Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌱CAPÍTULO 11🌱


🌱🌱🌱




—¿Cómo pude estar inconsciente dos días—miro desconcertada a la madre de Ludo.

—El calmante fue muy fuerte y en tu estado afecto de más. Ya estas mejor, pero el lunes en la noche...—niega su cabeza como si estuviera borrando algo de ahí— bueno, las cosas estaban mal—se sienta a un lado de la cama conmigo—. Pero dime, ¿Por qué te aplicaron un calmante?

—Fui a ver a Tamara—soy sincera con ella, al igual que Ludo, no le puedo ocultar nada.

—¿Tan mal estuvo la sesión?

—Toco temas sensibles—hago una mueca mostrando mi desagrado.

—¿Emma?—asiento—. Comprendo—suspira pasando su mano por mi cabello en forma de caricia—. Hefz te mentiría al decirte que no hay un día en que no la extrañe, pero debemos aprender a cerrar la herida.

—Pero no quiero dejar de quererla—me acurruco en su pecho sintiéndome destrozada.

—Mi amor, eso no quiere decir que la olvidaras y la dejaras de querer—sus brazos me rodean y comienzo a llorar—. Emma era la persona más alegre que pudiera conocer— asegura mientras me aprieta fuerte contra ella—.  Cuando éramos jóvenes creo que nunca la vi llorar. Era de las personas que siempre te sacaban una sonrisa con su mera presencia, a tu madre no le hubiera gustado verte llorar, de eso estoy segura.

—Pero la extraño—digo contra su pecho.

—Corazón, comprendo. Era mi mejor amiga, no hay un día que no la extrañe. Créeme que si pudiera pasar aunque sea 5 minutos con ella y tener una charla como antes, no pensaría dos veces en aceptarlo—toma mi rostro entre sus manos para acariciar mis mejillas y limpiar mis lágrimas—. Pero tú, corazón, tienes que crecer, tienes que superarlo—niego un poco sorbiendo un poco mi nariz—ya han pasado nueve años desde su muerte, no te puedes estancar, tienes que ser feliz, hacer tu propia vida y hacer que Emma se sienta orgullosa de ti

—Tía, siento que ya no puedo más, las cosas me cuestan, siento que ya no soy feliz—sorbo mi nariz mientras sigo llorando.

—Ay mi corazón, no sabes cuando me duele escucharte decir eso—siento como planta un beso en mi cabeza—poco a poco ¿vale? Se que tu puedes ser volver a ser feliz, tienes mucho que vivir todavía—intento contestar pero las palabras se quedan atoradas en mi garganta—. ¿Lo vamos a intentar vale? A tus padres no les hubiera gustado verte así, yo les prometí a ambos cuidarte y cumpliré mi promesa ¿de acuerdo?

Solo asiento mientras me alejo un poco de ella, tiene unas cuantas lágrimas en su rostro y se ve un poco hinchada, por lo que supongo que yo he de parecer tomate por tanto llorar. Ella limpia mis lagrimas mientras deja un beso suave en mi frente.

—De acuerdo—logro decir.

—Así me gusta, corazón—sonrío un poco haciéndome sonreír también—. Ahora dime—ella también se limpia sus lágrimas—¿Qué es lo que te hicieron que tienes tu hermoso rostro lleno de moretones?

—¿Ludo no te contó?—le pregunto confusa ya que Ludo no suele guardarse las cosas.

—Sí, pero quiero escucharlo de ti—me dice mientras nos acomodamos mejor en la cama—aparte no me explico muy bien, con eso de que ha salido mucho últimamente con un chico todo flacucho—se queja mientras voltea los ojos.

Eso me hace reír.

—Tía, pero si a ti Ian te cae bien—le digo sonriendo.

—No estoy hablando de Ian, es otro chico el que ha estado mencionando—pronuncia queriéndose hacer la enojada.

«¿Ludo sin Ian? ¿Qué rayos está pasando?»

¿Será que...

No. Ludo nunca presentaría a Lion con sus padres.

Si no es Lion ni Ian, ¿con quién rayos estaba saliendo?

—Ya luego hablaré con ella, pero me tienes que ayudar—me dice apuntándo me a la cara son su dedo índice.

—Claro—suelto una risita, pensativa. Helen siempre me saca risas al igual que tía Nora y Vero «Madres de Ady y Evan» Aunque si debo ser sincera, todos mis "tíos" lo hacían. Siempre me sacaban sonrisas, o por lo menos cuando los veía y no me había alejado de ellos.

Comienzo a explicarle como es que acabe en el hospital—bueno, lo que me dijeron y lo poco que recuerdo—me presta atención mientras hace comentarios divertidos cada que puede.

—Espera, ¿Dijiste Hale?—asiento—¿Qué ese no es el apellido del chico que te gusta?—siento mis mejillas arder y se que eso significa que han tomado un tono rojizo, me cubro el rostro mientras que Helen no para de reír—A ver, cuéntame ¿Qué más pasó?

Le sigo contando y le repito mil veces que Aiden no me gusta, que no lo amo y que ni siquiera es de mi total agrado, ella por su parte no para de reír por mi timidez al decirle ciertas cosas. Con ella puedo decirle las cosas como son y aunque me ponga roja, no es vergüenza en sí lo que siento, ya que con ella tengo una gran confianza.

—¿Ya vino el chico a verte?

—No, él no sabe que estoy aquí, y como quiera no tendría porque venir—digo como en mantra para mi misma.

—¿Cómo que no tiene porque?—inquiere—Hefz, por lo que me acabas de contar, el chico te ayudo, que lo haya echo significa mucho, y más por lo que dices que paso cuando te dejo en tu casa. Le importas, esos comportamientos no son solo de una amistad.

—No seas loca, eso no es cierto—le digo riendo—ni siquiera somos amigos.

—La loca eres tú, que no te quieres dar cuenta.

Volteo lo ojos resignando me a seguir escuchándola, es igual a Ludo, terca y testaruda.

Le platico la historia de esa noche hasta donde recuerdo. Lo único que me dijeron Mario y Ana, fue que el hijo de los vecinos les ayudó conmigo a traerme al hospital.

A mi mente vienen recuerdos de esa noche y lo único que se es que es un chico con cabellera negra y unos ojos que llamaron mi atención. No se si fue la falta de de oxígeno que me hacía ver cosas que no, pero podría jurar que sus ojos eran de diferentes colores.

—Ese chico estuvo aquí—pronuncia Helen—no se fue de aquí hasta que dijeron que habías despertado.

—¿Enserio?—asiente y un pequeño calor, inunda mi pecho—. No lo sabía.

—Le debes un "Gracias"—me sonríe.

—Sí, cuando lo llegué a conocer se las daré.

La mañana se me va en risas y anécdotas que Helen me platica, Fiorella y Vale también vinieron a verme «Madres de los mellizos y Sammy» haciendo que revivieran sus recuerdos de cuando eran jóvenes.

No me aburren, son lo mejor que me pudo haber pasado en la mañana. Escuchar historias de ellos y mi madre en la universidad me ponen de buen humor.

Fiorella se luce contándome anécdotas de cuando ellas eran niñas, diciendo como la chica de cabello castaño la sacaba de quicio y no soportaba verla cada día que salía de casa.

El estómago me dolía de tanto reír con ellas, geniunadmente y por alguna extraña razón, pude reír un poco, no era la risa más estruendosa del mundo, pero por lo menos era una risa real y sincera.

Una que no tenía hace mucho tiempo.

Me encantaba escuchar como es que se conocieron todos en la universidad y muero de la risa cuando llegan al punto de la historia en la que todas se pusieron de acuerdo para embarazarse al mismo tiempo, ya que su sueño era que sus hijos fueran amigos y salieran entre si.

Me divertía la idea de ver a siete mujeres embarazadas al mismo tiempo, eso de verdad que debió ser una catástrofe. La imagen de sus esposos alborotados por atenderlas de verdad que valía oro en mi imaginación. Había sido demasiado ocurrente y loco tomar esa decisión.

«La idea había sido de mamá»

A eso del medio día cuando las visitas de la mañana se acabaron, ellas se fueron.

Eran las 2:00 pm y era el peor momento del día. Me encontraba sola en la habitación a punto de pasarme la media docena de medicamentos. Lo hago y las ganas de vomitar aparecen, no lo hago, odio vomitar, así que me aguanto las ganas sintiéndome un poco mareada.

Que desagradable sensación.

—Toc toc—Cynthia se asoma por la puerta—. Ya es tiempo de comer, no sabia si querías comer en tu habitación, así que te venía a preguntar.

—Hola—la saludo—la verdad, me apetecería salir, ya estoy harta de estar encerrada en estas cuatro paredes.

—De acuerdo—la pelirroja sonríe—no tardes.

Sale de la habitación mientras jalo el carrito que sostiene mi oxígeno y comienzo a salir del cuarto.

Hago el recorrido necesario para llegar a los "comedores" del hospital.

Las instalaciones médicas del pueblo eran grandes. Contaban con lo necesario para que cualquier paciente pudiera ser atendido, y hablando un poco más en mi, las suficientes para mantenerme viva.

Contaba con tres pisos de bloque en donde se organizaba todo perfectamente por tratamientos, peligros en los pacientes y cosas así; el tercer piso estaba asignado para las cirugías, operaciones y todo paciente que tuviera que ir al área intensiva. La mayoría de mi pubertad la había pasado ahí, parecía que el hospital había sido más mi casa que mi verdadero hogar. El segundo piso era para los pacientes que ya estaban estables, en ese me encontraba ahora, según, fuera de peligro. Y el primer piso estaba divido en varias secciones; una, era la recepción, donde se podían encontrar los familiares de los pacientes y bueno, no hay que explicar mucho que es una recepción, es muy normal. Esa se encontraba justo al lado de lo que bien podían ser unos comedores aquí, era extraño que un hospital los tuviera pero suponía que estaban hechos para que los familiares o uno que otro paciente comiera aquí. Otra sección es la del prenatal o el cunero, por así decirlo, en donde llevaban a todos los bebés recién nacidos o prematuros. La última sección era la de emergencias, como su nombre lo decía  era para todos esos pacientes que llegaban de urgencia  como yo el jueves en la madrugada.

Aunque todo estaba estipulado por secciones y niveles, aquí en el hospital te podías dar cuenta que nada lo controla el ser humano, si no una fuerza sobrenatural que gobierna la tierra. Como por ejemplo, el incidente del domingo, ese señor ya estaba en el segundo piso, estable, y como quiera falleció.

Y justo por la misma razón por la que llegue aquí.

Sacudo un poco mi cabeza e intento borrar eso de mi mente. Lo que menos quiero estar hoy, es atormentada.

Afortunadamente ya no cargo con la incomoda bata del hospital. Como ya estaba en la segunda planta y supuestamente ya no corría peligro, me habían accedido a poder usar ropa cómoda para estar aquí. Ana me consintió trayéndome unos pantalones cómodos de algodón y una blusa simple que era muy suave y me reconfortan mucho. Cuando abrí la pequeña maleta de ropa, me sorprendió encontrar la sudadera del equipo de Aiden.

Comprendí todo cuando supe que Ludo había ayudado a armar la maleta de ropa. Puede sonar tonto o raro, pero al sentirla entre mis brazos recorde todo lo que había sucedido. Tocar la tela de alguna menera me hacia sentirlo cerca de mi, me reconfortaba, me hacía sentir protegida, aparte de que su loción era exquisita.

Había decidido traerla un rato. Me quedaba enorme, casi como si fuera un vestido muy corto en el que pudieran caber dos o tres yo.

Llegue hasta el área de los comedores. Camine unos cuantos pasos intentando buscar a Cynthia con la mirada pero no la encontraba por ninguna parte.

Mis ojos viajaron de esquina a esquina, pasando por todos los rincones del lugar—que era muy amplio—pero no había rastro de la pelirroja por ninguna parte.

—Hola luna, ¿me estabas buscando?— escucho una voz pesada hablar detrás de mi.

Giro mi cuerpo en busca del cuerpo proveniente de esa voz. Volteo mi cuerpo por completo, encontrándome con el chico con el que me topé hace unos días. Esta sentado en una pequeña silla al lado de una mesa, vestido completamente de negro haciendo que su blanca piel haga contraste con aquel color.

—Llámame loco, pero siento que me estás siguiendo—dice recargándose en la silla mientras se cruza de brazos.

—¿Disculpa?—suelto una risa irónica—Yo soy la que está internada, y yo te veo muy sano como para estar aquí, creo que la que se tendría que preocupar soy yo.

El chico suelta una pequeña risa haciendo que las pequeñas líneas de expresión en sus mejillas se marquen.

—¿Quieres sentarte?—pregunta amablemente.

¿Acaso era bipolar?

La actitud del chico no era nada parecida a la de la primera vez que nos topamos.

Tal vez habrá tenido un mal día, no lo se.

—¿No te molesta?—pregunto para asegurarme.

—Si me molestara, ¿tu crees que te invitaría a sentarte?—pregunta mientras levanta una ceja en tono burlón.

Si, aquí está de nuevo.

Solo tomo asiento ignorando lo que dijo. Acomodo el carrito de oxigeno a un lado de mí para que no me estorbe. Meto mis manos a los bolsillos de la sudadera sintiéndome un poco incómoda al estar frente a ese chico que no conozco de nada. Normalmente no socializaba con ellos ya que mi vergüenza me ganaba. En realidad no solía socializar con nadie más que con mis amigos, socializar con alguien más como que me daba miedo, infringían en mi burbuja.

—¿Qué es lo que haces aquí?—me pregunta.

—Paso unas hermosas vacaciones—sonrió irónicamente. El chico suelta una leve risa mientras la esquina de su boca se curva en una sonrisa ladina.

—Sabes que a eso no me refiero—menea la cabeza mientras sonríe.

—Tuve un accidente.

—¿Ah si?—se le escucha curioso—¿Qué te paso?

—Amm...pues...—dudo un poco—No tome mis medicamentos y me fui a dormir sin mi cánula puesta.

—¿Te querías morir?—cuestiona mientras coloca sus brazos cruzados sobre la mesa.

—¿¡Que!? ¡No!—respondo de inmediato—Nada de eso, solo me quedé dormida.

—¿Querías dormir para siempre y ya no despertar?—vuelve a preguntar en un tono que me molesta.

—No, solo fue un accidente—. Me encojo de hombros sintiéndome regañada por este extraño—. ¿Tu que haces aquí?

—¿Uhm?—me mira extrañado.

—¿Qué haces aquí? ¿Estas enfermo?—cuido mis palabras para no ofenderlo.

—No, solo vengo aquí a pasar el rato y leer, es relajante.

—¿Esto te parece relajante?—asiente—Si que eres raro.

—Los hospitales me relajan, el olor, el aura, puedes ver las perspectivas diferentes de cada una de las vidas—saborea las palabras con mucha emoción—eso es magnífico.

—¿Vienes a relajarte a uno de los lugares más tristes del mundo?

—Sí, el cementerio estaba cerrado hoy—hace un pequeño levantamiento de hombros como si no le prestara importancia.

—Confirmo, eres raro—quedo sorprendida ante su comentario.

—No porque a ti un lugar te parezca repugnante, a todos nos tiene que parecer así—lo escucha decir en un tono cansino. No contesto, en cierto punto tiene razón.

Desvío mi mirada de su rostro hacia la mesa y me encuentro con un libro de pasta negra en la superficie de esta.

Lo conocía, yo tengo uno igual.

—¿Es tuyo?—le pregunto con mi mirada puesta en el libro mientras lo señalo.

—¿Por qué haces preguntas tan tontas?—levanto mi vista hacia él mientras le frunzo el ceño—sí, es mío ¿porque?

—Solo preguntaba, ¿te gusta dibujar?—pregunto curiosa, el aura de este chico me causa una gran curiosidad, era demasiado atrayente, además se está comportando mejor que la última vez, así que debía aprovechar la oportunidad.

—Sí, ¿a ti?—me pregunta acariciando la pasta del libro.

—Un poco, como distracción, soy más de leer— sonrió un poco al decirlo.

—Sí, se ve—¿A que se refiere? ¿Qué quiere decir con eso?

Lo ignoro y él hace lo mismo poniendo su atención en su teléfono. Miro a mi alrededor y encuentro a la pelirroja a unos metros mientras mira a su alrededor (buscándome, supongo). Alzo mi mano y comienza a acercarse.

—Hola Hefz, aquí esta tu comida—escucho al  chico soltar una risa mientras la pelirroja deja la bandeja en la mesa—¿todo bien?—pregunta mirándolo.

—Si—se apresura a contestar él—solo paso un buen rato amigable con mi buena amiga Hefz—pronuncia mi nombre y vuelve a reír.

—¿Estas bien?—me pregunta a mi y solo asiento—si necesitas algo mas, llámame, ¿de acuerdo?—vuelvo a asentir y la pelirroja comienza a alejarse.

—¿Qué es tan divertido?—cuestiono al chico frente a mi mientras me cruzo de brazos.

—¿Cómo es que te llamas?—dice mientras aprieta sus labios conteniendo la risa.

—Me llamo Hefziba—se lo que se viene a continuación y llega mas rápido y descarado de lo que me imagine. El chico suelta una sonora carcajada mientras a mi no me causa nada de gracia.

—¿Tus padres te odian?—dijo mientras se seguía riendo—¿¡Que padre ta desalmado e idiota le pone a su hijo de esa manera!?

«Por favor, dime que no dijo eso» me pregunto a mi misma.

«Si, si lo dijo» me contesta mi subconsciente.

Es un idiota.

Él no lo sabe.

No importa, lo sigue siendo.

Un nudo se me atraviesa en la garganta, mi mirada comienza a nublarse, siento como mi corazón late desesperado por el descontrol que estoy sintiendo ahora mismo.

No siento nada más que coraje, nada más que repulsión, nada más que unas ganas de querer quitarle esa sonrisa tonta y cínica de su cara.

No pienso, no soy consciente de lo que hago, por eso al momento de pronunciar, ni siquiera se que es lo que digo.

—No lo se—una sonrisa sin gracia sale de mi boca—, si quieres voy a su tumba a preguntarles—las ganas me ganan y sin esperar una respuesta de su parte, me pongo de pie y me alejo del lugar dejando al chico con la boca cerrada.

—¡Luna! ¡Espera!—escucho como mueve las sillas y sé que se puso de pie para seguirme.

Continuo sin mirar atrás, la gente se me queda viendo pero no me importa, solo quiero encerrarme en el cuarto y esperar a que sea tiempo de largarme de aquí.

—Hefz ¿Qué pasa? ¿Estas bien?—escucho mientras siento unos brazos tomarme por los hombros, levanto la vista y me encuentro con los ojos oscuros y profundos de Ian.

—Hefz, tranquila, dinos ¿Qué es lo que paso? Parece como si hubieras visto un fantasma—la dulce voz de Ady aparece y vislumbro la silueta de Enzo detrás de ella.

—No qu-quier... estar... aquí—digo mientras abrazo a Ian el cual me recibe y me rodea con sus brazos.

—Tranquila—siento como acaricia mi cabello y espalda reconfortandome, de momento se queda en silencio, volteo un poco la vista y el chico de los comedores esta parado a unos metros de donde nosotros estamos—será mejor que entremos a tu habitación.

Ian me empuja gentilmente hacia el elevador y llegamos a la habitación mientras Ady me sostiene en un abrazo de lado.

—No vale la pena—escucho que Ian le dice a Enzo.

Ady y yo nos acomodamos en la cama mientras Enzo y él se quedan de pie.

—¿Qué es lo que paso?—los bellos ojos de Enzo me miran con preocupación

—De verdad, no quiero hablar de eso—contesto abrazándome a mi misma.

—¿Te estaba molestando?—pregunta Ian ignorándome.

—¡Ian!—pronuncia Ady—Ya dijo que no quiere hablar de eso.

El solo levanta su mano en señal de que guarde silencio.

—Hefziba, necesito que me digas si ese idiota te hizo algo—veo su enojo presente lo cual me confunde.

—¿Lo conocen?—los miro a los tres y solo comparten una mirada incomoda.

—Eso no fue lo que te pregunte—refuta—¡Dime que carajos te estaba haciendo!

—¡Ian! La estas alterando—Adeline lo interrumpe —Ya déjala estar, no vinimos a esto.

—No te quiero ver cerca de él ¿okey?—se acerca a la cama.

—¿De que rayos estas hablando?—no comprendo nada y su actitud solo me confunde.

—Tienes prohibido acercarte a él ¿¡Entendiste!?

—¡De acuerdo!—le respondo exaltada solo para callarlo— Suficiente, dejemos de hablar de él, que no me apetece.

—¿Cómo estas?— me pregunta Enzo.

—Mal, ya no quiero estar aquí, quiero regresarme a mi casa— expreso estresada de todo.

—¿Ya dieron resultados de los estudios?—pregunta Ady mientras acaricia mi brazo.

—No, no han dicho nada y ya me tienen harta con tanto estudio—digo recostándome en la cama.

—Vas a ver que todo va a salir bien— me apoya el morocho.

—¿Qué rayos es lo que traes puesto?—Samantha, la cual viene llegando a la habitación me pregunta en un tono que no puedo descifrar—¿Es la sudadera de Hale?

—No—niego rápidamente.

—¿Qué mierdas haces con la sudadera de Hale?—me pregunta Ian—¿Se la robaste? Pensé que ya lo habías superado ¿hasta donde va a llegar tu acoso?—comienza a reírse.

—No se la robe—respondo indignada—él me la dio la noche que hablamos. Y ya se los dije, ya lo superé—digo sin siquiera yo estar segura de que eso sea cierto.

El tema de Aiden siempre termina comiendo me la cabeza.

—¿Entonces para que te la pones? Eso es enfermo—la rubia hace una mueca mientras niega con la cabeza.

—Ay tu cállate—Adeline le responde con un tono quejoso—lo mismo hacías tú con voldemort

—¿Por qué voldemort?—pregunta Ian con el ceño fruncido.

—Por innombrable—respondemos las tres al mismo tiempo lo cual me causa una pequeña risa.

—Eso es tan infantil, ¿no están grandes como para seguir utilizando ese termino?—farfulla el pelinegro haciendo una cara de señora regañona.

—¿Tu que dices?—le reclama Sammy—tu también lo utilizabas.

—Si, como cuando tenia 13 años—contraataca defendiéndose—aparte ya ni lo recuerdo

—Fumar esas mierdas te ha afectado el cerebro—le dice Sammy riendo pero a los pocos segundos se crea un momento incomodo por el comentario.

—Como quiera, pronto se la regresare—digo ocultando la sensación extraña que me causa decir eso—tengo que ver como devolvérsela.

Ellos asienten y la rubia pronuncia:

—Me vas amar—pronuncia Sammy. Me le quedo viendo sin comprender y la veo sacar el dispositivo rectangular de su boso—Ana no se dio cuenta que lo sacamos de tu casa— extiende su mano y me deja ver mi celular entre ellas.

—Gracias, enserio—digo recibiendo mi teléfono emocionada.

—Casi nos da un infarto a Malika y a mi—comenta Enzo.

—¿Porque?—les pregunto mientras lo enciendo.

—Pensábamos que lo habíamos extraviado, pero Evan lo encontró—responde Ian.

—¿Quiénes fueron por el teléfono?—pregunto.

—Enzo, Malika y yo—responde Ady.

—Y entonces ¿Qué hacia Evan con mi celular?—no entiendo si punto.

—Ya te dijimos, él encontró el teléfono—me explica Ady.

—Okey—miro a Sammy y solo ignora mi mirada.

«Sospechoso» Ya que se mira nerviosa y se que entiende lo que quería decir pero aun así se quedo callada.

Cambiamos de tema y me informan un poco de como están las cosas afuera (escuela, tareas, exámenes).

La tarde se me va con ellos y a eso de las 6:00 pm me dejan de nuevo sola en mi habitación.

Jueves


Día 7 en el hospital. Aburrido como siempre.

Las cosas con Ana siguen tensas, pero no ha habido un momento bueno para poder hablar del tema.

He empezado a leer de nuevo

Siguen haciendo estudios y revisiones.

«No han habido resultados»

Domingo


Dia 10 en el hospital.

He estado sola, ya que en los fines de semana, tampoco están permitidas las visitas.

Hoy termine uno de los tres libros que me trajeron.

Me he sentido un poco mejor (físicamente hablando), mi cuerpo sigue débil, pero por alguna razón me he sentido mejor que hace unos días.

No he ido con Tamara.

Ludo, Ady, Malika y Sammy me dijeron que no había rastro de mi collar. Creo que debía hacerme a la idea de que lo había perdido, pero me costaba mucho despedirme de aquella pieza.

«No han habido resultados»


Martes


Dia 12 en el hospital. Solo faltan dos para que me den la alta.

Aiden no ha contestado mi mensaje, el cual habia enviado el viernes, ni siquiera lo ha visto, así que yo no volví a insistir.

Era un tonto.

Un tonto que me salvó.

Pero un tonto grosero.

Malika, Ludo y Evan vinieron a visitarme, son lo único bueno que he tenido, pero la presencia de Evan hace un poco incomodo el momento.

No he podido hablar con Ludo acerca de lo que me dijo su madre, espero que después me pueda explicar o decir que su madre solo se equivocaba.

De verdad me preocupaba la pelinegra, no sabia que pasaba con Lion ni con Ian, y ahora no sabia que pasaba com el supuesto tipo flacucho.

No he vuelto a ver al chico de la cafetería. Eso me alegraba.

Aunque le prometí a Ian no volverlo a ver ni entablar una conversación con él, lo cual no entendía el porque, y aunque su comentario me había hecho sentir mal, y si soy sincera no sabia como reaccionaria si nos volvíamos a topar, quería volver a verlo. No sabía si para reclamarle o meterle un golpe, pero quería verlo. Me intrigaba su actitud, aparte quiero averiguar el porque de decirme luna.

No tenia ningún sentido, él no conocía mi nombre, aparte este no tiene nada que ver con "Luna" ni por el significado ni por un diminutivo como el que me había dado mi mamá. También, como siempre me pasaba por ser un poco chismosa, quería saber de donde Ian y Enzo lo conocían, nunca lo habían mencionado.

No me sorprendería si solo fuera conocido por Ian—ya que por sus hábitos, tiende a verse con muchas personas que no conocíamos—pero Enzo, él no estaba nada relacionado con lo que hacia Ian, y la mayoría compartíamos las mismas amistades y nunca lo habían mencionado antes.

Ana se preocupaba por lo que llegaran a decir los doctores, ya que nunca habían tardado tanto en dar una respuesta. Esperábamos que para mañana ya hubiera una respuesta.

Porque hoy—como en toda la semana—no habían resultados.







__________________________

N/a: Hola, hola.

Se que en el capitulo anterior dije que tal vez seria una doble actualización, pero por problemas personales no lo pude subir, pero por fin, después de unos días, aquí esta el cap.

¿Que tal les pareció? ¿Opiniones?

Empezare a hacer esto con la esperanza de no ser ignorada (dejen sus respuestas)

Ian, ¿Por qué estará enojado?

Ludo, ¿Qué creen que sea eso que dijo su mamá?

Evan y Sammy ¿Qué onda con ustedes?

Muchxs me preguntan qué porque aún no he subido fotos de Damián si supiestamente ya salió en la historia, una disculpa, lo pondré hasta que se encuentre con Hefz.

Pronto, pronto.

Sin nada mas que decir, me despido. Si el capitulo te gusto, me encantaría saberlo con un voto o comentario.

Chaiwis.

Lxs amo.

Besos <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro