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🌱CAPÍTULO 12🌱

🌱Adeline🌱


Mire el reloj de la cocina. Eran las 3:30 p.m.

Después de clases, los chicos y yo habíamos quedado en ir a ver a Hefz a su casa, mañana sábado por la mañana.

Había salido hace unos días del hospital, pero seguía sin poder asistir a clases. Por lo que entendí, los doctores le recomendaron pasar toda una semana en reposo.

—Ady, ¿has visto el pasaporte de tu padre?—mamá venía bajando las escaleras. Llevaba un bolso de mano y vestía una traje formal de color azul marino. Sus rizos rojos caían en caireles por sus hombros.

Mamá era alguien muy hermosa, aún para su edad, se seguía manteniendo fresca y sus facciones seguían siendo delicadas.

Ella y mi padre saldrían de viaje durante dos semanas, me dejarían sola en casa. El viaje había estado programado para hace una semana atrás, pero por todo lo que sucedió con Hefz, decidieron atrasarlo un poco.

Sinceramente, la soledad no era algo que me gustara, aunque suene estupido, me hacía sentir sola. No en cuestión de espacio, sino en cuestión de persona.

Me gustaba cien veces más pasar un buen rato con mis amigos, la compañía me hace sentir querida y más si era la de Hefz o Sammy.

Sabia que Ludo sacaría provecho de todo esto y querrá organizar una fiesta, siempre sucedía igual. Como mis padres viajaban mucho, mi casa era la sede de todas las fiestas organizadas por cierta pelinegra.

—Mamá ¿enserio tienen que irse?—le pregunte haciendo que su atención se posara en mi.

—Cariño, debes entenderlo—. Me dijo como si no lo entendiera, claro que lo entendía, pero me costaba hacerlo—. Tu padre y yo tenemos que trabajar mucho para poder darte la vida que te mereces.

«¿De que sirve tener la vida que "merezco" si no puedo tener a mis padres en ella? ¿A caso a ellos no los merecía?»

No es que fuera alguien mal agradecida, mis padres siempre nos han dado todo. Solo que el tiempo que pasaba con ellos, no se me hacía suficiente. Desearía tenerlos todos los días por la casa y que no pareciera que solo yo vivía aquí.

—Comprendo—tuve que aceptar.

—Ady, tu sabes que para tu padre y para mi no hay nada más importante que tu. Tu sabes que si por mi fuera, renunciaría a mi trabajo para estar siempre contigo, pero no puedo—acarició mi cabello—sabes que te amo, ¿verdad?

—Si mamá—muiste cabizbaja.

Mamá y yo teníamos una relación increíble, aunque no pasara mucho tiempo conmigo debido a sus viajes, el poco tiempo que estaba conmigo, solía disfrutarlo demasiado. Ella hacía que cada minuto valiera la pena.

A veces pensaba en cómo sería tenerla siempre en casa. Me imaginaba tanto como cosas buenas, como malas. Mamá tenía un carácter un poco especial, sentía que no congeniariamos siempre ya que tenemos unos temperamentos muy parecidos.

Con el tiempo logré asimilar que tal vez era mejor tenerla un poco lejos a veces.

—Ady, vete a despedir de tu hermano—papá dijo mientras se acomodaba las mangas del traje.

—Ya voy—le conteste—con la charla con mamá, creí que era hija única—ellos rieron un poco por mi comentario—. ¿Porque nunca lo dejan conmigo?—era algo que siempre me preguntaba. A mi hermanito siempre se lo llevaban a sus viajes, pero a mi siempre me dejaban sola.

—Ady, por dios—mamá dramatizo—en los días que nosotros no estamos, tu ni siquiera te quedas en casa, no creas que Helen no me cuenta que te vas a casa de Hefziba con Ludo y las chicas.

Tenía razón. Por lo mismo que no me gustaba la soledad, prefería pasar mis días sola en casa de Hefz, o con Ludo, cuando cuando organizaba fiestas.

Ludo enserio que tenía un problema con las fiestas, pero demasiado. Creo que tiene una obsesión.

Subí a la habitación de mi hermano para poder despedirme de él. Es un niño de cinco años muy risueño. Hay veces en las que me ha llegado a sacar de quicio, pero lo adoro con todo mi corazón.

Entre a la habitación y lo encontré sentado en su cama, como era muy pequeño sus pies no tocaban el piso, los estaba meciendo mientras miraba el piso.

—¿Eleasim?—lo llame y no contesto. Mantuvo su pequeña cabecita mirando al piso—. ¿Que tienes?

Él no contestó, ni siquiera levanto su mirada para verme, solo seguía meciendo sus piernitas.

—¿Eleasim?—lo tome del hombro y por fin me miro—¿Todo esta bien?—él nego—¿Que pasa?

—No quiero ir al viaje—dijo molesto—quiero quedarme aquí en casa. Todo esto es tu culpa.

Sus ojos me miraron algo molesto. Sabia que solo era un berrinche de un niño pequeño, pero no comprendía el porque de culparme a mi.

—¿Y como porque es mi culpa?

—Porque nunca estas en casa—sus ojos comenzaron a humedecer se—siempre estas con tus amigas. Nunca me prestas atención. Tu no me quieres.

Escucharlo decir eso me partió el alma. Yo lo amo, es mi hermano pequeño. No es que sea una mala hermana, siempre intento ponerle la mayor atención posible. Me duele que todo mis esfuerzos fuera en vano.

Acaricie su rostro y lo hice mirarme de nuevo, sus ojos y nariz estaban rojos, su pequeña nariz comenzaba a gotear un poco por el llanto.

—Eleasim, no digas eso—acaricie su rostro con ternura y limpie sus lagrimas—yo te amo mucho, eres mi hermano menor.

—Si yo fuera el mayor nada de esto pasaría—me interrumpió.

—Probablemente

—Agh, ¿porque tenías que ser tú la mayor? ¿Porque no pude llegar yo primero?—su actitud me hizo reír para mis adentros.

Como Eleasim era muy pequeño, mis padres todavía no le habían explicado como es que nace un bebé. Para él, yo gané una carrera entre los dos y por eso se enoja, porque piensa que por ser lento, llego a lo ultimo.

Cosas de niños.

Mire a mi hermanito, su cabello estaba algo alborotado, lo cual era raro. Mamá siempre lo mantenía en orden y arreglado. Era como de esos pequeños niños que ves en las revistas, que con tan solo tres o cuatro años tienen trajes más caros que una casa.

Bueno, Eleasim era una pequeña copia de mi padre. Cabello cobrizo, ojos color miel, piel lechosa, mientras que todos decían que yo me parecía más a mi madre, ojos verdes, pecas y cabello rojo anaranjado.

Eleasim me miró aún con sus mejillas mojadas y me apachurro mi corazón.

—Haremos esto, ¿okey?—propuse.

—¿Te quedaras a cuidarme?—una chispa de emoción se vio reflejada en su rostro, que me dolió mucho quitársela.

—No, no puedo—. Su rostro de tristeza me rompió—. Pero... les diré a mis padres que en el próximo viaje que hagan, yo me quedaré a cuidarte, ¿te parece bien?

Sus ojitos, aunque no mintieron la misma emoción, brillaron en esperanza.

—¿Lo prometes?—levanto su mano.

—Lo prometo—levante la mía e hicimos el saludo que habíamos inventado.

Después de un rato, bajé con mi hermano para despedirlos a los tres. Eleasim por ser más pequeño, es el que podía disfrutar un poco más de los viajes, no había tanto problema con que él faltara a clases, no tanto problema a si yo lo hacía.

—Te cuidas mucho, ¿okey, Adeline?—mamá beso mis mejillas antes de abrazarme.

—Si mamá, no es la primera vez que me dejan sola—le recordé.

—Y por favor, dile a Ludo que no rompa nada—papá dijo mirando el reloj que tenía en el antebrazo izquierdo.

—¿Que?—me hice las desentendida.

—Es increíble que piensen que no nos enteramos de sus fiestas-papá dice como si fueran de lo más obvio. Yo creía que no, siempre que hacía una fiesta, intentaba dejar todo en perfecto estado para que ellos no notaran nada extraño. Al parecer no había sido suficiente—¿Acaso se les olvida que crecimos con sus padres?

Ouh, eso.

Todos nuestros padres, incluyendo los de Hefz, menos la mamá de Ian, se conocían desde que teníamos nuestra misma edad.

Ludo dice que es un mal chiste americano. Ya saben, se conocen en la preparatoria, son amigos de por vida, se casan, tienen hijos y estos en un futuro son amigos de por vida. Así repitiendo el ciclo.

A mi sinceramente se me hacía genial. Si por mi fuera, haría lo mismo con los chicos, me parecía genial pensar en un futuro junto a mis amigos.

Sabia que Hefz y Malika pensaba casi igual que yo. Solo tendría que convencer a Ludo y a Sammy, ya que Ludo decía que no quería tener hijos, y Sammy detestaba a los chicos, seria una tarea difícil convencerlas, pero sería un gran plan.

—Si, ¿acaso se les olvida que Helen iba con nosotros a la misma escuela?—mamá continuo riendo, yo igual reí, hablar de la adolescencia de mis padres me parecía genial—. Helen y Connor eran tremendos en la preparatoria. No había alguien que los parara—mamá dramatizo.

Connor es el padre de Ian. Mis padres cuentan que que él y Helen—la mamá de Ludo—eran inseparables en la preparatoria. Es algo raro imaginarme a la madre de Ludo, con el padre de Ian, sabiendo lo que son Ian y Ludo y medio se traen. Pensar en ello se me hacía algo bizarro, ya que si ellos hubieran estado juntos, tal vez uno de ellos no existiría.

—¿Que harás el fin de semana, amor?—mi madre hacia siempre lo mismo, decía que tenía que irse, pero al final siempre se demoraba en la despedida.

En eso la comprendía, las despedidas eran lo peor. Me partía el alma pensar en que no volvería a ver a la persona con la que me estuviera despidiendo.

Tenía una mala experiencia con las despedidas. Mi abuela materna me había dicho que nos despediriamos por un tiempo, ella tenía que volver a su casa después de las vacaciones. Lo que yo no sabía era que ya no la volvería a ver, y aunque murió de forma natural, eso no le quitó el hecho de que nunca más la volvería a ver.

El miedo constante de que eso volviera a pasar, estaba presente. No quería perderla a ella. No sabía cuántas veces había pensado en el momento en que los doctores dijeran que habían hecho todo por ella. No podía perderla, a ella no.

—Iré con los chicos a ver a Hefziba —le dije a mi madre.

—Ouh, Baby—pronuncio emocionada. Eso me recordó a lo que había pasado con Ana y no comprendía como ella permitía que mi madre la llamara de esa forma—cuando vayas me la saludas. Y pídele una disculpa de mi parte por no poder ir a verla. Dile que espero que vaya el 30 a casa de Vero, ¿si?

—No estoy muy segura de que vaya—le dije recordando que Sammy había dicho que no había nada seguro.

—¿Que? ¿Porque?—escuche el claxon sonar y mi mamá pegó un brinco un poco asustada. Papá la está esperando en el coche, así que me apresure a decirle.

—Creo que solo no quiere volver a sentirse así.

—Quisera hablar con ella. Tal vez luego que diga a Ana si puede dejarla venir a la casa— asintió para ella misma como si se estuviera dando el permiso para hacerlo. Al tener una agenda ocupada, creo que agarras ciertas mañas.

—¿Porque le dices "Baby"—decidí preguntarle—. Hefz dice que solo su madre la llamaba así.

—Oh, no mi amor—dijo riendo por lo bajo—todos la llamábamos Baby, solo que Emma le encontró otro significado, por eso fue tan importante para ellas.

—A Hefz no le gusta que Ana la llame así—dije encogiendome un poco de hombros.

—Y es entendible—mamá dijo sorprendiendome. Ella continuó—para ella, el sobrenombre que le puso su madre, es algo importante para ella. Algo que la une a Emma—explico pero seguía sin comprender porque le molestaba que Ana se lo dijera—. Yo siempre la he llamado Baby, supongo que no lo ve como algo raro o diferente, ya que la conozco desde pequeña, además de que yo no intento ocupar el puesto de su madre.

Entonces entendí.

—Oye, no digas eso. Ana no es una mala persona—la defendi porque así lo era.

—Yo tampoco estoy diciendo que lo sea—mi madre se defendió—. Lo que intento decir es que, para Hefz, ella está intentando robar el lugar de su madre. Nosotros sabemos que no es así. Yo he hablado con Ana, y ella lo que menos quiere es que Hefz olvide a su madre. Ana no intenta ocupar el lugar de Emma, ella solo intenta ganarse un lugar en el corazón de Hefz.

Lo que decía mi madre tenía mucho sentido.

—Aquí, aunque suene feo, la culpa la tiene Hefz—dijo haciendo que me desconsertara de nuevo—no ha sabido querer recibir ayuda. Se ha quedado en su circulo vicioso de dolor. Se que esa niña ha pasado por cosas que ninguna persona debería pasar, pero ya es tiempo de que empiece a sanar. Se lo merece—. Mamá tenía razón. Hefziba merecía ser feliz—. Nos vemos corazón, portate bien, espero que Hefz esté mejor—beso mi frente antes de subirse al auto.

Papá estaba en el asiento del conductor y mi madre en el del copiloto. Eleasim estaba en los asientos traseros mientras leía un libro.

¡Leía un libro! ¿¡Que niño de 5 años lee un libro por su propia voluntad!? A veces pensaba que Eleasim no era mi hermano. No me mal entiendan, leer es genial. Era lo mejor que podía haber aprendido con Hefz, viajar a otros mundos, ver las cosas de diferentes formas, vivir en una realidad diferente. Todo eso era genial. Lo que no me parecía genial, era que mi hermanito de 5 años, estuviera leyendo un libro de matemáticas

De seguro sería un superdotado. Ya me veía en una mesa siendo su alumna y explicándome las ecuaciones que no entendiera.

Que mal, se supone que debería ser al revés.

Mi papá suena el claxon otra vez y agito mi mano de lado a lado para despedirlos. Cierro la puerta de mi casa detrás de mi y subo a mi habitación a no hacer nada.





Eran pasadas de las nueve de la noche. Mi casa se sentía muy abandonada. Estaba en mi cama pensando en que podría hacer.

Se me hacía raro que Ludo no me mandara mensaje para confirmar lo de mañana.

Iba a ser algo complicado tenerla a ella y a Ian juntos después de lo que había pasado.

Sinceramente no tenía idea de que escondían ellos dos. Desde lo del hospital habían estado un poco raro y todo, porque según Ian ese chico tenía la culpa. Pero yo no tenía ni idea de lo que ese chico pudiera tener culpa. Yo todavía le debía un agradecimiento, ya que él, literalmente fue la razón por la que Hefz siguiera viva.

Decidí alejar de mi mente el tema del hospital ya que no me gustaba mucho pensar es eso.

Mi teléfono vibró como por obra del destino y noté que tenía un mensaje.

Quiero verte...

Vi por la barra de notificaciones.

Ay, Alan.

Alan era un chico con el que había estado hablando hace unos días. No era nada serio, solo hablábamos algunas veces.

Alan era alguien muy atractivo. Cabello castaño oscuro, ojos color verdes, alto, y de una contextura normal pero un poco marcada. Me atraía mucho físicamente. Pero emocionalmente no tanto. No se si porque era que no estaba interesada en tener algo con alguien o simplemente él no me gustaba.

Debía ser más la primera, porque era claro que él me gustaba.

La puerta está abierta, puedes entrar por atras.

Solo recibí un «Ok» como respuesta.

Baje a abrir la puerta, porque era más que obvio que estando sola, no iba a dejar sin seguridad la casa.

Por suerte—supongo—Alan vivía a unas casas, no tardaría mucho en llegar.

Cuando llegue a la cocina y quite el seguro de la puerta, como si fuera por obra del destino, Alan abrió la puerta.

Su sonrisa tierna estaba sobre sus labios «de tierno este no tiene nada» mientras me miraba de pies a cabeza.

Llevaba unos shots blancos para dormir y una blusa de tirantes blanca que se transparentaba un poco, no llevaba brasier, por lo cual, sus ojos se quedaron en mis pechos.

—Alan, mis ojos están arriba— murmure divertida. Aunque no sintiera amor por él o algún sentimiento lindo, no entendíamos muy bien y estaba bien, no para tener sexo debías de conocerte de por vida con la otra persona. Podría ser algo casual y de una noche, y eso estaba bien. Así que por el tiempo en el que Alan y yo nos habíamos estado tratando, se había desarrollado una especie de confianza y en realidad el que mirara mis pechos, no me incomodaba en absoluto, todo lo contrario, solo quería hacerlo repelar.

—Lo sé—contesto aún sin mirarme a la cara—solo que quiero mirar más abajo—se acerco hasta mi y tomo mi cadera para acercarme a él. Sus labios cubrieron los míos y mis manos se enrrollaron al rededor de su cuello. Pude sentir como su respiración se tornó pesada mientras que con sus manos acariciaba todo mi cuerpo.

Enrosque mis dedos en su cabello y tire de él robándole un gruñido. El sonido era demasiado varonil que hizo que temblaran las piernas de inmediato.

—Sueltate el cabello—murmuró entre el beso. Obedecí deshaciéndome del moño alto que llevaba. Mi cabello cayó suelto sobre mis hombros, Alan los puso detrás de estos y me contemplaba mientras yo solo me moría por besarlo.

Sorprendiendome, Alan tomo mis piernas y me cargó, yo enrolle mis piernas en sus caderas y jadee al sentirlo duro contra mi.

No se que me pasaba con él, pero siempre que me besaba sentía que era capaz de hacer lo que él me pidiera, lo que fuera, y no me importaría, lo complacerla de inmediato.

Alan me sentó en el mármol de la mesa y sentí como metía su mano dentro de mis shorts.

Uhm...eso se sentía muy bien.

Lo abracé con las piernas acercando lo más posible a mí, hasta que recordé el error que estaba cometiendo.

«Mamá me mataría si se enterará lo que hice en la mesa donde comemos»

—Alan—murmure pero salió más como un gemido al momento de sentirlo besar mi cuello.

—¿Si?—siseo en mi odio.

—Arriba—indique refiriéndome a mi habitación. Tomo mis piernas y me cargo hasta llegar a mi cuarto. Cerro la puerta antes de dejarme en la cama. Me acostó mientras me seguía besando, y se colocó entre mis piernas.


—Adeline...—escuche a lo lejos que alguien pronunciaba mi nombre—Adeline...

—¿Alan?—vi una figura de cabello negro frente a mi, seguía dormida, por lo cual se veía borrosa. Sonreí inconscientemente cuando lo vi, pero al aclararse la imagen borre la sonrisa—. ¿¡Tu que haces aquí!?

—¿Se te olvido que teníamos planes hoy?—rayos ¿qué hora era?

—Ludo yo...—no sabía que decir. Me levanté pero caí en cuenta de la vergonzosa imagen que Ludo tenía al frente: Alan seguía dormido, sus largas pestañas descansaban sobre sus pómulos y su torso estaba desnudo, afortunadamente seguía tapado de la cintura para abajo ya que su ropa estaba tirada al rededor de mí cama.

Recuerdos de lo sucedido anoche aparecen en mi cabeza.

"—¿Quieres más?—el tono con el que salía su voz hacia estragos en mi cuerpo causando sensaciones que no me atrevo a decir en voz alta.

Sí...jadee ruidosamente ante él.

Pide lo como se debe..."

—Bien que dicen que los que comen callados, comen mejor—murmura Ludo entre risas haciendo que recupere la razón..

—Es "el que come callado, come las veces que quiere"—la corregi.

—¿Entonces haz comido más de una vez?—sentí mis mejillas enrojecer, al parecer este tema le divertía mucho.

—Ya, callate—le tire una almohada—¿como rayos entraste?

—Tengo llaves, tarada—me responde obvia—. Vístete—agarró el objeto en el aire—Enzo y Malika pasan por nosotros en media hora—me la regresa golpeandome en la cara.

Ludo bajo a la sala a esperarme mientras yo despido a Alan lo más rápido posible.

Justo después de que el se fuera, llegó Malika y Enzo. Tenía entendido de que Sam y Evan llegarían juntos y que Ian, llegaría aparte.

Llegamos a la casa de Hefz y Ana nos recibió con una sonrisa muy encantadora. Conversamos un rato con ella hasta que pasamos a la habitación de Hefz.

Todo lo que habíamos planeado para hoy, era una sorpresa para ella. Ella no tenía ni idea de que todos vendriamos a verla. Ninguno de nosotros quería que se sintiera sola o entrara en un cuadro de depresión. Era muy importante reanimarla, ninguno quería perderla.

Queríamos que se sintiera lo más acompañada posible. Eso a mi también me gustaba.

Al mirarnos cruzar la puerta, sus ojitos se iluminaron. Hefz estaba sentada en su cama leyendo un libro, tenía su cánula puesta y tenía una intravenosa en el brazo que le depositaba suero. Se veía un poco más delgada, estaba más pálida y sus ojeras eran mas visibles, su cabello castaño no tenía brillo, y su mirada estaba un poco perdida.

—¿Como estas?—escuche a Enzo preguntar.

—Como me veo—murmuró sarcástica. Eso quería decir que dentro de todo lo malos ella estaba bien.

—¿Que dices?—Ian se dirigió a ella—Si pareces modelo de Victoria Secrets. Eso la hizo reír.

—¿Te duele?—le pregunto Malika.

—No, ya no tanto—dijo un poco cabizbaja—cambiaron los medicamentos y con toda la semana de exámenes y estudios me siento algo débil.

Se le veía mal, tal vez había sido una mala idea haber venido. Entre todos nos miramos.

—¿Quieres que nos vayamos?—decidí pregúntale yo.

—¿Que? No, para nada—dijo de inmediato—me da gusto que estén aquí. Me aburro mucho estando sola en esta cama.

—¿Que? ¿Quieres que te traigamos a un chico?—Enzo le pregunto riendo. Hefz se sonrojo y le lanzó una almohada.

—Menso—dijo mientras ella reía.

—¿Como has estado?—Malika se acercó a ella.

—He tenido días mejores. Pero Ana dice que todo va mejorando, que no debo de preocuparme por nada—contesto—. ¿Ustedes que han hecho?

—Estuve organizando la fiesta del fin de semana—Ludo fue la primera en hablar, al escucharla me quedé perpleja.

—¿Que quieres decir?—le pregunte.

—La fiesta que haremos la próxima semana en tu casa—esta chica era increíble. No podía creerlo.

—Ludo, mis padres se fueron ayer y tu ya tienes organizada una fiesta?—inqueri.

—¿Que? ¿Querías que la organizara desde antes?—la muy descarada pregunto.

Todos comenzaron a reír por su cinismo, sacándole una sonrisa a Hefz. Después de un rato de platicar y de que los demás se pusieran al día. Le dije a Hefz los saludos que le mandaba mi madre.

Hefz al parecer también notó que algo raro pasaba con los pelinegros ya que no estaban juntos ni de dirijan la palabra como otras veces.

—¿Que quieres hacer?—le pregunto Sammy después de un rato.

—No lo se, podríamos ver una película-propuso Hezf.

—¿Que pelicula quieres ver?—Evan hablo por primera vez y toda la atención de Hefz estaba en él.

—Yo digo que veamos crepusculo—Malika propuso intentando cortar la tensión.

—No, esas mierdas si que no—le contesto Ian.

—¡Ey! No es ninguna mierda—Hefz defendió. Ian solo blanqueó los ojos.

—Yo digo que veamos La era de la extinción—Ian propuso y Evan lo apoyó.

—Hay que ver Harry Potter—dije yo intentando ser escuchada. Todos empezamos a discutir porque pelicula pondríamos. Todos menos Hefz.

—¿Tu cual quieres ver?—le preguntó Enzo al percatarse que ella no decía nada.

—Estaba pensando que podríamos ver El curioso caso de Benjamin Buttonse encogió de hombros al decirlo.

—No creo que sea una gran película para ver...

—Ian—Ludo sentenció dirigiéndole la palabra por primera vez en lo que llevábamos de tiempo aquí.

—Me parece una maravillosa idea—se retracta de inmediato. Ludo y él se se miraron un rato por lo sucedido. Para nadie era un secreto que estaban teniendo problemas, pero era chistoso ver como Ian actuaba seca de ella.

Pusimos la película que Hefz quería. La historia era muy bella. La habíamos visto como más de tres veces, y aún así nos seguía fascinando.

Bueno, era Brad Pitt, ¿a quien no le fascinaria?

—¿Aiden contesto?—Malika pregunto de pronto. Vi como Evan miraba a Sammy como compartiendo algo y también vi como Ludo miraba a Ian, ambas miradas estaban cargadas de algo que no logré descifrar.

—No—murmuró un poco decaída—. Me gustaría que pudiera estar aquí.

Eso me sorprende. Aunque Hefziba creyera que ocultaba sus sentimientos por cierto castaño, la verdad era que no, estaba más que obvio que ella sentía algo por él, no entendía porque siempre lo ocultaba, no tenía nada de malo sentirse atraída por alguien, pero al parecer ella seguía creyendo que nosotros no nos enterábamos de nada, y seguía negando lo que sentía.

—Sabes que podría...—Malika comenzó.

—No, no es así—respondió con intensidad.

—Pero Hefz, ¿porque eres tan terca?—la mirada de Hefz reflejo un sentimiento oculto, como si estuviera recordando algo, y se calmó.

—No soy terca, soy realista—dijo contestandole a Ludo—¿Para que vendría aquí? Ni siquiera somos amigos, no somos nada, él ni siquiera me interesa—volvió a mentir.

La mire y en su mirada había decepción. Conocía el sentimiento de no ser correspondido. Pero Ludo tenía razón, no todo lo debían hacer los hombres.

—¿Ya te dieron resultados?—Sammy cambio de tema.

—No-contesto—. Dijeron que tenía que regresar en tres semanas para hacer estudios de nuevo. Por lo mientras dijeron que podía salir sin usar la cánula.

—¿En serio te dijeron eso?—Ian no muy seguro le pregunto.

—Bueno, los doctores dijeron que sería mejor que la usara, pero mencionaron que podía seguir como antes en lo que daban los estudios. Llevar mi inhalador a todas partes y conectarme en la noche—explico como una niña pequeña.

—Hefz eso es algo estúpido—Ian protesto.

—Ian...—Ludo lo llamó pero no hizo caso.

—¡Es una estupidez!—gruño—Esta jugando con su vida.

—No estoy jugando con mi vida—Hefz alzó la voz—mis pulmones todavía siguen funcionando mientras estoy despierta. Solo no tengo que dormir sin la cánula.

—Hefz, es mejor que la utilices—Evan se ganó la ignorada del siglo, Hefz ni siquiera se molestó en verlo.

—Para ustedes es fácil decir que la utilice. Ustedes son los chicos con vidas perfectas y físicos envidiables. De mi se reirán, me criticaran y me verán como a una enferma—. Dijo exasperada—. ¡Estoy cansada que me traten como a una inútil! Estoy enferma, okey. Pero eso no me quita ni cerebro ni nada. Es mejor que no lo sepa nadie, una vez que lo sepan, me tendrán lástima, y me verán como una inservible.

—Hefz eso no es verdad—intente calmarla pero me interrumpió.

—Si lo es Ady, ¿cómo crees que me siento al saber que mis amigos me tienen lástima?

—Hefz, nosotros no te tenemos lastima—Enzo le explico.

—Estoy cansada de que me vean como la débil, que me vean como alguien enferma. Solo quiero vivir una vida normal, para que cuando sea mi ultimo día, pueda descansar sabiendo que no siempre tuve la sensación de estar enferma—escucharla decir eso solo me partió el corazón. Yo no quería perderla, no podría soportar eso.

—Hefz, te vas a recuperar, el tratamiento va a funcionar—Malika intento acercarse.

—¿Y si no? ¿Que se supone que haga?—inquirio molesta—¿Quedarme a ver cómo mis amigos disfruta de sus vidas mientras yo solo espero el día de mi muerte?

Todos nos quedamos en silencio. Supongo que no era la única a la que le dolía escuchar esas palabras.

Tal vez mamá tenía razón, y Hefz no quería salir de su circulo vicioso. Yo no la podía culpar, algunas personas nos gusta sentir eso porque creen que se lo merecen, cuando obviamente eso no es asi. Nadie debería castigarse y sentirse culpable por algo de lo que no tiene la culpa.

Esas personas sólo merecen ser feliz.

—Chicos, perdón por arruinarle la tarde—Hefz murmuró y sabía que se echaría la culpa de nuevo—Yo...

—Descuida—la interrumpi mientras secaba mis lagrimas—. Nos dio gusto verte.

Comenzamos a salir de la habitación y Hefz se quedó en su cama mirando sus manos.

Escuche a Ian murmurar algo molesto mientras salía de la habitación. Me quedé uno momento ahí hasta que tuve el valor de preguntar:

—¿Es por eso que no le hablas?—ella sabia a quien me refería. Ella solo asintió—¿Te estas quitando la oportunidad de ser feliz solo por miedo?

—¿De que me sirve intentar hablarle?—me miro por fin a los ojos—Las probabilidades de que me rechace son demasiadas, no es como que vaya a llegar y el automáticamente sienta algo por mi.

—Pero ni siquiera lo estás intentando—bufé molesta—te estas encerrando y negando a nuevas oportunidades.

—¿De que me sirve intentarlo, si mi felicidad y vida tiene un límite?—su voz temblo—disculpa si te ofendo en algo, pero tu cuerpo es perfecto. Tan perfecto que los chicos se fijan en ti, y no es que sea lo más importante del mundo, pero tienes a alguien que quiere tu cuerpo y lo desea. ¿Que crees que sea lo que un cuerpo como el mío pueda transmitir? Lleno de marcas, cicatrices, sin curvas ni nada favorable—se detuvo un momento mirándome—. Como dije, no es lo más importante, pero es un gran comienzo—otra vez se calló, dejándome a mi en silencio—. Ady, yo no puedo ser feliz... no como tu.

Me acerqué a la cama cuando comenzó a llorar. La abracé dejando que se liberara. Llorar siempre me ayudaba a sacar dolor, tenía la idea de que si Hefz lo sacaba todo, podría intentarlo de nuevo. Tenía la esperanza de que así fuera.

—Ey...—tomé su rostro entre sus manos obligando a mirarme—nuestra felicidad es subjetiva. No te estoy pidiendo que sea como la mía o como la de ellos, se feliz a tu manera, todo siempre debe ser por ti.

Bese su frente despidiéndome de ella. Se quedó un poco tranquila a la hora que la vi al salir del cuarto.

Solo esperaba que mis palabras la ayudarán. Esperaba de corazón que en Hefz hubiera un cambio. Quería que en ella hubiera un inicio desde cero.










__________________________

N/a: Holaaaa!!!❤
Otra vez yo por acá, ¿me extrañaron? Se que no ha pasado casi nada, pero no me podía aguantar.

No tienen una idea de cuánto disfrute narrar desde la perspectiva de Ady. Espero que se hayan podido dar cuenta de cómo es ella en realidad. Tiene sus propias cosas, su vida y aflicciones. La verdad es que yo la quiero mucho.

Tal vez con el tiempo otras personas vayan narrando la historia, por el momento solo será Hefz.

Aquí les dejo una foto del pequeño Eleasim. Se que muchos no sabían de su existencia, pero bueno, aquí por fin se los presento.

Como saben, estoy trabajando en algo especial que espero y puedan conocer pronto. Me da mucho entusiasmo, pero como lo dije en mis redes, para hacer lo otro que quiero, debo pausar esta historia, una buena noticia para todos, creo que encontré un orden en mi escritura y las actualizaciones de esta historia ya no demorarán tanto. Solo quiero que las cosas salgan bien, ya aclare un poco más mis ideas y me gusta como esta quedando todo.

Por cierto, ¿qué les pareció? ¿Les gustó estar en la mentecilla de Ady?

Creo que por el momento es todo por decir.

Chaiwis. Nos vemos en mis redes.

Lxs quiero.

Besos<3

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