carcomiendo la cabeza. Todos los momentos que pasamos juntos, las risas, los momentos de pequeños. Cada discusión que tenían, esa tensión cada vez que estaban juntos, las miradas recelosas, todo se mezcla en mi cerebro como un collage haciéndome sentir aturdida con tanta información no confesada ni procesada.

¿Es por eso que Hefz no se reúne con nosotros el 30? ¿Porque siempre es en casa de Evan?

¿Que es lo que sucedió?—pregunto tragando mis lagrimas y esforzándome para que mi voz no se escuche rota.

Escucho como suspira pesadamente. Sus ojos nos miran.  Sus preciosos ojos celestes llenos de lágrimas y preocupación.

—Una vez...me propuso tener relaciones sexuales—escucho como su voz sale débil.

—¿Lo hicieron?—Enzo le pregunta.

Sus ojos reflejan su miedo, aunque estuviera intentando ocultarlo, yo podía sentir ese sentimiento que sus ojos tristes estaban transmitiendo.

Tiene miedo de ser juzgada.

Eso es lo que más la aflige, tiene miedo a que alguien la juzgue y por eso no puede decir nada.

Estando al lado de ella, tomo el atrevimiento de tomar su mano y apretar la. Con Hefziba hemos pasado cosas horribles y siempre hemos estado unos para otros, no iba a permitir que mi pequeña ojos tristes se sintiera sola, o sintiera que alguien la iba a juzgar, la pequeña estaba segura con nosotros y yo quería hacerle sentir que así era.

—Evan me gustaba...—escucho como dice, su voz siendo débil—. O bueno, eso creía. Nunca había tenido una imagen clara de lo que era estar enamorada de alguien. Lo más cercano que tenía era leer sobre eso en los libros que Mario me iba comprando conforme a mi edad.

La miro con una pequeña sonrisa débil, recordando cada una de todas las veces que llegaba sonriendo y brincando cuando decía que Mario le obsequiaba un libro, las veces en las que apretaba mi cuerpo en un abrazo cuando en su cumpleaños yo le obsequiaba el libro que tanto quería. Los gritos que pegaba al leer una escena cada que la acompañaba y esas sonrisas cuando decía que algo bonito pasaba en la historia.

»Yo no sabía lo que era estar enamorada, creo aún después de todo lo que ha sucedido, me lo sigo cuestionando—habla firme, aunque escucho un ápice de melancolía en su voz—. Evan fue el único de todos que se acercó a mi no solo por una amistad—aunque no los apunté, se que solo se refiere a Enzo y a Ian—. Pensar que algún chico, después de ver lo jodida que estaba, se fijara en mi o pudiera sentir algo más por alguien como yo, me cegó.

—Sabes que nosotros te queremos, te lo hemos demostrado—Enzo se quiebra totalmente ante nosotros—. Hemos estado para ti, tu eres lo más importante en nuestras vidas.

Lo miro, y las aceitunas que tiene por ojos, están llenos de venitas marcadas por el llanto.

Chernóbil por más que lo intenta es inútil. Puedo ver como se fuerza por contener todo. Como una bomba con una cuenta regresiva, bajando hasta el cero para poder explotar.

Para él, Hefziba ha significado más que solo una amistad. Aunque con Ludo siempre ha habido una conexión y siempre se la pasaban juntos, yo sabía que lo que había entre Ian y Hefziba, era un lazo de hermandad, más fuerte que cualquier cosa. Por eso el que él supiera algo de lo que había pasado con Evan, después de protegerla todo el tiempo como a una hermana y no haber hecho nada no me cabía en la cabeza.

—Lo sé, Enzo, lo sé—vocifera con desesperación—. Sé que me quieren, sé que todos se preocupan por mí, y joder, lo siento por ser una mal agradecida con ustedes y por no saber como demostrar mi agradecimiento.

La miro sorprendida por lo que dijo y por las palabras que utilizo. No quiero que se altere, necesito que este tranquila y que no fuerce a sus pulmones a algo que no pueden.

—¿De que estas hablando?—Ludo la mira y hasta podría asegurar que la borrachera que traía ya se le bajo.

—Quiero decir que, lo siento por ser mal agradecida—sus ojos celestes nos miran a cada uno—. Ustedes han sido tan buenos conmigo, han sido mis amigos, han estado en esos momentos difíciles para mi, me han apoyado y me demuestran su amor y preocupación a cada rato.

La miro sin comprender del todo.

»Ustedes me han demostrado el amor y el verdadero valor de amistad, siempre estaré agradecida con cada uno de ustedes aunque a veces no lo demuestre.

—No tienes que demostrarnos nada, nosotros lo entendemos—dice Malika en nombre de todos—. Sabemos que no ha sido fácil y lo entendemos, es por eso que siempre te mostramos nuestro apoyo. Porque te amamos.

—Por eso queremos saber que es lo que paso—la pronunciación de Ady solo me deja ver que además de Enzo, es la más destrozada de nosotros con todo esto.

—Evan fue el primer chico que besé—confiesa—. Yo me la vivía enamorada de la idea del amor, anhelando algo como en los libros, tener a mi propio novio de ensueño, estaba idealizada con tantas cosas, que al final terminé chocando con la dura realidad.

»La primera vez que lo bese fue por el reto, sí, pero en repetidas veces más, sucedió—veo como frunce su ceño, recordando todo—. Cuando bese a Evan por primera vez, no sentí gran cosa, no era igual a lo que había estado leyendo, no hubo mariposas, no hubo chispas, no hubo nada más que un roce de labios—regresa su vista a nosotros y el pigmento rojo invade sus mejillas—. Chicos, esto es una estupidez, no tiene sentido.

—Hefz, sigue, por favor—le digo yo queriendo saber si acaso la daño.

—Solo si te sientes segura—Malika apoya y esperamos su respuesta.

—Ya les dije, éramos niños queriendo experimentar nuevas sensaciones, pero el único que las experimentaba era Evan—suspira—. Evan es lindo, después de lo de mamá, él se acercó mucho a mi, es cierto que creamos conexiones nuevas y hubo algo de parte de ambos, pero no era amor, por lo menos no de mi parte, ahora lo puedo ver.

»Pensaba que tal vez yo no sentía nada parecido como en los libros, porque solo era ficción, porque eso en realidad no existía, que todo estaba exagerado solo para cautivará al lector—nos explica con verdadero sentimiento, haciendo que ame la forma en la que ella ama y ve las palabras—, pero no, yo no sentía eso, porque yo a Evan no lo amaba, o por lo menos no en la forma en la que él lo quería.

—¿Por eso dices que llego Aiden? ¿Porque a él si lo quieres?—Enzo parece armar el rompecabezas haciendo que le quede todo claro.

—A Aiden no lo quiero, solo me atrae, es igual que con Evan, con es algo de niños—no se escucha muy segura al final.

—No es de niños, Hefziba—aseguró aunque me duela—tu sientes algo por él aunque lo quieras ocultar.

Ella no dice nada más, y un pequeño silencio incómodo se crea alrededor de nosotros.

—No importa, Aiden no tiene nada que ver con esta conversación—dictamina intentando salvarse del tema, pero no se lo permito.

—¿Entonces porque dijiste que paso Aiden? ¿Porque lo dijiste, Hefziba?

—¡Porque me enamore de él!—grita, mirándome directamente solo a mi—. Porque me enamoré de él, porque me tenía como una tonta, porque sentía por él todo lo que no sentía por Evan.

—Lo usaste—la acusa Enzo, refiriéndose a Evan.

—No, claro que no—se defiende de inmediato—fue todo lo contrario.

—¿Que quieres decir?—Ludo pregunta.

—Yo...

—Evan le iba a proponer formar una relación—responde Ian—pero fue justo el día en el que Hefziba lo rechazó.

Los miro a ambos sin estar lo suficientemente segura de entender todo esto, al parecer no soy la única que no comprendió una mierda, porque Ludo, por primera vez en la noche, se dirige a él.

—¿Tu que quieres decir con eso? ¿Tu como lo sabes?

Chernóbil parece tener el efecto común cada que la ojiazul le habla, quedándose como un tonto sin poder hablar.

—¿Tu como sabes todo?—Ludo le vuelve a insistir.

—Porque yo le ayudé a él a prepararlo—responde él.

—E Ian llego justo a tiempo para salvarme— acompleta Hefziba.

Esto queda peor que antes y yo solo quiero saber si puedo golpear a Evan con toda la libertad del mundo, o que demonios es lo que tengo que hacer.

—Explicate—esta vez me dirijo al pelinegro.

—Evan ha estado enamorado de Hefziba desde que somos unos niños—comienza—él siempre me lo ha dicho y ha expresado cuando le atraía Hefziba.

—Aja, ¿y?—lo presiono con más información, porque eso no me sirve.

—Yo sabía todo lo que hacían, todo lo que pasaba, cualquier detalle que sucedía él me lo contaba—sigue y por lo que veo, Hefziba ya sabía de eso—. Él me había dicho que con Hefziba quería hacer las cosas bien, que se quería esforzar.

—¿Tu como lo sabías?—Malika se dirige a él.

—Porque él me lo decía—repite—. Al principio yo solo sabía lo que todos, que había algo extraño entre ellos y que no era solo una amistad, después él me lo confirmo diciéndome lo que sucedía entre ellos—explica.

—Luego yo le pedí un consejo, no sabía era lo que tenía que hacer con él ni con la confusión de sentimientos que tenía—interrumpe Hefz—. Yo no quería dañar a Evan, y no lo estaba utilizando, cuando Aiden llegó a mi vida, yo ya estaba decidida en dejar lo que tenía con Evan. Aiden solo fue como un incentivo.

—¿Y porque no lo hiciste antes?—escucho a Enzo.

—Porque tenía miedo—dice apenada.

—¿De que?—replica.

—De que nadie se volviera a fijar en mi.

Eso me hace apretar mi estomago en una mezcla de dolor y coraje.

Me duele saber que tan dura ha tenido que ser su vida para que llegue a pensar de si misma que nadie más la va a querer.

Ella está tan equivocada. Esta cegada por todo lo que ha pasado, no tiene una jodida idea de cómo son las cosas, y que nada en su vida esta perdido. Ella no se ha querido dar cuenta que todo tiene solución y que todo puede mejorar.

Esta tan encerrada en esa burbuja que ha creado para no salir dañada, ignorando por completo el hecho, de que solo se está haciendo más daño.

No me da lástima, no la veo como alguien frágil. La veo como alguien que ha recibido tanto golpes que ya ni siquiera sabe como defenderse.

Es difícil crecer con un trauma, con un dolor y creer que todo es tu culpa, y a Hefziba, era lo que más atormentaba, lo que más llenaba su pequeña cabecita equivocada. Ella no tuvo la culpa de lo que paso, solo fue una víctima más, sufriendo las consecuencias.

—Hefz...—escucho a Ady arrastrar sus palabras pero ella vuelve a hablar.

—Solo digo la verdad, de no ser por Evan, nadie se ha fijado en la chica de los pulmones dañados en estos diecisiete años—dice aparentando fuerza en su voz—. Y que cabrona, ni quiera pude sentir algo más por él. Como siempre lo arruine.

Quisiera negar pero se que por más que insista en decir que no es cierto, ella me llevará la contra.

—Un día, Evan llegó a mi casa—dice ella sola después de un largo silencio en el que nadie ha vuelvo a insistir—. Yo quería hablar con él, disculparme y expresarle que lo que sentía no era mutuo—escucho como sorbe su nariz—. Llego con unas flores, con una hermosa sonrisa y una camisa muy linda color azul marino. Él comenzó a hablarme de amor, de lo que sentía por mi, comenzó a decírmelo todo y con cada palabra que él decía, yo sentía que me encerraba y asfixiaba cada vez más.

»Cuando llegó, comenzó a besarme de cierta manera diferente—dice con exactitud— comenzó a tocarme, a besarme de una manera desespera y tan diferente que me hizo frenarlo en seco de inmediato.

La escucho con atención viendo como Ian tensa sus músculos como si él también lo estuviera recordando y lo estuviera sufriendo.

Nadie sabe que decir, nadie sabe como reaccionar, todos estamos en shock al escuchar lo que tanto tememos oír.

—Estaba ansioso, algo tenía diferente, su voz, su actitud, sus ojos, la forma de besarme, todo estaba tan diferente que no comprendí.

—Estaba drogado—Ian confiesa haciendo que todos lo miremos.

—¿Q-que?—a Ady se le quiebra la voz.

Escucho como maldice en voz baja, como si lo que dijo, fuera un error que no debía cometer. Se lleva las manos a la cabeza, frustrado, las baja de nuevo, suspirando y con los ojos llorosos sin poderlo aguantar más.

—Evan había estado en mi casa ese día—veo como tuerse sus dedos en ese tic tan característico de él, cuando esta estresado—. A mi casa había llegado...—se le quiebra la voz—había llegado mercancía. Yo... yo lo dejé solo un momento, juro que yo no sabía lo que había hecho hasta que se fue. Él se metió algo, de pronto, lo que había dejado en la mesa estaba incompleto. No se porque lo hizo, yo no le había invitado, el nunca antes lo había hecho, juro por lo que más quiero que yo no se lo di.

Cae como un niño pequeño a los brazos de Ludo y ella lo recibe tratándolo como a un bebé.

—Les juro que yo no le di nada—asegura con los ojos llorosos—se los juro. Yo no quería que nada de eso pasara.

Hefz lo mira sin ningún tipo de sentimientos en sus rostro. Él sigue en los brazos de Ludo mientras ella solo acaricia su cabello, dándole confianza y seguridad en sus brazos.

A veces no entendía a esos dos. Era más que claro que sentían cosas el uno por el otro, entonces, ¿porque no estar juntos? Ya no podían negar lo que sentían, ella lo quería, él a ella igual, no sabía porque se hacían tanto del rogar por algo que querían ambos.

Yo siempre he notado que algo pasa entre ellos, desde muy pequeña lo sentía así. Sentía que tenían una conexión, que eran almas gemelas y que habían nacido para estar juntos. No se porque después de casi tragarse el alma la primera vez que se besaron, no estaban juntos. No se que esperaban o que tenían miedo de perder, pero me parecía una estupidez que no estuvieran juntos.

—Eso lo explica, entonces—su voz neutra rompe el silencio.

—Hefziba, ya no sigas, no es necesario—Ludo le pide soltando unas lágrimas.

Era increíble como de lo que empezó como un juego, había salido esta escena en donde todos estamos llorando y preocupados por todo lo que sucedió.

Era increíble como las cosas podían cambiar tan solo en un segundo, haciéndolas totalmente diferentes.

—Quiero seguir, quiero soltar esto por siempre para que ustedes comprendan y que todo se pueda quedar en el pasado— insiste en continuar y nadie se interpone. Esta un poco más tranquila, esta serena y no le veo dolor, es como si tan solo estuviera contando un relato, en donde su único miedo, es ser juzgada. Obvio eso con nosotros nunca pasara, pero a veces el miedo te absorbe, te llena y te rompe, haciéndote creer que tu eres culpable, cuando tu solo eres víctima del detonante que cayó—. Lo pasé a la estancia y platicamos un poco, recuerdo que el ambiente entre nosotros estaba algo tenso, la platica también tomó un contexto inadecuado y él terminó hablándome de lo que sentía.

»Le dije la verdad, yo ya no quería seguir aparentando nada, eso de una forma también me hacía sentir mal a mi, no quería dañarlo y al ver sus ojos llenos de lágrimas al decirlo, algo se rompió también dentro de mi—algo en nuestro propio ambiente se comienza a poner denso mientras continúa—. Él insistió, dijo que podíamos llegar a algo, que podíamos intentarlo, pero mi corazón estaba ya para alguien más, lo admití, yo solo quise ser sincera con él, pero poco a poco vi como algo se rompió, para después apagarse. Algo en su mirada cambió, comenzó a decir cosas que no entendía, me dijo que era una mal agradecida, que era una estúpida y que nunca nadie me podría querer como él lo hacía—escucho su voz, y me duele que no lo sienta, como si pensara que se lo merecía, cuando eso no era verdad—. Me llamo puta, y cuando intenté acercarme a él para tranquilizarlo y pedirle perdón, me soltó un golpe en la cara.

Lagrimas de dolor comienzan a descender por mi rostro al tener la imagen de ella siendo golpeada por él.

La impotencia me llena al cuerpo pero no soy la única, todos tenemos la misma cara y el mismo lenguaje corporal que nos hace ver afectados.

Quisiera llorar más, gritar, ir a golpear a Evan, aunque eso no arregle o cambie nada, para después meter a Hefz en una pequeña caja de cristal para que nadie le haga daño.

—Intente pedirle perdón, yo lo que menos quería era dañarlo, pero solo seguía ofendiendo me—continua—. Después...algo cambio de nuevo, como si algo en su chip se hubiera receteado. Comenzó a acercarse a mi, me besó, siguió insistiendo en que podríamos estar juntos, que solo era cuestión de tiempo para que yo pudiera enamorarme de él como él lo estaba de mí. Intente alejarlo de mi, me había arrinconado contra la pared y me había retenido de los brazos para poder besarme. Su manera de besarme no era la misma, hubo algo que me dio asco, el miedo comenzó a llenarme el cuerpo y no dejaba de presionarme su cadera contra la mía.

—Lo voy a matar—el murmuró de Enzo la interrumpe—lo voy a matar, lo voy a golpear hasta que suplique perdón por todo lo que te hizo.

Malika intenta tranquilizarlo, pero él solo reniega. Había visto a Enzo molesto varias veces, pero nada como lo que estaba viendo ahorita. Estaba destruido y era eso lo que intentaba demostrar y sacar a base de un pensamiento erróneo de un momento.

—Enzo, por favor, no digas eso—Hefziba le suplica intentando acercarse a él—. Por favor, no le hagas daño, no te condenes.

—¿Como me puedes estar pidiendo eso, sabiendo que el te lastimo? ¿Como pudiste guardarlo?

—Porque no quiero destruir esto—le responde señalandonos—. No quería dañar nuestra amistad, no quería que todo cambiara. Solo quería fingir que nada había pasado y dejarlo en el olvido, bloquearlo—explica.

—No debiste guardarlo, eso no es sano—concuerdo con Adeline.

—No entienden—suspira—. Ian llegó y me lo quitó de encima, afortunada o desafortunadamente, como lo quieran ver, después de arrinconar me, no intento desnudarme, no me metió mano, ni toco alguna parte de mi cuerpo. Tengo vagos recuerdos de solo haberlo tenido muy cerca de mi, solo susurrando lo que podría pasar si fuéramos pareja. Despues de que Ian se lo llevara, en ese momento me sentí mal, pero poco a poco pude tranquilizarme. Días después él fue a mi casa acompañado de Ian y me pidió perdón—Ian solo se queda en silencio y la mira con mucho dolor—. Me pidió que lo perdonara pero en ese momento me negué rotundamente. Seguía herida de alguna forma, verlo me recordaba eso, por eso me distancie tanto. Seguía ofendida, no quería tenerlo cerca, pero me di cuenta de que ustedes lo notaban y eso dañaba nuestra amistad.

—No la dañaba, solo era...diferente—digo—ahora entiendo porque.

—Paso un año, cuando fue mi recaída, todos estuvieron ahí, él, incluso después de romperle el corazón seguía presente. Aunque fue incómodo al principio, tolere tenerlo cerca, sentía el apoyo de todos ustedes y después de casi morir, reflexione sobre todas las cosas. Tamara y Cynthia había hablado conmigo, siempre me han dicho que tengo que soltar las cosas, que eso le quita un peso de encima y hace que las cosas sean menos difíciles—asiento en comprensión porque ya he escuchado esas palabras mucho antes, yo se lo he dicho varias veces a ella, y una que otras veces, se lo llegue a decir a él—. Aunque me pareciera increíble, lo perdone, de alguna manera, sentí que era lo mejor.

—Pura mierda, Hefziba—exclama el morocho con la impotencia al mil—él no merece tu perdón. No se merece ni tu lástima.

La veo suspirar, nos mira a cada uno de nosotros y nos sonríe.

—Se que puede parecer raro que lo haya perdonado, pero, y espero que nunca me comprendan; cuando estás a punto de morir, algo cambia en la percepción de como ves las cosas. Sonara ilógico e irónico, pero no quería que se sintiera como yo me siento con mi madre. Nadie merece ser tachado de por vida con un error que haya cometido y ahora que se que estaba drogado, que lo hizo sin ser consciente de lo que hacía. Se que no es justificación de sus acciones, pero hemos estado juntos desde pequeños, lo único que podía imaginar estando inconsciente en esa cama de hospital, era dejarlos y que él se sintiera culpable.

—Se lo merece—dictamina Enzo.

—No, nadie merece sentirse culpable el resto de su vida, por un pequeño error—sus labios forman una sonrisa sin gracia, dándome a entender que esas palabras tienen otro significado—. Un día yo me iré, dejare de estar aquí y si eso del descanso eterno es verdad, y puedo seguir viéndolos desde el cielo, lo último que quiero ver, es que ustedes estén separados por mi culpa, y por algo que sucedió cuando teníamos doce y trece años.

—Tu no te irás, te vas a curar—aseguro, ella solo vuelve a darme esa sonrisa de lado que me apachurra el pecho.

—Lo único que quiero es que estemos en paz. Se que las cosas pueden cambiar de ahora en adelante que saben la verdad, pero, ¿les puedo pedir un favor?—solo asentimos— Quisiera que todas las cosas volvieran a la normalidad.

—Hefz, no pidas eso—suplico.

—Somos más que amigos, somos una familia. Y aunque si tengo que aceptar que he sido distante estos últimos días, meses y años—ríe haciendo que soltemos una pequeña risa—decir esto en voz alta después de mucho, me ha liberado, siento que me he quitado un peso de encima, y es uno que no quiero que vuelva a aparecer cuando veamos a Evan—pide—. Hay que admitir que no es el chico más brillante del mundo, pero no es un chico malo, solo es alguien que tomo una mala decisión al meterse eso en el cuerpo.

Escucho a Enzo resoplar y yo por mi parte parece que tengo los pulmones comprimidos, porque apenas y siento el aire pasar.

»Se que no será fácil y menos que de un día para otro, pero solo espero que todo esto termine siendo lo que es—hace una pausa ganándose nuestra atención—un mal recuerdo.

Instantaneamente, todo me devuelve al día con ella en el hospital, a lo que sucedió con su teléfono y la culpabilidad de lo que sucedió horas antes con Evan me revuelven el estómago al tenerla a ella enfrente.

—¿Puedo pedirles otra cosa?—pide con un hilo de voz. De nuevo todos asentimos—¿Podemos darnos un abrazo?

Una sonrisa se forma en mi rostro y poco a poco todos nos acercamos a ella en la cama para rodear la entre nuestros brazos. Dejamos el espacio suficiente para no aplastarla y que pueda respirar. Pasamos alrededor de cinco minutos en esa posición, en donde el ambiente vuelve a ser tranquilo, por un segundo sintiéndome de nuevo con trece años y abrazando la de la misma manera cuando despertó. O como cuando teníamos diez y era el cumpleaños de alguno de nosotros.

Nos adentramos en ese espacio de paz, en donde todo lo malo ha dejado de existir por un momento, dejando los malos momentos atrás, intercambiandolos por un próximo bueno.

Cada quien ha tomado su recorrido hacia su habitación correspondiente. Son pasadas las 3:00 a.m. y no podía permitir que ninguno se fuera a casa en la condición que estábamos.

Podíamos ser borrachos pero no pendejos.

La casa de mis padres tenía varias habitaciones extras que normalmente se utilizaban cuando venían familiares de visita, o en estos casos cuando venían ellos.

Malika se dormía con Adeline. Enzo con Chernóbil y Ludo sola. Por lo menos eso hoy. Cuando venía el castaño, las distribuciones habitaciones cambiaban.

Hefz siempre dormía conmigo. Estábamos terminando de arreglar la cama para poder dormir. Ya nos habíamos tranquilizado un poco y a ella era a la que veía más tranquila. No sabia como tomarlo, pero me alegraba no verla deprimida como siempre.

Al parecer mi mirada le pesó, ya que elevo sus orbes azules hacia los míos y me sonrió. Nos metimos a la cama rato después, y debía admitir que yo me sentía algo incomoda por recordar el asunto de su celular y todo lo que había pasado con Evan aquel día del hospital. Que el castaño fuera el centro de atención esta noche, hacia que me sintiera más culpable por todo lo que habiamos hecho él y yo en un arranque de celos y enojo.

La escucho suspirar y las palabras salen de mí como en automático mientras miro al techo.

—Sabes que no tenías que haber pasado todo eso tu sola, ¿verdad?—le hago saber.

—No tenía con quien pasarlo—solo responde.

—Me tenías a mi—le recuerdo.

Se queda en silencio sin decir nada. Nuestras miradas se vuelven a encontrar, y aún en la penumbra puedo ver como sus labios se elevan en una pequeña sonrisa triste.

—Sí, pero tú lo querías a él.

Me mira con calma, ninguna dice nada más, nuestras miradas siguen conectadas, ella muy tranquila y yo tragando grueso como respuesta ante sus palabras.

Entiendo perfectamente de quien está hablando. Me avergüenza que lo sepa porque no quiero que piense cosas que no son. No me permito seguir mirándola, así que miro directo al techo. Intento decir algo más para compensarlo todo, pero no encuentro las palabras correctas.

Ella ya ha dejado de mirarme y ha hecho lo mismo de mirar al techo, solo vuelve a suspirar.

—Buenas noches, Sam—es lo último que dice antes de quedarse dormida.








Despierto a eso de las 7:00 a.m. tengo una resaca horrible y agradezco mentalmente a que hoy hayan cancelado las clases por el consejo estudiantil y toda esa cosa del baile.

Miro a mi lado y la castaña de ojos bonitos esta plácidamente dormida aún lado. Parece una pequeña muñequita de porcelana, sus pestañas acarician sus pómulos y estos tienen un tono rojizo adornando esa área, dándole un toque más tierno, sus labios están rosados y su respiración es tan tranquila que apenas y se nota que este respirando.

Viéndola así, tan tranquila, veo como sus labios forman una pequeña sonrisa, se remueve un poco entre la cama, causando me la curiosidad de querer saber que está soñando.

Salgo de mi habitación después de cepillar mis dientes. Mi estomago ha comenzado a hacer ruidos extraños por el hambre y pienso en lo bien que estaría probar una de las ricas sopas cura resacas que prepara Ana.

Sonrió como idiota imaginando el sabor, pero recuerdo que como es mi casa, soy yo la que tiene que atender a los invitados. Maldigo en voz baja, caminando por el pasillo de las habitaciones.

Entre abro un poco la puerta en donde esta Malika y Ady, para encontrarlas recién levantadas. Les digo que pronto haré el desayuno por si quieren bajar y ellas me dicen que lo harán pronto. Paso por la habitación de Enzo e Ian, encontrándome nada más al moreno echado en la cama de una manera en la que me preocupa que le haya hecho daño a su cuello. Seguro tendrá un gran dolor de espalda cuando se intente poner de pie.

Mis cejas se fruncen al no ver a Ian por ningún lado.

Mis labios forman una pequeña sonrisa al estar imaginado lo que pudo pasar, y me encaminó a la habitación de Ludovica.

Abro la puerta sin tocar, esperando encontrarlos dormidos cuando me quedo estática en la entrada de la habitación al presenciar lo que tengo al frente.

Joder.

Los intensos y fuertes gemidos llegan a mis oídos dejándome sin comprender por un minuto. La imagen de ella de espaldas a él es lo segundo que capto, al ver como tira de tu cabello con fuerza y ella gime sin parar. Escucho como sus cuerpos chocan haciendo que desee arrancarme los ojos con un tenedor.

—No. Puede. Ser. —es lo único que me sale haciendo que ellos levanten su rostro hacia mi e intenten cubrir sus cuerpos lo antes posible.

—Sam...nosotros...no...no es lo que parece—no dejo que termine, azotando la puerta para salir corriendo lo más pronto posible a preparar el desayuno.

Como si estuviera loca, suelto una risa involuntaria al bajar las escaleras.

Estos idiotas.

Niego con mi cabeza y enfoco mi cerebro en otras cosas.

Hefziba ya ha despertado a la hora en la que terminó el desayuno. Preparar su comida fue más fácil, solo tuve que cortar un poco de manzana, bañarla en yogur de fresas y un poco de granola para poderla hacer feliz. A nosotros nos preparé siempre una sopa, no quedo como la que hace Ana, pero por lo menos no moriríamos intoxicados y con resaca.

Estamos Hefz, Malí, Ady y yo en la barra, desayunando, cuando veo a Ian y a Ludo bajar de las escaleras como unos niños pequeños.

Me les quedo viendo por un largo rato con una sonrisa maliciosa en mi cuerpo.  Ian se ha sentado alado de Ady y Ludo al lado de Hefz, justo a extremos diferentes, lo más lejos del uno del otro posible. Algo anda mal aquí, me le quedo mirando a la pelinegra intentando sacarle algo por la presión, pero solo se limita a hacerme una mueca para que deje de molestar.

Terminamos de comer en silencio. Ian se ha tenido que ir, cuando se fue, solo dio una despedida de mano al aire a todas, Ludo se limitó a mirarlo y no se dijeron más nada en todo el desayuno.

No se si arruinarles su sexo mañanero haya sido la causa de sus problemas, pero algo estaba raro entre ellos dos.

Para este punto, Enzo ya ha bajado a almorzar, nosotras ya hemos terminado pero nos quedamos donde mismo para hacerle compañía.

Enzo se encargó de poner música a un volumen adecuado para evitar taladrar nos los tímpanos. "I follow rivers" de Likke Li suena a través de la pequeña bocina, por toda la cocina.

Malika y Ady se han puesto de pie para bailar la. Todos somos risas y diversión, pasando un momento más ameno. Yo también me pongo de pie y comienzo a bailar con mis amigas al rededor de la barra. Enzo suelta vítores y hace señas con sus manos como si nos estuviera aventando billetes. Hefz nos aplaude y da pequeños chiflidos juntos con Ludo, la cual sigue sentada. Me extraña que no se haya parado a bailar pero no le presto mucha atención.

Escucho la risa de Hefz resonar por toda la cocina. La felicidad que me entra al cuerpo por escucharla así, no tiene nombre. Solo para hacer más show, hago una pirueta que sale mal, y termino con el trasero en el piso. Todos estallamos en risas y carcajadas haciendo que desee que esto fuera así siempre.

Después de nuestra mini sesión de baile, me encuentro con Enzo y con Ludo en la misma posición que antes. Malika, Ady y Hefz, han subido a sus respectivos baños para poder ducharse.

Termino de lavar los trastes y solo para confirmar lo que sospecho, le pido a Murphy que me pase un vaso de la barra.

La veo caminar extraño y hacer una mueca, lo cual me causa una pequeña risa. Se me queda viendo como si lo supiera lo que le pasa.

—¿Te dieron duro, eh?—pregunto causando que abra sus ojos hasta no poder más, y que el oreja larga de Enzo nos escuche y comience a reír.

—Callate—exclama, haciendo que me gane un golpe en el hombro por su parte.

—A la próxima avisen, por su culpa ahora tendré que lavarme los ojos con cloro—bromeo, aunque si lo pienso no es tanto una broma, quiero olvidar eso lo antes posible.

La noto algo nerviosa, como si quiera decirme algo. Termino de lavar el vaso y lo coloco en su lugar.

—Ya, dime, que sucedió—pregunto al ver que sigue con lo mismo.

—Sucedió algo con las sábanas—eso me hace fruncir el ceño—. Si quieres yo las lavo, no hay problema, no lo tienes que hacer tu...

Parpadeo un par de veces intentando agarrar señal con lo que me esta diciendo. Otro pequeño juego de miradas nerviosas por su parte, hasta que todo hace click en mi cerebro.

—¿Sabes que? Quedatelas—intento quitarle importancia—es más, quemalas si quieres. A mamá ni le gustaban—intenta insistir pero la detengo—. Solo cállate, Murphy, y desaparece con esas sábanas.

Me da un asentimiento con su cabeza, levanta sus dedos pulgares en forma de aprobación y sale corriendo de la cocina.

—Niños—escucho la risa de Enzo—¿cuando van a aprender?

Ambos estallamos en risas y compartimos un par de miradas divertidas.

El morocho y yo quedamos juntos en la cocina. Ya ha terminado de comer y hemos hecho uno que otro comentario chistoso para pasar el rato.

Miro el reloj y es casi medio día.

—¿Te molesta si te dejo?—pregunto ganandome la atención de mi amigo.

—¿Tienes algo que hacer?—muevo mi cabeza en forma de asentimiento—De acuerdo, no es como si esta fuera mi casa.

Río por su comentario gracioso y salgo corriendo hacia la entrada. Tomo las llaves del ganchito en donde estaban colgadas y las guardo en mis bolsillos.

—Luego regreso, no tardo—grito para que los demás me escuchen.

Subo a mi carro y comienzo a conducir a ese lugar al que ya he ido tantas veces y no visito hace mucho.

La culpa y las ganas de arreglar todo esto no me dejo dormir en toda la noche. Tal vez no sería la gran cosa pero esperaba que cambiara algo. Lo que Evan y yo hicimos aquel día estuvo mal y no tuvimos porque hacerlo. Hefz quería que todo volviera a la normalidad, okey, empezaré con todo desde el principio. Haciendo las cosas desde cero.

Detuve el coche. Ya había llegado y su casa estaba al frente.

Baje de mi coche y comencé a caminar por el pequeño jardín para llegar a su puerta.

Estando de pie aquí, me estaba cuestionando el porqué había hecho esto. Había sido tan repentino, ni siquiera me había cambiado y seguía con mi pantalón y camisa de pijama.

Toque a su puerta varias veces y esperándolo ahí, aquel valor que había sentido, había comenzado a evaporarse.

¿Que le diría? ¿Como? ¿Que explicación le daría?

De seguro ni siquiera me creerá.

El arrepentimiento apareció, y me ha empezado a hacer creer que esto había sido en realidad una mala idea. Lo enfréntate por primera vez después de mucho, y no estaba preparada.

Insisto de nuevo al tocar  y unos lejanos pasos se escuchan en el interior de la casa. Esto ha estado tan mal planeado que ni siquiera se si esta aquí para recibirme o lo hará otra persona.

Escucho como maldicen del otro lado, y el sonido del pestillo siento quitado me hace percatarme de que si abrirán la puerta.

Con manos nerviosas, veo como abre la puerta de su casa, mirándome con el ceño fruncido.

No comprende lo que hago aquí, ni siquiera yo estoy muy segura de lo que hago aquí, solo hubo algo que me trajo.

«La culpabilidad, deja de hacerte la idiota» Me grita mi subconsciente.

—¿Sam?—pregunta confundido. Veo como frota sus ojos azules con su mano como si la luz del día lo molestara.

Lo reparo un poco de pies a cabeza; esta descalzo, tal vez se acaba de levantar ya que sigue vestido con unos pantalones de pijama azul con rayas grises y con una camisa azul marino cubriendo su cuerpo.

Echo mi cabeza un poco hacia atrás para poder verlo a la cara, sin saber que decir.

—Hola, Aiden.









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N/a: Buenoooo... ¿Holi? ¿Que tal andan? Jsjsjsjs

No tengo palabras ante esto que escribí. Tengo miedo de todo lo que lean así que mejor correre y me esconderte debajo de mi cama🏃🏻‍♀️🏃🏻‍♀️🏃🏻‍♀️

Un capitulo demasiado largo, de verdad. Fueron más de 6,000 palabras de puro drama. Espero que les haya gustado, porque sino me aguitare, no prometo mucho, ya que siento que hasta cambiaré este capitulo después. Espero que lo largo del capítulo haya compensado mi ausencia por aquí👀.

¿Recuerdan el capítulo del hospital en donde los chicos le dicen a Hefz que casi pierden su celular? ¿Que Evan lo encontró? Buenoooo... ojo con eso👀

¿Aiden y Sam? 👁👁 Pfff a ver que pasa.

Como lo dije al inicio, pido respeto, no hablaré sobre Evan aquí, y tal vez luego suba un post en mi Instagram aclarando mejor todo lo que sucedió. Recuerden que esto es ficción por favor, y que yo más que nadie se como piensan y son mis personajes.

Creo que ya esto es todo por hoy. Si el capitulo te ha gustado, me gustaría saberlo con un voto o con un comentario. De verdad no saben lo bien que me ponen al leer sus comentarios, y ver sus votos, eso de una manera me motiva a más. Además de que me ayudan muchísimo a que la historia llegue a más personas.

Sin nada más que decir, chaiwis.

Lxs amo❤

-A. R.

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